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Portada
Dedicatoria
Agradecimientos
Introducción. La verdadera delgadez: más allá de los tópicos
2
Conclusión
Epílogo
Anexos. Para ir más allá
Notas
Créditos
3
A mi mujer Valérie, mis dos hijos Loïc y Jauffrey; mis amores, mi energía motriz y
creativa.
4
Agradecimientos
A la editorial Albin Michel, a Marc de Smedt, Laure Paoli, Caroline Signol por su
interés y su confianza… a lo largo del tiempo.
A Marie Borrel, por su talento humano y su vida de experiencia y consciencia al
servicio de la salud.
A Marylène y Jean-Pierre por su bondadosa fidelidad a mis ideas.
A Pascale, Tiffany y todo mi departamento científico de R y D por su
profesionalidad, su motivación y su amistad.
A todos aquellos y aquellas que son sensibles a esta pequeña frase de Saint-Exupéry
: «Lo esencial es invisible a los ojos, solo se ve bien con el corazón».
Con varios colegas, todos voluntarios, el doctor Yann Rougier ha creado la W-Health
Foundation dedicada a la enseñanza de las neurociencias aplicadas para profesionales
y particulares.
En la página web neuro-minceur.org encontrará todos los ejercicios prácticos de
este libro, desarrollados y comentados: archivos de audio, descargables gratuitamente,
que permitirán ampliar, un poco más cada día, su «espacio delgadez» y su «espacio
bienestar».
Rediseñando su cuerpo, rediseña su vida.
Una web reservada a personas que sufren patologías crónicas que desarrolla un
acompañamiento terapéutico coordinado con los equipos de cuidados: delta-
medecine.org.
Descubrirá las cinco herramientas más importantes de las neurociencias aplicadas,
al servicio de la prevención y de su proceso de salud global, con el leitmotiv clave de
este libro: conviértase en actor de su delgadez, conviértase en actor de su salud.
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Introducción
LA VERDADERA DELGADEZ:
MÁS ALLÁ DE LOS TÓPICOS
No puede haber mejor introducción a este libro que esta cita llena de sentido común y
de sabiduría formulada por Albert Einstein. ¡Mismas causas, mismos efectos! ¡Misma
visión de la delgadez, mismos resultados decepcionantes sobre la duración, incluso a
corto plazo! Como la mayor parte de candidato(a)s al adelgazamiento, usted está sin
duda convencido(a) de que adelgazar es lo mismo que perder peso «en su cuerpo». Esta
idea única de la delgadez, por no decir esta casi obnubilación, ha dominado los medios
de comunicación y los ámbitos científicos durante los tres últimos decenios, hasta el
punto de enraizarse profundamente en todas las mentes e incluso en las conciencias. ¡Sin
embargo, las conclusiones más recientes de las investigaciones en neurociencias
aplicadas demuestran que no tiene nada que ver! Ya sea el programa X o el método Y el
que haya adoptado para adelgazar, su sistema está abocado al fracaso si se contenta con
centrarse en los errores alimenticios que le han conducido a acumular kilos superfluos.
No vea en esta afirmación ningún deseo de desanimarle de antemano (o peor, de
culpabilizarle con otro leitmotiv emblemático: ¡si no se consigue adelgazar es que no hay
voluntad de hacerlo!). ¡Todo lo contrario, a la vista de los nuevos indicios científicos que
han aparecido! Modificando radicalmente la visión de las «causas» de su sobrepeso,
podrá modificar los «efectos» sobre su metabolismo. Esta visión totalmente nueva de la
delgadez le permitirá perder por fin todos los kilos superfluos, pero sobre todo no
recuperarlos. Y, lo más importante, esta pérdida de peso se hará desde el respeto a su
salud y a su «personalidad metabólica» (su «cordial» forma de asimilar y de transformar
o de acumular sus alimentos).
Entre todas las autoridades sanitarias esta constatación es actualmente inapelable:
desde hace más de medio siglo, innumerables regímenes y métodos de adelgazamiento
han invadido y saturado los medios de comunicación, y sus resultados duraderos (a largo
y medio plazo) brillan por su ausencia: régimen hipocalórico o hiperproteico, régimen
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disociado o monodietas… (Hay más de 17.000 enlaces de regímenes en Internet,
afirmando una cosa y la contraria. ¡Alucinante!). La experiencia dice que todos estos
enfoques acaban siendo a menudo desequilibrantes, a veces agotadores (física y
moralmente) y en buena parte incluso peligrosos. Además, a menudo comportan una
recuperación de peso superior a la pérdida conseguida con tanto esfuerzo: es el
tristemente célebre «efecto yo-yo».
¿Por qué estos fracasos sistemáticos? Porque la pérdida de peso duradera no se
limita a la modificación (infinita) de la alimentación, combinada con un poco de
ejercicio físico. ¡De ser así haría décadas que los investigadores en nutrición más
importantes del planeta habrían conseguido crear «EL régimen» perfectamente
sistematizado y eficaz al cien por cien!
Así pues, cambiemos un segundo nuestro punto de vista para descubrir que la
delgadez no es solamente una cuestión de sistema digestivo, de metabolismo alimenticio
y de opciones nutricionales.
Fundamentalmente, el aumento de peso y por tanto su control, implican también a
nuestro sistema nervioso, nuestra mentalidad y nuestras emociones. Esto es lo que
demuestra de manera irrefutable la investigación en neurociencias, aplicada a la ingesta
alimenticia (véase también).
He dedicado más de treinta años de mi vida profesional a la «salud plena» (en la
cual incluyo el bienestar de una delgadez duradera) y, más globalmente, a la «felicidad
biológica humana» (un término menos técnico, pero también menos limitado que
«equilibrio metabólico»). He podido participar regularmente en numerosos programas de
investigaciones pluridisciplinares, en colaboración con colegas de diversas
especialidades (endocrinólogos, hematólogos, psicólogos, diabetólogos…) y en distintos
países (Estados Unidos, Japón, Canadá, España, China…). Esta trayectoria profesional
me ha llevado a interesarme por todas las teorías científicas válidas en materia de
adelgazamiento. No he seguido esa vía con ideas preconcebidas (y menos aún fijas), sino
con la mente abierta y una curiosidad insaciable, esforzándome siempre por mantener el
contacto directo con el «ser humano global»: cuerpo, mente y emociones. ¡Así he
llegado a la convicción de que el verdadero control de peso concierne a la totalidad de su
ser! A lo largo de mi trabajo y de mi experiencia clínica, he podido verificar que su
búsqueda de la delgadez no implica solamente la evolución de su silueta, la fuerza de su
deseo o el poder de su voluntad.
En realidad, cada vez que usted se lleva un alimento a la boca, lo hace bajo la
influencia de una cascada de neurotransmisores1 que «se abren paso a codazos» a cada
segundo, en los meandros de su cerebro. Ahora bien, esos mismos neurotransmisores son
también «esclavos dóciles» de sus pensamientos y sus emociones. Lo cual explica por
qué sus emociones mal gestionadas y sus pensamientos recurrentes (a menudo debidos al
estrés y a diferentes presiones inevitables que soporta en su vida) interfieren en su
7
comportamiento alimenticio y su metabolismo, haciendo fracasar la práctica totalidad de
regímenes adelgazantes, desde los más clásicos a los más disparatados.
De pronto, adelgazar ya no es solo una cuestión de «régimen» eficaz, de «buen
coach» o de «pastilla milagrosa». ¡Ningún régimen para adelgazar puede dar resultados
duraderos mientras la alimentación siga siendo su principal preocupación!
Me gustaría que dedicara tiempo a releer la frase precedente y a comprender este
concepto fundamental: ¡mucho antes de estar en su cuerpo, su sobrepeso está integrado
en su cerebro endocrino (el que gestiona el equilibro de sus neuronas) como estado
normal, incluso óptimo! Su peso ideal está así mentalmente desfasado, o más
exactamente desviado. Mientras esta creencia (errónea sin duda) no se corrija, todos sus
intentos de perder peso seguirán condenados al fracaso. Para perder peso de forma
duradera debe, en primer lugar, desprogramar estos esquemas distorsionados de su
cerebro, después reequilibrarlos y, finalmente, establecerlos como duraderos. Para que su
cuerpo se despoje de los kilos que ha acumulado, en primer lugar, debe recrear en su
consciencia, más que en su mente, un «espacio adelgazante» que luego será adoptado
por todo su metabolismo.
Inmediatamente, todo el concepto de delgadez, eso que parecía hasta entonces muy
complejo y muy laborioso, se simplifica. Visto desde ese ángulo innovador, el aumento
de peso se convierte en el «síntoma» banal de un desequilibrio neuro metabólico global,
y es así como hay que abordarlo.
Es ahí donde interviene la clave principal de las neurociencias aplicadas: «los cinco
factores del ser vivo» (presentados y explicados más detalladamente en el capítulo 1).
Las últimas síntesis pluridisciplinares manifiestan que todo aquello «vivo y humano» de
nuestra tierra, desde la célula más pequeña al organismo más complejo,
1. respira,
2. se nutre,
3. elimina sus desechos,
4. piensa y
5. experimenta emociones.
8
pensamos, vivimos nuestras emociones, respiramos, nos nutrimos, y gestionamos
nuestros desechos (toxinas, contaminantes…). ¡No tener en cuenta, cada día, cada uno de
estos factores, es conservar y anclar profundamente los desequilibrios que han facilitado
acomodo al sobrepeso! ¡Y eso conduce forzosamente al fracaso, sea cual sea su
programa alimenticio, su disciplina, su voluntad e incluso la fama de su coach
adelgazante!
Puedo por tanto anunciar muy claramente esta regla número 1 neuro-adelgazante: la
causa fundamental del sobrepeso crónico no implica directamente nuestra alimentación,
sino nuestra manera de nutrirnos; implicando esta última a su vez a nuestros
pensamientos, nuestras emociones, nuestra forma de respirar y de gestionar nuestros
desechos interiores.
Le propongo por tanto descubrir este programa neuro-adelgazante innovador, eficaz
y práctico. ¡Gracias a él, va a entrar de lleno en la medicina nutricional del tercer
milenio! Va a descubrir que el control del peso ideal no puede ser más que la
consecuencia directa de un reequilibrio psico-neuro-metabólico global, y no un simple
objetivo de nutrición adelgazante.
Mi programa asocia cinco herramientas de salud metabólica complementarias que
funcionan en sinergia, en un proceso global de «psico-neuro-nutrición». La alimentación
tiene un papel determinante, por supuesto, ya que es imposible adelgazar sin modificar
positivamente su forma de nutrirse. ¡Pero no es prioritario, ni mucho menos! Otros
gestos adelgazantes esenciales preceden y complementan el programa alimenticio. El
adelgazamiento, y luego el mantenimiento del peso ideal, se convierten así en las
consecuencias lógicas de este reequilibrio metabólico global (habiendo demostrado las
neurociencias aplicadas que lo mental, las emociones y el cuerpo funcionan siempre en
conjunto, sin que sea posible disociar su actividad).
Este primer programa de adelgazamiento neurohormonal asocia a los
descubrimientos más recientes en materia de alimentación (índice glucémico, SLIM-
dataTM1,3 equilibrio ácido-básico, crono-dietética…), herramientas prácticas destinadas
a equilibrar y seguidamente a modular, la producción de los neurotransmisores
cerebrales que participan directamente en el aumento de peso. En este libro, pues,
aprenderá a gestionar su peso actuando simultáneamente sobre sus «cinco factores del
ser vivo».
Estas son las CINCO HERRAMIENTAS ADELGAZANTES que va a utilizar:
9
sobreacumulación de grasas y favorecer la eliminación de kilos inútiles.
• 3. Armonizar mentalmente su esquema corporal y remodelar las zonas
que lo necesiten: un protocolo de visualización mental, práctico e ilustrado,
para influir en el metabolismo lipídico y la plasticidad grasa.
• 4. Mejorar su gestión emocional: gracias a un ejercicio lúdico de
«espectador en consciencia» de su día a día; permite salir de los esquemas
psicoemocionales negativos que se traducen en el plano corporal en hambre
irrefrenable y en una sobreacumulación global. Para ir más lejos (si fuera
necesario) un «protocolo de intenciones», basado en un trabajo de escritura
simple y sistematizado, que permite derribar determinados «muros
adelgazantes» más profundamente enquistados.
• 5. Y finalmente, modificar poco a poco su alimentación: una vez que haya
preparado su cuerpo, su cerebro y su sistema nervioso para reconocer, y luego
aceptar serenamente, la necesidad de su peso ideal.
Llegados a este punto puedo enunciar la regla de oro neuro-adelgazante: todas las
herramientas tienen la misma importancia metabólica; es la sinergia de estas cinco
herramientas adelgazantes la que dará resultados duraderos (allí donde todos sus
antiguos regímenes han fracasado) desarrollando efectos metabólicos óptimos de
almacenaje y de remodelación. Su adelgazamiento se convertirá de este modo en la
manifestación infalible de su bienestar biológico global.
Este libro le propone crear, paso a paso, este espacio adelgazante sólido y estable en
el seno de su cerebro, además de en su sistema nervioso y en su sistema digestivo. Su
«delgadez-bienestar garantizada de por vida» está al final de esta cadena beneficiosa.
¿Está preparado(a)? Pues en marcha hacia el apasionante país de las neurociencias y
de lo que estas nos han permitido descubrir y comprender sobre la delgadez. Yo le
llevaré seguidamente a descubrir consejos prácticos y el programa completo. Pero no nos
precipitemos…Usted acaba de cambiar en pocas líneas todos sus «puntos de vista sobre
la delgadez»… ¡Hay que darle tiempo para «digerir» esta nueva visión!
10
1
11
de kilos superfluos no está ligada únicamente a aquello que comemos! El fracaso
permanente de los incontables regímenes que ha surgido a lo largo de los últimos
cincuenta años lo demuestra perfectamente. El exceso de peso no es ya imputable
únicamente a nuestros desórdenes emocionales. Es un individuo global quien aumenta de
peso. Es ese mismo individuo global a quien hay que tomar en consideración cuando se
trata de perderlo. Este es todo el propósito de este libro. Pero antes de presentarles con
detalle las herramientas que le permitirán actuar de forma coordinada en todos los frentes
(cuerpo, mente y emociones) para conseguir una pérdida de peso duradera, le propongo,
brevemente, conocer de manera más amplia el sorprendente universo de las
neurociencias, de sus descubrimientos y de sus aplicaciones prácticas. Al estar más
familiarizado con este nuevo espacio diagnóstico y terapéutico, usted podrá comprender
mejor, y por tanto aplicar mejor, cada una de las herramientas adelgazantes siguientes.
12
DESCUBRIR LAS NEUROCIENCIAS
El término «neurociencias» apareció en la lengua inglesa a finales de la década de los
sesenta, para designar la rama de la neurología que se dedicaba al estudio del sistema
nervioso desde un punto de vista «electrofisiológico». Es decir: el estudio de las señales
eléctricas en relación con las grandes funciones cerebrales, y cuyo electroencefalograma
(EEG) permite la traducción en forma de gráfico (las diversas ondas cerebrales). El
término fue seguidamente perpetuado gracias a los trabajos de dos premios Nobel: David
Hubel y Torsten Wiesel.4
Hoy en día, las nuevas herramientas de diagnóstico por la imagen (IRM, PET-Scan,
EEG cuantificado…) cada vez más sofisticadas, permiten objetivar con precisión las
diferentes zonas del cerebro activadas por nuestros estados mentales y emocionales. Es
asimismo posible observar con precisión los flujos de neurotransmisores5 poniendo de
manifiesto los pensamientos y las emociones que «agitan» nuestro sistema nervioso
central. Estos neurotransmisores son sustancias (algunas segregadas por las células
cerebrales, otras mayoritariamente producidas fuera del cerebro) que aseguran el paso de
las diferentes informaciones de una neurona a la otra, o de una neurona a un órgano.
Están presentes en mayor o menor cantidad en función de las situaciones a las cuales nos
enfrentamos, y de la forma en la que reaccionamos.
Midiendo su presencia y visualizando las regiones del cerebro concernidas, los
investigadores pueden ver, en tiempo real, de que forma funcionan nuestros dos
hemisferios cerebrales cuando estamos en situación de reflexión, de memorización, de
estrés, cuando sentimos emociones positivas o negativas… Esta auténtica revolución
científica, este «milagro en marcha» es cada vez mejor comprendido, traducido y luego
codificado, de forma que genera soluciones terapéuticas cada vez más eficaces y, lo más
fundamental en mi opinión, más y más humanas.
Actualmente, las neurociencias constituyen un «espacio científico» tecnológico y
médico perteneciente al ámbito de la investigación universitaria y hospitalaria. Si han
estado fuertemente mediatizadas desde principios de los años 2000, es porque han
permitido describir, con el rigor ético necesario, los estrechos vínculos que unen el
cuerpo físico, los pensamientos y las emociones (especialmente mediante el sistema
neuro hormonal). Así, las neurociencias permiten tender un puente, científico y
sistematizado, entre lo virtual de nuestros pensamientos y de nuestras emociones, y
nuestra realidad biológica, metabólica y digestiva.
Nuestros pensamientos y emociones participan muy estrechamente de eso que hace
de nosotros seres humanos. Ya era hora de que ocuparan una posición central en nuestro
equilibrio global y nuestra salud. Las neurociencias han permitido poner de manifiesto
su impacto directo, y a veces prioritario, en numerosos ámbitos (defensas inmunitarias,
sistema hormonal, metabolismos degenerativos, alergias diversas…), como el aumento y
la pérdida de peso. Investigaciones más específicas han revelado asimismo el papel
13
considerable y negativo del estrés crónico en la producción de dos hormonas
importantes: la insulina6 y la serotonina7 (lo retomaremos con detalle en los capítulos
siguientes). Las neurociencias aplicadas se derivan de estos descubrimientos. Su
finalidad es restablecer los equilibrios rotos, gracias a simples gestos cotidianos, a
herramientas de salud y de adelgazamiento cuyo impacto sobre la pérdida de peso ha
quedado claramente demostrado, y cuya eficacia duradera está reconocida hoy en día.
14
UNA AMPLIA RED DE PASARELAS
¡Las neurociencias como tales… no existen! Nadie puede ser «especialista en
neurociencia». Las neurociencias son un «espacio de diálogo». ¡Por eso hablamos de
neurociencias (en plural) mientras que nos referimos a la cardiología, la dermatología o
la reumatología (en singular)! Este plural expresa la vocación pluridisciplinar de esta
nueva vía de investigación. Puesto que las neurociencias agrupan el conjunto de
especialidades vinculadas con el funcionamiento del sistema nervioso en su conjunto: el
cerebro, la médula espinal, los nervios, los órganos de los sentidos y el sistema nervioso
autónomo (el que gestiona nuestras funciones vitales ajenas a nuestro pensamiento
consciente: respiración, digestión…). Así, pertenecen al ámbito de las neurociencias
disciplinas como la neurología, la neurofisiología, la neuro radiología, la psicobiología o
la neuropsiquiatría. Otras especialidades, aunque parezcan más alejadas, conservan de
todos modos un vínculo de parentesco directo con estas investigaciones. Es el caso por
ejemplo de las ciencias cognitivas que agrupan, también, diversas disciplinas cuyo
objetivo común es describir, explicar y aclarar los mecanismos del pensamiento, de la
inteligencia, del lenguaje, de las percepciones sensoriales, de la memoria, de las
emociones, e incluso, progresivamente, de la consciencia.
Todas están disciplinas se cruzan, se influyen, se complementan y se enriquecen
mutuamente. De este modo desde hace una veintena de años, han surgido pasarelas que
permiten a los científicos comunicarse allí donde, en otro tiempo, cada uno trabajaba su
propio campo sin preocuparse de los descubrimientos de los demás. El cardiólogo se
ocupaba del corazón, el nefrólogo de los riñones, el dermatólogo de la piel, el psiquiatra
de los trastornos mentales… Gracias a las neurociencias y a lo que revelan sobre el
funcionamiento global de nuestro organismo, es posible hoy en día reunificar el «arte
médico» en sus diferentes facetas, tanto en lo concerniente a la comprensión de los
trastornos como a su diagnóstico, a su pronóstico y a los medios susceptibles de ser
utilizados para mejorar, e incluso curar.
Estas neurociencias constituyen pues, en sí mismas, un nuevo espacio de diálogo
científico y humano que interpela a las diferentes especialidades médicas vinculadas con
el cerebro y el sistema nervioso. Se puede decir que todo el ámbito médico está
implicado. Porque nada, en nuestro organismo, escapa completamente al control del
sistema neurocerebral. Todas nuestras funciones, todos nuestros metabolismos, todos
nuestros órganos funcionan bajo la dirección de nuestro equipamiento nervioso y
cerebral. Este también es el caso, sin duda, de nuestro sistema metabólico que controla el
cien por cien de nuestros procesos de control del peso, a través de la combustión, la
acumulación y la pérdida de grasas en el interior de nuestros adipocitos.
15
LAS HERRAMIENTAS PRÁCTICAS DE LAS NEUROCIENCIAS APLICADAS
Esta nueva vía de investigación ya ha permitido ayudar y aliviar a un importante número
de personas, médica, social, y moralmente de forma simultánea. Si bien las sobre
especializaciones médicas8 «fragmentan» al hombre en unidades funcionales cada vez
más y más pequeñas (hasta el punto de que, por debajo de un determinado nivel, ya no
tienen ningún vínculo directo con el ser humano), las neurociencias describen
científicamente el esquema coherente de un «hombre global», en el que el cuerpo, la
mente y las emociones están en permanente interacción.
El filósofo griego Platón ya lo había formulado intuitivamente, cuando afirmó que
la parte no puede funcionar bien cuando el todo no funciona. Ese todo, es el ser vivo. En
el tema que nos preocupa aquí (la delgadez), se trata del «ser vivo humano»: un cuerpo,
una mente y una moral indisociablemente unidos. Ahora lo comprenderán: todos sus
pensamientos y sus emociones dejan rastros biológicos perceptibles y cuantificables en
el interior de las neuronas (las células cerebrales) y de todos los tejidos orgánicos que
estas ponen en movimiento.9 Los investigadores demostraron en primer lugar el vínculo
existente entre el sistema nervioso y el sistema inmunitario, dando lugar a la neuro
inmunología. Seguidamente, nuevos descubrimientos validaron el mismo vínculo
estrecho entre nuestro sistema nervioso y nuestras funciones hormonales y
metabólicas.10 Finalmente, los descubrimientos más recientes en síntesis pluridisciplinar
han permitido desarrollar, después de sistematizar, programas dedicados al control de
nuestras ingestas alimenticias y a la forma cómo nuestro metabolismo gestiona la
combustión, el almacenaje y la pérdida de grasas. El espacio de las «neurociencias
aplicadas» ha generado de este modo herramientas prácticas que ponen en contacto
nuestro sistema nervioso y nuestros sistemas de control de peso, a fin de restablecer el
equilibrio. Los anglosajones los han llamado HGT (Health Giving Tools, «Herramientas
Promotoras de Salud»).
Estas HGT naturales, fáciles de comprender y por tanto de integrar en su
cotidianidad, desarrollarán día tras día un espacio de equilibrio más y más amplio en el
seno de su metabolismo adelgazante. El impacto positivo y duradero de estas
«herramientas promotoras de salud» ha sido claramente demostrado por numerosos
estudios clínicos, en diferentes universidades.
16
TODO EL ORGANISMO ESTÁ «BAJO CONTROL»
Usted quizás se dice: bien, pero eso no debe concernir la totalidad de nuestras funciones
corporales. No se engañe. El conjunto de nuestro cuerpo está definitivamente implicado.
Veamos un ejemplo simple: el exceso de colesterol. Hace unos años, la mayoría de los
médicos generalistas se contentaban con prescribir un medicamento: una molécula capaz
de neutralizar la disfunción metabólica. Posteriormente han adoptado la costumbre de
combinar su receta con consejos alimenticios centrándose en las grasas y después los
azúcares. Actualmente sabemos que el metabolismo del colesterol sobrepasa de largo
este marco nutricional y orgánico. El sistema nervioso participa en la producción de
colesterol actuando directamente sobre el hígado, y las situaciones de estrés la modifican
ampliamente (¡a veces puede pasar de simple a doble!). Resultado: frente a un paciente
afectado de hipercolesterolemia, las neurociencias nos enseñan que conviene promover
prioritariamente11 consejos alimenticios, pero también gestos cotidianos antiestrés
(ejercicios respiratorios, sesiones de relajación, sofrología, formación en
autohipnosis…).
El ejemplo de la úlcera de estómago también es muy elocuente. Hace unas décadas
se recomendaban protectores gástricos, después, durante los años 1990, «inhibidores de
protones» (IPP); medicamentos destinados a disminuir la producción de sustancias
ácidas en el estómago. Pero estos tratamientos no bastaban para calmar el sufrimiento a
veces intenso de los enfermos. En ocasiones se realizaba una intervención quirúrgica
para eliminar la parte de la pared estomacal afectada por la úlcera. Más adelante, se
descubrió que había una bacteria implicada: Helicobacter pylori. Entonces se empezaron
a recetar curas antibióticas a los enfermos. Actualmente se sabe que estas herramientas,
por separado, son insuficientes. El estómago está muy inervado y las relaciones entre
estómago, sistema nervioso y cerebro se han demostrado claramente. La composición de
nuestra sangre, nuestras enzimas digestivas y nuestras bacterias intestinales se relaciona
casi directamente con nuestras emociones y con el estrés que soportamos. Para acabar
con esta patología, es necesario por tanto combinar estos distintos enfoques. Además de
los medicamentos (antibióticos cuando hay presencia de bacterias; IPP cuando es
necesario…), es conveniente transmitir a los pacientes consejos alimenticios adaptados,
y sobre todo proponerles sesiones de relajación y de respiración para ayudarles a
gestionar mejor su estrés de cara a limitar su impacto negativo directo sobre el
estómago: la hiperacidez.
Hasta un problema en apariencia tan física (e incluso mecánica) como la artrosis se
beneficia, desde hace poco, de este nuevo enfoque pluridisciplinar. La dietética juega un
papel, ya que determinadas opciones alimenticias permiten limitar la acidez del interior
de nuestro cuerpo. Ahora bien, el exceso de acidez aumenta la inflamación crónica
responsable de los dolores articulares. Por otro lado, el estrés intensifica a la vez la
acidez interna y la percepción de los dolores. La acumulación de desechos metabólicos
17
en las articulaciones intensifica los síntomas. Un programa anti-artrosis completo sumará
por tanto a los tratamientos localizados, consejos alimenticios, hábitos detox , y prácticas
procedentes de las neurociencias destinadas a limitar el estrés, a gestionar mejor los
dolores y a recuperar la armonía del esquema corporal global.
En todos los casos, es la asociación de estos distintos hábitos terapéuticos lo que
permitirá conseguir un resultado duradero; ese que ninguna de esas herramientas habría
permitido lograr por sí sola. La hipercolesterolemia concierne pues al cardiólogo, como
la úlcera incumbe al gastroenterólogo y la artrosis al reumatólogo. Pero estos tres
trastornos implican también al nutricionista, y al psicoterapeuta o al relaxólogo
(especializado en entrenamientos autógenos).12 Esta constante se verifica en todas las
situaciones que comprometen a nuestro metabolismo corporal. Cada célula, cada tejido,
cada órgano está implicado. Empezando por el sistema que construye cada día nuestro
cuerpo: el sistema digestivo. O más exactamente, el sistema neurodigestivo que gestiona
con mano de hierro la asimilación de los alimentos que ingerimos, controlando de este
modo la acumulación y la pérdida de grasa. Toda la regulación del peso depende de ello
(ver las explicaciones en el capítulo siguiente). Este sistema constituirá por tanto el
objetivo prioritario de las herramientas adelgazantes de nuestro programa.
18
MUCHOS ÁMBITOS IMPLICADOS
Las interacciones entre los estados mentales y emocionales por un lado, y el sistema
cardiovascular por otro, ocupan el centro de numerosas investigaciones. Una de ellas
demuestra claramente que el estrés psicosocial es un factor agravante de las patologías
cardíacas. Un estudio norteamericano,13 publicado por The Lancet,14 revela que más del
cuarenta por ciento del riesgo de infarto de miocardio es imputable al estrés y a los
desórdenes psicoemocionales que se derivan de este.
Otro estudio permitió observar a personas afectadas de coronariopatía (vasos
cardíacos afectados) en una situación de estrés mental leve: se les pide que hagan
ejercicios aritméticos sencillos mientras se estudian las variaciones del flujo sanguíneo
en sus arterias coronarias. Resultado: este estrés mental, aunque breve y leve, basta para
conllevar un estrechamiento del vaso sanguíneo afectado por la enfermedad.15 ¡Con
todas las consecuencias (y el aumento del riesgo) que se pueden imaginar! Otros
estudios permiten constatar que el riesgo de crisis cardíaca es tanto más elevado cuantos
más episodios de cólera o de frustración sufran las personas controladas. Todas estas
publicaciones científicas muestran hasta qué punto nuestro sistema cardiovascular está
afectado por lo que pasa «en nuestra cabeza». Las páginas siguientes le permitirán ver
que el impacto diario de nuestros pensamientos, estrés y emociones mal gestionadas
constituye el «eslabón perdido» de todos los conceptos que atañen al control duradero
del peso.
Los conocimientos en materia de medicina están en constante progresión. Ya lo he
señalado: en el siglo XVIII, los médicos trataban intuitivamente de curar a un paciente
«en su conjunto», porque sus limitadas herramientas de investigación no les permitían
una aproximación más elaborada. En el siglo XX, los avances técnicos permitieron
comprender mejor lo que pasaba en el cuerpo de los pacientes. Pero, por un efecto
perverso, eso llevó a la medicina a curar a un «hombre fragmentado» utilizando
herramientas hiper especializadas. La neuro medicina del siglo XXI reúne de nuevo los
fragmentos de ese hombre atomizado por la hiper tecnicidad. Devuelve a ese hombre su
condición humana, su coherencia orgánica y su armonía celular, sin perder una sola
parcela de los conocimientos adquiridos anteriormente.
Ese es, el «milagro» de las neurociencias aplicadas a las diferentes especialidades
médicas: liberan al médico de los excesos (y a veces de la ceguera) de la hiper
especialización y devuelven al paciente un papel central en la prevención de la
enfermedad y el mantenimiento de su salud. Este es uno de los puntos clave de la
eficacia terapéutica a largo plazo de las neurociencias aplicadas.
Esto me permite enunciar la tercera regla de oro de las neurociencias aplicadas:
para una delgadez duradera, el paciente16 debe convertirse en actor de su delgadez o de
su curación.
19
INVESTIGACIONES MUY PROMETEDORAS
Se han realizado experimentos en numerosos ámbitos, desde la psico-neuro-medicina al
vasto campo del dolor. ¡En el centro hospitalario universitario de Lieja, Bélgica, la
doctora Marie-Élisabeth Faymonville opera regularmente pacientes, no bajo anestesia
farmacológica intensa, sino bajo hipnosis! Varios miles de pacientes han sido tratados
así, y el recurso de la anestesia clásica durante la intervención solo ha sido necesario en
menos de veinte casos. ¿Cómo es posible eso? La observación, en tiempo real, del
cerebro de pacientes operados con hipnosis muestra una activación, o al contrario una
inhibición, de determinadas zonas cerebrales implicadas en la percepción del dolor, a
nivel a la vez sensorial y emocional. El simple hecho de cambiar el estado de
consciencia y de modificar la focalización de sus pensamientos (por tanto, modificar la
actividad del cerebro) permite de este modo transformar los mensajes de la sensación
dolorosa, hasta el punto de hacerla desaparecer totalmente.
El impacto de nuestros pensamientos, imágenes y esquemas mentales se manifiesta
a veces de manera extremadamente precisa y palpable. En la Clinic Foundation de
Cleveland, Ohio, el doctor Guang Yue sometió a veinticuatro personas a una experiencia
asombrosa que duró tres meses, a razón de quince minutos, cinco veces por semana.17 A
las personas se las invitaba a «imaginar» que contraían el músculo abductor de su
aurícula. Otra muestra de participantes no recibía las indicaciones para el ejercicio
mental, pero era colocada en las mismas condiciones (entorno, postura, respiración…).
Se observaba el cerebro de todos las personas en tiempo real. Resultado: las personas
que realizaban el ejercicio de imaginación vieron aumentar un treinta y cinco por ciento
su fuerza muscular en el dedo meñique. La observación de su cerebro permitió constatar
que el músculo en cuestión recibía una señal que comprometía todas las zonas
habitualmente implicadas en el movimiento: el córtex prefrontal utilizado por la idea del
gesto, después el córtex premotor movilizado por la intención, y finalmente el córtex
motor implicado en su realización. ¡Y esto sin que ellos movieran… el dedo meñique!
20
LA «MEDITACIÓN MÉDICA»: UN NUEVO ESPACIO TERAPÉUTICO
Nuestros pensamientos y nuestras emociones pueden así, según su contenido (intensidad,
persistencia…) perturbar nuestro buen funcionamiento corporal o, al contrario,
favorecerlo. Quedaba por saber cuáles son los pensamientos y las emociones favorables
tanto para nuestra mente como para nuestro cuerpo. Desde hace unos años, la meditación
«de consciencia plena» ha ganado numerosos adeptos en el mundo occidental después de
haber sido ampliamente aceptada en el ámbito médico anglosajón. Hasta el punto de que
más de doscientos hospitales la han integrado en todos sus protocolos terapéuticos. Este
modelo fue puesto a punto y popularizado por un investigador norteamericano, Jon
Kabat-Zinn, que se inspiró en determinadas prácticas orientales ancestrales. Las despojó
de todo «folklore» y sistematizó científicamente los principales gestos de cara a
organizar una técnica simple y accesible para todos. Consiste, esquemáticamente, en
focalizar su atención en el momento presente concentrándose en sus percepciones
corporales (y prioritariamente en su respiración pautada) para relajar las corrientes de
pensamientos y hacer que baje el nivel de tensión interior. Las bases son fáciles de
aprender. Luego basta con practicarlo regularmente, durante periodos de tiempo bastante
cortos (quince minutos aproximadamente) compatibles con nuestra vida.
«Los términos «meditación» y «medicina» tienen la misma raíz indoeuropea»,18
subraya Jon Kabat-Zinn. ¿Existiría un vínculo inmemorial entre esas dos disciplinas? El
caso es que los efectos de esta técnica de «reducción del estrés» han sido objeto de
numerosas investigaciones en neurofisiología y en psicobiología médicas. Así, ha
quedado demostrado que la práctica regular de esta meditación-respiración influye en
nuestro cuerpo de múltiples maneras. La reducción del estrés que conlleva mejora el
funcionamiento cardiovascular, regula favorablemente el metabolismo, disminuye el
dolor… Incluso parece que contrarresta la aceleración del envejecimiento celular
frenando el efecto nocivo del estrés en los telómeros.19 Este último término designa
segmentos del ADN, situados en los extremos de los cromosomas. Los telómeros están
involucrados en la división celular y en la reparación de las anomalías genéticas.
También contrarrestan todos los procesos de envejecimiento. El estrés favorece una
disminución de estos telómeros, lo cual provoca una aceleración del envejecimiento
celular. La práctica regular de la meditación de consciencia plena ralentiza por el
contrario su disminución, protegiendo así a las células con mayor eficacia que cualquier
medicamento antienvejecimiento.
Veamos otro ejemplo significativo: un equipo de investigadores de la universidad
de Oxford, en Gran Bretaña, analizó los resultados de nueve estudios dedicados al
impacto de la meditación de consciencia plena sobre la depresión, comparándolo con los
tratamientos tradicionales (incluidos los medicamentos químicos antidepresivos).20 ¡La
mejora de los pacientes se demostró tan importante como con los otros tratamientos, y
21
sobre todo mucho más duradera, ya que el riesgo de recaída disminuyó en más de un
treinta por ciento, y los efectos secundarios en más de un cien por cien!
De este modo, la evolución tecnológica de las neurociencias ha permitido que sea
observable y palpable esta idea ampliamente difundida por las medicinas tradicionales
en todas partes del mundo: es imposible separar, escindir, las interacciones entre el
cuerpo y la mente. Y eso, tanto en relación con las manifestaciones sintomáticas de las
enfermedades como con su tratamiento. La meditación de consciencia plena no es más
que una herramienta entre otras. Lo esencial es conseguir relajar el sistema nervioso para
reducir el impacto del exceso de estrés, y para regular los flujos emocionales, a fin de
reprogramar los elementos neuro orgánicos capaces de perturbar nuestra vida tanto
psíquica como corporal.
22
UNA AVENTURA HUMANA FUERA DE LO COMÚN
Antes de volver al tema central que nos preocupa a todos y todas aquí, la pérdida
duradera de peso, querría contarle una historia muy sorprendente, casi increíble, pero que
convertirá en realmente viva y humana esta presentación de las neurociencias aplicadas.
Phakyab Rinpoché es un monje tibetano formado junto a los más grandes sabios, y cerca
del Dalai Lama.21 Pasó varios meses en las cárceles chinas donde sufrió, como muchos
otros antes que él, torturas inimaginables. Tras conseguir salir milagrosamente del Tíbet
y llegar al norte de la India, fue enviado a Estados Unidos para organizar cursos y
difundir la enseñanza de la cultura tibetana. Pero cuando logró llegar a tierras
norteamericanas, su estado de salud era muy inquietante. Fue por tanto hospitalizado
inmediatamente en Nueva York, en una unidad especial dedicada a personas que habían
sido torturadas. Los médicos le diagnosticaron una tuberculosis ósea que había afectado
la columna vertebral22 y un principio de gangrena en el pie derecho, cuyos huesos en su
mayoría habían sido triturados por las torturas. Después de haber intentado diversos
tratamientos antibióticos sin resultado, llegó el mazazo: todos los médicos estaban de
acuerdo en recomendarle la amputación de la pierna por debajo de la rodilla y la
colocación permanente y definitiva de un corsé.
