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Hola que tal. El programa de hoy esta dedicado a quienes desean agregarle valor a su relacion y para usted
que se conecta cada viernes para tambien conocer de todos los temas que platicamos a fin de guiar a otras
parejas.
Asi que, sean todos bienvenidos a MATRIMONIOS – Parejas Xtraordinarias, la mejor excusa de cada
viernes en la noche para que tú y tu cónyuge esten conectados para disfrutar de un contenido dedicado a
mejorar tu relación. Asi que, de todo corazon, les deseamos que Dios les bendiga con salud, bienestar y asi
mismo prospere tu vida matrimonial y de pareja.
Como todos los viernes un servidor Rusther Peña y quien me acompaña mi esposa Erika Domínguez.
Las parejas que se encuentran atrapadas en el modelo de conflictos sin resolver (ofensa-herida-enojo) y que
no tienen idea de cómo resolver sus diferencias están atrapados en lo que se conoce como círculo abierto.
¿Entonces que debemos hacer?
Elsa y José estaban destrozados el día que se enteraron de las complicaciones que llegaron con su bebé.
Tenían que tomar decisiones en cuanto el procedimiento médico, la confusión se apoderó de ellos y ambos se
dieron cuenta de que esta nueva forma de estrés se sumaba a todo el montón de situaciones que se habían
causado el uno al otro y que convertía en dudosa la posibilidad de concentrarse en cerrar el circuito de
conflicto.
La pareja busco ayuda, para resolver las decisiones medicas necesarias. A medida que se estabilizaba la
condición del bebe, comenzaron a ocuparse de todas las ofensas atrasadas sin resolver entre ellos.
En algunas parejas una crisis las motiva a decidirse a resolver sus diferencias. A otras les lleva mucho más
tiempo resolver todo el cúmulo de ofensas, heridas y enojos sin sanar. De cualquier manera, la sanidad
comienza solo cuando uno de los cónyuges o los dos, deciden emprender el trabajo que necesariamente hay
que hacer en el corazón para limpiar el camino y poder cerrar el circuito.
Ser humilde y orar: Retrocede, acude a Dios, confiesa tu pecado, ¡y ora! Puedes decir: “Dios, dame la
humildad para resolver este asunto de una manera que te honre. Ayúdame a tener gracia con mi cónyuge y a
ser sensible. Ayúdanos a hablar con cordura. Ayúdanos a cerrar el circuito y a reavivar nuestro amor”.
También puedes orar con las palabras de uno de los Salmos de David, un hombre que produjo profundas
heridas a través de sus ofensas. Él decía: “Examíname, oh Dios y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea
mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno…” Salmo 139:23-24.
La oración suaviza nuestro corazón, nos ayuda a cambiar nuestro orden de prioridades. Mientras hablas con
Dios, dile que tienes en compromiso con el amor, la humildad y la obediencia. Puedes orar unas palabras de
Filipenses 2:3-5, que describe cómo cerrar el circuito del modo que Cristo lo haría: “No hagan nada por
egoísmo o por vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás. La actitud
de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”.
Busca la causa subyacente del conflicto: Atraviesa las cuestiones superficiales y busca la verdadera causa de la
herida. ¿Tu enojo se debe en verdad a la ofensa o hay alguna otra cosa qué te ha molestado? Prueba algunas
de estas ideas para que te ayuden a escudriñar más profundamente:
Busca fuerzas externas, tales como la presión en el trabajo o las finanzas, que produzcan estrés en la
relación.
Decide qué es lo que en verdad tiene importancia. ¿El problema básico de tu conflicto no es negociable o
se trata de alguna preferencia personal como la proverbial diferencia en cuanto a cómo aprieta cada uno el
tubo de la pasta dental? ¿El problema es un mundo o una irritación leve?
Analiza el hallar maneras en que puedas quitar motivos de estrés en tu matrimonio, aunque sea de forma
temporal, a fin de que logres concentrarte en tu relación. Considera la posibilidad de salir a pasear todo un
día o de disfrutar una salida nocturna o de una velada tranquila en tu hogar sin niños.
Trata de comprender y aceptar la manera en que tu cónyuge se enfrenta al conflicto.
Ser realista. No esperes a que todo se haga como lo hacía tu madre o la madre de tu cónyuge según el
caso.
Comprométete a hacer que tu relación sea la prioridad número uno. Uno de los grandes saboteadores de las
relaciones saludables es la tendencia a dejarlas para lo último (procrastinar). Cuando estamos estresados o
sobrecargados porque vivimos a toda máquina, algunas veces la gente más cercana a nosotros es la que más
resulta herida.
Dios espera que la relación con tu cónyuge sea un lugar seguro para resolver conflictos. En la medida que te
comprometes con Dios y con tu cónyuge a mantener vivas la relación pase lo que pase, esta se convierte en
una especie de refugio.
Incluye a un compañero de confianza al que le rendirás cuentas: Mientras más arraigado esté el conflicto y la
herida, más importante será que incluya a un tercero confiable que te pida cuentas sobre cómo cierras el
circuito.
Debe ser alguien que los ame y respete a los dos por igual, que mantenga reserva en cuanto a tu relación de la
manera más confiable posible. Puedes buscar a un consejero cristiano, un grupo de discipulado o mejor aún a
una pareja madura que te ayude a mantenerte concentrado en el amor que perdona. Invita a estas personas a
que te pidan cuentas de forma periódica haciéndote preguntas como:
~FIN~