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“Agüicho”
Franco
UN LEGADO
MUSICAL PARA
ENTRE RÍOS
DIRECCIÓN FOTOGRAFÍAS
Instituto Nacional de la Música Instituto Nacional de Musicología “Carlos
Vega”, Museo Municipal de la Música José
CONSEJO EDITORIAL Oscar “Pepe” Ruiz, Secretaría de Cultura de la
Bernabé Cantlon Provincia de Entre Ríos.
Charo Bogarín
PRENSA Y COMUNICACIÓN INAMU
IDEA, REALIZACIÓN DEL PROYECTO Y Rodrigo García Olmedo
REDACCIÓN
Museo Municipal de la Música José Oscar CONTACTOS INAMU
“Pepe” Ruiz (Bovril, Entre Ríos) www.inamu.musica.ar
info@inamu.musica.ar
CON LA COLABORACIÓN DE
Secretaría de Cultura de la Provincia CONTACTO MUSEO MUNICIPAL DE LA MÚSICA
de Entre Ríos JOSÉ OSCAR “PEPE” RUIZ
Francisca D’Agostino - Secretaria de Cultura, www.bovril.gob.ar
Germán Andrés Gómez - Subsecretario de
Gestión Cultural © 2023 INAMU
© 2023 Museo Municipal de la Música José
COORDINACIÓN EDITORIAL Oscar “Pepe”Ruiz
Neli Saporiti Marzo 2023
EDICIÓN Y CORRECCIÓN
María Claudia Lamacchia Hecho el depósito que prevé la Ley 11.723
Impreso en Argentina
EQUIPO DE TRABAJO (Museo Municipal de la
Música José Oscar “Pepe” Ruiz) Impreso en Grupo Maorí, Av. Bartolomé Mitre 3027,
Víctor Hugo Acosta, Delcio Arce, Fabián Munro, Pcia. de Buenos Aires
Casals, María Eugenia Figueroa, Claudia
García, Rodrigo Luján Zárate, Andrea Prohibida su reproducción parcial o total sin
Marrazzo, Marcia Müller, Rodolfo Rubén permiso previo de los editores.
Romero y Diego Luis Secchi.
ISBN 978-987-47083-6-6
Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un
sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, gra-
bación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede
constituir un delito contra la propiedad intelectual.
5
6
Índice
Editoriales 9
~ Desentrañar las raíces musicales
Por Bernabé Cantlon, Presidente del INAMU
Prólogo 15
~ Recuperar la identidad regional
Por Gustavo Surt
Biografías 21
~ Agustín “Agüicho” Franco
~ Carlos Vega
La Investigación 33
~ Objetivos
El Equipo de Trabajo 65
~ Algunas reflexiones finales
Sobre el Museo 85
Bibliografía 93
Editoriales
10
Desentrañar
las raíces
musicales
E
l Instituto Nacional de la Música (INAMU) nace con un espíritu federal
y colectivo, diverso y plural. Esta es la guía fundante que rige nues-
tras acciones hasta el presente, con el fin principal de fomentar las
obras de diferentes géneros musicales que emergen cada día en los distintos
rincones del país. Este compromiso se extiende a proyectos solistas y grupales
en gestación que requieren de nuestro impulso, así como al repertorio desa-
rrollado en el pasado, que es preciso rescatar, valorizar y difundir entre las
nuevas generaciones. Siguiendo este objetivo, con el apoyo fundamental de las
direcciones culturales de cada provincia, hasta el momento hemos publica-
do libros-cancioneros sobre artistas memorables como Luis Alberto Spinetta,
Gustavo “Cuchi” Leguizamón, Mario del Tránsito Cocomarola, Leda Valladares
y Marcelo Berbel.
En esta oportunidad les presentamos a Agustín “Agüicho” Franco, un gran
intérprete entrerriano, guitarrista oriundo de la ciudad de Santa Elena. Esta
divulgación es posible gracias al intenso trabajo efectuado por el equipo de
investigación del Museo Municipal de la Música José Oscar “Pepe” Ruiz, de la lo-
calidad de Bovril (Entre Ríos). Es decir que la propuesta de este libro, la recopi-
lación de las grabaciones con las ejecuciones de Agüicho, su posterior análisis
y plasmación en textos e imágenes, fueron tareas del mencionado Museo, aglu-
tinando en esta misión a referentes de la música del Litoral. La edición final y
publicación estuvieron a cargo del INAMU, con el acompañamiento y asesoría
de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Entre Ríos.
Este material surge con la idea de profundizar la búsqueda de la raíz musi-
cal entrerriana, en este caso a partir de las grabaciones inéditas realizadas a
Agüicho por el musicólogo Carlos Vega en su viaje por la provincia durante el
año 1942. Dichos fonogramas, cedidos al Museo de Bovril por el Instituto Na-
cional de Musicología, fueron examinados por un grupo que incluye entre sus
integrantes a reconocidas figuras de la música regional. Al efectuar la escucha
de esos audios, el equipo de trabajo detectó ritmos propios de la zona, como el
chamamé, chotis, pericón y mazurca.
En síntesis, esta obra pretende desentrañar los orígenes de la música de Entre
Ríos y su influencia en la región, a través de las interpretaciones de Agüicho
grabadas por iniciativa de Vega en el siglo XX con atinada conciencia histó-
rica-cultural, y de las voces de personalidades destacadas de la cultura local
interesadas en preservar y compartir el paisaje sonoro-musical típico del ser
•
del Litoral.
12
Parte de
nuestro
ADN
sonoro
Secretaria de Cultura de la
Provincia de Entre Ríos
13
E
l valioso aporte de este libro es como una piedra fundamental del
cancionero popular entrerriano. Un descubrimiento no es azaroso,
un hallazgo implica la búsqueda, y esa inquietud es la que llevó a un
grupo de músicos y al equipo del Museo Municipal de la Música de Bovril, a
encaminar desde el centro de nuestra provincia un emprendimiento invalo-
rable: dar con las pistas fundacionales de esta obra, que hoy es un hecho por
su trabajo apasionado, más la generosidad del Instituto de Musicología. A eso
fueron sumándose tareas, desafíos y voluntades; la intervención de la Secre-
taría de Cultura provincial, y la importante ayuda del Instituto Nacional de
la Música, que eleva a nivel país esta pieza necesaria.