El monje dudó durante mucho tiempo. Los médicos insistían, advirtiéndole de que
el mal solo podía empeorar y que, si esperaba demasiado, habría que amputar a la altura
de la cadera. Sin embargo, una vocecita interior le decía que no aceptara. Entonces pidió
opinión al Dalai lama, que le contestó simplemente: «¿Por qué buscas la curación fuera
de ti? Posees en ti la sabiduría que cura y, una vez curado, enseñarás al mundo cómo
curar». Phakyab Rinpoché abandonó el hospital, suspendió los tratamientos y organizó
su propio programa de meditación basado en los conocimientos que había acumulado
durante su formación en la India y en el Tíbet. Durante meses, meditó largamente cada
día, siguiendo protocolos muy antiguos y de una gran precisión reservados a los
iniciados. Su estado mejoró muy gradualmente. Su gangrena y su tuberculosis
remitieron. La articulación de su tobillo, totalmente destruida por la necrosis celular,
empezó enseguida a «brotar», lo cual es increíble desde el punto de vista de la medicina
occidental. Hoy en día, el monje está totalmente curado y lleva una vida normal. Si bien
la reconstrucción de su tobillo no ha generado una articulación idéntica a la original,
puede andar como todo el mundo.
Esta extraordinaria historia no tiene nada de cuento. Los médicos hospitalarios
norteamericanos entregaron informes regulares que certificaban y documentos médicos
que apoyaban (radiografías y exámenes biológicos) la increíble curación de Phakyab
Rinpoché. Es verdad que todo el mundo no puede esperar ese tipo de resultados. ¡Y yo
no le propondré que se convierta en un monje tibetano para perder los kilos que le
sobran! Pero este caso demuestra hasta qué punto nuestro cerebro (vía nuestros estados
23
mentales y emocionales) es capaz de actuar poderosamente sobre nuestro cuerpo,
transformarlo y regenerarlo.
24
LOS CINCO FACTORES QUE RIGEN LA VIDA Y… ¡LA PÉRDIDA DE PESO!
Hasta la fecha las neurociencias han demostrado claramente las constantes interacciones
entre nuestro funcionamiento biológico, nuestro sistema nervioso y nuestro cerebro. Y
eso en todos los ámbitos de nuestro metabolismo, incluido el aumento y la pérdida de
peso. Esta constatación lleva a enunciar la «regla fundamental de la delgadez», esa que
guiará todo este libro y a establecer la base de eficacia de su programa de pérdida de
peso: usted solo puede adelgazar de forma duradera y respetando su salud si colabora
con «el espacio metabólico» de su cerebro, a fin de que este pueda aceptar (a nivel
neurobiológico) su pérdida de peso y posteriormente decidir ponerla en práctica.
Repito: todos los regímenes (desde los más serios a los más descabellados, y
desgraciadamente, a los más peligrosos) que quieren imponer la delgadez a su
organismo antes de haberla «inscrito» en el espacio de delgadez asignado en el cerebro
están destinados al fracaso. Y lo que es peor: imponen a su cuerpo y a su mente un
«sobre estrés» de vigilancia permanente, de frustración, además de culpabilidad y de
duda cuando usted se «rinde». Este círculo infernal puede incluso generar, a corto y
medio plazo, un estado de fatiga crónica física y psíquica, llegando a veces a la
subdepresión (depresión leve). ¡Comprenderá que el reto es importante! Sobrepasa
ampliamente su deseo de adelgazar. Concierne a su calidad de vida en todo su conjunto.
Recuerde: todo sucede como si un determinado esquema corporal y ponderal
estuviera «inscrito» en su cerebro, como si el «peso ideal» registrado fuera erróneo. Para
perder peso de manera eficaz y duradera, primero hay que «desprogramar» este esquema
y reequilibrarlo. Y esto solo se puede hacer si usted actúa, simultáneamente, sobre
diversos factores de su ámbito gracias a herramientas de adelgazamiento útiles
perfectamente adaptadas, escogidas en función de su eficacia y sobre todo de su sinergia.
Como decía el filósofo griego Aristóteles: «El todo es más que la suma de las partes».23
Una forma de aludir al efecto sinérgico mucho antes de que esta idea tuviera un nombre
oficial.
¿De qué herramientas de salud cotidianas se trata? Para entenderlo, hay que volver
a esta noción esencial de las neurociencias aplicadas, mencionada ya al principio de este
libro. Recuerden los «cinco factores del ser vivo»: todo lo que está vivo y es humano en
esta tierra, hasta la más pequeña de las células,
1. se nutre,
2. respira,
3. elimina sus desechos y se protege,
4. piensa y
5. experimenta emociones.
25
Esta «carta de las neurociencias aplicadas» fue desarrollada por mi grupo de
colaboradores (Estados Unidos, Japón, España, Francia). Juntos establecimos que cada
célula se alimenta ingiriendo los nutrientes acarreados por la sangre y proporcionados
por la alimentación. Ella respira absorbiendo el oxígeno que le es aportado por la misma
vía. Seguidamente se desprende de sus desechos (gas carbónico, residuos metabólicos…)
Hasta ahí, todo muy comprensible. A estas tres dimensiones, conviene sin embargo
añadir otras dos, fundamentales. Las células dialogan sin cesar entre ellas a través de
intercambios nerviosos y hormonales (es el equivalente al pensamiento). En resumen,
reciben el impacto de nuestras emociones, las cuales les influyen por medio de una red
muy abundante de conexiones y de comunicación entre los grupos de neuronas (véanse
las explicaciones en el capítulo 2).
26
UN NUEVO ENFOQUE DE LA NUTRICIÓN
El programa que yo le propongo asocia pues cinco herramientas para la delgadez
complementarias y sinérgicas, dentro de un marco global de psico-neuro-nutrición. La
alimentación tiene su papel, sin duda, porque es imposible adelgazar sin reequilibrar al
mismo tiempo la manera de nutrirse (los consejos alimenticios van en primer lugar
dirigidos a una alimentación saludable, y no a un régimen restrictivo fuente de
frustración y de sobre estrés). ¡Pero el programa no se limita a eso, ni mucho menos!
Pequeños ejercicios de respiración, de eliminación de toxinas, de relajación antiestrés, de
reprogramación del esquema corporal y de gestión de las turbulencias psíquicas,
preceden y complementan el programa alimenticio. Dado que antes de pensar en comer
mejor, primero, necesariamente, hay que «preparar el cerebro» para la pérdida de peso.
De lo contrario todos los esfuerzos alimenticios estarán abocados al fracaso.
Ha llegado la hora de entrar en el detalle y en la práctica de este nuevo enfoque del
sobrepeso y de la delgadez: la psico-neuro-nutrición al servicio de su nueva silueta, pero
también de su nuevo bienestar y de su nueva vitalidad.
• Es un individuo global (cuerpo, pensamientos y emociones) quien aumenta de peso. Es este mismo
individuo global el que hay que tener en cuenta cuando se quiere adelgazar.
• Las neurociencias se sitúan en la confluencia de numerosas especialidades médicas, que se aúnan en un
enfoque global de la salud.
• Utilizan herramientas de observación muy sofisticadas para visualizar in situ y en tiempo real, el
funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso, sobre todo en las situaciones de estrés y de tensión
psicológica.
• Han permitido comprender mejor los vínculos cuerpo/mente, y elaborar herramientas prácticas capaces
de mejorar el bienestar psíquico y psicoemocional. La delgadez forma parte de ello.
• Las neurociencias aplicadas invitan a cada uno a convertirse de lleno en «actor de su curación». Y, por
tanto, de su salud y de su pérdida de peso.
• Todo ser vivo y humano, desde la más pequeña célula al organismo más complejo, respira, se nutre,
evacúa sus desechos, piensa y experimenta emociones. Estos son los «cinco factores del ser vivo».
• El aumento de peso implica un desequilibrio de estos cinco factores complementarios y sinérgicos. Para
perder kilos superfluos, hay que actuar sobre estos cinco niveles al mismo tiempo.
• Este nuevo método «neuro-adelgazante» propone cinco herramientas prácticas, que permiten reequilibrar
estos cinco factores.
• La alimentación forma parte de ello, pero no constituye más que una quinta parte del enfoque. Recupera
un lugar más justo en el dispositivo de pérdida de peso.
• Las tres reglas de oro de las neurociencias aplicadas a la pérdida de peso: primero, el sobrepeso crónico
no concierne directamente a los desequilibrios de nuestra alimentación, sino a los de nuestras
neurohormonas. Segundo, es la sinergia de estas cinco herramientas adelgazantes lo que dará resultado,
allí donde la alimentación sola fracasa desde hace décadas. Finalmente, para conseguir una delgadez
duradera, cada uno debe convertirse de lleno en «actor de su adelgazamiento».
27
28
2
PSICO-NEURO-NUTRICIÓN:
LA CLAVE DE UNA DELGADEZ
SALUDABLE DURADERA
«Cuando una emoción es demasiado pesada de digerir, la mente busca la ayuda del cuerpo: ¡esto se llama
kilos de más!».
«El sobrepeso no es la consecuencia de un consumo excesivo de alimentos. Este consumo excesivo de
alimentos es la consecuencia de la verdadera causa del sobrepeso: el desequilibrio psico-neuro-metabólico».
Todos aquellos (y aquellas) que han intentado ya perder peso —y son muy numerosos,
lo sé— saben hasta qué punto puede resultar difícil, frustrante, estresante, agotador,
física y a menudo moralmente. Hay que hacer esfuerzos constantes, pasar momentos de
depresión y de desánimo que en muchos casos llevan a «rendirse» y saltarse las estrictas
normas que uno se ha impuesto. De ello se deriva con frecuencia una culpabilidad que
no arregla en absoluto las cosas. Uno se fustiga. Se recrimina su falta de voluntad. Trata
de recuperar otra vez la motivación y renueva sus esfuerzos. Oscila así durante un
tiempo más o menos largo, a menudo en un estado de estrés latente en el que se instalan
tanto los esfuerzos y las privaciones como las carencias nutricionales: alimentación
demasiado escasa en los regímenes hipocalóricos, falta de fibra y de micronutrientes en
los regímenes hiperproteicos, etc.
Y en el momento en el que se consigue por fin el peso deseado (si es que se
consigue), ¡plof! Todo se hunde. Porque los kilos vuelven de forma subrepticia,
insidiosa, a veces incluso hasta superar la cantidad que se había perdido. Es el famoso
efecto yoyó, sobre el que ya se ha escrito mucho sin que los nutricionistas hayan
conseguido nunca un consenso, ni siquiera un principio de solución. Es que, hasta la
fecha, los programas adelgazantes se centraban únicamente en la alimentación. Un
«precepto delgadez» se impuso desde mediados del siglo XX, hasta el punto de
convertirse en una norma ineludible para todos los programas de pérdida de peso:
29
han dado pruebas claras de su ineficacia a largo plazo. Hoy sabemos, gracias a las
neurociencias, que la realidad es mucho más compleja e implica la intervención de otros
factores desatendidos durante mucho tiempo, e incluso olvidados. Lo repito: es un ser
completo quien acumula peso. Para perder estos kilos superfluos, habrá que tener en
cuenta todas las dimensiones de su personalidad neuro-psico-metabólica. Por eso le
propongo hoy un programa que, no solo no está totalmente centrado en la alimentación,
sino que incluso la coloca en segundo plano. Y, sin embargo, este programa es
extremadamente eficaz. Responde a todos los «bloqueos del adelgazamiento», a todas
las «desesperaciones del adelgazamiento» e, incluso, a la «maldita celulitis».24
Se acabaron las frustraciones, las pulsiones, las «rendiciones», el desánimo, la
culpabilidad… Recuerde los cinco factores del ser vivo: sus células se nutren, respiran,
eliminan sus desechos, «piensan», y «experimentan emociones». Empezará por
reequilibrar los factores no alimenticios, sin preocuparse de su forma de comer. Luego
únicamente, cuando haya reprogramado su cerebro, integrará en su cotidianidad
algunos consejos nutricionales sencillos. Y su organismo reaccionará por igual a este
ligero ajuste alimenticio, beneficioso para su salud antes incluso de serlo para su silueta.
Pero no vayamos tan rápido…
30
EL LABORIOSO CAMINO DE UN DESCUBRIMIENTO
Fue durante mi primera estancia en Estados Unidos en la década de 1980, cuando
descubrí el territorio vasto y prometedor de las neurociencias aplicadas. Sobre todo, a
través de una primera constatación revolucionaria para la época: la manera de comer y
cómo el cuerpo utiliza los alimentos está estrechamente ligada a nuestro sistema
nervioso. No se puede disociar la nutrición de la neurobiología. Lo cual condujo a
algunos investigadores a establecer las bases de la neuro nutrición.
Todo ello empezó con el (re) descubrimiento de un «segundo cerebro» en nuestro
tubo digestivo. Después del cerebro encefálico (alojado en nuestra cavidad craneal), es
en el tubo digestivo donde se sitúa la mayor concentración de neuronas, parecidas desde
todo punto de vista a las que forman nuestro «cerebro de arriba». Nuestras paredes
digestivas (sobre todo intestinales) contienen aproximadamente doscientos millones de
neuronas (¡algunos investigadores hablan de una cifra cercana a los quinientos
millones!). Esto es, cinco veces más que nuestro corazón, que posee, también, su
«pequeño cerebro». Tanto como en la cavidad craneal de un animal doméstico pequeño,
perro o gato.
Estas neuronas contribuyen a la secreción de las enzimas digestivas y a la
modulación del apetito, ya que producen neurohormonas que intervienen en el
dispositivo de la saciedad: son ellas las que le dicen a nuestro cerebro que hemos comido
suficiente para cubrir nuestras necesidades energéticas. Estas células nerviosas
intervienen también en el desarrollo de la digestión (un proceso muy complejo).
También están implicadas en la asimilación de los nutrientes que el cuerpo ha extraído
de los alimentos ingeridos. No es por tanto sorprendente que el estrés, la tensión
nerviosa, la ansiedad y las emociones perturbadoras tengan un impacto directo y muy
importante en el apetito, la digestión y la asimilación de los alimentos (acumulación y
pérdida). Y por eso mismo, en todos los mecanismos de aumento y pérdida de peso.
31
UNA NUEVA VISIÓN DE NUESTRAS HORMONAS
Este descubrimiento también puso en evidencia el papel central de una sustancia esencial
de nuestro dispositivo nutricional: la insulina. Desde hace mucho tiempo sabemos que
esta hormona, producida por el páncreas, es ante todo la encargada de mantener nuestro
nivel de azúcar sanguíneo en una horquilla estable. Este primer punto merece ya algunos
comentarios.
Muchos alimentos contienen glúcidos, tengan o no sabor azucarado: frutas,
verduras, cereales, legumbres, dulces, pasteles… Durante la digestión, estos glúcidos son
«quebrados» y transformados para quedar reducidos a unidades más simples: moléculas
de glucosa. Estas pasan seguidamente a la sangre, que las conduce hasta las células y
constituyen su principal carburante. Las células se sirven de eso, y después el excedente
(si hay excedente) se encamina hacia el hígado que almacenará una parte en forma de
reserva rápidamente disponible: el glicógeno. Y si todavía hay, la insulina continua su
trabajo estimulando el hígado para que transforme estos azúcares en moléculas más
fáciles de transportar: los triglicéridos (grasas circulantes). Seguidamente, favorece su
almacenaje en nuestras células grasas (los adipocitos).
Es más: la insulina es capaz de «forzar» este almacenaje incluso cuando las células
grasas ya están llenas. Los investigadores hablan de «exceso adipocitario». En resumen,
tendrá tendencia a oponerse a la pérdida de grasas, incluso cuando al organismo le falte
energía y tenga necesidad de recurrir a sus reservas. Esta es una de las claves del primer
«obstáculo ante la delgadez» que se tratará de saltar. Además, ella está en el origen de
las «falsas hambres»: cuando la insulina hace bajar el nivel de azúcar en la sangre,
generalmente lo hace «un poco demasiado», sobre todo si los picoteos intempestivos se
repiten. Se produce una «hipoglucemia reactiva»: el cuerpo envía un mensaje
notificándole el orden de comer otra vez para compensar esta falta de azúcar aparente (es
el mecanismo de las «falsas hambres» que volveremos a ver más adelante).
Esta es la razón por la que la insulina es calificada a menudo como «directora de
orquesta de los azúcares y de las grasas». Se trata de una hormona triplemente
anabólica:25 hace penetrar la glucosa en las células, favorece el almacenaje de
triglicéridos en los adipocitos, y frena su pérdida. Esta hormona esencial para nuestra
supervivencia está por tanto enormemente implicada en el aumento y la pérdida de peso.
Los investigadores en nutrición y endocrinología conocen desde hace mucho
tiempo este papel fundamental de la insulina. Lo que las neurociencias han permitido
actualizar es que nuestras neurohormonas influyen directamente sobre esta insulina. El
estrés, los pensamientos obsesivos, la tensión nerviosa, las emociones mal gestionadas
modulan (y, por eso mismo, pueden perturbar) el impacto de la insulina sobre el
organismo vía nuestras secreciones cerebrales. Por el contrario, la insulina ha
demostrado tener un papel moderador entre dos parejas de neurohormonas esenciales
para el equilibrio psicoemocional: por un lado, las de la relajación, del buen ánimo y de
32
la vida en sociedad (serotonina y dopamina); por otro las del estrés, de la tensión
nerviosa y del malestar (adrenalina y cortisol). Una vez más, la dimensión biológica pura
(la gestión de los azúcares y de las grasas) confluye con la dimensión psicoemocional (la
estabilidad de nuestro humor).
Este ir y venir permanente entre lo que pasa en nuestra cabeza y lo que se desarrolla
en nuestro cuerpo (particularmente en nuestro sistema digestivo) juega un papel clave en
el aumento y la pérdida de peso. Por eso, desde hace décadas, los programas de
adelgazamiento serios integran cada vez más a menudo ejercicios de gestión del estrés.
Es un primer paso, ya que resulta muy difícil llevar a buen término un régimen, o incluso
adoptar un programa de higiene alimentaria, sin trabajar sobre el propio estrés. Pero eso
no bastaba para una delgadez duradera y respetuosa con su salud. Ahora descubrirá por
qué.
33
DE LA NEURO-NUTRICIÓN A LA PSICO-NEURO-NUTRICIÓN
Estas primeras tomas de consciencia científicas permitieron pasar de la nutrición a la
neuro-nutrición. Pero los investigadores de las neurociencias no se detuvieron ahí.
Diversos equipos hospitalarios reunidos en departamentos (neurobiólogos, neuro
psicólogos, psiquiatras, endocrinólogos…), llevados por una motivación común,
siguieron profundizando en su interés por un terreno hasta ese momento totalmente
virtual y que parecía demasiado subjetivo para ser científico: el de los pensamientos y las
emociones.
Recuerde: gracias a las herramientas de investigación de las neurociencias, fue
posible «visualizarlas» en directo, observar las distintas zonas del cerebro implicadas en
los procesos de pensamiento, las reacciones emocionales o los ataques de ansiedad…;
gracias a los análisis cuantitativos de los flujos de neurohormonas y al diagnóstico por la
imagen, hoy en día podemos «trazar» la forma en que nuestros estados mentales y
emocionales se inscriben en nuestro cerebro, antes de aparecer en la realidad de nuestro
cuerpo (recuerde el ejemplo de las úlceras gástricas o de las enfermedades cardíacas).
Pensamientos y emociones no son más que fenómenos que atañen exclusivamente a lo
íntimo. Se han convertido en observables lo mismo que su impacto sobre nuestros
equilibrios corporales, empezando por el peso.
Es así como hemos pasado progresivamente de la neuro-nutrición a la psico-neuro-
nutrición, siguiendo el camino trazado por la «carta de las neurociencias» que identifica
los cinco factores del ser vivo (que a estas alturas ya le resultan familiares).
34
Estos cincos factores son indisociables. O mejor, deberían serlo, porque cuando
olvidamos algunos, los otros pierden gran parte de su coordinación biológica. Imagine
un puente que reposa sobre cinco pilares. Si uno de ellos se derrumba, el puente sigue
aguantando. Pero cada vez que un vehículo se adentra en él, la presión que se ejerce se
desequilibra y lo debilita poco a poco. Si hay dos pilares afectados, el puente se vuelve
claramente inestable. Y si faltan tres, el puente se derrumba. Y los mismo pasa con estos
cinco polos. La respiración, la nutrición, la eliminación de los desechos, la gestión de los
pensamientos y el control de las emociones son igualmente importantes para nuestra
salud y, por tanto, para el equilibrio de nuestro peso. Conclusión: para perder los kilos
superfluos, hay que actuar simultáneamente sobre esos cinco factores de cara a
restablecer el equilibrio cuya ruptura ha provocado el aumento de peso. Esto es la psico-
neuro-nutrición: un método que devuelve a la alimentación a su lugar apropiado en los
procesos alternos de aumento y pérdida de peso.
35
PENSAMIENTOS Y EMOCIONES «CELULARES»
Cuando se dice que una célula se nutre, respira y elimina sus desechos, a nadie le cuesta
imaginar lo que eso representa. Es verdad que no tiene boca para ingerir los alimentos, ni
nariz para absorber el aire, pero podemos imaginar fácilmente cómo funciona eso.
Nuestras células están inmersas en un entorno llamado «líquido intersticial». Es allí
donde obtienen los nutrientes que han sido enviados por la sangre (azúcar, pero también
ácidos grasos, aminoácidos, vitaminas, oligoelementos…). Este líquido conduce también
el oxígeno obtenido por la respiración, así como sustancias indispensables para la vida
celular. El líquido intersticial es una especie de supermercado donde las células hacen
sus compras.
El metabolismo celular genera numerosos desechos: gas carbónico, urea, ácido
úrico… que son asimismo esparcidos por las células en el líquido intersticial.
Seguidamente son eliminados ya sea por el sistema sanguíneo, o por la linfa, un líquido
que circula por canales específicos, paralelos al sistema sanguíneo. La linfa circula de
abajo arriba del cuerpo. Cuando llega a la altura de la clavícula, se esparce por la sangre.
Seguidamente, los desechos son transportados por vía sanguínea hacia el hígado que
transforma lo que puede. El resto es conducido hasta los riñones que lo eliminan con la
orina. Esta presentación, muy esquemática, permite entender de manera simple cómo
nuestras células se nutren, respiran y eliminan sus desechos, siempre con la colaboración
del sistema cardiovascular. Estas funciones implican directamente el modo en que nos
alimentamos, respiramos y también cuidamos de nuestros órganos de eliminación.
Sin embargo, cuando abordamos la idea según la cual una célula podría «pensar y
experimentar emociones», la realidad parece más confusa. ¿Cómo una simple célula
conseguiría elaborar pensamientos, sentir tristeza o ira? Para entenderlo, hay que
cambiar nuestro punto de vista. Una célula está efectivamente desprovista de cerebro, de
órganos sensoriales, de aptitud para el lenguaje o de memoria emocional, pero está
estrechamente conectada con las células que la rodean, intercambia con ellas mensajes
incesantes y modula su actividad en función de estas informaciones.
Cada una de los cien mil millones de células que constituyen un cuerpo humano
está conectada al sistema neuro cerebral, ya sea directamente por una conexión nerviosa
o, indirectamente, a través de la actuación de los mensajes hormonales. Estos circulan
por el sistema sanguíneo, al cual están conectadas todas las células ya que ese es el
líquido vital que les proporciona el oxígeno y los nutrientes que necesitan para vivir.
Ellas reciben pues, inevitablemente, los mensajes de las hormonas producidos por orden
del cerebro y del sistema nervioso. Y las moléculas de esas hormonas constituyen un
verdadero alfabeto, que da vida a un lenguaje biológico que las células comprenden y
que modula un número impresionante de estos mensajes. Las células responden
ajustando su funcionamiento a las órdenes que reciben.
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Así, todas las células se comunican entre sí y están en contacto con el cerebro. El
conjunto forma una especie de «discusión molecular» que permite a nuestra arquitectura
celular comunicarse permanentemente (el pensamiento) y modular sus innumerables
interrelaciones (las emociones). Por otra parte, actualmente se habla cada vez más de
«perfil hormonal» y también de «personalidad inmunitaria».
37
EL IMPACTO DEL ESTRÉS EN EL METABOLISMO
En el origen de nuestros trastornos nerviosos y psicoemocionales siempre hay un factor
del que se habla mucho, a menudo sin saber lo que el término define: el estrés. ¡Seamos
claros, el estrés no es un enemigo total! A menos que sea demasiado brutal, intenso y
frecuente. Gracias a él actuamos, nos inventamos, creamos… Mientras nuestro nivel de
estrés permanezca dentro de los límites de lo razonable, nos incita a manifestar nuestras
cualidades y a veces a dar lo mejor de nosotros mismos, más allá de nuestros bloqueos
íntimos. ¡Por desgracia, hoy en día adquiere con frecuencia tales proporciones que
nuestro organismo queda «confundido», desestabilizado, desprogramado! Es el exceso
de estrés crónico lo que conduce a enfermedades del estrés: ¡Agotamiento, depresión… y
sobrepeso!
El estrés es una respuesta neuro hormonal del organismo frente a una presión, un
miedo, una agresión, una contrariedad intensa… Es un conjunto de reacciones que
permite al cuerpo aumentar su actuación global (de lucha o de huida). Imagine una
persona que está ante un toro que la ataca (¡sobre todo si va vestida de rojo!). Solo tiene
dos soluciones: enfrentarse al animal o huir. Si bien la primera opción no es realista, la
segunda puede suponer la salvación. Pero será necesario que esa persona decida eso en
una fracción de segundo y que corra muy aprisa. Podrá hacerlo gracias a una hormona,
segregada tras la emoción brutal que acaba de experimentar: la adrenalina.
Esta hormona aumentará la presión sanguínea en las venas, acelerará el ritmo
cardíaco e intensificará los intercambios respiratorios incrementando la ventilación.
Gracias a ella, la sangre fluye por los músculos y el cerebro. Paralelamente, la adrenalina
modifica la actuación de la insulina (que se ocupa de las reservas metabólicas)
provocando una liberación de azúcares a fin de aprovisionar de energía a las células. El
problema es que una vez que nuestro fugitivo esté a salvo, otra hormona, el cortisol,
vendrá a «reparar» los efectos nocivos de este esfuerzo intenso, sobre todo facilitando la
reconstitución de las reservas (es el contragolpe: cansancio, calambres en las piernas…).
Este equipamiento hormono-metabólico y neuromuscular no ha cambiado desde
hace decenas de milenios. Si bien estaba perfectamente adaptado a la vida de nuestros
antepasados lejanos, que debían enfrentarse a mamuts que les perseguían o proteger su
cueva contra el ataque de tigres con fauces de sable, ya no está en total consonancia con
nuestra vida actual. Actualmente, apenas tenemos ocasión de encontrarnos con un toro
furioso en un prado. La mayor parte del tiempo, estamos sometidos simplemente a
«pequeños estrés» solapados, repetidos, insidiosos, para los cuales ni la lucha ni la huida
son una solución válida para nuestro sistema nervioso. De modo que, cotidianamente,
sufrimos centenares de pequeñas descargas de adrenalina inútiles. Al final del día,
nuestro cuerpo ha producido mucha más adrenalina que si nos hubiéramos enfrentado a
un pavor auténtico.
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El problema viene del hecho de que esta producción repetida acaba por «irritar» al
organismo y, especialmente, a nuestras glándulas endocrinas: las suprarrenales que
fabrican el cortisol, y la médula suprarrenal que segrega la adrenalina. Su
funcionamiento se desarregla progresivamente. Lo mismo pasa con el páncreas, que se
ve obligado a producir ante cada estrés un poco de insulina para estabilizar los aportes de
azúcar en la sangre, provocando como reacción pequeñas hipoglucemias. Ahora bien,
respecto al cerebro, estas modificaciones incesantes del nivel de azúcar sanguíneo
suponen un «sufrimiento», sobre todo durante las fases de hipoglucemia. Este reacciona
entonces en modo urgencia (emergency mode): bloquea las hormonas de la satisfacción y
del placer (serotonina y dopamina), y estimula la adrenalina y luego la insulina que
genera progresivamente falsas hambres debidas al estrés. Así, nosotros consumimos de
forma incontenible alimentos que nuestro cuerpo no necesita. Nuestra «codificación
cerebral» de ingesta alimenticia está primero alterada y luego distorsionada. Y eso,
ningún régimen puede reprogramarlo.
Hace varias decenas de miles de años, este mecanismo era útil porque el alimento
rara vez estaba al alcance de la mano. Había que ir de caza para satisfacer esa necesidad,
y el cazador debía movilizar en cada ocasión todos sus recursos físicos y mentales. Pero
hoy en día, nos basta con ir a la cocina y abrir la puerta de la nevera. Demostrando, una
vez más, que el dispositivo ancestral no está adaptado a nuestra vida actual.
Último efecto perverso del estrés. La repetición de pequeños estreses y la oleada de
reacciones neurobiológicas que estos provocan acaban perturbando el equilibro entre las
dos parejas de hormonas principales: cortisol y adrenalina por un lado (las hormonas de
la acción), dopamina y serotonina del otro (las hormonas de la relajación y el placer).
Progresivamente, las primeras prevalecen sobre las segundas, provocando un círculo
vicioso de tensión nerviosa permanente. La serotonina y la dopamina son cada vez
menos eficaces. Nos sentimos menos en forma, el ánimo queda rápidamente afectado, la
paciencia disminuye, lo mismo que la atención y la concentración… Además, serotonina
y dopamina están estrechamente implicadas en el control del hambre y de la saciedad.
Cuando pierden su eficacia (regulación de los flujos) en detrimento de la adrenalina y el
cortisol, acabamos por no percibir los mensajes que nos envía nuestro cuerpo y comemos
siempre demasiado sin darnos cuenta realmente. Este nuevo error de codificación
aumenta aún más la sensación de falsa hambre. Las pulsiones que nos empujan a comer
ya no son la manifestación de una necesidad real de nuestro cuerpo, sino una reacción
errónea del organismo ante un desequilibrio de nuestra programación hormonal.
De modo que, no acumulamos esos kilos superfluos porque comamos demasiado,
sino por nuestras condiciones de vida estresantes, que nos empujan a ingerir a menudo
de forma fraccionada y repetida (las falsas hambres), y por tanto difícilmente
controlable. Esta es la razón por la que hay que ocuparse primero de este estrés
perturbador, de los pensamientos irritantes que provoca y de las emociones negativas
que lo acompañan, de cara a gestionarlo mejor antes de pensar en una regulación
39
alimentaria (o peor aún, en un régimen restrictivo). Ya que mientras esta dimensión no
se haya reequilibrado, todos los esfuerzos que se pueda hacer para supervisar su
alimentación chocan con órdenes contrarias que da el cerebro para hacer frente a esta
situación que le perturba, le agrede y luego le trastorna.
40
CREAR NUESTRO «CEREBRO SOCIO»
Es necesario que usted integre totalmente este elemento sorprendente pero esencial: ¡si le
cuesta adelgazar, es porque su cerebro está de acuerdo con su sobrepeso! En caso
contrario, este «general en jefe», eficaz y reactivo, pondría en marcha todos los medios
de los que dispone para liberarle de los kilos superfluos. Puesto que él sabe, cuando eso
le parece necesario, ordenar una disminución de ingestas alimenticias o un aumento de
reservas energéticas de base, por medio especialmente de las hormonas cuya producción
gestiona (sobre todo las hormonas neuro metabólicas y tiroidinas). Si no lo hace, es
porque no siente la necesidad. Peor aún: percibe los esfuerzos que usted hace para
adelgazar como una agresión contra la cual debe defenderse. Y nadie puede ganar esa
batalla, puesto que las opciones vitales son contrarias al instinto de supervivencia. Trate
de retener estas nociones fundamentales, puesto que ellas le permitirán penetrar en un
nuevo espacio delgadez donde podrá saltar a la vez los cinco obstáculos que entorpecen
su peso ideal, y su delgadez saludable y duradera.
41
De modo que su sobrepeso está siempre asociado a una «autorización» de un
cerebro, que se siente en equilibrio con esos kilos que usted desearía perder con tanto
afán. Por lo tanto, cada vez que empieza un régimen, choca frontalmente con su cerebro,
con sus convicciones distorsionadas y con su instinto de supervivencia. Y ante cada uno
de sus esfuerzos él se resiste. ¡Y en esta pelea encarnizada, siempre acaba ganando él! Es
ilusorio iniciar un conflicto con su cerebro. La única solución es por tanto convertirle en
un socio y no en un adversario. Y para conseguirlo, todos los esfuerzos y todos los trucos
alimenticios del mundo nunca bastarán. Usted no podrá conseguir una victoria duradera
mientras siga oponiéndose a las intenciones de su cerebro, limitándose a modificar su
alimentación.
Afortunadamente, existe una solución muy real que permite cambiar las cosas: si
bien, en la inmensa mayoría de los casos, el cerebro se siente en equilibrio con el
sobrepeso, nunca lo está con el exceso de estrés, los pensamientos negativos y las
emociones mal gestionadas. Y son estos elementos lo que le han incitado a poner en
marcha los procesos encaminados a la acumulación de peso vía la distorsión de los
códigos neurohormonales. Pero nada está perdido, ya que basta con reprogramar poco a
poco estos mecanismos para que el cerebro ponga en marcha, por sí mismo, la pérdida
progresiva de kilos. Convirtiéndose de este modo en el socio en la delgadez que usted
tanto esperaba. Con la ayuda, naturalmente, de un ligero reencuadre alimenticio que no
será un régimen restrictivo en absoluto. Se tratará solo de adoptar una «alimentación
saludable», sin prohibir ningún alimento natural.
Último punto importante: en esta concepción del adelgazamiento, no hay lugar para
la culpabilidad debida a una supuesta falta de voluntad. Cuando vemos el equilibrio
cerebro-cuerpo bajo este ángulo, percibimos que las «caídas» que uno se reprocha
amargamente cuando hace un régimen estricto son en realidad un síntoma de «buena
salud» cerebral. El cerebro apoya lo que él considera «adecuado» (por tanto, bien
programado) y nos empuja a infringir las normas alimenticias que nosotros nos hemos
impuesto. Lo hace «de buena fe» para mantener a distancia el peligro que representa para
él la pérdida de esos kilos que hasta ese momento ha aceptado. De manera que genera
ansias brutales, pulsiones alimenticias, con el objetivo de preservar su supervivencia, o,
al menos, lo que él considera como tal. Y si bien unas pocas personas consiguen
«aguantar», es a costa de esfuerzos que acaban «rompiendo» las barreras psicológicas,
provocando finalmente problemas graves de comportamiento alimenticio como la
ortorexia, e incluso la tristemente famosa pareja anorexia/bulimia. En estos casos
extremos, la codificación neuro psíquica prevalece sobre la codificación alimenticia, y la
ingesta de alimentos se convierte en un simple síntoma de un trastorno neuro psíquico.
42
SUFRIMIENTO Y COMPENSACIÓN: UN CÍRCULO VICIOSO
Las emociones y los alimentos mantienen relaciones muy estrechas. Desde que llega al
mundo, el lactante está completamente preocupado por su tubo digestivo. Es a través de
este como experimenta sus primeros sufrimientos (el hambre) y sus primeras
satisfacciones (la saciedad). Muy rápidamente, todas sus emociones (el miedo de estar
solo, la ausencia de su madre…) se mezclan con la sensación de «estómago vacío». Y el
pecho o el biberón calman a la vez su hambre y su angustia emocional.
Este arraigo muy precoz vincula para siempre la nutrición a la pareja
«insatisfacción/placer» de la primera infancia, la cual se transforma progresivamente en
un dúo «castigo/recompensa». En la edad adulta, el estrés, los pensamientos
inadecuados, las emociones perturbadoras siguen teniendo una especial repercusión en la
alimentación. En esos momentos de desequilibrio (de insatisfacción) psicoemocional, el
cerebro sigue funcionando en este modo arcaico, muy profundamente enraizado en
nosotros. Así, nos empuja a encontrar una forma de compensación (placer) en los
alimentos.
No hay camino fácil. No existen (o apenas) los ríos largos y tranquilos. Todo
recorrido está jalonado de dificultades, de decepciones, de cicatrices de la infancia, de
estrés ambiental y relacional… Cada uno de nosotros sufre tensiones, incluso si tiene la
sensación de superarlas sin problemas. ¿Quién puede presumir de no haber tenido nunca
problemas en el trabajo, con la pareja, con sus padres o sus hijos? Nadie vive en un
entorno personal totalmente exento de problemas psicoemocionales, ya sean dificultades
presentes o antiguas heridas más o menos cicatrizadas.
El problema viene del hecho de que, muy a menudo, no proporcionamos a nuestro
cerebro los elementos clave que necesita para evitar los desequilibrios provocados por
estos «zarpazos» de la vida. Las «marcas de infidelidad» se acumulan. Sin embargo,
todos nosotros tenemos un límite de resistencia particular ante este tipo de problema.
Demasiado estrés, emociones negativas repetidas, acaban por destrozar nuestro límite.
Nuestro cerebro reacciona entonces con los medios más accesibles que tiene. El primero
sería buscar una compensación en los alimentos que le han servido de refugio desde el
principio de su existencia. Esta es la razón que nos empuja a «comer demasiado», no
porque nuestro metabolismo lo necesite, sino porque busca de este modo recuperar la
armonía, a su manera, de los factores desequilibrados.
Podríamos pensar que es muy complicado sumergirse tan al fondo de uno mismo,
en capas tan antiguas de nuestra psique, para desprogramar estos esquemas de sosiego y
de recompensa. ¡En absoluto! No se trata de ir a remover los motivos profundos de estos
desequilibrios, como hace el psicoanálisis o las diferentes psicoterapias analíticas. Sepa
que existen métodos sencillos, increíblemente sencillos, para reequilibrar el cerebro a fin
de que salga de este círculo vicioso.
