Está en la página 1de 90

La casa en el edificio

Reconocimiento topológico del inquilinato

Textos
Marco Cortés
Ilustraciones
Roger Ruiz
La casa en el edificio
Reconocimiento topológico del inquilinato

Textos
Marco Cortés
Ilustraciones
Roger Ruiz

44
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

La casa en el edificio : reconocimiento topológico del inquilinato / textos, Marco


Cortés ; ilustraciones, Roger Ruiz. -- Primera edición. -- Bogotá : Universidad
Nacional de Colombia. Facultad de Artes, 2020.
90 páginas : ilustraciones (algunas a color), figuras. -- (Colección sin
condición ; 44)

Incluye referencias bibliográficas


ISBN 978-958-794-211-8 (rústica). -- ISBN 978-958-794-212-5 (e-pub).

1. Casas de inquilinato 2. Casas de apartamentos 3. Viviendas de alquiler --


Arquitectura 4. Arquitectura popular -- Viviendas 5. Arquitectura moderna --
Viviendas -- Siglo XX 6. Planes urbanísticos -- Viviendas -- (Lima, Perú) 7.
Planes urbanísticos -- Viviendas -- (Bogotá, Colombia) I. Cortés Díaz, Marco
Ernesto, 1955-, autor de textos II. Ruiz Melo, Roger Julián, 1983-, ilustrador
III. Serie

CDD-23 728.7 / 2020

MARTHA LILIANA TORRES VARGAS


Sección de Recursos de Información
División de Bibliotecas Sede Bogotá
Universidad Nacional de Colombia
e-mail:
La casabibcatalog_bog@unal.edu.co
en el edificio
Tel. 3165000 Ext.17455-17456-17457
Reconocimiento topológico del inquilinato
colecciónsincondición 44
© Universidad Nacional de Colombia
Sede Bogotá - Facultad de Artes
Bogotá,
© MarcoD.C., agosto
Ernesto 25 deDíaz
Cortés 2020

© Roger Julián Ruiz Melo


ISBN impreso: 978-958-794-215-6
ISBN electrónico: 978-958-794-212-5
Primera edición: agosto de 2020
Bogotá, D. C.

Rectora Dolly Montoya Vicerrector de Sede Jaime Franky Decano


Facultad de Artes Carlos Naranjo Director Centro de Divulgación y
Medios Alberto Amaya Diseño gráfico Mauricio Arango Corrección de
estilo Ingrid Sánchez‑Bernal
Nombre de la colección Gustavo Zalamea
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la
autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.
Impreso y hecho en Bogotá, D. C., Colombia.
Contenido

Introducción 9
La vivienda: las Villas de Palladio o
el Palacio de Versalles 19
Antecedentes históricos de las viviendas
unifamiliar y multifamiliar en altura 25
Otras respuestas en el siglo XX 35
Preguntas sobre la vivienda social actual 49
Las características de la casa en el edificio 53
Esquema topológico de la casa en el edificio 63
Conclusiones 73
Epílogo 77
Comentarios sobre las ilustraciones 81
Referencias 87
Marco Ernesto Cortés Díaz es arquitecto y magíster en
Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia. Ha trabajado
como arquitecto proyectista de variados edificios institucionales
y educativos, así como de viviendas unifamiliares y de conjuntos
cerrados. Asimismo, ha participado en el diseño de espacios
públicos y de parques. Entre sus publicaciones se destacan el libro
La anexión de los municipios vecinos a Bogotá en 1954 (2006), de la
colección Punto Aparte de la Facultad de Artes, y los artículos
«Paladio en Tunal Experimental, Bogotá» (2016), editado en
la revista Bitácora, Urbano/Territorial, volumen 26, numero 1, y
«La casa en el edificio» (2011), que apareció en la revista Escala,
número 221. Actualmente, se desempeña como profesor asociado
de tiempo completo de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo
de la Universidad Nacional de Colombia y es el coordinador de la
Maestría en Arquitectura de la Vivienda de la misma universidad.

Roger Julián Ruiz Melo es arquitecto (2006) y magíster en


Arquitectura (2010) de la Universidad Nacional de Colombia. Se
ha desempeñado como profesor del pregrado en Arquitectura
de esta misma universidad, desde el año 2008, en las áreas de
proyecto y representación arquitectónica. Es autor de Tensión
en la balanza: lecciones de forma y efecto en la obra de Enrique
Triana (2019), libro de la colección Punto Aparte, editado por
la Facultad de Artes de la Universidad Nacional. Actualmente,
alterna su labor docente con el ejercicio del diseño arquitectónico
y la construcción. Sus intereses de investigación giran en torno a
las estrategias pedagógicas para la enseñanza de la proyectación y
del dibujo en arquitectura.
Introducción

Espíritu seco, me enseñó a preferir las cosas a las palabras,


a desconfiar de las fórmulas, a observar más que a juzgar.
Aquel áspero griego me enseño el método.
MARGUERITE YOURCENAR , Memorias de Adriano

Esta reflexión surge de la visita que realicé, en el


invierno de 1999, a varias urbanizaciones de vivienda
de interés social (VIS), construidas entre 1928 y 1930 en
Berlín, Stuttgart y Frankfurt (Alemania),1 así como a la
exposición Werkbundsiedlung, abierta en 1932 en Viena
(Austria),2 en la que Gobiernos progresistas llevaron a
cabo muestras de las nuevas ideas sobre el habitar y, a la
vez, hicieron proyectos en los que se desarrollaron estas
propuestas de vivienda para atenuar el déficit cuanti-
tativo y cualitativo. Al recorrerlas, la mayor sorpresa
consistió en haberlas encontrado como si las hubieran

1  
Estas urbanizaciones eran monumentos nacionales y, en el momento
de mi visita, habían presentado su candidatura ante la Unesco para ser
declaradas Patrimonio de la Humanidad.
2  
«En octubre de 1920, con la extensión del sufragio universal a las elec-
ciones municipales, el Partido Social-Demócrata conquistó por mayoría
aplastante el ayuntamiento de Viena que, con la transformación de
Austria en una República Federal, obtiene todas las ventajas y la auto-
nomía de un gobierno regional» (Aymonino, 1973, p. 24).

9
Marco Cortés y Roger Ruiz

acabado de inaugurar. No hallé transformaciones que las


hicieran irreconocibles por la adición y construcción de
nuevos volúmenes sobre el techo o en los antejardines.
Tan poco advertí la presencia de espacios ocupados por
panaderías, peluquerías, cafeterías, tiendas de abarrotes,
lavanderías, clubes de billar, carnicerías, talleres, grane-
ros, jardines infantiles o colegios de primaria y bachille-
rato, entre muchos otros. Continuaban siendo viviendas
dedicadas únicamente al alojamiento, en contraste con
una buena cantidad de barrios proyectados y construidos
el siglo pasado en nuestras ciudades latinoamericanas
con estas mismas ideas arquitectónicas y urbanísticas.
En estos últimos, las casas unifamiliares localizadas al
lado de las vías de escala local y metropolitana fueron
transformadas en locales comerciales y reemplazadas, en
algunos casos, por edificios de apartamentos y aquellas
que estaban junto a estructuras de gran escala, como
las universidades o los hospitales, fueron convertidas en
tiendas, restaurantes u hoteles de paso, por mencionar
solo algunos de sus nuevos usos. Un ejemplo de esto en
Bogotá es el barrio Los Alcázares (1960), construido por
el Instituto de Crédito Territorial (ICT), en el borde de la
calle 68 y la carrera 28 (figura 1), o la urbanización Niza
(1964), del Banco Central Hipotecario (BCH), sobre las
calles 125A con la avenida Suba (figura 2).

