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Oblación de San Ignacio.

Jesús, Señor mío yo te pido me concedas la gracia de aborrecer en todo y no en parte,


cuanto el mundo ama y abraza, y de admitir y desear con todas las fuerzas posibles
cuanto tú mi Señor has amado y abrazado.
Como los mundanos que siguen al mundo aman y buscan con tanta diligencia honores,
fama, y estimación de mucho nombre en la tierra, como el mundo les enseña.
Así yo, andando en espíritu y siguiéndote de veras a ti, quiero amar y desear
intensamente todo lo contrario, es a saber: vestirme de tu vestidura librea, púes eres mi
señor por tu debido amor y reverencia, tanto que donde a tu divina majestad no le sea
ofensa alguna, ni al prójimo imputado a pecado, desee pasar injurias, falsos testimonios,
afrentas, y ser tenido y estimado por loco, no dando yo ocasión alguna de ello, por
parecerme a ti mi creador y señor, e imitarte en alguna manera vistiéndome de tu
vestidura librea, pues antes la vestiste tu por mi mayor provecho espiritual. Dándome
ejemplo de que en todas las cosas, que con tu gracia me sean posibles, te quiera imitar y
seguir porque tú eres la vía que lleva a los hombres a la vida.
Jesús, Señor mío, si el mundo hace a los suyos tan amantes de las riquezas, honras y
placeres ¿no serás tú más poderoso para hacer a tus hijos amantes de la pobreza, de las
afrentas y de la cruz?
Suplica a N.S.J por el clero.
A nuestro Santísimo Padre, envuélvelo en tu gracia Señor.
A los cardenales y legados, envíales tu luz Señor.
A los arzobispos y obispos, dales tus dones Señor.
A los sacerdotes párrocos, dales tino Señor.
A los sacerdotes vicarios, guíales Señor.
A los sacerdotes misioneros, protégeles Señor.
A los sacerdotes predicadores, ilumínales Señor.
A los sacerdotes directores de almas, instrúyeles Señor.
A los sacerdotes religiosos, hazles perfectos Señor.
A los sacerdotes de seminarios, dales tu ciencia Señor.
A los sacerdotes en peligro, líbralos Señor.
A los sacerdotes tentados, dales el triunfo Señor.
A los sacerdotes olvidados, ayúdales Señor.
A los sacerdotes débiles, fortaléceles Señor.
A los sacerdotes turbados, dales paz Señor.
A los sacerdotes asilados, acompáñalos Señor.
A los sacerdotes atados a las cosas de la tierra, rompe sus cadenas Señor.
A los sacerdotes enfermos, sanaros Señor.
A los sacerdotes ancianos, asísteles Señor.
A los sacerdotes difuntos, dales la gloria Señor.
De toda la iglesia militante y purgante apiádate Señor.
Señor danos sacerdotes, Señor danos muchos sacerdotes, Señor danos muchos y santos
sacerdote y vocaciones religiosas.
AMP – Sine labe concepta. En nombre del Padre, Del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.
Letanías al Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.
AMP – Sin Pecado Concebida.
Ven Espíritu Santo, Ven por la Santísima Virgen María.
Señor Ten piedad. Señor ten piedad.
Cristo, Ten piedad. Cristo ten piedad.
Señor Ten piedad. Señor ten piedad.
Espíritu Santo, que procedes del padre y del hijo. Ten Misericordia de nosotros.
Espíritu del Señor, Dios de Israel, Señor de los Hombres. R: Ten misericordia de
nosotros.
Tú que llenas la redondez de la tierra. R:
Tu que todo lo puedes. R:
Tu que creas todos los bienes y todo lo ves. R:
Tu que adornas los cielos, firme y seguro. R:
Espíritu de verdad, que das y distribuyes todo. R:
Espíritu de Sabiduría y Entendimiento. R:
Espíritu de Consejo, Fortaleza, Ciencia, y Piedad. R:
Espíritu de Temor de Señor y Prudencia. R:
Espíritu por cuya inspiración hablaron los hombres santos de Dios. R:
Tu que anuncias el provenir. R:
Don y promesa del Padre. R:
Espíritu Santo Paráclito, que acusas al mundo. R:
Espíritu que expulsas a los demonios. R:
Espíritu por el que renacemos. R:
Espíritu, por el que la caridad de Dios ha sido derramada en nuestros corazones. R:
Espíritu de adopción de los hijos de Dios. R:
Espíritu de gracia y misericordia. R:
Espíritu que nos ayudas en nuestra debilidad y das testimonio en nuestro espíritu de que
somos hijos de Dios. R:
Espíritu, prenda de nuestra herencia, que nos conduces a la tierra de la justicia. R:
Espíritu que existes desde el principio, nos vivificas y confortas. R:
Espíritu de salvación, juicio, y alegría. R:
Espíritu de fe, paz y ardor. R:
Espíritu de humildad, caridad y castidad. R:
Espíritu de benevolencia, bondad, paciencia y mansedumbre. R:
Espíritu de suavidad, verdad, unidad y consuelo. R:
Espíritu de arrepentimiento, promesa, renovación y santificación. R:
Espíritu de vida, paciencia, continencia y modestia. R:
Espíritu de todas las gracias. R:
Senos favorables. Perdónanos, Espíritu Santo.
Senos favorables. Escúchanos, Espíritu Santo.

