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El agua en el terreno.

Efectos en suelos y rocas – Las tensiones efectivas y las presiones


intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

2. DISTRIBUCIÓN DE TENSIONES EN EL TERRENO

2.1 Introducción

Una vez estudiado el flujo de agua en el terreno por medio de la teoría del flujo en medios
porosos y aplicando la Ley de Darcy, y tras enunciar y definir el principio fundamental de las
presiones efectivas, el objetivo de la presente sesión es que el alumno conozco, comprenda y
sepa calcular la distribución de presiones verticales totales, efectivas e intersticiales en el
terreno, tanto en suelo como en roca.

Para llevar a cabo dicho objetivo, en primer lugar, se expondrá la distribución de presiones
verticales totales, efectivas e intersticiales en suelos, tanto en condiciones hidrostáticos (sin
flujo de agua) como con flujo de agua vertical descendente y ascendente, considerando
diversas situaciones (nivel freático a la misma cota que la superficie del suelo, nivel freático por
debajo de la cota de la superficie del suelo, nivel freático por encima de la cota de la superficie
del suelo, un único estrato de suelo y varios estratos de suelos). Seguidamente, se procederá a
explicar el análisis de las distribución de las presiones horizontales totales, efectivas e
intersticiales en el suelo, introduciendo el concepto fundamental de coeficiente de empuje al
reposo (earth pressure coefficient at rest en inglés).

Para concluir el módulo, se abordará la distribución de tensiones verticales y horizontales en


rocas, describiéndose los diferentes orígenes de las tensiones en estos materiales
(gravitatorias, tectónicas, térmicas, etc.) y la relación entre las tensiones verticales y las
horizontales.

2.2 Distribucion de tensiones en el suelo

En esta sección, nos centraremos en la determinación del las presiones totales, efectivas e
intersticiales en los suelos, tanto verticales como horizontales, considerando tanto condiciones
hidrostáticas del agua (sin flujo y por lo tanto sin pérdida de carga o potencial hidráulico) y con
flujo (con pérdida de potencial hidráulico).

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2.2.1. Distribución de tensiones verticales. Estado hidrostático – sin flujo.

Nivel freático en la superficie del suelo y un solo estrato

Consideremos en primer lugar un estrato de suelo completamente saturado, en el que la cota


del nivel freático coincide con la cota de la superficie del suelo. Establecemos nuestro eje de
referencia vertical “z” en la superficie del suelo, con el sentido positivo hacia abajo, tal y como
se indica en la figura que se muestra a continuación. Vamos a considerar un punto “A” en dicho
suelo, situado a una profundidad “zA” por debajo de la superficie del suelo.

Superficie del suelo Nivel del agua


z

zA

x
Suelo A

Borde impermeable

Figura 8: Determinación de las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el punto A

A partir de lo ya estudiado en la unidad 1 y en la sesión anterior, podemos calcular las


presiones total, efectiva e intersticial verticales en el punto “A” como:

Presión total vertical en el punto A:

𝜎𝑣,𝐴 = 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ 𝑧𝐴

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Donde 𝜎𝑣,𝐴 es la presión vertical total en el punto “A” y 𝛾𝑠𝑎𝑡 es el peso específico saturado del
suelo. Hay que tener en cuenta que, para el cálculo de las presiones totales verticales en un
punto de un suelo saturado (por tanto, por debajo del nivel freático), debe emplearse el peso
específico saturado de dicho suelo.

Presión intersticial en el punto A:

𝑢𝐴 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝐴

Donde 𝑢𝐴 es la presión intersticial en el punto “A” y 𝛾𝑤 es el peso específico del agua. Por lo
estudiado en la sesión anterior, sabemos que la presión del agua en un punto del suelo actúa
con la misma intensidad en todas direcciones y siempre perpendicular al plano considerado.
Por lo tanto, en el caso de la presión intersticial, no resulta conveniente hablar de presión
vertical u horizontal, puesto que su valor será el mismo en todas las direcciones.

Presión efectiva vertical en el punto A:

Finalmente, para calcular la presión efectiva vertical en el punto “A”, aplicamos el principio de
las presiones efectivas estudiado en la sesión anterior, por lo que se obtiene:

𝜎𝑣,𝐴 = 𝜎𝑣,𝐴 − 𝑢𝐴 = 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ 𝑧𝐴 − 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝐴 = 𝑧𝐴 ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡 − 𝛾𝑤 ) = 𝑧𝐴 ∙ (𝛾 ′ )


Donde 𝜎𝑣,𝐴 es la presión vertical efectiva en el punto “A” y 𝛾 ′ es el peso específico sumergido
del suelo en cuestión.

Generalizando para un punto “X” cualquiera del suelo a una profundidad “zX” de la superficie,
podríamos obtener sus presiones verticales totales y efectivas y su presión intersticial como:

 Presión vertical total: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ 𝑧𝑋

 Presión intersticial: 𝑢𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑋

 Presión vertical efectiva: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝜎𝑣,𝑋 − 𝑢𝑋 = 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ 𝑧𝑋 − 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑋 = 𝑧𝑋 ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡 − 𝛾𝑤 ) = 𝑧𝑋 ∙ (𝛾 ′ )

A partir de las expresiones anteriores, vemos que las presiones verticales totales y efectivas y
las presiones intersticiales aumentan linealmente con la profundidad, tal y como muestra la
figura que aparece a continuación.

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Figura 9: Distribución de las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el suelo

Nivel freático por debajo de la superficie del suelo y un solo estrato

Consideremos a continuación un estrato de suelo en el que el nivel freático está por debajo de
la superficie del suelo a una cota “zw”. Por tanto, tendremos una parte del suelo seco (por
encima del nivel freático, tal que z < zw) y una parte del suelo saturado (por debajo del nivel
freático, tal que z > zw). Establecemos nuestro eje de referencia vertical “z” en la superficie del
suelo, con el sentido positivo hacia abajo, tal y como se indica en la figura que se muestra a
continuación. Vamos a considerar unos puntos “A” y “B” en dicho suelo, por encima y por
debajo del nivel freático respectivamente, situados a una profundidad “zA” y “zB”
respectivamente por debajo de la superficie del suelo.

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Superficie del suelo


z zA
zw
x
A Nivel del agua
zB

x
Suelo B

Borde impermeable

Figura 10: Determinación de las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en los puntos A y B

Calculamos las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el punto “A”:

Presión total vertical en el punto “A”: 𝜎𝑣,𝐴 = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝐴 , donde 𝛾𝑑 es el peso específico seco del
suelo, al estar el punto “A” por encima del nivel freático y estar el suelo seco en esta zona.

Presión intersticial en el punto “A”: 𝑢𝐴 = 0. Puesto que el punto “A” está por encima del nivel
freático y el suelo está seco, la presión intersticial en “A” es nula.

Presión vertical efectiva en el punto “A”: 𝜎𝑣,𝐴 = 𝜎𝑣,𝐴 − 𝑢𝐴 = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝐴 − 0 = 𝜎𝑣,𝐴 . Observamos que,
en el caso de no haber presión intersticial, coinciden las presiones totales y las
efectivas.

Calculamos las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el punto “B”:

Presión total vertical en el punto “B”: 𝜎𝑣,𝐵 = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ). Observamos que la
presión vertical total en el punto “B” se compone de dos componentes o sumandos, la primera
correspondiente al peso del suelo seco por encima del nivel freático y la segunda a la columna
de suelo saturado por debajo del nivel freático hasta la profundidad del punto “B”.