43
En lugar de decirse: «Me sobran unos kilos y sufro», los candidatos a perder peso
deberían más bien decirse: «No consigo gestionar mi estrés y sufro», «Mis emociones
negativas son demasiado poderosas y mi cuerpo sufre», «No respiro correctamente y mi
cuerpo sufre», «Mi organismo está saturado de desechos y sufre». Es todo eso lo que el
cerebro trata de compensar por medio de aquello que, desde sus primeros días de vida,
para él constituye el «indicador de satisfacción» más evidente: el consumo de alimentos.
Haciendo eso, intenta responder a una serie de desequilibrios con un nuevo desequilibrio
que conduce al sobrepeso. Una «ilusión neurológica» efectivamente, pero también un
drama metabólico invisible que prepara el terreno al sobrepeso, la obesidad y al
síndrome metabólico (esencialmente cardiovascular). Una fuente de malestar, jalonado
de pistas falsas que han desembocado en el fracaso de todos los regímenes desde hace
medio siglo. Esta es una aportación fundamental de las neurociencias aplicadas: hacer
visibles las raíces virtuales de la epidemia mundial de sobrepeso.
44
EL PROGRAMA NEURO-ADELGAZANTE QUE RESTABLECE EL ORDEN
No siempre somos conscientes de las tensiones y de las emociones perturbadoras que
sufrimos. El ser humano tiene una sorprendente capacidad de adaptación. Se habitúa de
forma espontánea a todo tipo de situaciones, incluso extravagantes, si se repiten.
Resultado: quizás al leer estas páginas usted se dice: «Tengo ganas de perder unos kilos,
pero no me siento ni tensionado, ni estresado, ni emocionalmente desbordado». No
obstante, el atajo que ha escogido su cuerpo para manifestar su desequilibrio demuestra
que sufre, aunque usted no tenga consciencia de ello. Y la culpabilidad que usted siente,
cuando no consigue adelgazar de forma duradera con los métodos tradicionales, no hace
más que añadir una tensión y una frustración suplementarias.
El primer objetivo de su programa ahora está muy claro: reequilibrar ante todo los
factores no alimenticios, aquellos que están vinculados a sus pensamientos y a sus
emociones, para invertir la tendencia convirtiendo a su cerebro en el socio consagrado a
su adelgazamiento. Para eso, le bastará con disminuir la presión ligada al estrés, a los
pensamientos perturbadores y a las emociones negativas. Unos sencillos ejercicios le
permitirán conseguirlo fácilmente: respiración, relajación, desprogramación
emocional… Una vez superada esta primera etapa, las leves modificaciones nutricionales
darán resultados rápidos y duraderos, ya que su cerebro ya no se empeñará en conservar
ese sobrepeso al cual se aferra contra viento y marea. Y cuando usted diga: «Me gustaría
perder unos kilos», su cerebro contestará: «Es verdad, estos kilos son realmente
superfluos». Él pondrá entonces en marcha, por sí mismo, un programa de
adelgazamiento, ayudado por ciertos ajustes alimenticios que usted integrará en una
segunda fase.
45
Solución: la programación neuro-metabólica (PNM)
transforma nuestro cerebro en socio de la delgadez.
46
APRUEBE SU NUEVO «PERMISO DE CONDUCIR»
En el capítulo anterior le he hablado de personalidades excepcionales, como esos
médicos que acompañan diariamente, sin desfallecer, a sus pacientes sumidos en
profundos sufrimientos emocionales, ¡o esos sabios que, después de largos años de
práctica, son capaces de modificar profundamente el funcionamiento de su cuerpo, hasta
el punto de conseguir sanar sus tejidos e incluso sus órganos dañados! Tranquilícese: si
bien esos personajes han hecho mucho por la evolución de las neurociencias, no es
necesario que usted alcance su altura «psicoespiritual» para ejercer una acción
beneficiosa para con su cuerpo.
Me arriesgaré a una comparación osada. A los sabios de todas las religiones, como
Phakyab Rinpoché (véase también), les consideraré «pilotos de Fórmula 1» capaces de
conducir máquinas supersofisticadas (su cuerpo) a velocidades impensables (gracias a
los miles de horas de meditación y de prácticas psico corporales). Estos son ejemplos
únicos y admirables, pero muy alejados de nuestra realidad cotidiana. Los médicos que
han integrado profundamente las enseñanzas de las neurociencias, como el doctor Jon
Kabat-Zinn o el psiquiatra francés Christophe André, y el filósofo Matthieu Ricard
serán, para seguir con la metáfora, «pilotos de rally» que saben conducir su coche haga
el tiempo que haga, por todos los terrenos, y pueden incluso ayudarle a salir del
atolladero cuando se quede atascado. Cuentan sin duda con toda mi admiración. Pero lo
que yo le propongo es mucho más modesto. Para usted se trata de «aprobar el permiso de
conducir su cuerpo». No se convertirá ni en un piloto de Fórmula 1, ni en un piloto de
rally (a menos que esta experiencia le deje con ganas de ir más lejos). Pero aprenderá a
«conducir sus pensamientos y sus emociones» de cara a «dirigir» mejor el vehículo
extraordinario que es su «cuerpo mente». Nuestro organismo humano es un vehículo
increíble, dotado de capacidades que habíamos olvidado porque han estado ocultas por la
carrera hacia la tecnicidad médica desarrollada durante la segunda mitad del siglo XX.
Teniendo en cuenta esta evolución, hoy le propongo por tanto aprobar ese permiso
de conducir su cuerpo (y aún más, su vida), iniciándole sobre esas herramientas de salud
que han sido simplificadas para hacerlas accesibles a cualquiera, sin haber olvidado
integrar los conocimientos científicos punteros que tenemos a nuestra disposición.26
Volvamos al permiso de conducir un vehículo de motor. Imagine una persona que
ha pasado el examen práctico (la conducción) sin haber aprendido el código de
circulación. ¡Sería un peligro público! Para conducir, hay que aprender primero la teoría
antes de pasar a la práctica. Lo mismo vale para su cuerpo. Por eso le propongo un
programa en dos fases. Primero, se iniciará en la parte más «virtual» del programa,
dedicando su energía a reequilibrar, simplemente y poco a poco, su estrés, sus
pensamientos y sus emociones. Luego, pasará a la parte práctica integrando los consejos
alimenticios. Hasta hoy, todos los regímenes de adelgazamiento basados únicamente en
47
la reforma alimenticia olvidaban la primera parte del programa: convertir a su cerebro en
su socio en la delgadez.
El programa de neuro adelgazamiento que yo le propongo se desarrolla pues en
dos tiempos: primero, diez días de reequilibrio sin preocuparse de su alimentación;
después diez días durante los cuales añadirá una reprogramación nutricional, sin
exclusiones ni prohibiciones. Seguidamente, usted podrá continuar, tanto tiempo como
quiera, pilotando su nueva salud y su nuevo impulso vital, siendo plenamente consciente
y con una capacidad y con una mayor disposición a la felicidad.
Actuando de este modo, superará un escollo tan frecuente que simboliza la
estabilización ponderal duradera. En la medida en que haya tratado el problema «de
raíz» reequilibrando primero los factores no alimenticios, su cerebro «nutrirá» más el
objetivo de retomar esos kilos que ha perdido en contra de su voluntad. Adiós al
fantasma del yoyó. Basta de esa decepción de ver tantos esfuerzos reducidos a la nada en
cuestión de semanas.
¿Está impaciente por conocer mejor las cinco herramientas de este programa?
Teniendo en cuenta sus nuevos conocimientos en psico-neuro-nutrición, esto es lo que le
propongo ahora…
• Durante los últimos cincuenta años han surgido numerosos métodos de adelgazamiento, centrados
siempre de manera prioritaria en el control alimenticio. Este sistema ha demostrado su ineficacia
(peligrosidad) a medio y largo plazo.
• En este programa de neuro adelgazamiento, le propongo reequilibrar primero los factores no alimenticios
(respiración, detox, gestión de los pensamientos y las emociones) antes de modificar poco a poco su
alimentación.
• Las neurociencias han demostrado que la actividad de las hormonas está influida por el cerebro y por el
sistema nervioso. Ahora bien, estas sustancias están estrechamente implicadas en la acumulación y la
pérdida de grasas. El estrés y las tensiones nerviosas favorecen directamente el aumento de peso.
• Si le cuesta adelgazar y mantener su nuevo peso, es que su cerebro ha «aceptado» su sobrepeso como
normal, e incluso ideal.
• Para adelgazar, primero hay que equilibrar el cursor del peso correcto. Es necesario que el cerebro
«acepte» la pérdida de peso cambiando su codificación metabólica errónea.
• El cerebro se convierte entonces en un socio de adelgazamiento. No solamente deja de minar los
esfuerzos para adelgazar que usted hace, sino que se vuelve capaz de poner él mismo en práctica
estrategias metabólicas que favorecen la pérdida de peso.
• Su programa neuro-adelgazante se desarrolla, pues, en dos tiempos:
–
Durante los diez primeros días, usted dejará de lado toda preocupación alimenticia, para reprogramar
su cuerpo y su cerebro gracias a ejercicios de respiración, de relajación antiestrés y poco a poco de
gestión de las emociones, unidas a determinados actos detox.
48
–
Seguidamente, reequilibrará su alimentación (sin restricción ni régimen). Preparados de este modo, su
cerebro y su organismo ya no se opondrán a la pérdida de peso. Al contrario: la facilitarán. Así,
imprimirá (en la vida, si lo desea) actos reflejos de delgadez saludable, la única delgadez duradera.
49
3
LA NEURO DELGADEZ:
MODO DE EMPLEO
«Más allá de todos los regímenes y de todos los consejos nutricionales, si usted se pregunta con realismo
sobre sí mismo y sobre sus vivencias, y se convierte así en ACTOR de su delgadez… su deseo de perder kilos
se transformará día tras día en realidad. ¡La neuro delgadez es la seguridad del peso ideal, de por vida!».
50
SU PROGRAMA EN DOS FASES
Antes de presentarle estas cinco herramientas de adelgazamiento con detalle, le
propongo un pequeño repaso del desarrollo de su programa.
En la primera fase, durante un breve periodo de diez días, pondrá en práctica, y
dominará fácilmente, las cuatro primeras herramientas para restablecer la armonía rota
(programar su cerebro para la delgadez):
1. la respiración,
2. la gestión de los pensamientos negativos,
3. la de las emociones perturbadoras.
4. Y finalmente la desintoxicación metabólica.
51
yo quien respira!».
Él me contestó al instante: «Entonces ¡deja de respirar inmediatamente y volverás a
empezar mañana para celebrar la salida del sol!».
Ante mi cara de estupefacción me hizo este comentario: «Cuando un ser humano
“hace” alguna cosa por sí mismo, su voluntad es el señor de esa cosa. Yo me ocupo de la
casa, la cocina, el jardín; yo construyo un mueble, yo escribo una carta… me puedo
parar en cada instante tanto tiempo como quiera; ¡y luego seguir actuando… o no! Puedo
modular mi respiración a mi voluntad, pero no puedo controlarla totalmente con esa
misma voluntad. ¡Luego, tu respiración no te pertenece! Yo no “hago” mi respiración, la
vivo… ¡El acto de respirar pertenece al “ser”; no al “tener”! Nadie posee su respiración;
¡es la respiración quien nos posee! El hombre no atraviesa la vida; ¡es la vida la que le
atraviesa a él! Cuando tú actúas sobre la respiración, apenas actúas sobre el cuerpo, sino
sobre la Consciencia, fuertemente. Ahí está el secreto. Si comprendes esto puedes
ayudar; si no lo comprendes obstaculizas y retrasas» (Maestro Say).
«¡Respirar es vivir!». Nunca una afirmación tan simple ha contenido una verdad tan
incuestionable. Ya que si bien podemos sobrevivir unas semanas sin comer y unos días
sin beber, no podemos aguantar más de 3-4 minutos sin respirar. Solo algunos con
capacidades excepcionales (pienso en determinados sadhus indios o en los campeones de
buceo a pulmón libre) consiguen contener la respiración durante unos diez minutos,
incluso un poco más, a costa de un entrenamiento largo y riguroso. Dejemos eso a los
«campeones de Fórmula 1» de las neurociencias, y nosotros concentrémonos en nuestro
«permiso de conducir» nuestra delgadez. Y más allá, nuestra vida…
52
bien los millones de intercambios gaseosos efectuados cada vez que inspiramos y que
espiramos. La respiración alimenta así de oxígeno a cada uno de los cien mil millones de
células que forman el cuerpo de un adulto de talla y corpulencia medianas. Todo nuestro
metabolismo celular está por tanto concernido (mejorado o afectado) por nuestra
respiración. ¡Imagine su importancia! Sin embargo, multitud de factores, como el estrés,
nos empujan a respirar «mal», demasiado superficialmente, de forma irregular, con una
amplitud demasiado escasa. Así, los intercambios gaseosos son insuficientes, y el
conjunto de nuestro organismo lo sufre.
53
Como explica el médico norteamericano Andrew Weil,28 «la mayoría de nosotros nunca
ha aprendido a respirar correctamente, ni a utilizar la respiración para armonizar el
cuerpo y la mente. Sin embargo, la respiración es quizás la función clave del organismo,
que afecta todas las demás».
De hecho, controlando nuestra respiración, podemos actuar directamente sobre
nuestro funcionamiento biológico. Cuando respiramos más lenta y más profundamente,
siguiendo un ritmo regular, aumentamos nuestro aporte de oxígeno, el gas vital de
referencia indispensable para que las mitocondrias (pequeñas «fábricas metabólicas»
situadas en el núcleo de nuestras células) activan su producción de energía.29 Para
producir ese valioso carburante de vida, las mitocondrias necesitan al mismo tiempo
oxígeno (proporcionado por la respiración) y azúcar30 (aportado por la alimentación). El
hecho de practicar regularmente ejercicios respiratorios (de tres a cinco veces al día),
mejora el rendimiento de la combustión de azúcares por nuestras células. Un primer
beneficio en materia de adelgazamiento. En consecuencia, los ejercicios respiratorios
aumentan la eliminación de los desechos celulares, empezando por el gas carbónico. Es
decir, un organismo que elimina correctamente sus desechos funciona mejor, sobre todo
en lo que concierne a la digestión y a la asimilación de los alimentos (véase también).
Segunda observación importante: el impacto de la respiración antiestrés en el
sistema cardiovascular es inmediato. Pasados unos segundos, el ritmo cardíaco se
reduce, la presión arterial disminuye, la circulación de la sangre por las arterias y las
arteriolas se facilita… Todo el sistema cardiovascular se beneficia del mejor control
respiratorio, lo cual mejora globalmente la alimentación de nuestras células y favorece la
eliminación de los desechos metabólicos vía el sistema sanguíneo. Último punto: una
mejor oxigenación de los tejidos, unida a una mejor eliminación del gas carbónico,
permite una reprogramación positiva del equilibrio ácido base de nuestra sangre. Una
baza más para su pérdida de peso (véanse las explicaciones detalladas sobre la
hiperacidez en la parte dedicada a la alimentación).
54
«desordenada»,31 como sucede cada vez que estamos desbordados por el estrés. Las
emociones perturbadoras hacen lo propio: se calman rápidamente y dejan de superarnos.
Las neurociencias han mostrado hasta qué punto las perturbaciones mentales y
emocionales modifican todo nuestro funcionamiento corporal. No olvide que la
producción de numerosas hormonas y neurohormonas se ve afectada por ello. Las
prácticas respiratorias derivadas de las neurociencias aplicadas permiten, de forma
simple e inmediatamente eficaz, recuperar el orden en estas interacciones incesantes
entre la tensión nerviosa, el cerebro y el funcionamiento metabólico en su conjunto.
Los tres efectos añadidos de la respiración (el impacto cardiovascular, el control de
los pensamientos y la acción sobre las emociones) producen una primera barrera de
protección muy eficaz contra el estrés. La primera de las cinco herramientas de este
método neuro-adelgazante permite de este modo devolver al metabolismo celular una
parte de su armonía. Asociados a las otras cuatro herramientas (ver la continuación de
este capítulo), los ejercicios respiratorios tienen una repercusión casi inmediata sobre el
control del peso.
55
y… las más fáciles de eliminar! Aquí es donde interviene la doble faceta de la
respiración, a la vez consciente e inconsciente. Usted aprenderá a recorrer
voluntariamente este puente tendido entre su cuerpo y su psique, a fin de reconciliar su
cerebro con su metabolismo celular.
Cada uno posee «su» manera de respirar, que dice tanto sobre él, a quien sabe verlo,
como su postura o su manera de moverse. Todos tenemos la impresión de que nuestra
respiración es «normal», bajo el pretexto de que es la que producimos espontáneamente.
Olvidamos que hemos adquirido la costumbre de respirar de esa manera precisamente a
causa de las presiones y de las emociones que han marcado nuestra existencia. Como
todas las costumbres, esta puede eliminarse con la misma facilidad con la que ha
enraizado. Cada vez que practica un ejercicio respiratorio controlando conscientemente
su hálito, su ritmo y su amplitud, imprime en usted una pequeña modificación que se
añadirá, de modo infalible, a las siguientes. Poco a poco, su respiración se transformará
de manera profunda, más allá de los ejercicios; y esta «nueva respiración» afectará a toda
su vida, corporal y psicoemocional.
En el marco de las neurociencias aplicadas, los investigadores han definido varias
decenas de respiraciones específicas, que actúan de modo muy diferente sobre el
organismo y sobre la psique. He escogido tres que tienen un efecto directo sobre la neuro
delgadez. La primera tiene un efecto saciedad (inhibidor del apetito). Le ayudará a
combatir las falsas hambres y las ansias. La segunda contribuirá a mantener a raya el
estrés y a evitar el cansancio. La última le permitirá conservar un buen estado de ánimo
y prevenir eventuales momentos de depresión, fuente de deseos irreprimibles de comer.
56
• Sus pies descansan paralelos sobre el suelo y sus rodillas forman un ángulo
(más o menos) recto. Sus manos posadas sobre sus muslos, cerca de las
rodillas o de las caderas.
• Trate de no tensar la nuca, los hombros y los brazos. Su postura debe ser
estable y alineada, pero lo más relajada posible.
• Una vez que ha adoptado esta posición, cierre los ojos y visualice dos
«espacios esenciales» de su cuerpo: su cara y su ombligo. Sobre su cara,
dibuje mentalmente una ligera sonrisa y destense la frente. Relaje los
músculos abdominales para adelantar levemente el ombligo.
• Empiece siempre el ejercicio con un suspiro profundo, espirando por la
boca.
57
Como le he explicado ampliamente, la sensación de hambre no siempre está
motivada por una necesidad real de alimentos. Numerosos factores pueden provocar un
despertar del apetito destinado a compensar una carencia de otra naturaleza. Las
secreciones repetidas de insulina vinculadas al picoteo están implicadas (véase también),
así como las perturbaciones de la oxigenación óptima del cerebro. Cuando este órgano
no recibe este valioso carburante (la glucosa), o este valioso gas (el oxígeno) en cantidad
suficiente, pasa por una situación de sufrimiento. En ese momento existe el riesgo de que
el cuerpo traduzca los mensajes que envía como una carencia de azúcar. Esta «hambre
compensatoria» nos empuja a comer (preferentemente alimentos azucarados) para que el
cerebro recupere un funcionamiento metabólico armonioso. Como la solución no se
corresponde al problema, no se restablece la armonía y el cerebro no tarda en enviar el
mismo mensaje al organismo. De este modo se establece otro círculo vicioso de falsas
hambres, que agranda aquellas de origen hipoglucémico (véase también).
Al mismo tiempo que «rompe» las hambres falsas, esta respiración constituye una
primera barrera contra el estrés y la fatiga, estados que empujan, ellos también, a
consumir alimentos en exceso para resistir una situación de desequilibrio. A partir de mi
amplia experiencia, es «la mejor y más simple». Es enormemente eficaz cuando se desea
perder peso, porque todas las hambres falsas son una plaga para los candidatos al
adelgazamiento a quienes empujan a comer más allá de sus necesidades reales. El
cerebro queda satisfecho con esta aportación de oxígeno, que es para él una auténtica
«caricia biológica», elimina la sensación de hambre que se ha convertido en inútil para
él. ¡Esta respiración permite ganar hasta un veinte por ciento de oxigenación
suplementaria en 1 minuto y 30 segundos solamente!
Como una vez al año no hace daño, usted espirará primero por la boca, con los
labios apretados (ver más adelante). Esto provoca un movimiento determinado del aire
que expulsa: una parte «rebota» sobre los dientes, provocando una turbulencia, antes de
volver hacia los pulmones. Este «flujo inverso» permite relajar los alveolos pulmonares
crispados por las diversas tensiones nerviosas, lo cual mejora aún más el efecto anti-
ataques de hambre de esta respiración.
EJERCICIO
• Empiece por sentarse cómoda pero correctamente (véase también). Inspire profundamente y emita un
buen suspiro por la boca.
• Seguidamente, con su pulgar izquierdo, tape su narina izquierda32 (el brazo izquierdo muy relajado).
• Inspire por su narina derecha durante 3 segundos (cuente despacio hasta tres, o cuente 1.000, 2.000,
3.000).
• Luego espire muy lentamente por la boca apretando fuerte los labios, como si quisiera enfriar un guiso
demasiado caliente. Debe oír el sonido del chorrito de aire que expulsa lejos hacia delante (mejor hacia
abajo).
• La espiración debe durar el doble que la inspiración. Por tanto, debe contar hasta seis mientras espira (o,
también, contar 1.000, 2.000, 3.000, 4.000, 5.000, 6.000).33
58
• Empiece otra vez tres veces: inspiración por la narina derecha, espiración por la boca, labios apretados.
• Al final de la última (tercera) respiración, retire su pulgar izquierdo de su narina izquierda y tape la
derecha con su dedo corazón (de la misma mano).
• Inspire entonces por su narina izquierda (siempre contando despacio hasta tres), luego suelte la narina
derecha y tape de nuevo su narina izquierda con su pulgar, como anteriormente.
• Espire despacio por la narina derecha, contando hasta seis.
• Vuelva a empezar tres veces: inspiración por la narina izquierda, con la derecha tapada por el dedo
corazón; después espiración por la derecha, con la izquierda tapada con el pulgar. La espiración (6
segundos) siempre dura el doble que la inspiración (3 segundos).
• El ciclo entero dura entre 1 minuto y 1 minuto 30 segundos.
EJERCICIO
Fase 1
• Empiece por sentarse cómoda pero correctamente (véase también) y emita un profundo suspiro para
relajar cara, hombros y ombligo. Guarde un pañuelo al alcance de la mano, porque esta respiración suele
dar ganas de sonarse una vez se ha completado.
• Cierre los ojos (sin forzar) para concentrarse mejor en su respiración. Durante toda esa respiración, trate
de escuchar el ruido del aire que penetra en sus pulmones y luego vuelve a salir (o de visualizarlo en la
raíz de sus fosas nasales). Su cara está relajada y con una leve sonrisa.
59
• Inspire por la nariz contando lentamente hasta seis. Inspire muy suavemente al principio, luego cada vez
con más fuerza, hinchando primero el vientre y después el tórax.
• Lleve su respiración al máximo, contraiga ligeramente sus abdominales y luego espire de la misma
forma, siempre por la nariz y contando hasta seis. La duración de la inspiración es la misma que la de la
espiración. Al principio espire muy suavemente, y después cada vez más fuerte a fin de vaciar bien sus
pulmones.
• La respiración debe hacerse despacio y en relajación. Asegúrese de que no haya ninguna interrupción,
ninguna pausa entre su inspiración y su espiración. Su respiración es como un bucle continuo; como el
flujo y reflujo de las olas del océano, poderosas, purificantes, vivas.
• Para ayudarse, puede imaginar que dibuja ante usted un gran círculo, partiendo del punto más bajo (véase
también): inspira cuando traza la mitad ascendente del círculo, luego llega a la cumbre y espira trazando
su mitad descendiente.
• A lo largo de las respiraciones, el círculo se transforma en una esfera luminosa, en un mundo de alegría y
de paz por cuya superficie usted se pasea al ritmo de su respiración. A través del aire que absorbe,
nútrase34 de esta luz, de esta alegría, de esta paz.
• A este ritmo, habrá efectuado una respiración completa (inspiración y espiración) en 12 segundos
aproximadamente. Lo cual supone cinco respiraciones completas por minuto.
• Continúe durante 3 minutos (es decir, quince respiraciones completas aproximadamente).
Fase 2
• Sin interrupción, pasará ahora a la segunda fase. Esta es la que impulsará su energía.
• Una vez terminada la última espiración de la fase 1, acelere progresivamente su ritmo respiratorio. Su
inspiración y su espiración mantienen una duración equivalente, pero se realizan primero durante 5
60
segundos cada una, después 4 segundos, después 3 segundos, después 2 segundos. La última respiración
es muy rápida, ya que inspiración y espiración duran un segundo cada una.
• Su ritmo respiratorio se ha vuelto rápido, regular y sonoro. Su sonido recuerda el de las antiguas
locomotoras de vapor. Siga así durante unos 10 segundos como máximo.35
• Esta última fase ha durado, en total, unos 30 segundos.
• Por tanto, para resultados neuromusculares y psicobiológicos duraderos e inmediatamente perceptibles,
este ejercicio respiratorio dura, en total, unos 3 minutos y 30 segundos.
61
otra «llama la atención» del cerebro sobre el proceso respiratorio (más concretamente del
hemisferio cerebral opuesto, que corresponde a la narina libre). Las modificaciones
positivas inducidas por el ejercicio se consiguen pues más rápida y eficazmente.
EJERCICIO
• Empiece sentándose cómoda, pero correctamente (véase también) y emita un suspiro profundo para
relajar cara, hombros y ombligo. Cierre los ojos y concéntrese en su respiración.
• Después inspire normalmente, con sus dos narinas, antes de tapar su narina izquierda con su pulgar
izquierdo.36 Espire ahora muy despacio por la narina derecha, luego inspire por la misma narina.
• Sin cambiar de mano, relaje el pulgar y tapone su narina derecha con su dedo corazón izquierdo. Espire
por la narina libre, después inspire por esa misma narina.
• Empiece de nuevo, alternando así la obturación de sus dos narinas.
• Trate de hacerlo de modo que su respiración sea fluida, sin pausas entre «la inspiración» y «la
espiración». El cambio de dedo (y por tanto de narina libre) se produce siempre en el punto culminante
de la inspiración, cuando sus pulmones están llenos.
• Su respiración debe mantenerse profunda y bastante lenta. La inspiración y la espiración tienen una
duración equivalente, alrededor de cinco o seis segundos (el tiempo de contar despacio hasta seis, o de
contar 1.000, 2.000, 3.000… hasta 6.000).
• Proceda de este modo durante 5 minutos.
62
• A demanda: practique la respiración inhibidora de apetito y anti-ataques de
hambre (la más corta, apenas un minuto treinta) cuando note que se despierta
en usted la serpiente tentadora que provoca su atracción irresistible hacia los
alimentos. Practíquela tantas veces como lo considere necesario (hasta diez
veces al día). Una regla de oro más: cuanto más practique esta respiración,
más agradable y eficaz será.
63
La eliminación de toxinas (detox) «está de moda». Todos los medios hablan de ello, pero
a menudo se atribuyen a estas prácticas, inspiradas en nuestra medicina ancestral,38
virtudes exageradas. Digámoslo desde el principio: la eliminación de toxinas no tiene
nada de mágico. Pero permite al cuerpo funcionar en condiciones óptimas. Esto es
esencial en materia de salud, y lo es también cuando se trata de conseguir y mantener su
peso ideal. Ya que, si la eliminación de toxinas por sí sola no basta para lograr que usted
pierda los kilos superfluos, es indispensable para el equilibrio de los «cinco factores del
ser vivo» que rigen toda su vida biológica. Constituye incluso uno de los cinco pilares
fundamentales. De la misma forma que cada una de sus células debe eliminar sus
propios desechos, la extraordinaria organización celular que es su organismo debe
conseguir evacuar correctamente el conjunto de residuos metabólicos que generan los
órganos y los tejidos, así como los innombrables contaminantes que respiramos y
absorbemos cada día.
La eliminación de toxinas (detox) no es una idea reciente. Todas las tradiciones del
planeta proponen gestos rituales orientados a la purificación del cuerpo. A menudo se
trata de ayunos, como en el caso del ramadán de los musulmanes o de la cuaresma de los
cristianos. Las ceremonias ligadas a los ritos de paso de las sociedades africanas o
amazónicas integran también prácticas a base de plantas que tienen el mismo objetivo;
las espiritualidades orientales preconizan la frugalidad, que convierten en una virtud
cardinal… Por citar unos cuantos ejemplos…
Estas costumbres han perdido progresivamente terreno en Occidente, y es una
verdadera lástima. Ya que nuestro modelo de vida actual genera cantidad de desechos
incomparables respecto a la de nuestros antepasados. Afortunadamente, los gestos detox
se imponen de nuevo como actos reflejos de salud indispensables e indisociables del
buen vivir en el siglo XXI. Y algunos de ellos le ayudarán a perder peso más fácilmente,
y sobre todo de forma duradera.
64
Hoy en día es un hecho comprobado: la mayor parte de los habitantes de nuestro
bello planeta viven en un entorno cada vez más contaminado. Respiramos sustancias
químicas peligrosas, las absorbemos con el agua que bebemos. Los alimentos frescos
están llenos de pesticidas químicos, de herbicidas, de fertilizantes… En cuanto a los
alimentos industrializados, todos contienen aditivos, conservantes, colorantes, agentes de
textura…No hay forma de evitarlo.
Estos contaminantes se añaden a nuestra producción «normal» de desechos
metabólicos. Nuestras células se nutren absorbiendo los numerosos nutrientes extraídos
de los alimentos por la digestión (glúcidos, lípidos, proteínas, vitaminas, minerales…) y
vehiculados por la circulación sanguínea. Estas operaciones generan también desechos.
La asimilación de las proteínas de la carne, por ejemplo, produce ácido úrico, la de los
azúcares ácido láctico, la de las grasas cuerpos cetónicos… Todos son también
elementos que el cuerpo debe evacuar. La lista no es en absoluto exhaustiva, ya que
nuestro organismo también debe deshacerse de células muertas, de radicales libres, de
desechos ácidos, de residuos de los medicamentos… Nuestro cuerpo tiene por tanto
mucho trabajo a lo largo del tiempo.
Mantengámonos lúcidos y científicamente rigurosos: nosotros disponemos de
órganos especializados que se encargan de esta pesada tarea. Se llaman emuntorios. Los
principales: el hígado, los riñones y el intestino. Los pulmones participan asimismo de
esta eliminación evacuando los desechos gaseosos, al igual que la piel dejando pasar el
sudor. Estas «fábricas de tratamiento», infatigables y sofisticadas, son muy eficaces. El
problema viene del hecho de que se ven progresivamente superadas por la magnitud de
la tarea (algo que se produce cada vez con más anterioridad). Nuestra vida moderna
genera demasiadas toxinas y tóxicos de todo tipo para que esta eliminación sea
suficiente. Imagine una caldera llena de hollín: cada vez tira peor y produce menos calor,
pese a que consume la misma cantidad de leña. Lo mismo pasa en su cuerpo: los
desechos se acumulan en el organismo que acaba funcionando «al ralentí», provocando
mal color de piel, granos, fatiga crónica, problemas para dormir, debilidad inmunitaria…
y sobre todo un aumento de peso por debilidad metabólica.
El estrés también interviene en esta intoxicación crónica ya que aumenta la
producción de determinados desechos. Usted ya lo ha aprendido: los ejercicios
respiratorios, la relajación antiestrés y las prácticas de gestión emocional también tienen
un efecto detox (aparte de su habitual efecto sobre la apertura adelgazante del cerrojo).
Pero esto no es suficiente. Para optimizar su funcionamiento metabólico, usted debe
asimismo dar un «empujón» a sus órganos de eliminación. Este es el objetivo de esta
herramienta adelgazante nº 2.
65
Los gestos de desintoxicación adelgazante tienen como objetivo prioritario tres
emuntorios: el hígado, el intestino y los riñones. Estos pequeños actos reflejos de salud
permitirán «limpiarlos» en profundidad, ayudarles y facilitar su tarea. Estos órganos
fundamentales, cuando están sobrecargados de trabajo y repletos de residuos, tienen
problemas para funcionar correctamente por sí solos. Hasta el punto de que a menudo,
con estos desechos desconocidos para nuestro metabolismo de transformación y luego de
eliminación, nuestro organismo no sabe qué hacer. Se crea un círculo vicioso: los
desechos se acumulan; los emuntorios se ven rápidamente afectados; este «caos de
toxinas» perturba su funcionamiento; la eliminación de desechos se ralentiza… De modo
que la intoxicación crónica se intensifica ineluctablemente.
El hígado, los riñones y el intestino trabajan codo con codo. Cada uno tiene
funciones de transformación / eliminación muy precisas (véase también), cuyas
actuaciones repercuten unas sobre otras. Así, nosotros disponemos de un auténtico
«sistema» de eliminación en el cual cada emuntorio juega su papel, con la ayuda del
sistema sanguíneo, respiratorio y linfático. Pequeño recordatorio: nuestras células están
en un entorno acuoso, el líquido intersticial. De él extraen los nutrientes que necesitan, y
expulsan sus desechos. Cuando este líquido está lleno, se concentra para formar la linfa,
un líquido blanquecino, viscoso y más o menos espeso según la cantidad de toxinas que
debe vehicular. Esta linfa recorre entonces un conjunto de canales, paralelos a los vasos
sanguíneos: los canales linfáticos. La linfa circula únicamente de la parte inferior a la
parte superior del cuerpo. En todo el recorrido, estos canales linfáticos están rodeados de
músculos que se contraen para hacer subir el líquido, y de válvulas que impiden que
descienda. De este modo, la linfa llega, luchando contra la gravedad, al final de su
periplo: se incorpora al circuito sanguíneo vertiéndose en la vena cava, a la altura de las
clavículas. Una vez vertidos en la sangre, los desechos se dirigen hacia el hígado,
después a los riñones. Pero cuanto más espesa y más cargada de toxinas sea la linfa,
mayor la cantidad de desechos circulando en la sangre y mayor dificultad tienen esos
emuntorios para llevar a cabo correctamente su trabajo.
• Su hígado. Para encontrarlo, basta con que ponga la mano muy plana, bajo sus
costillas, sobre la parte derecha de su torso. Allí está su hígado, este órgano
grande (un kilo y medio aproximadamente, contra los 300 gramos del corazón)
compuesto de 300.000 millones de células muy bien organizadas y dedicadas a
66
múltiples tareas vitales. Su hígado es el director de orquesta de la eliminación
de toxinas. Es la pieza maestra del edificio.
Durante su viaje al interior del cuerpo, la sangre pasa por el hígado al menos
una vez por minuto, de día y de noche (este ritmo puede multiplicarse por
cinco en caso de actividad física intensa). Cada vez que pasa, el hígado
recupera un gran número de desechos metabólicos que transforma antes de
verterlos de nuevo a la sangre bajo una forma más fácilmente eliminable. Un
ejemplo: la digestión de las proteínas producto del amoniaco, una sustancia
tóxica para el organismo. Es el hígado el que se encarga de transformarla en
urea que será seguidamente evacuada por los riñones. Este órgano se encarga
también de tratar los contaminantes y los residuos de medicamentos, para
recuperar lo que todavía puede servir, reciclar lo que sea posible, y liberar los
residuos en la circulación sanguínea a fin de que sean expulsados por vía
renal. Finalmente, determinadas sustancias indeseables se mezclan con la bilis
que segrega el hígado, para ser disueltas, e incluso neutralizadas. Esta es
vertida en el tubo digestivo, en la entrada del intestino delgado. Seguidamente,
estas toxinas serán evacuadas por vía intestinal.
• Sus riñones. Estos dos pequeños órganos en forma de judía (miden apenas
doce centímetros de largo) están en la región lumbar, a ambos lados de la
columna vertebral. Alojados en una cavidad, protegidos de los tejidos
circundantes. Allí, pueden acoger la sangre en la que el hígado ha expulsado
los desechos inutilizables. De este modo, los riñones reciben cada minuto,
alrededor de un cuarto del volumen sanguíneo, es decir poco más de un litro
de sangre. Este pasa por minúsculas unidades de filtrado: las nefronas (cada
riñón contiene cerca de un millón). Allí, los desechos son retenidos y
mezclados con agua. Es la orina primitiva, que seguidamente se concentrará y
enviará a la vejiga para ser expulsada fuera del cuerpo cuando esta bolsa
natural esté suficientemente llena. La actividad de los riñones es pues
complementaría a la del hígado.
• Su intestino. Es el último tramo del aparato digestivo, ese «tubo» largo que
empieza en la boca y termina en el ano (su longitud total es de ocho a nueve
metros en un adulto). El intestino en sí mismo tiene dos partes con dos
funciones diferentes. La primera, el intestino delgado, es la más larga. Está
conectada directamente al estómago. Es allí donde los nutrientes extraídos de
los alimentos pasan a la sangre, a través de las finas vellosidades que tapizan
la pared intestinal. Las bacterias presentes aseguran lo esencial de su trabajo.
La segunda porción se llama «intestino grueso» porque su diámetro es
superior. Es la encargada de la eliminación de los desechos alimenticios. Es
allí donde los residuos inutilizables (sobre todo las fibras insolubles) se
67
almacenan, y luego se expulsan en forma de heces. Estas concentran, además,
células muertas y desechos expulsados por el hígado con la bilis.
68
Los actos detox cotidianos
Nuestra tradición occidental propone herramientas detox muy antiguas, cuyos efectos
algunas de ellas han demostrado ampliamente. En la Grecia antigua, Hipócrates ya
recomendaba empíricamente las «curas estacionales» para cuidar el cuerpo y garantizar
su buen funcionamiento. Hoy en día, la ciencia ha demostrado la validez de numerosas
prácticas de este tipo.
