Gabriel, el protagonista de la historia, intentará dar respuesta a la gran pregunta ¿Los
mecanismos de poder, opresión y censura terminarán por corromper su moral?
El planteamiento considera, la presentación del personaje protagonista. Gabriel, desde pequeño había observado como el mundo se construía a partir de mentiras, promesas vacías y la necesidad que proliferaba dentro y fuera de casa. Su infancia y adolescencia la pasó en una toma, junto a su familia. Su madre recogía metales en el basural para venderlos. Con ese dinero, comían él y su hermana. El padre ya no estaba. Gabriel no sabía de él desde que tenía tres años. Se había dado cuenta que las escuelas estaban erigidas en función de principios comerciales e intereses económicos, que su colegio era diferente al de los que pagaban. Gustaba asistir a las clases de interpretación dramática que se dictaban en formato de talleres en la plaza instalada cerca del colegio. Sentía que era un buen medio para educar a la población. Ahí conoce a quien sería su gran amor, Eva. Pero el mundo ya tenía su forma de funcionar. Nuestro protagonista lo detestaba y por ello siempre colocaba, en su jerarquía de valores, la honestidad, la verdad, por sobre todas las cosas. Se hicieron grandes amigos con Eva, pero llegó el momento de tomar decisiones y se separaron. Pasaron los años y Gabriel había conseguido Estudiar teatro y convertirse en un destacado actor y profesor universitario. Todo iba un poco mejor, eso hasta que un día los militares, a través de un golpe de estado, se hacen con el control del país. El nudo comienza con el país bajo las órdenes del ejército y sus generales. Al día siguiente de acontecido el golpe, Gabriel se encontraba, como de costumbre, en la escuela de teatro de la universidad. Un grupo de militares armados avanzan por los pasillos vestidos con su traje verde y sus armas sujetas apuntando al frente. Irrumpen en la clase, ponen de rodillas a un estudiante y lo acribillan frente a los demás. Luego se los llevan a todos, incluido a Gabriel, a un centro de reclusión temporal. Una vez ahí, después de varios días apartados del exterior, son visitados por un general. El hombre, todos los días asistía al recinto, tomaba a uno de los estudiantes y se lo llevaba, luego nunca volvían a saber de él. Y siguió así hasta que llegó el turno de Gabriel, el último en la celda. Lo levantaron y sostuvieron frente al general. Este le puso dos opciones: 1) tendría la posibilidad de participar de un proyecto para el gobierno militar o 2) moriría, como los demás. Acepta, quería vivir. El proyecto consistía en comandar a un grupo de personas, actores pro-dictadura y otros sujetos afines, para representar en los medios la realidad que la junta militar decidiera. Gabriel ve sometidas sus habilidades al servicio de algo mucho peor que aquello que pensó combatir. Pero era el precio por permanecer con vida. Al principio, las representaciones se reducen a simples retoques de la verdad. La noche después de ocultar un asesinato fue una tortura. Miraba por la ventana de su departamento hacia la calle y en él habitaba la culpa y responsabilidad de lo acontecido. Había sido invitado a una cena especial en el palacio de gobierno, seguramente para premiarlo por el trabajo realizado. El teléfono suena. Contesta, contra toda planificación, quién habla al otro lado, es Eva. Le pide que se reúnan. Eva le menciona que, como el buen actor que recordaba era, quería proponerle formar parte de algo grande. Consternado nuestro protagonista solicita explicaciones: Eva forma parte de un grupo rebelde, que busca acabar restaurar la democracia en el país. Necesita a Gabriel para una contra-campaña, que los ayude a posicionar a su bando entre los ciudadanos. Acepta, con todo el riesgo que esto implica. En lo siguiente, continúa trabajando para ambas organizaciones, pero poco a poco, incluye elementos de la propaganda rebelde a las representaciones exigidas por el gobierno militar. Un afiche en el fondo, una señal con las manos, una frase montada en otra. Una noche es invitado a comer en una cena con la junta militar. Para su sorpresa, sentada junto al general que lo detuvo esa vez en la escuela de teatro, estaba Eva. Gabriel es detenido por orden del superior. Al día siguiente, es expuesto frente a todas las gentes de la ciudad para su fusilamiento. De pronto, explosiones comienzan a sucederse en varias zonas de la ciudad y segundos después un sinnúmero de ciudadanos rebeldes se abalanza contra los soldados y generales. Los mensajes que había introducido nuestro protagonista en los medios, habían logrado su propósito. En el desenlace, se muestra a la gente recuperando el país y a Gabriel regresando a la toma a ver a mamá.