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CREACIÓN

Y OBRA
A JUICIO DE LECTOR

Si algo se ama,
no merece indiferencia.

Las letras y la voz
no escaparon a este nuevo mundo
y han venido ingenuas, inofensivas,
frecuentemente zalameras,
acartonadas, indolentes,
y solo por excepción
bellas y contundentes.

¿Dónde estará anidando la efervescencia
del fermento en la cultura?
¿Seguirán vivas las vetas
de dolor, amor, denuncia,
lucidez, locura,
reformismo o revolución
que suelen fertilizar
a quienes han parido el arte?

¿Estarán menguando los desafíos,
más allá de las batallas presuntas
por subir gradas, decorar escenarios,
colgar cartones, sonreír en fiestas
o coleccionar aduladores?

¿Se estará apagando la osadía de la voz,
el grito de las letras,
la santa hoguera del poema?

Hay médulas y sangres,
imaginados pedrigrís,
impostores, impostoras
de libro y de salón,
profanos con pantalla,
pretendidas veleidades
…y en cada esquina
un poeta de probeta.

Será inevitable que así sea.

Pero en esa constelación,
saciada la oferta por demanda
de cosas perfumadas y mariposales,
coloridas, entretenidas, simpáticas,
notables, lamentables
o francamente vacías,
me sigue faltando arte
brillante, valiente, profundo,
brutal golpeador del alma,
censurable, irreverente,
excomulgable y exiliable,
auténtico
… y por ello maldito o bendecido.

Me siguen faltando más terremotos
que abran las tierras,
separen los mares,
perturben sosiegos,
erizen las pieles,
labren las almas,
decanten pensamiento
y cambien sociedades.

Como lector exijo
más que un bazar de carátulas,
un desfile de nombres sin talento,
mucho más que la maquillada corrosión
de lo parasitario, zafio y penoso.

Exijo ejercer el derecho
de que también en mi patria
nazcan obras trascendentes,
y más artistas verdaderos,
dignos de inspirar la más profunda devoción.

El arte es luz
y por aquí está oscureciendo.

La flota de lectores
navegantes de estas aguas,
esperamos tierra firme…

y que los faros lejanos
no terminen de apagarse.


Rogelio Ramírez Cartín
Navegando sombras / 2022

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