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Música e ideología

Antonio Hasbún-González
Prof. Tomás Koljatic

Introducción
A lo largo de la historia hemos presenciado múltiples quiebres políticos, sucesos que

marcan el desarrollo de civilizaciones y quedan en los anales de la historia. Estos procesos

siempre se manifiestan de diversas formas y afectan profundamente a la cultura, entendida en

su sentido más amplio. Por ejemplo, los horrores de las guerras a principios del siglo XX

moldearon la creación artística y la visión del mundo moderno, o como la caída del Imperio

romano de occidente definió la cultura en Europa para los años venideros, por más lejanos

que parezcan. Todos estos ejemplos resultan bastante evidentes en su relación causa efecto,

pero en el caso de la música, parecemos olvidarnos frecuentemente que esta puede transportar

las mismas herencias que cualquier otra área de la creación. Para efectos de este ensayo le

llamaremos a esta herencia ideología, y no en un sentido despectivo como si fuese algo que

hay que evitar a toda costa, si no como parte de la condición humana, como lo presenta el

filósofo esloveno Slavoj Zizek: un conjunto ideales o interpretaciones que se esconden detrás

de un lenguaje, y que interpretan la realidad de una manera determinada e inconsciente1. Esta

noción de la ideología nos permite ver que hay detrás de creaciones artísticas en la Edad

Media y el Renacimiento, dos periodos de profundos cambios, que por medio de este análisis

1
Zizek, S. (2014). El sublime objeto de la ideología (2.a ed.). Siglo XXI Editores, Argentina.
podremos entender de mejor manera, ya que es este componente ideológico el que ha logrado

influir en la creación músical de forma directa.

Canto gregoriano, ideología para la cohesión


La aparición del canto gregoriano no es azarosa ni espontánea en la historia

occidental, sino que responde a un conjunto de intentos por buscar un orden sociopolítico en

Europa posteriormente a la caída del imperio romano hacia finales del siglo V, suceso el cual

no sólo impulsará este estilo de canto cuatro siglos más tarde, si no que definiría las

relaciones sociopolíticas del mundo occidental. Esta aparición no es totalmente novedosa,

sino que proviene de la tradición anterior de los cantos romanos, también caracterizados por

su monofonía y la utilización exclusiva de la voz, lo cual facilitó el asentamiento del canto

gregoriano como canto oficial de la Iglesia.

Esta configuración paulatina de las tradiciones de la Iglesia no estuvo exenta de

polémicas referentes al rol de la música en la adoración divina, la tensión estaba entre sí esta

es propicia para la veneración, o las dudas sobre una potencial distracción del oficio divino.

Lo que observamos en esta situación es bastante sugerente, ya que no se estaba pensando en

la música desde ella misma, si no de acuerdo a si esta era o no beneficiosa para la adoración a

Dios, es decir, la música en este caso tiene un uso de herramienta para un objetivo mayor a

esta, debido a la ideología que la impulsaba. Esta cualidad, si la despejamos de los sesgos

propios de la religión, nos encontramos con que en el fondo del entramado hay una búsqueda

de instaurar una forma que sea la misma para distintos lugares, he aquí el componente

ideológico, ya que la reflexión no es: ¿cuál es la música más apropiada para el oficio divino

en un contexto determinado? Si no que la pregunta se formula la pregunta de manera más

universal: ¿cuál es la música más apropiada para el oficio divino? Lo cual nos muestra la

búsqueda de una forma que sea igual en cualquier parte que esté presente la Iglesia, dándole
así mayor cohesión, una necesidad imperante para el contexto de fragmentación del poder en

la época debido en gran parte al feudalismo, producido por la ausencia de imperios en la

época.

Todo esto decanta finalmente en que el Papa Gregorio Magno, al darse cuenta de esta

necesidad, mandó a recopilar una serie de cantos para el oficio, lo que posteriormente se

denominaría canto gregoriano, pero esta acción no la podemos observar como una simple

órden que fue ocurrencia de una persona en particular, sino que como un síntoma del

componente ideológico que se estaba formando gracias al contexto histórico, el cual no

funciona de manera individual, sino que es una visión compartida entre las comunidades

cercanas a la Iglesia de manera inconsciente. Esta ideología en resumen, corresponde a una

respuesta a la división del poder expresada como feudalismo, que busca por medio de la

Iglesia generar una cohesión en el territorio, es decir la ideología o visión de mundo, tiene un

carácter de unión e incluso de anhelo a las grandes organizaciones geopolíticas del pasado en

Europa occidental, como lo fue el Imperio romano de occidente, o como lo será (impulsado

en parte por un anhelo similar) el Primer imperio francés de Napoleón Bonaparte

(1799-1840)