Presión intersticial en el punto “B”: 𝑢𝐵 = 𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ). Vemos que para calcular la presión
intersticial en el punto “B” únicamente consideramos la columna de agua por encima del punto
“B”, despreciando el espesor del suelo seco, donde no hay agua.

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Presión vertical efectiva en el punto “B”: 𝜎𝑣,𝐵 = 𝜎𝑣,𝐵 − 𝑢𝐵 = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) − 𝛾𝑤 ∙
(𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑤 + (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡 − 𝛾𝑤 ) = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾 ′ ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ). Observamos que la
presión vertical efectiva en el punto “B” se compone de dos componentes o sumandos, la
primera correspondiente al peso del suelo seco por encima del nivel freático (donde no hay
agua y por tanto la presión total es igual a la efectiva) y la segunda a la columna de suelo
saturado por debajo del nivel freático hasta la profundidad del punto “B”, que se multiplica por
el peso específico sumergido.

Generalizando para un punto “X” cualquiera del suelo a una profundidad “zX” de la superficie,
podríamos obtener sus presiones verticales totales y efectivas y su presión intersticial como:

Si zX < zW (suelo seco):

 Presión total vertical en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑋 .

 Presión intersticial en el punto “X”: 𝑢𝑋 = 0.



 Presión vertical efectiva en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝜎𝑣,𝑋 − 𝑢𝑋 = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑋 − 0 = 𝜎𝑣,𝑋 .

Si zX > zW (suelo saturado con una altura de suelo seco por encima):

 Presión total vertical en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).

 Presión intersticial en el punto “X”: 𝑢𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).



 Presión vertical efectiva en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝜎𝑣,𝑋 − 𝑢𝑋 = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) −
𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑤 + (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡 − 𝛾𝑤 ) = 𝛾𝑑 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾 ′ ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).

A partir de las expresiones anteriores, vemos que las presiones verticales totales y efectivas y
las presiones intersticiales aumentan linealmente con la profundidad, tal y como muestra la
figura que aparece a continuación. Sin embargo, al contrario que en el caso anterior, puesto
que la cota del nivel freático está por debajo de la superficie, se produce un cambio de
pendiente a partir de la cota “zw”, dado que a partir de esta profundidad el suelo está saturado
(deja de estar seco) y existe presión intersticial.

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Figura 11: Distribución de las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el suelo

Nivel freático por encima de la superficie del suelo y un solo estrato

Consideremos a continuación un estrato de suelo en el que el nivel freático está por encima de
la superficie del suelo a una cota “zw”. Por tanto, todo el suelo estará saturado (por debajo del
nivel freático). Establecemos nuestro eje de referencia vertical “z” en la superficie del nivel
freático, con el sentido positivo hacia abajo, tal y como se indica en la figura que se muestra a
continuación. Vamos a considerar unos puntos “A” y “B”, ambos por debajo del nivel freático,
situados a una profundidad “zA” y “zB” respectivamente. El punto “A” esta en el interior del
volumen de agua y el punto “B” en el interior del suelo.

Calculamos las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el punto “A”:

 Presión total vertical en el punto “A”: 𝜎𝑣,𝐴 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝐴 .

 Presión intersticial en el punto “A”: 𝑢𝐴 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝐴 .



 Presión vertical efectiva en el punto “A”: 𝜎𝑣,𝐴 = 𝜎𝑣,𝐴 − 𝑢𝐴 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝐴 . −𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝐴 . = 0. Como es
lógico, si la única presión es la debida al agua, la presión efectiva en el punto es nula.

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Nivel del agua


z zA
x zw
A
Superficie del suelo

zB

x
Suelo B

Borde impermeable

Figura 12: Determinación de las presiones totales y efectivas e intersticiales en los puntos A y B

Calculamos las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el punto “B”:

Presión total vertical en el punto “B”: 𝜎𝑣,𝐵 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ). Observamos que la
presión vertical total en el punto “B” se compone de dos componentes o sumandos, la primera
correspondiente al peso de la columna de agua por encima del punto y la segunda a la
columna de suelo saturado por debajo de la superficie del terreno hasta la profundidad del
punto “B” (multiplicada por el peso específico sumergido del suelo).

Presión intersticial en el punto “B”: 𝑢𝐵 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝐵 . Vemos que la presión intersticial en el punto “B”
equivale a la profundidad de dicho punto respecto al nivel freático multiplicado por el peso
específico del agua.

Presión vertical efectiva en el punto “B”: 𝜎𝑣,𝐵 = 𝜎𝑣,𝐵 − 𝑢𝐵 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) − 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝐵 =
−𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) = (𝛾𝑠𝑎𝑡 − 𝛾𝑤 ) ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) = 𝛾 ′ ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ). Si en dicha expresión
denomináramos 𝑧 = (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ), que es la distancia desde la superficie del suelo al punto “B”,

tendríamos 𝜎𝑣,𝐵 = 𝛾 ′ ∙ 𝑧. A partir de dicha expresión puede verse que, en el caso de que el nivel
freático esté por encima del suelo, la presión efectiva en un punto del suelo no depende de la
distancia “zw” del nivel freático a la superficie del suelo, sino únicamente de las profundidad del
punto respecto a la superficie del suelo (“z”).

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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

Generalizando para un punto “X” cualquiera del suelo a una profundidad “zX” de la superficie,
podríamos obtener sus presiones verticales totales y efectivas y su presión intersticial como:

Si zX < zW (punto en la masa de agua):

 Presión total vertical en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑋 .

 Presión intersticial en el punto “X”: 𝑢𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑋 .



 Presión vertical efectiva en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝜎𝑣,𝑋 − 𝑢𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑋 − 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑋 = 0.

Si zX > zW (punto en el suelo saturado con una altura de agua por encima):

 Presión total vertical en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).

 Presión intersticial en el punto “X”: 𝑢𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑋 .



 Presión vertical efectiva en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝜎𝑣,𝑋 − 𝑢𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) −
𝛾𝑤 ∙ 𝑧𝑋 = −𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) = (𝛾𝑠𝑎𝑡 − 𝛾𝑤 ) ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) = 𝛾 ′ ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).

A partir de las expresiones anteriores, vemos que las presiones verticales totales y efectivas y
las presiones intersticiales aumentan linealmente con la profundidad, tal y como muestra la
figura que aparece a continuación. Sin embargo, puesto que la cota del nivel freático está por
encima de la superficie del suelo, se produce un cambio de pendiente en las presiones
verticales totales y efectivas a partir de la cota “zw”, dado que a partir de esta profundidad
encontramos el suelo saturado.

Figura 13: Distribución de las presiones totales y efectivas verticales e intersticiales en el suelo

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Nivel freático por debajo de la superficie del suelo y dos estratos

Consideremos a continuación dos estratos de suelo (suelo 1 superior y suelo 2 inferior) en los
que el nivel freático está por debajo de la superficie del suelo a una cota “zw”, en suelo 1. Por
tanto, tendremos una parte del suelo 1 seco (por encima del nivel freático, tal que z < zw) y una
parte del suelo 1 saturado (por debajo del nivel freático, tal que z > zw). El suelo 2, al estar por
debajo del nivel freático íntegramente, está completamente saturado. Establecemos nuestro eje
de referencia vertical “z” en la superficie del suelo, con el sentido positivo hacia abajo, tal y
como se indica en la figura que se muestra a continuación. El espesor del suelo 1 y del suelo 2
es “e1” y “e2” respectivamente. Vamos a considerar unos puntos “A”, “B” y “C” en dicho suelo,
por encima y por debajo del nivel freático, situados a una profundidad “zA”, “zB” y “zc”
respectivamente por debajo de la superficie del suelo.

