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BIENVENIDA

 Hola que tal. El programa de hoy esta dedicado a quienes desean agregarle valor a su relacion y para usted
que se conecta cada viernes para tambien conocer de todos los temas que platicamos a fin de guiar a otras
parejas.

 Asi que, sean todos bienvenidos a MATRIMONIOS – Parejas Xtraordinarias, la mejor excusa de cada
viernes en la noche para que tú y tu cónyuge esten conectados para disfrutar de un contenido dedicado a
mejorar tu relación. Asi que, de todo corazon, les deseamos que Dios les bendiga con salud, bienestar y asi
mismo prospere tu vida matrimonial y de pareja.

 Como todos los viernes un servidor Rusther Peña y quien me acompaña mi esposa Erika Domínguez.

CONFLICTOS SIN RESOLVER.


 Elsa y José comenzaron como dos tortolitos en su nido de amor. Sin embargo, en desde que paso el 1er
año de casados, las cosas empezaron a cambiar.
 José se recostó del sillón para descansa comenzó a ver la tele cambiándole de un canal a otro. Elsa le
hablaba y era como un sonámbulo. Pero un día, Elsa tomó su cartera y salió diciendo: “Me voy de
compras…” Mientras que José ni en cuenta, seguía con los ojos pegados a tele.
 Elsa llama a su madre para comentarle que no podía imaginar a donde ha ido el José que solía ser muy
divertido, ese José que le enseñó a estar alegre, pero hoy su cerebro se encuentra en otro planeta.
Todo el tiempo esta acostado, si trata de hablar sobre las cuentas y los pendientes explota, se va al
garaje a juguetear con su coche y así.
 Y mientras esto sucede José, se mira y se dice así mismo: “me siento asfixiado…” Pensó. Nunca
estamos de acuerdo, ella solía mostrarse interesada en mis partidos de fútbol y hacerme compañía
mientras arreglaba el carro. Ahora, actúa como si fuera mi madre. Luego añadió algo que jamás se lo
diría a nadie: “Además, las relaciones sexuales tampoco son todo lo que yo esperaba…”
 Tanto Elsa como José ocultaban su desilusión, él prefería salir con los amigos y ella se habituó a salir a
gastar el dinero en compras y a quejarse de su esposo en cualquier momento.
 Pasando los años queda embarazada, luego se enteran que hay complicaciones y el niño nacerá antes,
las difíciles semanas que pasaron los obligó hacer sinceros el uno con el otro. Elsa necesitaba saber si
José le iba a apoyar.
 Cuando José miró los ojos suplicantes de Elsa, volvió a darse cuenta del por qué se había casado con
ella.
 Los 2 sabían que habían permitido que sus sueños se les escaparan de las manos. Entonces
descubrieron que las ofensas y las heridas son inevitables en una relación matrimonial.
 Se preguntaban dónde había quedado su relación antes de casarse, donde conversaban, donde habían
largas caminatas, noches compartidas con los amigos, diversiones espontáneas se habían deteriorado
hasta llegar a una serie de conflictos sin resolver y de herias sin sanar. Y ya se encontraban bien
encaminados hacia el divorcio emocional y quizás hacia el legal.
 El embarazo los trajo a un punto crucial. Necesitaban limpiar el aire que había entre ellos, debían
resolver las ofensas y las heridas, debían perdonarse el uno al otro y volver a encontrar aceptación y
conexión.
 Entonces comenzaron el proceso de enfrentar los conflictos y las diferencias. Sólo el amor que perdona
sana las heridas, resuelve los conflictos y les permite a los esposos sentirse aceptados y conectados de
nuevo.

