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Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Facultad de Artes ASAB


Artes Escénicas
Comprensión y Producción de Textos
Daniela Botero Martínez - 20222104008
Bogotá D.C. 13 diciembre del 2022

Desdibujando el amor

El amor, la inspiración para canciones, poemas, pinturas, miradas, suspiros; el amor, ese
generador de oxitocina que hace que en algún momento nos sintamos fuertes y poderosos,
confiados y entregados, lo que mueve todo, a veces está tan perdido.

Hace muchos años nací, una niña esperada por todos, añorada con mucho amor, crecí en medio
de paciencia y tiempo, esas cosas que les falta a muchos en su crecimiento, crecí feliz, espontánea
y payasa, la luz de mis ojos hacia que todo brillara incluso hoy veintitantos años después puedo
recordarlo, el amor siempre me movió, pero el amor también me destruyo, crecer en un cofrecito
de cristal donde todo fluía, donde todo lo que daba se multiplicaba, donde crecí fuerte y poderosa
un día se rompió, y la caída fue tan fuerte que me sentí totalmente desamparada, como si pasara
del cofre de cristal a un sótano oscuro y frio.

En el 2012 con 18 años recién cumplidos me enamoré, mi vida empezó a girar en torno a ese ser
que prometía ser todo lo que siempre soñé, que me dibujaba historias y aventuras juntos, y ¿qué
malo podría pasar?, si a mi todo siempre me había salido bien, me enamore, si, las cosquillas en el
estómago, los nervios, las charlas hasta la madrugada por teléfono, y esa inocencia preciosa y
ridícula de imaginar una vida al lado de alguien, de imaginar todo lo que se supone debemos tener
para ser “felices”, un apartamento, un carro, una profesión, hijos, una finca, un perro y un viaje al
año, etc., todas esas pretensiones que ahora me parecen tan superficiales y banas, él era todo eso,
yo me iba a encargar del resto, estudiar y cuidarlo a él, él, él, una persona calculadora, sensible
con los animales pero ridículamente fría con las personas, y esos pensamientos brillantes que
salían de su boca cada vez que hablábamos fueron como algodón para mí por años.

A los 18 años y medio estaba en un avión rumbo a Argentina, con el “amor de mi vida”, iba a
estudiar cine y tenia un gato, no podía ser mas feliz, deje a mi familia en Colombia la despedida
dolió pero las ganas de comerme el mundo hicieron que dejara de doler rápido, mis padres me
habían dado alas yo solo las tenia que usar, aterrice en Argentina y poco a poco este ser fue
construyendo a mi alrededor algo, que cada vez se parecía menos al cuento de hadas, cada vez
tenia menos colores, cada vez mis ojos brillaban menos, y cada vez yo me rompía más, deje de ser
libre, deje de amarme y mi vida se volvió la añadidura de la vida de alguien más, la casita de
campo de alguien, que me pinto y moldeo a su manera, a su gusto, pasaron años donde en cada
navidad lejos me volvía mas insensible, cada cumpleaños lloraba menos, fue como si me hubiera
convertido en una marioneta casi no sentía, o eso creía, aprendí un super poder, bloquear
emociones, bloquear y bloquear.

2015, tenía 21 años, ya había abandonado un par de carreras, no tenia amigos y mi familia estaba
tan lejos que los kilómetros entre Argentina y Colombia eran pocos a comparación de la distancia
que teníamos en nuestra relación, todo el mundo se canso de decirme que ahí no era, y yo solo
sentí que estaban contra mí, y yo que siempre tomaba buenas decisiones, que siempre daba
concejos y que siempre sabia como hacer la cosas, me tuve que comer todo ese orgullo cuando
me mire en el espejo y no me vi, ni brillaba, ni reía y cada palabra de él ya no era de algodón, cada
palabra me martillaba, cada desplante me rompía, pero yo seguía intentando no quebrarme,
intentando ser mejor para él, que se convirtió en lo único que tenía, lo puse por encima de todo
incluso de mi y cuando yo no era nadie, cuando me había desprendido de todo lo que me hacia sr
yo, llego alguien, NICOLÁS, como si fuera magia, como si la vida se cansara de darme palo y
decidiera un día darme el regalo más increíble.

Nicolás hizo que todo tuviera sentido, que, aunque él ahora era lo más importante, yo era parte de
él y por eso yo también era lo más importante, y ¿qué le voy a enseñar?, y ¿cómo le voy a enseñar
a volar y soñar? si yo estoy en una jaula, en medio de mi sumisión y en medio de mi cabeza baja,
miedo y todo en lo que me convertí, llegue a Colombia de nuevo, me fui de 18 y volví con 25, sin la
carrera de mis sueños, con una soledad que hasta el día de hoy no he logrado borrar sus secuelas,
pero con mi niño, él que me devolvió el color y que me enseño como se debe amar realmente, que
es lo que importa y me dio las alas mas grandes que me han dado jamás, sentirlo y verlo crecer se
volvió mi motor, y me separé, levanté mi cara después de 7 años de solo ver mis zapatos y dije no
más.
Desaprender todo en lo que uno se convierte con lo vivido es muy difícil, y es doloroso pausar la
vida y volver al pasado para recordar, aprender, perdonarse, reconciliarse con el sueño mágico y
bello del amor, y entender que ese concepto de amor se construye a partir de libertad, de respeto
y de confianza, y eso me lo enseño Nicolás, que hoy en día tiene 6 años y mi felicidad lo hace feliz,
y me ve bella siempre así me acabe de despertar, así este sudada porque recorrí 30 km en bicicleta
para verlo en la pandemia y así no esté en mis brazos todas las noches porque no le puedo ofrecer
todo lo que él merece, cada vez que me abraza y nos volvemos uno, el mundo para y solo somos el
y yo, y él solo él merece mis noches en vela, y solo él hace que cada día quiera ser mejor, y ¿qué es
el amor?, sino la fuerza que nos hace crecer.

Desmenuzar el amor con una experiencia propia es abrir heridas, pero terminar un ensayo
transformado esa herida en un motor, es un privilegio, después de lágrima, borrar, escribir, borrar
y volver a escribir, cambiar mil veces el titulo puedo decir que es maravilloso sentir, que si en
algún momento no hubiera estado tan triste, hoy no sabría lo feliz y afortunada que soy y que
todo lo vivido me ha hecho ser la mujer que hoy soy y de la cual estoy orgullosa y Nicolás también.

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