Este descubrimiento que se basa en las grabaciones a Agustín “Agüicho”
Franco, hasta ahora inéditas, del musicólogo Carlos Vega en su viaje por Entre
Ríos en el año 1942, da cuenta de los rasgos ya latentes de ritmos y estilos que
son nuestro ADN sonoro. A la vez que brinda herramientas de estudio sobre
el rico acervo cultural, abre más interrogantes para seguir analizando y reco-
nociendo el largo y cambiante peregrinar de las músicas en nuestro Litoral.
Aquí hay tanto de sorpresa artística, como de investigación antropológica,
testimonios históricos y valores culturales, voces, memoria y sentido. Toda
una condensación de materia viva como es la música, que fusiona tradicio-
nes y atraviesa fronteras. Este libro y sus audios se vuelven un documento
único, que faltaba en la historia de la música popular entrerriana, y por tan-
to lo destacable de su existencia.
Con esto no solo podemos disfrutar del talento natural de “Agüicho” Franco,
acercarnos a los registros como tesoros, sino que también se tienden puentes
entre el pasado, el presente y un futuro imaginario de canciones. Como la
banda de sonido de nuestro primer pago chico, de los albores del tiempo, li-
bres campo adentro están y siguen vibrando esas melodías que nos enseñan
y nos contienen.∎•
Prólogo
16
Recuperar
la identidad
regional
D
e todos los sinónimos que para la lengua española tiene el término
rescatar, estamos convencidos que en el caso que nos ocupa debe-
mos emplear recuperar como acepción exacta. Es que, sin duda al-
guna, eso es lo que se hizo con este trabajo nacido a instancias del Museo
Municipal de la Música “José Oscar ‘Pepe’ Ruiz”, de la ciudad entrerriana de
Bovril. En este Museo, que vale insistir en que es único en la provincia, nació
la idea de rescatar la obra de un músico desconocido en muchos lugares de
Entre Ríos, pero de fundamental importancia en otros. Se trata de Agustín
“Agüicho” Franco, artista oriundo de Paso de las Yeguas (hoy Federal) y afin-
cado luego en la ciudad de Santa Elena. Es precisamente esta ciudad la que
distinguió y mantuvo su nombre. Y es razonable que así fuera, ya que allí el
músico “Agüicho” se puso de manifiesto, ganándose un lugar en el corazón y
en la memoria del pueblo.
Si el artista llega al alma de su gente, permanecerá en la memoria de muchos,
pero el tiempo hará lo suyo, y es posible que esa memoria flaquee y con ello
se pierdan muchas cosas importantes. Por esto es que toma fuerza la idea
impulsada por el Museo Municipal de la Música: dejar plasmada la vida y la
obra del artista para que se mantenga en el tiempo, todos puedan conocer
esa obra y hacer que permanezca por siempre.
Para ese fin era necesario ahondar en las investigaciones previas. Cierto
es que existen trabajos de don Roque “Tito” Casals, Roberto Romani, Carlos
Vega… el mismo Linares Cardozo se refirió a “Agüicho” Franco, y hubo otros.
Pero hacía falta hurgar en los orígenes, la vida y las realizaciones de Franco,
además de unir lo que hasta el momento se conocía sobre él. Nada debía que-
dar de lado. Era prioritario juntar lo existente y sumar datos menos conoci-
dos o directamente ignorados por la mayoría. Así fue que un grupo de artis-
tas defensores de la entrerrianía se unieron para comenzar y concretar esta
recuperación. ¡Vaya que esto no es un hecho menor! Artistas populares traba-
jando para que no se pierda la vida y la obra de uno de sus pares ya fallecido.
¿Por qué era tan importante la tarea y por qué el Museo se impuso llevar-
la adelante? Además, ¿por qué un grupo de artistas populares dedicaron su
tiempo y su esfuerzo para hacer realidad la idea? Lo primero para destacar es
la necesidad de salvaguardar la identidad regional. Una de las expresiones
18
“
mejor desarrollo de quienes nos su-
cederán. Solo si se conocen las raíces
será posible aprender a quererlas. Solo si se conocen
Únicamente conociéndolas será po- las raíces será
sible defenderlas. En otras palabras,
el árbol de la identidad está plan-
posible aprender a
tado y tiene fuertes raíces. Los que quererlas.
vengan podrán podar ese árbol de
la manera que gusten, pero el árbol
primigenio se mantendrá en pie.
Así, existe una inmensa posibilidad de que la obra de “Agüicho” Franco, al ser
difundida, se conozca, y a partir de allí los jóvenes artistas la tomen para in-
cluirla en sus repertorios y expresarlas en sus estilos. Como apuntábamos:
podar el árbol de una manera distinta pero manteniendo en firme las raíces
originales.
Finalmente, para proteger los bienes culturales hay que partir de la pre-
vención. Este trabajo que nace en el Museo “José Oscar ‘Pepe’ Ruiz”, es un ele-
mento muy valioso para que la prevención se instrumente y se concrete en
la protección que la cultura y la identidad necesitan. Al respecto, cierto es
que la cultura no debe ser algo estático o antiguo, pero el conocimiento de
lo ya existente es inevitable si se busca que lo que identifica a una comarca
perdure, claro que con los rasgos peculiares que se le irán sumando con el
transcurso de los años y las diferentes vivencias de los artistas populares y
de la gente misma.
Es posible afirmar, entonces, que el objetivo del Museo es proteger. Lo que se
protege no desaparecerá. Si no desaparece, será posible difundir. Si se difun-
de, se conocerá. Si se conoce, se apreciará y, por tanto, se cerrará el círculo
valioso del rescate y la recuperación que planteábamos al comienzo. •
19
Biografías
22
Agustín
“Agüicho”
Franco
A
gustín “Agüicho” Franco nació en Federal, provincia de Entre Ríos,
el 25 de agosto de 1890, transcurriendo su niñez en la zona rural,
dado que su padre don Zenobio Franco se dedicaba a las tareas de
campo en la estancia “El Aguará”, en la zona del Yeso. A partir de 1920, aproxi-
madamente, se radica en la ciudad de Santa Elena, donde se desarrolla toda
su vida, alternando sus trabajos con la actividad de músico, profesión por la
que era muy reconocido en la región por aquellos años.
