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Nicaragua está entre los países que tienen el “potencial” de experimentar olas de calor más

extremas de las que ya se han registrado, debido a la falta de preparación frente a la crisis climática
reveló un estudio publicado este martes (25/4/23) en la revista académica Nature Communications.
El informe destaca que Afganistán y la región centro americana son lugares vulnerables porque
también reportan un rápido crecimiento de la población, a la misma vez que un limitado acceso a la
salud y energía.
“Instamos a los responsables políticos en regiones vulnerables a considerar si los planes de acción
contra el calor son suficientes para lo que podría venir”, expone el estudio.
El grupo de científico (de Geo Ciencia, Ciencias Gráficas, Física Atmosférica, Oceánica y
Planetaria y de matemáticas y estadística) analizaron un conjunto de datos sobre el comportamiento
de las temperaturas desde hace 62 años para calcular cuáles son las zonas que puedan marcar olas
de calor record.

Hay que estar listos:


Los formuladores de políticas y los Gobiernos deben prepararse para eventos que superan los
registros actuales, particularmente con tendencias causadas por el cambio climático antropogénico
que aumentan la probabilidad de extremos, indica el informe.
Los expertos destacaron que las olas de calor se pueden percibir en cualquier lugar y en cualquier
momento, por lo que las regiones o los países que no han experimentado un evento extremo de
calor, es más probable que no estén preparados y por ende, tengan mayores impactos.
Actualmente los nicaragüenses sufren una ola de calor en la que el termómetro marcará los 40
grados con una sensación térmica entre 41 y 43 grados. Se prevé que este fenómeno prevalezca en
el transcurso de la semana, sin embargo, ni el MINSA ni INETER se han pronunciado al respecto.
Esto quiere decir que en todas partes se debe estar preparados para olas de calor extremas e
inverosímiles, según el documento.

Ejemplo de Acción:
Las olas de calor son mortales pero una mejor preparación puede salvar vidas, señala el estudio que
también recomienda planificar con anticipación para disminuir la mortalidad por extremos
climáticos.
Uno de los ejemplos de planificación fue Europa que, tras la mortal ola de calor producida en 2003,
cuando se reportaron más de 30,000 muertes y las temperaturas alcanzaron entre 45 y 47 grados, el
continente cambió su política de mitigación climática y ayudó a reducir los decesos en el 2006,
cuando se vivió una situación similar.
Los expertos involucrados en este estudio compartieron que parte de esta planificación puede ser la
organización de la calefacción de la ciudad, que incluyen acciones como establecer centros de
enfriamiento o reducir las horas laborales para los trabajadores al aire libre, y así puedan reducir los
impactos de calor.

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