10
Figura 1. Barrio Los Alcázares (ICT, 1960).
Figura 2. Niza (BCH, 1964).
La casa en el edificio

A lo anterior, se suma una reflexión teórica y prác-


tica, producto de los recorridos con estudiantes y pro-
fesores por algunos sectores de Bogotá y Medellín, en
el marco de los talleres y seminarios del énfasis en vi-
vienda de la Escuela de Arquitectura de la Facultad de
Artes de la Universidad Nacional de Colombia.3 Reco-
rrer juntos la ciudad nos sirvió para pensar la historia
de la arquitectura de la vivienda y comprobar que es
posible plantear otras tipologías de vivienda acordes
con nuestra realidad. No se trata de desconocer lo que
se ha hecho. Por el contrario, el objetivo es encontrar
ideas en las formas construidas de nuestras ciudades,
que nos permitan direccionar las propuestas de vivienda
no solo como lugares para el alojamiento y lo producti-
vo, sino como partes importantes de la construcción de
ciudad. Rescatar la arquitectura que no necesariamente
sigue los lineamientos canónicos y paradigmáticos y
que, sin muchas pretensiones, construye áreas amplias
de la ciudad. Por ello, hemos priorizado el deambular
por sus calles, cotejando lo encontrado con la teoría y
evitando la mirada parcial que un autor o autora plasma
en sus textos.

3  
Este énfasis tiene dos talleres (VII y IX), en los que se proyecta de ma-
nera alterna la vivienda proceso, la vivienda producto y la casa en el
edificio, y dos seminarios. En el primero, se desarrollan las relaciones
urbanas entre la vivienda y la ciudad y, en el segundo, la historia de la
vivienda.

13
Marco Cortés y Roger Ruiz

La casa en el edificio4 es una propuesta para recuperar


una tipología de la vivienda, invisible para los arquitec-
tos, que ha prestado por muchos años de manera silencio-
sa y efectiva un servicio social a un sector de la población.
La vivienda, a partir de la escala de la agrupación
y de la implantación urbana, es el tejido que abarca la
mayor área de la ciudad. Sin embargo, en este texto, no
me voy a concentrar en ese tema, que ha sido tratado
ampliamente en otros estudios.5 Aquí abordaré la tipolo-
gía de la vivienda y los aspectos complementarios, desde
el habitar en tres zonas de Bogotá, así como el Proyecto
Experimental de Vivienda (PREVI) en Lima.
En el caso de Bogotá, entre 2008 y 2017, realicé trabajo
de campo con los estudiantes del énfasis en vivienda en
tres zonas de la ciudad:
1. El área comprendida entre la calle 19 y la calle 26,
entre la avenida Caracas y el Centro Antonio Nari-
ño (1951), que hace parte del segundo ensanche del
centro histórico de la ciudad y es un área urbana

4  
En su libro Casa collage: un ensayo sobre la arquitectura de la casa,
Xavier Monteys utiliza esta misma denominación para describir una
posibilidad contraria a la planteada en las Unités d´habitation. Deno-
minación que también recuerda otros nombres, como casa difusa, casa
abierta, casa dispersa, para esta misma propuesta, desde la mirada de
lo que sucede en la actual Europa (2001, p. 144).
5  
Véase, por ejemplo, La arquitectura de la ciudad de Aldo Rossi (1982)
y Las formas de la residencia en la ciudad moderna de Carlos Martí Aris
(2000), entre otros.

14
La casa en el edificio

conformada por diferentes formas, desde la manzana


compacta hasta el bloque suelto.
2. Ciudad Bachué (1978), un proyecto de vivienda mul-
tifamiliar con base en barras en altura paralelas y
sueltas, con la posibilidad de crecer de manera ex-
plosiva6 en el tiempo (figura 3).
3. El sector que crece hacia el occidente desde la Ciudad
Universitaria (1936) y que empieza en la carrera 50,
pasa por el Centro Administrativo Nacional (1954) y
va hasta la recientemente construida Ciudad Empre-
sarial, en el costado sur de la calle 26 con carrera 60.
Este sector se caracteriza por configurar una ciudad
alargada, basada en el bloque suelto para los edificios
de servicios y de vivienda.
Para tratar la experiencia de PREVI (1965-1972)7 en
Lima, tuve en cuenta la visita que realicé al barrio a
comienzos de 2015 y la información del libro ¡El tiempo
construye! Time builds! de Fernando García-Huidobro,
Diego Torres y Nicolás Tugas (2008). Un estudio minu-
cioso, que incluye planos urbanos y arquitectónicos y el
análisis de cada una de las etapas y transformaciones de
las viviendas proyectadas y construidas inicialmente.

6  
Crecimiento explosivo: desarrollo espacial y constructivo de la vivien-
da de la periferia al centro.
7  
El Proyecto Experimental de Vivienda (PREVI) en Lima, Perú, fue
concebido a mediados de la década del 60. En 1969 el Gobierno y el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realizó un
concurso internacional para proponer proyectos de vivienda social.

15
Figura 3. Ciudad Bachué (ICT, 1978).
La vivienda: las Villas de Palladio
o el Palacio de Versalles

En marzo de 1987, la editorial Escala presentó los


números 13 y 14 de su serie Cuadernos de Arquitectura,
denominados Vivienda popular en un contexto arquitectó-
nico, cuya investigadora principal fue la arquitecta Tova
María Solo. La tesis central de este trabajo plantea que
la vivienda, en su desarrollo histórico, ha seguido dos
directrices: por una parte, la casa unifamiliar en un lote,
como las Villas de Palladio (figura 4), y, por otra, la vi-
vienda multifamiliar, que desarrolla los planteamientos
del Palacio de Versalles de Luis XIV:

La vivienda en Palladio representa una ruptura profunda


con la tradición histórica, al tomar la casa campestre o vi-
lla como vehículo para sus teorías sobre el diseño. Palladio
trató la vivienda individual como un vehículo indepen-
diente y escultural, articulando las fachadas simétricas
con elementos clásicos unidos jerárquicamente. Le dio una
importancia anteriormente reservada para la arquitectura
religiosa y estatal. Significó que la casa individual también
podría ser una joya o un monumento, templo o catedral.
(Solo, 1987, p. 1)

19
Figura 4. Villa Rotonda.
La casa en el edificio

En el otro extremo, la autora plantea:

Los nobles que vinieron a residir en Versalles dejaron un


estilo de vida individual para aprovechar las ventajas y
los privilegios que podía ofrecer la vivienda colectiva. En
eso compartieron una tradición francesa de los reyes y de
los señores feudales de agrupar sus cortes en grandes resi-
dencias, como los famosos chateaux del campo y los hoteles
de Ville. Pero Versalles, con sus numerosos apartamentos,
representó el proyecto más ambicioso hasta la fecha. En
efecto, el impacto del palacio y del parque se debe más a
su mera inmensidad que a su calidad arquitectónica. Si
del encanto de la vivienda individual palladiana deriva el
orgullo que siente el dueño al pensar: «Todo esto me perte-
nece…», Versalles, y la tipología de vivienda colectiva que
inspiró, produce otra clase de orgullo: «Yo pertenezco a
todo esto». (Solo, 1987, p. 2)

Estos tipos de vivienda representan dos conceptos


que merecen ser discutidos para resolver el problema de
la vivienda en la ciudad latinoamericana del siglo XXI.
Es decir, la vivienda unifamiliar o multifamiliar en al-
tura. La primera es de bajas densidades y consume un
porcentaje alto de tierras que amplía la frontera urbana,
con consecuencias en los costos de construcción y en
el suministro de las redes de servicios, las formas de

21
Marco Cortés y Roger Ruiz

conectividad y la movilidad de sus habitantes. La se-


gunda, con densidades medias y altas, hace un uso más
racional de un bien escaso, como es el suelo urbano, y
evita la expansión exagerada de las ciudades. En las dos
propuestas anteriores, tanto para la vivienda unifamiliar
y la multifamiliar en altura, la respuesta arquitectónica
ha sido la vivienda compacta, autocontenida y finita, idea
central del Movimiento Moderno. En medio de estas dos
opciones se encuentra el inquilinato, como veremos más
adelante.