La célebre «cura del limón», por ejemplo, la recomiendan la mayoría de los
naturópatas. Actúa a diversos niveles: este fruto es diurético (favorece la eliminación
renal); actúa, pese a su sabor, como un antiácido que combate el exceso de sustancias
ácidas en el organismo (véanse las explicaciones sobre la hiperacidez), y finalmente
aporta numerosos minerales. En su versión clásica, esa cura consiste en beber, cada
mañana en ayunas, durante dos o tres semanas, el zumo de medio limón mezclado con
agua tibia. La cura puede repetirse en cada cambio de estación. Hasta ahí, este tipo de
gesto solo puede tener efectos beneficiosos. Pero determinados terapeutas han creído
conveniente modificar la receta en favor de multiplicar, día tras día, la cantidad de limón
(¡llegando incluso hasta diez!). No solo este aumento no es necesario, sino que puede
tener efectos nocivos, muy contraproducentes, como la acidificación reactiva del aparato
digestivo y el agotamiento de nuestras reservas de sales minerales.
Este ejemplo demuestra perfectamente hasta qué punto, como decía Paracelso,41
«El veneno está en la dosis». Es decir: en temas de detox, «más es enemigo de bueno».
No es necesario multiplicar los gestos y aumentar las cantidades de productos drenantes.
Es, una vez más, la regularidad (poco a poco) lo que cuenta, ante todo. Por eso le
propongo seguidamente un programa detox sencillo, que no le exigirá mucho esfuerzo.
La eficacia de estos gestos detox está científicamente demostrada. Son fáciles de integrar
en su cotidianidad porque no exigen ninguna modificación de sus costumbres. Pero antes
de pasar a la práctica, le propongo cuatro actos reflejos detox simples, que harán tanto
bien a su salud como a su delgadez.
• Primero, ¡mastique! Ya que esta sigue siendo la regla de oro: «Masticar bien,
es adelgazar mejor». Es en la boca donde empieza la digestión, gracias a las
numerosas enzimas de la saliva que se mezclan con los alimentos durante la
masticación. Además, la mejor fragmentación de los alimentos multiplica por
dos o tres la eficacia de las enzimas digestivas.
El estómago tendrá más facilidad para llevar a cabo este trabajo. Siendo la
digestión más eficaz, la asimilación mejorará también. El aparato digestivo en
su conjunto drenará mejor, lo cual aligerará el trabajo de los emuntorios. Su
pérdida de peso se verá favorecida globalmente por este gesto tan sencillo, que
usted integrará sin esfuerzo a su vida cotidiana.
69
• Beba suficiente agua (o infusiones). Este líquido es indispensable para
«diluir» las toxinas que saturan su organismo, y para favorecer su evacuación.
Es inútil centrarse en la cantidad de líquido que usted absorbe cada día.
Limítese a beber un vasito de agua (o una taza de infusión) cada hora.
Preferentemente un agua poco mineralizada (Volvic, Mont-Roucous, agua de
manantial...). Beba siempre despacio, pequeños sorbos, agua a temperatura
ambiente. Evite ante todo beber agua muy fría (sobre todo en invierno),
porque la temperatura baja provoca un espasmo del tubo digestivo que
dificulta la digestión y la asimilación de los alimentos. Por la mañana, al
despertarse, en ayunas, tome su primer vaso de agua (como mínimo quince
minutos antes del desayuno). Para que tenga una eficacia máxima, debe estar
ligeramente tibia y contener un pellizco de sal. Es un gesto detox elemental,
pero muy eficaz para el tubo digestivo y los órganos emuntorios.
• Integre un poco de actividad física a su vida cotidiana. No hablo de
ejercicio deportivo (salvo si practica ya un deporte). Se trata solamente de
hacer que su cuerpo se mueva con regularidad. Caminar de forma sostenida
constituye, como tal, una excelente actividad detox. Trate de caminar con una
cadencia regular (sin deambular y mirar escaparates), balanceando los brazos
al ritmo de sus pasos, durante una media hora, dos veces al día: por la mañana
después de desayunar, y por la tarde entre las cuatro y las seis. Los músculos
activados por el paseo «masajean» los principales órganos de digestión y de
asimilación, lo cual favorece su drenaje metabólico natural. Además, caminar
relaja el sistema nervioso, lo cual disminuye al mismo tiempo el impacto del
estrés sobre la producción de toxinas y sobre la acumulación de grasas.
• Finalmente, trate de mantener a distancia las poluciones mentales y
emocionales inútiles. Los investigadores en neurociencias han demostrado
que un organismo se defiende y por tanto funciona mejor cuando está libre de
la presión del estrés. Así que trate de protegerse, a nivel mental y emocional,
contra el exceso de ruido, la locura publicitaria, el tono dramático de las
informaciones cotidianas… Los ejercicios de respiración y de relajación
adelgazante acabarán de dar el último «barrido».
70
equilibrios biológicos internos. Tres objetivos fundamentales cuando se desea perder
peso de forma saludable.
71
LO QUE HAY QUE RECORDAR
• El detox orgánico es una fase útil de nuestro programa adelgazante. Si bien los gestos detox nunca son
suficientes para perder peso (ese no es su objetivo), ayudan al organismo a eliminar mejor los desechos y
contaminantes que lo saturan. Lo cual deriva en un mejor funcionamiento metabólico favorable a la
pérdida de peso.
• Cada una de nuestras células genera sus desechos. Nuestro organismo dispone de sofisticados sistemas
encargados de evacuarlas.
• Estos sistemas incluyen el sistema linfático y los principales órganos emuntorios: hígado, riñones,
intestinos. Cada uno funciona a su nivel. El hígado se encarga de transformar los desechos recuperables,
los riñones de eliminar los desechos irrecuperables, y el intestino de evacuar los desechos alimenticios.
• Nuestro modo de vida actual ha aumentado considerablemente nuestra producción de desechos, a causa
sobre todo de la polución y de la industrialización de los alimentos.
• Un organismo saturado de desechos metaboliza peor los alimentos, lo cual favorece la sobreacumulación
y frena la eliminación.
• Para facilitar la eliminación de toxinas, empiece simplemente por masticar mejor y beber suficiente agua
(o infusiones).
• La práctica regular de una actividad física (no necesariamente deportiva) es parte integrante de un
programa detox completo y serio. Contribuye a mejorar la eliminación global de desechos. Camine
media hora dos veces al día: ¡este es el rey de los ejercicios detox!
• El programa detox adelgazante le propone:
–
En el desayuno, un poco de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de trigo micronizado.
–
Durante la mañana, una infusión «detox-eliminación».
–
Durante la tarde, una infusión «detox-drenaje».
72
Herramienta nº 3: la relajación adelgazante o el poder terapéutico de la
IMI (Imaginería Mental Inducida)
«El individuo agotado, lo mismo que el neurótico, ha perdido en parte la costumbre de relajarse. Ya no sabe
qué músculos están contraídos, ni puede juzgar con precisión y lucidez si está tranquilo; ¡no percibe con
claridad que debería relajarse y no sabe cómo!
Estas aptitudes deben cultivarse o recuperarse».
EDMUND JACOBSON
«Cada día, insista mentalmente sobre el hecho de que la realidad es la armonía y que la enfermedad no es
más que un sueño pasajero. ¡Dé forma, en su interior, a la presencia de la salud y a la realidad del ser
armonioso hasta que el organismo se corresponda con las condiciones habituales de salud y de equilibrio!».
MARY BAKER EDDY
73
un estudio 42 con un grupo de cincuenta y ocho mujeres, con un promedio de edad de
cincuenta y tres años, que se desarrolló en dos etapas. En la primera: la víspera de la
prueba, el equipo les proporcionó tres comidas estándar, luego les pidió que ayunaran
doce horas antes del día de las pruebas. Segunda etapa: el día D, los investigadores les
sirvieron una comida de novecientas treinta calorías que contenía una cantidad
importante de materias grasas (60 gramos). Seguidamente evaluaron las reacciones
metabólicas cada veinte minutos durante el resto de la jornada, midiendo diversos
factores: la glucemia (nivel de azúcar en la sangre), los triglicéridos (grasas fácilmente
acumulables en las células grasas), así como la producción de insulina y de cortisol.
Los resultados son inapelables: las mujeres que habían manifestado diversos
factores de estrés durante la jornada previa a las pruebas quemaron menos calorías (y por
tanto acumularon más grasa) que las que habían pasado una jornada tranquila. Según los
cálculos, esta diferencia (el equivalente aproximado a 100 calorías al día) podría
producir, en un año, un aumento de 5 kilos. La directora de este estudio, Janice Kiecolt-
Glaser, lo explica de este modo: a alimentación idéntica, los niveles de cortisol y sobre
todo de insulina son más elevados en las personas estresadas, lo cual contribuye a
favorecer la acumulación en las células grasas y a frenar su eliminación.
Otros estudios se han dedicado a dilucidar de forma más precisa el papel del
cortisol en el aumento de peso. Estos han demostrado que esta hormona, cuando se
segrega en exceso, envía al cerebro mensajes contundentes que aumentan el apetito y
modifican las preferencias alimenticias, impulsando a consumir más grasas y más
azúcar. Bajo el efecto del cortisol, el hipotálamo43 produce una sustancia, la neuro
péptida Y, que interfiere los mensajes de saciedad e influye en la producción de insulina.
Además, el cortisol envía directamente una señal a las células grasas para incitarlas a
preservar al máximo su contenido. Finalmente, esta hormona del estrés interfiere con la
serotonina (el mensajero químico cerebral de la relajación, de la alegría y de la paz
interior), lo cual produce estados de depresión que incitan todavía más a buscar consuelo
en los alimentos grasos y azucarados.
Es por tanto toda una red «de impulsos al sobrepeso» que se ponen en marcha bajo
el efecto de la tensión nerviosa, perturbando el equilibrio global del metabolismo, así
como el equilibrio de nuestras capacidades de asimilación alimenticia y de acumulación
de grasas.
Nuestro grupo de investigación fue duramente criticado por determinadas
publicaciones científicas (Entrevistas de Bichat 2005 y 2007) donde nosotros
afirmábamos que, con la misma cantidad de calorías, era posible hacer que un grupo de
individuos adelgazara mientras otro aumentaba de peso. Nuestras últimas publicaciones
sobre neuro nutrición (2014 y 2015) demuestran de forma incontestable la realidad de
esta «paradoja metabólica», subrayando así los límites de todos los regímenes
adelgazantes y la importancia prioritaria del sistema neuroemocional.
74
Pensamientos obsesivos: ¡el camino al sobrepeso!
Llegamos a los efectos físicos. Hoy en día, conocemos bastante bien los mecanismos
neurobiológicos, aunque los investigadores ponen al día nuevos matices continuamente.
Pero el papel nocivo del estrés no se limita a eso. Sin duda se habrá dado cuenta: en los
momentos de gran tensión nerviosa, tenemos tendencia a alimentar pensamientos
obsesivos, que dan vueltas en bucle en nuestra cabeza sin que podamos pararlos. Y estas
ideas, a menudo teñidas de decepción y de indignación, de recriminación o de
desesperanza (¡«Nunca lo superaré!»), contribuyen a perpetuar el estrés anímico, incluso
cuando el hecho que lo ha provocado forma parte del pasado. Estos pensamientos
recurrentes tienen, también, un impacto directo sobre nuestro metabolismo
(especialmente hormonal), igual que el estrés inicial. Es un hecho científicamente
verificado: nuestros pensamientos influyen en nuestro funcionamiento metabólico. En
materia de delgadez, el simple hecho de aprender a controlarlos permite favorecer el
buen funcionamiento de los órganos digestivos y, en consecuencia, la eliminación y el
adelgazamiento.
A eso se añade un elemento verificado muchas veces: las personas con sobrepeso
tienen a menudo relaciones conflictivas con este cuerpo que no les satisface. Focalizan
su insatisfacción en las zonas afectadas por el sobrepeso («No soporto mi estómago, mis
muslos…»), hasta el punto de que con el tiempo se instala a veces un desánimo, e
incluso una aversión hacia todo su cuerpo. Esto refuerza el estrés latente y la ronda de
pensamientos negativos y perturbadores. La célebre psiquiatra Françoise Dolto
recomendaba a sus pacientes «hablar» con sus órganos, para enviarles un mensaje de
amor y de ternura para mejorar su funcionamiento. Esto es especialmente importante
para las personas que desean perder peso desde hace bastantes años, y que a menudo
acaban por alimentar cierto repudio ante ese cuerpo decepcionante.
75
punto, en la década de 1920, su célebre método de «entrenamiento autógeno» que ha
servido de base a muchas otras técnicas de relajación. Esta es una de las más antiguas, de
las más copiadas, de las más utilizadas… Y también una de las más estudiadas de
manera científica.
El principio de esta relajación: provocar conscientemente sensaciones corporales, a
fin de enviar al cerebro mensajes de relajación y de reposo. Un ejemplo: imaginar que el
cuerpo se calienta. No importa qué imagen use para conseguirlo. El practicante puede
por ejemplo visualizar un viento cálido que sopla sobre su cuerpo, puede pensar que está
en un paisaje tropical o desértico, en una sauna… El resultado no se hace esperar: no
solamente la persona siente el calor en su cuerpo, sino que este hace que su temperatura
aumente sin duda. El efecto ha sido verificado en numerosas ocasiones por estudios
hospitalarios.45 Seguidamente basta con hacer circular (siempre mentalmente) esta
sensación de calor por todo el cuerpo, en los músculos, en los órganos… Esta provoca
una relajación física rápida que repercute en lo mental, disminuyendo el nivel de estrés.
Lo mismo vale para la sensación de frío: imaginar un viento frío o un paisaje de montaña
nevado, y la temperatura corporal baja. El entrenamiento autógeno de Schultz comporta
otras etapas, que implican ejercicios respiratorios. Propone un programa completo y
organizado en cinco fases.
No se trata aquí de hacerle practicar este método de relajación en su conjunto
(podrá hacerlo más adelante si le interesa). Los ejercicios que yo le propongo responden
a la misma lógica que la técnica del doctor Schultz. Usted focalizará sus ejercicios
sensoriales de cara a restaurar su armonía metabólica, y a reconciliarse con las zonas de
su cuerpo implicadas en el aumento y la pérdida de peso. El beneficio será doble:
mantendrá el estrés a distancia y enviará a su organismo mensajes que le ayudarán a
deshacerse de los kilos superfluos. Estos ejercicios devolverán una coherencia global a
su esquema corporal, lo cual proporcionará a su organismo un «impulso de vuelta al
equilibrio» estimulando todos los procesos implicados en la pérdida de peso.
76
el pecho. Como si estuviera atravesado por un cable que recorre su columna
vertebral y su nuca hasta emerger por la parte superior del cráneo.
• Ponga sus pies paralelos sobre el suelo y sus rodillas formando un ángulo
(aproximadamente) recto. Sus manos sobre sus muslos, cerca de las rodillas o
de las caderas.
• Trate de no tensionar la nuca, los hombros y los brazos. Su postura debe
ser lo más relajada posible.
• Una vez adoptada esta posición, cierre los ojos y visualice dos «espacios
esenciales» de su cuerpo: su cara y su ombligo. Sobre su cara, dibuje
mentalmente una ligera sonrisa y relaje la frente. Relaje sus músculos
abdominales de modo que adelante levemente el ombligo.
• Empiece siempre el ejercicio con un suspiro profundo, espirando por la
boca.
77
Le propongo primero incorporar este primer ejercicio a su cotidianidad, cinco días de
siete. Aprenderá a asociar una respiración relajada con una visualización de las zonas de
su cuerpo implicadas en la digestión y la asimilación del alimento: el estómago, las
caderas… Usted conectará estas regiones corporales con una imagen y una sensación
positivas y beneficiosas, mientras focaliza sus pensamientos en una frase clave muy
simple que repetirá al ritmo de su respiración. Este ejercicio permite al mismo tiempo
alejar el estrés, cortocircuitar la rueda de pensamientos obsesivos y mejorar el
funcionamiento de sus órganos de digestión y de asimilación, puesto que estos últimos se
verán rápidamente influidos por el bienestar que usted les devolverá.
Las frases que le propongo repetir le parecerán sin duda, al principio, muy simples
incluso simplistas. Pero es precisamente esta extrema simplicidad, unida a una
respiración regular, lo que producirá un importante impacto en su mente y en su
metabolismo al mismo tiempo.47
EJERCICIO
78
la localización de sus órganos no es totalmente correcta). Cada vez, al mismo tiempo que la luz, envíe a
sus órganos la suavidad y la bondad que lleva asociados.
• Continúe alrededor de un minuto (cinco respiraciones completas), luego realice un último círculo
respiratorio, llenando de luz todo su cuerpo.
• Termine con una respiración profunda.
• La duración total ha sido de unos cinco minutos.
• Antes de levantarse, masajee ligera y suavemente sus brazos, sus hombros y sus muslos.
EJERCICIO
• El principio de ejercicio es idéntico. Usted está sentado y empieza a estabilizar su ritmo respiratorio
repitiéndose mentalmente las mismas frases: «Yo inspiro y sé que inspiro», «Yo contengo mi respiración
y sé que contengo mi respiración», «Yo espiro y sé que espiro». Y eso, cinco veces.
• Seguidamente imagine la misma esfera luminosa ante usted, suave, agradable y beneficiosa (véase
anteriormente). Inspire repitiendo mentalmente: «Yo inspiro la luz y sé que inspiro la luz».
• Después contenga la respiración diciéndose: «Yo contengo la respiración y almaceno esta luz».
• Finalmente, espire repitiéndose: «Yo espiro y envío esta luz a …».
• Es aquí cuando el ejercicio cambia. Porque empezará por enviarla a sus pies, luego a sus tobillos, sus
pantorrillas, sus rodillas, sus muslos, su pelvis, su abdomen, su tórax, sus hombros. Siempre mientras
espira.
• En este momento, la luz ha invadido progresivamente lo esencial de su cuerpo, exceptuando su cabeza y
sus brazos.
• Continúe de la misma forma enviando ahora la luz a sus manos, sus muñecas, sus antebrazos, sus codos,
sus brazos.
• Al llegar a los hombros, envíe la luz (siempre suave y beneficiosa) a su nuca, su cuello, su cara, toda su
cabeza.
• Su cuerpo está ahora totalmente lleno de luz. Está invadido por una sensación de alegría, de confianza y
de bienestar.
• Practique varios ciclos respiratorios concentrando la luz en su abdomen (allí donde se desarrolla lo
esencial de sus funciones metabólicas de aumento y pérdida de peso), de cara a formar una esfera muy
brillante. Esta zona recoge ahora toda la alegría, la bondad y la ternura que usted lleva dentro.
• Finalmente, en una última respiración, deje que esta luz interior se difunda de nuevo por todo su
organismo y luego al exterior, por toda la habitación.
• Termine con una respiración profunda.
• La duración total ha sido de unos diez, quince minutos.
• Antes de levantarse, masajee lenta y suavemente sus brazos, sus hombros y sus muslos.
79
Estos dos ejercicios tienen un poder neuro metabólico y neuro tisular increíble.
Reforzarán su armonía corporal e impondrán poco a poco a todo su cuerpo una vuelta a
su peso ideal. Le permitirán evitar centrarse en las zonas de su cuerpo que no le gustan y
que ha abandonado hasta el punto, a veces, de dejar de sentirlas. Pero el almacenamiento
de grasas siempre es más fácil en las zonas que usted ha tratado de olvidar o de ocultar, y
que incluso detesta. ¡Es la dura ley de la acción-reacción que va más allá del ámbito de
la delgadez!
• Las situaciones de tensión nerviosa tienen un impacto directo sobre el organismo. El estrés provoca
secreciones hormonales parásitas, que interfieren en el programa hormonal normal (sobre todo las parejas
adrenalina-cortisol y dopamina-serotonina, así que la insulina está estrechamente implicada en el
aumento de peso).
• Numerosos estudios demuestran claramente que existe un vínculo directo entre el estrés y el aumento de
peso. De ahí la importancia de practicar con regularidad pausas de relajación adelgazante, además de
ejercicios de respiración.
• El estrés alimenta asimismo pensamientos obsesivos por lo que es difícil interrumpir ese bucle, y
fomenta una tensión nerviosa agotadora.
• Las relajaciones adelgazantes propuestas aquí tienen como objetivo ayudarle a combatir la tensión
nerviosa del día a día, para romper el círculo vicioso del estrés.
• Este programa de relajación adelgazante le propone:
–
Un bodyscan rápido cinco veces a la semana, preferiblemente por la noche.
–
Un bodyscan completo en el mismo momento, dos veces a la semana.
80
–
Trate de respetar un intervalo de dos días como mínimo entre dos bodyscan completos.
«Perdonar al otro, perdonarse a sí mismo, dominar nuestros miedos íntimos es a menudo un trabajo que
supera nuestra fuerza de voluntad; incluso la de los más voluntariosos; incluso la de los más valientes. Esta
constatación no debe generar ninguna desesperación, ninguna culpabilidad, ninguna frustración, ninguna
tentación de depresión, porque todos los corazones humanos albergan el tesoro de la intención.
Naturalmente, hay que poner todo el corazón, pero tener realmente “la intención de…” nos da este pequeño
suplemento de alma que sublima fuerza y voluntad para superar todos nuestros desafíos internos».
Le pouvoir de l’intention, extracto de la conferencia para la Fundación W-Health, mayo de 2015
«Cada persona que sufre lleva en ella a su propio médico. Nosotros (los médicos) damos lo mejor de
nosotros mismos cuando permitimos que el médico que reside en cada uno de nuestros pacientes se ponga a
trabajar».
NORMAN COUSINS, citando al Dr. A. Schweitzer
81
miedo y la ira son emociones. Lo cual nos lleva a una evidencia: el estrés, los
pensamientos y las emociones están íntimamente ligados. Estas últimas producen a
menudo los dos precedentes, y los tiñen de forma positiva o negativa según pertenezcan
al ámbito de la alegría o de la tristeza.
Sin embargo, las emociones también tienen una existencia propia, más allá de los
pensamientos que desencadenan o influyen. Según el Larousse, una emoción es una
«reacción afectiva transitoria de intensidad bastante importante, habitualmente
provocada por un estímulo procedente del entorno». Una definición un poco técnica y un
pelín esquemática, pero que identifica el problema. Algunos especialistas del tema
añaden que una emoción incluye, en sí misma, una reacción fisiológica (mi corazón late
más deprisa, mi respiración se acelera…), un comportamiento expresivo (rio cuando
estoy alegre, lloro cuando estoy triste…) y una consciencia (sé que estoy indignado o
que tengo miedo, aunque no sepa exactamente por qué o cómo).
El cuerpo y los pensamientos están por tanto implicados en el proceso emocional,
pero no son los detonantes. Es un hecho exterior (un encuentro, una discusión, un olor,
una música, una situación determinada…) lo que desencadena la emoción. Todos
nosotros disponemos de una amplia gama de emociones, que varían según la cultura. Los
bosquimanos de Botswana, los aborígenes de Australia o los indios Awà de la Amazonia
no tienen los mismos esquemas de «creación de emociones» que nosotros. No obstante,
los investigadores de la psicología comportamental coinciden en identificar seis
emociones básicas, comunes a todas las culturas: la alegría, la tristeza, el miedo, la ira,
la repugnancia y la sorpresa.
Todos los seres humanos sienten pues estas emociones de base. Luego, según las
culturas, estas se combinan y se matizan.49 El psicólogo norteamericano Robert
Plutchik50 es uno de los reconocidos especialistas del tema. Él puso a punto un modelo
de combinaciones emocionales incluyendo más de treinta emociones, para reaccionar
con sutileza ante todos los acontecimientos de la vida, sobre todo porque cada uno de
nosotros siente esas emociones de una manera que le es propia y que refleja todo lo que
ha vivido desde su tierna infancia. Hay que tener en cuenta también la intensidad de la
respuesta emocional: ligera indignación o explosión violenta; leve miedo o pánico
intenso… la gama es decididamente muy amplia.
82
clasificados entre los estreses importantes, al mismo nivel que la pérdida del trabajo (ver
el anexo 6, la escala de Holmes y Rahe, que es la más utilizada).
Para entenderlo, hay que volver al modo en que nacen las emociones en nosotros.
Nuestro cerebro está estructurado en tres niveles, que se han desarrollado sucesivamente
a lo largo de la evolución de las especies, envolviendo e integrando cada nueva
estructura a la precedente. En el centro, el cerebro reptiliano que compartimos con todos
los vertebrados (incluidos los reptiles y los batracios). Encima, el cerebro límbico
(también llamado cerebro emocional) que compartimos con los mamíferos. Y
finalmente, cubriendo los dos anteriores, el córtex. Este último es la sede de nuestros
pensamientos conscientes y racionales.
Si nuestros pensamientos conciernen a nuestro córtex51 y nuestros instintos de
supervivencia (comer, beber, reproducirse…) a nuestro cerebro reptiliano, nuestras
emociones implican a nuestro cerebro límbico. Estos tres «niveles» intercambian
información permanentemente. Los estímulos que originan reacciones emocionales son
de orden sensorial: veo una escena que me indigna, oigo palabras que me hieren, siento
una caricia que me llena de alegría, noto un olor que despierta una emoción del pasado,
saboreo un plato que me llena de satisfacción… Todos estos estímulos son acogidos por
nuestros órganos sensoriales, que los transforman en señales bioeléctricas. Estas son
enviadas a las diferentes zonas del córtex (área auditiva, visual…) donde son
seleccionadas, comparadas con otras experiencias pasadas, etiquetadas…
Seguidamente, los mensajes emocionales analizados se dirigen al cerebro límbico.
Él es quien va a «gestionar» la emoción enviando al organismo la orden de reaccionar de
una forma que él considera adecuada: reparto exacto del flujo sanguíneo, secreciones
hormonales… Así pues, la emoción está en el centro de un proceso global que implica al
mismo tiempo al equilibrio biológico (el cuerpo reacciona) y el funcionamiento mental
(los pensamientos se modifican), sin olvidar el matiz que aporta al conjunto la todavía
misteriosa influencia de la memoria.
83
cuerpo. Hoy en día sabemos, por ejemplo, que las bacterias que pueblan nuestro aparato
digestivo se ven directamente afectadas por las emociones violentas. Nuestro cuerpo
contiene hasta trescientos mil millones de bacterias amigas (¡su peso total oscila entre 1
y 2 kilos!), la mayoría de las cuales ocupa el aparato digestivo, principalmente el
intestino. Ellas garantizan numerosas funciones esenciales: degradan las fibras
digestivas, permiten la digestión del almidón y de la lactosa, sintetizan determinadas
vitaminas (sobre todo las vitaminas B y K)… Hasta el punto de que determinadas cepas
bacterianas, cuando están presentes en una cantidad excesiva, permiten a las personas
que las poseen extraer hasta un veinte por ciento de calorías suplementarias de una
misma comida. Además, al interferir con ciertas enzimas y proteínas, facilitan la
acumulación de grasas de todas esas calorías suplementarias.
Investigadores de microbiología han llevado a cabo numerosos estudios que
confirman la acción de estas bacterias sobre el aumento de peso. Por ejemplo, los
investigadores inocularon el microbio intestinal de ratones obesos en ratones delgados, y
estos últimos aumentaron de peso. A la inversa, cuando inocularon el microbio intestinal
de ratones delgados en animales obesos, estos adelgazaron. Estas investigaciones están
todavía en fase inicial. Pero han demostrado claramente que las emociones violentas o
repetidas acaban por perturbar el equilibrio de la población intestinal, lo cual conduce a
menudo a un aumento de peso.
Este mecanismo se explica también por la existencia indiscutible de nuestro
«segundo cerebro». Nuestro conducto digestivo está «tapizado» de células nerviosas
parecidas en todos los aspectos a las que forman nuestro cerebro (véase también). Estas
«neuronas del estómago» contribuyen al buen funcionamiento de nuestro sistema
digestivo y al mecanismo de la saciedad. Pero su papel no se acaba ahí. Son las
productoras de dopamina (casi tanto como el cerebro) y más del noventa por ciento de
nuestra serotonina. Recuerde que a estas hormonas se las describe como las de la calma,
la saciedad y la felicidad. Nuestros dos cerebros (cerebral y entérico) colaboran
permanentemente. Las informaciones que uno recibe son rápidamente transmitidas al
otro, que actúa en consecuencia. Es fácil comprender que nuestras emociones puedan
afectar a nuestro humor, pero también a nuestra digestión y a nuestro apetito, así como a
nuestros mecanismos de acumulación y pérdida de peso.
84
menudo resulta largo y difícil, solo puede derivar de una decisión personal. No obstante,
sin tener que llegar tan hasta el fondo de uno mismo, es posible modificar el modo de
recibir las emociones, integrarlas y reaccionar ante ellas. En materia de pérdida de peso,
eso es más que suficiente. Para conseguirlo, le propongo aprender a utiliza algunos
elementos simbólicos simples.
Un símbolo es una imagen, un sonido, una palabra… que representa por sí sola un
conjunto mucho más amplio y complejo. Así, cuando usted circula por la ciudad y ve
una señal redonda y roja con un rectángulo blanco en medio, sabe lo que significa: no
hay que ir por esa vía demasiado estrecha para dos, o incluso arriesgarse a que otro
coche aparezca a toda velocidad en sentido contrario. Esta señal es un símbolo. Vivimos
rodeados de símbolos, algunos muy materiales como las señales de tráfico, otros mucho
más sutiles.52 Los símbolos pautan y moldean nuestra vida. Su impacto es poderoso. Los
símbolos son, para nuestro inconsciente, lo que nuestras palabras son para nuestro
pensamiento consciente.
Los símbolos que yo le propongo utilizar aquí son simples y muy accesibles.
Tendrán un impacto rápido sobre su gestión emocional y sobre sus reacciones
biológicas. Recuerde: ya le he explicado cómo el simple hecho de pensar en un gesto
basta para estimular, en su cerebro, la misma zona que se habría activado si usted
hubiera efectuado realmente ese movimiento (véase también). Mejor aún: basta que con
que vea, ante usted, a una persona que realiza ese gesto para que la misma región
cerebral se active. Este fenómeno se utiliza a menudo en la reeducación de accidentados
que guardan cama, para limitar la pérdida de tono muscular que tiene lugar durante el
periodo en que no se pueden mover. Esto demuestra hasta qué punto una imagen (yo veo
el movimiento) o un pensamiento (yo imagino el gesto) puede tener un impacto directo
sobre el funcionamiento cerebral y, por repercusión, biológico. Esta es la vía por la que
los rituales tradicionales de la etnomedicina tienen un impacto terapéutico real. De esta
manera los símbolos simples de los ejercicios siguientes modificarán su reacción
emocional e influirán en su metabolismo. Ya que los actos simbólicos «hablan» a su
inconsciente del mismo modo que las palabras pronunciadas se dirigen a su pensamiento
consciente. Constituyen así un lenguaje eficaz, directamente comprensible para su
cuerpo, sin pasar por los filtros del pensamiento consciente y del razonamiento.
85
En primer lugar, usted «programará» un sentimiento interior de dicha y,
paralelamente, «desprogramará» sus sensaciones dolorosas, perturbadoras o
simplemente desagradables. Y si esto no basta, en una segunda fase, podrá ir un poco
más allá con un último ejercicio.
1. El ejercicio de la sonrisa
Es muy sencillo y requiere muy poco tiempo. Es la fase de «programación» positiva. Lo
practicará cada mañana, después de su respiración «buen ánimo». Permanecerá en la
misma posición y encadenará los dos ejercicios sin interrupción.
EJERCICIO
EJERCICIO
• Está tumbado en su cama, sobre la espalda y con la nuca apoyada en la almohada. Busque una posición
cómoda para que no le moleste la tensión ni un dolor postural. Ponga una mano sobre su vientre para
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«sentir» su respiración (su abdomen sube y baja al ritmo de su aliento). La otra mano descansa sobre su
pecho, a la altura del corazón.
• Seguidamente pase revista a todo lo que ha sucedido durante el día que acaba de pasar, remontando el
tiempo al revés: parta del momento presente (está tumbado en su cama) y vaya hasta el momento en que
se despertó.
• Cuando viva un hecho agradable (un regalo, un cumplido que ha recibido, una ocasión favorable…) fije
su atención en ello durante unos segundos, y dígase mentalmente: «Yo experimento este maravilloso
sentimiento de felicidad y lo guardo en mí».
• Cuando viva un hecho desagradable (una discusión, un desacuerdo, un susto, una contrariedad, una
«pifia» por su parte…) fije su atención en ello durante unos segundos y repítase mentalmente: «Yo tengo
consciencia de lo que ha pasado, y sé que lo haré mejor la próxima vez».
• En todos los casos, oblíguese a ser espectador de la situación y no vivirla emocionalmente. Durante la
primera semana, eso le será difícil. Tendrá tendencia a «revivir» esas emociones desagradables. Pero lo
hará con una ligereza creciente. Y cuanto más espectador sea de su propia vida (como si viera una
película), más emociones negativas resbalarán sobre usted sin «estropear» su inconsciente.
• Cuando haya terminado vaya al encuentro de su primera «vivencia» de la jornada: su sonrisa matutina
(por esto se la «impongo), y haga que esta sonrisa se filtre por todo su cuerpo, como ya ha hecho esa
mañana.
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En cuanto a la culpabilidad, encontraremos la falta de confianza en uno mismo, los
traumas de infancia, las mentiras por omisión, las dismorfobias… Y, al final, patologías
como la depresión leve o la fibromialgia.
Las emociones de este tipo generalmente están muy arraigadas. Siguen «actuando»
en el fondo, perturbando todos sus intentos de perder peso, provocando sobre todo
hambres falsas (e incluso hambres caninas) que le alejan de los objetivos que se ha
fijado. Para que su cerebro se convierta realmente en su socio de salud, debe
reprogramar estos bloqueos, estos enquistamientos negativos que crean un «cerrojo»
cuyo impacto impide que pierda peso. Esta toma de consciencia hace aún más irrisorios
sus intentos de adelgazar que solo contemplan modificar su alimentación.
En este momento tiene una visión más global y más clara de su espacio adelgazante
interior. Sabe que tendrá que «remodelarlo» para validar su nueva silueta. La última
clave adelgazante, que abre el último cerrojo, está ahora en sus manos. ¡Deslícela dentro
de la cerradura y abra! Esto es lo que le propongo con este ejercicio que transforma un
simple juego de escritura en un acto simbólico enormemente liberador. Se trata de un
acto muy real, que realizará una sola vez. Pero su cerebro inconsciente (su mundo
emocional no expresado) comprenderá su mensaje virtual positivo y atenuará poco a
poco algunas de sus heridas íntimas. No se trata aquí de «transformar» sus sentimientos
(eso corresponde a un trabajo interminable que debe efectuarse con un profesional), sino
de «desprogramar» determinados actos reflejos nerviosos negativos asociados, que
agotan su energía mental, moral y finalmente física (acarreando, entre otros, un bloqueo
de su esfuerzo adelgazante).
El objetivo principal de esta última herramienta de salud (asimilada aquí a una
herramienta adelgazante, pero que le reserva la sorpresa de ser también una herramienta
de bienestar) es crear en usted una «intención de perdón». Perdón para los demás cuando
se trata de desprogramar un rencor, perdón para uno mismo cuando es nuestra
culpabilidad la que está en juego.
Este término da lugar a mucha confusión. Crear una intención de perdón, no es dar
la razón a la persona que le ha herido. Es, por el contrario, deshacerse del rencor que le
bloquea a usted. Lo mismo sucede si se trata de una culpabilidad tenaz: perdonándose a
sí mismo, no se absuelve de toda responsabilidad de la situación que le preocupa, pero le
autoriza a superar esta «falta» para avanzar y mejorar su comportamiento futuro.
Atención: perdonar absolutamente es una misión casi imposible para un ser humano
«clásico» (¡sin aureola visible!). Por no hablar de que hay cosas «imperdonables».
Muchos de mis pacientes me lo han manifestado, y comparto sin reservas esa certeza.
Por eso hablo, no de perdón, sino más bien de una «intención de perdón» (que puede no
llevar jamás al perdón total). Se trata de reabrir el diálogo entre la vida y la parte de
usted que está «muerta a la vida»; este espacio sin fondo y sin solución mental aceptable.
Yo le propongo pues redescubrir su herida «como espectador» (como ha
experimentado al repasar su jornada en el ejercicio anterior). Pero lo hará como
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espectador tranquilo, y más lúcido gracias al trabajo de escritura siguiente; un espectador
que podrá seguir acariciando con nostalgia una cicatriz más o menos profunda, pero
finalmente cerrada y «sana». Este es el objetivo final de este programa adelgazante,
como el de todos los programas de las neurociencias aplicadas: ayudarle a encontrar en
sí mismo un nuevo impulso hacia la alegría de estar vivo, y de vivir plenamente de
nuevo.
Se trate de un rencor o de una culpabilidad, librará a su cerebro de un freno. De este
modo ahorrará una energía física y moral preciosa que aprovechará para recuperar su
peso ideal que, le recuerdo, resulta ante todo de un equilibrio interior renovado, o al
menos tranquilo.
Para este ejercicio, basta con tener un cuaderno y un bolígrafo. Porque va a escribir.
Tranquilícese: lo hará solo, ante sí mismo. Nadie leerá este texto. No se arriesga a que
alguien le juzgue. Podrá expresar todo lo que siente, deshaciéndose de los límites
habitualmente impuestos por las normas sociales, la moral, la educación, la religión…
Aproveche para acercarse lo más posible a sus sentimientos profundos.
EJERCICIO
• Primera etapa: identificar a la persona a quien desea dirigirse (ya sea para hacerle reproches o para
excusarse). Puede dedicar varios días a eso.
• Seguidamente, escriba su nombre en la primera página de su cuaderno o, si no le conoce, anote una
expresión que le represente (por ejemplo: «Aquel con cuyo coche choqué tal día, en tal sitio», o «Aquel
que me agredió tal día, en tal sitio»). Si es posible, busque una foto y péguela en la guarda de su
cuaderno.