Superficie del suelo


z zA
zw
x
A Nivel del agua
zB
e1
Suelo 1 zC

x
B

e2
Suelo 2
x
C

Borde impermeable

Figura 14: Determinación de las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en los puntos A, B y C

Calculamos las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el punto “A”:

Presión total vertical en el punto “A”: 𝜎𝑣,𝐴 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝐴 , donde 𝛾𝑑,1 es el peso específico seco del
suelo 1, al estar el punto “A” por encima del nivel freático y estar el suelo seco en esta zona.

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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

Presión intersticial en el punto “A”: 𝑢𝐴 = 0. Puesto que el punto “A” está por encima del nivel
freático y el suelo 1 está seco, la presión intersticial en “A” es nula.

Presión vertical efectiva en el punto “A”: 𝜎𝑣,𝐴 = 𝜎𝑣,𝐴 − 𝑢𝐴 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝐴 − 0 = 𝜎𝑣,𝐴 . Observamos que,
en el caso de no haber presión intersticial, coinciden las presiones totales y las
efectivas.

Calculamos las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el punto “B”:

Presión total vertical en el punto “B”: 𝜎𝑣,𝐵 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ). Observamos que la
presión vertical total en el punto “B” se compone de dos componentes o sumandos, la primera
correspondiente al peso del suelo 1 seco por encima del nivel freático y la segunda a la
columna de suelo 1 saturado por debajo del nivel freático hasta la profundidad del punto “B”,
multiplicada por el peso específico saturado del suelo 1 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 .

Presión intersticial en el punto B: 𝑢𝐵 = 𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ). Vemos que para calcular la presión


intersticial en el punto “B” únicamente consideramos la columna de agua por encima del punto
“B”, despreciando el espesor del suelo seco, donde no hay agua.

Presión vertical efectiva en el punto “B”: 𝜎𝑣,𝐵 = 𝜎𝑣,𝐵 − 𝑢𝐵 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) − 𝛾𝑤 ∙
(𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ) ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡,1 − 𝛾𝑤 ) = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾1′ ∙ (𝑧𝐵 − 𝑧𝑤 ). Observamos que la
presión vertical efectiva en el punto “B” se compone de dos componentes o sumandos, la
primera correspondiente al peso del suelo seco por encima del nivel freático (donde no hay
agua y por tanto la presión total es igual a la efectiva) y la segunda a la columna de suelo
saturado por debajo del nivel freático hasta la profundidad del punto “B”, que se multiplica por
el peso específico sumergido del suelo 1 𝛾1′ .

Calculamos las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el punto “C”:

Presión total vertical en el punto “C”: 𝜎𝑣,𝐶 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 ∙ (𝑒1 − 𝑧𝑤 ) + 𝛾𝑠𝑎𝑡,2 ∙ (𝑧𝑐 − 𝑒1 ).
Observamos que la presión vertical total en el punto “C” se compone de tres componentes o
sumandos, la primera correspondiente al peso del suelo 1 seco por encima del nivel freático, la
segunda correspondiente al espesor del suelo 1 saturado por debajo del nivel y la tercera la
columna de suelo 2 saturado hasta llegar a la profundidad del punto “C”, multiplicada por el
peso específico saturado del suelo 2, 𝛾𝑠𝑎𝑡,2 .

Presión intersticial en el punto “C”: 𝑢𝐶 = 𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝐶 − 𝑧𝑤 ). Vemos que para calcular la presión
intersticial en el punto “C” únicamente consideramos la columna de agua por encima del punto
“C”, despreciando el espesor del suelo seco, donde no hay agua.

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Presión vertical efectiva en el punto “C”: 𝜎𝑣,𝐶 = 𝜎𝑣,𝐶 − 𝑢𝐶 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 ∙ (𝑒1 − 𝑧𝑤 ) + 𝛾𝑠𝑎𝑡,2 ∙
(𝑧𝑐 − 𝑒1 ) − 𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝐶 − 𝑧𝑤 ) = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 − 𝑧𝑤 ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡,1 − 𝛾𝑤 ) + 𝑧𝐶 ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡,2 − 𝛾𝑤 ) + 𝑒1 ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡,1 −
𝛾𝑠𝑎𝑡,2 ) = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 − 𝛾1′ ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾2′ ∙ 𝑧𝐶 + 𝑒1 ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡,1 − 𝛾𝑠𝑎𝑡,2 ). Observamos que la presión vertical
efectiva en el punto “C” se compone de cuatro componentes o sumandos.

Generalizando para un punto “X” cualquiera del suelo a una profundidad “zX” de la superficie,
podríamos obtener sus presiones verticales totales y efectivas y su presión intersticial como:

Si zX < zW (suelo seco):

 Presión total vertical en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑋 .

 Presión intersticial en el punto “X”: 𝑢𝑋 = 0.



 Presión vertical efectiva en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝜎𝑣,𝑋 − 𝑢𝑋 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑋 − 0 = 𝜎𝑣,𝑋 .

Si zW < zX <e1 (suelo 1 saturado con una altura de suelo 1 seco por encima):

 Presión total vertical en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).

 Presión intersticial en el punto “X”: 𝑢𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).



 Presión vertical efectiva en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝜎𝑣,𝑋 − 𝑢𝑋 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) −
𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡,1 − 𝛾𝑤 ) = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾1′ ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).

Si e1 < zX (altura de suelo 1 seco y saturado por encima y una columna de suelo 2 saturado
también por encima):

 Presión total vertical en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 ∙ (𝑒1 − 𝑧𝑤 ) + 𝛾𝑠𝑎𝑡,2 ∙ (𝑧𝑋 −
𝑒1 ).

 Presión intersticial en el punto “X”: 𝑢𝑋 = 𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ).



 Presión vertical efectiva en el punto “X”: 𝜎𝑣,𝑋 = 𝜎𝑣,𝑋 − 𝑢𝑋 = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾𝑠𝑎𝑡,1 ∙ (𝑒1 − 𝑧𝑤 ) +
𝛾𝑠𝑎𝑡,2 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑒1 ) − 𝛾𝑤 ∙ (𝑧𝑋 − 𝑧𝑤 ) = 𝛾𝑑,1 ∙ 𝑧𝑤 − 𝛾1′ ∙ 𝑧𝑤 + 𝛾2′ ∙ 𝑧𝑋 + 𝑒1 ∙ (𝛾𝑠𝑎𝑡,1 − 𝛾𝑠𝑎𝑡,2 ).

A partir de las expresiones anteriores, vemos que las presiones verticales totales y efectivas y
las presiones intersticiales aumentan linealmente con la profundidad, tal y como muestra la
figura que aparece a continuación. Sin embargo, en este caso, se producen dos cambios de
pendiente. El primer cambio de pendiente se produce a partir de la cota “zw”, dado que a partir
de esta profundidad el suelo está saturado (deja de estar seco) y existe presión intersticial.

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El segundo cambio de pendiente se produce a la profundidad “e1”, donde finaliza el suelo1 y


empieza el suelo 2.

