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EJERCER LA MISERICORDIA EN LA VIDA CRISTIANA, UNA PROPUESTA


ESPIRITUAL A PARTIR DE LUCAS 10, 37B

ALEX ALBERTO HERNÁNDEZ RAMÍREZ

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE TEOLOGÍA
PROGRAMA DE TEOLOGÍA
2

BOGOTÁ – COLOMBIA
2018
EJERCER LA MISERICORDIA EN LA VIDA CRISTIANA, UNA PROPUESTA
ESPIRITUAL A PARTIR DE LUCAS 10, 37B

ALEX ALBERTO HERNÁNDEZ RAMÍREZ

TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR AL TÍTULO PROFESIONAL Y BACHILLER EN


TEOLOGÍA

DIRECTOR:
PAULA ANDRÉA GRACÍA ARENAS

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


3

FACULTAD DE TEOLOGÍA
PROGRAMA DE TEOLOGÍA
BOGOTÁ – COLOMBIA
2018

Nota de aceptación
____________________________
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____________________________
____________________________

____________________________
Firma del Presidente del Jurado

___________________________
Firma del Jurado

____________________________
Firma del Jurado

“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus
trabajos de tesis, sólo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral
católica y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales; ante bien,
se vea en ella el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.
(Reglamento General de la Pontificia Universidad Javeriana, Artículo 23. Resolución N° 13
del 6 de junio de 1974).

Bogotá, D. C., 2018


4

Dedico este trabajo a Dios,


quien me ha formado íntegramente
y ha estado presente en mi familia,
hermanos de comunidad, amigos y conocidos,
para hacer de mi un mejor seguidor de Cristo.
5

AGRADECIMIENTOS

El mayor agradecimiento es para la Santísima Trinidad, ya que ella se ha derramado


en misericordia desde antes de mi nacimiento al darme la gracia de estar en su proyecto, hasta
el punto de formarme integralmente y regalarme a la Virgen María como aquella que me
hace sentir su esposo.
Reconozco el esfuerzo tan grande que han hecho mis padres por darme la educación
en todos los aspectos de la vida, formando un ser humano que lucha por mejorar a pesar de
los defectos y las limitaciones que tiene; en este caso también me siento bendecido por Dios
mediante mis hermanos y todos mis familiares, quienes han hecho un aporte significativo.
A todos aquellos que he conocido de una manera u otra, especialmente a mi directora
de trabajo de grado, Paula Andrea García Arenas, quien con su exigencia aportó en la
enseñanza de saberes que no sólo se quedan en la teoría, sino que se está llamado a
trasladarlos a un hecho concreto en beneficio de los demás, de tal manera que se ayude en la
construcción de un mundo más misericordioso. También agradezco el acompañamiento, los
conocimientos dados, la orientación y la disponibilidad de Ángela María Sierra.
Para mi es importante resaltar los agradecimientos a la Congregación de Jesús y
María, especialmente a mis hermanos incorporados y en proceso de probación de la Provincia
Eudista Minuto de Dios y la Provincia de Colombia, ya que me formaron según el corazón
de Dios para llegar al ministerio.
6

TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 7
CAPÍTULO I ........................................................................................................................ 9
1. NOCIÓN BÍBLICA DE MISERICORDIA EN LUCAS 10, 37B .............................. 9
1.1. Acercamiento a la noción bíblica de misericordia ............................................... 9
1.2. Análisis narrativo de Lucas 10,25-37 ................................................................. 14
1.3. Conclusiones. ..................................................................................................... 23
CAPÍTULO II ..................................................................................................................... 27
2. LA MISERICORDIA UNA PROPUESTA ECLESIAL DE LA VIDA CRISTIANA
27
2.1. La misericordia en el Magisterio de la Iglesia y su relación con Misericordiae
Vultus 27
2.2. El encuentro dentro del Principio-Misericordia y Misericordiae Vultus ........... 32
2.3. Elementos para vivir la misericordia a partir de Misericordiae Vultus.............. 35
2.4. Conclusión.......................................................................................................... 38
CAPÍTULO III ................................................................................................................... 42
3. VIVIR LA MISERICORDIA A PARTIR DE JUAN EUDES ................................. 42
3.1. Bibliografía de Juan Eudes ................................................................................. 42
3.2. Acercamiento a la espiritualidad Eudista ........................................................... 43
3.3. La misericordia, itinerario propuesto por San Juan Eudes ................................. 48
3.4. Actualidad de la propuesta Eudista desde la obra Minuto de Dios del Padre
Rafael García-Herreros ................................................................................................. 52
3.5. Conclusión.......................................................................................................... 54
CONCLUSIONES .............................................................................................................. 56
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................ 59
7

INTRODUCCIÓN

En la vida cristiana el tema de la misericordia en algunos casos se percibe en los


creyentes como una especie de sentimiento hacia realidades de injusticia en personas o
comunidades; y ésta también se comprende a partir de la acción, dado que el creyente realiza
actos de amor y de bondad hacia otra persona que lo necesita, y con esto se puede decir que
él responde a la praxis evangélica y al seguimiento de Jesús.
No obstante, es fundamental conocer el significado de la misericordia dentro del
contexto bíblico del Antiguo y del Nuevo Testamento, para así tener una mejor comprensión
de esta palabra en la experiencia de fe del cristiano. Para tal efecto, se recurre a comprender
el contexto de la parábola del buen samaritano (Lc 10,29-37), la cual tiene en el versículo
37b la invitación a vivir y asumir en la vida cristiana la misericordia; en esa perspectiva,
aparece la pregunta que orienta la reflexión de este trabajo: ¿cómo asumir en la vida cristiana
la propuesta de Jesús desde Lucas 10,37b de ir y ejercer con el prójimo la misericordia?
Por consiguiente, se apuesta por el método narrativo1 a partir de un análisis semiótico
el cual se fundamenta en: primero, analizar todo y sólo el texto. Y, segundo, respetar la
estructura gramatical que conforma el discurso; esto es, desde el aspecto narrativo, discursivo
y/o lógico-semántico en la perícopa Lucas 10, 37b.
Así, el desarrollo de este trabajo se organizará de la siguiente manera: en el primer
capítulo, se explicará la misericordia desde la etimología hebrea y los términos griegos que
son traducidos por misericordia. Luego, se desarrollará el análisis narrativo de la parábola el
buen samaritano, para lo cual se delimitará y contextualizará la perícopa. Además, en este
apartado se abordará la misericordia a partir del Antiguo y del Nuevo Testamento, de los
cuales se resalta la necesidad de practicar la misericordia como sello del creyente que está
comprometido con el seguimiento de Jesús; esto se comprende a partir del tema del encuentro
y la donación personal hacia los demás.
En el segundo capítulo se revisará el término misericordia en algunos padres de la
Iglesia como son: Ignacio de Antioquía y Orígenes; igualmente, se analizarán los aportes de

1
Piñero, análisis narrativo, 22.
8

Misericordiae Vultus, Dives in Misericordia; la segunda conferencia general de episcopado


latinoamericano y otros documentos magisteriales que promueven una renovación pastoral;
y también el principio-misericordia de Jon Sobrino. A su vez en este capítulo se expondrá la
misericordia como propuesta eclesial de la vida cristiana a partir del Magisterio de la Iglesia,
y para tal efecto, se hará énfasis en la importancia de ejercerla, con base en las Sagradas
Escrituras, particularmente en la invitación que menciona el texto de Lucas 10,37b.
En el tercer capítulo se explicará la vida de San Juan Eudes, y para ello se realizará
un acercamiento a la espiritualidad Eudista; y lo relacionado a la comprensión de la
misericordia como itinerario propuesto por san Juan Eudes, y una posible actualización de la
propuesta espiritual de éste que se fundamenta en experimentar la misericordia como un
sentimiento, tener la voluntad y la firme decisión de practicarla, pensar en lo adecuado del
cómo hacerla y ejercerla mediante un acto en beneficio del más necesitado.
9

CAPÍTULO I
1. NOCIÓN BÍBLICA DE MISERICORDIA EN LUCAS 10, 37B

El concepto de misericordia puede generar diversos significados para las personas y


por ello se requiere comprender el sentido epistemológico y bíblico de esta palabra; por
ejemplo, la palabra misericordia en algunos casos se puede confundir con la compasión, ya
que estos dos términos si bien parecen similares contienen diferencias, dado que la
compasión se limita a una simple identificación con aquel que sufre, sin trascender a un acto
en beneficio del necesitado, “mientras la misericordia se siente y ejercita en pro del otro”2 de
ahí la necesidad de profundizar sobre el sentido teológico de la misericordia en el contexto
cristiano, y es a partir de la Sagrada Escritura donde se encuentra la comprensión
hermenéutica de esta palabra.
Abordar la misericordia desde la Biblia implica tener en cuenta los términos que se
usan en el Antiguo y Nuevo Testamento, sin embargo, en este trabajo se pretende llegar de
manera particular a la invitación de Jesús “en Lucas 10,37b, para lo cual se analizará la
parábola del buen samaritano” y así se comprenderá el significado de la misericordia que
planeta el autor sagrado en esta perícopa. Por consiguiente, en este capítulo se realizará un
recorrido sencillo sobre la palabra hebrea y los términos griegos que son traducidos por
misericordia. Luego, se desarrollará el análisis narrativo de la parábola el buen samaritano,
para lo cual se contextualizará la perícopa, a partir de una hermenéutica comprensiva sobre
la noción bíblica de misericordia que se encuentra en el texto de Lucas 10,37b.

1.1. Acercamiento a la noción bíblica de misericordia


La misericordia en la Biblia se presenta mediante palabras específicas que reflejan el
significado del término y esto se evidencia a través de hechos concretos donde Dios favorece
al ser humano, estas palabras tienen un sentido propio dentro del texto en el que se
encuentran, formando un horizonte delimitador y enrutador de la noción bíblica de la
misericordia.

2
Huguenin, “La Iglesia de la misericordia”, 176.
10

1.1.1. La misericordia en el Antiguo Testamento


En el Antiguo Testamento la palabra apropiada para hablar de misericordia es ~ym.x}r:(
(Rahamim) que se refiere a las entrañas y al vientre materno, “pero en lenguaje figurado se
puede utilizar para aludir a lo más profundo del ser humano, es decir, donde se generan los
sentimientos. Sin embargo, es de aclarar que una de las confusiones existentes radican en
identificar a ~ym.x}r: (rahamim) con ds,x, (hesed)”,3 puesto que no es lo mismo, ya que ds,x,
(hesed) es un sentimiento consciente y no espontáneo, traducido adecuadamente por gracia
o bondad, la diferencia de esto radica en que el uno es espontáneo y el otro concienciado, En
otras palabras, “la bondad es algo que nace de una reflexión consiente como producto de una
relación legalista y que por lo regular tiene dirección descendente, de un superior a un
inferior”4 mientras la misericordia es “bidireccional y se genera de una manera espontánea,
en la cual no se tiene en cuenta las normas, sino la dignidad de la persona, como aparece en
el ~ym.x}r: (rahamim).”5
Por tanto, ~ym.x} r: (Rahamim) viene de ~x; r: (raham) para indicar que la “misericordia
se produce y sale de lo más profundo del ser, lo que para Kasper sería entenderla desde el
concepto bíblico de corazón (blE - leb)”,6 en “blE (leb) no se limita al órgano del cuerpo, sino
que también incluye el alma, la voluntad, el espíritu y la inteligencia”7 es decir, la integridad
del ser humano. Por consiguiente, la misericordia brota del corazón como un sentimiento
positivo que constituye la persona y le permite “exteriorizarla mediante hechos concretos en
favor del otro, por ejemplo, en Gn 43,30 está la palabra wym'x} r: (rahamayv)”8 para referirse a
la misericordia que siente José al ver a su hermano Benjamín, esto es exteriorizado por medio
del llanto, con el fin de expresar la conmoción interna de las entrañas.
De esta misma manera en que José siente misericordia por su hermano, una mujer
experimenta la misericordia hacia su hijo al saber que lo van a matar por la mentira de otra,
en este caso la madre biológica es quien manifiesta la misericordia que tiene por el fruto de

3
Rossano; Ravasi y Girlanda, “Nuevo diccionario de teología bíblica”, 1216.
4
Ibíd., 1218.
5
Ibíd.
6
Kasper, “La misericordia clave del evangelio y de la vida cristiana”, 48.
7
Strong, “Diccionario Strong de palabras originales del Antiguo y Nuevo Testamento”, 212.
8
Todos los textos bíblicos en hebreo del Antiguo Testamento son tomados de la Biblia Hebraica.
11

su vientre y prefiere expresar el deseo de entregarlo a la otra mujer, esto se evidencia en 1R


3,26 que dice: “A la mujer de quien era el hijo vivo se le conmovieron las entrañas por su
hijo y replicó al rey: […] que le den a ella el niño vivo”.9 En este versículo se percibe el
sentimiento de una madre hacia su hijo, mientras en otros, “como es el caso de Jb 3,11, está
~x, r,mE (merehem), palabra compuesta por la preposición !mi (min) y el sustantivo ~x,r, (rehem),
se refiere al vientre materno a manera de órgano del cuerpo y no a un sentimiento”10.
Por otra parte, se encuentra la misericordia desde la visión de Dios ya que Él es
misericordia puesto que muestra su esencia en la revelación de su nombre a Moisés como
aparece en Ex 34,6, con el adjetivo ~Wxr; (rahum), el cual traduce misericordioso y está
precedido por el sustantivo la E (‘el) “para hablar de Dios y su nombre (Yahoveh), esto indica
que Yahveh en su esencia es misericordioso (Cfr. Sal 18,2) porque el ser de Dios es con y
para el pueblo”;11 al respecto el Nuevo diccionario de teología bíblica enfoca su reflexión
más en el actuar de Dios al decir que “los adjetivos […] califican al obrar divino,”12 pero al
mismo tiempo el actuar divino del humano, porque manifiesta que el proceder de Dios “a
diferencia del humano, no es instintivo, pasional, desconsiderado e impetuoso […] sino lento,
paciente y ponderado, así como rico en generosidad […]; tan rico que los gestos de su
misericordia no se restringen”13 frente a su pueblo.
La misericordia en Dios no es solamente un calificativo que hace parte de la totalidad
de su esencia, sino que se ve en la obrar en pro del pueblo, como es el caso de Éxodo 3,7-9,
cita bíblica en la cual se experimenta a manera de sentimiento, y ocasiona una conmoción
interna en las entrañas, es decir, en lo más profundo de la divinidad, para llevarle a tomar la
decisión de ayudar a los oprimidos, estos actos de misericordia de Dios hacia el ser humano
se encuentran a lo largo de las Sagradas Escrituras.
Por ejemplo, en el texto de Éxodo 34, 7 se evidencia la generosidad de Dios al
prolongar su amor y perdón por generaciones, sin importar el pecado y la culpa que sienta el
pueblo por lo realizado, ya que en Él “la distancia que corre entre la cuarta y la milésima

9
Escuela bíblica de Jerusalén, “Biblia de Jerusalén”, 386.
10
Ibíd., 387.
11
Kasper, “La misericordia clave del evangelio y de la vida cristiana”, 54.
12
Rossano; Ravasi y Girlanda, “Nuevo diccionario de teología bíblica”, 1218.
13
Ibíd. 1219.
12

generación muestra, con claridad […] cómo la misericordia supera en mucho a la justicia,
que exige el castigo del delito, para dilatarse hasta el infinito”.14 Esto es concretizado en
hacer una alianza con el pueblo que abarca maravillas nunca vistas (Ex 34,10), por eso, dicha
manifestación de la esencial misericordia de Dios mediante su nombre y obrar no es
“especulativa ni el resultado de una experiencia mística, sino”15 una autorevelación de Él
mismo en la historia. En definitiva, la misericordia en el Antiguo Testamento está presente
en la divinidad y en la humanidad como una experiencia sentimental que lleva a la decisión
de obrar en beneficio del necesitado y se sella en un acto en pro del otro, lo cual es una
manera de acercarse al prójimo que está en la invitación realizada en Lucas 10,37b.