• Después, dese tres días para dejar que la emoción perturbadora aparezca en su interior. Cada día, abra su
cuaderno y lea el nombre o la expresión que designa a la persona a quien se dirige. Luego dedique unos
minutos a dejar que el recuerdo, y las sensaciones que lo acompañan, emerjan tranquilamente, sin freno,
pudor, ni miedo a ser juzgado.
• La mañana del cuarto día, empezará a escribir en su cuaderno dirigiéndose a esa persona. El objetivo:
decirle lo que usted ha sentido y lo que siente todavía hoy. Deje salir la corriente de pensamientos sin
censurarse. Deje que se exprese la persona que usted era en el momento del impacto emocional. No dude
en repetirse, en ser vehemente o llorón…
• Por la noche, relea el texto que ha escrito por la mañana. Añada los detalles en los que no había pensado
todavía.
• Proceda así durante tres días (incluso más si cree tener más cosas que expresar), hasta que empiece a
sentirse interiormente liberado del peso mental (todavía no moral) que soporta.
• Cuando haya «vaciado su saco» relea sus notas y redacte una síntesis no demasiado larga (dos o tres
páginas como máximo). Luego escriba debajo una última frase. Según el caso:
∗«Querido…, hoy yo tengo… años. Como adulto, consciente de mis sentimientos y mis emociones,
manifiesto la intención de perdonarte por lo que me has hecho».
∗O «querido…, hoy tengo… años. Como adulto, soy consciente de lo que te he hecho. Te presento mis
excusas y te pido que accedas a perdonarme».
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• Esta frase le permite posicionarse como adulto responsable, frente a un acontecimiento que hoy forma
parte del pasado. Expresa la realidad de su intención (de momento no se exija más a sí mismo).
• Última etapa: implantar este beneficio con un acto simbólico. Leerá este texto en voz alta, dirigiéndose a
la persona implicada. Para ello, aíslese en un sitio tranquilo y, si se nota tenso, realice unas cuantas
respiraciones profundas para relajarse antes de empezar.
• Lea todo el texto, lentamente, implicándose en lo que dice, como si esa persona estuviera ante usted. Si
es necesario, hágalo una segunda vez.
• Termine pronunciando muy claramente la frase simbólica que enraizará su distanciamiento emocional (la
perspectiva) en su inconsciente.
• Este ejercicio, simple de realizar, aunque exige un poco de tiempo, es muy eficaz. Practíquelo con
seriedad y sentirá rápidamente los efectos a todos los niveles: físico, nervioso, emocional…
• Si durante el mes siguiente, emergen otras emociones tremendamente perturbadoras, repita el ejercicio de
escritura dirigiéndose a otra persona.
• El estrés, los pensamientos y las emociones están indisociablemente vinculados. Estas últimas suelen
estar en el origen de los dos primeros.
• El cuerpo es el portavoz de nuestros procesos emocionales. Las manifestaciones emocionales «toman
cuerpo» en nuestras reacciones y nuestra apariencia física.
90
• Incluso las bacterias que pueblan nuestro tubo digestivo se ven afectadas por nuestras emociones
violentas o frecuentes. Investigaciones recientes muestran que están directamente implicadas en el
aumento y la pérdida de peso.
• No se trata, aquí, de entrar en un proceso terapéutico profundo (como el psicoanálisis o las psicoterapias)
que exige tiempo, motivación y la participación de un(a) terapeuta especializado(a). Usted va a aprender
a modificar, poco a poco, su manera de reaccionar a los estímulos emocionales negativos, a fin de limitar
el impacto nocivo en su organismo.
• Los ejercicios de gestión de las emociones integran la idea de símbolos. Estas imágenes hablan
directamente a nuestro inconsciente que sabe reconocer y traducir el contenido del mensaje.
• El programa de gestión adelgazante de las emociones permite desarrollar un sentimiento interior positivo,
íntimamente ligado a una sensación de felicidad. Al mismo tiempo, desprograma progresivamente sus
sensaciones negativas, incluso cuando están fuertemente enquistadas.
• Este programa de gestión adelgazante de las emociones le propone:
–
Un ejercicio «de sonrisa», muy rápido, a practicar por la mañana, después de su respiración y su
relajación «buen ánimo».
–
Un ejercicio de desprogramación emocional, a practicar por la noche, justo antes de dormirse.
–
Un ejercicio más profundo y potente, pero facultativo, de escritura simbólica. A practicar si emociones
antiguas siguen perturbándole durante mucho tiempo.
«No es lo que entra en su boca lo que contamina al hombre; es lo que sale de su boca».
Según diversas tradiciones religiosas
Nosotros tenemos una responsabilidad enorme respecto de lo que «sale de nuestra boca».
Nuestras palabras, dependiendo de su tono, son portadoras de una energía benevolente o
crítica; de curación o de destrucción. ¡Aunque todos los profetas y todas las religiones
del mundo están de acuerdo en este punto, fundamental para apreciar la cualidad
profunda de un ser humano, nuestra última herramienta está dedicada al equilibrio
(indispensable) de «aquello que entra en nuestra boca»!
91
Su (re)programación neuro metabólica está ya casi completa. Esta es pues, su
última clave adelgazante: la alimentación. Esta alimentación que todos los regímenes
adelgazantes, en todas las épocas, en todos los países industrializados, han posicionado
como la prioridad de prioridades. Veámosla ahora reducida por fin a su posición
adecuada: la última. No porque sea el factor menos importante, el más insignificante,
sino porque todos los patrones de la «ingesta alimenticia» dependen de los cuatro
factores precedentes. Ya que por perfecto, adaptado, personalizado, equilibrado… que
sea su régimen adelgazante, por apetecible y sano que sea su plato, usted obtiene muy
pocos beneficios para su salud o para su delgadez de ello, si su cuerpo y su espíritu están
estresados, frustrados o cansados. Aplicando las cuatro primeras herramientas de este
programa adelgazante, usted ha preparado su organismo, su mente y sus emociones para
obtener plenos beneficios de su nuevo equilibrio alimenticio. Va a ponerlo en práctica en
unos días, sin esfuerzos, lentamente…
Durante estos diez primeros días, usted ha preparado pues su cerebro, su sistema
nervioso, y bajo su control todo su cuerpo, para aceptar con tranquilidad la segunda
etapa del programa. Puede estar tranquilo: no le propongo ni privaciones frustrantes, ni
prohibiciones estresantes. Simplemente conservará sus costumbres, integrando algunas
normas alimenticias que darán un impulso suplementario a su pérdida de peso.
Esta toma de consciencia es hoy en día colectiva: la evolución de nuestra sociedad
nos conduce a consumir productos enormemente transformados por la agricultura
intensiva y la industria agroalimentaria (utilización de abonos y pesticidas químicos;
aditamento de conservantes, potenciadores de sabor, estabilizantes, aditivos…).
¡Nuestros alimentos han sufrido más transformaciones en cincuenta años que en
cincuenta siglos! Y el impacto de estas modificaciones profundas sobre nuestra salud, a
medio y largo plazo, todavía está muy mal evaluada.
Sin embargo, una idea, intuitiva y a la vez científica, se ha puesto en marcha desde
hace mucho tiempo: la manera de comer influye en el buen funcionamiento de nuestro
organismo, la conservación de nuestra salud y los contornos de nuestra silueta. Los
filósofos epicúreos de la Grecia antigua recomendaban la moderación alimenticia, tanto
por el bien del cuerpo como del alma. El propio Nietzsche escribió a finales del siglo
XIX: «Un tema del cual la salud de la humanidad depende mucho más que de cualquier
sutilidad teológica, es el régimen alimenticio».53
Desde principios de los años 2000, numerosos investigadores de nutrición y
neurociencias se han sumado a esta idea ancestral. En 2008 apareció el estudio
internacional más amplio publicado hasta la fecha sobre nutrición: el informe
Campbell.54 Los dos investigadores británicos que lo dirigieron, T. Collin Campbell y
Thomas Campbell, explican: «La ciencia lo dice claramente. Modificar su alimentación,
es reducir de forma impresionante sus riesgos de cáncer, de enfermedades cardíacas, de
diabetes y de obesidad. Casi la mitad de la población tiene un problema de salud que
92
requiere la ingesta semanal de medicamentos con receta. No obstante, la mayoría de
estos problemas podrían resumirse en tres cosas: desayuno, comida y cena».
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pone en marcha estrategias contrarias a la disolución de las grasas (los famosos cerrojos)
que se oponen a su objetivo adelgazante.
Durante los diez primeros días de este programa, usted ha aprendido a protegerse
contra el estrés inútil, los pensamientos obsesivos y las emociones perturbadoras. Ha
adoptado la costumbre de integrar a sus jornadas sencillos actos reflejos saludables y
adelgazantes: entrenamiento respiratorio, breves relajaciones antiestrés… Sería una
verdadera lástima añadir a su programa interior un estrés suplementario que pusiera en
peligro los cambios que ha realizado desde el inicio del programa. De manera que, relaje
la presión, no piense en «prohibiciones». Trate por el contrario de sentir, en su cuerpo,
los numerosos beneficios de este nuevo modo alimenticio. Porque más allá de la pérdida
de peso, supondrá para usted un mayor bienestar global muy evidente (menos cansancio,
dormir mejor, menos dolores articulares…).
No olvide tampoco los cinco factores del viviente. Aunque la alimentación que se le
propone aparezca al final de este programa, sigue siendo uno de los pilares esenciales de
nuestra vida celular. Merece que se le haga un sitio, pero eso no debe restar valor a las
herramientas adelgazantes asociadas a los otros cuatro factores. Cuando la focalización
alimenticia es central, pesa sobre las otras herramientas adelgazantes. Esta es la razón
por la que yo no le propondré un régimen, sino un simple reajuste alimenticio que
aliviará a su cerebro y a su sistema nervioso de un estrés nocivo.
Sin olvidar esta regla de oro, tantas veces repetida: la nutrición saludable precede
siempre, y luego acompaña, a la nutrición adelgazante. Por eso, usted va a concentrarse
en la calidad de los alimentos, la forma de combinarlos en las comidas, y la mejor hora
para consumir los diversos tipos de nutrientes.
94
enzimático, biológico, e incluso psicológico.
En función de su identificación metabólica, vemos cinco grandes clases de ayuda al
adelgazamiento:
95
En el transcurso de una vida, absorbemos un promedio de cuarenta toneladas de
alimentos. Una gran parte de estos alimentos pasa hoy en día por las manos de la
industria agroalimentaria. Esta tiene un único objetivo: optimizar la comercialización de
los productos haciéndolos biológicamente más estables, y por ello más fáciles de
conservar, de almacenar, de transportar y de «comercializar». Esto es lo que ha
conducido a nuestra alimentación moderna, cada vez más transformada y refinada.
Porque cuanto más simple es la estructura bioquímica de un alimento, mejor resiste el
paso del tiempo. Si es necesario, algunos aditivos químicos acaban de estabilizar el
producto para que encuentre tranquilamente su lugar en los estantes del supermercado y
pueden quedarse allí hasta que un consumidor la añade a su carro (sin riesgos sanitarios,
pero no sin riesgos para la salud).
Por ejemplo, los aceites vegetales distribuidos al por mayor. Pasan por un conjunto
de tratamientos (desgomado, neutralización, decoloración, desodorización…) destinados
ante todo a evitar que se vuelvan rancios. Estas operaciones conllevan modificaciones de
su composición nutricional: algunos ácidos grasos, transformados por estas
manipulaciones, se vuelven biológicamente inactivos; el contenido en vitamina E
disminuye… y, lo que es peor: con la cocción se transforman nuevamente y generan
moléculas «trans» que el organismo no sabe metabolizar, lo cual genera sedimentos
arteriales y acumulación excesiva de grasas.
Un último ejemplo entre centenares: los cereales. Los procesos de refinamiento
conducen a eliminar la vaina de los granos. La pérdida es enorme en términos de
micronutrientes y de fibras. El riesgo de carencias nutricionales es importante sobre todo
en vitaminas del grupo B (muy presentes en los cereales completos) y en minerales como
el magnesio y el cromo. Además, las fibras participan en el metabolismo de los glúcidos
ralentizando el paso a la sangre de los azúcares extraídos de los cereales. Esto provoca
un resultado aterrador: si bien los cereales completos son una excelente fuente de
nutrientes, los cereales refinados están muy empobrecidos y tienen en nuestro
organismo un impacto metabólico mucho más violento durante su digestión. Debido a
eso, su índice glucémico es muy elevado. En los biscotes, por ejemplo, la cocción a
temperatura muy alta de una pasta preparada con una harina muy refinada genera un
índice glucémico (IG) más elevado que el del azúcar blanco. No obstante, a menudo se
les considera alimentos «de régimen». ¡Una aberración nutricional!
Volvamos un momento a la importancia del índice glucémico. Esta «tabla» fue
elaborada a principio de la década de 1980 por un equipo de investigadores de la
universidad de Toronto, Canadá, dirigido por David J. Jenkins. Permite medir el impacto
de un alimento sobre el metabolismo, teniendo en cuenta la producción de insulina que
provoca durante su digestión. Los alimentos que tienen un IG elevado implican una
secreción de insulina brutal que, a fuerza de repetirse, perturba el equilibrio metabólico e
interfiere con las neurohormonas cerebrales. Resultado: falsas hambres irreprimibles,
«bajones» repetidos y una acumulación excesiva de grasas.
96
Este índice, cuando se publicó, aclaró parte del metabolismo de los azúcares. Fue
algo apasionante, pero nos pareció todavía insuficiente para determinar el impacto de un
alimento en nuestro equilibrio metabólico global, y sobre la acumulación de grasas en
particular. Hace diez años aproximadamente, con mi equipo de colaboradores científicos
japoneses y norteamericanos, hemos puesto a punto un nuevo índice de clasificación de
los alimentos, en función no solo de su impacto sobre la glucemia, sino también de su
acción metabólica global (sobre todo sobre el hígado y la vesícula biliar) y su carga
genética. El SLIM-data es por tanto un índice que permite conocer el «poder de
almacenaje» de los alimentos. Yo le propongo utilizar este índice para escoger mejor sus
alimentos, y sobre todo para combinarlos mejor entre sí de manera que cada una de sus
comidas, consideradas globalmente, respete un SLIM-data lo bastante bajo como para
que su organismo no almacene nada.
Ventaja antiestrés y anti-bajada de ánimo: este índice no excluye ningún alimento.
Solo algunos productos ultraindustrializados, cargados de aditivos químicos y carentes
de todo interés nutricional, están muy desaconsejados porque son nefastos para su salud
antes incluso de serlo para su línea (véase también). Todos los alimentos clásicos pueden
formar parte de su alimentación habitual. Están clasificados en tres categorías:
Al final de este libro, encontrará una tabla detallada del índice SLIM-data de todos
los alimentos corrientes (véase anexo 4). Podrá consultarla cada vez que se plantee una
pregunta acerca de un alimento concreto. Pero para el día a día, limítese a seguir los
consejos prácticos siguientes, que bastan para organizar sus comidas de forma que
conserven un índice de almacenaje compatible con su objetivo adelgazante.
97
– Todos los lácteos y los quesos frescos.
– Todos los cítricos consumidos enteros (y no en zumo).
– Todas las especias y los condimentos.
• Los alimentos que pertenecen a la zona naranja: combinarlos lo más a
menudo posible con los alimentos de la zona verde:
– Todos los cereales completos o semicompletos mejores para nuestro
estómago y nuestros intestinos debilitados (pastas completas, pan
fermentado, arroz integral, alforfón, quinoa…).
– Las hortalizas ricas en azúcar, cocidas (zanahorias, remolacha, guisantes…),
excepto las patatas.
– Los zumos de cítricos frescos.
– Todas las frutas crudas.
• Los alimentos que pertenecen a la zona azul: combinarlos siempre con los
alimentos de la zona verde:
– Las frutas crudas.
– Los zumos de frutas industriales.
– Los cereales refinados (pan blanco, arroz blanco…).
– Las patatas.
– La charcutería (sobre todo industrial).
– Los quesos grasos y curados.
– Todos los platos azucarados (cremas, pasteles de arroz, tartas de frutas,
chocolate, mermelada…).
• Deje los alimentos de los que he hablado más arriba (más bien «no-
alimentos»), perjudiciales para su salud y para su línea. Procure evitarlos o
consumirlos en pequeñas cantidades, y no más de una vez por semana.
• Todas las bebidas gaseosas industriales (azucaradas, sin azúcares o
edulcorantes).
• Toda la confitería, pastelería y bollería industrial (envuelta en plástico).
• Los cereales muy refinados y elaborados de forma industrial (biscotes,
pasteles de arroz inflado, cereales de desayuno azucarados…).
98
• Los snacks de aperitivo salados (galletitas, cacahuetes, patatas fritas...) y sobre
todo ahumados.
Trate de conservar esta somera lista en la cabeza, le servirá para hacer la compra,
cocinar en casa, escoger su menú en el restaurante…
EN LA PRÁCTICA
Adoptar este nuevo «índice adelgazante» es realmente muy sencillo. Ante todo, debe
optar por una alimentación fresca y de calidad.
Al evitar los alimentos muy procesados (platos preparados, salsas enlatadas,
dulces…), elimina de por sí un tipo de alimento que no aporta ningún beneficio a su
salud y bloquea regularmente su pérdida de peso. Cuando no tenga tiempo para hacer la
compra y cocinar, opte sobre todo por alimentos naturales congelados (verduras, potajes,
pescado, carnes…). Se preparan rápidamente y conservan gran parte de su contenido
nutricional sin añadir aditivos. Como puede constatar, las materias grasas no figuran en
esta tabla extremadamente simplificada. Eso se debe a que modifican moderadamente el
SLIM-data global de la comida siempre que sean de buena calidad y se utilicen en
cantidades razonables.
Para ello basta con evitar frituras abundantes y la mantequilla cocinada. Cocine
mejor con buenos aceites vegetales y en cantidades pequeñas (mi preferencia, a partir de
mi experiencia, es el aceite de oliva de calidad, si es posible biológico). Este tipo de
aceite es igualmente apropiado para el aderezo de crudités (con vinagre o zumo de
limón). En definitiva, puede aliñar sus platos cocinados después de la cocción con la
finalidad de mejorar su sabor y de que tengan una consistencia más agradable en la boca.
Sepa además que las cocciones largas, y peor aún, la mezcla, aumenta el SLIM-data de
los alimentos que contienen glúcidos. Así, las zanahorias crudas forman parte de los
alimentos clasificados como verdes, mientras que las zanahorias cocidas (como las
zanahorias Vichy, por ejemplo), pasan a la zona naranja. En cuanto al puré de zanahoria,
la propulsa a la zona azul. Del mismo modo, las manzanas están clasificadas como zona
naranja. Pero la compota de manzana entra en la zona azul. Así pues, trate de potenciar
las pastas y el arroz cocidos al dente, y de evitar los purés que contienen verduras ricas
en azúcares (zanahorias, guisantes, patatas…).
Para el resto, depende de usted componer sus comidas teniendo en cuenta el índice
de SLIM-data de los diferentes elementos. Asociarlos se convierte de este modo en un
juego de niños.
Veamos algunos ejemplos:
99
comida asocia solo alimentos que pertenecen, todos ellos, a la zona verde. El
poder de almacenaje es débil, incluso si añade una o dos rebanadas de pan
integral.
• Una endivia gratinada con jamón, un filete de salmón a la parrilla acompañado
de arroz con azafrán y una pieza de fruta. Esta comida implica más alimentos
de la zona naranja: el arroz y la fruta. El jamón y el queso del entrante incluso
corresponden a la zona azul. Así pues, su poder de almacenaje es mayor que
en la comida anterior. Para reducirlo, basta con reemplazar la mitad del arroz
por una pequeña cantidad de verduras (calabacines salteados al curry por
ejemplo) y la fruta del postre por un yogur.
• Un mixto de jamón y queso casero, un plato de pasta con salsa boloñesa de
lata con queso gruyere rallado, un trozo de queso brie con un cuarto de
baguette. Esta vez, en el menú, solo hay alimentos de la zona naranja y azul, y
los de la zona azul se hayan en una proporción excesiva. Pero algunas
correcciones serán suficientes para reconducirlos a un poder de almacenaje
débil. Reemplace el mixto de jamón y queso por una ensalada de pepino con
gambas y el brie por una macedonia de frutas de temporada. ¡Le ha dado la
vuelta! Si le apetece, también puede conservar el mixto de jamón y queso y
sustituir la pasta por un filete de pescado acompañado de verduras.
100
hora de favorecer una mejor resistencia al estrés, lo que disminuye, a su vez, la
producción de acidez. Algunos ejercicios respiratorios tienen, por otro lado, una acción
directamente alcalinizante en la sangre. Las actuaciones detox (véase también)
contribuyen también a este importante equilibrio ácido-básico ya que favorecen la
eliminación de desechos (normalmente ácidos). Pero esto no basta para reequilibrar
completamente su cuerpo, especialmente en lo que concierne a sus órganos de digestión
y asimilación. Para acompañar ese proceso adelgazante global, debe usted al mismo
tiempo, organizar su alimentación de tal modo que haga prevalecer los alimentos más
alcalinizantes. De lo contrario, con el aumento de su acidez interior corre el riesgo de
sufrir consecuencias nocivas: fatiga, aceleración del envejecimiento…y, sobre todo, el
bloqueo del último conducto adelgazante. Es ahí donde interviene la noción de
«inflamación silenciosa». Normalmente, la inflamación forma parte de nuestro arsenal
natural de protección. Si un tejido está dañado, la inflamación participa en su reparación.
En sí misma, constituye un signo de un buen funcionamiento de nuestro sistema de
defensas. Pero esta inflamación no es discreta. Se muestra de manera abierta,
provocando rápidamente dolores. La inflamación silenciosa es muy distinta. Es la que
está en la causa de la fatiga crónica, la fibromialgia y, sobre todo, del sobrepeso. Se
desarrolla lentamente, sin provocar el menor signo aparente, hasta el momento en que
aparecen los síntomas. Si consultamos las bases internacionales de artículos científicos y
médicos, encontramos más de 46.000 artículos que tratan los vínculos entre la
inflamación silenciosa y las enfermedades crónicas, entre las que se encuentran el
sobrepeso y la obesidad. El vínculo entre este tipo particular de inflamación y los kilos
de más no ofrece ninguna duda. Pero ¿de dónde procede dicha inflamación? La respuesta
es simple: es esencialmente el resultado del exceso de acidez de nuestro medio interior.
Dentro de un organismo demasiado ácido, la producción de agentes pro
inflamatorios aumenta rápidamente. En un primer momento, esta inflamación latente se
da a nivel celular y se desarrolla invadiendo ciertos tipos de tejidos en su conjunto, de tal
modo que todas las funciones pueden verse afectadas. De este modo, el sistema
inmunitario se torna frágil y el sistema hormonal se desequilibra, provocando una menor
resistencia a las enfermedades.
Una fatiga insidiosa se va instalando de manera progresiva. También pueden verse
afectadas las articulaciones (reumatismos, gota…). De hecho, los ácidos se unen a las
proteínas que contienen los tejidos (especialmente al colágeno). La elasticidad de las
paredes celulares se ve afectada, lo que ralentiza el intercambio celular. Del mismo
modo, la microcirculación sanguínea se ve igualmente perturbada, lo que impide a su
vez la correcta nutrición de las células. Para neutralizar estos ácidos el organismo
necesita sales minerales naturalmente alcalinizantes. Puesto que la alimentación no
provee suficientes, el organismo se verá obligado a obtenerlas de sus reservas
(principalmente óseas). De este modo, la acidez interior contribuye también a la
fragilidad ósea y a la osteoporosis. Cuando este conjunto de reacciones afecta a los
101
órganos encargados de la digestión y de la asimilación de nutrientes, todo nuestro
equilibrio ponderal se ve rápidamente afectado. Porque, acuérdese: todo lo que se digiere
mal y se asimila mal, se almacena con más facilidad. Es en su plato donde va a intervenir
sobre este exceso de acidez. Una vez más, es la evolución «inhumana» de nuestra
alimentación lo que está en el origen de este proceso. El aumento constante del consumo
excesivo de carne, a partir de mediados del siglo XX, es en parte responsable puesto que
la degradación de estas proteínas animales produce una gran cantidad de sustancias
ácidas. Los cereales y los azúcares muy refinados también son acidificantes. Y este
efecto se ve aún más aumentado por la presencia de gran cantidad de materias grasas.
Por el contrario, las frutas y las verduras frescas proveen de sales minerales
alcalinizantes, necesarias para que el cuerpo pueda neutralizar las sustancias ácidas. La
ecuación es, por tanto, simple: es necesario aumentar la proporción de verduras frescas
en la alimentación, disminuir la proporción de productos animales (sobre todo la carne) y
de azúcares, y priorizar los cereales integrales o semi-integrales, mucho menos
acidificantes que los refinados. En conclusión, conviene limitar el consumo de materias
grasas (sobre todo saturadas), sin por ello tener que tomar medidas demasiado drásticas.
En cuanto a las bebidas, hay que priorizar las aguas débilmente mineralizadas, que
drenan y regeneran el sistema de eliminación de ácidos.
EN LA PRÁCTICA
La idea misma de la alimentación antiácida encierra una trampa: los alimentos que más
ayudan a acidificar no son los que nosotros creemos. El potencial de acidez no tiene nada
que ver con el sabor. Tomemos el limón: su sabor ácido está ligado a la presencia de
ácidos orgánicos que se transforman en alcalinizantes durante la digestión. A pesar de su
sabor, que hace rechinar los dientes, el limón, por tanto, forma parte de los alimentos
alcalinizantes. Por el contrario, los dulces industriales conllevan azúcares
extremadamente refinados y materias grasas, ¡algo que los convierte en acidificantes a
pesar de su sabor dulce!
¿Un rompecabezas? En absoluto. Porque las reglas a seguir son muy simples:
102
bollería y pastelería industrial. Y para edulcorar sus comidas caseras, opte por
azúcares naturales que tienen un índice glucémico bastante bajo: sirope de
agave, azúcar de flor de coco, azúcar de caña completo, miel…
• Limite su consumo de proteínas animales: una vez al día como máximo,
alternando la carne de vacuno, la de ave y los productos del mar.
• Evite combinar las proteínas animales con grandes cantidades de grasas. Es la
combinación más perjudicial para su equilibrio acido-básico, ya que la
combinación de proteínas y ácidos grasos dobla el potencial acidificante de un
plato.
Al final de este libro, encontrará (véase anexo 5), un cuadro del potencial acidificante de
los diferentes alimentos (índice PRAL ). Puede utilizarlo como referencia cuando tenga
dudas sobre un alimento concreto. El resto del tiempo, conténtese con seguir estas reglas
aquí expuestas. Para ayudarle, aquí tiene una presentación de las principales clases de
alimentos.
103
Comer a buena hora: la cronobiología al servicio del neuro-adelgazante
Última etapa de su programa de neuronutrición: la cronodietética. Lo que comemos, sea
cual sea la calidad nutricional de nuestros menús, no tiene el mismo impacto sobre
nuestro organismo según la hora del día en que lo ingerimos. Para entenderlo, es
necesario meterse en profundidad en nuestro organismo y espiar el transcurso de un día
cualquiera. Toda nuestra biología se rige por ciclos que se repiten de manera incansable.
Si nos despertamos por la mañana, es gracias a la producción de cortisol que nos aparta
del sueño (generalmente sobre las 6 o las 7 horas) y nos da la energía para hacer frente a
la jornada. Por el contrario, por la noche, es otra hormona, la melatonina, la que hace
bajar nuestra atención para que podamos caer dormidos (sobre las 22 horas). Todas
nuestras actividades internas siguen el ritmo de una «programación» (cotidiana, semanal
o estacional). Todo ello depende de la genética (no todas las especies animales tienen el
mismo reloj biológico) y del medio en el que vivimos.
Nuestra temperatura corporal es uno de los signos más fácilmente observable de
estos ritmos. Si le apetece, haga la prueba de tomarse la temperatura a lo largo del día en
diversas ocasiones. Constatará que sube por la mañana y hacia el final de la misma, de
tal modo que hacia las 13 horas tendrá un poco de hambre. Seguidamente, remonta hasta
alcanzar un pico hacia las 17-18 horas. Después, vuelve a bajar hasta la hora de
acostarse, para estar en el momento más bajo cuando vaya a dormirse. Estas variaciones
son la manifestación visible de aquello que se desarrolla entre bambalinas en nuestro
cuerpo. Nuestra alimentación debe de seguir el mismo movimiento. Ya que el organismo
administra de manera diferente los nutrientes según la hora a la que los comemos. Al
principio de la mañana, por ejemplo, el cuerpo organiza la producción de colesterol y la
regeneración de las paredes celulares que consumen grandes cantidades de ácidos grasos.
Por el contrario, por la noche, su organismo comienza a reposar de cara a la noche. No
necesita grandes aportes energéticos. Resultado: las grasas que consume por la mañana,
en el desayuno, serán mejor utilizadas que aquellas que componen su cena. Y estas
últimas serán, forzosamente, almacenadas más fácilmente.
Los investigadores de cronobiología (el estudio de los ritmos biológicos) y de
crononutrición, han establecido así un programa alimentario que cubre prácticamente
nuestras necesidades nutricionales cotidianas. Se trata, esquemáticamente, de comer más
grasas y proteínas en el desayuno, de manera más densa y pesada en el almuerzo, y de
manera más ligera por la noche. Si hay necesidad, añadiendo un pequeño tentempié
hacia las 17 h que le abastecerá para aguantar hasta la cena. Un ritmo francamente muy
fácil de seguir, que le servirá de marco para las dos nociones precedentes: SLIM-data y
equilibrio ácido-básico (vea los consejos prácticos abajo).
EN LA PRÁCTICA
104
Vea de qué deben de estar compuestas sus diferentes comidas.
105
– Ocasionalmente, algún pedazo de chocolate negro bio (mínimo 70% de
cacao), rico en minerales y en ácidos grasos buenos. Y esto, ¡sin ninguna
culpabilidad!
Su programa de neuronutrición
Tres datos nuevos, ¿le parece un poco «demasiado»? Manténgase confiado(a) y
sereno(a). Estos tres enfoques se complementan para formar un todo coherente. Vea aquí
la síntesis de los principales consejos de su programa neuro-adelgazante:
106
tarta de fresas, irá bien comerla con un pescado o verduras al vapor. ¡Tan
simple y libre como eso!
¿Hasta cuándo?
Esta nueva «comprensión-organización alimentaria» no le hace correr ningún riesgo de
carencias, frustraciones ni desequilibrio biológico o digestivo. La mayoría de mis
pacientes, una vez recuperan su peso ideal, continúan con su higiene vital cotidiana. Sus
nuevas motivaciones son la prevención adelgazante activa y la salud duradera.
No olvide nunca que los efectos nocivos, a medio y largo plazo, de los errores
alimenticios (aunque sean ligeros, pero repetidos a diario) van más allá del simple
concepto de adelgazamiento; en realidad, es su salud lo que está en juego.
Estos ajustes de «nutrición adelgazante-saludable», fáciles de comprender y de
integrar en el día a día, se transformarán progresivamente en una segunda naturaleza, un
conjunto de reflejos de salud que no le exigirán ningún esfuerzo una vez que haya
constatado los efectos beneficiosos sobre su cuerpo, su tono y su equilibrio
psicoemocional. ¡Porque no olvide que su sobrepeso no es más que el síntoma visible de
un mal funcionamiento metabólico global!
Definitivamente, ¡la nutrición saludable precede a la nutrición adelgazante, dentro
de una sucesión «bio-lógica»!
• La alimentación adelgazante constituye la última fase del programa. Solo interviene en el décimo día,
para que las cuatro herramientas precedentes tengan tiempo de preparar su cuerpo, pero sobre todo, su
cerebro y su sistema nervioso, para una auténtica pérdida de peso.
• Nuestra alimentación ha cambiado más en los últimos cincuenta años que en cincuenta siglos. Nuestro
organismo no ha podido seguir este ritmo desenfrenado e «inhumano», continua digiriendo y asimilando
como lo ha hecho durante decenas de siglos.
• La industria agroalimentaria hoy en día nos provee de alimentos híper-refinados e híper-transformados,
que afectan fuertemente nuestras operaciones metabólicas, para empezar la secreción de insulina.
• No comemos únicamente para «meter gasolina» en nuestro motor corporal. El papel de la alimentación
sobrepasa de largo este concepto tan estrecho. Se trata de aportar a cada una de nuestras células, a cada
uno de nuestros tejidos, los nutrientes que necesitan.
• No focalice demasiado su atención sobre su alimentación. No le propongo un régimen, sino un ajuste
alimentario que beneficiará tanto a su organismo como a su silueta. Todos los regímenes implican un
estrés latente muy perjudicial para la pérdida de peso. Todos los regímenes encierran, a la larga, un
sobrepeso.
• «Nutrición adelgazante» debe rimar con «nutrición saludable» y «nutrición feliz». Le invito a seguir tres
reglas simples y poco restrictivas.
• Los complementos alimentarios adelgazantes son una solución de nuestra época. Sea consciente de las
promesas reales y también de los límites de estas especialidades nutricionales.
107
• Su programa de alimentación adelgazante le propone:
–
Primero, respetar el SLIM-data de los alimentos para limitar la fuerza de almacenaje de sus comidas.
Un juego de niños con los códigos de color de los alimentos.
–
Seguidamente, adoptar una alimentación alcalinizante, para evitar la inflamación silenciosa que
favorece el aumento de peso.
–
Por último, integrar los principios de la crononutrición para organizar de manera diferente sus tres
comidas diarias (o cuatro si añade usted la merienda). Proveer a su cuerpo de aquello que necesita en el
mejor momento para evitar el almacenaje inútil.
108
4
¡MALDITA CELULITIS!:
LA RESPUESTA DE LA NEUROCIENCIA
«Una vez más, tomar los efectos por la causa es responder a los efectos sin tratar la causa, algo que conduce
al fracaso físico, mental y moral».
Ahora mismo tiene en sus manos todas las herramientas que le van a permitir perder
peso con total serenidad, de manera duradera y dulcemente. Sin embargo, este control
global del peso, debido al sesgo de la reprogramación metabólica, no es la solución a
todos sus problemas. Algunas personas sufren un tipo particular de sobre almacenaje de
grasas aunque no tengan sobrepeso: ¡la maldita celulitis! Se acumula sobre todo en zonas
específicas del cuerpo59 (las caderas, las pistoleras…), y provoca, de ese modo,
alteraciones poco agraciadas de la silueta. En realidad, la celulitis es al cuerpo lo que la
depresión al sistema nervioso: ¡la celulitis es un burn-out de grasa! Su metabolismo de
«creación-infiltración» es muy específico e implica procesos neuro-hormono-
circulatorios que precisan de nuevas respuestas más específicas y focalizadas. Por tanto,
hay que comprender claramente que la celulitis de por sí no está en absoluto ligada al
exceso de kilos. Pero el «material común» de estos dos grandes problemas (sobrepeso y
celulitis) es el mismo: la grasa. Aunque los procesos metabólicos y biológicos en juego
son muy diferentes en cada caso:
109
• Sin embargo, cuando este tejido graso se ve afectado por fenómenos micro-
inflamatorios recurrentes, se transforma progresivamente en celulitis.60 Por
consiguiente, se trata de una grasa «en sufrimiento», que afecta tanto a
personas con sobrepeso como a personas delgadas (en este último caso de
manera muy localizada y, desgraciadamente, mucho más visible por el
contraste).
110
LAS DIVERSAS CARAS DE LA CELULITIS
El hiperfuncionamiento del tejido graso, que es un simple desequilibrio
neurometabólico, conduce al sobrepeso. Pero es la disfunción inflamatoria de este
mismo tejido, un desequilibrio complejo de tipo pre patológico, la que conduce a la
celulitis. Esta inflamación crónica no es la única disfunción del tejido graso celulítico,
pero resulta esencial ya que es la causa de todas las formas de celulitis. Asocia un
problema de circulación sanguínea y linfática con una retención de agua y una
infiltración tóxica. El conjunto provoca una asfixia progresiva de los tejidos in situ que
da lugar a un desarrollo de una fibrosis. Esta fibrosis compartimenta progresivamente el
tejido graso y acaba por aislarle de su «relación metabólica» con los tejidos que le
envuelven y todos los sistemas de control orgánico (nervioso, hormonal…). Esa es la
razón por la que los consejos que comúnmente se dan para perder peso no suelen tener
efecto cuando se trata de deshacer los cúmulos de celulitis de años. Para solventarlo, será
necesario asociar a las reglas generales establecidas en este libro, algunos gestos locales
destinados a «eliminar las barreras» del tejido celulítico de tal modo que se restablezca la
comunicación metabólica con el resto de nuestro cuerpo. Volveremos al tema con todas
las herramientas prácticas necesarias.
Al principio, la celulitis se manifiesta por «síntomas estéticos» visibles. Se instala
progresivamente, de manera silenciosa (maliciosa» sería más adecuado decir, ya que
soborna y corrompe el metabolismo graso y linfático normal). Sin embargo, desde el
principio, el análisis histopatológico61 de los tejidos muestra una serie de modificaciones
muy específicas: fenómenos inflamatorios localizados alrededor de las células grasas,
una vascularización deficiente, una ralentización de la circulación linfática. A esto se
añade un elemento inmediatamente perceptible al contacto: un cambio de la temperatura
cutánea en las zonas afectadas. Este ligero enfriamiento (localizado a partir de lo que
sucede debajo de la piel) es la manifestación directa de modificaciones biológicas
perturbadas todavía subterráneas. Progresivamente, las células grasas y los tejidos de
sostén periféricos sufren los efectos de las alteraciones.
Este conjunto de fenómenos se instala por etapas de desequilibrio creciente, así que
hablamos de «tres estadios de celulitis»:
111
• Tercer estadio: la celulitis acuosa y la celulitis adiposa evolucionan a
celulitis fibrosa. Es cuando se instalan, prioritariamente, los fenómenos
inflamatorios. El tejido graso sufre una fibrosis paulatina, «aislándose» del
resto del cuerpo. Así que no podemos llegar a él por las vías metabólicas
habituales.
