Ramén de la Fuente Mufiz
roduccién
es problemas éricos dé la medicina contemporinea, rela-
Senados con los avances tecnolégicos y los cambios en la
Bcicdad y en la cultura, han atraido el interés de los filéso-
los te6logos, los abogados y, por supuesto, los médicos.
En efecto, en el lapso de mi vida profesional, la medi-
ha expetimentado cambios més extensos y profundos
cn cualquier otra época de su historia. En el cuidado
Ja salud, el péndulo ha oscilado de lo individual a lo so-
i del énfasis en la curacién al énfasis en la prevencién;
El ciudadano y de la comunidad como sujetos pasivos, a
@ participacién activa; del trabaja individual al trabajo en
ipo, y de Is gran autonomia del médico, a su sujecién
Jas normas establecidas por las instituciones en las que
Esempefia sus tareas.
Por otra parte, los avances téenicos de la medicina han
erementado grandemente el poder de los médicos y hoy sus
Ecisiones tienen sobre la vida de las personas mayores con-
Eucncias que en el pasado. Ademis, la relacién del médico
ba los enfermos, en los diversos escenarios en que ocurten,
actos médicos, experimenta también cambios irreversi-
Es. Uno de estos cambios es que tanto los médicos como los
mos han perdido la libertad de escoger. Algunos sostie-
en que sin el ejercicio de esta libertad, las bases dela relacién
altcran en forma sustancial.
Los médicos confrontamos hoy en dia nuevos proble-
ss, y también viejos problemas en circunstancias nuevas,
ciono sélo algunos: las intervenciones médicas relacio-
con la iniciacién, la prolongacién y Ia interrupcién de
‘vida; procedimientos de diagnéstico y tratamientos més
sy también més peligrosos; el uso de firmacos que
feran la conciencia, el humor y la conducta; las implicacio-
=: dela experimentacién clinica en seres humanos, etcétera,
Introduccién
a la salud mental*
Estos cambios y las demandas que se generan en el seno de
|a sociedad, han afectado profundamente la prictica de la
medicina y hacen necesario que revisemos criticamente sus
‘metas y os valores que la rigen.
Esta disposicién reflexiva es tanto més urgente cuanto
gue en la sociedad pluralista y consensual, los valores tra-
dicionales de la medicina han perdido la fuerza notmativa
que tuvieron en la sociedad mas homogénea y autoritaria
del pasado, y algunos principios éticos considerados inmu-
tables, hoy en dia son cuestionados. Ejemplos de ese cues-
Gionamiento son las diferencias de opinién acerca de algunas
conductas médicas, tales como las relacionadas con la gesta-
cién y la prolongacién de la vida.
Una critica que frecuentemente se hace a la medicina,
«¢5 que como consecuencia del énfasis desmesurado en los as-
pectos técnicos, se descuidan los valores, y las virtudes que se
habjan considerado inherentes a la profesién, se desgastan,
Criticas a la medicina
En un simposio reciente sobre “Conocimiento, educacién
y valores humanos”, organizado por la Universidad de Co-
lumbia, se dijo que el progreso tecnolégico que ha trans-
formado la vida del hombre sobre el planeta, ha dictado un
proceso cognitivo, un conjunto de valores y finalmente, una
aproximacién a la realidad, que han fragmentado el aprendi-
aaje y generado un sistema econémico, politico y educativo
que valora mas las ganancias financieras que las contribucio-
nes sociales y que favorece tanto la precisién macemética que
ha dejado a un lado la introspeccién. Este modo de pensar,
se dijo, domina la interaccién social en todos los niveles. La
situacién, que afecta a la medicina, ha sido percibida tanto
por algunos educadores médicos como por algunos cientifi-
0s, como deshumanizadora. Una respuesta en la que unos
ferenca Magistral pronuncada pore Dr Ramén dela Fuente Mufiz, quien en ese momento fungia como Profesor Titular del Curso de Posgrado, 2 os alunos
sprimeringreso en a Facultad de Medicina de a Universidad Nacional Auténoma de México, el 21 de agosto de 2003Salud mental y medicina psicolégica
Y otros coinciden, es el renovado interés en la relacién de las
clencias con la filosofia del hombre total.