La ética protestante, sensualidad vs divinidad

Ya terminada la Edad Media y llegado el Renacimiento, nos encontramos con que las

características que anteriormente identificaron al canto gregoriano (con su monofonía y una

clara separación entre las temáticas religiosas y las mundanas) se han venido desarrollando

por varios siglos hasta la llegada del Renacimiento, llegando así a un estilo que acoge más las

temáticas no religiosas (evidenciado en el uso de lengua vernácula y los significados de los

textos) y desarrollan (en comparación a periodos anteriores), la polifonía con una mayor

cantidad e independencia de voces, y la armonía con la ampliación de los intervalos


considerados como consonantes. Estas características que venían macerándose anteriormente

por compositores como Guillaume Dufay (1397-1474) o Josquin des Prés (1450-1521), dan

paso a una música que contiene un componente ideológico ligado a la Iglesia católica. Este

componente en muchos casos lo podemos observar cómo una sensualidad implícita,

pobremente oculta bajo el discurso de la divinidad. Ejemplo de aquello son las

representaciones gráficas como los frescos de Dios y Adán en la Capilla Sixtina hecho por

Miguel Ángel (1475-1564), los cuales se presentan no solo con una exaltación de lo divino en

la representación de Dios con los ángeles de fondo y la temática que es claramente bíblica, si

no que existe un componente sensual que se deja al descubierto una vez observado. Este se

manifiesta en la concepción de lo bello en los frescos, lo cual corresponde cierto tipo de

cuerpo con definidas características (hombres con cuerpos musculosos y ausentes ropajes).

Lo mismo lo podemos observar en el Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, en particular

en el culto al cuerpo humano (efecto del antropocentrismo renacentista), lo cual se relaciona

con lo mundano y lo sensual. Otro ejemplo interesante, pero esta vez dentro de la música, es

la obra “il bianco e dolce cigno” de Jacques Arcadelt (1505-1568), pero más específicamente

el texto que decidió utilizar y su manera de representarlo, el cual comienza dramáticamente

con la muerte predominando como concepto: “Il bianco e dolce cigno, Cantando more” para

al final del texto revelar el sentido oculto anteriormente, develando así la sensualidad en un

giro picaresco del significado de la palabra muerte: “Se nel morir' altro dolor non sento, Di

mille mort' il di sarei contendo”. En este caso la música acompaña al texto, ayudando al

oyente a entender está mutación de significado, en especial por medio de la armonía y el

contrapunto, ya que en el primer momento en que aparece la contradicción entre muerte y

felicidad2, el compositor se hace de un uso más expresivo del contrapunto para preparar una

2
Stran' e diversa sorte,
ch'ei more sconsolato,
Ed io moro beato.
cadencia intermedia en una tonalidad menor, generando así un primer giro irónico entre la

palabra “beato” (bendecido en español) y una sonoridad aparentemente contraria (menor).

Posteriormente vuelve a hacer lo mismo, es decir, parte con una textura con un contrapunto

bien acotado, casi exclusivamente homofónico, para posteriormente con la llegada de el

último verso “Di mille mort' il di sarei contendo”, nuevamente hacer un uso mayor del

contrapunto para así destacar el significado real del texto; “estaría contento de morir mil

veces al día” o, despojado ya el velo ideológico, “estaría contento de irme mil veces al día”

Esta interesante dualidad entre la religiosidad y la sensualidad que fue aflorando en

las creaciones posteriores a la Edad Media, se enmarcan dentro de una ideología relacionada

con la Iglesia católica en el Renacimiento, ya que podemos identificar que este componente

permea variados tipos de expresiones culturales ligadas a la Iglesia. Es por esto que con el

comienzo de la reforma protestante se produce un quiebre ideológico que posteriormente

definirá la música, incluso llegando a ser un factor importante entre las diferencias musicales

entre Antonio Vivaldi (1678-1741) y Johann Sebastian Bach (1685-1750) por ejemplo. Estas

diferencias nacen como una reacción a la ideología del catolicismo, la cual se manifiesta en

las expresiones artísticas como la sensualidad anteriormente mencionada, y los abundantes

adornos, elementos que el protestantismo busca eliminar en su nueva concepción ideológica.