22
Antecedentes históricos de las viviendas
unifamiliar y multifamiliar en altura

La Villa Rotonda de Palladio tiene una estratificación


en sentido vertical desde lo funcional: en el primer piso,
se ubican los servicios, en el segundo, las estancias de
lo social y, en el tercero, las zonas privadas o de dormi-
torios. Esto hace que a cada espacio le corresponda un
amueblamiento particular y un horario de uso. En esta
villa se evidencia una espacialidad compacta y finita,
construida a partir de muros portantes, que son, simul-
táneamente, estructura y cerramiento, con sus ámbi-
tos secuenciales para el pronaos8 al exterior y la cella o
naos9 al interior. Se trata de un conjunto de elementos
alrededor de una simetría especular, cuyas áreas se han
mantenido inmodificables en el tiempo, independientes
de los avatares y vivencias de quienes han habitado allí.
Así, era y sigue siendo una vivienda compacta.
En el Palacio de Versalles (figura 5) el tamaño de las
áreas de la vivienda y su localización con respecto a
los aposentos reales dependían del estatus del noble o

8  
Pronaos. Umbral de conexión entre el interior y el exterior de los tem-
plos clásicos.
9  
Cella. Espacio interior y cerrado de los templos clásicos.

25
Marco Cortés y Roger Ruiz

del burgués, grupo que empezaba a ser aceptado en los


círculos palaciegos. En este caso, la estructura de la vi-
vienda estaba definida previamente y los habitantes se
adaptaban a ella. Versalles puede entenderse como una
gran casa compartida.
El antecedente de las dos tipologías anteriores es,
entre otros, la vivienda de la antigua Roma, cuya unidad
básica era la domus, vivienda unifamiliar de patios en
un lote, en la que el conjunto conformaba una manzana
compacta, estratificada horizontalmente y con zonas
para las relaciones públicas en la parte delantera. Sobre
la calle, algunas tenían una taberne en la fachada exterior,
dando inicio a la vivienda productiva, mientras los espa-
cios de uso privado quedaban al fondo. La ínsula, por su
parte, era una vivienda en altura, también en manzana
compacta y estratificada verticalmente para usos mixtos:
comercio en la planta baja y vivienda en los pisos supe-
riores, algunos de los cuales eran arrendados (figura 6).
Esta vivienda se desarrollaba en altura debido a la es-
casez de tierra urbana, que se traducía en un costo alto,
y dio inicio a la casa en el edificio o casa compartida con
espacios para arrendar, lo que en Bogotá se denomina
inquilinato.10

10  
La complejidad vivida en el día a día en los inquilinatos es ilustrada
en la película colombiana La estrategia del caracol (1993), del director
Sergio Cabrera.

26
Figura 5. Palacio de Versalles.
Figura 6. La ínsula romana.
La casa en el edificio

Variaciones recientes de la ínsula pueden ser las Miet-


skasernen en Berlín (1862), cuarteles de dormitorios, tanto
privados como para alquiler, con baños comunales en los
primeros pisos de un edificio de cuatro o cinco plantas;
los alcoves en Ámsterdam (1850-1920), en los que cada
familia disponía de un espacio de 20 m 2 «comunicados
directamente con dos dormitorios con camas empotra-
das, un rincón para la cocina y un WC» (Panerai, Castex
y Depaule, 1986, p. 77); los slums en la Inglaterra de la
Revolución Industrial, que eran asentamientos obreros
cercanos a las fábricas con viviendas pequeñas, en los
que se busca el máximo aprovechamiento del espacio,
resultando en el hacinamiento de las familias; y las ve-
cindades en México, bien conocidas en Latinoamérica
gracias a la serie de televisión protagonizada por el Cha-
vo del 8. Algunas de ellas son una respuesta directa a
la capacidad adquisitiva de los usuarios, a la edad y la
etapa de la vida en la que se encuentran, así como a una
forma de volver la vivienda productiva para sus dueños,
contribuyendo a mejorar sus ingresos económicos y, por
lo tanto, su supervivencia y posible bienestar futuro.
Estas formas de resolver la vivienda a partir de las
tipologías derivadas de las Villas de Palladio y del Palacio
de Versalles han coexistido históricamente. En el siglo
XX han sido la bandera del Movimiento Moderno, con
mucha difusión en los medios y en la oferta inmobiliaria

29
Marco Cortés y Roger Ruiz

privada y estatal, y han tenido un centro reproductor de


gran impacto: la academia, a través de ejemplos paradig-
máticos y canónicos. Algunos de estos modelos han sido
la Ville Savoye (1929) de Le Corbusier (figura 7) y la casa
Farnsworth (1945-1951) de Mies van der Rohe (figura 8).
Casas compactas, con las estancias y los umbrales rein-
terpretados del templo períptero —la cella y el pronaos en
horizontal y la base, el fuste y el capitel en vertical—, que
resultan en una simetría especular, como en las Villas de
Palladio. Mientras que las ideas generales del edificio en
altura del Palacio de Versalles se pueden encontrar en la
Unidad de Marsella (1946-1952) de Le Corbusier y en las
propuestas de Mies y Peter Behrens para la exposición
del barrio Weissenhof en Stuttgart (1927). En ambos ca-
sos como formas y estructuras compactas de una sola
temporalidad.

30
Figura 7. La Ville Saboye (1929), Le Corbusier.
Figura 8. La casa Farnsworth (1945-1951), Mies van der Rohe.
Otras respuestas en el siglo XX

Hasta ahora hemos estudiado la resolución formal y


espacial de la vivienda como una unidad autocontenida y
finita, a imagen y semejanza de los templos de los dioses
y de sus diferentes mitos. En estos se estableció un orden
espacial de acuerdo con las jerarquías de su panteón y
de sus sacerdotes, así como de los tiempos propios de
cada rito, lo que evitaba cualquier modificación arqui-
tectónica, debido a sus relaciones simbólicas y fijas con
el cosmos, el universo y la naturaleza.
En la oferta actual, la vivienda está compuesta por los
mismos espacios y relaciones básicas planteadas hace un
siglo, como la cocina, la sala, el comedor, las alcobas, los
baños, el patio de ropas, y sus respectivas circulaciones
horizontales y verticales. Cada área de esta estructura
contiene un amueblamiento de uso único y un horario
específico, manteniendo en el tiempo las mismas áreas
iniciales.
Una de las propuestas del funcionalismo consistió en
disminuir las circulaciones al interior de la vivienda, lo
que permitió su desarrollo a partir del hall y reforzó la
idea de tener en una sola área y un solo volumen todas

35
Marco Cortés y Roger Ruiz

las estancias,11 independientemente del tamaño de los


espacios,12 lo cual ha tendido al mínimo en la vivienda
social.13 Lo anterior se torna en una baja calidad en la
habitabilidad de la vivienda, dada la cantidad de muros
y de las áreas netas para la ocupación de los muebles,
entorpeciendo las circulaciones de sus habitantes.
La eficiencia funcional también fue la idea rectora
en las escalas de lo urbano, con los trazados de las vías
y sus jerarquías, pensadas para conectar de manera rá-
pida y ágil las diferentes partes de la ciudad y de esta
con la región. Es el caso del proyecto de la Ciudad Con-
temporánea (1922), planteado por Le Corbusier para tres
millones de habitantes, donde se separan los diferentes
tipos de tráfico vehicular por medio de capas para que
no se crucen: algunas se elevan, otras están al nivel del
terreno y otras pasan por debajo de la tierra. Esta misma
intención, aunque con otra resolución, se encuentra en la
Ciudad de Rascacielos (1927), propuesta por el arquitecto
Ludwig Hilberseimer, en la que se elevan los edificios
uniformes y cúbicos para alojar el comercio y, sobre él,

11  
En 1948, en Glasgow vivían nueve personas entre adultos y niños en un
espacio compacto con un área aproximada de 20 m² (Benévolo, 1982).
12  
En 1930, durante el gobierno del Reich en Alemania, la política consis-
tía en que la superficie útil de la vivienda mínima debía estar compren-
dida entre 32 y 45 m² (Klein, 1980, p. 75).
13  
La tipología de la vivienda propuesta por Metrovivienda es de 37 m²
(Casasfranco, 2007).

