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A nivel mundial los estudios sobre cambio climático han generado alertas

importantes sobre la presencia de cambios extraordinarios en el clima global, pero


también es necesario entender que “Las condiciones de cambio climático e
impacto potencial en las regiones más vulnerables son interpretadas con base en
el clima actual” (Magaña et al., 2000:35) por lo tanto es importante estudiar de
manera más regional y puntual el clima, y de esta manera obtener resultados
particulares para así poder determinar si en realidad se están presentando
cambios específicos en un clima local. Caso específico el estado de Jalisco.
Uno de los problemas para un análisis de este tipo son los pocos estudios
regionales climáticos nacionales. No fue hasta 1992 cuando México comenzó a
formar parte de la Convención del Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático. Antes de esta fecha, los estudios nacionales sobre el tema eran nulos.
Unas de las razones era el poco apoyo económico para el desarrollo de estas
investigaciones así como la escasez y el difícil acceso a la información. Ante esta
situación, no queda más que remitirse a algunos datos básicos históricos que
hablen sobre las condiciones climáticas y agrícolas para poder dar cuenta si hay
cambios importantes en la actualidad y así poder entender las variaciones, en
caso de presentarse

Ante estas enormes dificultades, valdría la pena preguntarse ¿qué es lo que se


entiende por cambio climático? Para el caso, se podría contestar diciendo lo
siguiente: en el transcurrir de nuestra vida cotidiana, se puede observar que el
estado del tiempo tiene a lo largo del día y de las estaciones del año un
permanente cambio en la temperatura, la precipitación pluvial, la intensidad del
viento, etc., los cuales se sitúan en un tiempo y lugar determinado. Sin embargo,
estas variaciones no son referidas como el “cambio climático”, sino que se trata de
la proyección del estado del tiempo local, como un evento específico causado por
diversos fenómenos meteorológicos. Por cambio climático se entiende, en esta
investigación, a aquellas alteraciones de la temperatura histórica (ya sea positiva o
negativamente –cambios en menor o mayor temperatura–), principalmente,
comparadas con las medias o promedios normales de un lugar determinado, es
decir, del entorno delimitado por sus características fisiográficas del
comportamiento del clima.

El clima es un factor geográfico esencial para la supervivencia de los seres vivos.


En los últimos años éste ha tomado un revuelo importantísimo a nivel social, sobre
todo por causa de los medios de comunicación que han difundido algunos
acontecimientos inquietantes como el deshielo polar, grandes sequías, huracanes
y estragos naturales, los cuales han sido presentados como eventos
meteorológicos anómalos, es decir, fuera de lo común. A nivel mundial, ha corrido
la voz de manera alarmante pues se cree que el globo terráqueo está sufriendo
cambios climáticos acelerados, mismos que son los causantes de una serie de
eventos catastróficos para el ser humano.

Sin embargo, este argumento dista de ser del todo científico dado que no hay
datos precisos que nos permitan entender de manera real si se trata de cambios
anómalos o simplemente, de condiciones de comportamiento climáticas
estándares. El problema debe tomarse de manera seria y hay que tratarlo
científicamente, dado que “el clima de la Tierra ha evolucionado de forma natural
desde su formación. El planeta Tierra ha experimentado cambios climáticos,
originados por causas astronómicas y geológicas” (Amestoy, 2010:14), de manera
que los cambios y variaciones forman parte del trascurrir normal de nuestro
planeta.

Entonces, ¿en dónde reside la centralidad del problema del cambio climático?
Actualmente existen diversas teorías que presentan este tema como un proceso
natural, sin embargo, están otros que lo refieren como algo provocado (o al menos
acelerado) por el ser humano. Garduño nos explica que

“una parte de quienes investigan esto está convencida de que la temperatura


global va creciendo desde la Revolución Industrial, otra parte cree que no, y el
resto prefiere no comprometerse. El hecho es que no hay un consenso. Ciertos
registros históricos insinúan temperaturas ascendentes, otros lo contrario, y la
mayoría muestra irregularidad: decenios calientes y fríos en sucesión” (Garduño,
2003:85).

Si a esto sumamos otros términos como calentamiento o enfriamiento global, el


tema se vuelve todavía más impreciso y prejuicioso. Por ejemplo, muchos
especialistas aunque consideran que el clima tiende a volverse más frío por
causas naturales, sin embargo, dirán que no hay duda que se está produciendo un
calentamiento por causa de algunas actividades humanas y, para el caso, el más
representativo es la expulsión de gases industriales. Esta situación está
provocando un incremento del bióxido de carbono y una reducción del ozono, gas
que protege de los rayos ultravioleta. Además otro hecho que se agrega es la
destrucción de las selvas tropicales, lo cual permite un mayor calentamiento de la
superficie, cubierta por vegetación abundante (Lugo, 2002).

