Está en la página 1de 13

Detección de Incendios es un rubro complejo, no obstante es mucho más

sencillo de lo que se piensa. El presente artículo tiene como objetivo hacer llegar
a aquellos instaladores que aún no estén realizando instalaciones de Detección
de Incendios, aspectos básicos a considerar para incursionar en el rubro.
Esperamos les resulte de utilidad.
Zonas de detección
Para poder identificar físicamente el foco del incendio dentro del edificio, se
establecerán distintas zonas de alarma para la detección de incendios, estas
áreas (o zonas) se corresponderán con las zonas de la propia Central de
Incendios. Como máximo, en cada zona se podrán instalar hasta 25 detectores
de incendio.
La superficie de las zonas de detección no puede superar los 1000 m2 y deben
estar ubicadas en un solo nivel o piso. Los locales de escalera, cajas de
ascensores y tragaluces se definirán como zonas independientes.
Con respecto a los recintos, se podrán integrar varios en una zona de detección
si se cumplen estas condiciones:
Los recintos deberán ser contiguos y no mayor de cinco.
La superficie total no superar los 400 m2.
Que el acceso de los recintos puedan ser observados con facilidad.
La señalización del disparo de la alarma debe ser óptico y perceptible para poder
identificar la zona afectada por incendio.
Tipos de detectores de incendio
Para establecer el tipo de detector se debe tener en cuenta la probable
evolución del incendio desde sus inicios, la altura del local, las variables
ambientales y las causas posibles de falsas alarmas en las zonas protegidas.
Mientras más alto sea el local o cuanto más grande sea la distancia entre el foco
del incendio y el techo, menor resultará la concentración uniforme de humos.
Las áreas del techo con mayor altura, pero de superficies pequeñas, no se
considerarán o se las tomará como una zona independiente.
Determinación de la ubicación y distancia entre detectores
La cantidad y la distribución de los detectores está determinada por el tipo de
sensor, de la forma y dimensiones dela zona a proteger y de las condiciones
físicas del local a proteger.
La selección de los detectores a utilizar se establece en base a dos condiciones
básicas:
Identificación de un incendio en su fase inicial.
Minimizar las falsas alarmas.
Como regla general y en base a distintos reglamentos internacionales de
protección contra incendio se puede establecer una distancia de separación
entre detectores de 9 m, para cielorrasos planos y sin obstáculos entre la zona a
proteger y los detectores.
Si se considera que la mayoría de los locales a proteger son cuadrados o
rectangulares, con un detector ubicado en el centro del local se llegaría a cubrir
un área de diámetro 13 m. En la práctica se encuentran dificultades tales como
cielorrasos de distintos niveles, vigas salientes hacia abajo y divisiones que
obstruyen el paso del humo en dirección a los detectores, techos inclinados, etc.,
entonces la separación entre detectores debe variar en cada caso y a criterio del
proyectista.
Para que un detector tenga una efectividad del 100%, la altura máxima del techo
debe ser, como máximo de 3 metros. A mayor altura, la efectividad se reduce
con un coeficiente menor a uno, como ejemplo un detector colocado en un
techo 6 m. de altura, el rendimiento de éste se debe multiplicar por 0,64, lo que
hace disminuir la distancia entre detectores. La Norma IRAM establece las
condiciones de ubicación de detectores por su tipo y mediante curvas y gráficos.
Si la cantidad de zonas del techo fuesen mayores que la superficie permisible de
supervisión, cada una de estas zonas se tomará como un recinto único.
La distancia entre los detectores y las paredes no deben ser menores a 0,5 m. y
los detectores no pueden tener objetos que los puedan obstruir a distancias
menores a 0,5 m.
Los detectores se deben colocar tan próximos al del centro del techo como sea
posible, ya que esta es una zona de concentración de humos y calor.
Los Pulsadores manuales de aviso de incendio se colocarán de manera tal que
sean fácilmente detectables de forma visual, en las salidas de emergencia,
debiéndose corresponder con una zona física de incendio para identificación
rápida del local desde donde se lo accionó.
