He decidido hablarles de la inesperada sequía que afecta actualmente a España.

De hecho, incluso en otoño, la sequía sigue siendo una realidad en España, ya que un informe medioambiental muestra que, a pesar de las
lluvias otoñales que han empapado gran parte de España, el territorio sigue sufriendo sequía. El 22 de noviembre, las reservas de agua estaban
a un tercio de su capacidad en todo el país, según el Ministerio de Transición Ecológica.
La falta de agua en el país también está provocando una reducción significativa de la producción de energía hidroeléctrica y graves
repercusiones medioambientales, como la desecación de humedales y la muerte de peces. Así pues, a largo plazo, la escasez de agua podría
repercutir en toda la biodiversidad y el ecosistema de España.

La situación es especialmente preocupante en el Sur y en Cataluña. Por ello, el martes 22 de noviembre, el gobierno autónomo de Cataluña
anunció que 515 municipios catalanes, entre ellos Barcelona, estaban en alerta por sequía, lo que significa que la alerta es casi general y afecta
al 90% de los 7,5 millones de catalanes. Es la primera vez desde la sequía de 2008 que la capital de Cataluña, la segunda región más poblada
del país, vive un escenario así. Este estado de alerta irá acompañado de restricciones, con medidas destinadas a reducir el uso del agua en la
agricultura, la ganadería, la industria y los usos recreativos que requieran riego. También se prevén restricciones en los municipios para el
riego de zonas verdes y la limpieza viaria.