Actualmente se resaltan diversos fenómenos meteorológicos, dándoles incluso


una importancia trascendental, sin embargo, muchas veces ajenas de una
verdadera crítica. Se tiene que entender que este tipo de sucesos naturales han
ocurrido en otras épocas, lo que en principio no implicaría que se estén dando
cambios importantes, o bien, que no se trate de variaciones climáticas anormales.
A partir de los satélites, las estaciones meteorológicas y otras tecnologías se han
podido representar variaciones con mucha mayor facilidad, y si a esto le sumamos
su amplia propagación a través de los medios de comunicación se corre el riesgo
de hacer interpretaciones erróneas al no haber comparaciones con otras épocas.
Por ello es indispensable un estudio profundo y específico para entender bien
aquello que realmente suponga un cambio.

Es importante mencionar que si se relacionan los periodos en que se presentan


los fenómenos El Niño y La Niña, con el comportamiento de la temperatura
regional y la precipitación regional que expone Meza (2010), existe una relación
muy estrecha entre las 3 variables. En el análisis de la temperatura media anual,
los años más secos, son los mismos años en que el fenómeno de El Niño tiene
presencia y en los cuales terminaba su fase. Es importante resaltar que la
duración de cada evento climatológico (Niño o Niña) no tienen un periodo
específico de duración, podemos verlo en la siguiente tabla durante la última
década. Nuestro estado de Jalisco debido a las condiciones climáticas y
topográficas es el quinto estado más diverso de México, ya que cuenta con
especies y ecosistemas que corresponden a la Sierra Madre Occidental, la Sierra
Madre del Sur y el Eje Neovolcánico Transversal, convergiendo así numerosas
variedades de plantas y animales.A nivel federal somos la cuarta entidad más
poblada, ya que contamos con la segunda aglomeración urbana más grande del
país después de la capital, y es uno de los estados más desarrollados en el país
en cuanto a actividades económicas, comerciales y culturales, así como el quinto
estado en extensión y el cuarto más productivo después del D.F, el Estado de
México y Nuevo León. Por ello, Jalisco resulta extraordinariamente relevante
desde un punto de vista geoestratégico y socioambiental para la preservación del
equilibrio ecológico en la región, para la protección del medio ambiente, el
aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y la emprediduría de
acciones ante el cambio climático. El Gobierno de Jalisco comprometido con el
bienestar social y ambiental, coordina la realización del Plan Estatal de Acción
Ante el Cambio Climático (PEACC), elaborado por Investigadores de la
Universidad Autónoma de Guadalajara y de la Universidad de Guadalajara, el cual
tiene por objetivo evaluar para el Estado de Jalisco: 1. Los impactos del cambio
climático en el Estado. 2. El grado de vulnerabilidad de la población al cambio
climático, y 3. Las acciones de adaptación para aumentar la resiliencia de la
población a los efectos del cambio climático. Además de lo anterior, otro objetivo
ya completado es el llevar a cabo un inventario de las emisiones de GEI
generadas en el Estado de Jalisco, en base a la metodología del IPCC (Grupo
Intergubernamental de ‐expertos en‐ Cambio Climático, por sus siglas en inglés).
Dicho inventario permitirá diseñar y evaluar posibles medidas de mitigación, tanto
a través de acciones que reduzcan la generación de emisiones, como de acciones
que aumenten los sumideros de GEI. Los posibles efectos del cambio climático
sobre el territorio, la población, la economía y la cultura de Jalisco son muy
variados. Algunos afectarán al conjunto de la población; otros, en cambio, tendrán
un efecto muy focalizado en ciertas regiones y grupos. Ello implica conceptuar y
establecer nuevos criterios para determinar quiénes son y serán los grupos
vulnerables “no tradicionales” (los cuales son inclusive sectores económicos
estratégicos para Jalisco, como los productores de leche, azúcar, o huevo, y el
sector turístico) En este momento en Jalisco es imperante destacar que las
políticas que se pueden instrumentar para hacer frente al cambio climático tienen
a su vez importantes efectos socio‐ambientales y económicos. Situaciones
vinculadas con la escasa precipitación y el aumento de la temperatura afectaran a
nuestro estado al igual que el resto del mundo, ya que los eventos climáticos no
respetan fronteras geográficas.