Figura 15: Distribución de las presiones verticales totales y efectivas e intersticiales en el suelo

Todo lo anterior puede generalizarse a otras muchas situaciones y casos, por ejemplo, más de
dos estratos de suelo con el nivel freático por debajo o por encima de la superficie del suelo. La
metodología a aplicar es exactamente equivalente, debiendo tener en cuenta únicamente
que, en cada cambio de estrato, se producirá un cambio de pendiente en les presiones
verticales totales y efectivas debido a los cambios de pesos específicos. Así mismo, la cota del
nivel freático, si está por debajo de la superficie del suelo, supondrá un punto de cambio de la
pendiente de las presiones intersticiales, y, por lo tanto, de las presiones verticales totales y
efectivas, al pasar de estar el suelo seco a saturado, y tenerse que considerar el peso
específico saturado en lugar del peso específico seco para su cálculo.

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2.2.2. Distribución de tensiones verticales. Estado no hidrostático – con flujo.

En la sección anterior, hemos estudiado las distribución de presiones verticales totales y


efectivas relacionadas con un estado de presiones intersticiales hidrostáticas. Como hemos
mencionado, no resulta adecuado hablar de presiones intersticiales verticales u horizontales,
puesto que las presiones intersticiales actúan con la misma intensidad en todas direcciones y
perpendicular a todos los planos.

En esta sección, vamos a analizar el efecto que tiene sobre las presiones efectivas verticales y
sobre las presiones intersticiales un flujo ascendente o descendente.

Efecto del flujo ascendente

Supongamos el siguiente esquema simplificado, en el que tenemos un estrato de suelo con


una disposición de potencial hidráulico no hidrostático y que, tal y como demostraremos,
provoca un flujo vertical y ascendente.

Figura 16: Flujo vertical en sentido ascendente

A partir del esquema anterior, el potencial hidráulico en un punto “z” de la masa del suelo lo
podemos calcular como:
𝑢𝑧
ℎ𝑧 = −𝑧
𝛾𝑤

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El potencial hidráulico en los puntos “1” y “2” indicados en la figura anterior sería:

𝑢1 𝑑 ∙ 𝛾𝑤
ℎ1 = − 𝑧1 = −0=𝑑
𝛾𝑤 𝛾𝑤

𝑢2 (∆𝐻 + 𝑑 + 𝐿) ∙ 𝛾𝑤
ℎ2 = − 𝑧2 = − 𝐿 = ∆𝐻 + 𝑑
𝛾𝑤 𝛾𝑤

Como ℎ2 > ℎ1 , el flujo es vertical y ascendente, puesto que el potencial hidráulico es mayor en
el punto “2” que en el punto “1” y, como sabemos, el flujo se produce en la dirección del mayor
al menor potencial hidráulico. Puesto que existe un flujo vertical y ascendente a través del
suelo, las presiones intersticiales no son las hidrostáticas. Vamos a determinar dicha
distribución de presiones intersticiales.

Conocido el potencial hidráulico en los puntos “1” y “2”, podemos calcular el gradiente
hidráulico entre estos dos puntos como:

ℎ1 − ℎ2 ℎ2 − ℎ1 ∆𝐻 + 𝑑 − 𝑑 ∆𝐻
𝑖=− = = =
𝐿 𝐿 𝐿 𝐿

Vemos que el gradiente es constante a lo largo de la distancia “L” entre los puntos “1” y “2”.

Definido ya el gradiente, podemos conocer el potencial hidráulico en un punto “z” de la masa


del suelo como:
𝑢𝑧
ℎ𝑧 = − 𝑧=ℎ1 + ∆ℎ𝑧−1 = ℎ1 + 𝑖 ∙ 𝑧 = 𝑑 + 𝑖 ∙ 𝑧
𝛾𝑤

Conocido el potencial en “z”, podemos determinar su presión intersticial como:


𝑢𝑧 𝑢𝑧
ℎ𝑧 = −𝑧 →𝑑+𝑖∙𝑧 = −𝑧
𝛾𝑤 𝛾𝑤

𝑢𝑧 = 𝛾𝑤 ∙ (𝑑 + 𝑖 ∙ 𝑧 + 𝑧) = 𝛾𝑤 ∙ 𝑑 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑧 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

Podemos ver que esta presión intersticial se compone de dos componentes:

Componentes hidrostática: 𝛾𝑤 ∙ 𝑑 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑧

Modificación debido al flujo: 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

Por tanto, a partir de la expresión anterior, observamos como un flujo vertical y ascendente
aumenta las presiones de poro en una masa de suelo.

Aplicando el principio de las presiones efectivas tenemos:

𝜎 = 𝜎′ + 𝑢

41 © Structuralia
El agua en el terreno. Efectos en suelos y rocas – Las tensiones efectivas y las presiones
intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

𝜎′ = 𝜎 − 𝑢

𝜎 ′ = 𝛾𝑤 ∙ 𝑑 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ 𝑧 − (𝛾𝑤 ∙ 𝑑 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑧 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧)

𝜎 ′ = 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ 𝑧 − 𝛾𝑤 ∙ 𝑧 − 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

𝜎 ′ = 𝑧(∙ 𝛾𝑠𝑎𝑡 − 𝛾𝑤 ) − 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

𝜎 ′ = 𝑧 ∙ 𝛾 ′ − 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

A partir de la expresión anterior, vemos como un flujo vertical y ascendente disminuye las
presiones efectivas en el suelo, lo cual está en relación directa con el hecho de que las
presiones intersticiales aumenten. Por el principio de las presiones efectivas, que siempre debe
cumplirse, si la presión total permanece constante y las presiones intersticiales aumentan,
entonces obligatoriamente las presiones efectivas deben disminuir en la misma cantidad que
aumentan las presiones intersticiales, con el fin de que no varíen las presiones totales.

Efecto del flujo descendente

Supongamos el siguiente esquema simplificado, en el que tenemos un estrato de suelo con


una disposición de potencial hidráulico no hidrostático y que, tal y como demostraremos,
provoca un flujo vertical y descendente.

Figura 17: Flujo vertical en sentido descendente

© Structuralia 42
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

A partir del esquema anterior, el potencial hidráulico en un punto “z” de la masa del suelo lo
podemos calcular como:
𝑢𝑧
ℎ𝑧 = −𝑧
𝛾𝑤

El potencial hidráulico en los puntos “1” y “2” indicados en la figura anterior sería:
𝑢1 𝑐 ∙ 𝛾𝑤
ℎ1 = − 𝑧1 = −0=𝑐
𝛾𝑤 𝛾𝑤

𝑢2 (𝑐 + 𝐿 − ∆𝐻) ∙ 𝛾𝑤
ℎ2 = − 𝑧2 = − 𝐿 = 𝑐 − ∆𝐻
𝛾𝑤 𝛾𝑤

Como ℎ2 < ℎ1 , el flujo es vertical y descendente, puesto que el potencial hidráulico es mayor en
el punto “1” que en el punto “2” y, como sabemos, el flujo se produce en la dirección del mayor
al menor potencial hidráulico. Puesto que existe un flujo vertical y descendente a través del
suelo, las presiones intersticiales no son las hidrostáticas. Vamos a determinar dicha
distribución de presiones intersticiales.

Conocido el potencial hidráulico en los puntos “1” y “2”, podemos calcular el gradiente
hidráulico entre estos dos puntos como:

ℎ2 − ℎ1 ℎ1 − ℎ2 𝑐 − (𝑐 − ∆𝐻) ∆𝐻
𝑖=− = = =
𝐿 𝐿 𝐿 𝐿

Vemos que el gradiente es constante a lo largo de la distancia “L” entre los puntos “1” y “2”.

