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IZQUIERDA Y DERECHA DEL ECUADOR

La revolución   Hay una gama de conceptos, pero el básico ti ver con el predominio
del Estado o del mercado en la sociedad. La visión estatista se asocia con la izquierda,
en tanto la derecha tiende a quitar peso al Estado e impulsar que el mercado sea el
motor que mueve todos los engranajes del país. Por supuesto, hay corrientes
moderadas y extremas en ambas posiciones.
 
La izquierda
" En 2006, menos del 10% se identificaba con esta corriente ideológica. En 2016, la
adhesión llegó a 22,5%, su punto más alto. Para 2019, la cifra se ubicaba en algo más
de 18 puntos porcentuales " (Arroyo, Vistazo 2022, s/p)
 
¿Tiene algo que ver este crecimiento con el tecno populismo de Rafael Correa, que
se vende como representante de la auténtica izquierda?
 
“Correa llegó al poder en 2007 como candidato auspiciado por varios sectores de la
izquierda ecuatoriana, y fue precisamente entre 2006 y 2008 cuando se observa un
primer gran salto en quienes se autoidentifican con esta posición ideológica, pasando
del 9,8 al 15 por ciento” (Arroyo, Vistazo 2022, s/p),cita uno de los autores de este
capítulo de Laptop, Paolo Laptop, quien es profesor de la Universidad San Francisco de
Quito.
 
El politólogo Santiago Basabe, profesor de la Flacos, afirma que la hegemonía del
correísmo durante una década no se debe a que el electorado ecuatoriano fuera de
izquierda. “Aunque una de las ideas  más posicionadas para explicar la vigencia de la
‘Revolución Ciudadana’ es que la  orientación del electorado giró hacia la izquierda,
dicho argumento es falaz. La bonanza económica que vivió el país como consecuencia
de los altos precios del petróleo es la causa principal del auge de Correa y su
movimiento” (Arroyo, Vistazo 2022, s/p) escribió este académico.
 
El boom de los precios del petróleo duró hasta 2015; tras la caída, el modelo
empezó a derrumbarse y ésa es la razón por la que Correa no se candidatizó para los
comicios de 2017. Basabe-Serrano es coautor de un capítulo del libro “¿Fin del giro a la
izquierda en América Latina?” (Flascos, México, 2017), que analiza este fenómeno.
 
Por cierto, el correísmo enarboló la bandera de la lucha contra la “larga noche
neoliberal”, plataforma de los grupos de izquierda en Ecuador. Para ciertos autores, la
dualidad izquierda/derecha no puede entenderse separada de una posición respecto de
las políticas neoliberales.
 
Paradójicamente, argumenta Basabe, entre 1985 y fines de la década de los 90,
“Ecuador fue uno de los países de América Latina que menos avanzó en políticas de
ajuste en los planos económico, financiero, laboral y fiscal”. Junto con Costa
Rica, Paraguay y Uruguay, Ecuador es una de las naciones donde el traslado de
actividades del sector público al privado no fue significativo. En un ranking de
nueve países de la región, que mide el índice de privatizaciones en América Latina,
Ecuador ocupa el sexto lugar.
 
Correa, con Hugo Chávez y Evo Morales, son descritos desde el mundo académico
como gobernantes de una izquierda “nacionalista, estridente y cerrada”.
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IZQUIERDA Y DERECHA DEL ECUADOR

 
¿Y el centro y la derecha?
"Entre el 12 y el 15 por ciento de encuestados ecuatorianos se identificó con la
derecha entre 2004 y 2014. A partir de ese año, el modelo correísta empezó su caída
libre " (Arroyo, Vistazo 2022, s/p)
cuando se produjo la baja del valor del crudo en el mercado internacional.
 
El crecimiento de adeptos a la derecha subió del 13,7 por ciento en 2014 al 22 por
ciento en 2019, según Lapop.
 
"Un estudio de Moncagatta y Carlos Espinosa, que también es profesor de la USFQ,

confirma la “resiliencia” de la derecha ecuatoriana entre 2007-2017. Sobrevivió a la crisis de

partidos y al eclipse que supuso el correísmo " (Arroyo, Vistazo 2022, s/p)

El análisis muestra que la derecha es fuerte en el Litoral, gracias a una estrategia de

territorialización: la Alcaldía de Guayaquil está en manos socialcristianas desde 1992. Además,

“los actores más importantes de la derecha en las últimas dos décadas han surgido de

Guayaquil: Álvaro Noboa del PRIAN; Jaime Nebot del PSC; y Guillermo Lasso, de

CREO”.

 
"Quienes se ubican en el centro de la escala ideológica han sido, desde la primera
medición del Barómetro, mayoría entre las preferencias de los ecuatorianos. Pero el
alza más significativa se produjo entre 2008, cuando estaba en 38 por ciento, y 2019,
cuando subió a 53 por ciento, esto es, más de la mitad de los encuestados. Al sumar el
centro y la derecha se obtiene casi las tres cuartas partes de la totalidad" (Arroyo,
Vistazo 2022, s/p)
 
Además, el número de los indiferentes y renuentes a ubicarse ideológicamente bajó
a la cuarta parte entre 2004 y 2019. ¿Qué sugiere esto? Los niveles de politización
entre los ciudadanos crecieron en esos 15 años.  La politización es el “grado al
cual los ciudadanos responden o no cuando se les interroga sobre su autoidentificación
ideológica”. Que en 2019 más gente se haya decantado por elegir una posición
ideológica denota una ‘ciudadanía más politizada’”, explican los autores. Esto lleva a
otro tema. La polarización política llegó a un punto peligroso para la
democracia, advierte Paolo Moncagatta, en una investigación, aún inédita, revelada
aquí.
 

 
La polarización
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IZQUIERDA Y DERECHA DEL ECUADOR

Los académicos estudian la polarización en Estados Unidos, pero harían bien en


concentrarse en el fenómeno en América Latina, y particularmente en Ecuador.  La
polarización es el “movimiento desde el centro hacia los extremos”.
 
Si en 2004 una cuarta parte de la población se autoidentificaba en las
categorías ideológicas extremas, 12 años más tarde (en 2016) la cantidad era
el doble. La politización y la polarización serían procesos complementarios.
 
El trabajo “La creciente polarización ideológica en Ecuador”, en coautoría con la
investigadora Ana Emilia Poveda, presenta la magnitud del problema, en una escala de
uno al 100.  En 2016 el índice fue de 44,9, el más alto de los últimos 15 años. Para
2019, bajó a 36,5 puntos. Los datos sugieren dos oleadas. El primer pico a favor del
gobierno de Correa. Y el segundo, a favor de una corriente opuesta a ese proyecto.
 
" (Arroyo, Vistazo 2022, s/p) Este informe sugiere tres peligros. La afectación a
la calidad de la democracia es el primero. El sistema democrático es el terreno donde
se logran acuerdos mínimos"
entre posiciones distintas:  sin embargo, mientras más radicales sean, menor es el
espacio para puntos de encuentro. El segundo se refiere a la búsqueda de soluciones a
conflictos por vías no pacíficas. Los 11 días de protestas violentas en octubre de 2019
serían un ejemplo del agotamiento del diálogo. Y finalmente, el riesgo de que los
electores se inclinen por propuestas populistas y extremistas.
 
Por todo eso, el desafío nacional es impulsar el aprendizaje de vivir en democracia.
Un ejercicio que ahora es más necesario que nunca. 

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