Siendo éstas las circunstancias, no es de extrafiar que
los médicos meditemos sobre os problemas que tan directs.
‘mente nos incumben y dialoguemos con la filosoffa, no con
| filosofia como especulacién, sino como reflexién ordena.
dora de la experiencia.
Nadie pone en duda que la ciencia y la técnica dominan
nuestra civiizacin, Aun las viejas humanidades, orgullosas
de su autonomia y de su liga con la filosofia, han tomado de
Ia ciencia sus métodos y su inclinacidn a la especializacién
Ash artes liberales como el lenguaje y la historia se han fag.
mentado y se han transformado en asuntos de comunicacion
y de estudios sociales
La medicina es una pieza del mosaico y, no obstante sus
admirables avances cientficos y teenolégicos, muchos pien.
san que en lo que se refiere al cuidado de la salud, las cosas
ne han ido tan bien como parece. Los logros en la preven-
cién y el tratamiento de las enfermedades que sc iniciaron
con los descubrimientos de Pasteur y de Koch al final del
siglo x0% hicieron pensar que todo lo demas seria ficil; pero
en el resto de la medicina las cosas han mostrado set mucho
més complicadas y se duda que en el cuidado de la salud el
camino seguido hasta ahora sea el més correcto.
Se sugiere que algo anda mal en la medicina y que lo
indicado es hacer un examen concienzudo de st filosofta sub
Yacente: sus objtivos y sus estrategias. Tambin el piblico ha
advertido nussto predicamento y demanda que pongamos
en orden nuestra casa y respondamos a los desaios; que exe.
‘minemos qué es lo que falléen la medicina en ese tramo de su
historia, cuindo dej6 de ser una prfesin profuandamenteig-
‘orante y se convirtié en una tecnologia basada en la cienche
‘También se culpa a la burocratizacién de haber tenido
efectos negativos en la medicina moderna, Se argumenta que
|a colectivizacin dela medicina ha generado una maquina.
tia burocrética impresionante, con la consecuencia de que el
imédico se ha visto despojado de su individualidad y, como
no tiene posibilidad de influir en el funcionamiento de esa
maquinatia, ha perdido interés en su trabajo y su sensibili-
dad en el trato con los enfermos se ha erosionado.
Los médicos especialistas son objeto de criticas reitera-
das, La principal es que, si bien al restringir su atencién en
forma exclusiva a un drea muy limitada de la medicina se
hhan tornado cada vez mis competentes en el manejo téenico
de ciertos problemas especificos, han perdido la visién del
Conjunto, y en su trabajo se les escapa el hecho fundamental
de que en el organismo la totalidad preside cl funcionamien-
to de las partes.
En realidad, las eriticas a la medicina y alos médicos se
originan en fuentes diversas y apuntan en varias direc
No puede dudarse que en el seno mismo de la profesin hay
tun sentimiento de inconformidad que tiende a extenderse.
Hace algunos afios Ivan Illich causé conmocién con
su obra polémica Nemesis Medica, que inicia diciendo: “La
fascinacién de los médicos con la tecnologia tiene conse.
suencias deplorables para los enfermos, y la gente exté des.
contenta con la influencia que los médicos tienen sobre sus
vidas”. Con base en lo anterior, toma como objeto de sus ara,
uesa los que identifica como reductos del poder profesional
de los médicos.
Argumenta Lich que la mejoria en la salud general de
tas poblaciones que la medicina exhibe con orgullo debe ser
atribuida principalmente a factores extramédicos y que, en
cambio, la medicina ha impuesto ala sociedad una tecnologia
muy costosa que estéabsorbiendo més y mis recursos. Agre-
82 que la profesién se ha vuclo inhumana cinsensible y que
sélo busca controlar y limita alos hombres. Piensa que las
tuacién tiendea deteriorarse y que muchos médicos no tienen
Ya ni simpatia ni compasién por los enfetmos y que, como
carecen de vocacién, estén obsesionados por el dinero. A se
juicio, muchas innovaciones médicas no mejoran realmente
'a calidad de vida de los pacientes y muchos médicos mane.
jan a sus enfermos como si fueran objetos y se interesan rie
Bor los andlisis y los procedimientos que porla persona que
std bajo su cuidado.