36
La casa en el edificio

las viviendas. El resultado es una ciudad vertical, esque-


ma que se repite en la oferta inmobiliaria actual.
Sin embargo, existe otro tipo de vivienda: el inqui-
linato. Una casa compartida que resuelve el problema
del acceso a la vivienda a través del arriendo de acuer-
do con los ingresos económicos del habitante. En este
tipo de vivienda sus habitantes comparten la cocina, el
comedor, la sala, el baño y el patio de ropas, mientras
que las alcobas o dormitorios son de uso privado y, en
la mayoría de los casos, cuentan con un solo ingreso
principal. Existen variaciones que son complementarias,
por ejemplo, algunas alcobas tienen baño privado y, por
supuesto, el valor del arriendo es mayor. Otra consiste
en arrendar individualmente cada una de las camas que
hacen parte del amueblamiento de una habitación. Este
tipo de vivienda hace parte de nuestras ciudades actua-
les, y reconocerla es una necesidad de los arquitectos
para hacer digna la forma de vivir en ellas.
En este texto, planteo la idea de la casa en el edificio
como una vivienda que no utiliza el desarrollo en un
lote propio de una casa unifamiliar, sino en un edificio
en altura que permite la disgregación, la ampliación, la
disminución y la transformación de la vivienda como
un sistema abierto, reinterpretando las características
del inquilinato.

37
Marco Cortés y Roger Ruiz

En el siglo XX , la casa en el edificio empieza a te-


ner diferentes respuestas. En Bogotá, por ejemplo, la
propuesta de que cada familia tuviera vivienda en un
lote propio, siguiendo la idea de la ciudad-jardín, impli-
có bajas densidades, como en el barrio Acevedo Tejada
(1914). Construcciones que hoy día han sido cambiadas
por edificios de cuatro pisos, debido a su localización
central en la ciudad, cerca de la carrera 30 y de la calle
26 (figura 9). En el barrio Los Alcázares (1968), situado
en la calle 68, entre las carreras 24 y 30 (figura 1), hoy
también han sido reemplazadas las casas por edificios
de cuatro pisos, como consecuencia del impacto de las
jerarquías de las vías que lo rodean. Por otro lado, al-
gunas de las viviendas de la ciudadela El Recreo (1998),
construida por Metrovivienda en el suroccidente de la
ciudad, con áreas reducidas en el lote y en las viviendas
mismas,14 se han vuelto productivas y otras han crecido
en altura. Lo mismo le ha venido sucediendo en el tiem-
po a las pequeñas viviendas en lote de áreas mínimas
del barrio La Perseverancia (1914), cercano al centro de
Bogotá (figura 10).

14  
Áreas del lote entre 26.1 y 21.42 m2 y áreas de la vivienda básica entre
46.6 y 37.48 m² (Metrovivienda, 2002).

38
Figura 9. Barrio Acevedo Tejada (1914).
Figura 10. Barrio La Perseverancia (1914).
La casa en el edificio

Otras respuestas son la casa comuna Narkomfin


(1930), en Moscú (figura 11); la propuesta tipológica de
la casa colectiva y de su agrupación (1927) del Arquitec-
to Adolf Rading, en la Alemania de entreguerras; y el
proyecto Bloque N.° 3 del conjunto de viviendas Shino-
nome Canalcourt Codan (2003) en Tokio, del arquitecto
japonés Kengo Kuma (figura 12), proyectos que detallo
a continuación.
La idea de casa comuna fue de especial importan-
cia para los dirigentes de la revolución soviética con el
objeto de resolver el problema agudo de la vivienda lo
más pronto posible. Por este motivo, expropiaron las
casas de los burgueses y acomodaron en cada una de
ellas a varias familias. Esto implicó, necesariamente,
que diferentes grupos familiares debieron compartir la
cocina, el comedor y el baño, mientras que los espacios
para dormir fueron los únicos privados, igual que sucede
en un inquilinato.
Una muestra de esto fue la casa comuna Narkomfin
(1930), de los arquitectos Ginzburg y Milinis en Moscú,
que repartió las partes de la casa compacta y las dis-
tribuyó en el edificio, como consecuencia del proceso
revolucionario ruso de 1914. Este cambio en la vivienda
implicó una transformación en el modo de habitar, lo que
significó la liberación de la mujer de su aislamiento du-
rante los oficios y labores domésticas, ya que le permitió

41
Marco Cortés y Roger Ruiz

compartir con la comunidad la cocina y el comedor colec-


tivo, la biblioteca, el gimnasio, la lavandería, la guardería
y los lugares para el encuentro. Por el contrario, las áreas
de habitación pertenecían a la familia y solo eran disfru-
tadas por sus miembros. Los espacios privados eran de
tres tipos,15 de acuerdo con el número de integrantes, y
tenían algunos amueblamientos, como pequeñas cocinas.
Los habitantes hacían uso de estas dependencias pagan-
do un arriendo al Estado,16 que era otra forma de seguir
construyendo el proyecto colectivo de la Revolución rusa.
La idea de hotel como casa dispersa puede verse en
la Alemania de la posguerra, caracterizada por los pro-
blemas económicos y el agudo déficit de vivienda. Por
esto, se plantea la optimización de los espacios de la casa
compacta a partir de la reducción de sus áreas.

15  
«En lugar de ser propietarios de sus hogares, los moscovitas tenían
habitaciones y sus posesiones se habían reducido de una forma tan
drástica que prácticamente cada día tenían que reinventar la forma de
habitar su propio espacio. Como observó Benjamin, esta condición lle-
vó a la gente a pasar el tiempo en los espacios comunes, como el club
o la calle. Benjamin no se hacía ilusiones utópicas sobre esta forma de
vida. Al ser él mismo un trabajador intelectual independiente, “preca-
rio” y sin ingresos estables, sabía muy bien que vivir en una habitación
amueblada con lo mínimo era más una necesidad que una elección. Y,
aun así, cuanto más explícita se le hiciera esta condición en la arquitec-
tura interior, en mayor medida ofrecería terreno para desarrollar una
forma radical de vida» (Aureli, 2016, p. 54).
16  
«Todos los ocupantes y los bienes inmobiliarios fueron considerados
inquilinos de una propiedad común y el alquiler era establecido en
proporción a los metros cuadrados ocupados, no debiendo superar la
décima parte de los ingresos familiares» (Aymonino, 1973, p. 75).

42
Figura 11. Narkomfin, Moscú (1930).
Figura 12. Shinonome Canalcourt Codan (2003).
La casa en el edificio

El arquitecto Adolf Rading intenta, igualmente, en un


proyecto para una casa colectiva, la máxima reducción de
la superficie. Esta reducción conduce a la idea de reunir
las superficies de «estar», que se han convertido en insig-
nificantes en las viviendas particulares, proporcionando
así a su morador una mayor libertad de movimientos.
Aquél tendría, pues, que renunciar a la individualidad de
la vivienda, conservando únicamente el dormitorio como
espacio reservado para él. La planta de una vivienda tipo
de seis camas, tal y como indica el esquema de las posi-
bilidades de división, se subdivide en tres viviendas de
dos camas, de las que solo una dispondría de una pequeña
cocina rápida y dos tendrían, por lo menos, un rincón de
estar junto a un nicho de dormir, mientras que la tercera
se reduciría a un dormitorio. En compensación, estarían a
disposición de los residentes amplios espacios colectivos:
la cocina central, el comedor, la sala de juegos, la sala de
conversación, la sala de música y la sala de lectura, por lo
que la vida se desarrollaría de manera parecida a la de un
hotel. (Hilberseimer, 1999, pp. 27-28)

Este arquitecto fue uno de los diecisiete invitados


por Mies Van de Rohe a participar en la exhibición de la
Weissenhofsiedlung de Stuttgart (1927) con la casa n.° 22.
Una exposición paradigmática en la historia y la teoría
de la arquitectura moderna. Es necesario recordar que

45
Marco Cortés y Roger Ruiz

esta exposición de la vivienda desarrollaba las ideas


del racionalismo a partir de la geometría de elementos
paralelos y perpendiculares, junto con la manera como
funcionaba la vivienda al interior de las diferentes áreas
zonificadas. Lo que la arquitectura moderna denominó
como funcionalismo.
En el Bloque N.° 3, conjunto de viviendas Shinonome
Canalcourt Codan (construido en 2003), el arquitecto
japonés Kengo Kuma plantea otro esquema de la casa
dispersa en el edificio. En su propuesta, materializada
en este conjunto en Tokio, la vivienda se compone de
dos áreas independientes y complementarias: una de 65
m², con los espacios y amueblamientos de la vivienda,
y otra de 20 m², para oficinas, locales comerciales o un
dormitorio auxiliar. Estos últimos espacios están loca-
lizados de manera aleatoria en diferentes lugares del
edificio y en las fachadas se singularizan a través de un
vacío de doble altura.
Los tres ejemplos anteriores me permiten plantear la
existencia de varias posibilidades básicas de apropiación
y uso de la casa en el edificio a partir de los espacios
de carácter privado o compartido: 1) ambos espacios en
propiedad; 2) ambos en arriendo; 3) de forma alternativa,
uno en arriendo y otro en propiedad, independiente del
tamaño y del uso; y, por último, 4) otras combinaciones
de acuerdo con las necesidades e ingresos de los habitan-

46
La casa en el edificio

tes. Estas ideas reflejan el paso de la vivienda compacta


en altura, como en la Unidad de Marsella (1946), a la
vivienda productiva en el edificio, como en el conjunto
de viviendas Shinonome Canalcourt Codan en Tokio.