Se debe evitar instalar detectores de humo en:
Salidas o retornos de equipos de aire acondicionado. Debido a que las corrientes
de aire producidos por estos equipos puede producir acumulación de polvo en
los detectores, provocando falsas alarmas o funcionamiento defectuoso.
Lugares sucios o de mucho polvo.
En la intemperie.
En zonas húmedas.
En zonas para fumadores o que se pueda producir humo.
Cerca de artefactos de luz con lámparas de descarga, puesto que la interferencia
eléctrica que producen este tipo de artefactos podrían provocar falsos disparos.
En ambientes de temperatura muy alta o muy baja.
En ambientes donde se genere humo se instalarán sensores térmicos de
gradiente o de fusible de temperatura (por ejemplo: cocheras) y en lugares
donde haya artefactos donde se queme gas o cocheras donde se estacionen
automóviles que funcionen a GNC se instalarán detectores de gas.
 
Cómo diseñar un sistema de detección de incendio
Un Sistema de detección de incendio está formado principalmente por los
siguientes elementos:
Detectores
Avisadores manuales
Alarmas acústicas y luminosas
Central de alarma
Las normas internacionales de uso, instalación y mantenimiento de los Sistemas
de alarma contra incendio son publicadas por la NFPA (Nacional Fire Protection
Association) con sede en Massachusetts, EE UU.
Entre otros, laboratorios de ensayos normalizados como UL (Underwriters
Laboratorios, Inc) prueban los distintos dispositivos de acuerdo a las normas y
dan a conocer listados con equipos aprobados. Además autorizan al fabricante a
rotularlos con siglas, p/ej. UL.
Detectores
Existen en la actualidad distintos tipos de detectores:
Detectores iónicos de humo
Detectores ópticos de humo
Detectores de temperatura máxima
Detectores de gradiente de temperatura
Detectores combinados.
Detectores especiales.
Se describen brevemente el principio de funcionamiento de cada uno de ellos:
Detectores iónicos de humo
Al producirse un incendio, se liberan partículas visibles e invisibles de humo y
gases de combustión. La función del detector es percibir estas partículas y
accionar un circuito electrónico que envíe la información a la Central de Alarma,
para dar los avisos acústicos y luminosos correspondientes.
Los detectores iónicos constan de una cámara doble, ionizada por un material
radioactivo y un circuito electrónico asociado. La cámara está compuesta por
dos placas cargadas eléctricamente y una lámina conteniendo Americio 231 que
emite partículas alfa (núcleos de átomos de Helio).Estas partículas entran en
colisión con las moléculas de aire, desalojando los electrones de sus órbitas. De
esta forma se crean iones positivos y negativos que son atraídas por las placas
negativa y positiva respectivamente. Esto crea una pequeña corriente que es
medida por un circuito electrónico conectado a las placas.
Las 2 cámaras que conforman al detector son similares, con la diferencia que una
es cerrada y la otra abierta permitiendo el ingreso de partículas de humo. Estas
partículas de mayor tamaño, al entrar en colisión con las moléculas de aire
ionizadas, provocan una disminución de la corriente de ionización.
Cuando esta corriente es inferior a un valor predeterminado comparado con la
de la cámara cerrada no afectada por el humo, se produce la condición de
alarma. Detecta partículas cuyo tamaño puede variar entre 0,01 y 0,4
micrones.La presión atmosférica y la humedad si bien afectan la corriente
mencionada, al actuar en las dos cámaras por igual, no producen variaciones en
la medición por comparación.
Mundialmente se está dejando de utilizar este tipo de detector, debido a la
dificultad que presenta su desecho cuando deja de funcionar o se deteriora. Al
contener en su interior material radioactivo no puede ser tratado como un
residuo domiciliario. Si bien la cantidad de radiación emitida es ínfima y queda
totalmente confinada al detector, el contacto o la ingestión accidental del
material radioactivo podría producir serias lesiones.