Definido ya el gradiente, podemos conocer el potencial hidráulico en un punto “z” de la masa


del suelo como:
𝑢𝑧
ℎ𝑧 = − 𝑧 = ℎ1 + ∆ℎ𝑧−1 = ℎ1 − 𝑖 ∙ 𝑧 = 𝑐 − 𝑖 ∙ 𝑧
𝛾𝑤

Conocido el potencial en “z”, podemos determinar su presión intersticial como:


𝑢𝑧 𝑢𝑧
ℎ𝑧 = −𝑧 →𝑐−𝑖∙𝑧 = −𝑧
𝛾𝑤 𝛾𝑤

𝑢𝑧 = 𝛾𝑤 ∙ (𝑐 − 𝑖 ∙ 𝑧 + 𝑧) = 𝛾𝑤 ∙ 𝑐 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑧 − 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

Podemos ver que esta presión intersticial se compone de dos componentes:

Componentes hidrostática: 𝛾𝑤 ∙ 𝑑 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑧

Modificación debido al flujo: −𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

43 © Structuralia
El agua en el terreno. Efectos en suelos y rocas – Las tensiones efectivas y las presiones
intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

Por tanto, a partir de la expresión anterior, observamos como un flujo vertical y descendente
disminuye las presiones de poro en una masa de suelo.

Aplicando el principio de las presiones efectivas tenemos:

𝜎 = 𝜎′ + 𝑢

𝜎′ = 𝜎 − 𝑢

𝜎 ′ = 𝛾𝑤 ∙ 𝑐 + 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ 𝑧 − (𝛾𝑤 ∙ 𝑐 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑧 − 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧)

𝜎 ′ = 𝛾𝑠𝑎𝑡 ∙ 𝑧 − 𝛾𝑤 ∙ 𝑧 + 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

𝜎 ′ = 𝑧(∙ 𝛾𝑠𝑎𝑡 − 𝛾𝑤 ) + 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

𝜎 ′ = 𝑧 ∙ 𝛾 ′ + 𝛾𝑤 ∙ 𝑖 ∙ 𝑧

A partir de la expresión anterior, vemos como un flujo vertical y descendente aumenta las
presiones efectivas en el suelo, lo cual está en relación directa con el hecho de que las
presiones intersticiales disminuyen. Por el principio de las presiones efectivas, que siempre
debe cumplirse, si la presión total permanece constante y las presiones intersticiales
disminuyen, entonces obligatoriamente las presiones efectivas deben aumentar en la misma
cantidad que disminuyen las presiones intersticiales, con el fin de que no varíen las presiones
totales.

2.2.3. Distribución de tensiones horizontales

El cálculo y el análisis de la distribución de las presiones horizontales totales y efectivas en el


suelo se lleva a cabo por medio del “coeficiente de empuje”, que se define como el cociente,
relación o ratio entre la presión horizontal efectiva y la presión vertical efectiva en un punto del
suelo, tal y como se muestra a continuación.

𝜎ℎ′
𝑘=
𝜎𝑣′

Si dicho coeficiente está relacionado con un estado del suelo en el que no ha habido
deformaciones laterales o bien dichas deformaciones laterales están impedidas, entonces
dicho coeficiente se denomina “coeficiente de empuje al reposo” y se denota por k0, tal y
como se muestra en la siguiente expresión.

© Structuralia 44
El agua en el terreno. Efectos en suelos y rocas – Las tensiones efectivas y las presiones
intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

𝜎ℎ′
𝑘0 =
𝜎𝑣′

Generalmente, el suelo en su estado natural no presenta deformaciones laterales o bien se


puede considerar que dichas deformaciones laterales están impedidas. Por tanto, la relación
entre las presiones verticales y horizontales efectivas del suelo en su estado natural se obtiene
a partir del coeficiente de empuje al reposo. Hay que tener muy presente que el coeficiente de
empuje al reposo es un caso particular del coeficiente de empuje, vinculado al hecho de que
las deformaciones laterales del suelo son inexistentes y/o están impedidas. Si el suelo sí puede
experimentar deformaciones laterales, como en la inmediaciones de una excavación entre
muros pantalla (la deflexión y movimiento horizontal de la pantalla hará que el suelo en las
inmediaciones se deforme lateralmente), entonces el coeficiente de empuje ya no será
equivalente al coeficiente de empuje al reposo en dicha zona, sino que dependerá de las
deformaciones laterales que pueda experimentar el suelo, que dependerán de cuan rígida o
flexible sea la pantalla.

A partir de la expresión anterior, vemos que, para obtener la distribución de presiones


horizontales efectivas en el suelo (en su estado natural o de reposo, que es el caso que nos
ocupa), en primer lugar, hay que obtener la distribución de presiones verticales efectivas
aplicando la metodología que hemos definido anteriormente. Posteriormente, multiplicamos
dichas presiones verticales efectivas por el coeficiente de empuje al reposo, para obtener las
presiones horizontales efectivas, tal y como se muestra a continuación:

𝜎ℎ′ = 𝑘0 ∙ 𝜎𝑣′

El coeficiente de empuje al reposo es un parámetro que depende de la naturaleza, rigidez,


densidad, cobertera (columna de material por encima de un suelo dado), historial geológico y
tensional de cada suelo. Por tanto, en el caso de tener que obtener la distribución de presiones
horizontales efectivas en un perfil con varios estratos de suelos, en cada suelo deberemos
aplicar su correspondiente coeficiente de empuje al reposo, que puede coincidir o no con el
valor del coeficiente de empuje al reposo de los otros suelos o no.

Una vez obtenida la distribución de presiones horizontales efectivas por medio de las presiones
verticales efectivas y el coeficiente de empuje al reposo, podemos obtener la distribución de
presiones horizontales totales sumando a la presión efectiva horizontal la presión intersticial en
el punto en cuestión.

45 © Structuralia
El agua en el terreno. Efectos en suelos y rocas – Las tensiones efectivas y las presiones
intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

Hay que recordar que la presión intersticial actúa con igual intensidad en todas direcciones, por
lo que se suma de forma idéntica a las presiones efectivas verticales y horizontales para
obtener las presiones totales verticales y horizontales respectivamente. así pues, para obtener
las presiones totales horizontales, la expresión a aplicar sería:

𝜎ℎ = 𝜎ℎ′ + 𝑢 = 𝑘0 ∙ 𝜎𝑣′ + 𝑢

A partir de las expresiones anteriores, observamos que, para las presiones horizontales totales
y efectivas, se producirá un cambio en la pendiente de la distribución de las presiones al pasar
de un suelo a otro no solo por la diferencia de densidades (que afectará a la presión vertical
efectiva), sino también por el cambio del valor del coeficiente de empuje al reposo, que puede
ser distinto (y la mayoría de veces así es) entre un suelo y otro. Por otro lado, hay que tener
presente que, en el caso de un punto en un volumen de agua, sus presiones verticales y
horizontales son equivalentes, es decir, para el agua, 𝑘0 = 1, puesto que la presión del agua
actúa con igual intensidad en todas direcciones.