47
Preguntas sobre la vivienda social actual

Las necesidades básicas de los seres humanos con


respecto a la vivienda han sido más o menos las mismas
desde tiempos remotos: la búsqueda de un cobijo para
habitar, bien sea de manera individual o colectiva. Sin
embargo, cabe reflexionar sobre su estatus contempo-
ráneo y su definición a partir de las siguientes interro-
gantes:
1. Si los miembros de la familia nuclear aumentan y,
luego, disminuyen en el tiempo, ¿por qué la casa man-
tiene las mismas áreas y el mismo volumen inicial?17
2. ¿Cómo afectan la vida de la casa los ingresos econó-
micos, las expectativas frente a la vida y la edad de
cada uno de los habitantes?
3. ¿Continúa siendo válida la casa compacta y su espa-
cialidad a pesar de la crisis de la familia nuclear y
del surgimiento de otro tipo de relaciones entre los
habitantes?

17  
En la experiencia de PREVI en Lima, la casa propuesta por Atelier 5 em-
pezó, en 1979, con un área de 91 m² para una familia y, en 2001, tenía un
área construida de 206 m² para tres familias. Había crecido 2.26 veces
en veintidós años (García-Huidobro et al., 2008).

49
Marco Cortés y Roger Ruiz

4. Ante los bajos ingresos de amplios sectores de la po-


blación, ¿no sería conveniente que la vivienda tam-
bién fuera productiva?
5. ¿Aún es válido que todas las dependencias de la vi-
vienda giren alrededor de un núcleo compacto, zo-
nificado y funcional?
6. ¿La vivienda debe adaptarse al habitante o el habitan-
te a la vivienda? ¿O deben darse ambas situaciones?
7. ¿Es necesario para cada uso o actividad un mueble,
un espacio y un horario específico?
8. ¿Es la vivienda en propiedad la única opción deseable
para su uso y disfrute?
Estas preguntas son esenciales en la siguiente parte,
en la que voy a desarrollar el esquema de la casa en el
edificio como un reconocimiento topológico del inquili-
nato, ya que también son los argumentos que justifican
esta propuesta.

50
Las características de la casa en el edificio

La arquitectura moderna desarrolló y enfatizó dos


aspectos durante la primera mitad del siglo XX: dar res-
puesta a la falta de vivienda en una Europa pobre y de
posguerra —tema central del II Congreso Internacional
de Arquitectura Moderna (CIAM) en 1929, con la vivienda
mínima o del Existenzminimum— y la prefabricación como
medio para industrializar la construcción, evitando los
procesos artesanales con el objeto de disminuir costos
económicos de la vivienda social.
En su intervención en el CIAM, Walter Gropius afirma
que

el problema de la vivienda mínima es el de establecer el


mínimo elemental de espacio, aire, luz y calor indispensa-
bles al hombre para poder desarrollar completamente sus
funciones vitales sin restricciones debidas a la vivienda, es
decir, establecer un modus vivendi mínimo en lugar de un
modus non moriendi. (Citado en Klein, 1980, p. 33)

Alexander Klein profundizó en la vivienda mínima


o del Existenzminimum a partir de un método gráfico
de comparación continua y sucesiva de plantas arqui-

53
Marco Cortés y Roger Ruiz

tectónicas, que analizaba los problemas funcionales y


distributivos, buscando, entre otras ideas, la respuesta
media que resolviera la relación entre el ancho de la
fachada y la profundidad de la edificación.18
La prefabricación, con énfasis en la industrialización
de la construcción de la vivienda social, se basó en la
coordinación modular para sistematizar y repetir ele-
mentos para realizar una producción masiva y a bajo
costo, evitando la construcción artesanal. Se hizo hinca-
pié en la escala de la tipología para que fuera una unidad
autocontenida y finita, prescindiendo de cualquier sin-
gularidad, de manera que el resultado en la escala de la
agrupación sería un conjunto homogéneo en cualquiera
de sus partes por la simple adición de una sola tipología.
En la siguiente escala, la de la implantación urbana, se
entendió el contexto urbano solo desde las medidas hi-
gienistas: la orientación del edificio con relación al sol
de la mañana y de la tarde, la ventilación transversal de
la vivienda y la ubicación junto a amplias zonas verdes.
Ello, como respuesta al insalubre hacinamiento de los

18  
También hacían parte de este método las relaciones entre tres coefi-
cientes: «El Betteffekt, es decir, la relación entre la superficie construi-
da y el número de camas, el Nutzeffekt, o relación entre la superficie
útil y la superficie construida, y el Wohneffekt, o relación entre la su-
perficie de las zonas de estar y de los dormitorios y la superficie cons-
truida. Asimismo, estos coeficientes sirven por sí mismos para obtener
una valoración de la eficacia de las viviendas desde el punto de vista de
la reducción de la superficie y de la habitabilidad» (Klein, 1980, p. 32).

54
La casa en el edificio

habitantes en las periferias de las ciudades más indus-


trializadas de Europa.
Ejemplos de lo anterior son las viviendas diseñadas
por Walter Gropius para la colonia Törten (1928) en Des-
sau, donde la implantación urbana, la agrupación y la
tipología de la vivienda zonificada y compacta sobre el
plano horizontal estaban definidas por la forma como las
grúas se desplazaban por la construcción y distribuían,
de manera lineal y simétrica, los elementos prefabricados
y estandarizados de cada vivienda. El espacio exterior es
el resultado de estas construcciones modulares y lineales
que, por simple adición, se repiten hasta conformar un
conjunto homogéneo, que corresponde al procedimien-
to proyectual desde el objeto más que desde el vacío,
estrategia propia del Movimiento Moderno.
Estas mismas ideas y procesos, con sus matices res-
pectivos, se realizaron en Ciudad Bachué (1978) en Bo-
gotá (figura 13) y en el barrio PREVI (1965-1972) en Lima
(figura 14). Sin embargo, estos proyectos resultaron insu-
ficientes para darle solución al déficit cuantitativo de la
vivienda en ciudades cuya población crecía rápidamente.
Los crecimientos de desarrollo progresivo en las perife-
rias y los inquilinatos en los centros de estas ciudades
fueron una respuesta inmediata de los habitantes de
ingresos económicos bajos a esta situación crítica.

55
Figura 13. Ciudad Bachué (1978).
La casa en el edificio

La casa en el edificio no es la respuesta actual a la


reducción del área de la vivienda burguesa comparti-
mentada y compacta, sino la maximización del área y
del volumen de acuerdo con el tipo de vida y de ingresos
de los habitantes.19 Por eso, es una reinterpretación del
inquilinato: la ampliación o reducción de la vivienda se
puede realizar en otros lugares del mismo edificio, no
necesariamente en la vivienda. Es decir, cada familia
podría vivir en varios espacios a la vez dentro del mismo
edificio. Flexibilidad que no se consigue con el modelo
actual de la vivienda unifamiliar, con su desarrollo lote
a lote, o del apartamento en un edificio en altura de la
oferta inmobiliaria. Esta propuesta también posibilita la
reducción del área de la vivienda inicial, arrendándola
o vendiéndola sin afectar el núcleo básico.
Como la vivienda, además de dar alojamiento y per-
mitir a sus habitantes llevar a cabo su vida doméstica,
construye ciudad, esta propuesta plantea construir par-
tes de la ciudad a partir de la casa en el edificio en altas
densidades, con alturas medias, recuperando esta idea

19  
La casa burguesa típica de París alojaba a más de una familia: era más
bien un edificio de apartamentos. Los pisos más altos estaban formados
por chambres con garde-robe y cabinet adjuntos, que se alquilaban. Pero
esos espacios no estaban planeados como apartamentos separados.
El inquilino alquilaba todas las habitaciones que necesitaba, o que se
podía permitir, a menudo, en más de un piso (Rybczynski, 1992, p. 49).