En nuestro país, la CNEA, Comisión Nacional de Energía Atómica, ha dictado una
serie de normativas al respecto. Para proceder a su eliminación, se debe solicitar
los servicios del Departamento Coordinación de Prestaciones del Programa
Nacional de Gestión de Residuos Radioactivos. El organismo confecciona un
presupuesto que debe ser aceptado por el solicitante.
Recibida la conformidad, se confeccionará un CONTRATO DE ASISTENCIA
TECNOLOGICA DEL SERVICIO DE GESTION y una planilla de declaración
jurada del generador del residuo, por cada lote de detectores de humo
diferenciados por isótopo a eliminar. Entregados los detectores y finalizado el
trámite, la CNEA emitirá el CERTIFICADO DE TRANSFERENCIA DE MATERIAL
RADIOACTIVO que deberá conservarse.
Detectores ópticos de humo
El principio de funcionamiento de los detectores ópticos, se basa en la dispersión
de un haz de luz provocada por partículas de humo.
En una cámara oscura, se colocan un diodo LED y un fotodiodo. El haz del
emisor de luz LED, incide en un área donde no puede ser captado por el
fotodiodo en condiciones normales. Cuando hay presencia de humo en la
trayectoria del haz, la luz incide sobre las partículas de humo y se refleja sobre el
fotodiodo. Este, asociado también a un circuito electrónico, produce la condición
de alarma al recibir la luz reflejada.
Las partículas de humo que disparan a este tipo de detector tienen un tamaño de
entre 0,4 y 10 micrones. Como se puede apreciar, el tamaño de las partículas es
mayor en este caso que en el de los detectores iónicos, por lo que la velocidad
de respuesta es ligeramente menor aunque no significativa en un caso de
incendio.
Detectores de humo para ductos
Para la detección de humo dentro de conductos de aire acondicionado, se
utilizan gabinetes especiales en los que va montado un detector de humo. El
diseño de este gabinete permite una eficiente toma de muestras del aire que
circula por los conductos de aireación y mediante un adecuado montaje del
detector, se pueden detectar partículas de humo sin producir falsas alarmas por
la circulación de aire.
Barreras de detección de humo
Constan de un transmisor y un receptor de rayos infrarrojos pulsados. Disponen
en general de ajustes internos de dirección, alcance, sensibilidad y tiempo de
respuesta.
Si el haz de rayos infrarrojos se oscurece en un determinado porcentaje, se
produce la condición de alarma.
Si el haz se bloquea completamente, genera una señal de falla. Se utilizan para
cubrir distancias de entre 50 m a 100 m, lo que los hace sumamente útiles para
la protección de galpones o naves industriales.
Detectores ópticos de llama
Constan de dispositivos sensibles a la radiación infrarroja y ultravioleta de las
llamas, un lente y un circuito electrónico vinculado. Se utilizan generalmente en
sectores que contengan sustancias inflamables, tales como depósitos de gas y
combustibles, refinerías de petróleo y plataformas de exploración. Por este
motivo, se fabrican en gabinetes a prueba de explosión.
Algunos modelos disponen de circuitos electrónicos para testear la limpieza del
lente en forma continua. Tienen alta inmunidad a las falsas alarmas causadas por
reflejos, arcos voltaicos y otras fuentes de radiación. Son de alto costo.Se debe
tener en cuenta la importancia de la limpieza periódica que se debe realizar tanto
en los detectores iónicos como ópticos.
El polvo, la humedad y pequeños insectos pueden afectar la detección,
produciendo falsas alarmas. Si bien la mayoría de los detectores cuenta con
rejillas de protección, con el paso del tiempo acumulan en su interior partículas
que se encuentran en suspensión en el aire y deben ser removidas en forma
periódica. Los detectores se deben limpiar por lo menos una vez por año y si las
condiciones ambientales así lo exigieran, la frecuencia debería ser mayor.