Si consideramos un sistema de ejes cartesiano ortogonal XYZ de manera que el eje Z es el eje
vertical y los ejes X e Y los ejes horizontales, obtendremos que, en un punto del suelo, las
presiones verticales total y efectiva serán 𝜎𝑧 𝑦 𝜎𝑧′ respectivamente y que las presiones
horizontales totales y efectivas serán 𝜎𝑥 , 𝜎𝑦 , 𝜎𝑥′ 𝑦 𝜎𝑦′ respectivamente. Así pues, podríamos
definir dos valores del coeficiente de empuje al reposo, uno según la dirección horizontal X y
otro según la dirección horizontal Y, tal que:

𝜎𝑥′ 𝜎𝑦′
𝑘𝑥 = ; 𝑘 𝑦 =
𝜎𝑧′ 𝜎𝑧′

Si en el suelo 𝑘𝑥 = 𝑘𝑦 = 𝑘0 , puede escribirse entonces:

𝜎𝑥′ 𝜎𝑦′
𝑘0 = =
𝜎𝑧′ 𝜎𝑧′

Todo lo anterior puede expresarse a partir del tensor de tensiones en un punto del terreno
como:

𝜎𝑥′ ′
𝜏𝑥𝑦 ′
𝜏𝑥𝑧 𝑘𝑥 ∙ 𝜎𝑧′ ′
𝜏𝑥𝑦 ′
𝜏𝑥𝑧

𝜎̿′ = (𝜏𝑥𝑦 𝜎𝑦′ ′
𝜏𝑦𝑧 ′
) = ( 𝜏𝑥𝑦 𝑘𝑦 ∙ 𝜎𝑧′ ′
𝜏𝑦𝑧 )
′ ′
𝜏𝑥𝑧 𝜏𝑦𝑧 𝜎𝑧′ ′
𝜏𝑥𝑧 ′
𝜏𝑦𝑧 𝜎𝑧 ′

© Structuralia 46
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

𝜎𝑥 𝜏𝑥𝑦 𝜏𝑥𝑧 𝜎𝑥′ ′


𝜏𝑥𝑦 ′
𝜏𝑥𝑧 𝑢 0 0

𝜎̿ = (𝜏𝑥𝑦 𝜎𝑦 𝜏𝑦𝑧 ) = 𝜎̿′ + 𝑢̿ = (𝜏𝑥𝑦 𝜎𝑦′ ′
𝜏𝑦𝑧 ) + (0 𝑢 0)
𝜏𝑥𝑧 𝜏𝑦𝑧 𝜎𝑧 𝜏′ ′
𝜏𝑦𝑧 𝜎𝑧′ 0 0 𝑢
𝑥𝑧

𝑘𝑥 ∙𝜎𝑧′ ′
𝜏𝑥𝑦 ′
𝜏𝑥𝑧 𝑢 0 0

= ( 𝜏𝑥𝑦 𝑘𝑦 ∙ 𝜎𝑧′ ′
𝜏𝑦𝑧 ) + (0 𝑢 0)
′ ′
𝜏𝑥𝑧 𝜏𝑦𝑧 𝜎𝑧′ 0 0 𝑢

El coeficiente de empuje al reposo puede abarcar un amplio rango de valores, dependiendo del
historial tensional y geológico del suelo y de su proceso de formación. Puede ser inferior a 1
(tensiones horizontales inferiores a las verticales) y, en otras situaciones, puede alcanzar
valores de 3 o más, con lo que las tensiones horizontales serían mayores a las verticales.

Puede demostrarse que, para un suelo de comportamiento elástico sometido a la acción de su


peso propio (acciones gravitatorias), el coeficiente de empuje al reposo es equivalente a:

𝑣′
𝑘0 =
1 − 𝑣′

Donde ’ es el coeficiente de Poisson efectivo.

Una de las expresiones más conocidas para la determinación del coeficiente de empuje al
reposo para suelos normalmente consolidados es la propuesta por Jacky (1944)14 15

𝑘0 = 1 − 𝑠𝑒𝑛𝑜(𝜑′ )

Donde ’ es el ángulo de rozamiento efectivo.

Para suelos sobreconsolidados con un grado de sobreconsolidación OCR, el coeficiente de


empuje al reposo puede calcularse por medio de expresiones como la que se muestran a
continuación (Mayne-Kulwahy 1982) 14 15

𝑘0 = (1 − 𝑠𝑒𝑛𝑜(𝜑′ )) ∙ 𝑂𝐶𝑅 𝑠𝑒𝑛𝑜(𝜑 )

14
Sanjay Kumar Shukla, Core Principles of Soil Mechanics, ICE Publishing, ©Thomas Telford Limited
2014.
15
Francisco A. Izquierdo Silvestre, Cuestiones de Geotecnia y Cimientos, Editorial Universidad
Politécnica de Valencia, 2001 (2005). Ref 2001.4202.

47 © Structuralia
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

2.2.4. Fenómeno de la capilaridad

Como vimos en la primera sesión de la primera unidad de este módulo, por encima del nivel
freático existe una zona denominada zona capilar en la que el agua ocupa los poros del
terreno, distinguiéndose, en primer lugar, una zona (altura) de suelo saturada, y posteriormente
una zona de suelo parcialmente saturada por encima.

La zona capilar se extiende desde el nivel freático hasta la zona intermedia, dependiendo su
altura de la naturaleza del suelo, en especial del tamaño de poros. Por lo tanto, el agua capilar
está comunicada con el nivel freático. Al agua dentro de la zona capilar se le denomina agua
capilar y, como hemos dicho, puede llegar a saturar el terreno hasta una cierta altura por
encima del nivel freático, para después pasar a estar parcialmente saturado.

La ascensión del agua capilar a través de los poros del terreno por encima del nivel freático se
produce por un fenómeno de succión que denominamos capilaridad o ascenso capilar. Dicho
fenómeno se puede asemejar a la ascensión del agua de un recipiente a través de un tubo muy
delgado denominado tubo capilar, tal y como muestra la figura que se presenta a continuación.

x
C

x X
x X
hc

A A B zB
x x x x
z

Figura 18: Fenómeno de capilaridad

© Structuralia 48
El agua en el terreno. Efectos en suelos y rocas – Las tensiones efectivas y las presiones
intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

Efectivamente, tal y como muestra la figura anterior, si sobre un recipiente de agua colocamos
un tubo de vidrio muy delgado, conocido como tubo capilar, observaremos como el agua
asciende a través de él hasta una determinada altura “hc”. Dicho fenómeno es un fenómeno de
succión debido a la propiedad de tensión superficial del agua. Observamos como el agua, en la
parte superior del tubo capilar, adquiere una forma semiesférica, a la que denominamos
menisco. En el caso del terreno, podemos asemejar la superficie del nivel freático con la
superficie del recipiente.

Los poros interconectados por encima del nivel freático pueden asemejarse como tubos
capilares irregulares y tortuosos por los que el agua asciende, cuyas paredes están
compuestas de partículas minerales en lugar de vidrio. La altura “hc” que el agua asciende
dentro de un tubo capilar se denomina altura capilar y se ha demostrado que es inversamente
proporcional al tamaño de los poros del suelo. En otras palabras, a mayor tamaño de poro,
menor altura capilar. Por lo tanto, la altura capilar será inferior en arenas y gravas y mayor en
limos y arcillas.

Consideremos a continuación el equilibrio de la columna de agua dentro del tubo capilar a partir
del esquema que muestra la siguiente figura. Observamos que, en el menisco, el ángulo entre
el agua y las paredes de vidrio del tubo capilar es “”, denominado ángulo de contacto.

49 © Structuralia
El agua en el terreno. Efectos en suelos y rocas – Las tensiones efectivas y las presiones
intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

Figura 19: Equilibrio del agua en el tubo capilar

En la figura anterior, la fuerza “Ts”, tangente al menisco y que forma un ángulo “” con las
paredes verticales del tubo, es la tensión superficial del agua. Si consideramos el equilibrio de
fuerzas verticales, podemos escribir.