De manera puntual, el Estado de Jalisco sufrirá los impactos de un aumento en las


temperaturas extremas, con un mayor número de olas de calor que afectarán a la
población, en mayor medida a los niños y a personas de la tercera edad. La zona
occidente del Estado de Jalisco sufrirá una disminución en precipitación, que junto
con un aumento en las temperaturas máximas y extremas, causará un aumento en
la evapotranspiración. Esto afectará el agua almacenada en presas y lagos, como
el caso del Lago de Chapala. Todo esto aumentará el estrés hídrico de las plantas,
que a la larga, tendrá un efecto en las comunidades vegetales, que nos llevaría a
un cambio en la composición florística del Estado y la desaparición de algunos
ecosistemas claves de la región. Los sectores más vulnerables son:

 Sector hídrico (lago de Chapala, presas, manteos freáticos y cuencas)


 Sector agropecuario (lechero, avícola, porcicola, piscícola, apícola y maíz)
 Sector energía (generación y distribución)
 Sector salud (grupos de mayor vulnerabilidad, respiratorios, mentales,
cardiovasculares, vectores y nutrición)
 Sector turismo Infraestructura de comunicaciones

Ecosistemas terrestres y acuáticos Con datos de este primer inventario se ha


podido estimar que para 2010 las emisiones de GEI en el Estado son 38,635
Gg en términos de CO2e, lo cual representa el 5.17% de las emisiones de
México en ese año, con la siguiente distribución sectorial según las diferentes
categorías:

 Energía contribuye con un 31%,


 Uso de suelo y cambio de uso de suelo (USCUSYS) un 31%,
 Agropecuario representa un 23%,
 Industria un 7%
 Residuos genera un 6%.