Detectores de temperatura máxima
Los detectores de temperatura fija máxima o los termovelocimétricos, se utilizan
en lugares en los que las características ambientales hacen imposible el uso de
detectores de humo. Tal sería el caso de escenarios donde puede haber humo en
forma permanente o polvos, vapores y sólidos suspendidos en el aire. Como
ejemplo serían playas cerradas donde transiten camiones, cocinas o industrias
que liberen gran cantidad de partículas al medio ambiente.
Estos equipos exhiben un tiempo de respuesta considerablemente lento en
comparación con los detectores ópticos o iónicos por lo que se recomienda su
utilización sólo en los lugares mencionados.
Hay varios principios constructivos de detectores de temperatura máxima:
Con material fusible
El detector está formado por un elemento metálico de aleación eutéctica, que es
aquélla que tiene una temperatura de fusión constante. Los metales usados son
principalmente plomo, estaño y cadmio. Cuando se alcanza esa temperatura, el
material se derrite y por la presión ejercida por un resorte se cierra un circuito
dando señal de alarma. Generalmente el material fusible está adosado a una
placa colectora de calor que se desprende del detector al superar la temperatura
máxima. Esto lo torna sumamente seguro, pero lo inutiliza para una nueva
detección por lo que debe ser reemplazado. Las temperaturas fijas usuales son
de 57º o 87º.
Con lámina bimetálica
El elemento detector es una lámina o membrana formada por dos metales con
distinto coeficiente de dilatación, que al aumentar la temperatura se deforma
hacia un contacto fijo, cerrando un circuito eléctrico y dando señal de alarma. La
distancia entre los contactos determina la temperatura de funcionamiento, que
es generalmente similar a la descripta anteriormente.
La ventaja de este sistema, es que al disminuir la temperatura el detector se auto
resetea, quedando preparado para otra detección.
Detectores de gradiente de temperatura o termovelocimétricos:
Actúan en general, cuando la temperatura aumenta más de 8º por minuto.
Constan de una cámara neumática y un tubo capilar. Ante un aumento rápido de
la temperatura, se produce la expansión del aire contenido dentro de la cámara,
que dispone de un diafragma flexible. Este último lleva adosado un contacto que
al producirse la dilatación del aire, cierra un circuito dando condición de alarma.
Para mayor seguridad y minimizar las falsos disparos, se utilizan dentro del
detector 2 cámaras similares que deben actuar simultáneamente. Si el aumento
de temperatura es lento, el aire escapa por los respiraderos del tubo capilar y no
se dilata el diafragma.
Existen otros modelos de detectores termovelocimétricos que utilizan distintos
principios de funcionamiento, como aquellos construidos con termopares o los
electrónicos basados en compuestos metálicos que varían su resistencia eléctrica
con la temperatura.
Detectores térmicos combinados
Combinan los principios de funcionamiento de los detectores de temperatura fija
y los termovelocimétricos. Si no actúa este último porque la temperatura no se
eleva con suficiente rapidez, actuará el de temperatura máxima.
Como se ha mencionado en la parte 1, las normas internacionales de uso,
instalación y mantenimiento de los Sistemas de alarma contra incendio son
publicadas por la NFPA (Nacional Fire Protection Association) con sede en
Massachusetts, EE UU.
En particular la norma NFPA 72 trata la ubicación y separación entre detectores.
En nuestro país, las normas las establece IRAM (Instituto Argentino de
Racionalización de Materiales). La NORMA IRAM 3554 especifica las
condiciones que deben cumplir las instalaciones fijas contra incendio y los
sistemas de detección y alarma.
Normas Relacionadas
IRAM 3554 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de detección y alarma.
Proyecto y montaje de la instalación.
IRAM 3577 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de detección y alarma.
Métodos de ensayo prácticos con fuego para el control de la instalación.
IRAM 3551 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de detección y alarma.
Aplicaciones.
IRAM 3639 Instalaciones fijas contra incendio sistemas de detección y alarma.
Inspección periódica.
IRAM 3531 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de detección y alarma.
Definiciones y descripción de detectores.