Una semblanza de este músico entrerriano la realiza el escritor Roberto
Alonso Romani, quien en su libro Hermanos de patria y cielo. Misceláneas mon-
tieleras (2014) dice:
En el antiguo Paso de las Yeguas, hoy Federal, ciudad de canto y esperanza, na-
ció Agustín Franco el 25 de Agosto de 1890. Su padre don Zenobio, lo puso en
contacto desde niño con la realidad del campo entrerriano, particularmente
de los sucesos que tenían como escenario la estancia “El Aguará”, cuyo capataz
Ciriaco Ortiz, lo distinguió con un claro afecto superador de frías distancias.
Con los recuerdos de Pale Mauri y las acuarelas que recogió como explorador de
sentimientos, nuestro amigo Tito Casals asegura que “Agüicho sigue viviendo
en el corazón del pueblo, prototipo del gaucho del litoral. Con su guitarra a la
espalda, montado en su hermoso caballo de troncos negros, recorría los pagos
de la región llevando sus coplas, sus dichos y su música, con particular gracia
y simpatía”. Radicado en Santa Elena desde 1930, su figura se identificó con los
desafíos madrugadores del frigorífico regional, con las deschaladas de maíz
en Córdoba y Santa Fe, y con las destrezas del peón rural, donde su prestigio de
domador y jinete fue ganando el aprecio de los humildes, mientras su alegría
en idioma guaraní establecía una comunicación rica en tradiciones. En largas
noches cordiales, con fogones de amistad que recuerda el pueblo, la gente cos-
tera supo de su original interpretación en guitarra o acordeón verdulera, acari-
ciando la piel sensible del pariente del mar o prolongando las serenas madru-
gadas de la parroquia junto a sus amigos Pablo Gómez, Santiago Matías Gélvez
y el padre Fidel Olivera. Aquellos tanguitos antiguos, chamarritas, chamamés
galopeados, valses criollos, habaneras, estilos, milongas antiguas, polcas, scho-
tis, mazurcas y pericones fueron estudiados en 1942 por el investigador Carlos
Vega, quien, en el marco de su programa de recolección de la música tradicio-
nal, llegó a Santa Elena, conoció al artista e incorporó su producción al Institu-
to Nacional de Musicología.1
1 Extracto de Romani, Roberto A. (2014), Hermanos de patria y cielo. Misceláneas montieleras, Entre Ríos,
Ediciones del Clé, pp. 88-89.
24
Por su parte, con el título de Los pioneros de nuestra música (1991), el historia-
dor y músico “Tito” Casals se refiere a “Agüicho” Franco de la siguiente forma:
Excelente cultor de la guitarra y gran gusto para ejecutar este noble instrumen-
to. Guitarra con clavijas de palo y cuerdas de tripas de gatos o vizcachas. Músico
intuitivo, pero de elegante postura para las ejecuciones: pulgar para las bordo-
nas e índice, mayor y anular para las otras cuerdas. Su estilo, que por entonces
interpretaba un repertorio exclusivamente de música regional, era uno de los
mejores: Tanguitos Montieleros, Chamarritas, Chamamés, Milongas Antiguas,
Pericones, Schotis, Mazurca, Valses criollos, Polcas rural y Habaneras.2
2 Casals, Roque “Tito” (1991), “Los pioneros de nuestra música”. Extracto de un texto inédito realizado
para el programa de televisión “Nuestro folclore y su gente”, emitido en el mes de marzo por Canal 2 C.V.
Santa Elena.
3 Casals, Roque “Tito” (2014), Panorama de la Música en Entre Ríos, Entre Ríos, Ediciones del Clé, p.104.
25
Nadie mejor que don Roque para hablar de Agüicho, ya que no solo lo conoció,
sino que fue su amigo. En el mismo documento al que hacíamos mención
anteriormente se refiere a esto:
¿Pero quién fue don Agüicho Franco? Para la mayoría un ilustre desconocido y
para quienes hemos tenido el privilegio de conocerlo personalmente, de disfru-
tar de su amistad y de su arte, entendemos que es merecedor de que se conside-
ren sus trabajos, para un mejor y mayor conocimiento de la música regional.6
Carlos
Vega
H
ijo de Antonio Vega y Josefa Sánchez, nació en Cañuelas el 14 de
abril de 1898. Estudió guitarra desde los doce años de edad y des-
de los dieciséis fue discípulo de Antonio Torraca en violín, solfeo
y teoría musical. Allí fue llamado “el loco Vega” por su costumbre de recitar
poemas de amor parándose sobre un banco de la plaza.
Desde 1920 viajó por las provincias argentinas y colaboró con los diarios He-
raldo e Yrigoyen de la ciudad de Concordia (Entre Ríos) bajo los seudónimos
de “Cardenio” y “Rey Negro”. En 1926 se estableció en Buenos Aires. En 1927
creó en Cañuelas la Biblioteca Popular “Domingo Faustino Sarmiento” y en
ese mismo año fue adscripto al Museo Argentino de Ciencias Naturales “Ber-
nardino Rivadavia”, en la sección de Arqueología. En 1930 inició un proyec-
to de relevamiento musicológico del folclore argentino y en 1931 fundó el
Gabinete de Musicología Indígena del Museo de Ciencias Naturales, entidad
precursora del Instituto Nacional de Musicología (INM) que dirigió y que ac-
tualmente lleva su nombre. Al mismo tiempo, llevó a cabo un amplio estudio
de los códices medievales.
Desde 1963 fue docente de la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la Uni-
versidad Católica Argentina, entidad a la que donó numerosos materiales
musicológicos de su propiedad.
