1.1 Descripción del bien cultural Representación escultórica de un hombre de mediana edad de pie sobre una peana, se encuentra recargado sobre su pierna derecha mientras la pierna izquierda se halla ligeramente flexionada hacia adelante. Carga en su brazo derecho a un bebé y con su brazo izquierdo abraza la pierna izquierda del infante, el hombre se encuentra con la cabeza ligeramente girada a la derecha mirando al bebé. Este último descansa sobre un manto blanco posicionado en el brazo del hombre, mantiene su pierna derecha levemente levantada y flexionada mientras la izquierda la mantiene pegada al cuerpo del hombre por debajo del brazo de este. El niño extiende sus brazos hacia el cuello del hombre a manera de abrazo mientras gira su rostro a la derecha. El hombre porta una vestimenta café que va de su cuello hasta sus tobillos, cubriendo ambos brazos, además de contar con una capucha en la parte trasera y un cordón blanco a la altura de la cintura, porta también sandalias cafés; el infante se encuentra desnudo. La base sobre la que se posiciona la representación se compone de un cuadrado con semicírculos en cada lado. Se trata de una figura escultórica que representa a San Antonio de Padua, el cual sostiene en sus brazos al niño Jesús, en una composición escultórica de tipo vertical intrínseco. El santo viste el atuendo propio de los hermanos franciscanos menores de color marrón, que se ciñe a la cintura con un cordel y calza además sandalias. Mientras el niño dirige la mirada hacia el cielo en gesto de alabanza, San Antonio mira al niño con gesto de ternura. La representación invita a recordar el milagro descrito en el siglo XIV en el Liber Miracuulorum (22, 1-8), el de la aparición del Niño Jesús. El relato dice que cuando San Antonio de Padua se encontraba predicando en Francia, un adepto le ofrece como alojamiento una habitación de su casa. Motivado por la curiosidad y atraído por las oraciones del santo, se encamina hacia la habitación y ve, a través de la ventana, a un niño en sus brazos, mientras el santo lo abrazaba y besaba pues se trataba del Niño Jesús, quien luego de percatarse de que los observaban le advierte a San Antonio. El relato puede verse representado en la pintura de Murillo, San Antonio de Padua con el Niño Jesús (Carmona, 2003: 34-37). Imagen 5. San Antonio de Padua con el Niño Jesús, Bartolomé Los elementos que permiten reconocer al santo son tanto el Esteban Murillo, 1668. Óleo sobre lienzo, Convento de Capuchinos, atuendo, que corresponde al de los frailes franciscanos Sevilla. menores, túnica larga, capucho piramidal como los primitivos que utiliza la rama de los capuchinos, cuerda o cíngulo con tres nudos que representan los votos de castidad, pobreza y obediencia, y un par de sandalias (Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico: Junta de Andalucía, 2017). Además de los atributos iconográficos antonianos descritos por Carmona Muela, como lo son la vara de azucenas, para representar la pureza, un libro, y el niño Jesús. Como se describe en apartados posteriores, se encontró que la policromía original es de una tonalidad azul, lo que responde a una corriente americana dentro de los franciscanos. Actualmente se tienen diversas hipótesis sobre el motivo de los hábitos azules franciscanos, siendo una de las primeras y de las más aceptadas, la que argumenta que el color azul es debido a que eran los franciscanos los encargados de la defensa de la Inmaculada Concepción. Otra de las hipótesis planteadas en el siglo XIX, por Luis Alamán, quien en sus Disertaciones sobre la historia de la República Mejicana menciona que, debido al voto de pobreza, los hábitos se llegaban a desgastar y agujerar con el uso, y debido a la ausencia de lana en la Nueva España, les encargaban a las mujeres aztecas que los deshilaran y tiñeran la lana del tinte más común que hubiera, que se trataba del azul de añil, y luego volvieran a tejer los hábitos. De la mano de esta hipótesis decimonónica, también se plantea la posibilidad de que el color azul se debiera a que buscaban causar en los indígenas una sensación de familiaridad al utilizar el color de su dios Huitzilopochtli y así poder evangelizar con mayor facilidad. Sin embargo, de estas probables explicaciones del siglo XIX respecto a los hábitos azules no se tiene verdadero sustento, por lo que no se logra afirmar una razón a la coloración de las vestimentas (Anchisi, 2016). 1.2 Contextualización del bien cultural 1.2.1 Contexto histórico Tapalpa significa lugar de tierra de color, sus primeros pobladores fueron hombres primitivos nómadas que vivieron en las cuevas de los cerros y dieron el origen a los pueblos de Zoyatlán de Atlacco y Xoanacatlán. La “civilización de montaña” otomí, fue la tribu más antigua que dominó la región, hasta que fue sometida por los aztecas en el siglo XII. A toda la región de la Sierra de los Altos se le conocía como Tlapalpan, y pertenecía al señorío de Tzaollan o Zula, gobernado por Cuantoma. Se rendía culto a Atlquiahuitl, dios de las aguas, quien era representado en forma de gavilán. Tlapalpan participó en la Guerra del Salitre en el año de 1510, contra los purépechas de Tangaxoan II quien pretendía apoderarse de las playas de salitre del cacicazgo de Zacoalco. Fueron vencidos en Acatlán pasando sus territorios a pertenecer al reino de Colima. Este acontecimiento propició la conquista del occidente y marca el fin de la época prehispánica. Alonso de Avalos llegó a la región de Tlapalpan entre los años de 1521 a 1523, este hizo creer a Cuantoma que lo independizaría del rey de Colima, logrando con esto que le prestara obediencia, y así, Avalos empadronó a los pueblos de Tlapalpan quedando