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Remolacha
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Sentencia
Un monstruo en casa: condenaron a pocitano que violó a su hijo mientras
miraba una película XXX
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Venía escapando de Tucumán y lo atraparon en el centro de San Juan
Del moderno edificio de tres pisos que comenzó a construir Federico Cantoni en 1923,
no quedaron ni escombros, fue dinamitado por Robustiano Patrón Costas, a quien por
entonces se lo conocía como el ‘Zar del azúcar’, que había comprado todo el complejo.
La historia es digna de ser reflotada justo cuando otra provincia azucarera, Tucumán,
viene dando batalla contra un proyecto de ley que beneficiaría el uso industrial de los
jugos naturales, entre ellos el mosto. Aún cuando el proyecto fue modificado y se sumó
el uso del azúcar entre los productos beneficiados.
Algunos memoriosos, como Rafael Pérez Vela, hijo de Rafael Pérez, mano derecha de
Aldo Cantoni, y diputado del cantonismo, contó que su padre le habló sobre las
presiones de los norteños en la incipiente industria azucarera sanjuanina. “Patrón Costas
compró todo y lo dinamitó”.
En el libro ‘Federico Cantoni, Hacedor de San Juan del siglo XX’, escrito por su hija
Ursulina Cantoni, se encuentra esta historia: en 1923 Cantoni fue a Buenos Aires a
tentar a un grupo de posibles inversores para concretar una fábrica de azúcar de
remolacha, lo que buscaba era diversificar la producción de San Juan.
“Así llegaron a esta provincia Don José Rebollo y Ricardo Notario, a quienes por Ley
Nº 52 se les concedió la autorización. Se levantó un imponente edificio productor en
Media Agua, y a su vera se sembraron 100 hectáreas de remolacha azucarera. Se
construyeron además cómodas casas antisísmicas, muchas de las cuales subsisten hoy
sobre la Ruta Nacional Nº 40. Otros departamentos se unieron entusiasmados a la
iniciativa de plantar esta materia prima: 50 hectáreas en Jáchal, otras 50 en Pocito y 20
hectáreas en 9 de Julio. La fábrica trabajó dos años”, reseñaba Ursulina.
Luego mencionó la influencia en el país de la gran crisis del ‘30, y las presiones
políticas ejercidas por el monopolio de azúcar de caña que en el norte del país
comandaba Patrón Costa. “Se cerró en 1934, se desmanteló la obra y hasta se dinamitó
el edificio”, dijo Ursulina en su libro.
La puja no fue sólo económica, sino también política. La escritora Araceli Bellota lo
plasmó así: “Cantoni y el Bloquismo bien pueden ser considerados como un eslabón
clave en el proceso histórico de lo que suele denominarse en la Argentina ‘pensamiento
nacional y popular’”.
Mientras que Patrón Costas estaba en una línea diametralmente opuesta; además de
empresario fue un político conservador que llegó a ser gobernador de Salta, su provincia
natal, en el período 1913-1916.
Como empresario se lo recuerda principalmente por la creación del Ingenio San Martín
de Tabacal, en el departamento Orán, en el norte de la provincia de Salta; hoy
productora de azúcar Chango. Según la misma fuente, allí millares de indígenas de las
etnias kolla, wichí, toba y otras, “eran sometidos a condiciones de trabajo infrahumanas,
conforme a las demandas de producción, férreamente controlada por los capataces y los
intermediarios de mano de obra. Esta situación era motivo de agrias denuncias por parte
de la prensa de Buenos Aires, principalmente de los periódicos socialistas y obreros,
quienes denunciaban el origen de la fortuna de Patrón Costa sobre la base del trabajo
cuasi-feudal en condiciones propias de esclavitud”.