𝜋 ∙ 𝑑2
𝑇𝑠 ∙ 𝜋 ∙ 𝑑 ∙ cos(𝛼) = ∙ 𝛾𝑤 ∙ ℎ𝑐
4

El término a la izquierda de la igualdad representa la componente vertical de la tensión


superficial, mientras que el término a la derecha representa el peso de la columna de agua en
el tubo capilar. Operando matemáticamente con la expresión anterior, podemos obtener:

4 ∙ 𝑇𝑠 ∙ cos(𝛼)
ℎ𝑐 =
𝑑 ∙ 𝛾𝑤

La expresión anterior demuestra que la altura capilar es inversamente proporcional al diámetro


“d” del tubo capilar. Por tanto, a mayor diámetro, menor altura y viceversa.

© Structuralia 50
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

Vamos a determinar ahora la presión intersticial en el tubo capilar basándonos en el esquema


de la Figura 19. Puesto que el punto “B” está en comunicación hidráulica con la superficie del
recipiente, su presión intersticial debe ser equivalente. Como la superficie del recipiente está a
presión atmosférica (al igual que el nivel freático en el suelo) y en Geotecnia la presión
atmosférica se considera nula, podemos escribir que 𝑢𝐵 = 0. Así mismo, como el plano de
referencia está en la superficie del recipiente, 𝑧𝐵 = 0, por lo que el potencial hidráulico en “B”
es:
𝑢𝐵
ℎ𝐵 = + 𝑧𝐵 = 0 + 0 = 0
𝛾𝑤

Puesto que no existe flujo dentro del tubo capilar, sino que el agua está en estado hidrostático,
debe cumplirse que el potencial hidráulico en el punto “C”:

ℎ𝐶 = ℎ𝐵

El potencial hidráulico en el punto “C” puede calcularse como:


𝑢𝑐 𝑢𝑐
ℎ𝐶 = + 𝑧𝑐 = + ℎ𝑐 = 0
𝛾𝑤 𝛾𝑤

Por lo que se concluye que:


𝑢𝑐
ℎ𝑐 = − → 𝑢𝑐 = −ℎ𝑐 ∙ 𝛾𝑤
𝛾𝑤

A partir de la expresión anterior, comprobamos que, en el caso de la zona capilar, la presión


intersticial es negativa. En otras palabras, el agua en esta zona está en un estado de succión
o de presión intersticial negativa (por debajo de la presión atmosférica). A esta presión
intersticial negativa se le denomina presión capilar.

Así pues, podemos concluir que, por debajo del nivel freático, las presiones intersticiales son
positivas y el agua esta en un estado de compresión, mientras que por encima del nivel
freático, en la zona capilar, el agua esta en un estado de succión o tracción, y las presiones
intersticiales son negativas.

A partir de lo anterior, podemos calcular el potencial hidráulico en un punto “X” situado entre el
punto “B” y “C” como:
𝑢𝑥
ℎ𝑥 = + 𝑧𝑥
𝛾𝑤

Pues que el potencial hidráulico, tal y como hemos visto, debe ser nulo, se cumple:

51 © Structuralia
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

𝑢𝑥
ℎ𝑥 = + 𝑧𝑥 = 0
𝛾𝑤

Y la presión intersticial será:


𝑢𝑋
𝑧𝑋 = − → 𝑢𝑥 = −𝑧𝑥 ∙ 𝛾𝑤
𝛾𝑤

La altura capilar en el terreno puede calcularse a partir de expresiones como14 15


:

𝐶
ℎ𝑐 =
𝑒 ∙ 𝐷10

Donde “e” es el índice de poros, C es una constante que oscila entre 10-50 mm2 y D10 es el
diámetro efectivo del suelo (en mm). En la ecuación anterior, la altura capilar se calcularía en
mm.

Es importante destacar que el ascenso capilar del agua solo saturará una parte del suelo, hasta
una altura hcs < hc. El resto será suelo parcialmente saturado. Así pues, dentro de la zona
capilar saturada, las presiones efectivas verticales en un punto “X” situado a una altura zx por
encima del nivel freático pueden calcularse como (tomando el eje vertical “z” positivo hacia
arriba desde el nivel freático):

𝜎𝑣′ = 𝜎𝑣 − (−𝑧𝑥 ∙ 𝛾𝑤 ) = 𝜎𝑣 + 𝑧𝑥 ∙ 𝛾𝑤 → 𝑧𝑥 ≤ ℎ𝑐𝑠

Así pues, la presión vertical efectiva en la zona capilar saturada de los suelos (especialmente
en aquellos con tamaño de poro muy pequeño) es mayor que la presión total debido a las
presiones capilares que ejercen fuerzas de compresión en la pared del “tubo capilar”
constituido por partículas minerales del suelo.

Respecto a la zona capilar, es preciso tener en cuenta que:

 En la zona capilar (por encima del nivel freático), el suelo puede estar saturado pero
las fuerzas de empuje ascendente del agua (flotación) no actúan sobre él. Por debajo
del nivel freático, el suelo está saturado y sobre él actúan las fuerzas de empuje
ascendente del agua (flotación).

 La zona capilar no contribuye a la presión hidrostática por debajo del nivel freático.

Cuando el espesor de la zona saturada del terreno es mucho mayor que el de la zona capilar,
el flujo en dicha zona suele despreciarse en comparación con el que tiene lugar en la zona
saturada.

© Structuralia 52
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

2.3 Distribución de tensiones en roca

Los materiales geológicos se encuentran sometidos a tensiones naturales como consecuencia


de su historia geológica. Las tensiones en el interior de un macizo rocoso están producidas por
las fuerzas exteriores aplicadas y por el peso del propio material (que siempre está presente).
El estado o sistema de esfuerzos resultante suele ser bastante complejo, debido al diferente
origen de las tensiones, tal y como veremos. El carácter heterogéneo, discontinuo y anisótropo
de los macizos rocosos hace, además, que el estado de esfuerzos pueda variar de forma
importante entre zonas próximas.

Los esfuerzos tectónicos son la causa principal de las tensiones almacenadas en las rocas y
que pueden liberarse de muy distintas formas, desde terremotos y desplazamientos en fallas
hasta explosiones de roca, fracturas y deformaciones en excavaciones subterráneas. Las obras
de ingeniería influyen sobre el estado de tensiones in situ aportando nuevas fuerzas o
modificando la distribución de las existentes. Las principales aplicaciones del estudio de las
tensiones naturales en ingeniería geológica son los túneles y las obras subterráneas en
general, siendo fundamental el conocimiento del estado tensional in situ.

El estado tensional en la corteza terrestre se debe a tres causas principales:

 Tensiones de origen tectónico.

 Tensiones gravitacionales.

 Tensiones de origen no renovable.

2.3.1. Tensiones de origen gravitacional

Las tensiones gravitacionales o litostáticas se producen como consecuencia del peso de los
materiales geológicos. Si en un punto no actúa otro tipo de esfuerzos, el estado tensional es el
correspondiente a las fuerzas gravitacionales que ejercen los materiales suprayacentes y
confinantes, y las tensiones o esfuerzos principales son la vertical y los horizontales. La tensión
vertical en un punto debida a la carga de materiales suprayacentes viene dada por 𝜎𝑣 = 𝛾 ∙ 𝑧,
siendo  la densidad del material, y z la profundidad o espesor de materiales. Tal y como verse
en la figura que se presenta a continuación, su magnitud es del orden de 0,027 MPa/metro (1
MPa  40 metros).