Ilich exagera, pero no obstante el esgo de sus argumen-
‘0s, seria insensato ignorar sus criticas, porque ni él ni otros
ue en algiin grado comparten sus puntos de vista estin de
Paso, Ademés, algunas de sus criticas dirigidas principal.
‘mente a la medicina privada e individualista contienen més
que una particula de verdad,
lich cumple una funcién semejante a la del teatro del
absurdo, que nos irtita para conmover nuestra indiferencia
Y obligamos a cxaminar nuestras creencias y suposiciones
més Bj,
Sin embargo, no basta con rebatr estas criticas y aducir
ciffasen apoyo de nuestros argumentos. Horrobin, quien re.
bate a Illich con éxito, reconoce entre otras casas que si para
evaluat los procedimientos quiritgicos y las técnicas en cl
dliagnéstico pusiéramos por lo menos el mismo empeno que
Ponemes para asepuramos de que s6lo fiemacos efectivos y
Seguros alcancen cl mercado, algunas operaciones quitrgicas
¢ innovaciones tecnolégicas nunca se hubieran generalizado
y s6lo utilizarfamos las que aportan ventajas indudables «
los enfermos. En su conjunto, dice, la medicina podria ser
tuna operacién mds sencilla, pero més humana; sobre todo,
|a profesién de médico seria cjercida con vocacién, que eso
‘que més se necesita,
Un hecho que aun el cxamen més superficial pone
al descubierto, pero que no ha sido tomado debidamente
€n cuenta, es que las acciones médicas rebasan continua,
‘mente los limites convencionales de la ciencia y de la téeni-
ca y que hay factores que juegan un papel importante en
'a salud y en la enfermedad a los cuales no se ha atribuide
eee reTa importancia que tienen: factores psicolégicos, éticos y
sociales. En. otras palabras, que la medicina es también, en
su esencia, una ciencia centrada en la persons, es decir, una
ciencia humana.
‘Siaceptamos que la medicina estéfallando, podemos pre-
guntamos: zcudl es la solucién? En busca de ella, algunos
educadores médicos y filésofos de la medicina han vuelto
los ojos hacia los valores humanos.
El término “humanismo”, que evoca imagenes que alu-
den al hombre como centro de interés y consideracién, es
ambiguo y se presta a varias interpretaciones. Las distintas
versiones de humanismo se apoyan en consideraciones ya sea
histéricas,filos6ficas o cientificas.
Conviene aclarar que el humanismo, més que una doe-
trina especifica es una corriente del pensamiento, una aproxi-
macién al hombre, en la cual se pone el acento en los valores
que dimanan de su naturaleza: su igualdad fundamental, su
individualidad, su dignidad y margen de su libertad.
Quienes ven en el humanismo el remedio para evitar
los excesos del tecnicismo, piensan que si los valores huma-
ros fueran mejor comprendidos y aceptados por los médicos,
é tos tendrfan una actitud mis critica en el uso de los recur-
sos téenicos y mayor sensibilidad para vera sus enfermos como
personas. El principio es que cada estado de enfermedad y
cada decisiGn médica tienen un aspecto técnico y un aspec-
to ético y que ambos aspectos estin estrechamente unidos,
y ni uno ni otro pueden ser ignorados sin que esto tenga
consecuencias.
He de advertir que destacar la importancia de los valo-
res en la medicina clinica no implica, como temen algunos,
restar importancia a los aspectos técnicos. De hecho, puede
sostenerse que el desgaste de la medicina en su dimensién
humana no radica en la técnica, sino en el espiritu con que
sc le ha aplicado y en el hecho de que absorbe totalmente la
atencién de muchos médicos, quienes, como consecuencia,
descuidan otros aspectos de sus enfermos. Se ha dicho con
razén, que mientras avanzamos en la técaico, lo humand, lo
social y lo politico nos rebasan.