En 1965 se incorporó como numerario a la Academia Nacional de Bellas Artes
de la Argentina.
Vega estuvo casado con la compositora y concertista Silvia Eisenstein (1917-
1986), autora de la música del ballet “Supay”, estrenado en el Teatro Colón el 18
de noviembre de 1953. Juntos realizaron varios relevamientos de campo en
las provincias y compusieron obras musicales para teatro.
27
“
La brillantez es sólo el resultado del oficio. Lo
verdadero es la esencia. Y la esencia no brilla, pero
está, porque ella es la verdad.
Atahualpa Yupanqui, 1966.
En 1944 el mencionado Gabinete de Musicología Indígena creado por Vega se
constituyó en el Instituto de Musicología Nativa (Decreto del presidente Fa-
rrel Nº 32456/44). En 1948 se separó del Museo con el nombre de “Instituto de
8 Claro Valdés, Samuel (1967), “Hacia una definición del concepto de musicología. Contribución a la
musicología hispanoamericana”. Revista Musical Chilena, 21(101), pp. 8-25.
29
“
En el Instituto Nacional de Musicología, Carlos
Vega trabajó junto a eminentes musicólogos
como Isabel Aretz, Sylvia Eisenstein, Lauro
Ayesterán, Luis Felipe Ramón y Rivera, Juan
Pedro Franze, Mario García Acevedo y Jorge
Novati.
Junto a su equipo, iban en auto, montados en mulas o caballos, con los fonógra-
fos mecánicos, eléctricos, a batería y, en los últimos años, grabadores de cinta
magnetofónica. Vega pasaba sus días entre mundos que entrecruzaba: la orga-
nización de sus viajes de recolección de la música tradicional oral y el estudio
de los códices medievales, dando forma a su teoría de transcripción, en nota-
ción moderna, de los cientos de melodías que recogía en sus trabajos de campo.
Cabe decir que sus estudios sobre los orígenes de las danzas, la historia de
la música vocal e instrumental o la variedad de instrumentos musicales, no
fueron teorizados en el contexto de ejecución en el que se desarrollaban esas
experiencias musicales, sino que se centraban en los objetos y productos so-
noros. Por tal motivo, la mayoría de los registros de campo eran producto de
sesiones organizadas fuera del contexto cotidiano.
30
Cuidó su salud hasta donde puede cuidarla un hombre que tiene mucho que
hacer, mucho que dejar, mucho que decir a la cultura argentina (…) Nos ha deja-
do una arroba de documentos. Auténticamente, cabalmente, documentos. For-
mas. Ritmos. Melodías. Estribillos. Hallazgos originales. Modalidades que dife-
rencian la comarcanidad en la música anónima. Todo lo que se pueda discutir,
o pretender agregar, o cambiar, han de ser meras interpretaciones, juegos lite-
rarios, gustos estéticos, ensayos para “alguna proyección”, como se estila decir
en estos días, para darle importancia a una deformación de lo tradicional, que
consagre como talentosos a encontradores de “un nuevo folklore”. Ahora que
ya no lo veremos aparecer de tarde en tarde, cordial y sereno, como un maduro
joven cargado de consciencia, quiero agradecerle, como argentino, su obra, su
desvelo, su claridad, su ejemplo.9
9 Yupanqui, Atahualpa (1966), “Réquiem para el maestro Carlos Vega”, Revista Folclore Argentino, Nº 4, marzo.
31
Objetivos
E
ste trabajo surge como una inquietud de la Comisión del Museo
Municipal de la Música “José Oscar ‘Pepe’ Ruiz” de Bovril. Tiene por
objeto el acercamiento y conocimiento del desarrollo artístico del
músico entrerriano Agustín “Agüicho” Franco, tomando como punto de par-
tida los registros fonográficos que realizara el musicólogo argentino Carlos
Vega en 1942, por encargue del Ministerio de Cultura de la Nación Argentina.
Cabe destacar que dichos registros son los más antiguos en materia de mú-
sica con los que se cuenta hasta ahora en la provincia de Entre Ríos. Los mis-
mos demuestran no solo la relevancia interpretativa del músico entrerriano
Franco, tanto en el acordeón como en la guitarra, sino que exponen asimis-
mo registros de grabación de ritmos-danzas que relevan parte de la historia
cultural/social de nuestra provincia y de la región.
En definitiva, se pretende dejar un aporte significativo para el desarrollo del
conocimiento de nuestras raíces musicales, culturales; deseando que sea un
hincapié para investigaciones futuras que ahonden en estos y otros temas
vinculados a este entorno. Este es nuestro objetivo, convencidos de que este
trabajo será un aporte más a la cultura entrerriana.
La música de
Entre Ríos
según distintos
autores
Breve reseña
histórica de la
música en la región
P
ara entender mejor el porqué de nuestra música es importante con-
textualizar, aunque sea brevemente, las influencias socio-cultura-
les que nos llevaron a considerarla “nuestra música”. Para ello nada
mejor que citar a distintos autores que han estudiado la historia de la música
en esta región del Litoral argentino. A continuación, se reproducen algunos
extractos de la bibliografía tomada como referencia para esta publicación.
“
Siempre debemos examinar los trabajos que ya
se han hecho para tener una base sobre la cual
realizar nuestro propio trabajo.
36
Es importante destacar que los verdaderos dueños de estas tierras, los pueblos
originarios, con su rica historia, pertenecientes al Abya Yala (América), tuvie-
ron siempre sus propias costumbres, sus creencias, su música y sus danzas.
1 Ambrosetti, Juan Bautista (1963), Viaje de un maturrango, Buenos Aires, Ediciones Centurión.
2 Ídem.