112
¡NO HAY MALDITA CELULITIS SIN MALDITO ESTRÉS!
Bajo esta celulitis fibrosa, generalmente de larga duración y profunda, se esconde una
causa a la que no se le ha prestado atención, también antigua y profunda: el estrés. O, al
menos, el exceso de estrés. Es algo que las neurociencias han sacado a la luz: ¡no hay
celulitis fibrosa sin estrés!
El exceso de tensión (y de fatiga) nerviosa tiene dos tipos de consecuencias sobre la
celulitis: una global y otra local. En el plano general, el estrés provoca a la larga una
hiperacidez del medio interior que favorece los estados micro-inflamatorios latentes
(véase capítulo precedente). Esta hiperacidez se debe, en un principio, a una alteración
del ritmo y la amplitud de la respiración.
Cuando estamos sometidos a un estrés continuado y repetitivo, respiramos de una
manera más superficial y eliminamos peor el gas carbónico. Este gas es un «ácido débil»
que favorece cada día, poco a poco, la acidificación de los tejidos. Además, la
alimentación moderna es más bien pro-inflamatoria, ya que es rica en alimentos
acidificantes durante su digestión (véase capítulo precedente). Algunos ejercicios
respiratorios y consejos alimenticios que hemos desarrollado en este libro tendrán, así,
una acción directa sobre la celulitis puesto que esta será «liberada» y las células volverán
a comunicarse con el metabolismo general.
A esto se añade el efecto local del estrés. Este provoca secreciones de adrenalina
más o menos fuertes, que imponen a los vasos sanguíneos contracciones repetitivas. Si
las arterias gruesas no aguantan suficientemente el impacto de este fenómeno (son
capaces de contraerse y de relajarse sin consecuencias negativas), los pequeños vasos y
las arteriolas que irrigan el tejido graso aumentan de grosor rápidamente. De manera
progresiva, los micro-músculos que lo envuelven sufren espasmos que terminan por
frenar (detener) el paso de la sangre. Las células no reciben ni el oxígeno ni los
nutrientes que necesitan, básicamente los minerales que globalmente tienen una acción
basificante (es decir, anti-acidez). Asistimos así a una serie de efectos acidificantes que
se acumulan: las células se asfixian, se inflaman, se aíslan… A la larga, el tejido graso
sufre fibrosis. Para hacer desaparecer esta celulitis fibrosa, lo primero que hay que hacer
es limitar este estrés tóxico. Las herramientas del psico-adelgazamiento constituyen un
paso esencial para la resolución de este problema. Permiten responder inmediatamente y
neutralizar la causa esencial de la celulitis: el estrés tóxico y la cascada de efectos
negativos.
113
LA ESTRATEGIA ANTICELULITIS: ACTUAR A DOS NIVELES
Para vencer a la celulitis, hace falta, por tanto, batirse en dos frentes. En primer lugar,
neutralizar la causa, a saber, el exceso de estrés responsable de la acidificación que
produce la base de la inflamación latente. Pero eso no será suficiente ya que, le recuerdo,
la celulitis fibrosa no se comunica de manera suficiente con el metabolismo global para
que este reaccione a la acción global de las herramientas adelgazantes.
El programa anticelulítico proveniente de las neurociencias se desarrolla en dos
etapas:
114
SU PROGRAMA NEURO-ADELGANZANTE «ESPECIAL CELULITIS»
Veamos pues nuestro programa neuro-adelgazante «especial celulitis» tal como lo
llevará usted a cabo después de las primeras tres semanas de reequilibrio adelgazante:
115
Juntas, estas siete plantas conjugan sus efectos para lograr una acción dinámica de
gran eficacia contra el metabolismo perverso de la celulitis.
Además, cada noche, una hora antes de acostarse, tomará la siguiente infusión. Al
igual que en la precedente, pida que le preparen la siguiente mezcla (a partes iguales) a
su farmacéutico o herborista: verónica, manzanilla de Castilla (matricaria) y tilo. Vierta
una cucharada sopera de este preparado en un bol de agua hirviendo, y déjelo reposar
tres minutos antes de filtrarlo. Edulcórelo con una cucharita de café de miel de tilo y
bébalo a pequeños sorbos. Estas plantas tienen todas ellas propiedades tranquilizadoras.
Juntas, ayudan «diluir» los pensamientos estresantes. El sueño será más sereno y
reparador. Es un elemento más en la lucha contra la celulitis.
Siga este programa detox al menos durante un mes después de las tres semanas
iniciales del programa base.
116
Y no olvide las plantas aromáticas, que son auténticas plantas medicinales. Por
ejemplo:
– El perifollo es a la vez diurético y circulatorio.
– El perejil reafirma la vitamina C y los flavonoides que refuerzan las paredes
de los vasos sanguíneos.
– La albahaca es un calmante natural.
– El cilantro es diurético y digestivo.
– La menta es antiespasmódica.
– Y la célebre cúrcuma es un antiinflamatorio natural de primer nivel.
Y solo se trata de algunos ejemplos, así que ¡no se prive! Permiten todas las
audacias culinarias. ¡Basta con unas pocas plantas aromáticas cinceladas para
transformar un plato a nivel gustativo, saludable y… adelgazante!
117
LOS GESTOS ANTICELULITIS COMPLEMENTARIOS
A este programa modificado, debe usted añadir dos gestos indispensables que acelerarán
aún más su acción anticelulitis: un masaje diario y la toma de un complejo de
complementos alimenticios reequilibrantes-regeneradores.
Para facilitarle la tarea, puede hacerse con una ventosa anticelulitis (personalmente,
soy un incondicional de esta herramienta tan simple, de aspecto tan modesto pero
«tremendamente eficaz» durante varios días, idóneamente durante tres semanas). Es una
pequeña «herramienta técnica» muy simple y un poco cara. Se presenta como una
ventosa redonda, profunda, que pondrá sobre su piel. Hay que hacer el vacío para que
aspire los tejidos. Seguidamente, lo desplaza por las zonas celulíticas, de manera que las
cubra por completo (compre un artículo de calidad… le costará unos cuantos euros más
pero la eficacia ¡puede doblarse!).
En cualquier caso, efectúe un «masaje-rodante-amasante» por la mañana y por la
noche, durante una media de cinco a siete minutos por una zona amplia, utilizando este
aceite casero para masaje anticelulítico: en 50 ml de aceite de sésamo (o aceite de argán
si tiene la piel muy seca), vierta 3 gotas de aceite esencial de enebro, 3 gotas de aceite
esencial de ciprés, 3 gotas de aceite esencial de helicriso, 3 gotas de aceite esencial de
cedro del Atlas, 3 gotas de aceite esencial de limón, 3 gotas de aceite esencial de
gaultheria procumbens y 3 gotas de aceite esencial de ylang-ylang. Cada uno de estos
aceites tiene su efecto específico sobre los tejidos celulíticos fibrosos:
• El aceite esencial de cedro del Atlas tonifica las paredes de los vasos
sanguíneos y mitiga la retención de agua.
• El aceite esencial de enebro mejora la circulación sanguínea.
• El aceite esencial de ciprés descongestiona y estimula la circulación linfática.
• El aceite esencial de helicriso tonifica las venas y tiene propiedades
antiinflamatorias.
• El aceite esencial de limón es calmante y desinfiltrante.
• El aceite esencial de gaultheria procumbens es altamente antiinflamatorio.
• El aceite esencial de ylang-ylang actúa a otro nivel. Tiene un efecto calmante
que ayudará a recobrar la serenidad.
118
Además de su acción circulatoria, antiinflamatoria y desinfiltrante, esta
combinación alisa rápidamente la superficie de la piel. Pero sus principios activos no
penetrarán en la profundidad de los tejidos celulíticos hasta que estos empiecen a
liberarse. Así que insista…Continúe con estos masajes diarios durante al menos tres
semanas.
• Las tres claves esenciales para una visión global del «terreno celulitis» y una comprensión lúcida de los
«medios para ponerse manos a la obra»:
–
¡No hay maldita celulitis sin maldito estrés!
–
La celulitis no está ligada directamente al sobrepeso.
119
–
No hay que confundir los efectos (grasa enquistada y dolorosa y piel de naranja…) con la causa
principal: terreno digestivo ácido e inflamación celular localizada.
• ¡La celulitis es un burn-out de grasa! Su metabolismo de «creación-infiltración» es, por tanto, muy
específico e implica procesos neuro hormono circulatorios que precisan de respuestas novedosas lo más
específicas y focalizadas posible. Se trata de una grasa en sufrimiento que afecta tanto a las personas con
sobrepeso como a las personas delgadas.
• La celulitis se desarrolla en tres estadios: acuosa, adiposa y fibrosa (y por tanto, enquistada).
• Cuando la celulitis se halla instalada en el cuerpo después de dos años, normalmente está en el estadio de
«fibrosis», algo que aísla completamente los tejidos grasos de todo el metabolismo celular y nervioso
global del cuerpo. La fase, indispensable, de de-fibrosis (y, por tanto, de re oxigenación de los tejidos)
exige técnicas manuales (muy simples) que funcionan ¡infaliblemente después de una práctica regular
durante 21 días!
• Al mismo tiempo, es necesario atacar frontalmente la causa metabólica primordial: la acidificación
progresiva de los tejidos. La respuesta de las neurociencias pasa por dos herramientas clave: respiración
antiestrés (y anti-acidez del tejido) y reequilibrio ácido-básico de la alimentación a través de la
neuronutrición.
• Su programa neuro-adelgazante especial celulitis:
–
La respiración: ponga el énfasis sobre todo en la respiración antiestrés y «buen ánimo».
–
La detox : intensifique el efecto de su marcha diaria aumentando la velocidad y sustituyendo la tisana
de la mañana por una infusión anticelulitis.
–
La relajación: va a practicar el bodyscan focalizado y el imaginario mental guiado por la anticelulitis.
–
Los ejercicios de gestión de las emociones siguen siendo una herramienta esencial y eficaz al igual que
los consejos alimenticios expuestos en los capítulos precedentes.
–
Su masaje diario. Es una herramienta esencial (INDISOCIABLE, INDISPENSABLE) para
«machacar» la fibrosis y desenquistar los tejidos celulíticos. Nuestro aceite desinfiltrante casero le
acompañará hasta alcanzar el objetivo esperado.
–
Nuestra fórmula esencial de complementos alimenticios reequilibra y regenera el potencial respiratorio
y alcalino de sus células.
120
5
Ahora mismo tiene en sus manos todas las herramientas que le van a permitir perder
peso de manera duradera, dulcemente y respetando su equilibrio interno gracias a la
colaboración de su cerebro (reprogramación adelgazante). Todavía le falta integrar todos
estos gestos en su día a día. Esté seguro de que es muy simple. Solo necesitará unos días
para adquirir estos nuevos hábitos positivos. Una vez los haya integrado, no tendrá que
hacer ningún esfuerzo para continuar su camino que, le recuerdo, constituye una vía
tanto hacia la salud como hacia la delgadez.
Para ayudarle, le propongo un programa preciso, día a día, que le llevará de la mano
durante las primeras tres semanas. Es suficientemente amplio para que usted pueda,
seguidamente, continuar hasta que alcance el peso adecuado (y del mismo modo, para
prolongar el nuevo bienestar que sentirá claramente a nivel físico y psicoemocional).
Para su comodidad, le propongo comenzar su «reprogramación neurometabólica» un
lunes.
121
FASE 1: LA REPROGRAMACIÓN PSICO-NEURO-METABÓLICA
«Si cada joven estudiante de medicina supiera, al finalizar su primer año de biología, que el cuerpo
responde a los datos psicológicos que él mismo produce, que sobre la circulación de la sangre, el
comportamiento cardíaco, así como toda una multitud de procesos orgánicos, se puede influir
voluntariamente, las ideas preconcebidas sobre la salud física y mental cambiarían. Entonces, de manera
clara y comprensible se vería que somos individualmente responsables, hasta cierto punto, de nuestro estado
de salud o nuestra enfermedad. Quizás entonces seríamos conscientes de que no es la vida lo que nos mata,
sino más bien nuestra reacción frente a ella y que podemos, hasta un cierto punto nada despreciable,
escogerla nosotros mismos»
ANDRÉ GREEN Y WALTERS
Día 1, lunes
Por la mañana al despertarse
122
En el desayuno
◊ Menú libre.
◊ Reflejo adelgazante: procure masticar bien.
◊ Camine durante media hora (bastante rápido, en función de sus posibilidades físicas). Solo esta sesión es
obligatoria. La de la tarde es «muy recomendable» (o a la inversa en función de la distribución de su
tiempo, pero al menos hay que realizar una sesión de marcha al día).
A media mañana
En el almuerzo
◊ Menú libre.
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora (a su ritmo, acelerando y no aminorando la marcha en los últimos cinco
minutos).
En la cena
◊ Menú libre.
◊ Reflejo adelgazante: opte por las proteínas ligeras por la noche (pescado, pollo…).
Al acostarse
123
Además…
◊ No olvide hacer una respiración inhibidora del hambre y anti-ataques de hambre si siente la necesidad
(véase también).
◊ Beba un vaso de agua (con limón si es posible) cada hora, en pequeños sorbos.
Día 2, martes
Al despertarse
En el desayuno
◊ Menú libre.
◊ Reflejo adelgazante: respire una vez profundamente entre dos bocados.
◊ Camine durante media hora (bastante rápido, en función de sus posibilidades físicas).
A media mañana
En el almuerzo
◊ Menú libre.
A media tarde
Al final de la tarde
124
◊ Camine durante media hora, sincronizando sus pasos con su respiración durante los primeros cinco
minutos y los últimos cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire un paso, espire durante 5
pasos, retenga el aire un paso…).
En la cena
◊ Menú libre.
◊ Priorice las proteínas ligeras.
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre cuando tenga
necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora, en pequeños sorbos.
Día 3, miércoles
Al despertarse
En el desayuno
◊ Menú libre, integrando una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado (véase también).
◊ Camine durante media hora (bastante rápido, en función de sus posibilidades físicas).
A media mañana
125
En el almuerzo
◊ Menú libre.
◊ No olvide que masticar bien, es adelgazar bien.
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora, sincronizando sus pasos con su respiración durante los primeros cinco
minutos y los últimos cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire un paso, espire durante 5
pasos, retenga el aire un paso…).
En la cena
◊ Menú libre.
◊ Piense en priorizar las proteínas ligeras.
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora en pequeños sorbos.
Día 4, jueves
Al despertarse
126
En el desayuno
◊ Menú libre, integrando una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora (bastante rápido, en función de sus posibilidades físicas).
A media mañana
En el almuerzo
◊ Comida libre.
◊ No olvide masticar bien.
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora, sincronizando sus pasos con su respiración durante los primeros cinco
minutos y los últimos cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire un paso, espire durante 5
pasos, retenga el aire un paso…).
En la cena
◊ Menú libre.
◊ Priorice las proteínas ligeras.
Al acostarse
127
◊ Encadene con un bodyscan rápido.
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora en pequeños sorbos.
Día 5, viernes
Al despertarse
En el desayuno
◊ Menú libre, integrando una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora (bastante rápido, en función de sus posibilidades físicas).
A media mañana
En el almuerzo
◊ Menú libre.
◊ No olvide masticar bien.
A media tarde
128
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora, sincronizando sus pasos con su respiración durante los primeros cinco
minutos y los últimos cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire un paso, espire durante 5
pasos, retenga el aire un paso…).
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora en pequeños sorbos.
Día 6, sábado
Al despertarse
En el desayuno
◊ Menú libre, integrando una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora (bastante rápido, en función de sus posibilidades físicas).
129
A media mañana
En el almuerzo
◊ Menú libre.
◊ No olvide masticar bien.
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora, sincronizando sus pasos con su respiración durante los primeros cinco
minutos y los últimos cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire un paso, espire durante 5
pasos, retenga el aire un paso…).
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora en pequeños sorbos.
130
Día 7, domingo
Al despertarse
En el desayuno
◊ Menú libre, integrando una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora (bastante rápido, en función de sus posibilidades físicas).
A media mañana
En el almuerzo
◊ Comida libre.
◊ Debe comenzar a convertirse en un hábito: piense en masticar bien.
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora, sincronizando sus pasos con su respiración durante los primeros cinco
minutos y los últimos cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire un paso, espire durante 5
pasos, retenga el aire un paso…).
131
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora en pequeños sorbos.
Día 8, lunes
Al despertarse
En el desayuno
◊ Comida libre, integrando una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora, sincronizando sus pasos con su respiración durante los primeros cinco
minutos y los últimos cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire un paso, espire durante 5
pasos, retenga el aire un paso…).
A media mañana
132
◊ Tome un bol de tisana detox-destock, en pequeños sorbos.
En el almuerzo
◊ Comida libre.
◊ Una vez más, no olvide masticar bien.
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora respetando la marcha de la «coherencia cardíaca»: inspire durante 4 pasos,
retenga el aire dos pasos, espire durante 4 pasos, retenga durante 2 pasos…Respete este ritmo al menos
durante diez minutos.
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora en pequeños sorbos.
◊ Prepárese para el ejercicio simbólico comprando un pequeño cuaderno (véase también).
Día 9, martes
Al despertarse
133
◊ Al salir de la cama, practique la respiración «buen ánimo».
◊ Termine con el ejercicio de la sonrisa.
En el desayuno
◊ Comida libre, integrando una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora, sincronizando sus pasos con su respiración durante los primeros cinco
minutos y los últimos cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire un paso, espire durante 5
pasos, retenga el aire un paso…).
A media mañana
En el almuerzo
◊ Comida libre.
◊ No olvide masticar bien.
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora respetando la marcha de la «coherencia cardíaca»: inspire durante 4 pasos,
retenga el aire dos pasos, espire durante 4 pasos, retenga durante 2 pasos…Respete este ritmo al menos
durante diez minutos.
En la cena
◊ Menú libre.
◊ Acuérdese siempre de cenar dos horas antes de irse a la cama, integrando proteínas ligeras.
134
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y antiataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora en pequeños sorbos.
◊ Siga construyendo su ejercicio simbólico escribiendo en su cuaderno el nombre de la persona a la que
desea dirigirse y, si es posible, pegue una foto.
En el desayuno
◊ Menú libre, integrando una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora a su ritmo. Integre una decena de veces, el ejercicio de la sonrisa.
A media mañana
En el almuerzo
135
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora a su ritmo. Integre una decena de veces el ejercicio de la sonrisa.
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua (con limón, si es posible) cada hora en pequeños sorbos.
◊ Empiece a escribir en su cuaderno si tiene necesidad. No lo olvide: esto es entre usted y «el inconsciente
del mundo». Así que no se ponga límites, tabúes ni juicios restrictivos… La verdad y solo la absoluta
verdad de su corazón… por la libertad y la felicidad recobrada de su consciencia.
136
FASE 2: LA INTEGRACIÓN DE LOS CONSEJOS ALIMENTICIOS
«Si mi alma está en paz, lo que como no me concierne».
FRANCISCO DE ASÍS
En el desayuno
◊ Camine durante media hora respetando la marcha de la «coherencia cardíaca», acelerando ligeramente el
ritmo (en función de sus posibilidades físicas). Siga ese ritmo durante al menos diez minutos.
A media mañana
137
◊ Tome un bol de tisana detox-destock, en pequeños sorbos.
En el almuerzo
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora, sincronizando su respiración con sus pasos durante los primeros y últimos
cinco minutos (inspire durante 3 pasos, retenga el aire durante un paso, espire durante 5 pasos, retenga el
aire durante un paso…).
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora en pequeños sorbos.
◊ Continúe con su ejercicio de escritura simbólica. Esfuércese en hacerlo de manera placentera y serena
(incluso si llora desconsoladamente o si, por el contrario, no siente nada). ¡Confianza!
138
Día 12, viernes
Al despertarse
En el desayuno
◊ Camine durante media hora acelerando un poco el ritmo e integrando una decena de veces el ejercicio de
la sonrisa.
A media mañana
En el almuerzo
◊ Tomates aliñados con aceite de oliva y albahaca, acompañados de dos trozos de mozzarella.
◊ Conejo a la mostaza.
◊ Patatas al vapor.
◊ Una pera.
A media tarde
Al final de la tarde
139
◊ Camine durante media hora modificando un poco el ritmo de su sincronización respiratoria: inspire
libremente, después espire durante 5 pasos y retenga el aire durante 3 pasos antes de respirar libremente.
Mantenga este ritmo durante al menos diez minutos.
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora en pequeños sorbos.
◊ Continúe su ejercicio de escritura simbólica. Para facilitarlo, pronuncie mentalmente, regularmente, esta
frase mnemotécnica: «Cuanto más escribo, más me libero» (una veintena de veces).
Al despertarse
En el desayuno
140
◊ Una compota de manzana acompañada de una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de
avena o de salvado de trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora: durante 10 minutos a su ritmo, después durante 15 minutos a un ritmo
sostenido (según sus posibilidades) y durante los últimos 5 minutos a un ritmo más lento.
A media mañana
En el almuerzo
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora al mismo ritmo que durante la caminata de la mañana.
◊ Regálese tres trozos de un buen chocolate negro mientras camina, saboreándolo. ¡No hay ningún riesgo
para el aumento de peso!
En la cena
Al acostarse
141
◊ Justo antes de irse a la cama, practique la respiración «buen ánimo».
◊ Encadénelo con un bodyscan completo.
◊ Termine con el ejercicio de desprogramación emocional.
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora en pequeños sorbos.
◊ Continúe con su ejercicio de escritura simbólica, repitiendo, con serenidad pero con convicción, la frase
de inducción de la víspera.
En el desayuno
◊ Camine durante media hora a paso rápido (según sus posibilidades). Repítase conforme camina: «Cuanto
más camino, más adelgazo».
A media mañana
En el almuerzo
142
◊ Medio aguacate aderezado con zumo de limón.
◊ Dos costillitas de cordero al horno.
◊ Arroz con verduras.
◊ Un bol de frutos rojos.
A media tarde
Al final de la tarde
En la cena
◊ Seis ostras, con dos rebanadas de pan integral con un poquito de mantequilla.
◊ Menestra de verduras variadas.
◊ Un pastel de ciruelas «casero» (ligeramente azucarado con azúcar moreno).
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora.
◊ Continúe con su ejercicio de escritura simbólica, repitiendo, con serenidad pero con convicción, la frase
de inducción de la víspera.
143
◊ Repita su frase de programación mental: «Cada día, yo adelgazo un poco más». Cada vez, imagine que
sus kilos extras «resbalan» hacia sus pies y desaparecen a través del suelo. Esfuércese por sentir una
alegría profunda al visualizar su silueta conforme se acerca a su ideal.
En el desayuno
◊ Camine durante media hora a paso rápido (en función de sus posibilidades). Repítase al ritmo de sus
pasos: «Cuanto más camino, más adelgazo».
A media mañana
En el almuerzo
A media tarde
Al final de la tarde
En la cena
144
◊ Ensalada de crudités variadas.
◊ Vieiras salteadas, acompañadas de hinojo a la brasa.
◊ Macedonia de naranja a la canela.
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora, a pequeños sorbos.
◊ Termine su ejercicio de escritura simbólica leyendo su texto en voz alta. Sin duda, esta lectura solo puede
llevarse a cabo cuando usted se sienta preparado(a). Esta fecha que damos aquí es solo a título
orientativo. El hecho de que usted termine este ejercicio tres días antes o tres días después no tiene
ninguna importancia, siempre que sienta usted interiormente que ya ha «dicho todo», o más bien ha
«escrito todo».
En el desayuno
◊ Camine durante media hora modificando un poco el ritmo de su sincronización respiratoria: inspire
libremente, después retenga el aire durante 2 pasos y espire durante 5 pasos, antes de inspirar de nuevo
145
(sin pausa). Mantenga este ritmo durante los primeros cinco minutos de marcha y durante los últimos
diez minutos.
A media mañana
En el almuerzo
A media tarde
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora, a pequeños sorbos.
◊ Retome todavía una vez más su ejercicio de escritura simbólica. Relea su texto, después de haber
pronunciado esta frase mentalmente: «Cuando leo, me libero» (una veintena de veces, al ritmo de su
146
respiración). Tome consciencia plena de su estatus de adulto y no del de «niño herido». Su vida y sus
decisiones le pertenecen plenamente.
En el desayuno
◊ Camine durante media hora, siguiendo este ritmo: inspire durante 5 pasos, retenga su aliento durante
otros 5, después espire durante 5 pasos y retenga de nuevo el aliento durante otros 5 pasos. Si este tempo
es demasiado difícil de mantener, empiece con un ritmo de 3 pasos, seguido de 4… Manténgalo durante
los primeros y últimos 5 minutos.
A media mañana
En el almuerzo
A media tarde
147
◊ Tome una tisana detox-drenaje, a pequeños sorbos.
◊ Ocasionalmente, regálese dos o tres trozos de chocolate negro.
Al final de la tarde
En la cena
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora, a pequeños sorbos.
◊ Ya ha terminado su ejercicio de escritura simbólica. Para anclar aún más sus efectos, trate de sentir la
plenitud completa de tener un cuerpo, un espíritu, un aliento y un corazón (en la acepción emocional del
término) en perfecta armonía, al servicio de su salud y de su delgadez. Asocie esta imagen al ejercicio de
la sonrisa.
En el desayuno
148
◊ Un huevo pasado por agua con una rebanada de pan integral aderezado con queso fresco.
◊ Un yogur de frutas, con una cucharadita de café de plantago ovata, de salvado de avena o de salvado de
trigo micronizado.
◊ Camine durante media hora de manera completamente libre. Aprecie esta nueva libertad física, mental,
moral y emocional, al servicio de su delgadez.
A media mañana
En el almuerzo
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora a ritmo moderado, repitiéndose esta frase de intención mientras inspira: «La
alegría y la delgadez fluyen en mí».
En la cena
Al acostarse
149
◊ Justo antes de irse a la cama, practique la respiración «buen ánimo».
◊ Encadénelo con un bodyscan rápido.
◊ Termine con el ejercicio de desprogramación emocional.
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora, a pequeños sorbos.
◊ En el momento que estime más oportuno, trate de sentir toda la plenitud que le ofrece su aliento, su
nueva nutrición, sus emociones… Deje que esta alegría «arcoíris» fluya a través de usted y, después,
concéntrese en su plexo solar.
En el desayuno
◊ Camine durante media hora a ritmo moderado, repitiéndose esta frase de intención mientras inspira: «La
alegría y la delgadez fluyen en mí».
A media mañana
En la comida
150
◊ Ensalada de hinojo al pimentón con anchoas.
◊ Ensalada de corazones de alcachofa.
◊ 2 rebanadas de pan integral.
◊ Pastel de manzana (al horno).
A media tarde
Al final de la tarde
En la cena
◊ Puerros a la vinagreta.
◊ Muslos de pato a la compota de cebollas rojas.
◊ Macedonia de fruta.
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora, a pequeños sorbos.
◊ Al acostarse, haga una última visualización de plenitud (véase también) antes de dormirse.
151
◊ Ya ha terminado con las frases de intención: ahora, fluyen sin esfuerzo. Puede repetirlas cuando lo
necesite o le apetezca.
En el desayuno
◊ Camine durante media hora, a su ritmo (de cualquier modo, que sea constante), repitiéndose la frase al
inspirar y espirar: «La salud y la delgadez están en mí».
A media mañana
En el almuerzo
A media tarde
Al final de la tarde
En la cena
152
◊ Dos rebanadas de pan integral.
◊ Queso blanco al sirope de agave.
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora, a pequeños sorbos.
◊ Su reprogramación emocional positiva ahora está ya anclada en usted, «recorre» su interior… ¡de por
vida!
◊ Esta mañana, antes de levantarse, tómese algunos minutos para meditar sobre esta frase del filósofo
Francis Bacon:62 «El futuro no es lo que está por llegar, sino lo que vamos a hacer». El porvenir de su
delgadez le parecía confuso y descorazonador a la vista de todas sus tentativas infructuosas. Sin
embargo, ha triunfado. Se ha convertido en «actor de su adelgazamiento». ¡Es una gran victoria personal!
◊ Al salir de la cama, practique la respiración «buen ánimo».
◊ Termine con el ejercicio de la sonrisa.
En el desayuno
◊ Camine durante media hora, con actitud distendida y sonriente. Saboree el placer.
A media mañana
153
◊ Realice una respiración antiestrés y antibajón.
◊ Tome un bol de tisana detox-destock, a pequeños sorbos.
En el almuerzo
A media tarde
Al final de la tarde
◊ Camine durante media hora, a su ritmo, sintiendo su «sonrisa interior», la nueva fuerza de su delgadez.
En la cena
◊ Potaje de berros.
◊ Sardinas rellenas de queso fresco, cocinadas al horno.
◊ Ensalada de lechuga con trocitos de nueces.
◊ Dos kiwis.
Al acostarse
Además…
◊ No olvide practicar una respiración inhibidora del apetito y anti-ataques de hambre si siente la necesidad.
◊ Beba un vaso de agua cada hora, a pequeños sorbos.
◊ He sido muy afortunado por avanzar, día a día, en su compañía. Ha sido para mí un placer ofrecerle lo
mejor de mi experiencia, ¡un placer haber sido actor de su delgadez, de su salud y de su vida! Gracias por
su confianza. Gracias por su presencia.
154
Conclusión
«Primeramente, dígase qué es lo que querría ser y, seguidamente, haga lo que tenga que hacer».
EPICTETO
No olvides nunca que al nacer, has salido victorioso de la gran batalla por la vida.
No olvides nunca que cada día que la vida te ofrece, es un regalo con los honores
propios de un rey, de una reina.
No olvides que tienes en tu haber el reino más rico, más preciado y más
maravillosamente complejo de la creación: tu cuerpo, guardián de tu espíritu.
No olvides ser protector, respetuoso, justo y bueno con él.
No olvides nunca que si hay partes de tu reino que se rebelan, cayendo en la
decadencia o pasándose al enemigo (sobrepeso, fatiga, enfermedades…), sigues
siendo tú, sin embargo, su amo incontestable si tienes la voluntad de reafirmar tu
derecho a la vida, tu derecho a la salud (irresistiblemente ligados a la búsqueda de la
delgadez).
No olvides nunca: sean cuales sean tus preocupaciones, tus errores, tus miedos,
tus dramas físicos y humanos, sigues siendo, hasta tu último aliento, rey o reina de tu
cuerpo y del equilibrio celular más íntimo.
Piénsalo a menudo y envejece en consecuencia. Reencuentra en ti el valor, la
autoridad y la energía de vida. Cree y acepta que siempre puedes renacer en la
155
delgadez, la salud de tu cuerpo y la armonía de tu espíritu.
156
Epílogo
157
Anexos
Ya ha llegado al final de este libro. Pero puede que todavía se haga preguntas. Le dejo
aquí algunas pistas que le permitirán profundizar en las nociones que le he presentado a
lo largo de estas páginas.
Así que en esta última parte, encontrará:
Anexo 1
158
«¡Los individuos no se preocupan seriamente de su salud hasta el momento en que la pierden! Las múltiples
tentaciones propias de una civilización en la que la economía depende de una producción y de un consumo
elevados hacen fracasar a menudo nuestras tímidas tentativas de vivir sanamente… Creo que la idea de un
“derecho” de salud debería ser sustituida (¿completada?) por la obligación moral de cada uno de nosotros
de mantener la salud (ser actor de su salud)… por una forma de deber cívico, si prefieren».
John Knowles
«Hay que mantener una confianza plena en las fantásticas promesas de la medicina moderna, pero ser cada
día plenamente consciente y plenamente “actor de su salud” (de su prevención, su delgadez, su cura), este es
un magnífico regalo para la autoestima; en una época en la que es difícil conservar los puntos de referencia
sólidos de una felicidad duradera».
¡Está bien adelgazar! No solo le permitirá mantener una relación serena con su propia
imagen, y en relación a los demás, sino que le ayudará a cuidar de su salud. Los diez
consejos que siguen le acompañarán, día tras día, en este camino para estar mejor y para
recobrar la delgadez.
159
En la inmensa mayoría de casos, los regímenes adelgazantes son desequilibrantes.
Incluso son «dis-metabólicos». Entiéndame: se basan en desequilibrios nutricionales
voluntarios que perturban profundamente el funcionamiento metabólico y en última
instancia provocan problemas de salud más serios. Solo hace falta entrar en Internet y
realizar una búsqueda de regímenes adelgazantes para convencerse: encontramos más de
500.000 artículos. Pero ninguno de ellos propone la reeducación neurometabólica que es
la única capaz de dar resultados a largo plazo. La nutrición saludable siempre debe
preceder a la nutrición adelgazante (incluso si usted no adopta ni mi método, ni mis
consejos, no olvide nunca esta verdad esencial). Así que no ceda a los cantos de sirena
de los regímenes, de los productos o de curas milagrosas. Hágase cargo de su salud,
conviértase en actor (actriz) de su delgadez, es el primer paso hacia una delgadez
recobrada.
160
órganos (las fascias) perturban la armonía de su funcionamiento. Al igual que la tensión
muscular. Así, aunque no haya dolor, sus órganos de digestión y asimilación pueden
sufrir problemas o impedimentos para su buen funcionamiento. Algunos movimientos
osteopáticos bastarán para que recuperen su movilidad y su potencial detox y
adelgazante. No se prive de ellos.
Anexo 2
Este pequeño ejercicio extra (una vez más, menos de 3 minutos) permite reforzar la
eficacia de sus herramientas 1 y 3. Integra unos cuantos movimientos muy simples de la
cabeza y del cuello que le ayudarán a liberar las tensiones acumuladas por el estrés. Para
161
esta fase, es necesario que realice la práctica de pie, o, mejor aún, sentado. No puede
hacer estos ejercicios tumbado. Practíquelos adoptando la postura sentada (véase
también), haciendo especial hincapié en mantenerse recto.
• Sin forzar (es muy importante) gire lentamente su cabeza hacia la derecha y
hacia la izquierda como si quisiera decir «no» (la lentitud en el movimiento es
fundamental). Repítalo tres veces (debe durar al menos 30 segundos).
162
que haremos al principio, como gesto reflejo). El objetivo no es hacer que su
hombro y su oreja se toquen, ya que es algo que está comprobado que es muy
difícil a no ser que se sea especialmente flexible y se esté entrenado.
• Por último, termine esta pequeña serie de ejercicios con una rotación completa
de la cabeza, muy dulce, a la derecha, y luego a la izquierda. Sobre todo, no
fuerce cuando echa la cabeza hacia atrás. Esta rotación le llevará unos 20
segundos. Insisto, no es necesario nunca forzar ni darse prisa cuando hacemos
estos movimientos. En conjunto, no durará más de 2 minutos, al concluir los
ejercicios respiratorios o su relajación, tal como han sido descritos en los
capítulos precedentes. Cuando esté acostumbrado (al cabo de unas dos
semanas), podrá efectuar dos rotaciones completas de la cabeza al acabar los
movimientos preparatorios, después tres (alrededor de un minuto). No más.
163
endocrinas situadas en esta zona del cuerpo (timo, glándula tiroidea…) y relajan todos
los nervios que parten del cerebro en dirección al resto del cuerpo. Es la preparación
ideal para la programación neurometabólica.
Anexo 3
Anorexia y bulimia
¡Cuando los efectos sobrepasan las causas!
Acabar con la esclavitud psico-neuro-metabólica
1. Estado de la cuestión
La temática de este libro es el sobrepeso no patológico. El sobrepeso resituado dentro de
un contexto humano global; con sus orígenes profundos (causas psico-neuro-
metabólicas) y sus efectos «visibles» sobre el cuerpo y nuestras células grasas
(adipocitos). No trata, por tanto, de abordar el sobrepeso como «síntoma» de una
enfermedad degenerativa crónica (cáncer, enfermedad autoinmune…), ni el sobrepeso
que provoca el consumo de un medicamento o los casos de perfiles psiquiátricos graves.
Pero las personas que se preocupan por su peso, y que desean comprender el
funcionamiento neurometabólico global que permite controlarlo de manera duradera,
conocen a menudo en su entorno personas que tienen problemas más serios en la
«gestión de la nutrición». Estos problemas se dividen en dos vertientes extremas y
tristemente famosas: el exceso de consumo nutricional, o bulimia, y la privación
nutricional extrema, la anorexia. Quiero llamar su atención sobre el hecho de que
hablamos simplemente de sobrepeso, de bulimia, de obesidad y de síndrome metabólico
sin añadir ningún calificativo, mientras que de manera espontánea hablamos de
anorexia… ¡mental! Es necesario por tanto llegar a la intensidad de este problema
alimenticio para que por fin se reconozca la ligazón directa que existe entre la gestión de
los alimentos, el sistema nervioso, la psique y las emociones. Aprovecho así esta obra
que ofrece una perspectiva diferente sobre la ingesta alimenticia para aportarles algunas
pistas de mayor bienestar para ayudar a aquellas y aquellos que son víctimas de
este«desbocamiento» temible de los cinco factores del ser vivo. Puesto que está claro a
qué obedece: a un desequilibrio progresivo del eje psico-neurometabólico del cuerpo.
Teniendo claro que en esta ocasión no se trata de un enfrentamiento entre voluntad y
164
cerebro, con los altos y bajos que conoce usted bien y que caracterizan los diferentes
regímenes: en un momento determinado es su voluntad quien manda y adelgaza…
después, es finalmente el cerebro quien toma el mando y recupera su peso. En el caso de
estos problemas serios, el contexto es más grave, ya que nos enfrentamos a un «cuerpo
esclavo», ¡a un sistema neuro-metabólico agotado! Agotado y bloqueado por la orden de
«exceso» en la bulimia y la orden de «privación» en la anorexia.