IRAM 3558 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de detección y alarma.
Tableros de control y señalización.
IRAM 3528
Instalaciones fijas contra incendio. Evaluación del riesgo por el método de Pourt,
para la aplicación de sistemas automáticos de detección y extinción.
IRAM 3651 Instalaciones fijas contra incendio. Alarmas contra incendio.
Sistemas de espuma de baja expansión y de mezclas.
IRAM 3597
Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas hidrantes.
IRAM 3636 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas fijos de agua
fraccionada.
IRAM 3555-2 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de rociadores
automáticos de agua. Componentes.
IRAM 3556 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de extinción.
Dispositivos eléctricos de control.
IRAM 3632 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de extinción a base de
dióxido de carbono (CO2).
IRAM 3635 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas de extinción a base de
halon 1301.
IRAM 3668-1 Instalaciones fijas contra incendio. Sistemas fijos de extinción por
polvo. Requisitos generales.
Sin describir la totalidad de estas normas, se reproducirán parcialmente y se
comentarán los lineamientos básicos de las mismas para que el proyecto y la
instalación de los sistemas pueda realizarse correctamente.
Zonas de detección
La finalidad de dividir los lugares a proteger en zonas de detección es identificar
en forma inequívoca el foco del incendio. La superficie de las zonas de detección
no debe superar los 1000 m2. Deben estar situadas en un solo nivel o piso con
excepción de los recintos de escalera, tragaluces cajas de ascensores, que se
definirán como zonas independientes. Como máximo, en cada zona se podrán
agrupar 25 detectores automáticos de incendio.
En una zona de detección se podrán agrupar varios recintos, si se cumplen las
siguientes condiciones:
Que los recintos sean contiguos y no mayor de cinco y que superficie de los
mismos no supere los 400 m2.
Que los recintos además de ser contiguos, sus accesos puedan ser apreciados
con facilidad.
Que la señalización de alarma sea óptica y bien perceptible para identificar
correctamente una zona afectada por incendio.
Selección del tipo de detector de incendio
Para la selección se debe tener en cuenta la evolución más probable del incendio
en su fase inicial, la altura del recinto, las circunstancias ambientales y todas las
fuentes posibles de falsas alarmas en las zonas a proteger. Cuanto más alto sea
el recinto o cuanto mayor sea la distancia entre el foco del incendio y el techo,
tanto mayor resultará ser la zona con una concentración uniforme de humos. Las
zonas del techo con alturas mayores pero de pequeña superficie no se toman en
cuenta o se considerarán como una zona independiente.
La Norma IRAM sugiere la siguiente tabla para la elección de los detectores en
función de la altura.
 

 
Pautas generales para determinar la ubicación y separación entre detectores
El número y la disposición de los detectores es función del tipo de detector, de la
geometría del lugar a proteger y del entorno que predomina en el recinto
supervisado.
La elección del detector se realiza en base a dos premisas básicas:
La identificación de un posible incendio en su fase inicial.
La de minimizar las falsas alarmas.
Algunos reglamentos de protección contra incendio especifican una distancia de
separación entre centros de detectores bajo condiciones ideales de instalación
de 9 m, considerando cielos rasos lisos y sin obstrucciones entre el área
protegida y los detectores. Teniendo en cuenta que la mayoría de los recintos
son rectangulares o cuadrados, colocando un detector en el centro de una
habitación, se llegaría en condiciones ideales a cubrir un diámetro de 13m.
Como en la práctica se deben enfrentar problemas tales como cielos rasos con
distintos niveles, vigas de techo expuestas, espacios de almacenamiento y
divisiones que obstruyen el paso del humo hacia los detectores, estratificación
del aire o cielos rasos inclinados, la separación entre detectores varía de acuerdo
a cada caso.
Se debe considerar además que para que el detector tenga una efectividad del
100%, la altura máxima del cielo raso debe ser de 3 metros. A mayor altura como
por ejemplo 6 m, la efectividad se reduce al 64% por lo que la distancia entre
detectores debe ser menor.