Del espíritu del error. R: Libéranos, Espíritu del Dios vivo.


Del espíritu inmundo. R:
Del espíritu de blasfemia. R:
De toda obstinación y desesperación. R:
De toda presunción y negación de la verdad. R:
De toda maldad y mala costumbre. R:
De la envidia de la caridad de los hermanos. R:
De la impenitencia final. R:
Por tu eterna procesión del Padre y el Hijo. R:
Por tu invisible unción. R:
Por toda la plenitud de las gracias con que poseíste siempre a la Virgen María. R:
Por el desbordante abismo de santidad con que inundaste a la Madre de Dios en la
concepción del Verbo. R:
Por tu santa aparición en el bautismo de Cristo. R:
Por tu aludable venida sobre los apóstoles, R:
Por la indescriptible bondad con que gobiernas la Iglesia, unes a sus gobernantes,
fortaleces a los mártires, iluminas a los doctores y fundas órdenes religiosas. R:

Nosotros pecadores. R: Te rogamos óyenos.


Que caminemos en espíritu y no cumplamos los deseos de la carne. R:
Que nunca te entristezcamos. R:
Que te dignes mantener a todas las ordenes de la Iglesia en la santa religión y en su
verdadero espíritu. R:
Que te dignes conceder a todo el pueblo cristiano un solo corazón y una sola alma. R:
Que te dignes concedernos la plenitud de todas las virtudes. R:
Que te dignes escucharnos, Espíritu de Dios. R:
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. R: Derrama sobre nosotros el
Espíritu Santo.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. R: Envíanos el Espíritu prometido
del Padre.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. R: Danos un espíritu bueno.
El Espíritu del Señor lleno la redondez de la tierra. R: Y el que lo abarca todo, tiene
conocimiento de lo que se dice.
Oremos: Te rogamos Señor, que nos asista a fuerza del Espíritu Santo, que limpie
nuestros corazones con clemencia, y nos proteja de toda adversidad. Por Nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad con el mismo Espíritu Santo,
Dios, por los siglos de los siglos. Amen.

Ven Espíritu Divino.