El 68% de la superficie del estado presenta clima cálido subhúmedo, hacia lo largo
de la costa y zona centro el 18% es templado subhúmedo en las partes altas de la
sierras, el 14% seco y semiseco en el norte y noreste del estado. La temperatura
media anual es de 20.5 °C, la temperatura más fría se presenta en el mes de
enero, es de 7.0°C y las más altas de 23°C se presentan en los meses de mayo a
septiembre.
La precipitación total anual media del estado es alrededor de 850 mm anuales; en
las zonas costeras la precipitación es de más de 1 000 mm anuales, el clima
cálido subhúmedo favorece el cultivo de maíz, caña de azúcar sorgo y maguey
tequilero entre otros. El Cambio Climático es la mayor amenaza para la salud
mundial del siglo XXI. La salud es y será afectada por los cambios de clima a
través de impactos directos (olas de calor, sequías, tormentas fuertes y aumento
del nivel del mar) e impactos indirectos (enfermedades de las vías respiratorias y
las transmitidas por vectores, inseguridad alimentaria y del agua, desnutrición y
desplazamientos forzados).
El Programa de Cambio Climático y Salud de la OPS busca preparar los sistemas
de salud a través de alertas tempranas, una mejor planificación y la
implementación de medidas de prevención y adaptación, y también a través de la
reducción de las emisiones de gases que causan el Cambio Climático, dentro del
sector salud y en colaboración con otros sectores.
Jalisco es un Estado altamente vulnerable a las consecuencias del cambio
climático no solo por contar con una gran diversidad biológica y ser limítrofe con el
Océano Pacífico, sino porque cuenta también con una actividad importante
agrícola e industrial. En 2015, por ejemplo, el huracán Patricia, uno de los más
poderosos en la historia, pasó por las costas de Jalisco con vientos de 270 Km/h,
llevando a miles de pobladores a buscar refugio y a pérdidas cuantiosas en
biodiversidad, infraestructura y servicios, particularmente las de comunicaciones.
(SEMADET, 2018) Reconociendo la alta vulnerabilidad del estado a eventos de
tipo climático, es que se han implementado acciones específicamente dirigidas a
contrarrestar los efectos del cambio climático bajo ejes estratégicos de mitigación,
adaptación y políticas transversales que incidan positivamente en la gestión del
clima. Entre estas acciones se destaca la Ley para la Acción ante el Cambio
Climático del Estado de Jalisco (LACCEJ) publicada en 2015, donde se establece
el mandato de elaborar un Programa Estatal para la Acción ante el Cambio
Climático (PEACC), como el instrumento de planeación, rector y orientador de la
política estatal en materia de cambio climático con alcances, proyecciones y
previsiones en el mediano y largo plazos (Congreso del Estado de Jalisco, 2015)
Este Programa tiene como objetivos generales enfrentar los efectos adversos del
cambio climático que en la actualidad están ocurriendo; prepararse para los
impactos futuros; identificar los estudios necesarios para definir metas de
mitigación, las necesidades del Estado para construir, así como fomentar
capacidades de adaptación y mitigación, transitar hacia una economía
sustentable, competitiva, así como de bajas emisiones de GEI y, finalmente, ser
instrumento de salvaguarda tanto de la salud y seguridad de la población, el
territorio, las actividades productivas y los ecosistemas. El Programa está alineado
a nivel nacional a la LGCC, la Estrategia Nacional y el Programa Especial, e
internacionalmente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Acuerdo de
Paris y compromisos internacionalmente adquiridos por el Estado, induciendo a
una alineación de política verticalmente alineada. Esta base le otorgó al PEACC
cuatro elementos innovadores de carácter técnico que permiten no solo alinearse
a los preceptos legales establecidos a nivel federal y estatal, sino capitalizar la
experiencia del Estado en sus instrumentos de planeación. Respecto a los
elementos innovadores, el primero a resaltar es su carácter incondicional, lo que
implica que el Estado se compromete a poner en marcha acciones de mitigación y
adaptación con sus propios recursos presupuestarios. No obstante, de existir
recursos adicionales disponibles, las metas del PEACC podrían aumentar su nivel
de ambición. Un segundo elemento es la inclusión de un sistema de Medición,
Reporte y Verificación (MRV) para acciones de mitigación y de Monitoreo y
Evaluación para las de adaptación (ME) que permitirá a las distintas Secretarías
responsables y partícipes seguir, evaluar y, mejorar el Programa. (SEMADET,
2018). El tercer elemento es la participación corresponsable de la sociedad
jalisciense, mediante las consultas públicas que establece el Artículo 60 de la
LACCEJ, en el ejercicio de elaboración de este Programa que enriqueció no solo
el contenido del documento sino el quehacer del gobierno. El cuarto elemento de
gran relevancia fue la inclusión del enfoque o perspectiva de género como tema
transversal al cambio climático, dadas las implicaciones diferenciadas en los
efectos e impactos que éste ejerce sobre los diversos grupos de la sociedad. Otro
de los aspectos valiosos que suman a la gestión climática del estado, es la
consolidación de alianzas estratégicas locales, nacionales e internacionales que
buscan catalizar la implementación de proyectos con miras a reducir la emisión de
compuestos GEI y, a su vez, brindar medidas de adaptación ante los efectos del
cambio climático. Algunos de los ejemplos de estas alianzas internacionales son
con los gobiernos de Canadá y Estados Unidos; la Alianza Mexicana Alemana de
Cambio Climático de la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ); el
Banco de Desarrollo de América Latina (CAF); el Grupo de Trabajo Gobernadores
para los Bosques y el Clima (GCF); el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y;
a nivel local, Jalisco ha conformado ocho Juntas Intermunicipales de Medio
Ambiente y un Instituto metropolitano (Flores G., 2018) En 2015, Jalisco se adhirió
al Acuerdo de Colaboración de la Coalición “Under2 MOU”, mediante el cual se
busca limitar el calentamiento global a menos de 2.0°C en comparación con los
niveles de 1990 y/o lograr una meta de emisiones anuales per cápita de menos de
dos toneladas métricas para 2050. Además, los gobiernos firmantes se
comprometen a reportar de manera periódica el progreso de los compromisos
mencionados a través de mecanismos como el “Compact of States & Regions” y el
“Compact of Mayors”. Otros de las iniciativas a las que Jalisco se suscribió en
materia de adaptación fueron la Declaración de Lima 2014 sobre la Biodiversidad
y Cambio Climático, así como la iniciativa de “RegionsAdapt que facilita la
vinculación de actores locales en el desarrollo de políticas de manejo de
sustentable del territorio, a partir se están elaborando los indicadores de
Biodiversidad y Cambio Climático en Áreas Naturales del Estado, con la ayuda de
la cooperación alemana (GIZ) (SEMADET, 2018). En 2016, Jalisco fue sede de la
II Cumbre de Cambio Climático de las Américas, en donde se discutieron las
estrategias y los compromisos de gobiernos subnacionales para mitigar la emisión
de GEI, así como para aumentar la resiliencia ante el cambio climático. Además,
se emitió la Declaración “Llamado a la Acción de Jalisco”, que funciona como
instrumento rector de la política en materia de cambio climático y fue firmado por
18 gobiernos subnacionales. También en este año, y gracias a la participación del
Estado en el Programa Estados Bajos en Carbono, una iniciativa lanzada por
Carbon Trust, financiada por el Fondo de Prosperidad del Ministerio de Asuntos
Exteriores del Reino Unido y con el apoyo de la Comisión Nacional para el Uso
Eficiente de Energía (CONUEE), el Instituto Nacional de Ecología y Cambio
Climático (INECC) y el International Council for Local Environmental Initatives
(ICLEI) se publicó el Plan de Gestión de Carbono (PGC). Con ello el estado
asumió compromisos para reducir hasta en un 40% las emisiones GEI
provenientes del consumo de energía eléctrica y combustibles fósiles en las
dependencias del Estado para el año 2018 con respecto al año base de 2013. Así
mismo, en el plano local en este mismo año se creó la Agencia de Energía (SE)
con la participación de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (SICyT),
la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (SEMADET) y la
Secretaría de Desarrollo Económico (SEDECO). El objetivo de dicho organismo es
promover la seguridad, eficiencia y sustentabilidad energética del Estado de
Jalisco, a través de la innovación tecnológica, la promoción económica y el
aprovechamiento del potencial renovable, fomentando así la reducción en la
emisión de GEI. (SEMADET, 2018) En 2016, se puso en marcha la Estrategia
Estatal para la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación forestal
(REDD) más la conservación, el manejo forestal sustentable y el aumento de las
reservas forestales de carbono (REDD+). Esta Estrategia contiene lo relativo a
salvaguardas sociales y ambientales; nivel de referencia estatal; medición, reporte
y verificación (MRV); arreglos institucionales; arquitectura financiera y distribución
de beneficios; y evaluación y seguimiento. Asimismo, Jalisco es parte de la
Iniciativa de Reducción de Emisiones (IRE) que consiste en una propuesta
presentada por México ante el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques
(FCPF) como la iniciativa nacional para lograr la reducción en las emisiones del
sector forestal, al tiempo que se pilotea el modelo de intervención y el esquema de
pago por resultados para REDD+ (SEMADET, 2018). En el plano local se
conformaron las Juntas Intermunicipales, para coadyuvar con el Gobierno del
Estado y los municipios a desarrollar sus Programas Municipales de Cambio
Climático (PMCC) así como los Programas Regionales de Cambio Climático que
incorporan aspectos de cuenca y paisaje, que serán el instrumento programático
rector de la política municipal en materia de cambio climático (SEMADET, 2018).
Por sus características, la gestión climática demanda acciones integrales que
enfrenten de manera global la amenaza del cambio climático, aunque es en el
nivel local donde pueden alcanzarse los mayores logros.