165
alimentos. Aunque he insistido en múltiples ocasiones a lo largo de este libro sobre el
hecho de que cada una de las cinco herramientas son igualmente importantes y poseen
un «peso terapéutico» equivalente, infringiré esta regla en el caso de la bulimia y la
anorexia haciéndole al paciente tomar consciencia de la fuerza psico-metabólica de su
mente en sufrimiento. No se trata de un discurso «psicoanalítico salvaje» o de una sesión
psicoterapéutica de tipo conductual, sino simplemente de crear una toma de consciencia
personal que busca conducir al paciente hacia una decisión motivadora (y a menudo
terapéutica) para que se convierta en actor de su curación.
Esta obra le ofrece dos herramientas extremadamente eficaces de reequilibrio
neuroemocional progresivo:
Nota: en los casos graves, es decir, en los casos en los que la persona parece estar
en un estado de agotamiento psíquico y nervioso importante, y que su motivación por la
curación es muy débil, incluso en aquellos casos en que haya un auténtico rechazo
terapéutico (anorexia ++), piense siempre en la opción de los terapeutas formados en
sofrología e hipnosis y los grupos de reflexión. Existen sesiones muy poderosas de
«grupo de silencio»: los terapeutas se forman en una «presencia atenta e indulgente», y
¡pueden permanecer «a la escucha» muchas horas sin hablar! Por consiguiente, se crea
una especie de complicidad en el silencio y una «verbalización simbólica de lo no-
dicho». Al cabo de una o dos sesiones, los pacientes se expresan de manera espontánea.
Esta terapia es muy útil, frecuentemente, en los casos de anorexia.
166
medio litro de agua hirviendo y déjelo reposar durante 3 minutos (nunca más),
fíltrelo y beba, en pequeños sorbos, 1 litro de esta tisana cada día en 3 tomas:
al despertarse, a las 10 h y a las 16 h. Sin embargo, atención, no debe hervir
jamás: lo que hay que hacer es verter el agua hirviente sobre las plantas.
• Los excesos de alimentación o la privación de los alimentos tienen a menudo
el mismo resultado de desequilibrio y de carencias. Se trata, por tanto, de «re-
nutrir con precisión» el sistema celular del cuerpo. A propósito de este tema,
insisto en la importancia de los oméga-3. Tome una pastilla en cada comida
con vitamina D y K asociadas (una pastilla por la mañana y otra por la noche
en medio de cada comida correspondiente), así como magnesio en sus
diferentes formas —glicerofosfato, sales de magnesio y aminoácidos, para
diversificar los refuerzos y favorecer la asimilación máxima— (un
comprimido o una bolsita por la mañana, tarde y noche). Finamente, añada
una toma de multivitaminas del grupo B en dosis fisiológicas (un comprimido
en medio de cada comida). Esto permite recargar el sistema nervioso, las bases
celulares del sistema emocional, así como el sistema metabólico que puede a
partir de ahí enriquecerse de nuevo con encimas esenciales con la digestión y
con pre y probióticos.
• Me gustaría también insistir en la importancia de los masajes tipo «masaje
sueco» que permiten recuperar un contacto tranquilizador con el propio
cuerpo, sea cual sea el tipo de problema que sufra la persona (bulimia o
anorexia). El tacto masajeador dulce del cuerpo favorece poderosamente la
recarga neuroemocional y bloquea el impacto del estrés.
• Es evidentemente esencial pensar en la importancia del entorno humano,
irremplazable, que sea un grupo de soporte formado por terapeutas
cualificados o contactos regulares con gente responsable y benévola (familia y
amigos).
• Finalmente, es muy importante construir espacios lúdicos, por ejemplo
alrededor de juegos sociales o de ergoterapia; un vínculo con el arte, a través
de la danza, la música o el canto (muy eficaces), sin olvidar la importancia del
cine o de la lectura que favorezcan la secreción de serotonina: comedias
absurdas, comedias románticas, o películas de aventuras sin violencia…
167
Anexo 4
¿Tiene alguna duda con respecto a algún alimento? Puede fácilmente comprobar, con
esta tabla, si pertenecen a la zona verde, naranja o azul. Le recuerdo que:
Acelgas
Alcachofas
Apio
Brócoli
Calabacín
Cebolla cruda
Champiñones
Coles (todas)
Endivia
Ensalada verde
Aguacate
Espárragos
VERDURAS Espinacas Cebollas cocidas
Calabaza
Col agria (solo la col)
Germen de soja Zanahorias cocidas
Guisantes
Hinojo
Remolacha cocida
Nabo
168
Pepino
Pimientos
Pimientos verdes
Puerros
Rábanos
Remolacha cruda
Tomates
Zanahorias crudas
169
CEREALES Cuscús (solo grano) Hojas de arroz
Salvado de avena
Harina (trigo, trigo moreno, Miga de pan
Salvado de trigo
espelta…) Muesli
Pan de centeno Pan ácimo
Pan de cereales Pan blanco
Pan de salvado Pasta milhojas
Pan integral Tortas de arroz inflado
Pastas integrales Trigo precocinado
Sémola de trigo
Garbanzos
Habas Guisantes
LEGUMINOSAS Alubias rojas Judías Patatas
Y FÉCULAS Tofu Judías blancas Patatas dulces
Lentejas
Ñames
Leche de cabra
Leche de vaca entera
Leche de oveja
Leche de vaca semidesnatada Quesos fermentados
Quesos blancos
LÁCTEOS Quesos curados (camembert, azul…)
Quesos frescos
Quesos fundidos
Yogur natural o de
frutas
Atún natural Arenques en aceite
Calamares, pulpo, Atún en aceite
Caballa al vino blanco
PRODUCTOS sepia Huevas de pescado
Pescado empanado
DEL MAR Crustáceos (todos) Pescados ahumados
Moluscos (todos) Sardinas en aceite
Pescados (todos) Tarama
Cerdo
Aves (todas) Butifarra blanca
Huevos fritos
Carnes blancas Casquería
CARNE Y Huevos hervidos o
(excepto cerdo) Caza
HUEVOS tortilla
Carnes rojas Fuagrás de oca o de pato
Jamón serrano
Conejo Huevo duro
Patés y terrinas
Huevos pasados por Jamón cocido
Salchicha
agua Morcilla
Salchichón
Aceitunas verdes
Ajo Caldos en pastillas o en polvo (sin Aceitunas negras
CONDIMENTOS Especias glutamato) Mostaza aromatizada
Y ESPECIAS Plantas aromáticas Mostaza azucarada
Pepinillos y verduras en vinagre
Salsa de soja natural
170
Aceite de oca o de pato
Aceite de palma
MATERIAS Aceites vegetales crudos
Aceites vegetales
GRASAS Mantequilla fresca
cocinados
Nata fresca
Anexo 5
En resumen:
• Las proteínas, las grasas, los cereales, los dulces y los azúcares refinados son
fuertemente acidificantes.
171
• Los productos lácteos frescos y los cereales integrales o semi-integrales son
casi neutros.
• Las frutas, las verduras y las especias (y condimentos) son fuertemente
basificantes/alcalinizantes.
• Las tisanas digestivas son todas basificantes.
Aceites vegetales 0
Ajo –1,7
Albaricoques –4,8
Apio –5,2
Arenque +7
172
Chocolate con leche +2,4
Chocolate negro +0,4
Chucrut (sin embutido) –3
Coca-Cola +0,4
Col –4 (de media)
Conejo +19
Confitura –1,5
Copos de avena +10,7
Eglegino ahumado +6,8
Endivias –2
Ensalada verde –2 à –5
Espárrago –0,4
Especias y plantas aromáticas –5 à –12
Espinacas –14
Fletán +7,8
Foie +14,2
Frambuesas –2,4
Fresas –2,2
Galletas +3,4
Grosella negra –6,5
Guisantes –1,2
Helados de frutas –0,6
173
Leche descremada +0,7
Leche entera +1,1
Lenguado +7,4
Lentejas +2,15
Limón –2,6
Maíz dulce (conserva) –0,77
Mango –3,3
Mantequilla +0,5
Manzanas –2,2
Margarina –0,5
Mayonesa +0,6
Mejillones +15,3
Melón –1,9
Miel –0,3
Nabo –5,5
Naranjas –2,7
Nata fresca +1,2
Nueces +6,8
Pan blanco +3,7
Pan de centeno +4
Pan de leche +3,8
Pan integral +1,8
174
Piña fresca –2,7
Pistachos +8,5
Plátano –5,5
Pollo +8,7
Pomelo –3,5
Puerro –1,8
Queso blanco +11,1
Queso camembert +13
Queso chedar +15,2
Uva –4
Uva blanca +4,6
Uvas pasas –21
Vinagre –1,6
Vino blanco seco –1,2
Vino tinto –2,4
Yogur de frutas +1,5
Yogur natural +1,2
Zanahoria –4,9
175
Anexo 6
Esta escala fue puesta a punto en 1967 por dos psiquiatras, Thomas H. Holmes y
Richard H. Rahe, a partir de un importante trabajo de investigación sobre el estrés, sus
modalidades y sus consecuencias. Se ha ido enriqueciendo de manera constante y a día
de hoy, sigue siendo una escala de referencia. Clasifica los principales acontecimientos
vitales según el estrés que producen, atribuyéndoles puntos (entre 0 y 100). Para evaluar
la carga de estrés que usted ha soportado durante el año precedente, basta con marcar las
situaciones que le conciernen y sumar los puntos. Después, remítase a los consejos de
interpretación presentes al final del test.
Menopausia 60
Herida o enfermedad física 53
Matrimonio (o inicio de una relación) 50
Pérdida de empleo 47
Reconciliación con el/la cónyuge 45
Jubilación 45
Enfermedad de alguien cercano 44
Embarazo 40
Problemas sexuales, problemas laborales 39
Llegada de un nuevo miembro a la familia 39
Cambios en la situación financiera 38
176
Muerte de un amigo íntimo 37
Cambio de situación 36
Empeoramiento del número de peleas con el cónyuge 35
Deudas 30
Cambio de responsabilidades profesionales 29
Partida de casa de un hijo 29
Problemas relacionados con los suegros 29
Comienzo o finalización del trabajo del cónyuge 26
Comienzo o fin de la escolaridad de los hijos 26
Navidad 12
Multas, sanciones 11
Interpretación de resultados:
• Si ha obtenido un total inferior a 150: su nivel de estrés está en la media.
Algunos ejercicios regulares le ayudarán a limitar más el impacto sobre su
organismo y su aumento de peso desaparecerá rápidamente.
• Si ha obtenido un total entre 150 y 300: ha soportado demasiado estrés para
poder gestionarlo día a día. Para atenuar su impacto sobre su aumento de peso,
repita regularmente los ejercicios respiratorios y las relajaciones adelgazantes.
177
• Si ha obtenido un total superior a 300: su nivel de estrés es demasiado
elevado. Es indispensable que busque ayuda con profesionales especializados
para que esta acumulación de tensión no perjudique su salud.
Anexo 7
Bibliografía científica
178
Resumen
• Un comienzo de siglo tan rico en sueños tecnológicos y promesas de salud… pero una primera
constatación global científica y humanamente aberrante: 17.000 propuestas en Internet de regímenes
adelgazantes; más de 2 millones de «enlaces», más de 3.000 artículos anuales sobre el mismo tema:
¡perder peso!
• Una segunda observación todavía más sorprendente: todo el mundo puede expresarse casi «al mismo
nivel» sobre el tema; profesor agregado, vedette del show-business, famosos mediáticos, periodistas
(¡especializados o no!), investigadores… Una mezcla de géneros y un exceso de información (demasiado
frecuentemente generalista y chapucera) que entrañan una desinformación global (incluso entre
profesionales). Se dice cualquier cosa… ¡y la contraria! Información no rima desde luego con
«educación» para el público ni con «formación» para los profesionales de la salud.
• Con un resultado humano, sin duda, a la altura del contexto de la confusión general; al comenzar este
siglo XXI, las últimas informaciones de la OMS constantan este dato increíble: por primera vez en
nuestra historia… ¡el número de personas con sobrepeso es superior al de aquellas que pasan hambre!
• ¿Por qué este «suicidio alimentario» de más de mil millones de individuos?
• Porque un postulado científicamente y psicológicamente correcto («¡Has engordado porque has comido
demasiado!¡Para adelgazar basta con que comas menos y hagas un poco de ejercicio!») puede ser
humanamente y neurohormonalmente falso. Porque las verdaderas causas del sobrepeso planetario se
deben a múltiples factores… y necesitan respuestas adelgazantes multidisciplinares.
• Este ensayo propone un análisis claro de los principios de los regímenes adelgazantes, sus promesas y
sus límites. Después, expondremos los comentarios y las respuestas más pertinentes de los investigadores
clínicos en nutrición, biofisiología, endocrinología y psico-neuro-biología. Desarrollaremos la
importancia de nociones claves del índice glucémico, del equilibrio ácido-basal, del índice metabólico,
de la crononutrición y de la psiconutrición… Se propondrá una síntesis final a través de un método
global de nutrición-adelgazante priorizando la nutrición saludable: el programa SLIM-data en cinco
entrenamientos prácticos.
179
INTRODUCCIÓN
Trágico. Ese es el único adjetivo para calificar el fracaso de esta «guerra contra el
sobrepeso» emprendida hará casi medio siglo. Trágico el número de personas
(¡incluyendo hoy en día la infancia!) enfermas a causa del sobrepeso: más de mil
millones en el umbral de la obesidad. Trágico que aquellos que tienen acceso libre a la
nutrición mueran por comer mal y demasiado; mientras que otros mendigan las migajas
para sus hijos y para ellos mismos. Trágica esta paradoja que abre la puerta de nuestro
tercer milenio, tan rico en promesas tecnológicas.
¿Por qué este «suicidio alimentario» planetario de casi mil millones de individuos
en 2011? ¿Por qué este irrefrenable supra consumo, esta «supra comilona», mientras las
necesidades energéticas reales decrecen de década en década (transportes, confort y
multiprogreso a nuestro servicio cotidianamente…)?
¿Por qué este fracaso repetitivo de todos los regímenes adelgazantes (que, por
añadidura, han contribuido a crear dos generaciones de adultos obesos y una nueva
generación que no protege ¡ni a los niños de cinco años!)?
Todos los consejos nutricionales y las reglas de higiene alimentaria «oficiales»
parecen, sin embargo, perfectamente controladas y codificadas… En teoría, bastaría con
seguirlas para estar «delgado y saludable».
¿Será culpa entonces de esos millones de consumidores demasiado indisciplinados
o demasiado adoctrinados por un marketing atractivo y omnipresente? Pero puede que
esos mismos consumidores se encuentren totalmente perdidos frente a centenares de
informaciones y de consejos dietéticos demasiado simples (simplistas) aparentemente,
pero muy a menudo contradictorios.
Este artículo quiere dar una posible respuesta a estas paradojas. Pensamos que las
raíces del sobrepeso están fuera; pensamos que todas esas constantes y estadísticas
minuciosas esconden un principio «fundamental» de la industria agroalimentaria de este
siglo: «Nuestra alimentación ha cambiado más en cincuenta años que en cincuenta
siglos…». La alimentación del hombre, por tanto, debe ser repensada con reglas
nutricionales adaptadas a las exigencias tecnológicas y bioquímicas pero, sobre todo,
psicológicas y médico-sociales de nuestro siglo XXI. Efectivamente, el postulado
calórico, científica y biológicamente correcto («Has engordado porque has comido
demasiado; para adelgazar te basta con comer menos y hacer deporte»), resulta, después
de cincuenta años de repetidos fracasos, ¡humana, fisiológica y, sobre todo,
psicológicamente falso!
Porque esta gestión mono-factorial y puramente energética (calórica) y mecánica
del sobrepeso resulta muy incompleta. Porque las verdaderas causas «humanas» de este
sobrepeso son altamente poli factoriales… y necesitan respuestas adelgazantes, consejos
adelgazantes (y por tanto, programas adelgazantes) pluridisciplinares (con síntesis para
el gran público coherentes y fácilmente accesibles).
180
Durante mucho tiempo hemos atribuido (¡equivocadamente!) a André Malraux, la
cita : ¡«El siglo XXI será religioso o no será!». Del mismo modo durante mucho tiempo
hemos atribuido (¡equivocadamente!) a los investigadores y a los médicos clínicos
cantidad de regímenes adelgazantes que no les corresponden en absoluto (¡la casi
totalidad, de hecho!) Malraux ha corregido, mientras vivió, este error especificando que
muy a menudo «mezclamos todo: lo religioso, lo espiritual, lo místico…» y que por el
contrario, «[él] piensa realmente que la humanidad del próximo siglo [¡el nuestro!]
deberá encontrar un “tipo ejemplar” de hombre». Del mismo modo, en este arranque del
siglo XXI, lo mezclamos todo: las promesas científicas, el marketing y la «charlatanería».
Así pues, tanto los profesionales como el público en general, debemos informarnos de
algunas realidades de la nutrición saludable… para proponer un «tipo ejemplar» de
régimen que tome en consideración al hombre global animado por un sistema bio-
metabólico global. Un ser (totalmente) humano con todas sus implicaciones nerviosas,
hormonales, fisiológicas, biológicas, psicológicas, emocionales…
Un ser plenamente humano, en contacto e interacción permanente con todos sus
«hermanos-humanos» (impacto fundamental del contexto psico-social, psico-étnico). Un
ser plenamente humano que no podamos reducir a una «máquina biológica»
respondiendo a códigos matemáticos, biológicos o farmacológicos, puramente
tecnológicos.
Esta visión demasiado mecánica del ser humano, desgraciadamente, se ha
transmitido al gran público; ¡millones de personas esperan, por tanto, el «medicamente
antikilos» para «curarles» de la enfermedad del sobrepeso!
Estas mismas personas encadenan (a la espera de la pastilla-milagro) regímenes tras
regímenes convencidos que su tejido graso y sus miles de millones de adipocitos no son
más que «vulgares» bolsas de grasa que podemos rellenar o vaciar a ritmo de estrés, de
ansia, de bulimias nerviosas seguidas de regímenes adelgazantes más o menos
fantasiosos. Las células de grasa como bolsas de provisiones; un mundo biológico
matemáticamente ordenado donde basta simplemente «decidir y querer» para lograr «el
acto adelgazante»: perder peso eficazmente y sobre todo de manera duradera (¡el desafío
más grande, damos fe de ello!).
Hoy en día sabemos que este enfoque se aleja de la delgadez saludable y es la base
de la obesidad. También sabemos que el tejido adiposo no es «inerte», sino que es un
verdadero «órgano» con múltiples interacciones biológicas, hormonales, inmunitarias,
vasculares, neurológicas y psicológicas (un factor que ha resultado clave en estos
últimos cinco años).
Tomar este atajo simplista y pseudocientífico: «régimen (con o sin medicamentos)
= adelgazamiento asegurado», nos muestra una paradoja más del «progreso a cualquier
precio»; descubrimos entonces que detrás de la máscara de la sonrisa del marketing
(¡pero sonrisa helada!) del hombre biónico, demasiado frecuentemente se esconde la
mueca «del hombre humano». Una mueca del hombre que sufre cada día un poco más a
181
causa de esas enfermedades crónicas y degenerativas a partir de las cuales las moléculas
líderes no «curan» más que los síntomas; una mueca que se produce al verse, año tras
año, generación tras generación cada vez más joven, como «víctima activa» de su propio
sobrepeso.
Sin embargo, descubriremos rápidamente a lo largo de esta presentación que,
ciertamente, no hay nada más «simple» que perder peso; pero el lamento constante de
esos mil millones de obesos que apuntan con un dedo interrogativo a la ciencia y a sus
dirigentes, es que hace falta perder peso de manera natural y duradera.
«De manera natural» debe significar dentro del respeto al metabolismo profundo
del cuerpo, dentro del respeto a nuestros límites nerviosos y psicológicos; y dentro de la
extrema desconfianza hacia la «delgadez farmacológica» y dentro del recuerdo (cercano)
de los efectos devastadores que tienen las moléculas químicas (anfetaminas, extractos
tiroideos, diuréticos y diversos genéricos…). De estas constantes se desprende una regla
muy simple: la nutrición saludable debe siempre preceder y después acompañar a la
nutrición adelgazante. «De manera duradera» debe significar un peso adaptado a la
morfología, y estable en el tiempo: un tiempo superior a tres años…Un tiempo sin
«sufrimiento alimentario moral»: sin ansias, sin bulimia, sin frustración o depresión leve
(como huellas biológicas y psicológicas indelebles de los regímenes repetitivos); sin
recuperación del peso progresivo tipo yoyó; sin desplazamiento hacia la anorexia.
A través de este seminario, le proponemos, por tanto, «redescubrir» (puesto que
todos conocemos nuestras bases) los límites y por consiguiente, la peligrosidad de tres
grandes «orientaciones adelgazantes». Ya que, si hoy en día existen 17.000 «marcos de
régimen» y más de 2 millones de enlaces adelgazantes virtuales, en realidad solo existen
estas tres técnicas adelgazantes fundamentales (todas las demás son «derivadas» ¡y no es
una broma!):
Añadiremos brevemente una cuarta categoría que hemos bautizado como: «La
esencia de los milagros adelgazantes» donde lo peor linda con lo abominable; donde el
«da igual» rige con una alegre inconsciencia bastante «naif» pero, sin embargo, bastante
aterradora, ya que influye a millones de consumidores conduciéndoles a riesgos y
peligros (¡numerosos!). En pocas palabras, una personalidad mediática o un «iluminado
creativo» (quizás sincero, ¡pero pocas veces competente!) que tiene acceso a los medios
y que él mismo ha logrado adelgazar, proyecta su caso particular sobre millones de
«fans». En esta categoría, encontramos todos los regímenes de vedettes del show-
business, de modelos, de líderes de opinión, de políticos, de actores (¡de cine!)…
182
Régimen Miami, Malibú, celebridad X o Y, régimen sopa de col, de algas, de ortigas,
mono-dieta de piñas, de arroz integral, de uvas…
En un segundo apartado, le propondremos un «programa alimenticio global» que no
refleja en absoluto el «pensamiento (o las creencias) de una escuela» sino la síntesis de
diferentes visiones de la nutrición saludable creíbles, codificadas de manera práctica y
referenciadas en este arranque de milenio:
183
RECUERDE: NUTRIRSE BIEN, UN SABER ESENCIAL QUE HEMOS IDO PERDIENDO
A lo largo de las últimas décadas, la ciencia ha identificado prácticamente todos los
secretos moleculares de los alimentos y los engranajes profundos de la psicología
digestiva. Hoy en día conocemos los nutrientes esenciales: los macronutrientes
(glúcidos, lípidos, proteínas, fibras, aminoácidos, ácidos grasos, encimas…) y los
micronutrientes (vitaminas, sales minerales, oligoelementos). Identificamos su devenir
bioenergético en el seno de nuestros organismos después de haberlos ingerido.
El avance fulgurante de los conocimientos dentro del campo de la dietética y de la
micronutrición viene asociado, paradójicamente, a una pérdida grave: hemos olvidado la
parte correspondiente al «modo de empleo» que permite asociar los alimentos de tal
modo que los platos y los menús se preparen con la finalidad de actuar en una
prevención de salud duradera. Los micronutrientes contenidos en los alimentos se
parecen a las piezas de Lego® con las que el organismo construye aquello que necesita:
las células, las hormonas, los líquidos vitales…
Del mismo modo que con las piezas de Lego banales se pueden construir todo tipo
de objetos diferentes (coches, aviones, casas, puentes…), su cuerpo elabora una gran
cantidad de sustancias y de tejidos esenciales con los mismos nutrientes de base. Pero
para conseguirlo, debe disponer de todos esos nutrientes necesarios en el momento
oportuno, en el sitio adecuado y en las cantidades y asociaciones adecuadas siguiendo
¡un buen modo de empleo!
En todas las civilizaciones, las tradiciones culinarias ancestrales proveen de reglas y
de costumbres que respetan estas necesidades fundamentales de la mejor manera, en
función de los alimentos disponibles. Pero la cadena de transmisión del saber nutricional
se ha roto (con la ruptura de los núcleos familiares a partir de los años cincuenta del
siglo XX) y ya no sabemos, de manera empírica e instintiva, construir una alimentación
equilibrada sin tener que recurrir a los datos derivados de la ciencia. Sin embargo, no se
trata de sumergirse en la tecnicidad alimenticia que nos obligaría a transformar nuestra
alimentación en una «experiencia bioquímica permanente». Durante milenios, los
humanos se han nutrido de manera instintiva.
Se ha construido un saber empírico que ha llevado a adoptar una alimentación
saludable lo más variada posible: primero la fruta recolectada, la carne que proveía la
caza y el pescado que proveía la pesca; después se añadieron las verduras y los cereales
del cultivo y la carne de la ganadería. Este saber se transmitía de generación en
generación a través de las recetas tradicionales, cada vez más sofisticadas pero siempre
bien equilibradas y vitales a nivel de salud (dejando de lado los terribles periodos de
guerras y de graves hambrunas). Se trata por tanto de reencontrar ese famoso «modo de
empleo» de la alimentación saludable. ¿Dónde ha ido a parar ese saber indispensable,
ese modo de empleo preventivo reactualizado por cada generación desde hace miles de
años? Con la ruptura del núcleo familiar en los países occidentales, esta transmisión de
184
hábitos culinarios entre generaciones se ha visto perturbada. A esto se añade que las
mujeres, antes encargadas de la alimentación familiar, no tienen suficiente tiempo para
dedicarse a esta tarea puesto que su rol en la sociedad ya no se limita a la gestión y el
cuidado del hogar.
Así, con el prêt-à-manger, ¡la industria alimentaria ha sustituido progresivamente a
las mujeres! Hoy en día, la información sobre la alimentación (sobre) abunda y, sin
embargo, ¡nuestra educación nutricional es más pobre que nunca! Comemos como si
apilásemos las piezas de Lego alimenticias, aplicadamente pero en un orden aleatorio;
sin llegar nunca a construir un objeto coherente… una coherencia que sería sinónimo de
prevención y de salud.
Hay otro elemento que pesa fuertemente en la evolución de nuestros hábitos
alimenticios: la búsqueda (¡neurótica!) de la delgadez. Nuestra sociedad, obnubilada por
las apariencias (¡el look!), ha generado comportamientos nutricionales aberrantes ligados
a una voluntad de adelgazamiento obsesiva. Sin duda, el sobrepeso, y más aún la
obesidad, «pesan» sobre el platillo negativo de la balanza de la salud. La pérdida de peso
puede por tanto formar parte de un programa de prevención. Pero el culto a la imagen
conduce a los candidatos a la delgadez a una búsqueda de resultados rápidos a través de
regímenes extremadamente restrictivos, desequilibrados, o, peor, tóxicos, ajenos a las
reglas básicas de la nutrición. Estos regímenes no generan solamente desequilibrios y
carencias perjudiciales para la salud a largo plazo, sino que sus resultados son
transitorios. La recuperación de peso está a la vuelta de la esquina en la gran mayoría de
casos, muy a menudo acompañada de algunos kilos suplementarios.
185
DELGADEZ SALUDABLE VERSUS RÉGIMEN ADELGAZANTE
Hay una constante científica que se impone progresivamente desde hace una década:
todos los regímenes adelgazantes que quieren imponer al cuerpo restricciones
(regímenes hipocalóricos…) o dismetabolismos (regímenes hiperprotéicos,
disociados…) van a oponerse frontalmente a nuestros límites digestivos, biológicos,
nerviosos (incluso emocionales) a base de grandes privaciones, frustraciones, cetosis,
múltiples dismetabolismos.
Así, toda técnica alimentaria («régimen») que tenga como único objetivo la pérdida
de peso, está destinada al fracaso a corto o medio plazo; y, a largo plazo, acaba por
convertirse en la base de una obesidad patológica (sucesión de fases de régimen y de
recuperación del peso progresivo por el sobre almacenaje compensatorio del «efecto
yoyó»).
186
hormonales), para reducir el apetito y el almacenaje. Esa es la razón por la que todo este
tipo de regímenes fracasan a medio o largo plazo. Algunos pueden hacer que se pierda
peso en un primer momento, pero la delgadez adquirida es forzosamente transitoria. A
las agresiones estresantes de privación y restricción, el cerebro acaba por responder
provocando crisis de hambre desesperada que persiguen recuperar eso que él considera
(¡equivocadamente, claro!) el peso en equilibrio del cuerpo.
Del mismo modo que la observación (y la consecuente formulación) de Newton
permite prever la casi totalidad de los fenómenos físicos de nuestra realidad a escala
humana… pero se transforma (sin perder su genialidad) en insuficiente a escala del
átomo o del cosmos, la noción de «caloría», útil para describir los fenómenos
energéticos puramente matemáticos (y por tanto «no-humano») ligados a los
alimentos… se convierte en completamente insuficiente a escala neurológica, vascular y
hormonal de los tejidos adiposos. Hemos diseñado una imagen de este tejido, tan lejano,
como el de un simple lejano «saco de grasas» que podemos «vaciar» a nuestro antojo
gracias a los regímenes hipocalóricos.
Cada vez que el cuerpo pierde peso (gracias a un régimen restrictivo), se genera un
desequilibrio con esta nueva delgadez que no tiene otro deseo que recuperar los kilos que
él considera que forman parte de su peso justo. Es así como todos los regímenes
hipocalóricos conducen directamente al sobrepeso crónico o a la obesidad progresiva,
como muestran todos los estudios epidemiológicos recientes.
187
psíquica (¡pero de tipo «irritable»!). Los resultados son rápidos. Sin embargo, el cuerpo,
sometido a este estado de desequilibrio metabólico, no puede soportar durante mucho
tiempo el estado de emergencia. Al acabar el régimen, se instala una fatiga de
compensación y las pulsiones alimentarias fuertemente reactivas llevan a consumir esa
gran cantidad de glúcidos que habíamos desterrado. ¡Efecto yoyó fulgurante!
Este tipo de régimen ofrece algunas ventajas aparentes, ¡pero esconde grandes
inconvenientes! Es cierto que el adelgazamiento es absolutamente real y se mantiene
dinámicamente durante el tiempo que dura el régimen. Pero basándose en un
desequilibrio metabólico permanente, ya que la cetosis que inunda rápidamente el
cerebro, aporta una energía moral «falsa» (más bien sinónimo de agresividad) y una
vitalidad «falsa». En realidad, los órganos de eliminación se encuentran rápidamente
sobrecargados, sobre todo los riñones.
Finalmente, el último inconveniente «de peso»: el cerebro conserva en su memoria
esta privación de azúcar y vive la cetosis como un periodo de hambruna. Al acabar el
régimen, la falsa energía se desfonda, se hunde, y el cerebro induce entonces una
agresiva bulimia de azúcar. La recuperación del peso es más rápida que la pérdida,
generalmente con un considerable número de kilos extras.
188
páncreas… Así pues la digestión es más rápida, parece más ligera, pero siempre a
expensas de la buena asimilación de los nutrientes esenciales por nuestro organismo.
Todos los regímenes disociados que apuestan por el «dismetabolismo» pretenden
obligar y forzar al cuerpo a compensar los déficits. Todos estos regímenes están
destinados al fracaso, aunque consigan resultados prometedores durante las primeras
semanas. Al cabo de dos o tres semanas de régimen, nos «rompemos»; siguen varias
semanas de bulimia dulce, más o menos controlada y se vuelve a varias semanas de
régimen…
Estas alternancias de carencia y sobrecarga alimentaria penalizan la salud de los
candidatos a la delgadez. A veces son el origen del sobrepeso crónico, asociado a una
fatiga o un estado de depresión leve crónica.
189
LOS SECRETOS MEJOR GUARDADOS DEL SOBREPESO
La evolución de los hábitos nutricionales
Comemos de media menos que hace algunas generaciones (aunque paradójicamente
seamos cada vez más obesos), comemos más alimentos pobres nutricionalmente que
aportan sobre todo calorías y pocas vitaminas, fibras y minerales esenciales para el
equilibrio biológico global. El consumo regular de alimentos procesados
industrialmente, refinados y conservados, el empobrecimiento progresivo de las tierras
de cultivo, la administración de hormonas, de antibióticos o de tranquilizantes a los
animales además de centenares de productos químicos a las verduras, disminuyen la
calidad nutritiva y aumentan la contaminación de nuestros alimentos y conducen,
ineluctablemente a la degradación de todo nuestro equilibrio alimenticio interno.
Hace falta, por tanto, (re)encontrar un esquema de construcción alimenticia eficaz,
de tal modo que sus consejos hallen el sentido y la coherencia que ayude a sus pacientes
a domesticar sus alimentos para que se conviertan de nuevo en «amigos» de su
organismo y de su salud. Desde hace cincuenta años, nuestro organismo y los alimentos
están «irritados» y mantienen un conflicto permanente; ¡ya es hora de reconciliarse! Esta
reconciliación es particularmente urgente puesto que los estragos de comer mal son
silenciosos y subterráneos: seguimos ingiriendo todo, pero no asimilamos todo, ¡esa es la
trampa! Pasan años hasta que los desequilibrios nutricionales se manifiestan. Para que
los síntomas se manifiesten, los errores alimenticios tienen que estar ya en el «platillo-
enfermedad» de la balanza de la vida. Es urgente ayudar al cuerpo a cambiar
radicalmente utilizando todos los medios disponibles para despertar nuestra capacidad de
prevención y curación.
Un programa adelgazante de reequilibrio nutricional tiene por tanto como objetivo
enfocarse prioritariamente en el metabolismo y en las grandes funciones de asimilación y
de construcción del cuerpo. Todos los efectos benéficos derivados no son más que
«efectos secundarios» de esta rearmonización global. Los resultados se reflejan en
términos de forma, vitalidad, sueño, y para rematar, de kilos de menos si es necesario (o
de más, también, en los casos de delgadez excesiva).
190
occidentales asisten a este estallido de un gran número de enfermedades degenerativas
ligadas a la alimentación (obesidad, cardiopatía, diabetes, hipertensión arterial…)?
La respuesta es simple: ¡nuestra alimentación ha cambiado más en cincuenta años
de lo que había hecho en los cinco siglos precedentes! Incluso aunque el ser humano se
haya infinitamente adaptado a lo largo de los siglos, nuestro organismo desorientado no
ha tenido tiempo de adaptarse a las transformaciones exponenciales de las últimas
décadas. A esto hay que añadir una constante primordial: por primera vez en la historia
de la humanidad, estos cambios afectan a la estructura de los alimentos. Refinados,
desproveídos de sus nutrientes, empobrecidos, atiborrados de aditivos y de conservantes,
muchos alimentos se han convertido en auténticos «extranjeros» para nuestro
metabolismo que apenas puede digerirlos, y menos aún, asimilarlos (o lo logra agotando
nuestras reservas bio-enzimáticas y minerales, generando terrenos de subácidos).
Primer responsable de esta transformación sin precedentes: la globalización. La
enorme evolución de los sistemas de transporte y del comercio internacional permite a
día de hoy encontrar cualquier alimento, sea cual sea la estación, en cualquier lugar del
globo. Pero eso implica tratar a los alimentos, modificarlos, transformarlos de manera
que se conserven más fácilmente y que duren más tiempo. Esta realidad comercial, esta
necesidad industrial, ha dado lugar a múltiples formas de transformación: refinado,
irradiación, ajuste de sustancias estabilizantes y conservantes… ¿Cuáles son las
consecuencias alimenticias directas?
191
la composición del aceite en detrimento de nutrientes esenciales, una
destrucción de la vitamina E antioxidante (esencial en la prevención de la
oxidación del organismo y sus consecuencias: arterosclerosis, envejecimiento
acelerado), una transformación de la estructura de los ácidos grasos:
– Saturación de una parte de los ácidos grasos insaturados, que se vuelven
inactivos a nivel biológico y que favorecen enfermedades metabólicas de
sobrecarga (problemas en el equilibrio de grasa en sangre: arterosclerosis,
enfermedades cardiovasculares y sobrecarga ponderal).
– Los aceites modernos contienen pocos ácidos grasos «trans» pero cuando un
usuario calienta este aceite en una sartén a 200° C, habrá una inversión de la
configuración espacial de las moléculas de ácidos grasos insaturados «cis»
en «trans». La configuración «trans» favorece la arterosclerosis con un
aumento de LDL y un aumento de HDL y parece que favorece algunos
cánceres (principalmente de pecho, colon y próstata).
• En resumen: cuanto más refinado es un alimento, más simple es su estructura
bioquímica y más estable, dominable y fácil de conservar. Refinando los
alimentos, cumplimos dos objetivos: simplificamos su composición global y
facilitamos su conservación.
192
de procrear se expusieran a las mismas: «El nivel de pruebas requeridas antes de decidir
la prohibición de una sustancia química es tan elevado que en el caso de productos muy
utilizados (a los que estamos todos expuestos) o de productos que actúan pasando por
complejas sinergias, a día de hoy es muy difícil prohibirlos».
Además, estas transformaciones industriales provocan «mutaciones» muy
importantes, desplazamientos progresivos de nuestro equilibrio y nuestras funciones de
digestión y asimilación. Esa es uno de las principales fuentes de los innumerables
problemas de origen alimentario: intolerancias, alergias múltiples, sobrepeso,
prediabetes, síndrome metabólico. A ellos se unen las modificaciones desequilibrantes a
nivel metabólico (principalmente la sub-acidez).
Estos alimentos transformados tienen un gran éxito en los países occidentales en
tanto en cuanto responden perfectamente a la evolución de los hábitos alimentarios.
A día de hoy, el tiempo dedicado a la preparación de la comida es tres veces menos
importante que hace cincuenta años. El recurso de los platos preparados y los alimentos
envasados y precocinados es, por tanto, inevitable… No podemos dar marcha atrás;
corresponde por tanto a los científicos y a los terapeutas la misión de desarrollar nuevas
estrategias alimenticias de salud… ¡y de transmitirlas!
193
organismo humano jamás había tenido que gestionar tal dimensión de «impactos
azucarados» procedentes de alimentos con sabor salado. Es una de las principales causas
del sobrepeso moderno que no se conoce.