Ven espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
Don en tus dones esplendido;
Luz que penetra las almas;
Fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amen.
Oraciones Leoninas (De León XIII. Para después de la Santa Misa).
Ave María (Tres veces). (Dios te Salve María, llena eres de gracia el Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa
María madre de dios, ruega por nosotros pecadores ahora, y en la hora de nuestra
muerte. Amen).
Salve. (Dios te Salve, Reina y madre de misericordia, vida, cultura y esperanza nuestra,
Dios te Salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y
llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora abogada nuestra. Vuelve a nosotros
esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto
bendito de tu vientre. Oh clementisima, oh piadosa, oh dulcísima Virgen María.
O: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R: Para que seamos dignos de alcanzas las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amen.
Oremos: Oh, Dios. Nuestro refugio y fortaleza, mira propicio al pueblo que a ti clama, y
por la intercesión de la gloriosa e inmaculada Virgen Maria, Madre de Dios, y de San
Jose su esposo, y por la de tus Santos apóstoles Pedro y Pablo, y de todos los Santos,
escucha misericordioso y benigno las suplicas que te dirigimos por la conversión de los
pecadores, y por la libertad y exaltación de la Santa Madre Iglesia. Por el mismo Cristo
nuestro señor. Amen.
Exorcismo de San Miguel. (San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, se nuestro
amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reimprímale Dios pedimos
suplicantes. Y tu príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el poder divino, a
Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la
perdición de las almas. Amen)
Corazón sacratísimo de Jesús, Ten misericordia de nosotros. (3 Veces).
Oraciones Indulgenciadas ✠.
1. Oh Dios, que para alejar de nosotros el poder del enemigo quisiste que vuestro hijo
subiese por nosotros al patíbulo de la cruz, conceded a nosotros vuestros siervos, que
consigamos la gracia de la resurrección por el mismo Cristo señor nuestro. Amen.
2. Oh Dios que con la preciosa sangre de vuestro unigénito quisiste santificar el
estandarte de la cruz vivificadora. Os rogamos concedáis, que los que sienten por el
honor de la misma Santa Cruz, disfruten también en todo lugar de vuestra protección,
por el miso Cristo señor nuestro. Amen.
3. Oh Jesús, que por vuestro ardentísimo amor a nosotros habéis querido ser crucificado
y derramar vuestra preciosísima sangre por la redención y salvación de nuestras almas.
Dirigid vuestra mirada a nosotros, que recogidos en el recuerdo de vuestra pasión y
muerte confiamos en vuestra misericordia. Purificadnos con vuestra gracia del pecado,
santificad nuestros trabajos, dad a nosotros y a nuestros seres queridos el pan cotidiano,
endulzad nuestras penas, bendecid nuestras familias, y conceded a los pueblos afligidos
por tan dura prueba vuestra paz que es la única verdadera, a fin de que obedeciendo
vuestros preceptos lleguemos a la gloria celestial. Amen.
Letanías del santísimo nombre de Jesús.
De Modo que al nombre de Jesús se doble toda rodilla, en cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame “Jesucristo es Señor”, para Gloria de Dios Padre
(Flp. 2. 10-11)
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros.
Jesús, Hijo del Dios vivo. R: Ten piedad de nosotros.
Jesús, esplendor del Padre. R:
Jesús resplandor de la luz eterna. R:
Jesús, Rey de la gloria. R:
Jesús, sol de justicia. R:
Jesús, Hijo de María Virgen. R:
Jesús amable. R:
Jesús admirable. R:
Jesús, Dios fuerte. R:
Jesús, Padre del siglo venidero. R:
Jesús, Ángel de gran consuelo. R:
Jesús poderosísimo. R:
Jesús pacientísimo. R:
Jesús obedientisimo. R:
Jesús, manso y humilde de corazón. R:
Jesús, amante de la castidad. R:
Jesús, amante nuestro. R:
Jesús, Dios de la paz. R:
Jesús, autor de la vida. R:
Jesús, modelo de virtudes. R:
Jesús, amante celoso de las almas. R:
Jesús, Dios nuestro. R:
Jesús, refugio nuestro. R:
Jesús, padre de los pobres. R:
Jesús, tesoro de los fieles. R:
Jesús, buen pastor. R:
Jesús, luz verdadera. R:
Jesús, sabiduría eterna. R:
Jesús, bondad infinita. R:
Jesús, camino y vida nuestra. R:
Jesús, alegría de los Ángeles. R:
Jesús, Rey de los patriarcas. R:
Jesús, maestro de los apóstoles. R:
Jesús, doctor de los evangelistas. R:
Jesús, fortaleza de los mártires. R:
Jesús, luz de los confesores. R:
Jesús, pureza de las vírgenes. R:
Jesús, corona de todos los Santos. R:

Senos favorables. Perdónanos Jesús.