1.1.2. La misericordia en el Nuevo Testamento


Continuando con la cita bíblica de Éxodo 34,6, “la palabra ~Wxr: (rahum) es
remplazada en la Septuaginta por (oiktirmon) para expresar la misericordia que
vive Dios hacia los seres humanos”,16 esto se constata en los actos a favor de su pueblo,
después de una promesa realizada por uno de sus elegidos. Esta sencilla relación señalada
entre el griego y el hebreo permite tener un acercamiento inicial a la comprensión de la
correspondencia existente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, dado que se verá a lo
largo de este escrito académico y que tiene su particularidad en las acciones, ya que el énfasis
de la misericordia sobre la acción reside en el acercamiento que una persona puede hacer en
bienestar del otro.
Así como (oiktirmon) es uno de los vocablos presentes en los LXX,
(splágcnon) y (éleos) también se encuentran en la traducción mencionada,
por ejemplo, “ (splágcnon) en su forma verbal y sustantivada son escasos y con
“poco paralelo en hebreo, uno de estos es el sustantivo (splágcnon), que se utiliza
en 2M 9,5”17 para reflejar la sede de los sentimientos, mientras

14
Ibíd. 1220.
15
Kasper, “La misericordia clave del evangelio y de la vida cristiana”, 55.
16
Kittel (Dir.), “Compendio diccionario teológico del Nuevo Testamento”, 523.
17
Todos los textos bíblicos veterotestamentarios en griegos son tomados de la versión de los LXX (Hanhart,
Robert. Septuaginta. Germany: Deutsche bibelgesellschaft, 2006).
13

(episplagcnisómenos) está en Pr 17,5 indicando el ser misericordioso”.18 Siguiendo con el


mismo lineamiento, es importante resaltar que “a (éleos) la LXX lo emplea con el fin
de referirse a ds,x, (hesed), que es la gracia producida por las relaciones entre dos y que implica
el amor, la fidelidad y la misericordia”19.
Las mismas palabras griegas que maneja la Septuaginta al hablar de misericordia
están en los escritos neotestamentarios, los cuales presentan el significado integral de la
misericordia, una de ellas es “ (splágcna), que en sentido físico puede aludir a los
órganos del ser humano, como son las entrañas; además, también se comprende como la sede
de los sentimientos catalogados como malos o buenos”.20 Este mismo sustantivo en su forma
verbal “ (esplagcníste) está en Lc 7,13 para mostrar la misericordia que Jesús
tiene con las personas vulnerables”,21 reflejando lo que a Dios le constituye y su obrar, esto
es expresado mediante una parábola en Lc 15,20, pero con la particularidad de denotar una
acción humana que deja entrever la misericordia divina.
Otro término que maneja el Nuevo Testamento “es (oiktírmones),
adjetivo que en Lc 6,36 expresa la misericordia de Yahveh y puede ser usada como una
exhortación.”22 Así, el autor sagrado puede llegar a expresar el acto misericordioso de Dios
que pasa del sentimiento a la acción, con la finalidad que los seres humanos lo vivan con los
que les rodea, de ahí que todo creyente se compromete a ejercer la misericordia como lo hace
su creador.
Por eso, la responsabilidad de practicar la misericordia reside en la Sagrada Escritura
como un fundamento de la vida cristiana, a partir del acercamiento al prójimo, el cual se hace
efectivo a través de la ayuda al necesitado. Y por tanto, es a través de Dios que siempre obra
en la historia de las personas, al respecto, se encuentra el término (éleos) que se
traduce por misericordia y aparece en Lc 1,58 para presentar la misericordia de Dios sobre
las personas que es gracia divina y tiene su plenitud en el misterio de la Trinidad, esto es,

18
Kittel (Dir.), “Compendio diccionario teológico del Nuevo Testamento”, 831.
19
Ibíd. 178.
20
Balz y Schneider, “Diccionario exegético del Nuevo Testamento”, 2 Vol, tercera edición, 1471.
21
Ibíd. 1470.
22
Kittel (Dir.), “Compendio diccionario teológico del Nuevo Testamento”, 523.
14

“la apertura a la tercera persona de la Santísima Trinidad es la que impulsa al ejercicio de la


misericordia de una manera completa en la humanidad.”23
Por consiguiente, la misericordia es un sentimiento que le pertenece a Dios por hacer
parte de su esencia, y por ende ésta es constitutiva a Él, “quien se la da al ser humano para
que la experimente en lo más profundo de su ser, espacio que para Kasper implica el
corazón;”24 pero también involucra la voluntad, la inteligencia y el alma, es decir, la
misericordia compromete la totalidad de la persona para que la ejerza con los más cercanos,
requiriendo un acercamiento al prójimo presente en la invitación de Lc 10,37b. En suma, las
tres palabras griegas neotestamentarias traducen misericordia y por consiguiente tiene por
finalidad: trascender en la vida de las personas a través de la bondad y el amor al prójimo.

1.2. Análisis narrativo de Lucas 10,25-37


Este apartado se fundamenta en presentar una viable lectura de la parábola del buen
samaritano a partir del análisis narrativo, por lo cual, se realizará una sencilla delimitación y
contextualización de la perícopa, por tanto, se desarrollará la posible estructuración de Lc
10,25-37 con base en una hermenéutica de la cita bíblica en estudio, para presentar la
misericordia como una manera de acercamiento al prójimo.

1.2.1. Breve delimitación y contextualización


Para hacer un análisis narrativo de Lc 10,25-37 hay que explicar la delimitación del
texto en su inicio y en su final:
25
Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué
cosa heredaré la vida eterna?
26
Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
27
Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28
Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
29
Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
30
Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de
ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
31
Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
32
Así mismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.

23
Ibíd., 524.
24
Kasper, “La misericordia clave del evangelio y de la vida cristiana”, 48.
15

33
Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a
misericordia;
34
y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura,
lo llevó al mesón, y cuidó de él.
35
Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo
que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
36
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los
ladrones?
37
Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

El inicio de la perícopa se ubica en “el versículo 25 porque entra un nuevo


protagonista que se da a conocer por ser doctor de la ley, el cual indica otro episodio” 25 y
otro tema, ya que en los versículos del 1 al 17 se encuentra el tema del envío de los 72,
mientras del 17 al 24 está el regreso de los 72 y una breve instrucción, temáticas que son
diferentes a la del 25 al 28 en tanto puede ser llamado la vida eterna o el mandamiento del
amor, pero que tiene su continuidad en 29 porque el doctor de la ley al mencionar la palabra
prójimo está uniendo los anteriores versículos y así con los siguientes hasta el 37, puesto que
siguen con el mismo tema.
Por consiguiente, en Lc 10,25 se inicia un relato que “termina en el versículo 37,
donde esta unidad literaria está en la cuarta parte del evangelio de Lucas,” 26 ya que el autor
maneja elementos propios y comunes con otros escritos, como es el caso de la influencia de
“la traducción griega del Antiguo Testamento que es conocida como la Septuaginta,”27 la
cual da grandes aportes a la comprensión del llamado mandamiento del amor que está en la
perícopa que va del versículo 25 al 29, ya que es necesario abordar dichos versículos para
comprender el contexto que maneja la parábola del buen samaritano y así entender la
misericordia como acercamiento al prójimo.

Al intentar entender el mensaje de Lc 10,25-37 es importante tener en cuenta tres


puntos mencionados por el autor Joseph Fitzmyer:
La condición privilegiada de los sacerdotes y levitas en el ámbito del judaísmo palestinense
de la época. […]

25
Bovon, “El evangelio según san Lucas”, Vol 2, 113.
26
Fitzmyer, “El evangelio según Lucas”, Vol 1, 232. 148.
27
Ibíd., 193 - 196.
16

La impureza ritual que se derivaba del contacto con un cadáver (aunque no fuera más que
aparente); [...] Ese aspecto de contaminación ritual afectaba particularmente a sacerdotes y
levitas; la impureza de estos consagrados era mucho más seria que la de un judío normal.
La actitud compartida por los judíos palestinenses con respecto a los samaritanos. […]28

Sin dejar de lado que dentro de las características del evangelio de Lucas existe una
técnica narrativa que está evidenciada en los diferentes acontecimientos presentes a lo largo
del texto, recurso que “ya se lo habían dictado sus fuentes, aunque él lo perfecciona
insertando de vez en cuando breves sumarios que sirven de transición,”29 a este estilo
narrativo le acompaña el insertar parábolas para explicar mejor su mensaje, como es el caso
del mandamiento del amor que es explicado mediante la parábola del buen samaritano
presente en Lc 10,29-37. En medio de la narrativa se encuentra la teología lucana que
pretende mostrar “a Jesús como el redentor de los afligidos y despreciados, [...] que anuncia
la buena nueva de la bondad de Dios, acogiendo también a los desdichados, [...] y que se
revela a sí mismo, en su actuación mesiánica como el amigo de los pobres y el salvador de
los perdidos.”30
Por eso, “La narración ejemplar de Lc 10, 25-37 caracteriza la conducta
misericordiosa del samaritano (Lc 10,37) como demostración concreta de amor” 31 y deja
entrever dos realidades opuestas como son: la insensibilidad y “la absoluta despreocupación,
tal vez inspirada por la propia ley, de dos representantes cualificados del culto judío.”32 Por
ello, se requiere observar los tres personajes de la parábola para llegar al significado del
mensaje central, sin olvidar los elementos que maneja el samaritano para curar las heridas y
la respuesta que da el doctor de la ley. El manejo dado a los recursos narrativos que aparecen
en Lc 10,30-37 dan la pauta en el acercamiento de la misericordia manejada por el autor en
el evangelio de Lucas y encierra un significado propio de la teología lucana.
Es así como la teología de Lucas se caracteriza por exponer la misericordia dentro del
plan salvífico de Dios, pero “un sentido eclesiológico centrado en el compromiso con el obrar

28
Fitzmyer, “El evangelio según Lucas”, Vol 3, 278.
29
Bovon, “El evangelio según san Lucas”, Vol 1, 31.
30
Schmid, “El evangelio según san Lucas”, 32.
31
Balz, y Schneider, “Diccionario exegético del Nuevo Testamento”, 2 Vol, 1313.
32
Fitzmyer, “El evangelio según Lucas”, Vol 3, 279.
17

en beneficio de los demás”,33 esto se comprende a la luz de las llamadas parábolas de la


misericordia que son puestas en labios de Jesús e involucran la vulnerabilidad del género
humano. Es decir, la teología de la misericordia, dado que en Lucas tiene su núcleo en el
actuar de la persona, por eso la invitación de Jesús en Lc 10,37b a ejercer la misericordia con
el otro; de ahí la posibilidad de expresar que la teología lucana no es un mero espiritualismo
sin relación con la realidad material, sino una forma de acercamiento al prójimo, puesto que
éste es el más cercano que posibilita la acción misericordiosa. A partir de esta comprensión
de la teología del tercer evangelio, es pertinente presentar la noción bíblica de misericordia
desde Lc 10,37b como forma de acercamiento al prójimo, para lo cual el paso a seguir es una
estructuración de la perícopa, continuando con una hermenéutica de la cita bíblica que se
presenta a continuación.

1.2.2. Propuesta estructural de Lc 10,25-37


Desde un sencillo marco general del tercer evangelio en relación a la cita bíblica en
estudio, “para Joseph Fitzmyer Lc 10,25-37 está en la quinta parte de ocho secciones, la cual
es llamada: Relato del viaje de Jesús a Jerusalén e incluye la parte central del evangelio de
Lucas (Lc 9,51-19,27) donde se presenta a manera de relato el viaje de Jesús;”34 a su vez, Lc
10,25-37 “se encuentra estructurada en dos apartados”35 que se relacionan entre sí para hacer
posible la conformación de una sola perícopa con sentido completo,36 por ello, se tomará
inicialmente Lc 10,25-28, para continuar con Lc 10,29-37 y establecer un contraste entre las
dos estructuras, teniendo en cuenta lo propuesto por el autor François Bovon en el segundo
volumen del libro El evangelio según san Lucas:

A1. Lc 10, 25a tiene una contextualización que permite saber quién toma la iniciativa
de intervenir y bajo cual intención lo hace, pero esto va acompañado de un interrogante

33
Esto es porque “la salvación de Dios, enviada primeramente a Israel en la persona y en el ministerio de
Jesús de Nazaret, se ha difundido como palabra de Dios… entre los paganos, hasta los últimos confines de la
tierra.” Fitzmyer, “El evangelio según Lucas”, Vol 1, 31.
34
Ibíd., 227.
35
Ibíd., 232.
36
Bovon, “El evangelio según san Lucas”, Vol 2, 110.
18

consultivo que está en Lc 10,25b y que es formulado por el docto de la ley hacia Jesús, “donde
dicho interrogante práctico involucra el deseo de ponerlo a prueba frente al mensaje de la
Torah.”37 Esta primera parte se puede llamar Pregunta del legista.
A2. Lc 10,26 presenta los interrogantes retóricos en el cuales Jesús refleja una
“afirmación sobre el conocimiento de la Torah e intenta hacer reflexionar al doctor de la ley
sobre lo que conoce y el cambio de conducta que debe efectuar en las personas.” 38 A este
apartado se denomina Contra pregunta de Jesús.
A3. Lc 10,27 es la respuesta del doctor de la ley sobre el interrogante de Jesús,
respuesta que se basa en apelar a la Torah al citar Dt 6,5.
A4. Lc 10,28 comprende la invitación que Jesús plantea a partir de la respuesta del
legista.
En la segunda parte de Lc 10,25-37 hay un esquema muy similar compuesto por
algunos elementos comunes, pero con la diferencia en la historia narrada puesta en boca de
Jesús por el autor, la cual manifiesta la diferencia entre el punto de vista del doctor de la ley
que es más teórica y el punto de vista de Jesús que hace énfasis en la práctica de la Torah.
B1. Lc 10,29 expone una nueva pregunta del doctor de la ley, la cual puede estar
dentro de un marco teórico, teniendo en cuenta que ese concepto dentro del mandamiento del
amor tiene una connotación práctica, más que teórica.
B5. En Lc 10,30-35 está la narración a manera de parábola donde se encuentran tres
personajes que entretejidos constituyen la respuesta de Jesús al legista.
B2. Lc 10,36 Jesús vuelve a hacer una contra pregunta al doctor de la ley.
B3. Lc 10, 37a Respuesta del doctor de la ley.
B4. Lc 10,37b Invitación de Jesús a ejercer la misericordia.