El concepto tradicional del humanismo en la medicina,
el que ha privado hasta la mitad del siglo que transcurre, se
fund6 en la conviccién de que si el médico es una persona
versada en las humanidades: las lenguas, Ia literatura y la
historia, adquiere por ello mayor comprensién de lo que es
humano. Se ha llamado “humanista” al médico educado en
las artes liberales, con talento para escribir con esmero, con
clegancia, y capaz de incursionar con sensatez en el terreno
de las ideas y de los problemas sociales. No puede dudarse
que este humanismo tradicional es admirable y conserva su
valor, aun cuando hay que reconacer que esta educacién,
ue libera el espiritu y es tan deseable en los profesionistas,
ni es accesible a la mayor parte de los médicos ni les hace
necesariamente més comprensivos con sus enfermos.
Capitulo 1 + Introduccién ala salud mental @ 3
El ejemplo més completo de un médico humanista, en
«ste sentido tradicional, fue sir William Osler, visto por mu-
chos como el maestro més influyente en la medicina norte-
americana. Al nominarlo para la presidencia de la Asociacién
Clisica, Gilbert Murray dijo acerca de Osler, “representa un
tipo de culcura que nuestra Asociacién no desea ver desapare-
cerdeeste mundo, la de un hombre que, si bien se dedica asu
ciencia especial, conserva, sin embargo, una base amplia de
interés en todas las clases de letras”. Osler fue esencialmente
1 modelo del médico como hombre cultivado y educado,
En él se combinaron en forma soberbia, talentos clinicos,
perspectiva cientifica, preocupacién por lo humano yy, ade-
iis, capacidad de alcanzar la excelencia en esas habilidades a
das que tradicionalmente se ha identificado con la educacién
liberal: Ia habilidad de pensar, escribir y hablar con claridad
tener gusto, ser persuasivo y tener sensibilidad moral.
Cierta familiaridad con la literatura, el arte, a sociologta
y la historia de las ideas, enriquece y distingue al médico
educado de aquel que solamente esté adiestrado, Es un he-
cho que la persona cultivada puede abarcar un panorama
més rico y tener més elementos para pensar y reflexionar
criticamente, Sin embargo, ser educada no hace necesatia-
‘mente més considerada y compasiva a una persona. Tal vez
s esperar demasiado si se piensa que la educacién liberal
por si misma da al médico un sentido de los valores impli-
cados en su profesién y lo hace més humano en el trato con
sus pacientes.
Hay otro concepto de humanismo que se abre paso en
el campo de la ciencia, y particularmente en el de la psicolo-
fa y la medicina. Se nutre del conacimiento no de lo que el
hombre hace; sino de lo que el hombre es, de las caracteristi-
‘as que tiene como propias. Este humanismo es compatible
con la ciencia y se nucre de ella.
Segiin Ashby, una imagen del hombre que hace justicia
ala condicién humana en la edad tecnolégica se construye
con datos de la biologia, la psicologia, la ética axiolégica y
Ia historia, Una ilusteacién de este punto de vista es la teoria
general de los sistemas, propuesta por el bidlogo von Berta-
lanfy, que aporta un marco antropolégico adecuado para la
integracién de datos dispersos en términos de la toralidad.
Lo esencial es el concepto de hombre que se sictia en el
centro del saber y del quehacer médico. El médico de con-
viecién humanistica reconoce que las acciones médicas re-
basan reiteradamente los limites convencionales de las cien-
cias biolégicas y de la técnica; que la medicina es en buena
parte, una ciencia humana y que los aspectos subjetivos
interpersonales de la salud y de las enfermedades son reales,
son importantes, pueden examinarse con rigor critico y no
necesitan ser relegados al arte médico, que de todos modos
los complementa.