Senos favorables. Escúchanos Jesús.
De todo mal. R: Líbranos Jesús.
De todo pecado. R:
De tu ira. R:
De las asechanzas del diablo. R:
Del espíritu de la fornicación. R:
De la muerte eterna. R:
De menospreciar tus inspiraciones. R:
Por el misterio de tu encarnación. R:
Por tu natividad. R:
Por tu infancia. R:
Por tu divinisima vida. R:
Por tus sufrimientos. R:
Por tu agonía y pasión. R:
Por tu cruz y desamparo. R:
Por tus aflicciones. R:
Por tu muerte y sepultura. R:
Por tu resurrecciones. R:
Por tu ascensión. R:
Por tu instituciones de la Santísima Eucaristía. R:
Por tus gozos. R:
Por tu gloria. R:
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos Jesús.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos Jesús.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros, Jesús.
Jesús, Óyenos.
Jesús, Escúchanos.
Oremos: Oh Señor Jesucristo, que dijiste: “Pedid y recibiréis, buscad y encontrareis,
llamad y se os abrirá”. Te rogamos que nos concedas a nosotros que te lo pedimos, el
afecto de tu divinisimo amor, para que te amemos con todo el corazón, con palabras y
obras, y nunca dejemos de alabarte.
Haz Señor, que siempre temamos y amemos igualmente tu santo Nombre, pues nunca
desampara tu providencia a los que pones en la solidez de tu amor. Tu que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amen.
Acto de desagravio al sagrado corazón de Jesús (✠ indulgenciada).

✝ En nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


Ave María Purísima – Sin Pecado Concebida.
Acto de reparación: ¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha
recibido en pago de los ingratos más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos
postrados ante vuestro altar (o presencia s/c) para reparar, con especiales homenajes de
honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren
vuestro amantísimo Corazón.
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con la indignidad de
la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas
tu divina misericordia. Dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no solo nuestros
propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y
obstinados en su infidelidad, o no quieren seguirte como Pastor o Guía, o conculcando
las promesas del bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la
deshonestidad de la vida y los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las
almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas
contra Vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al orden
Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo
Sacramento del Amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen
resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.
¡Ojala que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entre
tanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de las
Virgen nuestra Madre, de los Santos, y de las almas buenas, os ofrecemos la
satisfacción que Vos mismo ofreciste un día sobre la Cruz al Eterno Padre y que
diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto
nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, reparáramos los pecados propios
y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor. Oponiendo la firmeza en la
fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de
la caridad. Mientras nos esforzamos, además, por impedir que seáis injuriado y por
atraer a cuantos podamos, para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os
suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación. Concédenos que seamos
fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la
perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la Gloria, donde, en unión del Padre y
del Espíritu Santo, vivís y reinas, Dios por todos los siglos de los siglos. Amen.
Oración a San Jose (Del Papa León XIII, Para después del Rosario).
Oración: A vos recurrimos en nuestra tribulación, Bienaventurado Jose, y después de
haber implorado el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también
confiadamente vuestro patrocinio. Por la caridad que os unió con la Inmaculada Virgen
María, Madre de Dios, y por el amor paternal que profesaste al Niño Jesús. Os rogamos
humildemente que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquisto con
su Sangre, y que nos socorráis con vuestro poder y celo en nuestras necesidades.
Proteged custodio prudentísimo de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo,
presérvanos, Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción, sednos propicio
y asístenos desde el Cielo, fuertísimo protector nuestro, en el combate que al presente
libramos contra el poder de las tinieblas. Y del mismo modo que, en otra ocasión,
libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Iglesia Santa de Dios,
contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad. Amparad a cada uno de
nosotros con vuestro perpetuo patrocinio. A fin de que, habiéndoos por ejemplar, y
sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y
obtener la felicidad eterna del Cielo. Amen.
Corona de Reparación (Basada en las oraciones reveladas en Fátima).
PERSIGNARSE
✠ Signarse
Por la señal ✠ de la Santa Cruz.
De nuestros ✠ enemigos.
Líbranos, ✠ Señor, Dios nuestro.
✝ Santiguarse
✝ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.
Credo apostólico (Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerte y sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucito de
entre los muertos. Subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre
todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el
perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amen.)
Acto de contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Creador y redentor
mío, por ser vos quien sois, bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me
pesa de todo corazón haberte ofendido. También me pesa porque puedes castigarme con
las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca
más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amen.
En cada cuenta del Padrenuestro (Dictada por San Miguel Arcángel, Custodio de
Portugal, en la aparición preparatoria de 1916): “Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo,
y Espíritu Santo, os adoro profundamente! Y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los
Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con
los que es ofendido.
Y por los méritos infinitos del Sacratísimo Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María, os pido la conversión de los pobres pecadores”.
En cada cuenta del Ave María (Dictada por San Miguel Arcángel, Custodio de
Portugal, en la aparición preparatoria de 1916): “¡Dios mío, yo creo, adoro, espero os
amo! ¡Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman!”.
En cada cuenta del Gloria (Dictada por nuestra Señora tras comunicarles el Secreto, el
13 de Julio de 1917): “Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva
a todas las almas al Cielo, especialmente a las más necesitadas”.
Oración Final: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros, de tu
Iglesia y del mundo entero”.
Oración al Cristo del Calvario.
En esta tarde Cristo del Calvario
vine a rogarte por mi carne enferma,
pero al verte mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.
Como quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados
como mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas, llenas de heridas.
Como explicarte a ti mi soledad, cuando la cruz alzado, y solo estas
como explicarte que no tengo amor, cuando tienes rasgado el corazón.
Ahora ya no me acurdo de nada, huyeron de mi todas mis dolencias,
el ímpetu del ruego que traía se me ahoga en la boca pedigüeña
y solo pido no pedirte nada,
estar aquí junto a tu imagen muerta
e ir aprendiendo que el dolor es solo la llave santa, de tu santa puerta.
Oración de Perdón.
✠ Te ALABO y te BENDIGO Señor, por tu criatura ___