La estructura planteada anteriormente se puede tomar como un paralelismo entre la


intervención del doctor de la ley y de Jesús, pero al mismo tiempo realiza una comparación
entre la perícopa sobre el mandamiento del amor y la parábola del buen samaritano,
comparación que se percibe en la hermenéutica presente en el siguiente apartado. Esto

37
Ibíd., Vol2, 111.
38
Ibíd., Vol 2, 112.
19

permite hacer el contraste que está en exposición de la próxima tabla, dando como resultado
matices de semejanzas, pero al mismo tiempo matices de diferencias, dentro de los cuales
resalta la narración parabólica.
Tabla 1: contraste de la perícopa Lc 10, 25. 37

Contraste dentro de la perícopa de Lc 10,25-37

Lc 10,25-28 Lc 10,29-37:

Pregunta del V. 25: “Y he aquí un intérprete de la ley V. 29: “Pero él, queriendo justificarse a
doctor de la ley se levantó y dijo, para probarle: sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi
Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré prójimo?”
la vida eterna?”

Contra pregunta de V. 26: “Él le dijo: ¿Qué está escrito en la V. 36: “¿Quién, pues, de estos tres te
Jesús ley? ¿Cómo lees?” parece que fue el prójimo del que cayó
en manos de los ladrones?”

Respuesta del V. 27: “Aquél, respondiendo, dijo: V. 37ª: “Él dijo: El que usó de
doctor de la ley Amarás al Señor tu Dios con todo tu misericordia con él”.
basada en la Torah corazón, y con toda tu alma, y con todas
tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu
prójimo como a ti mismo”.

Invitación de Jesús V. 28: “Y le dijo: Bien has respondido; V. 37b: “Entonces Jesús le dijo: Ve, y
a ejercer el amor y haz esto, y vivirás” haz tú lo mismo”.
la misericordia

Respuesta de Jesús V 29: “Pero él, queriendo justificarse a V. 30 – 35:


mediante parábola sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi 30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre
prójimo?” descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó
en manos de ladrones, los cuales le
despojaron; e hiriéndole, se fueron,
dejándole medio muerto.
20

31 Aconteció que descendió un


sacerdote por aquel camino, y viéndole,
pasó de largo.
32 Así mismo un levita, llegando cerca
de aquel lugar, y viéndole, pasó de
largo.
33Pero un samaritano, que iba de
camino, vino cerca de él, y viéndole, fue
movido a misericordia;
34 y acercándose, vendó sus heridas,
echándoles aceite y vino; y poniéndole
en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y
cuidó de él.
35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y
los dio al mesonero, y le dijo:
Cuídamele; y todo lo que gastes de más,
yo te lo pagaré cuando regrese.

Este cuadro y la estructura son tomados de El evangelio según san Lucas.39

El contraste de los versículos se presenta a manera de comparación entre la teoría y


la práctica para resaltar que la invitación de Jesús a ejercer la misericordia que está en Lc
10,37b es una invitación a tener un acercamiento al prójimo que no puede ser meramente
conceptual, sino que debe involucrar la presencialidad de dos personas donde se da un acto
en beneficio de quien está en situación de vulnerabilidad.

1.2.3. Una hermenéutica sobre Lc 10,25-37


Los verbos dentro de la perícopa juegan un papel importante al momento de
comprender el sentido de la misericordia, pero sin dejar de lado las acciones presentes en el
relato, ya que todos los recursos que se encuentran en el análisis narrativo permiten una
interpretación teológica del relato; de hecho, se tomarán algunos elementos de la perícopa y
sus expresiones como medio para comprender la invitación de Lc 10,37b.

39
Ibíd., 110-112.
21

La narración inicia presentando un primer personaje que no tiene descripción


específica, ya que habla de un hombre sin dar detalles de su procedencia y nombre
característico, “ esto puede denotar una falta de identidad del personaje dentro del texto;”40
al mismo tiempo el escrito da unos detalles geográficos al decir que el sentido de “caminar
era descendente”41 y probablemente con un trayecto muy largo, “porque la distancia de
Jerusalén a Jericó”42 es bastante extensa, “con una zona desértica y solitaria en donde
abundan los asaltantes,”43 bandidos que despojan al hombre de sus pertenencias y le dan una
paliza hasta dejarlo casi muerto, condición que puede obstaculizar “el posible acercamiento
del sacerdote y el levita por las normas de impureza-pureza que plantean los parámetros
religiosos y cultuales de la época ( Lv 21,2)”.44
A los dos personajes mencionados que están dentro de un ambiente religioso los
acompaña la palabra ἰδὼν (idón), esto indica que si vieron al hombre casi muerto, y al verlo
en esa condición optaron pasar por el lado opuesto (ἀντιπαρῆλθεν - antiparelzen) de donde
estaba el ser humano apaleado; el comportamiento del levita y el sacerdote puede
considerarse no tan apropiado para todos los cristianos, en tanto el seguidor de Cristo está
llamado a no ser indiferente ante el dolor ajeno, sino que se compromete a ejercer la
misericordia con aquel que está en una situación vulnerable, esto exige un acercamiento al
prójimo y no quedarse en los parámetros legales, sino poniendo en el centro la dignidad de
la persona.
Los servidores de Dios ante el pueblo y en el templo están en contraste con el
samaritano, “esto puede ser una sincrisis porque pone “en paralelo la actividad de varios
personajes”45 que en este caso probablemente sea para comparar, ya que en Lc 10,36 y
después de presentar el comportamiento del sacerdote, el levita y el samaritano, se plantea el
interrogante sobre los tres personajes de la parábola a manera de comparación, con el fin de
dar respuesta valiéndose de uno de ellos. En cuanto a las tres personas que en su caminar

40
Stöger, “El nuevo testamento y su mensaje. Comentario para la lectura espiritual”, Tomo 1, 309.
41
Raymont; Fitzmyer y Murphy, “Comentario bíblico San Jerónimo”, Tomo 3, 368-369.
42
Pronzato, “Tras las huellas del samaritano. Peregrinación al santuario del hombre”, 15.
43
Schmid, “El evangelio según san Lucas”, 276.
44
Fitzmyer, “El evangelio según Lucas”, Vol 3, 285.
45
Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos. Iniciación al análisis narrativo”, 210.
22

ven al hombre herido se podría decir que cada una simboliza algo en específico, por ejemplo:
“el sacerdote representa a quienes dirigen el pueblo en el aspecto religioso y el levita está
dedicado al servicio del templo”,46 por lo cual eran conocedores de la ley de Dios y
supuestamente hacían lo que la divinidad les pide, pero al parecer sólo eran eruditos en la
Palabra y no doctos en la misma, en tanto sabían lo que dice, pero no la practican al poner la
norma sobre la dignidad de la persona, es decir, "se engañaron pensando que escuchaban la
voz de Dios que les pedía [...] no transgredir sus deberes religiosos."47
La interpretación religiosa de los personajes judíos contrasta con la acertada
aplicación de la voluntad de Dios del samaritano, un despreciado por el judaísmo que “no
tiene los conocimientos ni la preocupación por su propia seguridad del legista, carente
además de la dignidad y la categoría del estado sacerdotal y levítico.”48 Este extraño para el
judaísmo, es quien ejerce la misericordia partiendo de una mirada hacia el hombre apaleado,
hecho que capta su atención y le permite experimentar un estremecimiento de las entrañas,
es decir, sentir la misericordia en lo más profundo de su ser, misericordia que es exteriorizada
al obrar en beneficio del malherido, reflejando el actuar divino, ya que "la acción de Dios se
hace comprensible a partir de lo que hace el hombre"49 en consonancia con Cristo, de cual se
evidencia una comparación de la parábola entre lo humano y lo divino.
De hecho, en el comportamiento del samaritano se ve el significado adecuado de la
noción bíblica de misericordia, pero es indispensable tener cuidado de no dar al pobre lo que
se cree que necesita, sino lo que realmente solicita su estado vulnerable para tener un mejor
vivir, lo cual requiere la sensibilidad, atención e intuición expresada en el libro "Tras las
huellas del Samaritano", en el cual hay una interpretación que comparto y dice así:

Es cuestión de sintonía. Hay que descubrir lo que el otro desearía de mí en este momento, en
esta situación particular, evitando endosarle el producto que elegimos nosotros y que hemos
establecido de antemano. Hay negociantes habilísimos en el arte de satisfacer nuestras
peticiones según sus propias programaciones y lo que ellos tienen a su disposición. Pedimos
una cosa, y ellos terminan convenciéndonos para que adquiramos otra. En el campo de la
caridad, tal operación resulta inaceptable. Hay que «escuchar» de verdad al otro (incluso

46
Raymont; Fitzmyer y Murphy, “Comentario bíblico San Jerónimo”, Tomo 3, 369.
47
Pronzato, “Tras las huellas del samaritano. Peregrinación al santuario del hombre”, 40-41.
48
Raymont, Fitzmyer y Murphy, “Comentario bíblico San Jerónimo”, Tomo 3, 369.
49
Stöger, “El nuevo testamento y su mensaje. Comentario para la lectura espiritual”, Tomo 1, 308.
23

cuando no puede hablar, como en este caso) y no interpretar a nuestro modo sus peticiones.
El Samaritano supo ponerse en la piel del otro, se dejó interpelar por él. […] El Samaritano
se puso en la longitud de onda del otro y, de este modo, escuchó su voz silenciosa, acallando
todas las demás voces (las voces ruidosas de los compromisos improrrogables, de la
comodidad, del interés, de la preocupación por no complicarse la vida y alejarse de los
problemas [...]).50
En este texto bíblico sobre la pregunta puesta en boca de Jesús hacia el doctor de la
ley que está en el versículo 36a se responde comúnmente como si el prójimo fuera el
samaritano, lo cual es posible en tanto él es quien se acerca al necesitado para actuar en
beneficio de malherido; sin embargo, considero, es mejor decir que "es prójimo todo aquel
que tiene necesidad de ayuda"51 motivo que impulsa al samaritano a acercarse al que es
prójimo. Por la última comprensión propuesta sobre el prójimo es que Lucas 10,37b invita
a ejercer la misericordia como forma de acercamiento al prójimo, con el fin de salir de sí
mismo para darse al otro mediante la negación de sus propios intereses y de todo lo que no
es de Dios.52

1.3. Conclusiones.
La misericordia en el Antiguo Testamento hace alusión a las entrañas y al vientre
materno, pero también se puede usar para referirse a lo más profundo del ser humano, la sede
de los sentimientos y el corazón, más aun, el término veterotestamentario que es traducido
por misericordia involucra la totalidad de la persona porque comprende la voluntad, la
inteligencia y el espíritu; por eso, la misericordia brota del ser humano como un sentimiento
que constituye la integridad del individuo, y expresa lo que es el ser humano a nivel
individual y social.
En el Nuevo Testamento, la misericordia se comprende a partir de los dichos y hechos
de Jesucristo que evidencian la misericordia de Dios en la historia de salvación del ser
humano. Así pues, la misericordia es presente y se consolida en la proyección hacia el futuro,
en tanto es una realidad que no sólo tiene repercusiones en el ahora, sino que también genera

50
Pronzato, “Tras las huellas del samaritano. Peregrinación al santuario del hombre”, 40-41.
51
Stöger, “El nuevo testamento y su mensaje. Comentario para la lectura espiritual”, Tomo 1, 311.
52
Cfr. Pronzato, “Tras las huellas del samaritano. Peregrinación al santuario del hombre”, 35-36.
24

una consecuencia en el futuro, ya que trasciende en la praxis cristiana a partir del testimonio
de vida de los creyentes.
De ahí que la misericordia en los escritos neotestamentarios no se limita al
sentimiento y por consiguiente, trasciende a la praxis como forma de acercamiento al
próximo como se sostiene en la obra lucana, específicamente en la parábola del buen
samaritano, específicamente en los versículos del 25 al 28, “porque en el 25 entra un nuevo
personaje que está presente en Lucas 10,29-37 y tiene su continuidad al seguir insistiendo en
la palabra prójimo, de ahí la importancia de los dos relatos que son organizados en diferentes
estructuras, pero que se pueden vincular por elementos comunes.”53
En Lc 10,25-37 hay un diálogo que se da entre Jesús y el doctor de la ley, pero también
presenta el contraste en el cual se encuentra la inmisericordia de unos salteadores que roban
y golpean a un hombre, dejándolo medio muerto; y la del sacerdote y el levita que pasan sin
ayudar el mal herido. Por eso, frente a la misericordia del samaritano que se acerca para
vendar las heridas del hombre apaleado, gesto que tiene la misma dirección de la invitación
de Jesús a ejercer la misericordia (v.37b) y que va más allá de la concepción teórica o verbal
del legista (v. 27). Esto explica la sincrísis entre los personajes y los comportamientos de
éstos, para resaltar el significado apropiado de la noción bíblica de misericordia que está a la
base de Lucas 10,37b y que presupone del acercamiento al prójimo.
Después de hacer un recorrido por la palabra misericordia en el Antiguo y Nuevo
Testamento, hasta llegar a una aproximación en el evangelio de Lucas y hacer un paralelo
entre dos citas bíblicas que tienen elementos comunes, se percibe la necesidad de adentrarse
en Lucas 10,30-37 desde un análisis narrativo de la perícopa, para así comprender la
misericordia a partir de la última parte del versículo 37, teniendo en cuenta la expresión:
prójimo.
Es así como la parábola del buen samaritano inicia mencionando un hombre que no
tiene identidad, ya que no se manifiesta su nombre o lugar de nacimiento, lo único que se
dice es que bajaba de Jerusalén a Jericó, “este hombre es despojado y apaleado por unos
ladrones que lo dejan casi muerto, situación que lo deja en desventaja en comparación con