En este sentido, la Norma IRAM establece las condiciones mínimas para la
disposición de detectores de acuerdo a su tipo mediante curvas y gráficos.A
título de ejemplo, para una superficie máxima supervisada por un detector de
humo de 60 m2, una inclinación del techo de hasta 15°, una distancia máxima
entre el detector y un punto cualquiera del techo de 5,8 m, la distancia
horizontal permisible entre detectores será de 7,7 m. Cuando los detectores
tienen que ser ubicados en techos con vigas, se tendrá en cuenta la altura del
recinto y las de la viga para determinar la cantidad de detectores a colocar. Si los
sectores del techo fuesen mayores que la superficie permisible de supervisión,
cada uno de estos sectores se considerará como si fuera un recinto propio.
El ejemplo sería considerar la protección con detectores de humo un recinto de
60 m2 con un techo dividido en sectores de 12 m2. En este caso se debería
colocar 5 detectores (uno por recinto) para lograr una protección efectiva. En
pasillos estrechos con un ancho menor a 3 m, se podrán colocar detectores de
humo hasta una distancia de 15 m entre sí.
En cielorrasos inclinados o a dos aguas, la separación de detectores en el plano
horizontal, tomando como referencia la línea vertical de plomada de la cumbre
del techo, debe ser de 1 m desde dicha línea vertical.
Otro aspecto importante a considerar es la distancia entre los detectores y las
paredes. Estas no deben ser menores a 0,5 m. Además la distancia horizontal y
vertical entre los detectores y las mercaderías almacenadas tampoco debe ser
menor a 0,5 m.
Cuando se instala un sólo detector, en una habitación o recinto, el mismo se
debe colocar tan cerca del centro del techo como sea posible, ya que dicho lugar
es óptimo para detectar un incendio en cualquier lugar del área cubierta.
Los detectores para conductos y sistemas de aire acondicionado son diseñados
especialmente para este uso, difieren de los expuestos hasta el momento y
deben cumplir las normas para trabajar con determinada velocidad de aire
dentro del espacio al que estarán destinados.
Los avisadores manuales de incendio se agruparán de modo tal que se pueda
determinar en forma rápida e inequívoca el lugar de procedencia del aviso. Se
montarán en forma bien visible a lo largo de las vías de escape tales como
salidas, pasillos, escaleras y en los sectores especialmente expuestos a peligros.
Deben guardar entre si una distancia no mayor a 40 m.
Los detectores de humo no deben instalarse en los siguientes lugares:
En corrientes de aire producidos por salidas o retornos de equipos de aire
acondicionado. La cercanía a dichos lugares puede producir acumulación de
polvo en los detectores lo que podría derivar en falsas alarmas o un
funcionamiento defectuoso.
En áreas muy polvorientas o sucias.
A la intemperie.
En áreas mojadas o excesivamente húmedas.
En lugares permitidos para fumar o que se puedan generar humos por escapes
de vehículos o partículas de combustión.
Áreas de fabricación con presencia de vapores fuertes o densos. La
concentración alta de gases más densos que el aire, tales como dióxido de
carbono, aumentarán la sensibilidad de los detectores. Gases menos densos
como el helio, los harán menos sensibles.
Cerca de artefactos de luz fluorescente, ya que por la interferencia eléctrica que
producen podrían generar falsas alarmas.
En ambientes muy fríos o muy cálidos.
Cuando existan dudas sobre la posibilidad de que se produzcan falsas alarmas en
lugares con presencia habitual de humo o gases de combustión, es preferible
instalar detectores de gradiente y temperatura máxima.
Los detectores de humo están diseñados para que el mantenimiento necesario
sea el mínimo posible, pero igualmente se acumula suciedad y polvo en los
elementos de detección, que pueden afectar su sensibilidad. Podrían volverse
más sensibles, en cuyo caso aumentarán las falsas alarmas. Si por el contrario se
vuelven menos sensibles, la señal de alarma se generará con una menor
anticipación en caso de incendio. Como las dos condiciones son indeseables, la
solución es la prueba periódica del funcionamiento de los mismos.
