Está en la página 1de 1

Hija del Mundo

Inmaculada no es piel sin tatuaje


Ni de blanca pureza extraordinaria.
Son tus labios colmando una plegaria
De adolescencia, pueblo y mestizaje.

Muchacha, corazón lleno de gracia,


Que te ofreces militante y sonriente
De tus latidos, como una vertiente,
la vida nueva brota en abundancia.

¡Qué abismo no devendría llanura


Si supiéramos hoy, con tu ternura,
Nosotros reinventar las profecías!

Danos, María, el sabernos hermanos,


Profetas de un Dios que cabe en tus manos:
Hija del mundo, madre del mesías.

También podría gustarte