53
Stöger, “El nuevo testamento y su mensaje. Comentario para la lectura espiritual”, Tomo 1, 310.
25

los otros tres personajes, hasta el punto de ser diferenciado por la realidad que le atañe.”54
La vulnerabilidad del ser humano mencionado es un motivo para rechazar o aceptarlo por
parte de los demás, esto depende de las preconcepciones que tenga cada persona en relación
con el mal estado de salud o aspecto físico de quien está próximo.
El estado en que se encuentra el hombre golpeado es lo que le hace prójimo porque
su condición le obliga a quedarse en el mismo lugar al estar imposibilitado para seguir su
camino, de ahí que él facilite la oportunidad de ejercer la misericordia, propicia que alguno
de los personajes, en este caso el samaritano, comprenda la misericordia en lo más profundo
de su ser al observarlo. Este hecho de precariedad hace que el otro de acerque y lo beneficie
con actos concretos, de lo contrario no se hubiera acercado y no habría practicado la
misericordia, por eso el prójimo es el pobre, aquel que posibilita el sentimiento y la acción
misericordiosa dada en medio del encuentro entre dos.
Frente al proceder del samaritano en beneficio del prójimo está la actitud indiferente
del sacerdote y el Levita, quienes siendo figuras de autoridad y privilegio en el ámbito
religioso de la época no se acercaron para atender al prójimo, sino para descartarlo como
cercano, tomando distancia, posiblemente, debido a los parámetros que asumieron con su
labor religiosa ante el pueblo; “lo curioso es que posiblemente el hombre apaleado es afín a
los servidores espirituales del judaísmo de la época, ya que probablemente el apaleado era
judío por bajar de Jerusalén a Jericó, y aun así no lo auxilian, sino que pasan por el lado sin
tener en cuenta.”55 Estos funcionarios públicos están en contraposición al verdadero
comportamiento que se debe tener en el cristianismo, para indicar lo inadecuado dentro de la
misericordia y adentrar en la búsqueda de lo apropiado que está en Lucas 10,30-37.
Siguiendo con el samaritano, es el personaje que ve en el malherido un prójimo,
puesto que el hombre procedente de Samaria observa, desde el punto de vista religioso, que
el apaleado deja sus diferencias como judío y se hace prójimo de quien es de la región de
Palestina al dejarse ayudar, esto expresa también la disposición de quien ejerce la
misericordia al dejarse interpelar por el apaleado, no sólo quedándose en un sentimiento, sino
que se ve impulsado a obrar en beneficio del otro y lo hace sin importar nada. Por eso, Jesús

54
Ibid, Tomo I, 311.
55
Ibid. Tomo I, 312.
26

en Lucas 10,37b invita a vivir la misericordia con aquel que es prójimo, experimentándola
correctamente dentro de los parámetros bíblicos que maneja el autor sagrado de la perícopa
mencionada.
En conclusión, la noción bíblica de misericordia a partir de Lucas 10,37b es para
ejercerla como forma de acercamiento al prójimo, lo cual se puede percibir en lo explicado
hasta el momento; además presupone una relación entre dos seres humanos a manera de
fundamento de la vida de todo individuo que la quiera acoger; por ello, la invitación de Jesús
en la anterior cita bíblica traída a colación es para todo aquel que desee asumirla como propia,
teniendo su mayor compromiso en los cristianos, al estar llamados a vivir un sentido eclesial
en la misericordia, donde se da una comunión entre personas. Esta eclesialidad es la que se
abordará en el siguiente capítulo mediante el exponer la misericordia como propuesta de la
Iglesia para la vida cristiana a partir del Magisterio.
27

CAPÍTULO II
2. LA MISERICORDIA UNA PROPUESTA ECLESIAL DE LA VIDA
CRISTIANA

En el primer capítulo se abordó el tema de la misericordia a partir del Antiguo y del


Nuevo Testamento, en los cuales se resaltó la necesidad de practicar la misericordia como
acción del creyente que está comprometido con el seguimiento de Jesús y con el encuentro y
donación personal hacia los demás. Adicionalmente, se encontró en ese capítulo que la
noción bíblica de misericordia desde Lucas 10,37b se comprende como una forma de
acercamiento al prójimo, que ejerce el mismo Jesús y esto se evidenció en la parábola del
samaritano, la cual mostró el sentido comunitario del ser cristiano.
Según lo anterior, cada creyente conforma la Iglesia al adherirse a la fe profesada por
una comunidad y representa a la misma al relacionarse con otros, así el otro no sea de su
misma denominación espiritual; de ahí que el samaritano “es reflejo del carácter de Iglesia al
tener un acercamiento al prójimo y practicar con él la misericordia (Lc 10,30-35),56 esto
indica que el hombre de Samaría no se considera solo, sino que se concibe en fraternidad al
compartir lo que tiene con aquel que bajaba de Jerusalén a Jericó; en este orden de ideas, la
misericordia tiene un sentido eclesial, en el cual los feligreses como parte del cuerpo místico
de Cristo y a ejemplo de su cabeza, son invitados a vivir la misericordia como el Padre ( Lc
6,36), entones, el sentido eclesial de la misericordia está presente en los textos bíblicos y en
la historia de la Iglesia como una propuesta para ser ejercida dentro de la vida cristiana.
Así pues, en este capítulo se desarrolla la misericordia desde la perspectiva del
Magisterio de la Iglesia, específicamente en Misericordiae Vultus, como una propuesta tiene
por finalidad, promover el encuentro con el prójimo. Igualmente, en este apartado aparecen
los aportes del Jon Sobrino al referirse al principio-misericordia.

2.1. La misericordia en el Magisterio de la Iglesia y su relación con Misericordiae


Vultus

56
Pronzato, “Tras las huellas del samaritano. Peregrinación al santuario del hombre”, 40-41.
28

Según Ignacio de Antioquía, “la misericordia es un don que se entrega sin importar
la debilidad humana y que se puede alcanzar por medio de la oración de los hermanos,”57 por
eso, al ser una gratuidad debería compartirse con el otro a través de un acto en beneficio del
más cercano y mediante la oración. Esto es una comprensión que también está en
Misericordiae Vultus, en la cual se mencionan las obras de misericordia corporales y
espirituales, resaltando el encomendar “al Señor en la oración nuestros hermanos y
hermanas”58 que necesitan del auxilio divino; este rogar los unos por los otros es reflejo de
la comunión eclesial y de la misericordia que permite la sensibilización frente a la situación
del prójimo, en miras de llegar al hecho caritativo que invita Jesucristo a practicar en Lucas
10,37b a ejemplo del samaritano.
La parábola del buen samaritano es un modelo de misericordia que interpreta
Orígenes al decir que Jesucristo es el samaritano, de este modo, para el autor sagrado la
misericordia es un acto de acercamiento al prójimo que lo beneficia en medio de una
situación de precariedad, y por tanto, la Iglesia está llamada a acoger a todo el que llegue a
ella, sin importar la denominación espiritual a la que pertenezca; ya que cualquier ser humano
es imagen de Dios creado en la Palabra eterna del Padre (Gn 1,26. Jn 1,3), a quien hay que
socorrer como al mismo Dios; de manera que Dios al tener en su esencia la misericordia hizo
partícipe de ella al ser humano desde el momento de la creación, por eso la persona al ser
parte de la Iglesia hace que ésta tenga la facultad de obrar con misericordia, a parte del
compromiso que ella tiene al presentarse como seguidora de Cristo.
No obstante, el creyente y la Iglesia en su facultad de actuar o no con misericordia,
han optado por ser inmisericordes en algunos instantes de la existencia y así errar al no
ejercerla, cayendo en pecado. Por esta razón, Dios “envió a su Hijo nacido de la Virgen María
para revelarnos de manera definitiva su amor”59 desbordante, lo cual es presentado por el
Papa Francisco en la bula del año jubilar y por Orígenes al decir que el “Salvador, […] tomó,
impulsado por la misericordia, la imagen de hombre y vino a él, como atestigua también el

57
Ignacio de Antioquía, “Cartas”, 163.
58
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 15.
59
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 1.
29

Apóstol”60 en Filipenses 2,6-8, para dejar por evidente el acercamiento de Dios al género
humano que se da con el fin de beneficiarlo, pero también es posible tomarla como una
manera de invitar a todas las personas a ser cercanos con el próximo, en otras palabras, la
persona está llamada a practicar la misericordia con el más cercano para parecerse cada vez
más a Aquél a quien sigue, “mediante un proceso de divinización en el que se configura a
imagen de Cristo con el Padre.”61
Jesús, es la misericordia eterna del Padre “mediante sus palabras, gestos y
personalidad,”62 por ende, la misericordia ayuda en la configuración con Cristo cuando el ser
humano vive según el Hijo de Dios, esto supone que la persona refleje a su Maestro en la
medida en que entra en contacto con el prójimo para actuar en beneficio de quien está
necesitado. Por esta razón, Gregorio Nacianzo señala que el seguidor de Cristo debe ayudar
mediante hechos concretos como “el dar hospedaje, alimentar, curar y vestir a aquél que es
imagen de Cristo en la tierra, ya que el Señor del universo quiere misericordia y no sacrificio
vacío.”63
Lo que desea Dios del ser humano es que practique la misericordia, a partir del
testimonio de vida de los cristianos, por eso actuar en misericordia por parte de la Iglesia es
una responsabilidad que actualmente “no admite aplazamientos, ni obstáculos que se
interpongan entre el sentimiento y el acto,64 sino que la praxis de la misericordia conlleva
generar conciencia en la realidad de vida de los cristianos, en su cotidianidad, en sus acciones
con los demás.
Ejemplo de ello, es Juan Pablo II quien admite que Cristo y la Iglesia tienen “el
ejercer la misericordia como programa de vida”65 que opera por la gracia de Dios en la
creación, ya que “Jesús, sobre todo con su estilo de vida y con sus acciones, ha demostrado
cómo en el mundo en que vivimos está presente el amor”66 que se hace concreto “en la

60
Orígenes, “Homilías sobre el Génesis”, 93.
61
Ibíd., 93-95.
62
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 1.
63
Gregorio de Nacianzo, “Discursos I-XV”, 695.
64
Ibíd., 693.
65
Juan Pablo II. “Dives in misericordia”, No. 8.
66
Ibíd., 3.
30

misericordia.”67 Por eso, el seguidor de Jesucristo y el integrante de la Iglesia que desea ser
testimonio se compromete a vivir la misericordia como una promesa libre, voluntaria y
conscientemente producida por el amor y no debido a una norma u obligación, sino
espontáneamente.
La Iglesia al ser seguidora de Jesucristo está llamada a ejercer la misericordia con el
otro, en efecto, la Iglesia necesita una “conciencia más honda y concreta de la necesidad de
dar testimonio de la misericordia de Dios,”68 petición que fue hecha por san Juan Pablo II en
su tiempo, pero en nuestros días es traída a colación por Francisco al decir que la misericordia
“es hoy más que nunca actual y merece ser retomada”69 en el entorno eclesial.
Después de una aproximación a la misericordia planteada a partir de la Iglesia
universal, es importante tomar el punto de vista del continente hispano y resaltar su proceso,
donde la Iglesia ha reconocido que no puede ser “indiferente ante las tremendas injusticias
sociales existentes en América Latina, que mantienen a la mayoría de nuestros pueblos en
una dolorosa pobreza cercana en muchísimos casos a la inhumana miseria”70 que deteriora
la integridad de la persona; esta realidad se ha prolongado hasta estar latente en el presente,
de ahí que Francisco en el 2016 recuerde la responsabilidad de la Iglesia, al decir que se debe
vivir con fe el “llevar una palabra y un gesto de consolación a los pobres, anunciar la
liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna,
[…] y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella.”71
En Latinoamérica, la Iglesia invita a hacer teología partiendo de la realidad social en
la que se encuentra el teólogo con base en “la predicación de Jesús que se hace de nuevo
visible en las respuestas de fe que el testimonio de los cristianos está llamado a ofrecer,”72
esta forma de producir teología está presente en el documento de Medellín, el cual propone
las comunidades eclesiales de base dentro de una pastoral de conjunto que pretende “llevar a

67
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 22.
68
Juan Pablo II. “Dives in misericordia”, No. 12.
69
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 11.
70
CELAM, “II conferencia general del episcopado latinoamericano”, No. 14,1-2.
71
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 16.
72
Ibíd. No 16.
31

todo el hombre y a todos los hombres a la plena comunión de vida con Dios en la comunidad
visible de la Iglesia.”73
Esto se da a partir de una pastoral de conjunto que muestra la unidad de la Iglesia en
cuanto expresa que en “las parroquias, en las comunidades, en las asociaciones y
movimientos, en fin, donde quiera que haya cristianos, cualquiera debería poder encontrar
un oasis de misericordia”74 divina, ya que allí se está refiriendo a la Iglesia particular y a la
Iglesia Universal llamadas a ejercer la misericordia mediante actos en beneficio del más
necesitado. Sin embargo, la aspiración de ser misericordiosos no se ha cumplido en su
totalidad con la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, ya que en el
documento de Puebla se menciona “la miseria en la que vive la población latina al mencionar
la mortalidad por falta de productos de la canasta familiar básica, el desempleo, la migración
y otras situaciones sociales.”75
Ejercer la misericordia conlleva hacer hincapié en que el creyente sea constante en
“exigir del Pueblo de Dios y de cada cristiano un auténtico heroísmo en su compromiso
evangelizador, a fin de poder superar […] las “estructuras de pecado” en la vida personal y
social”76 mediante la ayuda de la Santísima Trinidad, ya que se requiere del auxilio divino
acompañado del esfuerzo humano para superar los obstáculos que se presente a lo largo del
tiempo. En el peregrinar hacia la perfección se recomienda “tener en cuenta la
responsabilidad que se adquiere como Iglesia, la gracia que se ha recibido y la fuerza del
Resucitado que continúa sosteniendo el proceso de conversión que hoy por hoy se vive.”77
La responsabilidad de ejercer la misericordia es de todo seguidor de Cristo que está
llamado a tener un acercamiento al más pobre para obrar en beneficio de este, lo cual requiere
el salir al encuentro del otro sin exclusión alguna, como lo hace el buen samaritano, quien al
observar al hombre apaleado se acerca al prójimo para ayudarlo en lo que necesita (Lc 10,30-
35). Así, en estos tiempos dentro de la Iglesia es indispensable continuar con la práctica de
la misericordia, ya que “su lenguaje y sus gestos deben trasmitir misericordia para penetrar

73
CELAM, “II conferencia general del episcopado latinoamericano”, No. 15,10-36.
74
Ibíd., N0 15, 38.
75
CELAM, “III conferencia general del episcopado latinoamericano y del caribe”, No. 29.
76
Ibíd., No. 281.
77
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 4.
32

en el corazón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre” 78 que


espera a sus hijos. En otras palabras, la renovada acción pastoral que propone el pontífice
hoy no sólo atañe a los actos de solidaridad, sino que comprende una apertura de la Iglesia a
la acción de Dios que la impulsa a hacer misericordia, dinamismo de interiorización y
exteriorización que debe ser vivido eclesialmente una y otra vez, para que sus palabras y
gestos sean eficaces.
La aplicación de la misericordia a partir del sentido interno y externo siempre se ha
manejado en el Magisterio de la Iglesia y ahora se hace actual mediante Misericordiae Vultus,
quien resalta el encuentro que está llamado a tener el católico con el pobre, esto a ejemplo
del buen samaritano ( Lc 10, 29-37), el cual observa la situación vulnerable en la que está el
hombre apaleado, se acerca para tener un encuentro y ejercer la misericordia con el mismo,
esto deja de manifiesto la importancia del encuentro en la misericordia y que el papa
Francisco resalta en la bula de apertura del jubileo de la misericordia.