37
Aquellas noches del Yeso escuchando las sentencias de algún payador fo-
gonero en la estancia San Antonio, junto a las costas del río Feliciano;
los cantares amanecidos de los obrajeros, el repique heridor de las pa-
las de hierro golpeando al costado de los carros de bueyes, con sus em-
buchados en parsimoniosa y lenta caravana y los carreros balanceán-
dose en el pértigo, cantando algún triste, añorador del ser querido…
Evoco el andar de los troperos, azuzando la vacada con sus gritos y silbos es-
tirados, mientras algún rezagado, aprovechando el sobrepaso de su montado,
desataba la guitarra de los tientos e inspirado quizás por la luna montielera,
hilvanaba felices coplas de chamarras entrerrianas.5
3 Cardozo, Linares (1989), Júbilo de esperanza. Apuntes básicos para una didáctica de la música y el canto regional,
Entre Ríos, Instituto de Antropología “Juan Ambrosetti”-Universidad de Concepción del Uruguay, pp.39-41.
4 Casals, Roque (2014), Panorama de la música en Entre Ríos, Entre Ríos, Ediciones del Clé, p.23.
5 Cardozo, Linares (1989), op.cit., p. 22.
38
La milonga, el estilo, el vals, formaban parte del repertorio común de los paisa-
nos que pulsaban la guitarra en el campo entrerriano. De vez en cuando canta-
ban chamarritas, otros la emprendían con el chamamé o el tanguito montiele-
ro, aunque para estos dos últimos géneros se requería el aporte de un acordeón,
seguramente verdulera, es decir de dos hileras y ocho bajos.6
6 Alarcón Muñiz, Mario (2014), “Prólogo” en Memorias vuelo (y otras milongas) –CD/libro, Víctor Veláz-
quez- Miguel Ángel Federik, Entre Ríos, Alternativa Musical Argentina, pp.12-13.
7 Casals, Roque (2014), Panorama de la música en Entre Ríos, Entre Ríos, Ediciones del Clé, pp.29-30.
39
Al Gato siguieron las Chamarritas y Schotis con largadas que se bailaban con una
seriedad bien en oposición con la ocupación y el lugar, cual si ganaran algo por
hacerlo bien y no quisieran cargar su conciencia con una plata mal ganada.11
8 Ídem.
9 Casals, Roque (2014), op.cit, p. 28.
10 Casals, Roque (2014), op.cit, p. 146.
11 García Pereira, Venancio; López Álvarez, Juaco (ed. y pr.) (2013), Cuadros y escenas criollas de Villaguay
(Argentina). Escrito por el médico asturiano Venancio García Pereira en 1894, Gijón, FMCE y UP. Muséu del
Pueblu d’Asturies, p.86.
40
Viaje de Carlos
Vega a la
provincia de
Entre Ríos
C
arlos Vega realizó entre 1931 y 1965 setenta viajes por la Argentina
y sus países limítrofes. Buscaba melodías en las memorias y en las
voces vivas de los territorios. Este poeta y compositor es considerado
el padre de la musicología en nuestro país.
La etnomusicóloga Isabel Aretz, la pianista Silvia Eisenstein y el investiga-
dor Lauro Ayestarán fueron sus principales colaboradores. Junto a ellos, Vega
recorrió geografías escondidas de las provincias argentinas, registrando en
ese andar los cantos populares de los baqueanos. Así fue que compiló 1700
discos grabados sobre diferentes soportes, como cartón parafinado, acetato,
celuloide y cintas magnetofónicas. Esos documentos sonoros se acompañan
de un abundante registro fotográfico y de fichas y cuadernos donde Vega
apuntaba día, lugar, género y compositor.
Uno de esos recorridos fue a las provincias de Entre Ríos y Corrientes, que él
enumeró como viaje N° 33, y que según constancias en el libro de registros
del Instituto Nacional de Musicología-INM (fs. 151), escritos de su puño y letra,
se realizó entre el 7 al 29 de noviembre de 1942. Entonces recogió doscientos
ochenta y tres (283) melodías. Fue allí donde grabó en diferentes ciudades a
distintos músicos entrerrianos tales como: Isabelino Almirón, Eduardo Fehi,
Modesto Rodríguez, Pedro Ramón Vilches, Mauricio Lezcano, Isabelino Al-
meira, Pedro Montenegro, Ramón Velázquez, Florindo Pérez, Ezequiel López,
Gabino Martínez, Cesáreo Gálvez, Cleto Benero Paez y Mariano G. García, to-
dos ellos en Paraná; Francisco Ladislas Spioussas, Apolinario Franco, José Vi-
ciconti y Pedro Montenegro, en La Paz; Epifanio Quirós y Agustín “Agüicho”
Franco, en Santa Elena; Anacleta de Rodríguez, Cecilia Amarillo, Gregorio To-
rres, Enrique Benítez, Ramón Arce, Esteban Flores, Nemesio Acebedo, Domin-
go Ojeda, Gregorio Parera y Gregorio Fierro, en Feliciano.
41
Según información del INM, Carlos Vega viajó hasta Paraná en un vapor de la
Cía. Mihanovich y luego, en un vehículo puesto a disposición por el Ministe-
rio de Obras Públicas, recorrió otros lugares de Entre Ríos y Sauce (Corrientes),
no existiendo ninguna publicación de dicho viaje, ni por Carlos Vega ni por
el mencionado Instituto de Musicología. Con posterioridad a su visita a la
provincia de Entre Ríos, el investigador elaboró un informe, en nota dirigida
al Director del Museo de Ciencias Naturales, de quien dependía el Instituto
Nacional de Musicología en 1942, el que obra en el mismo como documento
interno y que en su parte pertinente textualmente decía:
12 Constancia obrante en los registros del Instituto Nacional de Musicología (INM), Buenos Aires.
42
Registro de los
músicos entrerrianos
que grabaron para
Carlos Vega (INM).
43
Los fonogramas:
escuchas y
aproximaciones
E
l 7 de septiembre de 2019 en Bovril, Entre Ríos, se realizó un encuen-
tro-seminario del grupo de trabajo del Museo Municipal de la Música
con el fin específico de realizar el análisis de las piezas registradas
por el musicólogo argentino Carlos Vega en el año 1942 en grabación fono-
gráfica a Agustín “Agüicho” Franco. Dicho encuentro fue declarado de interés
municipal mediante Decreto N° 106/2019 de la Municipalidad de Bovril.