comprendidos dentro de la Provincia de Avalos que a su vez quedó sujeta al gobierno virreinal de la Nueva España. Diez años después, vinieron a evangelizar la región, frailes menores de la orden de San Francisco de Asís, guiados por Fray Juan de Padilla y Fray Martín de Jesús o de la Coruña. En el siglo XVII el obispo de Guadalajara, Juan Santiago y León de Garabito informó a Carlos II, rey de España que con todos esos pueblos se podía formar un curato, bien del clero secular o de la orden franciscana. Los religiosos construyeron un templo y un convento en Zoyatlán de Atlacco, y afuera del atrio se erigió una cruz rodeada por el cementerio, pasando este conjunto a ser el centro religioso de mayor importancia de la región, donde celebraban cada año el último domingo de diciembre fiesta a la "Purísima Concepción” y durante 34 años fue sede parroquial de Tlapalpan (1723-1757). A mediados del siglo XVII, se construyó una hacienda en el lugar estratégico que los naturales habían escogido para vivir, a la que se le conoció como Casa Verde, actualmente se encuentra a un costado del jardín municipal de Tapalpa, y el dueño se llama Ignacio Vizcaíno. Se construyeron casas en torno a la hacienda pertenecientes a los mozos que trabajaban allí, se fueron construyendo más y más y en esa forma se fundó Tapalpa. Los frailes franciscanos solicitaron al rey Felipe IV, que les concediera el permiso para la construcción de un templo en el lugar, debido al incremento de la población y, por cédula real del 24 de junio de 1682, se ordena su construcción. Hoy en día se encuentra localizada en la plaza principal; su bóveda es de medio cañón y el piso es de madera de mezquite original. En la actualidad es un espacio para exposiciones culturales. En 1775-1776 en este Curato se visitaron los libros de la administración por el Sr. Cura Miguel Díaz Orozco, y en el libro de gobierno No.5 informa: “lleva el nombre de San Antonio por ser este santo paduano titular y patrón; escultura que mide 1.38m, se venera con gran devoción el 13 de junio de cada año” (Cruz; López, 1997). Debido a la gran devoción que hubo hacia San Antonio en Tapalpa, se toma la decisión a mediados del siglo XX de realizar una nueva parroquia de mayor tamaño donde pudieran concentrarse todos los feligreses. Esta parroquia, dedicada a la Virgen de Guadalupe, se erige frente al templo de San Antonio, en la plaza principal de Tapalpa, construida en 1940 por Cipriano González Jiménez, benefactor del pueblo. Una vez construido el nuevo inmueble, se traslada la figura original de San Antonio de Padua a esta nueva parroquia y, con el fin de completar el retablo neoclásico donde se hallaba la escultura original, se coloca una nueva imagen de San Antonio de Padua, la escultura que se aborda en el presente informe. 1.2.2 Contexto socio - cultural Tapalpa es una localidad y cabecera del municipio con el mismo nombre. Su demarcación corresponde a la región administrativa Sur del estado de Jalisco. El municipio comprende parte de la región geográfica conocida como Sierra de Tapalpa, que cuenta con una importante extensión de bosque, pues el territorio se asienta entre los 1,040 y 2,880 msnm. Además, colinda con otros sitios de importante valor patrimonial, como lo son el parque nacional Nevado de Colima y la laguna de Sayula. La mayoría de la población de Tapalpa es católica. Dentro de la organización de la iglesia, Tapalpa pertenece a la Diócesis de Ciudad Guzmán, con la parroquia de San Antonio de Padua. Se festeja a la Virgen de Guadalupe el 12 de enero; en estas fiestas participan toda la población y sus rancherías. Se quema un castillo de juegos pirotécnicos los nueve días de las fiestas, y hay un día dedicado a los hijos ausentes. Otra tradición importante en Tapalpa es el Triduo a San Antonio de Padua, una serie de rezos, en honor a San Antonio de Padua, celebrados anualmente del 11 al 13 de julio, donde el último día se pasea la imagen por las calles de Tapalpa, con la petición de que llueva. Las fiestas nacionales en Tapalpa desde el 13 al 16 de septiembre se conmemoran con el festival alusivo a los niños héroes, día del charro con desfile y escaramuza, el 15 con carreras de caballos, competencias de maratón, palo encebado y torito (Cruz; López, 1997). Los atractivos naturales de Tapalpa atraen visitantes nacionales y extranjeros para descansar durante los fines de semana y por estancias más largas en verano. Es así como, el turismo es una de las principales actividades económicas de la localidad. Este sector genera una considerable derrama, pero a la vez conlleva implicaciones sociales, culturales y medioambientales. Además, Tapalpa ostenta el nombramiento de Pueblo Mágico desde el año 2002 (Andrade Romo, 2018). Bibliografía ANCHISI de Rodríguez, Coralia. (24 de febrero de 2016). Labor evangelizadora de los frailes franciscanos en Las verapáces [Sesión de conferencia]. Universidad Francisco Marroquín, Guatemala. ANDRADE Romo, Edmundo & Cornejo Ortega, José Luis & Espinoza Sánchez, Rodrigo & Camacho Ramírez, Margarita (2018). Tapalpa mágico Pueblo y patrimonio cultural. Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de la Costa. México. CARMONA, J. (2003). Iconografía de los santos. Ed. Akai. España. (págs. 34-37). Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico: Junta de Andalucía. (2017). San Antonio de Padua con el Niño. Obtenido de Junta de Andalucía: https://www.museosdeandalucia.es/web/museodebellasartesdesevilla/obras-singulares/- /asset_publisher/GRnu6ntjtLfp/content/san-antonio-de-padua-con-el- nino?inheritRedirect=true CRUZ, F., & LOPEZ, L. (1997). Monografía del municipio de Tapalpa. Tesina. Secretaría de Educación Pública. Cd. Guzman.