2.2. El encuentro dentro del Principio-Misericordia y Misericordiae Vultus


La misericordia en el ser humano conlleva la capacidad que éste posee de donarse a
los demás, y en ese sentido se genera un compromiso incondicional con Jesucristo en la
medida que el creyente actualiza su experiencia de fe en la entrega amorosa a los demás, de
esta experiencia se da una interrelación entre el amor de Dios y los hombres. Así lo expresa
Misericordiae Vultus al referirse a “la relación entre Dios y el ser humano,”79 puesto Dios
sale a su encuentro para revelarse, lo cual es salir de sí para darse a las personas, ya que su
revelación “consiste […] en la donación de su propia realidad”80, es decir, el hacer la realidad
trascendente una realidad manifestada en códigos humanos es una revelación que está
conformada por un encuentro que es inherente a la divinidad, por eso su amor lo lleva a
entregar a su único Hijo para que sus hijos adoptivos obtengan la vida eterna ( Jn 3,16). Por
consiguiente, a Dios “lo constituye la misericordia ( Ex 34,6 Dt 4,31) y por ella sale al

78
Ibíd. No 13.
79
Ibíd., No. 2.
80
Sobrino Jon, “Principio-misericordia bajar de la cruz a los pueblos crucificados”, 73.
33

encuentro del hombre para salvarlo,”81 acción que se concretiza en Éxodo 3,7-10 donde Dios
observa la opresión que está viviendo el pueblo y el clamor del mismo, por eso responde con
misericordia enviando a Moisés a sacar al pueblo de la esclavitud de Egipto; sin embargo,
esta salvación no se limita a los escritos veterotestamentario y se prolonga para tener su
plenitud en Jesucristo, en quien los seres humanos obtienen la salvación ( Ef 2,4-6).
De la misma manera en que Dios responde con misericordia ante la realidad personal
y social con hechos concretos en beneficio del más necesitado, como lo hizo mediante su
Hijo, así también el ser humano está llamado a obrar con misericordia frente al prójimo; por
esto el Papa Francisco espera que después de este jubileo “ el ser humano salga de sí para
manifestar la presencia de Dios en la creatura,”82 es un salir al encuentro del más cercano, no
en sentido conceptual, sino con los hechos, pues la fe no se limita al conocimiento, ni a los
sentimientos, trasciende a los actos. Por lo tanto,
La fe llega a ser cuando actúa por la caridad (Gal 5,6). La verdadera religión consiste en visitar
huérfanos y viudas (Sant 1,27). Quien no ama no ha conocido a Dios (1 Jn 4,8) […] incluso
quien no sepa explícitamente de Dios, lo ha encontrado si ha amado al pobre (Mt 25).”83
El obrar en beneficio del pobre permite que el ser humano ejerza la misericordia
mediante el encuentro con Dios que se hace presente en el otro; pero, la conciencia del
encuentro del cristiano tiene su razón de ser en la relación íntima que se establece entre el
hombre y Dios a través de la oración y la meditación de la Palabra, es decir, que el cristiano
requiere tanto del ejercicio espiritual personal que posibilita la fe, como las obras de
misericordias. En ese aspecto, Jon Sobrino manifiesta que:

El término «misericordia» hay que entenderlo bien, porque puede connotar cosas verdaderas
y buenas, pero también cosas insuficientes y hasta peligrosas: sentimiento de compasión (con
el peligro de que no vaya acompañado de una praxis), «obras de misericordia» (con el peligro
de que no se analicen las causas del sufrimiento), alivio de necesidades individuales (con el
peligro de abandonar la transformación de las estructuras), actitudes paternales (con el peligro
del paternalismo) [...]”84

81
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 6.
82
Ibíd., No. 5.
83
Sobrino Jon, “Principio-misericordia bajar de la cruz a los pueblos crucificados”, 73.
84
Ibíd., 32.
34

La misericordia tiene un dinamismo que no se debe convertir en un mero


asistencialismo, ni en un simple sentimentalismo sin repercusión en la realidad, sino en la
unidad de los extremos mencionados, para que ella sea “la viga maestra que sostiene la vida
de la Iglesia”85 en su teoría y en su práctica, como es considerado por el papa Francisco. Por
esta razón, es posible decir que dicho pontífice concibe la misericordia como un fundamento
que debe estar en el inicio, durante el proceso y al final de la voz y los gestos de todo cristiano
y por ende de la Iglesia; de manera que el actual papa comparte el principio-misericordia al
entenderlo como “un específico amor que está en el origen de un proceso, pero que además
permanece presente y activo a lo largo de él, le otorga una determinada dirección y configura
los diversos elementos dentro del proceso.”86
Al ser la misericordia el cimiento de la Iglesia los sacerdotes están llamados también
a ejercerla mediante el perdón de los pecados que se da en el sacramento de la reconciliación,
a través de la solicitud de los hijos de Dios hacia el presbítero y particularmente mediante la
salida del sacerdote en dirección a quienes necesitan del perdón, “para que el pecador tenga
un encuentro amoroso donde no sólo identifique sus pecados, sino que también experimente
la infinita misericordia divina”87 fortalecedora del espíritu para seguir adelante en el proceso
de conversión. El llamado a la conversión va más allá de la confesión verbal de los pecados
frente a un presbítero, es un acto de fe que se expresa viviendo el sacramento de la
reconciliación y acompañándolo con obras en beneficio del prójimo, ya que el Señor
igualmente quiere buenos actos que reconcilien con el otro (Pr 16,7); de ahí se evidencia una
relación entre reconciliación y misericordia en la praxis del cristiano.
En la misericordia que plantea el Papa Francisco se percibe el pecador y el pobre en
una relación mutua, en cuanto el pecador está llamado a ver que el sacramento de la
reconciliación requiere del abrir el ser a la realidad del necesitado y acogerlo mediante actos
en su favor; realidad que Jon Sobrino tiene en cuenta al invitar a observar a los pobres como
aquellos que facilitan la llegada a la conversión mediante el perdón-acogida, en tanto ellos
permiten que el “pecador tenga un encuentro de perdón y reconciliación que los libera al

85
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 10.
86
Sobrino, “Principio-misericordia bajar de la cruz a los pueblos crucificados”, 32.
87
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 17.
35

acogerlos, pero esta acogida debe transformar su integridad, hasta el punto de trabajar por
vivir cada día menos en pecado y dar continuos aportes para lograr un mundo cada vez más
basado en la dignidad de la persona.”88
Para Jon Sobrino y Misericordiae Vultus en los pobres está presente Cristo, quien se
hace “de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, destruido”89 y humillado
por medio del desplazamiento forzado de campesinos, la muerte de inocentes, la desnutrición
de niños, la falta de educación por la corrupción, entre otras realidades sociales. La presencia
de Jesucristo en el pobre también se ve en el abajamiento que Dios hace hacia la vida e
historia del ser humano para salvarlo, esto es lo que debe impulsar a la persona para responder
con misericordia, es decir, que el encuentro entre Dios y el hombre supone como resultado
un acto de confianza en la divinidad, dado que la divinidad es don, pero, al mismo tiempo
supone la existencia de una respuesta que se convierta “en buena noticia y salvación para
otros, siendo él mismo expresión del acercamiento de Dios a los hombres,”90 como lo hace
el buen samaritano en el relato de Lucas 10,30-35 al acercarse al prójimo para ayudarlo en lo
que necesita en el momento.

2.3. Elementos para vivir la misericordia a partir de Misericordiae Vultus


La misericordia es la palabra que hace parte de la esencia de Dios y es manifestada
plenamente en Jesucristo, ella también constituye al ser humano porque la divinidad se la
participa desde el momento de la creación (Gn 1–2. Jn 1,1–5), pero esta relación ontológica
que hay entre Dios, Jesús y las personas (Jn 14,20) no se queda estática y actúa. Puesto que,
la misericordia al ser palabra (‫ דָּ בָּר‬- Dabar) en el lenguaje hebreo es una acción de Dios que
al decirla se hace realidad ( Gn 1,1–2,4a), sin dejar de lado que el Padre no es ajeno a la
situación de su pueblo ( Ex 3,7) y obra en su favor sacándolos de la opresión ( Ex 13,17–
15,21); “es una palabra que se cumple ( Is 55,11) y llega a encarnarse ( Jn 1,14) en la

88
Sobrino, “Principio-misericordia bajar de la cruz a los pueblos crucificados”, 133 - 157.
89
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 15.
90
Sobrino, “Principio-misericordia bajar de la cruz a los pueblos crucificados”, 175.
36

predicación y acción de Jesús, quien tiene una unión plena con el Padre y da testimonio de
Dios con la totalidad de su vida interna y externa ( Jn 14,9–31).”91
La misericordia es acto al enviar Dios a su único Hijo al mundo para que todos tengan
vida eterna en Él (Cfr. Jn 3,16), o sea, Dios sale al encuentro del ser humano y se encarna en
Jesús para que éste se entregue como víctima para la salvación de todos ( 1Cor 15,3s. Ef 5,2),
razón por la cual, Jesucristo es la misericordia eterna del Padre que debería ser prolongada
en la vida de los cristianos, “ya que ellos al ser sus seguidores se comprometieron libre,
voluntaria y conscientemente a actuar como Él, esto en miras a entrar en una proceso de
configuración con Cristo;”92 sin embargo, las personas al hacer uso del libre albedrío tienen
la facultad de practicar o no la misericordia a lo largo de su existencia, pero lo ideal es que
la ejerzan para que se dé la configuración con Cristo que es un proceso, donde la vida se va
desarrollando como un caminar hacia el Padre que se va forjando a través de las obras de
misericordia.
En el caminar de la vida se puede lograr observar al otro como imagen de Cristo al
tener la misericordia como ley fundamental que atraviesa su praxis cristiana y por ende su
vida eclesial en la relación con comunidades pastorales y otros grupos pastorales en los cuales
se viva la misericordia como una praxis del encuentro. En este sentido, el Papa Francisco
considera que la cultura del encuentro demanda por parte de la Iglesia a vivir en salida hacia
las periferias existenciales y materiales, y es una “constante en su misión de tener las puertas
abiertas a todo tipo de persona;”93 de hecho, Misericordiae Vultus propone el encuentro para
que cada uno lleve “la bondad y la ternura de Dios… A todos, creyentes y” 94 ateos, ricos y
pobres, blancos y negros, entre otras características que a veces limitan las relaciones
sociales.
Ahora bien, dentro de los elementos facilitadores del ejercicio de la misericordia se
encuentran: El primer elemento que está presente en la bula es la oración de la Iglesia, en la
cual Dios llega para ayudar al hombre desde el comienzo de su jornada diaria y durante la

91
Ibíd. 176.
92
Ibíd., 177.
93
. Francisco, “Evangelii Gaudium”, No. 46.
94
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 3.
37

misma, por eso la oración de la liturgia de las horas como diálogo espiritual invoca la ayuda
de la divinidad diciendo: “<<Dios mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme>>
(Sal 70,2). El auxilio que invocamos es ya el primer paso de la misericordia de Dios hacia
nosotros […] y […] consiste en permitirnos captar su presencia y cercanía.”95 Pero esta
oración debe ir acompañada de acciones que reflejen la conversación que se tiene con Dios,
de tal manera que no se quede en meros sonidos emitidos por cuerdas bucales, sino que sean
palaras y praxis en coherencia con el Evangelio, para que así la predicación y la pastoral
vayan de la mano.
Un segundo elemento es la predicación, que es un ejercicio donde aparece el sonido
y la acción complementándose entre sí para formar la base de la misión de Jesucristo ( Lc
4,16-30), labor que hace el Hijo de Dios durante toda su vida y a la que está llamada la Iglesia
a vivir conforme a la fe que profesa, en este caso, “la misión eclesial está en el envío que
hace Jesús a proclamar la Buena Nueva ( Mc 16,15 Mt 28,19s), esto es lo mismo que anunciar
la misericordia a todo ser humano;”96 pero esta predicación le compete a la Iglesia en sentido
personal y comunitaria, es decir, esta tarea es tanto de “la predicación formal que hace el
presbítero y de le personalizada en el día a día de todo laico y célibe,”97 ya que la eclesía es
un organismo conformada por los clérigos y del mismo modo por los laicos, donde todos
tienen el mismo valor al ser el pueblo de Dios. Así, el papa Francisco comprende a la Iglesia
como pueblo de Dios en proceso de conversión hacia el Padre,98 percepción que es tomada
por el pontífice a partir del Concilio Vaticano II con un punto de vista latinoamericano,
concretizado en Lumen Gentium.99
En el proceso de conversión de la Iglesia aparece el perdón como elemento que sirve
para practicar la misericordia, por tal motivo, el Papa Francisco invita a ejercerlo con el fin
de “ser testimonios de Jesucristo en medio de las debilidades humanas, de tal manera que
todos los alejados de Dios retornen a su regazo.”100 Desde esta visión, el perdón está en el

95
Ibíd., No. 14.
96
Ibíd., No. 12.
97
Francisco, “Evangelii Gaudium”, No. 127.
98
Ibíd., No. 111-134.
99
Concilio Vaticano II, “Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia”, No. 9-12.
100
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 19.
38

sacramento de la reconciliación para generar un acercamiento a Dios en miras a la


conversión, al respecto, la Iglesia propone “24 horas para el Señor”, en las cuales se pueda
ejercer la confesión y alcanzar la misericordia divina por medio de dicho sacramento; esta
tarea tiene unos parámetros de sinceridad y propósito de cambio para los que reciben el
sacramento, del mismo modo “una disposición de acogida y bondad del presbítero para con
el ser humano que llegue en búsqueda de su ayuda.”101
De esta manera, el ser humano experimenté la integridad del perdón que se da en el
aspecto personal, comunitario y eclesial; sin embargo, es necesario tener disposiciones
internas y actos que sean signos de agradecimiento por el perdón obtenido, ya que no se
puede hablar de retribución porque nunca se podrá retribuirle todo lo que Él hace por la
persona; en esa medida el Papa Francisco presenta la indulgencia a manera de signo de
agradecimiento y compromiso en el plan salvífico, lo cual amplia el concepto de retribución
al no tomarlo solamente como “la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados,
ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas
condiciones, consigue por mediación de la Iglesia,”102 a fin de seguir con más fuerza en el
proceso de conversión.
Para que la indulgencia se dé es necesario tener un firme propósito de desapegarse de
toda clase de pecado, confesar sacramentalmente sus pecados, recibir la comunión de manera
especial dentro de la liturgia eucarística, hacer una obra de misericordia y orar por el papa y
sus intenciones;103 a esto se le suma la peregrinación que cada uno está invitado a hacer,
simbolizando el “hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere
compromiso y sacrificio.”104

2.4. Conclusión

101
Ibíd., No. 17.
102
Acebal y otros, Código de Derecho Canónico, N° 992.
103
Penitenciaría Apostólica, “El don de la indulgencia”, No. 4.
http://www.vatican.va/roman_curia/tribunals/apost_penit/documents/rc_trib_appen_pro_20000129_indulgenc
e_sp.html
104
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 14.
39