México cuenta con el Sistema Nacional de Cambio Climático (SNCC) orientado a


propiciar sinergias para enfrentar de manera conjunta la vulnerabilidad y los
riesgos del país y establecer las acciones prioritarias de mitigación y adaptación al
Cambio Climático

Cada uno de los ejes integradores del SNCC cumple funciones específicas
orientadas al cambio climático. Entre estas se destacan mecanismos permanentes
de: coordinación de acciones (CICC); consulta, asesoría y recomendación de
estudios para frenar los efectos adversos (C3); coordinación y realización de
estudios y proyectos de investigación científica y tecnológica con instituciones
académicas nacionales o extranjeras, así como la evaluación de la Política
Nacional en su conjunto (INECC); promover leyes o modificaciones de ley que
favorezcan la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, e impulsar
estrategias de mitigación y adaptación (Congreso Federal); formular, conducir y
evaluar políticas y acciones de mitigación y adaptación orientadas a la
preservación, restauración, manejo y aprovechamiento sustentable de los
ecosistemas, los recursos hídricos, infraestructura, transporte eficiente y
sustentable (Gobiernos Estatales y Municipales) (INECC, 2018) El punto de
partida del SNCC es la Ley General de Cambio Climático (LGCC) publicada en
Diario Oficial de la Federación el 6 de junio de 2012, con la última reforma
publicada en DOF 13-07-2018. Dicho instrumento determina de manera clara el
alcance y contenido de la política nacional de cambio climático, las obligaciones
de las autoridades del Estado y las facultades de los tres órdenes de gobierno,
además establece los mecanismos institucionales necesarios para enfrentar este
reto. (COFEPRIS, 2017). Conforme a LGCC, la federación es la encargada de
formular y conducir la política nacional de cambio climático de acuerdo con
principios claramente definidos, entre los que destaca de manera relevante la
corresponsabilidad social. Los objetivos y principios rectores de la LGCC se
enlistan en el cuadro 3. (Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, 2018)

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