57
Figura 14. PREVI (1967).
La casa en el edificio

del Team X (1953) y aplicada en PREVI (1965-1972). La casa


en el edificio puede ser un edificio con una altura máxi-
ma de cinco pisos, manteniendo presupuestos razonables
en términos de la construcción de la cimentación y de la
estructura portante. Esto evitaría los costos de utilizar
ascensores para tener la siguiente estructura de usos:
1. Entre el primer y el segundo piso existen espacios
de ampliación para las actividades productivas, por
efecto de su relación inmediata con las calles y las
vías (la tienda de la esquina, la peluquería de la cua-
dra y la carnicería del parque, entre otras). Esta vi-
vienda puede tener doble ingreso: uno exterior, que
da directamente a la calle, y otro interior, que da al
patio, característica que recuerda la ínsula romana
descrita con anterioridad.
2. En los pisos siguientes, además de los espacios bási-
cos, estarían los de apoyo o aquellos equipamientos
puerta a puerta de la escala doméstica: guardería
de neonatos y preinfantiles junto a las áreas verdes.
También se localizarían estratégicamente espacios
comunales para ser usados en las reuniones del con-
sejo de administración y la asamblea de copropie-
tarios, la oficina de la administración, así como el
salón comunal para el desarrollo de las actividades
que ya no se llevan a cabo en el interior de la vivien-
da, como los bautizos, las primeras comuniones, las

59
Marco Cortés y Roger Ruiz

fiestas de los jóvenes y los cumpleaños, entre otras.


Por su parte, el área común para el lavado, secado
y planchado de la ropa podría volverse un espacio
generoso, sumando el área de los patios de ropas
minúsculos de la oferta actual.
3. La estructura del edificio que contiene la casa dis-
persa, dado que comparte las áreas privadas y las
comunes, estaría sometida al régimen de propiedad
horizontal, reglamentado en la Ley 675 de 2001. Esta
ley se caracteriza por delimitar los bienes de usos
privados y los comunales; definir el nombramiento
y las responsabilidades de los órganos de dirección y
administración del edificio; la naturaleza y las funcio-
nes de la asamblea general de propietarios, las fechas
para su convocatoria y el orden del día a tratar; los
coeficientes para los pagos de las expensas de las
zonas comunes, los gastos de administración y de
mantenimiento; los mecanismos para la resolución
de conflictos, y los procedimientos para aplicar las
sanciones.

60
Esquema topológico
de la casa en el edificio

Luego de analizar algunos aspectos referentes a los


espacios y usos de la vivienda y del edificio multifamiliar
como tipologías desarrolladas a lo largo del tiempo, y
de dar un vistazo a las particularidades que afectan al
habitante y a la vivienda, me concentraré en el esquema
de la casa en el edificio. Aquí no voy a desarrollar un
proyecto arquitectónico, solo plantearé unos criterios
generales que pueden guiar su desarrollo futuro.
El esquema está desarrollado sobre una rejilla com-
puesta de cuatro filas horizontales (1, 2, 3, 4) y tres
verticales (A, B, C) (figura 15). En las horizontales se en-
cuentran los espacios de la vivienda junto a sus apoyos
y en las verticales las relaciones entre ellos.
Los espacios básicos son de uso y carácter privado.
Corresponden a las posiciones 1A (espacio múltiple con
baño), 1B (espacio múltiple) y 1C (espacio para actividades
productivas).20

20  
En la época románica, la casa de un burgués, además de ser vivienda,
contenía la tienda o el taller del artesano y en ella, vivían no solo la
familia, sino los aprendices y los operarios (Fergus, 1954, pp. 135-136).

63
A B C
1 Espacios básicos

2 Espacios de apoyo

3 Espacios de ampliación

Guardería - lavandería -
patio de ropas - salón cumunal -
4 parque - administración -
circulaciones horizontales
Espacios comunales

y verticales

1A Espacio múltiple con baño


1B Espacio múltiple
1C Espacio productivo
2A Cocina comunal
2B Cocina y baño comunal
2C Baño comunal
3A - 3B - 3C Espacios de ampliación
4 Espacios comunales

Figura 15. Esquema topológico. Fuente: ilustración de Marco Cortés.


La casa en el edificio

Los espacios de apoyo dan soporte a los espacios bá-


sicos en las actividades domésticas. Se localizan en las
posiciones 2A (cocina comunal), 2B (cocina y baño co-
munales) y 2C (baño comunal).
Los espacios de ampliación son las áreas que, igual que
los comodines, permiten la ampliación o la disminución
del área inicial de la vivienda o del espacio productivo,
y se encuentran en las posiciones 3A, 3B y 3C.
Los espacios comunales están pensados para ser com-
partidos por el conjunto de los habitantes, como la guar-
dería, la lavandería, el patio de ropas, el salón comunal,
las circulaciones verticales y horizontales y los espacios
públicos, y se sitúan en la fila 4. Algunos de estos lugares
podrían prestar servicios al barrio donde está localizado
el edificio.
Los anteriores espacios pueden estar localizados
en diferentes pisos del edificio, y serán los habitantes
quienes establecerán las relaciones y los usos. A conti-
nuación, presentaré las conexiones entre los espacios
que consideramos básicas y mínimas, pero no descarto
la posibilidad de que surjan otras de acuerdo con los
ingresos económicos y las expectativas frente a la vida
de cada habitante y de su grupo familiar.

1. En la posición 1A se encuentra un espacio de uso


múltiple con baño, que puede incluir una cocina com-

65
Marco Cortés y Roger Ruiz

partida (ubicada en 2A) y ampliar su área inicial con


espacios en 3A, 3B y 3C, todos de igual área y loca-
lizados en lo inmediato o en otro lugar del edificio.
Este espacio puede venderse o arrendarse.
2. En la posición 1B existe un espacio de uso múltiple,
que puede compartir el baño y la cocina localiza-
da en 2B, además, puede ampliarse con espacios en
3A, 3B y 3C, todos de igual área y localizados en lo
inmediato o en otro lugar del edificio. Este espacio
también puede venderse o arrendarse.
3. En la posición 1C se plantea un espacio para activi-
dades productivas (oficina, consultorio o taller, entre
otras). Puede compartir el baño en 2C y ampliar el área
inicial con un espacio en 3C, de igual área, localizado
en lo inmediato o en otro lugar del edificio. Igual que
los anteriores, este sitio puede venderse o arrendarse.
4. Cada una de las relaciones verticales entre los es-
pacios 1A, 2A y 3A y los espacios 1B, 2B y 3B, así
como los 1C, 2C y 3C, pueden compartir los espacios
comunales de la fila 4 (guardería, lavandería, patio
de ropas, parque y salón múltiple). El conjunto de
los diferentes espacios, tanto privados como de uso
común, están unidos por las áreas comunes de las
circulaciones horizontales y verticales.
5. En este sistema espacial, para hacer relaciones obli-
cuas entre los espacios básicos y los de apoyo, los ha-

66
La casa en el edificio

bitantes podrán compartir en vertical aquellos de


apoyo y comunales que necesiten. Por ejemplo, en la
posición 1A se localiza un espacio de uso múltiple con
baño para adicionar al espacio 2B de cocina y baño
comunales. Al espacio de uso múltiple de la posición
1B, se le puede agregar el espacio de la posición 2C del
baño de uso comunal. El espacio de la posición 1C,
espacio productivo, podrá contar con el espacio de 2B
(un espacio dedicado a la cocina y al baño comunal).