A continuación, detallamos cada una de las piezas estudiadas y las conclu-
siones a las que se arribaron.
El intérprete dice: “Soy Agustín Franco y voy a tocar un tango que aprendí a
tocar en 1905”.
La pieza tiene una duración de 1´17”; tempo 110.
En el comienzo de esta pieza, como en la mayoría de las restantes, se escucha
un silbato que da referencia a la nota la, presuntamente para dar cuenta de
la afinación en la que el intérprete tocará.
Sobre la ejecución en guitarra, teniendo en cuenta la afinación de 440, se pue-
de traducir la pieza a tonalidad de do sostenido menor. En la interpretación
se denota que el grave de la tonalidad utilizada está ubicado en la cuerda su-
perior 6ta. al aire y el dominante en la 5ta. al aire. Por lo cual se puede concluir
que la afinación de la guitarra no sería: mi, si, sol, re, la y mi en ordenamiento
44
La marejada
Registro de campo Nº 3244
del musicólogo Carlos Vega Agustín Franco
Transcripción Marcia Müller
q= 170
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13 Texto de Roque “Tito” Casals para su programa de televisión “Nuestro folclore y su gente”, emitido
por Canal 2 C.V. Santa Elena en marzo de 1991.
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54
Algunas
consideraciones
sobre los
fonogramas
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as tonalidades expresadas en estos análisis son comparando el so-
nido de las piezas a la afinación universal 4.40. No obstante estas
comparaciones no son exactas en cuanto a las vibraciones, pues al-
gunas tonalidades pueden estar en 4.45 o 4.37/8 (esto a modo de ejemplo). A
este respecto, cabe decir que en algunos fonogramas se escucha mencionar
una tonalidad que no es igual a la que el registro deja escuchar. Esto se puede
deber a las variaciones que pueden causar los métodos de captura del audio.
A la vez tengamos en cuenta que, en el caso de la guitarra, quizás la afinación
no era posible con tanta exactitud por el material del instrumento (cuerdas
de vizcacha o gato, con clavijas de madera, etcétera).
En el caso del acordeón, en la actualidad es posible encontrar instrumentos
que estén afinados con el sonido en la tonalidad 435, 445 vibraciones por se-
gundo u otras variantes. Recordemos que fue recién hasta mediados del siglo
XX que se instauró 440 vibraciones por segundo en la nota La 4 como regla
universal. Asimismo, debe decirse que los acordeones que habitaban la pro-
vincia de Entre Ríos para 1940 (década en que se realizó el trabajo de campo
de Vega), provenían de los inmigrantes europeos y seguramente habían sido
fabricados dos o tres décadas antes, al menos.
Por otra parte, la medición de la duración de las piezas puede variar debido a
los métodos de reproducción de los fonogramas, lo que también puede alte-
rar la afinación.
Finalmente, el vals, el chotis y la polca tienen una clara tonalidad europea.
Y cuando Agüicho dice tocar una milonga antigua, se puede apreciar que se
asemeja a la milonga porteña en algunas partes de la ejecución. •
57
Testimonios
de músicos
entrerrianos
Raúl Zárate
Nació en la zona rural cercana a la ciudad de Santa Elena hace 86 años, desa-
rrollando distintas actividades relacionadas con el campo y luego en el cono-
cido frigorífico de esa ciudad, fuente de trabajo de muchos habitantes de esa
localidad, zonas vecinas e incluso de otras provincias.
Desde muy joven aprendió a tocar el acordeón verdulera y por supuesto música
del Litoral, principalmente chamamé, hasta que los avatares de la vida y su tra-
bajo hicieron que por muchos años dejara la música; pero como siempre la llevó
muy dentro suyo, un día, no hace tanto tiempo, volvió a abrazar su verdulera.
Sentados cómodamente en el living de su casa charlamos distendidamente
con don Zárate y esto nos contaba:
58
En ese afán de recuperar nuestros orígenes musicales, don Tito Casals, cons-
ciente de la importancia histórica y cultural que contenía esa grabación de 1942
realizada por Carlos Vega a don “Agüicho” Franco, motivó a Julio López para que
hiciera con su mágica guitarra el rescate de tan valiosos ritmos de este norte
entrerriano. Años después don Tito lograría que el joven músico, también de
Santa Elena, Rodrigo Luján Zarate hiciera lo mismo, pero esta vez en acordeón.
14 Escrito realizado por Roque “Tito” Casals para su programa de televisión “Nuestro folclore y su gen-
te”, emitido por Canal 2 C.V., Santa Elena.
61
Su padre fue muy amigo de don Agüicho Franco, a quien Tata no recuerda
porque era muy chico. Cuando el artista de Santa Elena andaba por Bovril,
siempre pasaba por la casa de don Román. Ramón cuenta que, según su pa-
dre, Agüicho visitó varias veces sus pagos, convocado por alguna de las fami-
lias de buen pasar, quienes lo invitaban para animar alguna fiesta privada.
Esto demuestra que el talentoso compositor e intérprete recorrió toda esta
zona llevando su música y sus condiciones para ejecutarla. •
62
Conclusiones a
modo de aportes
D
ebemos referenciar a Agustín Franco como un músico profesional,
un artista intuitivo que a pesar de no tener formación académica
demostró una excelente técnica de ejecución en el instrumento.
Además, fue un intérprete polifacético, ya que tocaba al menos dos
instrumentos musicales (guitarra y acordeón); y un dato no menor para la
época es que cobraba por sus servicios musicales.
Agüicho fue oriundo de una región mediterránea, rodeada de montes na-
tivos; y posteriormente gran parte de su vida la transcurrió en una ciudad
portuaria, donde la existencia del frigorífico “La Bovril” Limitada mixturó
la población de ese lugar al que llegaban personas de diferentes rincones de
la región y del mundo. Allí Franco confraternizó con los viajeros. Estas ca-
racterísticas de los ámbitos donde vivió pueden dar respuesta al contraste
evidente en su música: lo agreste, lo recóndito y aislado contrapuesto a las
sonoridades universales, en muchos casos provenientes de Europa.