En la tercera parte se comentarán los procedimientos de prueba y
mantenimiento de los detectores de humo.
 
Inspección, prueba y mantenimiento de detectores
Se mencionó en la parte 2, que los detectores de humo están diseñados para que
el mantenimiento necesario de los mismos sea el mínimo posible. De todas
maneras la acumulación de suciedad y polvo en los elementos de detección
afectan su sensibilidad. Si esta aumenta, aumentarán las falsas alarmas. Si por el
contrario disminuye, la señal de alarma se generará con una menor anticipación
en caso de incendio. Como las dos condiciones son indeseables, la solución es la
prueba periódica del funcionamiento de los mismos.
Las normas internacionales que tratan el tema son NFPA 90A y la NFPA 72.
Todos los detectores deben ser inspeccionados visualmente al finalizar la
instalación y posteriormente 2 veces por año como mínimo. Se debe constatar
además que las condiciones ambientales no se hayan modificado. Para limpiar el
polvo de los detectores, se debe utilizar una aspiradora potente colocando la
punta de la boquilla tan cerca de los orificios externos como sea posible. Se
puede usar también una boquilla con cepillo integrado para ayudar a desprender
las partículas adheridas. En algunos detectores es posible extraer la cámara de
detección para efectuarle una limpieza más profunda. Para realizarlo se deberá
consultar el manual del fabricante.
Transcurrido 1 año de la instalación original y posteriormente cada 2 años se
debe verificar la sensibilidad de los detectores, siguiendo las instrucciones del
fabricante. Esto debe realizarse con el instrumental adecuado. Los detectores
pueden probarse utilizando un producto químico en aerosol para verificar su
funcionamiento.
La norma NFPA 72 establece que la sensibilidad de un detector no debe
probarse ni medirse con medios que no administren una concentración
cuantificada y definida de humo. La duración del rociado, la distancia entre el
aerosol y el detector, el ángulo de salida del rocío y la variación de las
condiciones atmosféricas pueden producir resultados erráticos. Por este motivo
es importante seguir las recomendaciones del fabricante sobre el gas, aerosol o
humo que se debe utilizar para probar los detectores.
 
Diagnóstico de fallas y motivos de las falsas alarmas
Ningún sistema de detección es inmune a las falsas alarmas. Cuanto mayor es el
número de detectores instalados, mayor será la probabilidad de tenerlas.
También esta posibilidad es mayor en una fábrica o en un laboratorio, que en
una oficina. Las cusas de falsas alarmas son numerosas y variadas, generalmente
motivadas por la mala ubicación de detectores y factores relacionados con el
medio ambiente. Entre ellas se mencionan las más frecuentes:
Ambientes con temperaturas extremas o con gran caudal de aire.
Sectores con presencia excesiva de polvo, suciedad o humedad.
Locales con presencia normal de partículas de combustión alrededor de los
detectores, como por ejemplo garajes o playas cerradas de carga de vehículos.
Instalación defectuosa en la que detectores y cables no se han protegido contra
la interferencia de corrientes inducidas de circuitos adyacentes, de emisiones de
radiofrecuencia y de otros tipos de radiaciones electromagnéticas.
Mantenimiento inadecuado que puede causar la acumulación de polvo y
suciedad en las cámaras de detección.
Factores esporádicos, tales como el encendido de equipos de calefacción del
inmueble luego de un largo período de inactividad.
Trabajos de remodelación edilicia o pintura que provoquen polvo de demolición
o de lijado de paredes.
Corrientes inducidas por descargas atmosféricas durante tormentas.
Invasión de insectos.
 
Supervisión  de los circuitos de detectores conectados a una central de incendio
Los circuitos que conectan los detectores de incendio al panel de control, deben
estar bajo supervisión continua para que una condición de falla que pueda
impedir el funcionamiento normal del sistema, sea detectada y anunciada.