Las relaciones anteriores se logran resolver en el cor-


te arquitectónico (figuras 16 y 17) a partir de una com-
binación entre pisos de solo una altura (M2)21 y otros
de una altura y media (M3).22 En el primer piso de estos
edificios, propongo una altura de un piso y medio (M3)
para que puedan albergar actividades del equipamiento
de la escala barrial, como tiendas o peluquerías, o para
actividades productivas de los que viven en el edificio,
como talleres u oficinas, por mencionar algunas. También
planteo esta altura (M3) para los pisos tercero y quinto
con el fin de lograr en estas áreas una combinación de

21  
M2. Espacio proyectado para colocar los muebles únicamente sobre el
piso.
22  
M3. Espacio proyectado para ser colonizado en altura por muebles que
tienen la posibilidad de crecer o por la aparición de un nuevo entrepi-
so. Una misma área puede tener diferentes volúmenes.

67
Ductos
Hidrosanitarios
Circulaciones

6.º piso M2 1 piso


Espacios de ampliación
5.º piso M3 1¹⁄2 piso
Espacios de apoyo
4.º piso M2 1 piso
Espacios comunales

3.º piso M3 1¹⁄2 piso


Espacios básicos
2.º piso M2 1 piso

Espacios para
actividades productivas 1.º piso M3 1¹⁄2 piso

Figura 16. Esquema en altura. Fuente: ilustración de Marco Cortésa.


La casa en el edificio

los espacios para la vivienda (espacios de apoyo, de am-


pliación o disminución) con los productivos y las zonas
comunales (guardería, lavandería, patio de ropas y salón
múltiple). Para los espacios de la vivienda, sugiero una
altura de un solo piso (M2), los cuales se encuentran en
el segundo y cuarto nivel.
En vertical, los diferentes espacios pueden combinar
alturas de un piso con alturas de piso y medio, que permi-
tirían dobles ingresos, para darle al conjunto (espacios de
apoyo, de ampliación o disminución) la cualidad de caja:

La caja […] es un envoltorio protector indiferenciado en el que


pueden disponerse una gran diversidad de objetos. Su forma
exterior, prismática, cilíndrica, u otra, tiene sus propias razo-
nes o las razones del apilado o vecindad con otras cajas, pero
nunca las de explicar el objeto. (Paricio, 1996, p. 21)

Solo en situaciones especiales tendría la cualidad de


estuche, porque «este es un envoltorio protector que se
adecua exactamente a las formas del objeto protegido»
(Paricio, 1996, p. 20).
Lo anterior se podría llevar a cabo construyendo
previamente una estructura portante y los ductos hi-
dráulicos y sanitarios, así como las circulaciones verti-

69
Ductos
Hidrosanitarios
Circulaciones

6.º piso M3 1¹⁄2 piso

Espacios básicos
5.º piso M2 1 piso
Espacios de apoyo
4.º piso M2 1 piso
Espacios comunales
3.º piso M3 1¹⁄2 piso

Espacios de ampliación
2.º piso M2 1 piso

Espacios para
actividades productivas 1.º piso M3 1¹⁄2 piso

Figura 17. Esquema en altura. Fuente: ilustración de Marco Cortés.


La casa en el edificio

cales y horizontales fijas,23 como en la casa Dom-Ino de


Le Corbusier, para aprovechar el espacio continuo por
efecto de la separación de la estructura y el cerramiento.
Estos elementos serán la urdimbre sobre la que se podrá
desarrollar la trama de los espacios y las relaciones de la
casa en el edificio descritas con anterioridad.
En síntesis, se trata de distribuir en el cuerpo del
edificio, desde el nivel cero hasta la cubierta, los espacios
de uso privado y los de uso comunal para que, además
de la simple adición, exista la posibilidad espacial en la
agrupación de mezclarlos a partir de la yuxtaposición,
la superposición o la interpenetración.
La tenencia de los espacios puede variar, así como
surgir diferentes combinaciones entre el arriendo y la
propiedad, de acuerdo con los ingresos económicos y las
expectativas de vida de los usuarios.
La casa compacta es una respuesta para el sedentario
moderno y la casa en el edificio una forma de recono-
cimiento para el nómada urbano contemporáneo con
ingresos económicos limitados. Esto, entendiendo que
para el nómada cada etapa de su vida y de sus expecta-
tivas son cambios parciales en el tiempo, en términos
cuantitativos y cualitativos, ya que, en su concepto, nada
es definitivo ni único.

23  
Estos tres elementos de localización estratégica pertenecen a la res-
puesta del arquitecto y no son negociables con los habitantes.

71
Conclusiones

Mientras que en la vivienda compacta sus habitantes


tienen que adaptarse a ella, en la casa en el edificio este
orden se invierte. Son los espacios de la vivienda los
que se adaptan a sus usuarios, porque ellos la utilizan
solo desde el habitar. Así, la vivienda es un medio para
desarrollar los procesos de vida de las familias y no un
fin, como se ha proyectado y construido convencional-
mente. Por ello, es necesario reconocer la posibilidad
de que el habitante, desde sus ingresos y expectativas,
pueda crear su vivienda sumando o restando espacios,
en arriendo o en propiedad.
En esta propuesta el hall no es el centro aglutinador
de los espacios. Por el contrario, las circulaciones verti-
cales y horizontales son las que permiten reconfigurar
las diferentes temporalidades de esta estructura espacial
y de sus apoyos, dado que ella se dispersa, por medio
de la superposición y de la yuxtaposición, para confor-
marse en la escala de la agrupación. Esto significa que
las relaciones de cercanía o lejanía entre las partes de
la vivienda son topológicas.
De esta forma, la vivienda deja de ser un objeto com-
pacto, fabricado en serie y repetitivo. Es decir, a imagen

73
Marco Cortés y Roger Ruiz

y semejanza de la producción fordista de un carro, el


paradigma de la industrialización, entendiendo que son
dos artefactos diferentes. El automóvil se usa para mo-
vilizarse y tiene un ciclo de vida relativamente corto,
mientras que en la vivienda desarrollamos gran parte
de nuestras actividades diarias. Por ello, tiene una tem-
poralidad más amplia.
Los mecanismos y relaciones de la casa en el edificio
se pueden reinterpretar en la actualidad de la siguiente
manera: existen varios artefactos de uso cotidiano que
son ensamblados por el usuario de acuerdo con sus ne-
cesidades, edad, recursos económicos y tecnológicos,
por ejemplo, los computadores y los carros. Quienes
fabrican y venden estos artefactos se dieron cuenta de
que existen otras posibilidades para atender la deman-
da y llegar a más usuarios sin sacrificar la calidad y la
respuesta a la satisfacción de sus necesidades. Quien
quiera y pueda tener el artefacto con todos sus acceso-
rios lo adquiere de esta manera; quien tenga dificultades
adquiere, en principio, lo necesario, sin quedar fuera de
resolver esta necesidad. La casa en el edificio participa
de este esquema. En la misma línea, también existe la
posibilidad de alquilar electrodomésticos por periodos
cortos, principalmente lavadoras y, en menor cuantía,
televisores, licuadoras, hornos microondas, de acuerdo
con las necesidades y recursos de la persona.

74
La casa en el edificio

Recogiendo las ideas de sumar o de restar partes,


como en los artefactos electrónicos, unidas al alquiler
de los electrodomésticos, y aplicándolas a la vivienda,
podría surgir la casa por componentes: una opción para
dar respuestas dignas y acordes al déficit actual de ha-
bitaciones.

75
Epílogo

Estamos ante una paradoja: retornamos al princi-


pio del que partió Le Corbusier cuando visitó, estudió
y dibujó, en 1907, la Cartuja de Emma en Italia, una edi-
ficación religiosa de la edad media, en la que los monjes
habitaban espacios privados, para la vida individual
contemplativa, y otros comunes, como el refectorio, la
biblioteca y la iglesia, que representaban la vida en co-
munidad (Daza, 2015). En este conjunto aislado en la
zona rural italiana y construido de manera horizontal,
Le Corbusier encontraría un referente para la vivienda
del siglo XX . Él lo giraría noventa grados para conver-
tirlo en una edificación vertical con apartamentos para
habitantes sedentarios. Yo, en cambio, lo he retomado
para pensar una vivienda para los habitantes nómadas
contemporáneos.
Este punto es el encuentro entre una edificación para
la vida monástica, un edificio en altura y la casa en el
edificio. Se asemejaría a la figura del Urobos, la serpiente
de la mitología griega que se come a sí misma por la cola
de manera continua, o a Sísifo, cuyo castigo consiste en
subir una enorme piedra que se rueda cada vez que él
está próximo a llegar a lo alto de la colina.