Sobre los fonogramas registrados por Carlos Vega, más allá del análisis técni-
co-estructural que podamos hacer, estos dan testimonio de la existencia de
ritmos tales como chamamé, tango, polka, vals, mazurka y chotis; muchos de
ellos con la nomenclatura agregada de “danza”.
Sobre los ritmos, tomando en cuenta las acotaciones previas que Agüicho
hace en sus interpretaciones grabadas, podemos suponer y reflexionar que
lo que hoy se conoce como “chamamé”, y que él menciona como “tango anti-
guo”, ya existía en el siglo XIX en la región. Nos preguntamos: ¿Dónde surgió
entonces este ritmo? ¿Podríamos afirmar que se gestó en una vasta región
que incluye espacios geográficos compartidos por varias provincias y países?
En sus interpretaciones, el músico también hace referencia al “pericón” –
que aprendió a tocar en 1906 en Federal (ciudad al norte de la provincia de
Entre Ríos)–, danza por excelencia de una vasta zona que abarca Argentina,
Uruguay, Chile y Paraguay; lo que demuestra que no es ocioso insistir en una
región cultural.
63
Siguiendo con las “danzas” ejecutadas por Agüicho, creemos que por sus ca-
racterísticas musicales estos ritmos podrían ser chamarritas. Entonces, ¿qué
interpretó Agustín en realidad? Si bien no hay registros de la existencia del
vocablo “chamarrita” en la región de origen de este intérprete, esas danzas
podrían serlo, quizás bajo otra nomenclatura en esa época.
Para concluir, compartimos los siguientes interrogantes surgidos del aná-
lisis e investigación: si Agustín Franco hubiera nacido en una ciudad como
Buenos Aires, ¿hubiera llegado su música a los grandes salones de la época?; si
hubiera existido una comunicación permanente con toda la región, ¿hubiera
influido su música en otras zonas del país y aledaños? Seguramente hay más
preguntas por desarrollar… Ha sido el objetivo de este trabajo generar un dis-
parador a la inquietud de otras personas, así como a otras generaciones que
deseen abordar temas referidos a nuestra cultura y a nuestra identidad. •
El Equipo de Trabajo
66
Algunas
reflexiones
finales
67
En defensa y
preservación
de la identidad
entrerriana
E
l Museo de la Música de Bovril, Entre Ríos, con este proyecto de estu-
dio, rescate y relevamiento de la obra del músico entrerriano Agüi-
cho Franco, está cumpliendo no solo con la noble tarea de continuar
lo que inició el musicólogo argentino don Carlos Vega, en la década del 40
del siglo pasado, sino que está enriqueciendo las ancestrales huellas que nos
dejaron grandes maestros del folclore popular argentino en general, y del
folclore entrerriano en particular. Aquellas personalidades fueron quienes
avizoraron que la cultura también estaba en el interior profundo del pueblo.
Don Atahualpa Yupanqui desde las primeras décadas del siglo XX ya recorría
los senderos de la patria buscando “el canto del viento”. Como lo hizo don
Linares Cardozo, el denominado patriarca de la música entrerriana, quien
también hurgó silenciosamente en los más recónditos rincones de esta pro-
vincia, rescatando coplas olvidadas. Existen testimonios de quienes han
visto a don Linares caminar por sus pueblos y sus costas, de bombacha y al-
pargatas, con un lápiz y un cuaderno, describiendo paisajes, tomando notas
y compartiendo algún mate en humildes ranchadas, investigando sobre las
raíces musicales de su patria chica.
68
Para ello, los directivos del Museo hicieron las gestiones correspondientes y
realizaron un viaje a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el único fin de
buscar los antiquísimos fonogramas donde se perciben la voz, la guitarra y el
acordeón del entrerriano Agüicho Franco, junto a los relevamientos de datos,
escritos y consignados en prolijas planillas, que se encuentran debidamente
protegidos y cuidados en el mencionado INM “Carlos Vega”.
En mi carácter de músico popular con más de 40 años en “Las voces de Montiel”,
compositor y escritor, con diez libros abordando distintos aspectos de la cultu-
ra entrerriana, no pude menos que aceptar el convite y participar con el único
fin de sumar mi granito de arena. Y además celebrar este hecho formativo y di-
dáctico que procura el Museo de la Música, convocando a distintos actores ac-
tivos de la provincia, en la defensa y preservación de la identidad entrerriana.
Las diversas reuniones convocadas por el Museo de la Música, con las respec-
tivas discusiones y análisis, lecturas y escuchas, en pos de los objetivos ya
descriptos, dieron sus frutos y llegaron a buen puerto, merced a la concentra-
ción y el esfuerzo desinteresado de los convocados.
Creo humildemente que estamos asistiendo a un presente promisorio en tér-
minos de valorar la identidad entrerriana y su cancionero popular. Esto se
suma a una bandada de jóvenes, talentosos músicos de todos los rincones en-
trerrianos que, con sus personalidades, van creciendo desde la raíz de aque-
llos maestros, valorando las experiencias de los mayores y aportando nuevas
ideas sin perder la esencia de una vasta y valiosa identidad entrerriana.
Finalmente, por encabezar este desafío, deseo de corazón larga vida para el
Museo de la Música de Bovril, Entre Ríos.
Y por todo ello me animo a asegurar que en estos tiempos nuestra cultura
popular provincial, sintetizada en el término entrerrianía, goza de muy bue-
na salud.•
70
A
partir del llamado del Museo Municipal de la Música de la ciudad
de Bovril, junto a otros invitados, participamos de la tarea de inves-
tigación de un trabajo musical inédito de Agustín “Agüicho” Fran-
co, grabado en 1942 por Carlos Vega. La primera sorpresa fue encontrarnos
con una vasta cantidad de canciones interpretadas en guitarra y algunas en
acordeón, de distintos géneros musicales que, si bien hoy están vigentes, en
estas obras tenían asignados otros nombres como género. En lo particular,
fue abrir una caja de recuerdos musicales y desempolvarlos, algo en lo que
supongo que coincidimos todos los que trabajamos en esto.
