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El Evangelio de Juan es único entre los evangelios porque se enfoca en la persona y las palabras de Jesús como manifestación de Dios, más que en sus obras y vida terrenal. Juan registra los milagros y parábolas de Jesús como testimonio de su divina gloria, e incluye declaraciones como "Antes que Abraham fuese, yo soy" que muestran a Jesús como el eterno Hijo de Dios. La crucifixión de Jesús en Juan enfatiza su sacrificio para la gloria de Dios.
Descripción original:
te servirá de mucho conocer un poco del evangelista juan
El Evangelio de Juan es único entre los evangelios porque se enfoca en la persona y las palabras de Jesús como manifestación de Dios, más que en sus obras y vida terrenal. Juan registra los milagros y parábolas de Jesús como testimonio de su divina gloria, e incluye declaraciones como "Antes que Abraham fuese, yo soy" que muestran a Jesús como el eterno Hijo de Dios. La crucifixión de Jesús en Juan enfatiza su sacrificio para la gloria de Dios.
El Evangelio de Juan es único entre los evangelios porque se enfoca en la persona y las palabras de Jesús como manifestación de Dios, más que en sus obras y vida terrenal. Juan registra los milagros y parábolas de Jesús como testimonio de su divina gloria, e incluye declaraciones como "Antes que Abraham fuese, yo soy" que muestran a Jesús como el eterno Hijo de Dios. La crucifixión de Jesús en Juan enfatiza su sacrificio para la gloria de Dios.
Juan ("Jehová es un dador de gracia") es un Evangelio único
en su gloria majestuosa. Aquí el Señor Jesús es manifestado
como el mismo Creador, el eterno, el unigénito Hijo de Dios, enviado del Padre para revelar plenamente Su gloria. Esto es mucho más que autoridad, servicio o gracia, pero es la luz y el amor del eterno Dios. Él es aquí el Objeto de nuestro culto y adoración. El Evangelio, por lo tanto, no es sinóptico (es decir, proporcionando una vista general de la vida y de las obras del Señor en la tierra), como son los otros tres, sino que presta especial atención a Su persona y a Sus palabras, como atestiguadas incluso por Sus enemigos: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!" (cap. 7: 46). Los milagros y parábolas aquí registrados también proporcionan un más claro testimonio a Su divina gloria personal. Es aquí donde encontramos aquellas palabras pronunciadas por Sus labios, "Antes que Abraham fuese, yo soy" (cap. 8: 58). Y los siete "Yo soy" del Evangelio de Juan son bien conocidos. La calmada, noble dignidad del registro de Su crucifixión con seguridad atrae, también, nuestra absorta atención; porque aquí se ve el carácter de holocausto de Su servicio, todas sus palabras como holocausto de olor grato para Dios - el sacrificio ofrecido predominantemente para la gloria de Dios. La dulce sencillez del libro le confiere un poder de atracción para el menos inteligente; y sin embargo, sus profundidades más ocultas de significado han despertado la sincera admiración de los más profundos eruditos.