Las parejas que se encuentran atrapadas en el modelo de conflictos sin resolver (ofensa-herida-enojo) y que
no tienen idea de cómo resolver sus diferencias están atrapados en lo que se conoce como círculo abierto.
¿Entonces que debemos hacer?
Elsa y José estaban destrozados el día que se enteraron de las complicaciones que llegaron con su bebé.
Tenían que tomar decisiones en cuanto el procedimiento médico, la confusión se apoderó de ellos y ambos se
dieron cuenta de que esta nueva forma de estrés se sumaba a todo el montón de situaciones que se habían
causado el uno al otro y que convertía en dudosa la posibilidad de concentrarse en cerrar el circuito de
conflicto.
La pareja busco ayuda, para resolver las decisiones medicas necesarias. A medida que se estabilizaba la
condición del bebe, comenzaron a ocuparse de todas las ofensas atrasadas sin resolver entre ellos.
En algunas parejas una crisis las motiva a decidirse a resolver sus diferencias. A otras les lleva mucho más
tiempo resolver todo el cúmulo de ofensas, heridas y enojos sin sanar. De cualquier manera, la sanidad
comienza solo cuando uno de los cónyuges o los dos, deciden emprender el trabajo que necesariamente hay
que hacer en el corazón para limpiar el camino y poder cerrar el circuito.
Ser humilde y orar: Retrocede, acude a Dios, confiesa tu pecado, ¡y ora! Puedes decir: “Dios, dame la
humildad para resolver este asunto de una manera que te honre. Ayúdame a tener gracia con mi cónyuge y a
ser sensible. Ayúdanos a hablar con cordura. Ayúdanos a cerrar el circuito y a reavivar nuestro amor”.
También puedes orar con las palabras de uno de los Salmos de David, un hombre que produjo profundas
heridas a través de sus ofensas. Él decía: “Examíname, oh Dios y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea
mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno…” Salmo 139:23-24.
La oración suaviza nuestro corazón, nos ayuda a cambiar nuestro orden de prioridades. Mientras hablas con
Dios, dile que tienes en compromiso con el amor, la humildad y la obediencia. Puedes orar unas palabras de
Filipenses 2:3-5, que describe cómo cerrar el circuito del modo que Cristo lo haría: “No hagan nada por
egoísmo o por vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás. La actitud
de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”.
Busca la causa subyacente del conflicto: Atraviesa las cuestiones superficiales y busca la verdadera causa de la
herida. ¿Tu enojo se debe en verdad a la ofensa o hay alguna otra cosa qué te ha molestado? Prueba algunas
de estas ideas para que te ayuden a escudriñar más profundamente:

 Busca fuerzas externas, tales como la presión en el trabajo o las finanzas, que produzcan estrés en la
relación.
 Decide qué es lo que en verdad tiene importancia. ¿El problema básico de tu conflicto no es negociable o
se trata de alguna preferencia personal como la proverbial diferencia en cuanto a cómo aprieta cada uno el
tubo de la pasta dental? ¿El problema es un mundo o una irritación leve?
 Analiza el hallar maneras en que puedas quitar motivos de estrés en tu matrimonio, aunque sea de forma
temporal, a fin de que logres concentrarte en tu relación. Considera la posibilidad de salir a pasear todo un
día o de disfrutar una salida nocturna o de una velada tranquila en tu hogar sin niños.
 Trata de comprender y aceptar la manera en que tu cónyuge se enfrenta al conflicto.
 Ser realista. No esperes a que todo se haga como lo hacía tu madre o la madre de tu cónyuge según el
caso.

Comprométete a hacer que tu relación sea la prioridad número uno. Uno de los grandes saboteadores de las
relaciones saludables es la tendencia a dejarlas para lo último (procrastinar). Cuando estamos estresados o
sobrecargados porque vivimos a toda máquina, algunas veces la gente más cercana a nosotros es la que más
resulta herida.
Dios espera que la relación con tu cónyuge sea un lugar seguro para resolver conflictos. En la medida que te
comprometes con Dios y con tu cónyuge a mantener vivas la relación pase lo que pase, esta se convierte en
una especie de refugio.
Incluye a un compañero de confianza al que le rendirás cuentas: Mientras más arraigado esté el conflicto y la
herida, más importante será que incluya a un tercero confiable que te pida cuentas sobre cómo cierras el
circuito.
Debe ser alguien que los ame y respete a los dos por igual, que mantenga reserva en cuanto a tu relación de la
manera más confiable posible. Puedes buscar a un consejero cristiano, un grupo de discipulado o mejor aún a
una pareja madura que te ayude a mantenerte concentrado en el amor que perdona. Invita a estas personas a
que te pidan cuentas de forma periódica haciéndote preguntas como:

 ¿Siempre le estimas en muy alto valor a tu relación?