La misericordia es una palabra que atraviesa el Magisterio de la Iglesia a lo largo de


la historia, una muestra de esto es que desde Ignacio de Antioquía hasta el tercer párrafo del
numeral 15 de Misericordiae Vultus expresan “la importancia de la oración de intercesión
para lograr misericordia,”105 este orar los unos por los otros es un ejercicio que permite
reconocer la existencia de la fraternidad como necesidad que tienen entre sí los hermanos en
Cristo, lo cual refleja el sentido comunitario de la misericordia; pero esta relación entre
iguales está basada en Dios, quien en su “infinito amor hizo que su Hijo se encarnara para la
salvación de los seres humanos.”106
Gregorio Nacianzo en el siglo IV y el número cuatro de la bula del año de la
misericordia convergen en que la Iglesia está llamada a dar testimonio de su fe mediante
“obras de misericordia que no sean aplazadas en el momento de tener el impulso de
hacerlas,”107 por eso ella se compromete a realizar actos en beneficio de los pobres al igual
que su Jesús lo hizo mediante la predicación y la acción; sin embargo, el practicar la
misericordia no se ha logrado en su totalidad ni personal, ni eclesialmente por las acciones
inmisericordes que encontramos en la sociedad actual, de ahí que el Papa Francisco explica
la necesidad de ejercer la misericordia en las situaciones presentes de este mundo, de tal
manera que la realidad exige una nueva forma de evangelizar a los pueblos de cada región,
sin perder la esencia.
Luego, en la segunda conferencia general del episcopado Latinoamericano se propone
un modo de evangelizar a través de las comunidades eclesiales de base que están dentro de
la pastoral de conjunto, de tal manera que cada diócesis forme koinonías con una misma
directriz a nivel mundial “hasta integrarlas en un conjunto que es la Iglesia universal;” 108 de
igual manera, el Papa Francisco en el año jubilar pretende que la Iglesia proceda con
misericordia en las “parroquias, en las comunidades, en las asociaciones y movimientos, en
fin, donde quiera que haya cristianos”109 comprometidos eclesialmente, para así abarcar la
Iglesia globalmente, esto involucra a todo cristiano, sin importar si es clérigo o laico, con el

105
Ignacio de Antioquía, “Cartas”, 163. Francisco, “Misericordiae Vultus”, 15.
106
Orígenes, “Homilías sobre el Génesis”, 93. Francisco, “Misericordiae Vultus”, 12.
107
Gregorio de Nacianzo, “Discursos I-XV”, 693. Francisco, “Misericordiae Vultus”, 25.
108
CELAM, “II conferencia general del episcopado latinoamericano”, No. 15,10-36.
109
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 12.
40

fin que se comprometa con la misión evangelizadora, saliendo al encuentro del necesitado y
dando testimonio de vida, ya que “el discípulo misionero ha de ser un hombre o una mujer
que hace visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres y
pecadores.”110
Es así que la Iglesia tiene la misión pastoral de promover la misericordia en los
diversos contextos pastorales, de manera que ella expresa la esencia de Dios que está al inicio
y desarrollo de su revelación al ser humano, constatado en los Escritos Sagrados donde cobra
importancia “la escucha del clamor del pueblo y la intervención divina en favor del pobre,”111
por eso Francisco indica que “la misericordia es la revelación de Dios al pueblo,”112 pero este
develarse de Dios al ser humano “es un acto de caridad hacia el vulnerable que tienen su
máxima expresión en su Hijo;”113 esto se resalta porque Jesucristo proclamó y vivió la
misericordia durante su vida terrena.
Por tal motivo, el principio-misericordia es la síntesis de la propuesta de la bula del
año jubilar de 2015, al dejar en claro que el comienzo de la misericordia está en Dios que se
la entrega a los seres humanos en Jesucristo, misericordia eterna del Padre, para que ellos la
ejerzan con el prójimo, para que esté presente y activa principalmente en la vida de los
cristianos, que es un caminar en la conversión mediante el encomendarse y encomendar a los
hermanos mediante: la oración; el alcanzar el corazón de las personas a través de la
predicación; el experimentar el perdón en el sacramento de la reconciliación y las obras de
misericordia espirituales y corporales, sin dejar de lado la indulgencia como un aporte al plan
salvífico, sin pensar que con esto se está pagan todo lo dado por Dios a sus hijos, sino que es
“un contribución a manera de agradecimiento por lo recibido.”114
La misericordia es una propuesta eclesial que ha marcado la pauta en todo el
Magisterio de la Iglesia y lo sigue marcando particularmente en Miserciordiae Vultus al
exponer el encuentro como el principio-misericordia que es necesario esté al inicio, en el
desarrollo y al final de la misericordia presente en la vida cristiana; esto se expone en el

110
CELAM, “V conferencia general del episcopado latinoamericano y del caribe”, No. 147.
111
Sobrino, “Principio-misericordia bajar de la cruz a los pueblos crucificados”, 33.
112
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 2.
113
Ibíd., No. 8.
114
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 15, 17, 19 y 22.
41

magisterio y en toda la Iglesia en general , un caso de ello son las personas que marcaron la
historia por su comportamiento y hoy son llamados santos, estos personajes mostraron el
sentido eclesial de la misericordia, en la cual se da testimonio de Cristo para forjar un camino
de conversión hacia la santidad.
Entre los santos destacados de la promoción de la misericordia se encuentra San Juan
Eudes, un francés que atendió a los enfermos de peste y a las mujeres en ejercicio de
prostitución de su época. Esto se desarrolla en el siguiente capítulo, en tanto se explica lo
referente a la misericordia en el padre Eudes, para llegar a proponer un itinerario espiritual
que tiene como fundamento el vivir la misericordia desde el carisma Eudista.
42

CAPÍTULO III
3. VIVIR LA MISERICORDIA A PARTIR DE JUAN EUDES

En el recorrido investigativo hasta ahora realizado, se observó que el primer capítulo


desarrolló la misericordia a partir de las Sagradas Escrituras, especialmente en Lucas 10,37b
para invitar a ejercerla y no quedarse en el sentimentalismo, este practicar la misericordia
promueve la cultura del encuentro que consiste en sentirla y vivirla en los actos cotidianos
con el prójimo, de ahí que el sentido de la misericordia se focalice en el acercarse al otro.
En el segundo capítulo se construyó la presencia de la misericordia en algunos
padres de la Iglesia como son: Ignacio de Antioquía y Orígenes; igualmente, se desarrollaron
los aportes de Misericordiae Vultus, Dives in Misericordia; la segunda conferencia general
de episcopado latinoamericano y otros documentos magisteriales que promueven una
renovación pastoral; y también el principio-misericordia de Jon Sobrino.
En este capítulo se expondrá la misericordia como propuesta eclesial de la vida
cristiana a partir del Magisterio de la Iglesia, y para tal efecto, se hará énfasis en la
importancia de ejercerla con base en las Sagradas Escrituras, particularmente en la perícopa
de Lucas 10,37b; y la contribución de San Juan Eudes en lo que respecta al itinerario
espiritual.

3.1. Bibliografía de Juan Eudes


San Juan Eudes nació el 14 de noviembre de 1601 en Francia bajo una familia de
mediana condición económica y murió el 19 de agosto de 1680. En el contexto de su época
se encuentra el pensamiento del cardenal “Richelieu, cardenal Bérulle, Condren, Vicente de
Paúl y Juan Jacobo Olier,”115 entre otros personajes que influyeron en su vida; esto sin olvidar
que tiene una manera propia de manifestar su espiritualidad misionera como fruto de su
relación con Dios, por eso posee un modo particular e integral de comprender la misericordia,
donde existe un dinamismo interno y externo que se complementan entre sí y forman la
unidad de la misericordia.

115
Eudes; Torres Álvaro (Tr.), “Obras Escogidas”, 9.
43

San Juan Eudes no fue indiferente al significado bíblico de la misericordia, ni al


magisterio de la Iglesia, ya que esto se observa a lo largo de este escrito, reflejando que no
desconoce el pasado histórico eclesial, el cual asume para presentarlo a partir de su manera
de ser, pero aterrizándolo en la vida cristiana al proponer ejercicios diarios, semanales,
mensuales y anuales, con el fin de formar a Jesús en el corazón, estos ejercicios ayudan a
practicar la misericordia en medio de la cotidianidad como producto de la intimidad con Dios,
donde existe una reciprocidad entre el sentimiento y la acción, al respecto, el hace uso de la
voluntad, con la finalidad de ayudar al prójimo, ya que a veces se siente misericordia, pero
“no se resuelve proponerse auxiliar al otro, sin embargo, se hace necesario que no se quede
en meras intenciones, sino que por último llegue al hecho.”116
En ese contexto, el tercer capítulo quiere proponer un itinerario espiritual para
vivenciarla desde el carisma Eudista, esto implica que en este apartado se inicia con un
acercamiento a la espiritualidad de San Juan Eudes, para ello, se plantea un itinerario para
obrar con misericordia, y terminar con los aportes de este autor para la vida cristiana hoy.

3.2. Acercamiento a la espiritualidad Eudista


La espiritualidad Eudista se remonta a la Escuela Francesa de Espiritualidad, término
que es muy amplio debido a las diversas corrientes de pensadores que surgieron en Francia
durante el siglo XVII. A su vez aparece la Escuela Beruliana de Espiritualidad, que como su
nombre lo indica, fue iniciada con el cardenal Pedro de Bérulle (1575-1629), quien influyó
en el pensamiento de san Juan Eudes, “así como también lo hicieron los místicos renanos,”117
al enfatizar en la unión con Dios que el ser humano puede lograr al encarnar los actos de
Jesús en los comportamientos propios, por eso el padre Eudes invita a formar a Jesús en el
corazón para que “Él viva y reine en la totalidad de la persona, esto con el fin de vivir cristiana
y santamente,”118 tanto en sus acciones como en lo más profundo de su ser, como lo invita
Lucas 10,37b, mediante las obras de misericordia.

116
Eudes, “Oeuvres Complètes”, VIII, 53.
117
Eudes; Torres Álvaro (Tr.), “Obras Escogidas”, 76.
118
Eudes, “Oeuvres Complètes”, VIII, 53.
44

En la tarea de formar a Jesucristo en el ser humano, “los místicos renanos subrayan


la humildad como “una de las condiciones indispensables para la contemplación”119 de Dios,
en tanto el reconocerse pequeño es una disposición inicial que permite la contemplación, para
después dejarse guiar por Él en el día a día, esto implica contemplar para dar lo contemplado
a lo largo de la cotidianidad; por eso, la humildad permite al católico ver a Cristo en el que
sufre y obrar con misericordia, de esta manera se percibe la existencia de una coincidencia
entre lo interno y lo externo, hasta el punto de encarnar los sentimientos y comportamientos
del Hijo de Dios.
Esto da a entender que la contemplación de Dios genera la sencillez de corazón y el
acto misericordioso. De hecho, en Bérulle se contempla la Encarnación del Verbo, en otras
palabras, se contempla el misterio en el que Dios se hace hombre en Jesucristo sin perder su
condición divina (Flp 2,6s), no obstante, la Encarnación no se queda allí para Bérulle y se
extiende a cada uno de los seres humanos al obrar conforme a Cristo, ya que de esta manera
se está prolongando y actualizando la vida del Hijo de Dios en medio del mundo.
Lo anterior evidencia que para San Juan Eudes la Encarnación se da como lo
menciona el texto de Filipenses, en la medida en que los creyentes viven conforme a su
Maestro, por ejemplo, al obrar con misericordia se está mostrando a Jesucristo que actuó
“misericordiosamente durante todo su existir y ahora mediante la persona que practica la
misericordia.120 Por consiguiente, para el padre Eudes la Encarnación opera en el cristiano a
partir del hacer vivir y reinar a Jesús en su vida, tema que es presentado de una manera
sencilla y práctica, a través de ejercicios de piedad y otros elementos que ayudan durante la
formación de Cristo en el ser humano, proceso de divinización propuesto dentro de la
cotidianidad de cada individuo que actúa en medio de la sociedad; mientras Bérulle utiliza
un lenguaje más técnico a nivel teológico y no práctico para el cristiano con poca erudición.
Para que el ser humano Encarne al Hijo de Dios, San Juan Eudes propone hacer un
vaciamiento de sí mismo, el cual consiste en reconocer la fragilidad humana, es decir: “no
soy nada, no tengo nada, nada puedo, nada sé, nada valgo, y por lo tanto no tengo fuerzas

119
Álvarez, “Diccionario teológico enciclopédico”, 459s.
120
Eudes, “Oeuvres Complètes”, I, 271-279.
45

propias para resistir el menor mal, ni de hacer el más mínimo bien;”121 pero el reconocerse
nada y vaciarse es un acto libre, voluntaria y conscientemente con el objetivo de llenarse de
Jesucristo para que Él obre mediante la persona, no siendo el individuo el actor principal,
sino Dios. El vaciamiento tiene una exigencia que no debe llevar a un rigorismo (sin sentido
que es) igual al Jansenismo, sino que va acompañado de la certeza de que por bondad divina
la gracia de Dios actúa con misericordia en el ser humano, para que se glorifique Cristo y no
el individuo.
El padre Eudes sugiere que todos los bautizados “no olviden que la renuncia de sí
mismo es en mira a una adhesión a Cristo,”122 ya que la renuncia de sí mismo es el paso
previo a la adhesión a Jesucristo, lo cual sirve para que todo cristiano pueda hacer vivir y
reinar a Jesús en él, dándose así lo dicho en Gálatas 2,20. Sin embargo, lo dicho por Juan
Eudes requiere por parte del bautizado una voluntad decidida, esto es, que se haga consciente,
voluntaria y libremente un vaciamiento de sí, para que no sea una obligada represión que
carece de sentido hasta llegar a aislarse totalmente del entorno real, tomando una postura
egoísta, sino algo que nace de los más profundo de la persona, donde se abandona todo lo
concerniente al pecado para llenarse de Dios, lo cual se hace visible en los actos de
misericordia que hace el samaritano ( Lc 10,30-37).
El ejercicio de renunciar al pecado y todos los deseos propios no consiste en alejarse
de las personas que le rodean, ni afianzarse de manera egoísta y cerrada a unas teorías
religiosas o espirituales, sino, salir de sí para abrirse a Cristo que se manifiesta en el otro, de
ahí que la misericordia haga parte de la espiritualidad Eudista, en tanto ésta requiere un salir
de sí para darse al prójimo. Entonces, la espiritualidad Eudista, al promover la misericordia
no es intimista y tiene apertura hacia el vulnerable, por eso, San Juan Eudes al hablar sobre
el abandono de las cosas del mundo y vivir la misericordia como imagen de Cristo en la
tierra, sugiere: no es “necesario que deje el mundo para encerrarse entre cuatro murallas, a
menos que Dios le llame a esto; pero bien, […] trate de vivir en el mundo como quien no es
del mundo, […] que haga santamente gloria de […] pertenecer a Jesucristo”123

121
Ibíd., 153.
122
Michel y otras, “Itinerario espiritual para hoy con san Juan Eudes”, 16.
123
Eudes, “Oeuvres Complètes”, I, 180.
46

Para la espiritualidad Eudista, el vaciarse de sí no se trata solamente de un acto


externo, menos de imitar a una persona en su manera de comportarse, ya que se debe evitar
caer en meras fachadas o máscaras donde lo exterior no está relacionado con lo interior; más
aún, se trata de que Cristo se instaure totalmente en la persona, en su pensamiento y en su
corazón. De esta manera, la vida del cristiano consiste en aportar mediante el vaciarse de
todo lo contrario a Dios y hacerle espacio a Jesucristo para que Él viva y reine en el ser
humano, pero haciéndolo de manera libre, voluntaria y conscientemente bajo la voluntad del
Padre, sin desfallecer y con hechos concretos en beneficio del más necesitado, a manera de
reflejo de la conversión.
El aporte del ser humano a la conversión y el obrar de Dios en su creatura permite
que exista un proceso de divinización, en el cual la persona pone de su parte en el plan de
salvación; sin embargo, esto no indica que sea una retribución donde se salde la deuda
totalmente, es una contribución a lo que Dios le ha regalado, pero sin olvidar que esto no
compensa completamente lo que se recibe gratuitamente de parte de la divinidad. Por ende,
en la vida espiritual cristiana no hay una ley de la retribución, sino una ley de la gracia, de la
cual “las obras de misericordia son actos humanos que se hacen por la gracia que Dios le da
al compartible la facultad de ejercerla; esto es resaltado por Juan Eudes en su vida al observar
todo lo que le sucede como una gracia divina, lo cual es constatable en El memorial de los
beneficios de Dios.”124
El observar la vida llena de la gracia de Dios y esforzarse por responder
adecuadamente a la divinidad es la combinación que debe tener todo cristiano, pero con una
constancia que abarque la cotidianidad, incluyendo aquello que es calificado como positivo
o negativo en el aspecto personal y social del ser humano. De esto se trata la espiritualidad,
de que cada uno viva la vida de Cristo en el sentido interno y externo, dado que el seguimiento
de Jesucristo no se limita a una doctrina vacía en donde el cristiano es un sujeto pasivo sobre
el cual recae la acción, sino que está en continua y consciente apertura del corazón a la acción
del Espíritu Santo que obra con misericordia.