Generalmente los detectores que se conectan a una central de incendio son de 2
conductores. Se alimentan y envían información a través del mismo circuito.
Las formas de conexión con la central se pueden diferenciar como Circuitos
Clase B o Circuitos Clase A.
Los Circuitos Clase B pueden diferenciar entre un cortocircuito (condición de
alarma) y una apertura (condición de falla). Este tipo de circuito se supervisa
haciendo circular una pequeña corriente y trabajando con resistencia de fin de
línea. Las variaciones de esta corriente de supervisión es procesada en el panel
de control, que emitirá un aviso de alarma si la corriente aumenta o un aviso de
falla si la corriente disminuye. Una apertura del circuito producido por el corte
de un cable, anula eléctricamente todos los detectores o avisadores conectados
después del punto de apertura.
En cambio, los Circuitos Clase A también pueden diferenciar entre cortocircuitos
y aperturas de circuito. La supervisión de alimentación eléctrica se efectúa
mediante la medición de la corriente y una resistencia de fin de línea que en el
caso de esta configuración, forma parte del panel de alarma.
Un circuito de Clase A debe iniciarse en el panel de control y retornar a él. Por lo
tanto habrá 4 conductores por circuito. Se desprende de esta consideración que
la central debe estar preparada y equipada específicamente para circuitos Clase
A.
Los conductores adicionales que en este caso se requieren, permiten al panel
supervisar el circuito desde ambos lados del mismo, sin que el funcionamiento
de los detectores sea afectado por un corte en el cable. De esta forma todos los
sensores pueden seguir respondiendo en caso de una condición de alarma
aunque exista un corte o un cortocircuito a tierra en uno de los conductores.
Centrales de Alarma
Se encuentran 2 tipos de tecnologías en materia de centrales de alarma que se
describirán brevemente:
Centrales Convencionales
Poseen zonas de detección generalmente terminadas con resistencias de fin de
línea. Aceptan de acuerdo a normas, hasta 20 detectores por zona. Pueden
disponer un número fijo de zonas o ser ampliables con módulos de expansión. La
información puede ser brindada por medio de LEDs o display LCD.
Son ideales para instalaciones pequeñas o medianas donde la señalización por
zonas es suficiente para una clara identificación de un sector donde se ha
detectado humo.
Tienen la ventaja de tener bajo costo y programación simple. Utilizan detectores
convencionales.
Centrales analógicas direccionables
Permiten una mejor identificación de los sectores ya que cada detector se
transforma en un indicador preciso e inequívoco del punto donde se ha
producido humo ya que por sí solo informa su estado. Las centrales no disponen
de zonas sino de lazos donde cada uno puede aceptar en el orden de 100
detectores y 100 módulos. A cada detector o módulo se le asigna un número
que es reconocido e indicado en el display LCD de la central en caso de
detección o falla.
Son los equipos recomendados para grandes instalaciones y permiten grandes
ampliaciones en forma sencilla. Los detectores analógicos pueden informar a la
central su estado de contaminación con polvo y ésta compensar el umbral de
detección logrando mantener un nivel de sensibilidad constante. Además
permiten un ajuste de sensibilidad diferente para cada detector de acuerdo al
sector donde estarán instalados.
Los módulos también permiten ser asignados con una dirección y ser acoplados
a los avisadores manuales, a dispositivos de control, controles de climatización,
compuertas cortafuegos etc. Las ventajas que presentan son una fácil
instalación, mejor registro de eventos, programación de entradas y salidas
flexible y mayor capacidad de expansión.
Se ha analizado someramente los distintos aspectos que se deben tener en
cuenta para la realización correcta de un sistema de detección de incendio. Pero
se considera que el proyecto definitivo debe tomar en cuenta todas las
particularidades del lugar a proteger y de haber sido estudiado en todos sus
detalles.
Autor: Ing. Juan de Dios De Rosa
Para Mayor información: info@gremioseguridad.com

También podría gustarte