 ¿Te valoras y respetas a ti mismo como valoras y respetas a tu cónyuge?
 ¿Abordas el conflicto de frente o te retraes y lo evitas?
 ¿Resistes la tentación a controlar o manipular?
 ¿Te esfuerzas por lograr la reconciliación?
Estas son preguntas difíciles de responder, pero te ayudarán a mantener en el camino del proceso del amor
perdonador con tu esposa/so.
Paso 2: Comunica tus sentimientos
Muchas veces a la falta de comunicación se le conoce como el problema número uno de en los matrimonios.
¿Por qué? Quizás se deba a que las rupturas en la comunicación llevan a rupturas en muchas otras esferas de
la relación.
Cuando dejamos de comunicarnos, los conflictos se empeoran, la tensión se acumula y la intimidad se enfría
como el polo norte o el espacio sideral.
Cuando Elsa y José se pudieron tomar un respiro para hablar de manera constructiva sobre sus desilusiones,
cada uno había juntado una lista de trapitos sucios con todas las ofensas. Fue un intercambio doloroso y lleno
de lágrimas, pero desnudaron sus almas el uno frente del otro y ventilaron sus heridas.
En el proceso, lograron adquirir una nueva perspectiva de los sentimientos del otro. Las acusaciones de “Tú
nunca…” y “Tú eres tan…” se convirtieron en “No me di cuenta que te lastimaba cuando…” o en “No tenía
idea de que pensaras así…” la comunicación sincera los ayudó a lograr una mejor comprensión de sus
conflictos; comenzaron a ver los problemas a través de los ojos del otro.
Piensa con atención lo que deseas decir. Haz una lista o escribe un párrafo sobre cada asunto de modo que
logres expresar tus motivos de queja y las cosas que te duelen de manera simple y clara.
Busca un árbitro. Cuando los problemas son demasiados grandes y demasiado dolorosos como para
enfrentarlos por tu cuenta, busca un consejero que sea objetivo y confiable para hablar de esos asuntos con
ustedes.
Envía el mensaje completo. Habla de manera amable y con calma, pero di todo lo que fuiste a decir. Un
mensaje completo consta de pensamientos, sentimientos y necesidades. Expresa lo que piensas, lo cual
incluye tu percepción, tus valores y actitudes acerca de lo que pasas. Luego di cómo te sientes al respecto.
¿Sientes temor, ansiedad, desilusión, esperanza, optimismo? Después sigue adelante y completa el mensaje
expresado lo que necesitas de tu cónyuge. ¿Necesitas una respuesta, un abrazo, un espacio durante algunas
horas, otro punto de vista?
Comprométete a escuchar. Cuando escuches a tu cónyuge que describe la ofensa y la herida, debes resistirte
en el punto del apuro por quererte defender o probarle que está equivocado/a. Primero escucha y haz
preguntas que ayuden a la claridad y la comprensión. La Biblia nos recuerda en Santiago 1:19: “Mis queridos
hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para
enojarse”.
Concéntrate en lo positivo. Confirma rasgos o hábitos positivos. Di, por ejemplo: “Me gusta…” o “Estoy muy
agradecido…” o “Eres muy buena en…”
Evita el silencio por respuesta. Algunas veces, en especial cuando los cónyuges están enojados, se cierran
como una ostra y le dan al otro el silencio por respuesta porque piensan que el silencio comunicará su
perspectiva. No confundas silencio con comunicación. En realidad, casi siempre es sólo manipulación. El
objetivo es abrir la comunicación y no la nefasta idea de quién gana.
Que tus palabras se expresen tu intención. No digas: “Detesto el fútbol”, sino que en realidad quieres decir
es: “Me gustaría que pasáramos algún tiempo significativo juntos los sábados por la tarde”. Antes de hablar,
piensa con cuidado que te molesta en realidad.
No uses generalización. Evita frases como: “Nunca sacas la basura cómo se supone que debes hacerlo” o
“Siempre estás hablando por teléfono con tu madre”. Por lo general, son exageraciones y sin lugar a dudas no
sirven de ayuda.
Utiliza el “yo” en los mensajes. “Algunas veces yo me siento olvidado y solitario”, suena mucho mejor que “Tú
nunca me prestas atención”. Concéntrate en tus pensamientos y sentimientos en lugar de insistir en los
fracasos de tu cónyuge. Es invariable que las generalizaciones conduzcan a la respuesta definitiva de tu
cónyuge porque sentirá la necesidad de aclarar las cosas.
Póngase de acuerdo con un plan para manejar los conflictos. Contesta estas preguntas junto con tu cónyuge:
¿Como deseamos hablar el uno con el otro cuando surge un conflicto?
Cuando te encuentras en un conflicto, es imprescindible que te comuniques de manera abierta y sincera. El
fracaso al tratar de expresar tus sentimientos y hablar de las diferencias ahogaran cualquier esfuerzo por
limitar el aire y restaurar la intimidad.

~FIN~

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