124
Ibíd., XII, 103-135.
47

En este mismo sentido, la espiritualidad se encamina al direccionamiento de Dios


hacia el ser humano y viceversa; de hecho, la cristología en Juan Eudes es descendente y
ascendente al ser un abajamiento de Dios hacia el hombre, que se concretiza en todo lo que
se recibe de la divinidad y se plenifica en la Encarnación de su Hijo; pero al mismo tiempo
es ascendente al ser un proceso donde el ser humano muestra el amor a Dios través de actos
de misericordia. Estas acciones se formalizan con el bautismo para que de allí en adelante
sean una constante, ya que el padre Eudes considera “el bautismo como un contrato del
hombre con Dios, en el que se compromete a renunciar a todo lo contrario a la divinidad y
adherirse a Cristo para dar testimonio del Maestro y Cabeza.”125 De igual manera equivale
“a reencontrar la riqueza de su compromiso bautismal en el doble movimiento de la “renuncia
a sí mismo” en miras a una “adhesión a Jesús.””126
En el proceso de la vida cristiana (o divinización) se invita a dar testimonio del ser
a quien se sigue, asumiendo lo que Él es desde la particularidad de cada persona y el contexto
en que se desarrolla, no para quedarse en formalismos aparentes y teóricos, antes bien, para
trasladarlos a la realidad social a través de la misericordia y la transformación integral, es
decir, a nivel personal, comunitario y mundial.
Para San Juan Eudes, la espiritualidad es una manera de vivir la vida de Cristo, que
afecta la integridad del ser humano y se evidencia en las experiencias cotidianas de Jesucristo,
sin quedarse en meras doctrinas teóricas alejadas de la realidad; para esto se requiere de unas
disposiciones básicas que se debería tratar con la ayuda de Dios (y en cuanto le sea posible a
la persona) de vivirlas, debido a que sin ellas es imposible ser cristiano, éstas son: la fe, odiar
y alejarse del pecado, el desapego del mundo y de las cosas del mismo, y por último la oración
que puede ser mental y vocal, para que así se realice las acciones en espíritu de oración, sin
olvidar que también se puede complementar con la lectura de libros espirituales, “hablar y
oír hablar de Dios, entre otras herramientas que al lado de las disposiciones para orar
fortalecen la espiritualidad cristiana.”127

125
Ibíd., II, 184-190.
126
Michel y otras, “Itinerario espiritual para hoy con san Juan Eudes”, 16.
127
Eudes, “Oeuvres Complètes”, I, 167-204.
48

Es así como para San Juan Eudes se realiza un acercamiento que explique los
fundamentos de la vida cristiana. En cuanto a la fe se puede decir que es la certeza de lo que
se espera (Cfr. Hb 11,1), de manera que con la fe cristiana se hace un acto de abandono en
Dios para vivir y mirar los acontecimientos que se experimentan mediante la óptica de Él; es
decir, ya no es el ser humano el que controla su vida por sí sólo, sino que le hace partícipe a
la Trinidad de sus disposiciones, voluntad, decisiones y acciones, dejando que la voluntad
divina obre, para que haga lo que le plazca en la persona, pero sin olvidar que Dios opera en
las condiciones del individuo sin eliminar lo que él es, en otras palabras, Dios y la creatura
se hacen un solo ser desde la particularidad de cada uno.
El primer fundamento tiene mucho que ver con el segundo, porque con la confianza
puesta en Dios es que se puede experimentar el odio al pecado y el alejarse del mismo, ya
que al asumir por la fe la óptica de Dios es más fácil detectar, aborrecer y alejarse del pecado;
este trabajo de tomar distancia del pecado es constante para el cristiano, debido a que la
tentación de experimentarlo es persistente y sutil al presentarse como algo productor de
placer, permitiendo sentir un supuesto bien y una aparente tranquilidad que realmente es
esclavitud a lo contrario del ser de Dios.
Al estar en la sintonía de la fe y al mismo tiempo odiar y alejarse del pecado es más
fácil desapegarse del mundo y de las cosas que lo conforman; y con ello Jesucristo se
convierta en el centro de la experiencia cristiana, puesto que en Cristo la persona tiene la
capacidad de ser testimonio de vida a nivel personal y social, es decir, lo que equivale a dar
testimonio en medio de las realidades comúnmente llamadas “mundanas”, es decir, ser sal y
luz (Mt 5,13-16).
Por último, se encuentra la oración como un diálogo interpersonal entre el ser humano
y Dios, donde se revela la divinidad para que la persona se configure con ella. En definitiva,
la oración es la fuente de alimento que aviva la fe y la fuerza para alejarse del pecado y del
mundo que distancia al cristiano de su Maestro. Estos fundamentos mencionados se
interrelacionan entre sí para ayudar a la persona al actuar en beneficio del prójimo, por
consiguiente, el cristiano cimiente la misericordia en la vida cristiana.

3.3. La misericordia, itinerario propuesto por San Juan Eudes


49

Para comprender la palabra misericordia desde San Juan Eudes es necesario saber que
el término miséricorde proviene del latín misericordia, el cual está compuesto por miser y
cor o cordis, que se traducen al español como miserable y corazón; por eso, “la misericordia
se puede entender como el tener el corazón sensible ante la miseria o desgracia del otro.”128
A este respecto, San Juan Eudes enfatiza que: “Es misericordioso el que lleva en su corazón
por compasión, la miseria de los miserables.”129
El concepto de misericordia de Juan Eudes “no sólo va acorde con la terminología
del latín y el francés, sino que se origina en el Padre de las misericordias”130 en tanto la posee
“como un atributo propio y característico de su ser que inunda su corazón;”131 por eso es
misericordioso al escuchar el clamor del pueblo oprimido por los egipcios y al prometerles
liberarlos de la esclavitud ( Ex 3,7-10), ante lo cual cumple la promesa sacándolos de Egipto
a pesar de la persecución y la travesía por el desierto ( Ex 12,1–18,27). Estos textos bíblicos
son una muestra de la misericordia de Dios, la cual el Padre sigue dando a toda la creación a
lo largo de la historia, de ahí que el padre Eudes invite a que el mundo entero, “el cielo y la
tierra y todo ser creado se conviertan en llama pura de amor a este Padre de misericordia”132
y Dios de bondad, ya que se debe ser agradecido por las bendiciones que da para todos.
El Padre es tan misericordioso que envió a su Hijo al mundo para que nazca de las
entrañas de la Virgen María (Lc 1,26-38. 2,1-20), es decir, Él mismo es quien se hace
semejante al ser humano (Flp 2,6s), para revelarse plenamente en Jesucristo que está unido a
Él, ya que el Hijo y el Padre son uno (Cfr. Jn 10,3). Esta realidad es la que expone el padre
Eudes al decir: “este Padre adorable quiere que su Hijo, quien nació desde toda la eternidad
en su seno, y quien es Dios como Él, nazca de una Madre, quien es muy santa, pero tan servil
y tan pequeña a sus ojos y ante los ojos del mundo,”133 pero por medio de quien Cristo fue
donado al género humano.

128
Rey-Debove Et Rey, “Dictionnaire de la langue française le petit Robert”, 1590.
129
Eudes, “Oeuvres Complètes”, VIII, 53.
130
Eudes, “Oeuvres Complètes”, III, 101.
131
Kasper, “La misericordia clave del evangelio y de la vida cristiana”, 56.
132
Eudes, “Obras Escogidas”, 532.
133
Eudes, “Oeuvres Complètes”, VIII, 77-78.
50

La entrega del Padre mediante el Hijo en el Espíritu Santo es un acto de misericordia


que motiva a Juan Eudes a expresar: “oh Padre de las misericordias, parece que nos amaras
más que a tu Hijo y que a ti mismo, ya que él es una sola cosa contigo.” 134 De modo que la
muestra de la misericordia de Dios radica no sólo en la entrega de algo externo a Él, sino que
se centra y tiene su máxima expresión en: la donación de sí mismo al ser humano, en otros
términos, su misericordia está presente plenamente en la revelación de su misterio en la vida
humana, y esto se concretiza en el misterio de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
A la Santísima Trinidad la constituye la misericordia, la cual le lleva al Hijo de Dios
a entregarse para salvar al ser humano. Jn 3,17) mediante su encarnación y muerte en la cruz
(Rm 4,25 Hebreos 7,20-27), pero la misericordia en Jesús no se dio solamente al final de su
vida corpórea, ya que Él sintió misericordia por las personas (Mt 9,36), la predicó (Mt 23,23
- Lc 6,36) y la ejerció obrando en favor de los más necesitados (Mc 5,19). De esta manera,
la misericordia se personifica en Jesucristo tanto en el contexto bíblico como en la
espiritualidad Eudista, en consecuencia, san Juan Eudes, al preguntarse sobre qué es la
misericordia dice que es el Salvador y lo explica aludiendo a san Agustín para señalar que la
primera persona de la Trinidad “es llamado el Padre de las misericordias, porque Él es el
Padre del Verbo encarnado, que es la misericordia misma.”135
Por esta razón, el ser humano en cuanto es cristiano se compromete a ejercer la
misericordia con quien le rodea; de esto se requiere una relación con el que es la misericordia
misma, Cristo; y por eso la importancia de la intimidad con el Maestro, quien no sólo enseña
de manera práctica, sino que hace que el individuo se configure con Él cada vez más, tomando
mayor posesión de la totalidad de la persona, en la medida en que éste en su libertad lo
permita acrecentando el espacio en su vida para el Hijo de Dios y no para el pecado.
Esto genera la unión entre la persona y Jesucristo que es una identificación mística,
y que por tanto, está presente en Juan Eudes, quien es un hombre apasionado por Cristo hasta
el punto de ser misericordioso con los enfermos de peste, las mujeres en ejercicio de
prostitución de su época; por eso, para el padre Eudes la misericordia es producto del amor
apasionado del Hijo de Dios con el ser humano y “que tiene su instauración en la persona

134
Ibíd., 265.
135
Ibíd., 52.
51

para que Él viva y reine totalmente en el cristiano.”136 De tal forma, que la atracción de la
misericordia divina hacia las miserias humanas se da como una gracia de Dios que no tiene
retribución total por parte de la persona, pero sí, contiene una respuesta el ejercer la
misericordia con los demás, sin importar las condiciones. No obstante, los actos de
misericordias son evidencias externas que deberían estar vinculados con lo íntimo, “esta
reciprocidad entre lo social y personal está en Juan Eudes, en tanto él “nos mostró como vivir,
en sólida coherencia, en vocación y misión, contemplación y acción, exigencia evangélica y
comprensión apostólica.”137
La coherencia en el testimonio de vida cristiana en el Padre Eudes va de la mano con
la comprensión de misericordia que él muestra, ya que ella parte de la unidad entre lo que se
siente, piensa y hace, lo cual deja entrever que Juan Eudes conserva el mismo lineamiento
del sentido y significado de los tres términos griegos que se traducen por misericordia y que
están presente en el primer capítulo de este trabajo. Esto se confirma cuando dice:
Tres cosas son requeridas a la misericordia: La primera es que ella tenga compasión de la
miseria del otro porque es misericordioso quien lleva en su corazón, por compasión, las
miserias de los miserables. La segunda, que ella tenga una gran voluntad de socorrerlos en
sus miserias. La tercera, que ella pase de la voluntad al hecho.138
A continuación, se explica el itinerario espiritual que sirve para vivir la misericordia
desde el carisma Eudista, el cual tiene tres etapas principales y es el siguiente.
1. La misericordia es un sentimiento que se centra en lo más profundo del ser humano al
experimentar las miserias del prójimo, esto se percibe en el corazón porque Dios es el Padre
de la misericordia que se la dio al ser humano desde la creación, pero de manera plena en
Jesucristo; esto con el fin que la persona lo viva espiritualmente con el otro hasta el punto de
practicarla.
2. La misericordia no es solamente un sentimiento, sino que también requiere de desear y
tomar la decisión de colaborarle al pobre en lo que requiere, en esta decisión juega un papel
importante la voluntad y el asumir con constancia la opción tomada, hasta el punto de
sostenerse a pesar de las dificultades que se presenten. Aquí es imprescindible el estar
convencido de la fe que se profesa y se tiene, y por la cual se está llamado a dar todo de sí,
para que sea una opción que se sostenga en todo momento y no sea momentánea, pero que
también se fundamente en los principios cristianos que se adoptan en la vida como base de
lo que se es, solidificando así la formación de Cristo en el ser humano.
3. Después de experimentar la misericordia como un sentimiento y tomar la resolución de
sostenerse en ayudar al otro, se debe llegar al paso de ejercer la misericordia mediante un
hecho en favor del prójimo, de ahí que la misericordia debe ser exteriorizada para que sea

136
Legaré, “Au coeur de la misericorde avec saint Jean Eudes”, 56-70.
137
Eudes; Torres Álvaro (Tr.), “Obras escogidas”, 100.
138
Eudes, “Oeuvres Complètes”, VIII, 53.
52

reconocida por algunas personas y no quede en meras expresiones sonoras que no tienen
relación con lo material.139

A partir del anterior punto de vista, la misericordia es un itinerario que se puede vivir
en la experiencia de fe del creyente, con base en el testimonio de vida que tiene su razón de
ser en la entrega a los demás.