‘Varias son las consecuencias que el enfoque humanistico
tieneen laensefianza y en la préctica de la medicina. Aspectosque no obstante su relacién estrecha ¢ importante con la
salud, la enfermedad y el bienestar, se habian dejado a un
Jado, y ahora pasan a ocupar su lugar: el papel de los eventos
de la vida y de los conflictos humanos en la iniciacién, curso
y desenlace de los procesos pacolégicos; la alianza del médico
con el enfermo, sin duda el mas antiguo de los ingredientes
terapéuticos; la naturaleza y el alcance curativo de las
fluencias psicolégicas, el significado de la fe, la esperanza, el
sufrimiento y la confrontacién con la muerte; los recutsos
que se ponen en juego para contender con adversidades y
contradicciones internas, etc., son algunos de los fenémenos
que son abordados en forma cientificamente valida
Otras consecuencias del enfoque humanistico en la
prictica de la medicina son los valores a los cuales se asigna
un papel central. Esto es importante porque el que los mé-
dicos se adhieran a los principios éticos tradicionales ya no
«es suficiente y, por otra parte, sus valores personales pueden
discrepar en forma importante de los valores de sus enfer-
mos y de la sociedad. Por ejemplo: los puntos de vista de
un médico sobre la vida, la muerte, el sexo, el consumo de
alcohol, el suftimiento, Ia pobrezs, etc., pueden diferir sus-
tancialmente de los de otros médicos y de los de sus pacien-
tes. Lo importante es que desde una posicién humanistica se
reconoce la necesidad de examinar a fondo los conflictos de
valores implicados en las decisiones médicas; no s6lo los del
bien y el mal, sino los mis atormentadores del bien y el bien.
las obligaciones que el médico tiene para con sus pa-
cientes no se derivan de la ideologia, Ia historia o la sociolo-
gia dela profesidn, ni deben estar influidas por el hecho de
que la retribucién del médico por sus servicios sea directa 0
indirecta. Se derivan del impacto de la enfermedad sobre la
condicién humana; la vulnerabilidad de la persona enferma
yy su necesidad de ser amparada, y de la naturaleza intrinseca
dde su relacidn con el médi
auténtica y objetiva de la ética profesional es esta sieuacién y
estas obligaciones, que trascienden cualquier derecho o pri-
vilegio que los médicos podamos tener.
‘Ciertamente, la idea del humanismo médico se encuen-
tra ya expresada en el furamento y en otros libros del Corpus
hipocritico, pero estas formulaciones tradicionales y otras
aque se derivan de ellas son insuficientes y no embonan con
el concepto moderno de la salud y de la enfermedad, ni los
contflictos de valores implicados en las complejas decisio-
nes que en la préctica de la medicina actual tienen que ser
confrontados.
Una consecuencia més del enfoque humanistico en la
medicina es el papel activo que se asigna al paciente en su
relacién con el médico. En efecto, el principio tradicional
de la sumisi6n del enfermo a la autoridad irrestricta del mé-
>. A nuestro juicio, la base més
dico tiende a ser sustituido por el principio de que en cada
accién médica, las opiniones y los valores del enfermo han
de ser realmente tomados en cuenta. En la literatura médica
reciente, ambas opciones, la tradicional y la nueva, han sido
muy debatidas. El principio de la autonomia puede defi-
nitse en los mismos términos en que lo definié John Stuart
Mill: “sobre s{ mismo, su cuerpo y su mente, el individuo
s soberano”. Este principio de autodeterminacién llevado
al extremo es inaceptable para muchos enférmos, quienes
no desean asumir responsabilidad en decisiones importan-
tes relativas a su salud, ni por muchos médicos, quienes
san que siendo ellos, los médicos, quienes tienen lo
conocimientos y Ia experiencia necesatios para tomat las
dccisiones, su autoridad no debe ser discutida. Es claro que
el asunto es més sutil de lo que parece y que estamos ante
una reaccién dialéctica al autoritarismo de los médicos en
el pasado.