PERDONO, Señor, a ___ por todo cuanto me ha ocasionado queja, distancia o rechazo
hacia su persona.

Con tu Gracia, Señor, ACEPTO a ___ Lo bendigo y declaro libre de toda deuda
conmigo.
✠ Dale a ___, Señor, la gracia eficaz para que me PERDONE por todos los motivos de
rechazo o de queja que haya encontrado en mí.
PERDONAME, Señor, por mi mala actitud hacia ___ y por no responder según tu amor.
Y también PERDONAME y LIBRAME de las consecuencias de mi resistencia a
perdonar. Ayúdame a PERDONAME A MI mismo por todo ello,
✠ Pido a nuestro Señor Jesucristo que corte cualquier ATADURA que el maligno haya
dejado en ___ y en mí, como consecuencia de estas acciones. Y pongo esta atadura a los
pes de la Cruz de Cristo.
Gracias Señor. Perdón Señor. Amen. Amen. Amen.
Alabanzas Divinas (Alabanzas al Santísimo Sacramento).
¡Bendito sea Dios!
¡Bendito sea su Santísimo Nombre!
¡Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre!
¡Bendito sea el Nombre de Jesús!
¡Bendito sea su Sacratísimo Corazón!
¡Bendita sea su preciosísima sangre!
¡Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del Altar!
¡Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito!
¡Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima!
¡Bendita sea su santa en inmaculada concepción!
¡Bendita sea su gloriosa Asunción!
¡Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre!
¡Bendito sea San Jose, su castísimo Esposo!
¡Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos! Amen.

Corona de los siete dolores de la Santísima Virgen María.


Origen de la devoción de los 7 Dolores de la Virgen María: La Virgen comunicó a Santa
Brígida de Suecia (1303-1373): "Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay
quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi
tribulación y padecimientos. Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y
menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis
angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios." Nuestra
Señora prometió que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y
acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y
dolores:
1. "Yo concederé la paz a sus familias."
2. "Serán iluminadas en cuanto a los divinos Misterios."
3. "Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en sus trabajos.»
4. "Les daré cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi
divino Hijo o a la salvación de sus almas."
5. "Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré
cada instante de sus vidas."
6. "Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
7. "He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a
mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad
eterna ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su consuelo y gozo
eterno."
Según San Alfonso María Ligorio, Nuestro Señor reveló a Santa Isabel de Hungría que
El concedería cuatro gracias especiales a los devotos de los dolores de Su Madre
Santísima:
1. Aquellos que antes de su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus
dolores, obtendrán una contrición perfecta de todos sus pecados.
2. Jesús protegerá en sus tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los
protegerá muy especialmente a la hora de su muerte.
3. Imprimirá en sus mentes el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el
cielo.
4. Encomendará a estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga
todas las gracias que quiera derramar en ellas.

✝ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.


Ave María Purísima. R: sin pecado concebida.
Dios mío, ven en mi auxilio. R: Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
1° Dolor – La profecía de San Simeón anunciando: “Una espada de dolor traspasara tu
corazón”.
“Madre mía, haz que acompañe mi corazón el dolor que padeciste en la muerte de Jesús
mi Salvador”.
Madre mia me compadezco de vos

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