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LA INSIGNIA

Julio Ramón Ribeyro


Caminando sin rumbo por la playa, distinguí una insignia plateada entre la basura, curioso como soy, no
pude evitar guardármela.
Quedó olvidada en el bolsillo de mi traje por demasiado tiempo y solo la recuperé al enviarlo a la
lavandería donde amablemente me la devolvieron, entonces decidí que debía usarla.
Me sucedieron cosas extrañas desde que me la puse, pero lo más extraño fue el hecho de que me dieran
una tarjeta con una dirección, a la que claramente no pude evitar ir

Feifer
estuvo en
Pilsen
De camino a la reunión me encontré con diferentes personas con la misma insignia, tuvimos una reunión
que abarcó temas bastante peculiares; pero al final de la reunión, el que parecía el jefe me abarcó y
reconoció mi reciente ingreso, el cual pude disimular, mas me dejo una extraña tarea

Tráigame en la próxima
semana una lista de
todos los teléfonos que
empiecen con 38
Me encargaron más tareas de naturaleza bastante curiosa, las cuales cumplí responsablemente. Así fue
como gané cierta consideración y al cabo de un año fui ascendido
Pese a los problemas que me generaba en mi hogar cumplir todas las tareas asignadas, seguí haciéndolas
con un fervor que ni yo entendía. Seguí ascendiendo por distintos cargos y yo aún no sabía cual era el
fin de esta organización, ni su naturaleza.

¡Así lo hare!
No se
preocupe
Al cabo de un año me enviaron al extranjero, donde sin tener un solo centavo recibí toda clase de lujos.
Vi como se extendía la insignia de plata por todo el continente, estando tan desconcertado como al
inicio de esta curiosa travesía
Han pasado 10 años y ahora soy el presidente, tengo mucho dinero, inmuebles e incluso una esposa, mas
yo sigo como el primer día, en la más absoluta ignorancia acerca del tema

Si alguien me preguntara el sentido de la organización, me limitaría a dibujar rayas rojas en la pizarra


negra y dejaría que la mente humana dé toda explicación que se funda inexorablemente en la cábala.

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