77
Marco Cortés y Roger Ruiz

Este texto inició con una frase de Adriano respecto


del método a seguir y ahora concluye con otra comple-
mentaria, respecto de nuestras vidas en esta propuesta:

Pero lo que rara vez se menciona es que estas formas de


vida requieren un pequeño esfuerzo. La convivencia exige
una menor libertad individual, aunque puede que eso no
sea algo malo. La cuestión es si deben desarrollarse tales
formas de vida tan solo por necesidades económicas, o si
es solo compartiendo y conviviendo como podemos recu-
perar la verdadera subjetividad que Karl Marx describió
tan bellamente con el oxímoron «individuos sociales»:
individuos que solo llegan realmente a serlo entre otros
individuos. (Aureli, 2016, p. 80)

78
Comentarios sobre las ilustraciones

En agosto del 2019, fui invitado por el profesor Marco


Cortés para hacer parte del proyecto de este libro. Mi
tarea fue la de elaborar las ilustraciones que acompañan
el texto. Estas plantean un discurso paralelo, que busca
ayudar al lector a tener una comprensión más profunda
de las ideas tratadas.
La premisa principal fue la de hacer un reconocimien-
to general de los barrios estudiados. Ello, para identificar
aquellos casos en los que se evidencia la transformación
de las construcciones originales, por los cambios que
les hicieron sus habitantes, a lo largo del tiempo. Estas
transformaciones pueden ser más visibles en algunos
casos que en otros.
Los dibujos de Bogotá y Lima fueron recreados a par-
tir de fotografías actuales de agrupaciones de vivienda.
En este punto, aprovecho para invitar al lector a revisar
nuevamente las figuras y observar, con mayor deteni-
miento, las diferencias entre los modelos originales de
las viviendas y sus modificaciones posteriores.
Vale anotar que, después de un detenido análisis,
es sencillo comprobar la coexistencia de dos lenguajes.
Por un lado, la propuesta estética planeada por los ar-

81
Marco Cortés y Roger Ruiz

quitectos y, por otro, la adaptación y singularización


hecha por los habitantes. En síntesis, lo que resalta es
una estética de lo diverso.
A los habitantes latinoamericanos les interesó poco,
en esta época, identificarse con un lenguaje común en la
estética de sus viviendas. Más bien, les pareció apropiado
proponer una individualización formal y estética. Creo
que es en estos indicios donde comienza a aparecer el
tema de «la casa en el edificio», propuesto por Cortés
desde el principio de la investigación.
Por esta razón, me enfoqué en mostrar detalladamen-
te los rasgos espontáneos de la estética diversa de la casa
dentro de lo común de las agrupaciones. El lector podrá
encontrarse con antenas de televisión en los tejados o
rejas de geometrías disímiles, que varían de acuerdo
con los distintos materiales que adornan las fachadas,
elegidos por el gusto de cada propietario. Ampliaciones,
terrazas, azoteas, tanques de agua, rombos, cuadrados,
piedra, ladrillo, colores, letreros y pancartas, entre otros,
hacen parte de una declaración: «Esto me pertenece».
Asimismo, se muestra cómo el lenguaje espontáneo
de la vida del barrio otorga cierta unidad al lenguaje
individual. Aglomeraciones de cables que van y vienen
apoderándose de los postes, en donde las palomas vigi-
lan su alimento, grafitis, llantas convertidas en materas,
perros que escarban la basura, parejas de novios, ven-

82
La casa en el edificio

dedores ambulantes y gatos en los tejados. Toda una


serie de eventos, que envuelven lo que alguna vez fue
una propuesta estética con ciertos ideales sin habitar,
transformada por las necesidades humanas.
Este diálogo entre formalidad e informalidad, que es
uno de los temas planteados por el autor del texto, sirve
para aproximarnos a una conclusión silenciosa ofrecida
por los dibujos: los modelos planificados (racionales) y los
modelos espontáneos (de la vida), al final, deben coexistir
en el lenguaje del encuentro, es decir, en la cotidianidad.
Para terminar, una anécdota ocurrida durante el
proceso de revisión y discusión de este trabajo merece
una mención especial. Se dio cuando el profesor Cortés,
luego de observar los dibujos de los palacios, sugirió que
les hacía falta la presencia de los habitantes. Después de
anotar la observación, y meditar al respecto, le respon-
dí que los dibujos buscaban mostrar que los palacios
tienden a manifestar el vacío: se vuelven lugares para
admirar valores estéticos o símbolos de hechos histó-
ricos importantes, como en Versalles, por ejemplo. Por
el contrario, los inquilinatos muestran todos aquellos
aspectos de la naturaleza cotidiana que los idealismos
no permiten: lo arbitrario, lo particular, lo intuitivo, el
mundo contingente. Estas expresiones, al agrupar las
diferencias individuales, terminan por convertirse en
un lenguaje colectivo.

83
Marco Cortés y Roger Ruiz

Por ello, acordamos respetar el vacío reflejado en los


trazados de los palacios para mostrar el contraste con la
vida de los inquilinatos. De esta forma, se hizo más evi-
dente la discusión profunda planteada por Marco Cortés.

Roger Ruiz
Bogotá, julio de 2020

84
La casa en el edificio

85
Referencias

AURELI, P. (2016). Menos es suficiente. Gustavo Gili.


AYMONINO, C. (1973). La vivienda racional: ponencias de los congresos
CIAM 1929-1930. Gustavo Gili.
BENÉVOLO, L. (1982). Diseño de la ciudad (El arte y la ciudad contem-
poránea, vol. 5). Gustavo Gili.
CASASFRANCO, M. V. (2007). 10 años de Metrovivienda: modelos de
gestión del suelo, vivienda y hábitat. Alcaldía Mayor de Bogotá; Se-
cretaría de Hábitat.
. (4 de agosto de 2001). Régimen de Propiedad Horizontal. [Ley 675 de
2001]. Recuperado de http://www.secretariasenado.gov.co/senado/
basedoc/ley_0675_2001.html
DAZA, R. (2015). Tras el viaje a oriente: Charles–Édouard Jeanneret - Le
Corbusier. Fundación Caja de Arquitectos.
FERGUS, O. (1954). La evolución de la vivienda humana. Editorial Ala-
meda.
GARCÍA-HUIDOBRO, F., TORRES, D. y TUGAS, N. (2008). ¡El tiempo
construye! Time builds! Gustavo Gili.
HILBERSEIMER, L. (1999). La arquitectura de la gran ciudad. Gustavo
Gili.
KLEIN, A. (1980). Vivienda mínima: 1906-1957. Gustavo Gili.
METROVIVIENDA (2002). Ciudadela el Recreo: memoria del modelo de
gestión de Metrovivienda. Alcaldía Mayor de Bogotá.

87
Marco Cortés y Roger Ruiz

MONTEYS, X. (2005). Le Corbusier: obras y proyectos. Gustavo Gili.


MONTEYS, X. (2001). Casa collage: un ensayo sobre la arquitectura de
la casa. Gustavo Gili.
PANERAI, PH., CASTEX, J. y DEPAULE, J-C. (1986). Formas urbanas: de
la manzana al bloque suelto. Gustavo Gili.
PARICIO, I. (1996). Construyendo hábitos, alternativas a la vivienda: del
estuche a la caja. Arquitectura viva, 49, 19-24.
RYBCZYNSKI, W. (1992). La casa: historia de una idea. Gustavo Gili.
SOLO, T. M. (1987). Vivienda popular en un contexto arquitectónico.
Escala.
YOURCENAR, M. (1974). Memorias de Adriano. Éditions Gallimard.

88
Esta edición consta de 300 ejemplares.
Se editó, diseñó y diagramó en el Centro de Divulgación
y Medios de la Facultad de Artes
de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá.
Se imprimió en los talleres de la Editorial Javegraf,
en agosto de 2020, en Bogotá, D. C., Colombia.

Se utilizaron fuentes Ancízar Serif y Ancízar Sans


sobre papel book cream de 59,2 gramos,
en las páginas interiores, y, en la carátula,
earth pact de 200 gramos.

También podría gustarte