53 © Structuralia
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

2
Figura 20: Variación de las presiones verticales con la profundidad

Para las tensiones horizontales, es válido el concepto de coeficiente de empuje tal y como se
ha definido para suelos, de forma que:

𝜎ℎ′
𝑘=
𝜎𝑣′

Hay que recordar que, al igual que en el caso de los suelos, si las deformaciones laterales
están impedidas o son nulas, el coeficiente de empuje se denomina coeficiente de empuje al
reposo.

𝜎ℎ′
𝑘0 =
𝜎𝑣′

© Structuralia 54
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

En el caso de los macizos rocosos, el coeficiente de empuje al reposo depende no solo del
comportamiento del material (elástico o plástico) y su naturaleza, sino también de los procesos
tectónicos (fallas, pliegues, discontinuidades, etc.), térmicos y de erosión, entre otros, tal y
como veremos a continuación. Todos estos procesos pueden hacer que el coeficiente de
empuje al reposo sea superior a 1 y, en muchos casos, diferente según la dirección horizontal
que se considere (coeficiente de empuje al reposo en X diferente del coeficiente de empuje al
reposo según Y) y también variable con la profundidad. Por lo general, salvo presencia de
grandes accidentes tectónicos como fallas o pliegues, a grandes profundidades se verifica que
el coeficiente de empuje al reposo es equivalente a la unidad en todas direcciones. Esta
condición se denomina Hipótesis de Heim16. En la figura que se presenta a continuación, se
muestra la variabilidad del coeficiente de empuje al reposo con la profundidad y como tiende a
la unidad a medida que la profundidad aumenta.

2
Figura 21: Variación del coeficiente de empuje al reposo con la profundidad

16
Francisco A. Izquierdo Silvestre, Cuestiones de Geotecnia y Cimientos, Editorial Universidad
Politécnica de Valencia, 2001 (2005). Ref 2001.4202.

55 © Structuralia
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

2.3.2. Tensiones de origen tectónico

Las tensiones de origen tectónico son las responsables del movimiento de las placas
litosféricas y constituyen la fuente principal de los esfuerzos presentes en las rocas. A través
del conocimiento geológico es posible determinar las zonas de la corteza terrestre sometidas a
esfuerzos; mediante diversos métodos de análisis estructural se puede llegar a estimar tanto la
orientación de los esfuerzos como la magnitud de los mismos. Para la determinación de las
tensiones de origen tectónico, es imprescindible recurrir a medidas in-situ, siendo muy
compleja su determinación matemática.

Las tensiones más importantes en la corteza son las de origen tectónico, consecuencia de las
fuerzas que operan en las placas litosféricas y responsables de los mecanismos de subducción
y colisión a lo largo de las fallas transformantes. La actuación de estas fuerzas produce en la
litosfera tensiones del orden de 25 MPa, que, aunque relativamente bajas, debido a las
propiedades viscoelásticas de la litosfera sufren un efecto amplificador al actuar
constantemente a lo largo de periodos de tiempo muy largos (millones de años). Este efecto
hace que se supere la resistencia de las rocas ocasionando las deformaciones tectónicas.

2.3.3. Tensiones de origen no renovable

Las tensiones de origen no renovable pueden ser generadas por efectos térmicos sobre los
materiales rocosos, por flexiones o abombamientos en la corteza o como consecuencia de
cambios en el radio de curvatura de una placa tectónica, pudiendo dar lugar en teoría a
grandes esfuerzos en la corteza, aunque debido a que no son renovables se disipan en
procesos tipo fluencia o de rotura frágil dentro de periodos geológicos relativamente cortos.

El mecanismo que produce las tensiones térmicas es la expansión o contracción que sufre una
roca homogénea cuando se calienta o enfría lentamente. Si la roca no puede expandirse o
contraerse libremente se generarán tensiones. Uno de los efectos de este mecanismo sobre
los macizos rocosos es la aparición de fracturas y de zonas con estados de esfuerzos
anisótropos en diques, lavas o materiales inyectados entre otros de diferentes propiedades
térmicas. A nivel de los cristales o partículas minerales de la roca se pueden generar también
tensiones si éstos tienen constantes elásticas o coeficientes térmicos diferentes.

Las grandes flexiones o abombamientos en la corteza, consecuencia de la descompensación


de cargas en las zonas de subducción, también generan tensiones de origen no renovable. Las
tensiones llamadas de membrana se originan por el cambio en el radio de curvatura de una
placa al desplazarse a lo largo de la superficie de la tierra, que no es esférica.

© Structuralia 56
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intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

 Las tensiones residuales son las que permanecen almacenadas o acumuladas en las
rocas aun cuando han dejado de actuar sobre ellas fuerzas externas como las
tectónicas. Entre las tensiones residuales están las generadas a nivel intercristalino por
efecto de las diferentes propiedades térmicas o elásticas de los cristales.

 Las tensiones inducidas son las que se generan como consecuencia de la


modificación o redistribución del estado de esfuerzos natural, por ejemplo al realizar la
excavación de un talud o de un túnel. Este aspecto es de gran importancia en el diseño
y construcción de obras subterráneas.

2.3.4. Consideraciones finales

A partir de todo lo anterior, puede constatarse como el estado tensional en un macizo rocoso
es mucho más complejo que el de los suelos.

Ello se debe principalmente a que, mientras en los suelos las tensiones más importantes son
las debidas a la acción de la gravedad (peso propio), en el caso de las rocas, aunque las
presiones gravitacionales siempre estarán presentes, existen otro muchos fenómenos,
particularmente tectónicos, que pueden alterar considerablemente el estado tensional
gravitacional. Por tanto, en el estudio de macizos rocosos, es fundamental la medición in-situ
de las tensiones naturales, no pudiéndose derivar el estado tensional de forma teórica o
matemática directamente.

2.4 Referencias

 Sanjay Kumar Shukla, Core Principles of Soil Mechanics, ICE Publishing, ©Thomas
Telford Limited 2014.

 Karl Terzaghi and Ralph B. Peck, Soil Mechanics in Engineering Practice, 2nd Edition,
John Wiley & Sons, 1967.

 Verruijt (revised by S. Van Baars), Soil Mechanics, VSSD, 1st Edition, 2007.

 J.A Jiménez Salas y J.L de Justo Alpañes, Geotecnia y Cimientos I: Propiedades de los
suelos y de las rocas, Segunda Edición, Editorial Rueda, 1975.

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El agua en el terreno. Efectos en suelos y rocas – Las tensiones efectivas y las presiones
intersticiales. Efectos del agua en el suelo y las rocas

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 R.Whitlow, Basic Soil Mechanics, 3rd Edition, Longman, 1995.

 Lakshmi N. Reddi, Seepage in Soils – Principles and Applicactions, 2nd Editions, Wiley,
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 John A. Hudson y John P. Harrison, Engineering Rock Mechanics – An introduction to


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 John P. Harrison y John A. Hudson, Engineering Rock Mechanics – Part II: Illustrative
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 Nagaratnam Sivakugan, Sanjay Kumar Shakla y Braja M. Das, Rock Mechanics – An


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 J.C. Jaeger, N.G.W Cook y R.W Zimmerman, Fundamamentals of Rock Mechanics, 4 th


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 Richard E. Goodman, Introduction to Rock Mechanics, 2nd edition, Wiley, John Wiley &
Sons, 1989.

 Fernando Muzas Labad, Mecánica del Suelo y Cimentaciones, Vol I, Universidad Nacional de Educación a
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