Del humanismo médico brota también el ideal mo-
demo de salud para todos, materializado en la estrategia de
Alma-Ata, Del humanismo y de la reflexién de los médicos
de cara al bien comiin. Ciertamente, son decisiones legales
¥ politicas las que harén posible que los hombres alcancen el
bienestar al que son acreedores por el hecho de ser hombres,
pero es necesario que nuestros valores médicos esencialmen-
te individualistas adquieran una nueva dimensién social
La concepcién de la medicina que propone como meta
principal Ilevar la salud a los pobres, contrasta con el hecho
de que la atencién privada se desenvuelve en el medio de
tuna cultura mercantilista. Ciertamente, ningin médico se
ha entiquecido con la medicina preventiva, y en cambio ésta
exige que los médicos creamos en la supremacfa de los valo-
tes que se asientan en la solidaridad humana. Es claro que
sa postura no necesariamente esté refida, como algunos su-
ponen, con la brisqueda de la excelencia y la contribucién al
conocimiento, pero requiere una transformacién profunda
de nuestras conciencias
Muchos médicos se resisten a las nuevas corrientes en,
la medicina porque tropiezan con sus creencias y actitudes
arraigadas en una ética individualista estrecha.
Hay contradiecién entre los deberes del médico con
sus enfermos como individuos y sus deberes con la sociedad?
Pensamos que en esencia no la hay y que, de hecho, la ética
‘médica social es solamente el otro rostro del humanismo en
la medicina.
El desaffo de a salud es un aspecto de la construecién de
tuna sociedad sana, que haga posible que el mayor niimero
de hombres encuentren condiciones que propicien la actua-
lizacién de sus potencialidades para la vida, El progreso seré
solamente un espejismo, si conforme avanza, no se generan
y se activan los mecanismos que aseguren a cada individuo
un nivel de vida aceprable: alimentacién adecuada. vivienda
jiénica, saneamiento ambiental, educacién y acceso a la
cultura. Este panorama muestra cudn largo es el camino que
nos queda por recorrer, pero al menos conocemos los obs-
téculos: la ignorancia, los prejuicios y la apatiaEn el afo de 1958, cuando Rail Fournier fungfa como
director de la Facultad de Medicina de la UNAM, se llevé-
a.cabo una reforma en la ensefianza de la medicina. Un as-
pecto de esta reforma fue hacer explicito el eriterio de que
el humanismo ha de ser una de las metas generales de la
educacin del médico. Se plantearon entonces las pregun~
tas: ze6mo instilar esa dimensién humana en su formacién?
y zcémo proporcionar a nuestros estudiantes una dieta ba-
lanceada de ciencia y humanismo?
La tarea no parecia sencilla, puesto que no sélo se tra-
taba de transmitir conocimientos, sino de generar actitudes.
La formacién del médico estaba entonces —como lo sigue
estando— sobrecargada de datos cientifics y tecnolégicos
ya la luz de las apremiantes necesidades pricticas, a orien-
tacién humanistica parecia algo dispensable y anacrénico,
‘Nuestro argumento fue que la limitacién a lo supues-
tamente prictico en el adiestramiento de los médicos trae
consigo su empobrecimiento intelectual, el estrechamiento
Capitulo 1 + Introduccién a la salud mental @® 5
de su sentido moral y, a la larga, la pérdida de su sensibilidad
y de su capacidad de reflexion, y que si el humanismo en la
‘medicina es algo mas que una mera declaracién, tiene im-
plicaciones importantes en su ensefianza, en su ejercicio y
en la investigacién, porque en tiltimo término, 1a imagen
que se tiene del hombre determina la clase de medicina que
se practica.
Sin estarimportanciaal papel queen laformacién huma-
nistica del médico tienen el estudio dela historia dela medici-
nay filosofia moral, nuestro criterio fue, y sigue siendo, que
la psicologia médica orientada al estudio de la persona total,
es el instrumento insustituible en la formacién humanistica
del médico.
Para terminar diré que nunca en su historia tuvo la me~
dicina, como tiene hoy en dia, tanta necesidad de exami-
nar criticamente sus metas y sus normas para conciliar los
avances de la técniea con las necesidades del hombre y de
Ja sociedad.