Esta concepción ideológica del protestantismo, en resumidas cuentas, busca establecer

una relación más directa entre el creyente y Dios, para lo cual se propone eliminar la figura

del sacerdote y reemplazarla por un pastor (el cual no habla en nombre de Dios, sino que

actúa como un igual que guía al resto), despojar a las iglesias de el abultado uso de adornos y

por último la noción de que la fé es la salvación y no las buenas acciones necesariamente

como concibe el catolicismo (lo cual se manifiesta en el rechazo a la venta de indulgencia tan

utilizada por la Iglesia católica para autofinanciarse). Estos elementos y nuevas concepciones

moldean la creación musical, los cuales en su versión más apegada a la regla como el
protestantismo de Juan Calvino (1509-1564), nos llevan de vuelta a una concepción de la

música más cercana al canto gregoriano, tema el cual ya fue cubierto anteriormente, por ende

no veo necesidad de profundizar de nuevo en este. Por otro lado, un fenómeno más

interesante es la concepción protestante más cercana a Martín Lutero (1483-1546), quien a

pesar de ser una figura esencial en el protestantismo y definir en 1517 con las noventa y cinco

tesis de Nurenberg las bases de esta nueva rama del cristianismo, no fue tan duro como Juan

Calvino a la hora de definir el rol de la música en la religión. Esta visión de Lutero, debido a

su afinidad por la música, le permitió a esta arte progresar por un nuevo camino, el cual

estuvo marcado por una reivindicación de la espiritualidad en la música instrumental. En esta

concepción encontramos un nuevo elemento ideológico que no se había presentado

anteriormente de esta manera, el cual corresponde a una valoración de la música instrumental

como una vía directa de comunicación con Dios. Esto permite que los países (en principio

todos nórdicos) que adoptaron el protestantismo antes en la época como la actual Alemania,

Noruega, Holanda y Dinamarca por nombrar algunos, tuviesen cierta ventaja heredada en la

composición instrumental debido a esta nueva concepción ideológica. Este fenómeno lo

podemos ver de manera más evidente en la música de compositores del Renacimiento tardío

o Barroco temprano como Michael Praetorius (1571-1620 ó 1621) quien provenía de una

familia luterana, siendo su padre muy cercano a Martín Lutero3. Esto provocó que Praetorius

se limitara en su extenso catálogo exclusivamente a la composición de música protestante

(generalmente basada en himnos)4, confirmando así una influencia de esta nueva ideología

3
Blankenburg, W., & Gottwald, C. Praetorius [Schultheiss, Schultze], Michael. Grove Music Online. Retrieved
17 Jun. 2022, from
https://www-oxfordmusiconline-com.pucdechile.idm.oclc.org/grovemusic/view/10.1093/gmo/9781561592630.0
01.0001/omo-9781561592630-e-0000022253.

4
Ídem a 3. “Despite this urge towards universality, Praetorius nevertheless confined himself in his sacred music
to works – over 1000 of them – based on Protestant hymns and, to a lesser extent, to the Latin liturgy of the
Lutheran service of his time”
presente en el protestantismo, que representa en la música la búsqueda de la conexión directa

con Dios.

Conclusión

Este funcionamiento de la ideología nos permite entender de mejor manera como los

cambios profundos de la historia, haciendo un uso inconsciente de la ideología, logran

moldear la creación artística, en específico la composición musical. Esto es posible gracias a

la definición más actualizada de ideología que postula Zizek, ya que la definición de uso más

común la cual trata de refutar el autor, entiende la ideología como un par de lentes que te

permiten mirar la realidad con una interpretación distinta, por ende para hacer una

interpretación crítica sólo habría que sacarse los lentes, pero en realidad esta es mucho más

potente, ya que para el autor la ideología no son los lentes si no nuestros ojos mismos, son

nuestra experiencia de vida, todo lo que conocemos como cierto. Por ende su poder para

impulsar cambios es mayor ya que, como indica Zizek: “(...) la gente no sabe lo que en

realidad hace, en que tiene una falsa representación de la realidad social a la que pertenece”5

Es decir un funcionamiento inconsciente que altera la realidad e interpreta lo subjetivo como

lo objetivo, subjetividad que al ser compartida entre una comunidad es capaz de impulsar

enormes cambios, sin hacer excepción alguna en la música.

5
Zizek, S. (2014). El sublime objeto de la ideología (2.a ed.). Siglo XXI Editores, Argentina.
página 58.
Bibliografía

1. Fuller, D., & Gallagher, R. Plain-chant musical. Grove Music Online. Retrieved 22

Apr. 2022, from

https://www-oxfordmusiconline-com.pucdechile.idm.oclc.org/grovemusic/view/10.10

93/gmo/9781561592630.001.0001/omo-9781561592630-e-0000021893.

2. Blankenburg, W., & Gottwald, C. Praetorius [Schultheiss, Schultze], Michael. Grove

Music Online. Retrieved 17 Jun. 2022, from

https://www-oxfordmusiconline-com.pucdechile.idm.oclc.org/grovemusic/view/10.10

93/gmo/9781561592630.001.0001/omo-9781561592630-e-0000022253.

3. Zizek, S. (2014). El sublime objeto de la ideología (2.a ed.). Siglo XXI Editores,

Argentina.

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