3.4. Actualidad de la propuesta Eudista desde la obra Minuto de Dios del Padre
Rafael García-Herreros
Actualmente el cristianismo enfrenta una crisis de coherencia por la falta de
testimonio y el poco ejercicio de la misericordia por parte de los seguidores de cristo, esta
problemática es mencionada por el Papa Francisco en la Eucaristía del jueves 27 de febrero
de 2014, cuya centralidad trata sobre el tema de la incoherencia cristiana, en cuanto el Papa
sostiene que “si tú no vives como cristiano, si no actúas como cristiano, si no piensas como
cristiano y no sientes como cristiano, hay algo que no está bien. Hay una cierta
incoherencia”140 que va en contravía del seguimiento de Cristo y de los valores evangélicos;
y por esta razón, se da la necesidad de vivir la misericordia según el evangelio, y en la
propuesta de San Juan Eudes se explicita que es indispensable que el cristiano viva su fe de
acuerdo a la experiencia de Jesucristo.
Es así como San Juan Eudes durante su vida dio testimonio de entregar su vida al
seguimiento de Jesucristo, de ahí su expresión:
No quiero nada, y quiero toda cosa, Jesús me es todo, sin él todo me es nada. Quítame todo,
dame este sólo bien, y tendré todo, no teniendo ninguna cosa.”141 Esto responde a un amor
apasionado por el Hijo de Dios, en el que su único anhelo es la configuración con Él. Esto lo
sostiene también Rafael García-Herreros quien en su vida religiosa invitaba constantemente
"a aceptar a Jesucristo [...] A descubrir la vigencia de la oración, la importancia de la plegaria
en familia, la oración en pequeños grupos. Y, por otra parte, invitaros a comprometeros
plenamente en el servicio del hombre, en todos los modos que Dios nos inspire."142

139
Ibíd., VIII, 53.
140
Francisco, “El escándalo de la incoherencia”,
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140227_escandalo-
incoherencia.html
141
Eudes, “Oeuvres Complètes”, I, 119.
142
García-Herreros, "Pueblito Blanco", 20.
53

San Juan Eudes invita a centrarse en la oración personal y el incentivar a


comprometerse con los más necesitados, hace que el padre Rafael sea Eudista en consonancia
con el fundador de su Congregación, porque no se queda en lo individual y trasciende a través
de ejercer la misericordia con el otro. Por esto, “el presbítero Álvaro Duarte manifiesta que
la misericordia en García-Herreros es una realidad concreta y perceptible en los hechos
benéficos hacia los pobres,”143 ya que el siervo de Dios no se quedó en la contemplación de
los misterios divinos, sino que los aterrizó en las situaciones cotidianas mediante acciones
concretas en beneficio del más necesitado.
Una muestra de la práctica misericordiosa se constata en la propuesta Eudista, a través
del programa televisivo Minuto de Dios, el cual transmite un mensaje de esperanza en pro de
los pobres, sensibilizando a los adinerados para que compartan el dinero con aquellos que lo
necesitan; es decir, promoviendo la misericordia en una sociedad rodeada de injusticia social
destructora del sentido cristiano. En ese orden de ideas, García-Herreros vivió la unión con
Cristo en medio de la cotidianidad, cumpliendo así la expresión Eudista que dice: “el hombre
ha sido creado sólo para Dios, para estar asociado con Él; y que el cristiano está en la tierra
para continuar en ella lo que Jesucristo hizo durante su existencia.”144 De esto se sigue que
el siervo de Dios actualiza la propuesta de la misericordia desde el espíritu de San Juan Eudes,
y así la encarna al contexto colombiano.
Es de aclarar que la propuesta de García-Herreros trasciende a lo que es hoy el barrio
minuto de Dios y que continúa “como un proyecto que lleva por nombre Dame una casa,”145
que inició con la preocupación del padre Rafael por aquellos que no tenían una vivienda
digna. De modo que la propuesta Eudista para ejercer la misericordia se actualiza y se
concretiza en la obra Minuto de Dios, impulsada por el padre Rafael y continuada por los
integrantes de la Congregación de Jesús y María.

143
Duarte, “Jesucristo y el Padre Rafael García Herreros”, Tomado de:
http://www.cjm.org/index.php/es/que-hacemos/ejercicios-de-la-misericordia/cjm-news/news/505-jesucristo-y-
el-padre-rafael-garcia-herreros
144
Ibíd., 193.
145
Corporación Centro Carismático Minuto de Dios, “Dame una casa”, Tomado de:
https://www.minutodedios.org/programa/dame-una-casa
54

Igualmente, la espiritualidad Eudista continúa vigente para que el ser humano sea
feliz en medio de la ayuda de los demás y el trabajo personal, combinando lo individual y lo
comunitario al aportar con su propio esfuerzo que está entrelazado con la donación de los
demás, lo cual hace parte del significado de la misericordia que fue expresado vivido por el
padre Rafael a lo largo de su vida.
El progreso de las entidades del Minuto de Dios concretiza la propuesta de ejercer la
misericordia desde la espiritualidad Eudista, obras que hacen aportes a la sociedad
colombiana y desde allí al mundo entero. Aquí se entrelaza lo civil con lo espiritual para ser
uno, integridad central de la vida cristiana católica que refleja el significado adecuado de la
misericordia; así, García-Herreros es para muchos “en el país el milagro que llaga entre la
violencia y precariedad de las familias colombianas.146
En el avance del Minuto de Dios está el deseo de estar “a la vanguardia del desarrollo
mundial,”147 lo cual se percibe en el ejercicio de reconstruir la memoria histórica del proyecto
del padre Rafael García-Herreros, quien realizó una recolección y digitalización de elementos
documentales considerados significativos para “la reconstrucción del patrimonio de El
Minuto de Dios. Este trabajo comunitario de sistematización de información como
implementación de las TIC,”148 no es un alejarse de la realidad, sino un acercarse al otro de
una manera diferente, con el fin de tener una base de datos que sirva para cualquier trabajo y
en pro de la comunidad, ya que el enfoque particular de dicha obra es el desarrollo social
mediante la ayuda a los pobres, a los más necesitados que requieren consolidar una vida
digna.

3.5. Conclusión
Al proponer un itinerario espiritual para vivir la misericordia desde el carisma
Eudista, es necesario resaltar algunos aspectos del contexto histórico en el que vivió San Juan
Eudes, dentro de ellos están los místicos renanos, quienes influyeron la espiritualidad del

146
Santos, “100 Personajes del Siglo XX en Colombia (Última entrega)”, Maruja Pachón, 13.
147
Proyecto Georreferenciación, “Presentación Georreferenciación UNIMINUTO”, Tomado de:
https://www.youtube.com/watch?v=UsWV1V2TmDo
148
Gutiérrez, “Experiencia de la curaduría digital en la construcción de la memoria del barrio Minuto de
Dios, como forma creativa del uso de las TIC”, 246-247.
55

Santo en lo que corresponde a la contemplación y la acción que tiene su fundamento en: vivir
como Cristo, en una constante oración que no se queda en la relación intimista y solitaria,
sino que es la oración que se hace en medio de las labores cotidianas.
Por otro lado, San Juan Eudes tuvo influencia del cardenal de Bérulle, quien
comprendió la Encarnación del Verbo a partir del hecho histórico y desde allí se prolonga
mediante los actos cristianos donde se encarna Cristo. De esta manera, San Juan Eudes
desarrolla una espiritualidad centrada en el vaciamiento de sí, en cuanto esto contribuye a la
libertad y la voluntad del ser humano que se configura en Cristo; con lo cual se resalta que el
ejercicio de vaciarse y adherirse al Hijo de Dios implica la práctica de la misericordia que se
desarrolla en la praxis del creyente.
La misericordia debe realizarse en la praxis de la persona, desde su interior como bien
lo explica San Juan Eudes en el itinerario Eudista, el cual contiene tres grandes momentos:
primero, la necesidad de que la persona inicie su apertura al Espíritu Santo de manera que
ella entienda que la misericordia aparece como un sentimiento producido en el corazón.
Segundo, se requiere la fuerza de voluntad para poder ayudar a aquel que lo necesita, se trata
de ejercer la misericordia en el momento oportuno. Y, tercero, la misericordia debe acontecer
en un hecho concreto, es decir que se desarrolla en una praxis de la misericordia con acciones
y actos concretos en la comunidad.
En conclusión, el itinerario de la misericordia en San Juan Eudes se plenifica en los
actos y hechos de amor que son vitales para vivir una experiencia de fe auténtica y veraz en
la vida de los creyentes, por eso las obras del Minuto de Dios son testimonio fiel del actuar
misericordioso del Padre Eudes que luego se propagó en la espiritualidad del Padre García-
Herreros hasta la actualidad.
56

CONCLUSIONES

Luego de hacer un recorrido tanto por el Antiguo como por el Nuevo Testamento, se
infiere que la palabra misericordia se relaciona con el sentir en lo más profundo del ser
humano y se ejerce en el prójimo, y por ende, se requiere asumirla en la vida cristiana, como
bien lo sostiene la parábola del samaritano, y especialmente la perícopa de Lucas 10,37b. De
hecho, al observar la parábola del buen samaritano se percibe que el doctor de la ley no ve al
necesitado como presencia de Dios, como prójimo, lo cual es posible que sea por el dejarse
encerrar en las estructuras mentales legalistas de la época, de igual manera, el sacerdote no
obra en beneficio del vulnerable por sus parámetros rituales. A partir de estas realidades
legalistas y ritualistas en estos personajes se dilucida la ausencia del amor en la ayuda al
prójimo que es el fundamento de la misericordia cristiana. Por otra parte, se encuentra el
samaritano quien ejerció la misericordia con el apaleado, sin importar las normas rituales y
cultuales de los personajes mencionados anteriormente, dando a entender que el samaritano
deja las concepciones establecidas en el contexto judío.
En consecuencia, la propuesta de Jesús a ejercer la misericordia con el prójimo en
Lucas 10,37b es un acto basado en el amor, que brota de lo más profundo del ser humano; y
esto se encuentra en correspondencia con el termino griego “ (éleos), el cual se refiere
a la misericordia como un sentimiento”149 que sale del ( ) (splágcna-on), que es
equivalente a la sede de los sentimientos, “el corazón y las inclinaciones positiva hacia el
otro,”150 hasta llegar al acto en beneficio del necesitado. De ahí que la misericordia no se
queda en las emociones y se manifiesta en la praxis, teniendo en cuenta lo interno y externo,
abarcando la totalidad de la persona. Así, la misericordia es producida en el corazón y
exteriorizada a través de los actos, es propia del ser humano porque Dios le hace partícipe su
naturaleza misericordiosa al Hijo “quien la dio a conocer mediante palabras y gestos;”151 por
esta razón, el seguidor de Cristo se compromete a practicarla para reflejar la esencia divina
que habita en él desde que existe.

149
Cenen; Beyreuther; y Bietenhard, “Diccionario teológico del Nuevo Testamento”, Vol. 3. 99.
150
Balz y Schneider, “Diccionario exegético del Nuevo Testamento”, 2 Vol, tercera edición, 1471.
151
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 1.
57

Otro aspecto para vivir la misericordia con el prójimo y ser asumida en la vida
cristiana mediante el padre Eudes consiste en que, sintiendo las miserias de los miserables se
disponga de voluntad y decisión a obrar en ayuda del miserable, para que éste salga de su
situación de vulnerabilidad; así que se requiere de una firme y constante decisión de obrar en
favor del pobre, donde a manera personal propongo hacer una reflexión sobre cuál es el medio
más adecuado para solucionar de raíz la situación de pobreza y no quedarse con soluciones
inmediatas y facilitadoras de seguir en la miseria.
Y, el tercer requerimiento tiene que ver con el pasar del sentimiento y la voluntad al
hecho, lo cual comprende no quedarse en meros deseos y expresiones verbales que no tenga
relación con lo objetivo, ya que la misericordia es para ser actuada mediante un hecho
concreto que auxilie al más necesitado, de ahí que Jesús invite a hacerla con el prójimo (Lc
10,37b) sin esperar nada a cambio.
El vivir la misericordia con los demás presupone una responsabilidad moral y social
de la Iglesia que como seguidora de Cristo exhorta a vivirla en todo momento, de ahí que
Orígenes expresa que la posada de puertas abiertas es “la Iglesia que está comprometida a
acoger a toda persona que requiera de su atención,”152 esto mismo es manifestado por el
“Papa francisco en la bula del año santo de la misericordia.”153 Esto demuestra que la Iglesia
en su historia es consciente de su responsabilidad frente a la misericordia, tanto así que no se
cansa de invitar constantemente a salir hacia las periferias por aquellos que piden auxilio,
para poder mejorar su estado en medio de una sociedad desintegrada.
De cara a las situaciones que se presentan en las periferias existenciales de la
actualidad, la Iglesia propone mediante el Magisterio la misericordia como elemento eclesial
para la vida cristiana, colocando a manera de eje transversal y principio fundamental a la
misericordia, entendida como palabra, acto, ley fundamental y camino; palabra porque es
expresada mediante la predicación y opera en la medida en que la persona se abra la acción
de Espíritu en la conversión, por eso al ser tomada como ley fundamental de toda la vida
debe generar actos en beneficio de los más pobres, puesto que es un constante caminar en el
que siempre se ejerza la misericordia.

152
Origène, “Homélies sur s. Luc”, 403.
153
Francisco, “Misericordiae Vultus”, No. 12.
58

Por otra parte, aparecen los aportes de San Juan Eudes quien al hablar de la renuncia
y adhesión que acompañan a los fundamentos de la vida cristiana, quien sostiene que estos
elementos están compuestos por: 1. La confianza absoluta en Dios. 2. El aborrecimiento y el
apartar del pecado. 3. El desapego del mundo y de sus cosas. 4. La oración. El dinamismo
de renuncia a todo lo propio y lo del mundo, de la mano con la unión íntima con Cristo,
acompañados de las bases de la vida cristiana, son elementos que ayudan a dar testimonio de
Jesucristo que brota de lo más profundo del ser hacia exteriorizarse en actos concretos de
misericordia, pero no sólo con las fuerzas humanas, sino también con la ayuda de la Trinidad
que es la más grande. Entonces, la unión con Cristo es indispensable dentro de la
comprensión de misericordia en la espiritualidad Eudista, para que después de experimentarla
en lo más profundo del ser se ejerza en la cotidianidad dentro de una integridad y coherencia
de la persona.
En conclusión, la propuesta espiritual que sale de Lucas 10,37b es una invitación de
Jesús que radica en experimentar la misericordia como un sentimiento, tener la voluntad y la
firme decisión de practicarla, pensar en lo adecuado del cómo hacerla y ejercerla mediante
un acto en beneficio del más necesitado, es decir, es un hecho integrador que debe ser
asumido en la experiencia de fe del creyente y esto se encuentra presente en el itinerario
Eudista expuesto en este trabajo, el cual sirve para vivir la misericordia con una coherencia
entre lo interno y lo externo, donde existan elementos que faciliten y dinamicen el ejercicio
de la misericordia en la vida cristiana.
59

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