No cabe duda de que, al rescatar la obra de “Agüicho” Franco, se desentraña
un estilo de vida de esa época, así como la forma de interpretar la música y
sus ritmos, los bailes y los lugares donde esto ocurría.
Creo que es oportuna la apreciación antes dicha para saber de qué se trata y
resaltar la importancia de esta investigación; que era necesaria para nuestra
región Litoral por ser la música una rama importante de nuestra cultura y
de la idiosincrasia de nuestra gente. Por eso la trascendencia de este trabajo,
del cual me siento muy honrado de haber sido parte junto a personas amigas
destacadas en la materia.
Para concluir, quiero expresar mi agradecimiento al Museo Municipal José
Oscar “Pepe” Ruiz por la convocatoria a participar en este primer estudio que
se realiza en Entre Ríos sobre la obra de Agustín Franco. •
71
Registrar la
sabiduría
del pueblo
Por Marcia Müller*
(Paraná)
F
ormar parte de este trabajo de investigación me significó una enor-
me alegría por varias cosas. Entre estas, porque una institución como
el Museo de la Música nos convoque y finalmente nos “encontremos
en esta tarea”. Digo esto porque venimos trabajando en forma individual y
creo que ya es momento para que unamos criterios, búsquedas, para generar
esos escritos de nuestra cultura que tanto necesitamos.
Quizás con distintas visiones y es probable que sin estar todos de acuerdo; sin
embargo pudiendo generar estudios que vayan más allá de una mera colec-
ción de información, retomando el camino de la investigación que trazaron
personalidades como Carlos Vega, Linares Cardozo y otros que comenzaron
a registrar la sabiduría del pueblo que aún hoy está en la voz, la danza y la
música de nuestros mayores. •
72
Un principio
de muchos
interrogantes
Por Claudia García *
(Federal)
E
ntre Ríos aún es una tierra por descubrir. Sus historias, cultura y
saberes esperan el reencuentro con la hazaña de los investigadores
que logren transformar esos saberes en escrituras o en especies do-
cumentales que llenen las fuentes del conocimiento de las próximas gene-
raciones; que aporten luz a los intersticios que va dejando el pasado que la
oralidad empieza a confundir.
La investigación, rescate y difusión de la obra de Agüicho Franco no es un fi-
nal, es un principio de muchos interrogantes que se deben abrir, para seguir
indagando y deconstruyendo saberes regalados o cerrados. Celebro este tra-
•
bajo y la confluencia de tantos grandes de Entre Ríos para llevarlo a cabo.
74
Sobre los
integrantes
del equipo de
investigación
Representantes del Museo Municipal de la Música José Oscar
“Pepe” Ruiz (por orden alfabético):
Delcio Arce
Fabián Casals
jos discográficos son: “Gesto” (2012, Dúo Canción Mujer junto a Laura Ramat),
“Cauce” (2016, Rumor Litoral), “Mujer de chamamé” (2020, Marcia Müller).
En la actualidad se desempeña como docente de guitarra, música de conjun-
to y folklore en el nivel medio de la Escuela de Música “Prof. Constancio Car-
minio” de Paraná y como profesora de Didáctica de la Educación Artística en
la formación para maestros rurales (UADER).
Claudia García
deral y del Ballet Estable del Festival Nacional del Chamamé del Centro Norte
Entrerriano; directora y coreógrafa del Cuerpo Estable Municipal de Dan-
zas Folclóricas Argentinas “Reflejos del Montiel”.
Dentro de su rol de formadora, entre otros antecedentes, se pueden mencio-
nar también los siguientes cargos y actividades: directora de la Escuela Mu-
nicipal de Danzas Folclóricas Argentinas “Mbaracá del Montiel”; directora y
fundadora de la escuela privada dependiente del IDAF “Pago Montielero”, y
de la Academia de Danzas y Artes “Arte y Movimiento”. Además, ha sido parti-
cipante de la Primera Escuela de Chamamé que se realizó en Monte Caseros
(Corrientes). Desde el 2002 al presente es seminarista expositora en la Cátedra
Abierta del Chamamé.
Actualmente continúa relacionada con el ámbito del periodismo y el aseso-
ramiento cultural.
Andrea Marrazzo
Marcia Müller
Sobre el
Museo
Municipal
de la Música
José Oscar
“Pepe” Ruiz
87
Por su parte, mediante el Decreto Nº 369/17, el escenario de las danzas del Mu-
seo se denomina “Ana María Boleas”, en homenaje a la destacada artista local
y creadora de la primera academia de danzas folclóricas de Bovril.
Desde su inauguración, y cumpliendo con sus objetivos, el Museo de la Músi-
ca es visitado por escuelas de la ciudad y localidades vecinas, como así tam-
bién por personalidades de la música y la danza de la provincia de Entre Ríos.
Cabe destacar que, antes de cumplir un año de su creación, recibió el “Premio
Escenario 2015-Mención Especial (rubro música)”, otorgado anualmente por
el Diario Uno de Paraná, Entre Ríos.
Entre los aportes del establecimiento a la comunidad, desde diciembre de 2016
la Asociación Argentina de Intérpretes (AADI) cuenta con un espacio en el Mu-
seo, en el que informa y asesora sobre sus derechos a los músicos de la región.
Desde sus inicios a la actualidad se ha instituido como un “Museo vivo”, que
viene desarrollando una intensa actividad cultural a través de la realización
de eventos y reconocimientos relacionados con la música, con una activa
participación de referentes culturales de la provincia de Entre Ríos. •
93
Bibliografía
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Víctor Velázquez- Miguel Ángel Federik, Entre Ríos, Alternativa Musical Argentina.
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Pereira en 1894, Gijón, FMCE y UP. Muséu del Pueblu d’Asturies.
Yupanqui, Atahualpa (1966), “Réquiem para el maestro Carlos Vega”, Revista Folclore
Argentino, Nº 4, marzo.
94
“Desde la Patagonia”
El legado de Marcelo Berbel
La Vida Mía
Obra de Leda Valladares
“Corazón Alegre”
Obra de Gustavo Cuchi Leguizamón