Cuando el almidón se calienta en presencia de agua, sus gránulos pierden de manera
irreversible su estructura cristalina durante el proceso de gelatinización. El almidón se
vuelve mucho más apropiado para la digestión enzimática. A lo largo de la cocción y de
otros tratamientos tecnológicos, los gránulos de almidón no se hallan completamente
diluidos pero el grado de gelatinización es suficiente para permitir la digestión rápida de
una gran proporción de almidón. Cuando la transformación es incompleta (por ejemplo,
cocción al vapor, la termofabricación de cereales o la fabricación de galletas) se
conserva una gran proporción de almidón que se digiere lentamente. Para medir el
impacto de los glúcidos en el organismo, los científicos utilizan una «herramienta
biofisiológica» simple: el índice glucémico. Este índice se expresa por un número entre
el 0 y el 100 (o 120). 0 es la ausencia del impacto y 100 es el impacto máximo, el de la
glucosa pura. La transformación industrial que soportan los cereales y sus derivados
eleva considerablemente sus índices glucémicos, llegando a doblarse. Un ejemplo
simple: el arroz. El grano que proviene de esta planta herbácea es muy rico en glúcidos.
El arroz integral, sin embargo, tiene un índice glucémico de 45, lo que lo sitúa en una
media metabólica perfecta. El arroz semi-integral (semi refinado) posee un índice
glucémico ligeramente más elevado con un 55. Sigue siendo razonable y, sobre todo,
tolerable por nuestro organismo. Pero el arroz blanco, completamente refinado, ve su
índice glucémico subir a 75, y si el arroz está precocinado, el índice glucémico sube aún
más hasta llegar a veces a 90. Todo esto no cambia para nada la densidad calórica del
arroz, pero dobla su «impacto digestivo» en el páncreas.
Vemos así que el refinamiento modifica la naturaleza de los glúcidos y que el
envasado juega también un papel. A esto hay que añadir la forma de cocerlo y de
prepararlo: cuanto más tiempo cocinamos un alimento glucémico, más rápidamente se
asimilan por el organismo sus glúcidos y más sube el índice glucémico. Las zanahorias,
por ejemplo, tienen un índice glucémico razonable si se comen crudas (entre 45 y 50). Se
eleva cuando las zanahorias se cuecen (70) y aún más si se convierten en puré (80 a 85).
Aquí una vez más, el impacto sobre el páncreas se dobla. Esto no quiere decir que las
zanahorias cocinadas sean peor para la salud que las zanahorias crudas. Pero unas y otras
requieren asociarse de manera diferente para modular su impacto digestivo. Algo que
nuestros ancestros sabían hacer gracias a sus recetas tradicionales y a la composición
empírica de las comidas.
194
Repitámoslo: ¡digerimos (todavía) bien aquello que asimilamos (ya) mal! Es una trampa
nutricional importante, debido a la generalización de las transformaciones alimentarias y
a su impacto sobre el páncreas. Este órgano gestiona en gran parte la estabilidad de la
tasa de azúcar sanguínea que debe estar más o menos estable, en una horquilla
comprendida entre el 0,75 y 1 gramo por litro de sangre. Por debajo del mínimo, el
peligro es la hipoglucemia que se manifiesta por una intensa fatiga, vértigos,
desvanecimientos (y un coma si el nivel de azúcar llega a un nivel extremadamente
bajo). Por encima, corremos el riesgo de desarrollar una diabetes, cuyas consecuencias
patológicas pueden ser muy graves (problemas oculares, vasculares y cerebrales
básicamente).
Esta tasa, por tanto, está regulada cuidadosamente por la insulina, que segrega
cotidianamente el páncreas. Cuando tomamos alimentos que tienen un índice glucémico
elevado, hay una afluencia de azúcar brutal en la sangre. Ahora bien, nuestro cuerpo y
nuestros órganos detestan todo lo que sea «brutal» y, sobre todo, todo lo que es
«repetitivamente brutal», fuente de debilitamiento o de inflamación del órgano. Los
procesamientos industriales han hecho que el índice glucémico de numerosos alimentos
aumente y eso hace que el páncreas sea solicitado cada vez más y con más fuerza. La
brutalidad de estas descargas de glucosa poco habituales progresivamente «irritan» al
páncreas a nivel biológico, y perturban la precisión de sus secreciones. Poco a poco,
nuestro flujo de insulina se desarregla. No solo el páncreas se fatiga, sino que sus
secreciones intempestivas dejan tras ellas un «residuo de insulina», que provoca una
pequeña crisis hipoglucémica transitoria después de la ingesta de alimento.
Esta ligera bajada de la tasa de azúcar sanguínea sigue a cada subida excesiva. Este
fenómeno entraña a la larga un desarreglo de la actividad del páncreas, asociado a
ataques de fatiga crónica (¡bajones!). El cerebro vive estas mini crisis de hipoglucemia
como una agresión repetitiva. Pero como la glucosa es su principal nutriente junto con el
oxígeno, toda «falta» es vivida como una verdadera amenaza que entraña un «conflicto
de supervivencia» (emergency-mode answer). Estas reacciones pueden, a medio plazo,
perturbar la producción de ciertas neurohormonas cerebrales (principalmente la 5-HT),
lo que supone un mal funcionamiento de nuestro centro de saciedad. Las sensaciones de
«falsa hambre» se manifiestan y eso nos lleva a comer aunque el organismo no necesite
nutrirse. Así, las múltiples transformaciones de nuestros hábitos alimenticios y en la
naturaleza misma de los alimentos, están en el origen de esta «comilona inexplicable»,
de la fatiga crónica, de los problemas de sueño y de la depresión (depresión leve crónica)
que caracterizan nuestro mundo occidental. También son las responsables del aumento
exponencial de enfermedades metabólicas (el número de casos de diabetes se ha
duplicado en Francia entre el año 2000 y el año 2008, las enfermedades cardiovasculares
se han triplicado en treinta años).
Ciertamente, la ciencia ha encontrado «respuestas moleculares» (farmacológicas)
adaptadas a la inmensa mayoría (de síntomas) de estos desordenes. Existen tratamientos
195
contra la diabetes, la hipertensión arterial, el exceso de colesterol… Pero en todas estas
enfermedades metabólicas ligadas a los factores alimenticios, la reeducación nutricional
debería ser el primer arma de curación. Debe acompañar imperativamente todos los
tratamientos para que sean plena y, sobre todo, definitivamente eficaces.
196
EL PROGRAMA ADELGAZANTE SLIM-DATA: CINCO TRAININGS CLAVE
Training alimenticio
a) El índice SLIM-data: la base de la reeducación metabólica
¿Cómo lograr compensar medio siglo de ruptura de la transmisión del saber empírico
ancestral? Sería ilusorio querer regresar a los alimentos y a las reglas dietéticas de
nuestros bisabuelos. Así que hemos puesto a punto un nuevo índice alimenticio que
integra el índice glucémico de todos los alimentos (su impacto sobre el páncreas y la
secreción de insulina), pero también su índice enzimático (la manera en que cada
alimento es digerido y asimilado) y, en una medida mucho menos importante, su índice
calórico. Este nuevo índice (también comprendido entre el 0 y el 100), también recoge el
impacto metabólico global y, sobre todo, real, de los alimentos. Hemos bautizado a este
índice como «SLIM-data», un índice «vivo» que refleja el diálogo biológico del
alimento con el páncreas, el sistema digestivo y el adipocito.
El SLIM-data «científico» (Sd) se ha calculado a partir de la fórmula registrada
siguiente:
• IG = índice glucémico
– Con IG (120): índice glucémico internacional sobre la escala de [0 a 120]
• IE = índice enzimático
– Con IE (glúcidos mayores) = 1
– IE (proteínas mayores) = 0.9
– IE (lípidos mayores) = 1.9
– IE (glúcidos + proteínas) = 1.3
– IE (glúcidos + lípidos) = 1.6
– IE (proteínas + lípidos) = 1.5
– Sd = [IG (120) x 0.84] x IE x [I Cal / 100 g]
– 400
• I Cal = valor calórico por 100 g de alimentos
• [IG (120) x 0.84] para resituar el índice glucémico internacional sobre la
escala: 100
• [I Cal / (100 g)] para ponderarlo con el impacto de las calorías: 400
Este índice SLIM-data (por «Slimness with the Lowest Index of Metabolism» =
adelgazar por la utilización de índices metabólicos bajos), combina los tres índices que
definen el impacto digestivo de un alimento: índice insulínico, índice enzimático e índice
calórico (que tenemos en cuenta, por supuesto, pero al mínimo, interviene solo como
ponderador del índice global). La fórmula de referencia expuesta permite el cálculo del
197
SLIM-data de todos los alimentos corrientes. A partir de este nuevo índice, hemos
clasificado los alimentos en tres grandes categorías:
• Los alimentos «verdes» en los que el índice SLIM-data es más bajo (entre 0 y
40) y son beneficiosos tanto para el equilibrio metabólico como para despertar
la «memoria adelgazante».
• Los alimentos «naranjas» que tienen un índice SLIM-data mediano (entre 45 y
55) y son neutros a nivel metabólico.
• Los alimentos «rojos» que tienen un índice SLIM-data elevado y se alejan
negativamente de la neutralidad metabólica. Pero estos alimentos «rojos» no
están prohibidos en absoluto, como ocurre en la mayoría de regímenes
adelgazantes; ¡ni hay que evitarlos! Simplemente requieren ser asociados con
la misma cantidad de alimentos «verdes» con el fin de neutralizar su impacto
metabólico. Así pues, todos los menús son posibles para librar al cuerpo
mensajes adelgazantes reequilibrantes y todo ello sin el espectro de las
privaciones y sus consecuentes frustraciones, causa mayor del fracaso de todos
los regímenes.
A esto se añaden algunos alimentos calificados en la zona «violeta» que son los que
tienen o bien un índice SLIM-data muy elevado, o bien una toxicidad importante para
nuestro equilibrio digestivo.
Son, por consiguiente, los «no-alimentos» en el sentido de que aportan muy pocos
nutrientes utilizables, pero muchísimos glúcidos hiper-refinados o sustancias aditivas
nefastas. ¡Y a menudo las dos cosas! Se alejan de manera demasiado brutal y violenta de
los alimentos naturales que son la base de su preparación. Un ejemplo: las patatas fritas
industriales con sabor a «salmón ahumado». Tanto las patatas como el salmón son
estupendos alimentos. Pero en estas patatas fritas, ¡no hay más que un «cúmulo
molecular» de alimentos y de perfumes de síntesis que constituyen un insulto a la vez a
los alimentos de origen y a su salud!
Estos alimentos clasificados en la zona violeta son poco numerosos y son los únicos
que hay que evitar incluso cuando tenemos una buena salud. Todos los otros (¡hay
centenares!) están a disposición del consumidor. La única obligación: combinar los
alimentos de manera que el índice global de la comida se mantenga dentro de los límites
de aquello que el metabolismo puede gestionar, digerir y asimilar: verde durante varias
semanas para intensificar el mensaje reequilibrante, seguido del naranja, a velocidad de
crucero.
198
Las transformaciones industriales de la alimentación moderna favorecen una
«acidificación» progresiva de nuestro medio interior. En efecto, el refinado de los
cereales aumenta su potencial de acidificación; el aumento del consumo de azúcar, de
grasa y de carne se añade a este fenómeno nocivo.
La otra vertiente acidificante de todos los tejidos orgánicos está directamente ligada
a fenómenos hormono-celulares desencadenados por nuestros diversos estreses
cotidianos. Este ligero aumento cotidiano de la acidez del tejido contribuye, a medio
plazo, a la aparición de numerosos desequilibrios de nuestro «terreno biológico» que a su
vez, constituyen la cómoda base de enfermedades degenerativas crónicas.
La acidez producida por un alimento dentro de nuestro cuerpo, no tiene nada que
ver con el gusto, picante, amargo, dulce o azucarado percibido por nuestras papilas
gustativas, una sensación que todos conocemos. La acidificación de los tejidos puede
provenir del sobre consumo de alimentos ácidos, de una falta de alimentos alcalinos y/o
de un exceso de alimentación en general. Se ha probado que una alimentación
«dominante» vegetariana (¡omnívora pero facilitando las frutas y las verduras de
temporada!) permite reducir de manera notable la tendencia acidificante que está muchas
veces relacionada con una alimentación excesivamente cárnica. En efecto, la
degradación de la digestión de las proteínas, sobre todo de origen animal, produce ácido
úrico, fosfórico, sulfúrico, etc. Todos ellos, después de haber sido neutralizados en parte
por los minerales en reserva de nuestro cuerpo, serán eliminados por los riñones.
A raíz de un sobre consumo de proteínas y de grasas, el cuerpo no llega a poder
neutralizar y eliminar los ácidos y estos se acumulan en el organismo en diversos
lugares, tejidos conjuntivos, articulaciones, músculos, provocando una lenta pero firme
obstrucción en nuestro cuerpo. Los problemas van apareciendo poco a poco. Por el
contrario, la degradación de la fruta y la verdura entraña la formación de sales minerales
alcalinas que renuevan las reservas amortiguadoras del organismo. Muchos vegetales
(frutas y verduras) son pobres en sal, pero ricos en sales minerales y particularmente en
potasio. Así pues, tienen una acción alcalinizante.
Un ligero desequilibrio ácido-base de nuestro organismo (subácido) favorece:
199
orgánicos se transforman en básicos al contacto con las secreciones digestivas. Evitar
consumir demasiada carne roja y queso graso, ya que la digestión produce numerosas
sustancias acidificantes y remplazarlo por aves o pescado.
Por último, hay que recomendar los cereales semi-integrales y limitar el consumo
de azúcar blanco y de bollería industrial.
200
corresponden a las necesidades de funcionamiento de nuestro organismo, según el
esquema siguiente:
• El desayuno, con toda razón, debe ser copioso y rico en glúcidos lentos con
una proteína obligatoria. La utilización de pan integral (o semi-integral) es un
201
buen aporte de fibras; una cucharadita de café de salvado de avena diluido
también lo es.
• La comida comprende las proteínas animales u otras asociadas a los glúcidos y
fibras (verduras, cereales…).
• El tentempié de la tarde es discretamente glúcido (¡timing ideal para el
chocolate!) pero suficiente para hacernos aguantar si no hemos comido
demasiado al mediodía o por la mañana. Esta merienda no es solo una manera
de cortar el hambre, sino que es relajante y, por si fuera poco, tendrá un efecto
de distensión que nos hará terminar la jornada dulcemente.
• La cena es ligera y comporta pocos alimentos calóricos (proteínas ligeras,
pescado, verdura, compotas…).
202
• Los quemadores-drenantes (con un nombre genérico demasiado vago; debería
hablarse de «ayuda al metabolismo»). Suelen crearse en base a la cafeína y a
plantas desinfiltrantes.
• Los saciantes (o «inhibidores del apetito» naturales) son moderadores de la
glucemia y de los mucílagos hidrófilos de relleno del estómago. Generalmente
están hechos a partir de resina, fibras y extracto de azafrán.
• Los «captadores de grasas» generalmente a base de fibras lipófilas que drenan
las grasas alimenticias aunque no realizan ninguna acción directa sobre las
grasas corporales.
• Los «reconstituyentes de la flora» con la enorme gama de pré y probióticos
(raíces naturales y fructo-oligosacáridos…), así como el «redescubrimiento»
de las virtudes depurativas del carbón activo. Una sinergia esencial para
reequilibrar y luego relanzar el metabolismo adelgazante.
• Las «ayudas a la digestión» esencialmente compuestas de extractos
enzimáticos que se focalizan en las diferentes clases de macronutrientes
(prótidos, glúcidos, lípidos; proteasas, lipasas y amilasas).
Las fibras frenan los azúcares, «taponan» las grasas, depuran la flora y regulan el
tránsito; ¡son más que esenciales!… Sí a las crudités pero en su justa medida (si no,
colitis asegurada). Tomar un suplemento de dos cucharaditas de café rasas al día de
salvado de avena o de salvado de trigo micronizado mezclado y «diluirlo» en un yogur o
una compota de frutas es verdaderamente simple y una dosis ideal. Un suplemento de
probióticos (y/o prebióticos) en curas regulares: tres semanas con cada cambio de
estación, representa una ventaja preventiva de salud largamente empleada y con una
eficacia reconocida.
203
Nota: una vez más, la calidad de la fabricación y de la conservación es esencial para
una acción reequilibrante beneficiosa y duradera. Pida consejo a nuestros colegas
farmacéuticos o apasiónese por este tema con múltiples implicaciones preventivas y
curativas.
• Moderar la sal:
¡Freno radical a las grasas saturadas o de mala calidad! Para reequilibrar el aporte
de lípidos durante unos meses, elija aceite de oliva de primera prensada en frío… y opte
por recetas con mantequilla fresca (no cocinada) mejor que con aceite de palma (¡incluso
bio!).
Limite la carne roja y los quesos curados o muy grasos a tres veces por semana y la
charcutería a una vez por semana. El pescado (carnívoro) es bienvenido (incluso si están
204
un poco «contaminados», son menos tóxicos que los excesos de grasas saturadas).
Training detox
Una vez más, hay que conservar la razón: no existe una «fitoterapia adelgazante» directa.
Pero existen excelentes plantas que favorecen el trabajo y la protección de nuestros
principales órganos digestivos (y de eliminación): hígado, páncreas, vesícula biliar,
estómago, tubo digestivo y riñones. El hecho de que estas técnicas sean a veces
mediatizadas a ultranza o en ocasiones acompañadas de promesas delirantes, ha hecho
reaccionar (con razón) a algunos responsables de organismos universitarios. Han
calificado estos programas como inútiles subrayando que el organismo tiene todo
previsto para desembarazarse de las toxinas sobrantes.
¡Y es verdad! Incluso después de una comida festiva «pantagruélica», al organismo
no le hacen falta más de dos o tres días para eliminar el exceso de toxinas residuales
(ácido úrico, sales biliares, grasas saturadas…). Pero se trata únicamente de nuestros
desechos metabólicos directos. Aparte, hay toda una serie de contaminaciones internas y
externas (radicales libres, metales pesados, aditivos químicos alimentarios, moléculas
químicas de los medicamentos…). Estas toxinas, muy numerosas y muy nuevas, no
disponen de «vías de salida» biológicamente programadas. Nuestro organismo,
infinitamente adaptable después de milenios, no ha tenido el tiempo necesario para
adaptarse perfectamente. Estos nuevos desechos tóxicos contaminan lentamente (e
inexorablemente) nuestros órganos filtros (riñones, hígado, tubo digestivo…).
Privarse de una cura bianual (primavera, otoño), es prescindir de manera negligente
de un aliado adelgazante valioso. Como le gustaba repetir al doctor Borenstein: «La
nutrición no cura nada, pero ayuda a curar». La fitoterapia, a la vez que un medicamento
rey, merece ser una opción terapéutica. Recordaremos así la «triada mágica» eficaz, fácil
de prescribir y fácil de llevar a cabo:
• Rábano negro: zumo en ampollas. Una ampolla por la mañana y por la noche
media hora antes de las comidas. Cura de tres semanas.
• Hinojo en tisana caliente o fría para acompañar las comidas (basificante).
• Salvia (drenante y ligeramente laxante) tibia al acabar las comidas.
205
Training respiratorio: antiestrés, anti-ataques de hambre, anti-
acidificación crónica
Todos sus pacientes les han señalado ya la estrecha relación que existe entre la
respiración y las emociones. Un miedo brutal así como una gran alegría acelera la
respiración, la hacen corta y superficial, e incluso pueden suspenderla durante algunos
segundos, de ahí las expresiones «quedarse sin respiración» o «estar sin aliento». Ahora
bien, las alteraciones emocionales negativas siempre juegan un papel importante en el
sobrepeso. La práctica de esta «respiración controlada» permite atenuar dulcemente estos
impactos emocionales negativos, sin presión ni estrés suplementario. Más adelante
veremos cuán fundamental resulta para mantener y dar valor a todas las técnicas
adelgazantes. Una de las grandes ventajas de este ejercicio respiratorio reside en la
simplicidad de su ejecución y su rapidez de acción. Los resultados que se obtienen con la
regularidad de la práctica podrían parecer casi «mágicos» si no conociéramos las formas
de acción biofisiológica. El trabajo sobre la respiración forma parte de las técnicas
somatofísicas: actuando sobre una función corporal (la respiración), obtenemos un
apaciguamiento físico (las tensiones musculares) y orgánico (el ritmo cardíaco, la sub-
acidez) pero también neuroemocional (el impacto del estrés y de las emociones); gracias
al entrenamiento de una función corporal, podemos luchar contra el exceso de estrés e
influir positivamente sobre nuestras tensiones nerviosas, nuestras emociones y nuestros
ataques de hambre. Conviene cumplir ciertas reglas para respirar en buenas condiciones,
principalmente en lo relativo a la postura.
La postura sentado es más simple para un paciente occidental, la más inmediata y la
más fácilmente integrable en el día a día:
• Escoja una silla en la que no corra el riesgo de hundirse, una silla mejor que
una butaca.
• Siéntese de manera que sus muslos y sus piernas formen un ángulo recto a
nivel de las rodillas, mientras sus pies se apoyan totalmente en el suelo. Sus
pies y sus rodillas se hallan separados por unos treinta centímetros. También
puede cruzar sus pies replegándolos bajo la silla (esta postura muy cómoda se
conoce como «de la secretaria»).
• Mantenga la espalda recta (pero sin forzar) y relaje los hombros.
• Ponga las manos sobre sus muslos, con las palmas hacia arriba muy relajadas.
Cierre los ojos.
206
• Estírese boca arriba, sobre una superficie ni demasiado firme (su postura debe
de ser cómoda) ni demasiado blanda (debe sentirse bien apoyado).
• Extienda los brazos a lo largo de su cuerpo, laxos y con la palma de las manos
hacia arriba.
• Relájese bien, principalmente en la zona de la nuca y de los hombros. Si lleva
un traje apretado, desabrócheselo para darle amplitud a su tórax y abdomen.
En el caso de los hombres, es obligatorio desabrocharse el cinturón y
deshacerse el nudo de la corbata así como desabrochar los primeros botones de
la camisa.
• Deje la cabeza reposar naturalmente, recta, el occipucio apoyado sobre el
suelo. En algún caso, puede colocar un cojincito (fino) bajo su nuca para
apoyarla.
• Cierre los ojos y relájese ensayando una pequeña sonrisa (lo que relaja
inmediatamente el rostro).
Training antiestrés
Existen numerosas técnicas en este campo: hipnosis médica, sofrología, relajación de
Jacobson…Y sobre todo, el célebre «training autógeno» del doctor Johannes H. Schultz,
que ha inspirado a terapeutas de todo un siglo. Schultz era médico, neurólogo y
207
psiquiatra. A finales del siglo XIX, fue uno de los primeros en interesarse por las
estrechas relaciones entre cuerpo y espíritu. Estudió principalmente nuestras capacidades
naturales de autohipnosis y llegó a codificarlas (training) de manera que pudiéramos
nosotros mismos situarnos (autógeno), en cualquier momento, en un estado de relajación
beneficiosa.
Este ejercicio de training mental-adelgazante que ahora proponemos utiliza los
elementos más prácticos del training autógeno, asociados a los ejercicios respiratorios y
a un trabajo dirigido a los pensamientos, que nosotros hemos codificado y afinado año
tras año. El imaginario mental es un elemento importante de numerosas técnicas
psicosomáticas (el doctor Schultz lo utilizaba frecuentemente, junto con sus estudiantes,
para hacerles aproximarse a las relaciones prácticas entre el pensamiento y el cuerpo).
208
Si se hace de manera regular esta visualización a los pacientes, constatará que se da
una relajación física global de todos los grupos musculares mayores. Lo que corresponde
«neurobiológicamente» a un reequilibrio «ortoparasimpático». Todos los impactos
negativos psicosomáticos y somatofísicos pierden intensidad. Los ataques de hambre
nerviosos pierden terreno, sus pacientes pueden superar así numerosos bloqueos
ponderales (una respuesta práctica a: «¡Yo hago su régimen, pero me estanco, doctor…
!»).
Training emocional
a) Breve repaso histórico:
Todo empezó con un premio Nobel que coronaba en 1904 los trabajos del célebre Yvan
Pavlov evidenciando los reflejos condicionados (asociamos la comida de un animal con
el sonido de una campana; al cabo de unas semanas, obtenemos la misma actividad de su
sistema digestivo únicamente accionando la campana sin ningún tipo de ingesta
alimenticia). Un descubrimiento trascendente que permitió por primera vez hacer
concordar decenas de observaciones y reagrupar síntomas médicos hasta entonces
misteriosos: algunas personas alérgicas a las plantas o a los animales podían
desencadenar una crisis igual de violenta a la vista de una simple fotografía del objeto al
que eran alérgicos (sin la mínima presencia del alérgeno). Demostraba además un puente
entre el psiquismo, el sistema hormonal y el sistema inmunitario. Pero el esquema
biológico de este puente siguió siendo un misterio durante otro medio siglo. Hubo que
esperar hasta 1970 para que Nicolas Cohen y Robert Ader desvelaran un esquema
psicobiológico (y por tanto psicosomático) aún más preciso: se alimenta a las ratas con
un agua fuertemente azucarada mezclada con un medicamento inmunodepresor tóxico,
mortal al cabo de unas cuantas semanas de ingesta regular. Pero si, en medio del
experimento, suprimimos ese medicamento tóxico del agua azucarada, la rata acaba
finalmente muriendo, incluso en ausencia de la dosis mortal global. Y esto de una
manera realmente increíble, como si el organismo de la rata «creyera» beber veneno
aunque beba solamente agua azucarada.
El sistema nervioso y la inmunidad estaban, por tanto, estrechamente ligados. Unos
años más tarde, David Fellen desvelaba las conexiones nerviosas (los «puentes
misteriosos») directamente relacionados al tejido linfoide (inmunitario). El sistema
nervioso era por tanto ese «puente» fisiológico entre el psiquismo (el pensamiento,
virtual) y la inmunidad (células específicas del cuerpo, reales). Fue Ader quien propuso
el término psico-neuro-inmunología para nombrar esta iniciativa científica que iba a
guiar el nacimiento de esta parte de las neurociencias.
Olvidamos muy a menudo que pensamientos y emociones son dos universos muy
diferentes, pero indisociables y frecuentemente «convergentes». El cansancio emocional,
209
con el impacto que tiene sobre nuestro organismo (pérdida de peso progresivo, bulimia,
anorexia…), puede aparecer por una conmoción afectiva, un duelo, una ruptura amorosa,
una decepción con un amigo, el amor propio herido, una pérdida de confianza en uno
mismo, problemas relacionados con la pareja, los hijos, su educación, sus opciones de
vida, etc. Porque las emociones no revelan únicamente sensación, sentimiento. Dejan sin
lugar a dudas una «impronta» en nuestro organismo. Su «realidad virtual» genera una
«realidad biológica» y orgánica que no podemos dejar de constatar y describir a través
de la psico-neurobiología. Todas nuestras emociones tienen un efecto en el cuerpo por la
secreción in fine de hormonas de placer (serotonina, dopamina) o de displacer y de estrés
(adrenalina, cortisol), que van a influir en todos nuestros otros equilibrios (hormonales,
digestivos, energéticos…). La paleta casi infinita de nuestros matices emocionales puede
influir sobre todos nuestros sistemas biológicos, todos nuestros órganos, todas las
funciones esenciales de nuestro cuerpo.
210
LA HORA VIRTUAL: LA ERA DEL COACHING ADELGAZANTE
Ya hemos señalado el aumento y el impacto de la información en línea «en la Red». Es
un paso de gigante para el acceso a las «noticias» del mundo entero (¡un paso a veces
esencial para el acceso a una mayor libertad y mayor democracia! ). Pero cuando
hablamos de ciencia, de salud o de nutrición la «información múltiple» no rima con
educación. Ya que «demasiada información, mata la información», con todo y su
contrario a disposición permanente de un consumidor supra informado. Un internauta
moderno pero sin duda «perdido» e inmovilizado en su capacidad de decisión (¡o
carcomido por la angustia después de haber leído todos los efectos secundarios de un
tratamiento farmacológico, de una quimioterapia, o la lista de todas las enfermedades
posibles a partir de un solo síntoma!). Las promesas y los límites de internet serán la
fuente de largas discusiones durante las próximas décadas. Sin embargo, es una ventaja
psicológica incontestablemente positiva: la densidad y la fuerza de las redes sociales y
del diálogo interactivo (coaching).
Miles (¡millones!) de personas aisladas, encerradas en ellas mismas, inválidas,
pueden dialogar con una comunidad de «internautas» o de profesionales de múltiples
competencias: música, deporte, lenguas, estudios, ciencias y ¡nutrición adelgazante! El
límite y el peligro a veces de esta excelente dinámica virtual y humana se basa
enteramente en el «valor» (las competencias médicas, técnicas y humanas) de estas
comunidades y estos coachs.
Lo «virtual» está todavía mal legislado y los «consejeros nutricionales» pueden
tanto ser profesores universitarios…como «comerciantes sin escrúpulos» (¡que han leído
un solo libro sobre nutrición!). Así que los médicos, los especialistas, los investigadores,
los dietistas y los psicólogos puede resultar que estén compitiendo en su coaching con
estafadores científicos e intelectuales disfrazados de gurús (desgraciadamente hay toda
una clientela de consumidores desesperados, más motivados cuanto más irracional o loca
es la promesa).
¿Qué consejo dar? Diálogo humano, medio correcto y sentido común; una vez más,
el terapeuta tiene el importante papel del consejo y de la educación. No dude en
consultar la «página» escogida por su paciente… Somos capaces de distinguir
rápidamente entre las promesas y los acompañamientos serios versus los simples
charlatanes. Una vez más, la «perfección del coaching» no existe, pero nuestro
verdadero deber es proteger a nuestros pacientes de las páginas tóxicas o directamente
peligrosas a nivel físico y psicológico.
El último punto a subrayar no nos corresponde a nosotros: es la necesidad urgente
de una legislación adaptada y eficaz para sancionar (a la misma altura que a los
estafadores) a aquellos que «albergan» (o promueven) páginas fraudulentas.
211
CONCLUSIÓN
A pesar de los últimos e importantes descubrimientos científicos, casi la mitad de tres
mil millones de individuos que viven en los países industrializados son «enfermos de
desequilibrios alimenticios»: obesidad, diabetes, hipertensión, exceso de colesterol,
síndrome metabólico…Una de las claves que permiten resolver estos problemas se
resume en una sola palabra, para todos los terapeutas: ¡educar! Educar infatigablemente
a nuestros pacientes es agotador pero esencial, la medicina (en general y en todas sus
especialidades) es el eslabón fuerte en la gran cadena de la prevención. Ya no conviene
comer en cantidades suficientes para mantenerse vivo y con buena salud, sino que hace
falta comer con «calidad suficiente». El doctor Andrew Weil resume perfectamente esta
situación: «Pienso que nuestra higiene de vida juega un papel fundamental en el riesgo
de contraer enfermedades y afecta sin duda alguna nuestro poder reparador interno. De
todas las elecciones que hacemos, aquellas que conciernen a la alimentación son
particularmente importantes, porque tenemos los medios para controlar nuestro
régimen».
Según el modo en que los escojamos y los juntemos, los alimentos pueden
convertirse en verdaderos promotores de la obesidad y las enfermedades. Pero, por
suerte, lo contrario es totalmente cierto: nuestras elecciones alimenticias pueden jugar un
papel esencial en nuestro regreso al bienestar de un peso adecuado y a la salud.
¿Sabremos encontrar dentro de este mundo agotador un «tiempo terapéutico»
suficiente para recuperar el espacio de diálogo humano y poder así apoyar y educar a
nuestros pacientes? ¿Podremos iniciar un camino terapéutico y «ciudadano» para
motivar un verdadero impulso «eco-nutricional»?
Superemos el cuadro médico a veces demasiado estrecho para darnos cuenta de que
la nutrición es un acto primordial, altamente simbólico y poderosamente cargado de
emociones; un acto que nos da, desde nuestros primeros «instantes en la Tierra», ¡acceso
a la vida! Pero si no hay una toma de consciencia rápida de nuestros políticos y nuestros
expertos médicos, sin un programa educativo práctico (más visible y más fuerte que la
megalomanía agroalimentaria y el marketing) ¡ofreceremos a nuestros hijos una simple
«supervivencia» en un mundo en «prórroga»!
¿Qué Tierra dejaremos a nuestros hijos, se pregunta la ecología? Pero hoy en día se
impone otra prioridad: ¿qué hijos dejaremos a esta Tierra? Sin embargo, tenemos
suficiente conocimiento (científico) y suficiente inteligencia (de espíritu y de corazón)
para responder en consciencia a estas dos cuestiones fundamentales. Es imperativamente
necesario mantener diariamente el espíritu de que «no hay nada más valioso que el ser
humano»; ni el lucro, ni el poder, ni la vanagloria, ni siquiera el progreso. Ser
plenamente humano para ser plenamente consciente, es uno de nuestros desafíos. Un
desafío con sabor «esencial»… Edgar Morin nos advierte con sagacidad y convicción:
«A base de sacrificar lo esencial por lo urgente… acabamos olvidando la urgencia de lo
212
esencial». Este seminario quería, ofreciendo una visión amplia de la nutrición moderna,
subrayar esta urgencia.
213
Notas
1 Los neurotransmisores son sustancias bioquímicas que permiten a las informaciones nerviosas circular
entre los diversos grupos de células cerebrales (las neuronas).
214
2 Esta afirmación concierne, efectivamente, a todos los mamíferos tanto como al homo sapiens sapiens.
215
3 Este término es un acrónimo de «Slimness with the Lowest Index of Metabolism», expresión que se puede
traducir por «Adelgazar gracias a los índices metabólicos bajos». Por motivos de legibilidad, la referencia TM ha
sido suprimida de los casos posteriores.
216
4 Ambos obtuvieron el premio Nobel de medicina en 1981 por sus descubrimientos sobre el tratamiento de
la información en el sistema visual, premio Nobel compartido con Roger Sperry por sus trabajos sobre el papel de
los hemisferios cerebrales.
217
5 Los científicos conocen actualmente un gran número de neurotransmisores y han sido capaces de
identificar su cometido: dopamina, adrenalina, cortisol, serotonina… Otros serán sin duda descubiertos en los
próximos años.
218
6 La insulina es una hormona producida por el páncreas. Es la encargada de mantener el nivel de azúcar
sanguíneo dentro de una horquilla razonable. Interviene de forma prioritaria en el metabolismo de los glúcidos y
los lípidos. Está estrechamente ligada a nuestras sensaciones de vitalidad y de bienestar.
219
7 La serotonina es una neurohormona que favorece la relajación y el buen humor. Tiene mucho que ver con
nuestros ritmos biológicos y la sensación de saciedad.
220
8 Cuya absoluta necesidad validamos, una vez más, en situaciones de urgencia y en enfermedades en fase
aguda.
221
9 Me refiero especialmente a los trabajos de Mark Rosenzweig, Arnold Leiman y Marc Breedlove
(Universidad de Berkeley, California).
222
10 El metabolismo es el conjunto de mecanismos que gestionan la forma por la que producimos la energía a
partir del alimento.
223
11 Al menos siempre que no haya amenaza cardiovascular grave, que impondría prioritariamente un
tratamiento basado en los medicamentos, pero eso corresponde a menos del siete por ciento de los casos.
224
12 El entrenamiento autógeno es una técnica desarrollada a principios del siglo XX por un médico alemán:
Johannes Schultz. Es un método inspirado en la autohipnosis, que permite un relax inmediato focalizando la
atención en las percepciones corporales. Los ejercicios permiten también influir en el funcionamiento del
organismo, el traslado de la atención comporta modificaciones cuantificables (cambios de la temperatura corporal,
de la presión arterial…) por un efecto de biofeedback.
225
13 Se trata de un estudio epidemiológico que se ocupa del análisis de un amplio cuadro de personas
susceptibles de sufrir una crisis cardíaca.
226
14 El estudio Interheart, «Association of psychosocial risk factors with risk of acute myocardial infarction
in 11.119 cases and 13.648 controls from 52 countries (the INTERHEART study): caso-control study», fue
publicado por Annika Rosengren, Salim Yusuf, Steven Hawken, Stephanie Ôunpuu et al. en 2004 en la revista
médica The Lancet, nº 9.438.
227
15 Este estudio, «Transient coronary occlusion with mental stress», fue llevado a cabo por Vasilios
Papademetriou, John S. Gottdiener, Willem J. Kop et al. Fue publicado en American Heart Journal, nº 6, volumen
132, en 1996.
228
16 El término «paciente» no se suele adoptar para personas con sobrepeso porque esto no se considera
(todavía) una enfermedad, a menos que se trate de una obesidad mórbida. No obstante, nosotros conservaremos
este término porque el objetivo de este método es «curar» realmente el sobrepeso mórbido.
229
17 El estudio «From mental power to muscle power, gaining strength by using the mind» fue publicado en
la revista Neuropsychologia, nº 42, en 2004.
230
18 En La mente es su propia medicina, de los profesores Jon Kabat-Zinn y Richard Davidson, publicado en
Francia por la editorial J’ai Lu en 2004.
231
19 Este tema está desarrollado en la ponencia: «Longévité et métabolisme mitochondrial: dialogue au cœur
du vivant. Dix points-clés pour votre consultation», de Entrevistas de Bichat, 2015.
232
20 Este estudio, «The effect of mindfulness-based cognitive therapy for prevention and relapse in recurrent
major depressive disorder: a systematic review and meta-analysis», sobre un total de 1.258 personas fue publicado
en el Clinical Psychology Review y aparece citado en el libro L’esprit est sa propre medicine, de los profesores
Jon Kabat-Zinn y Richard Davidson, de la editorial Les Arènes en 2014.
233
21 Él cuenta su historia en La méditation m’a sauvé, un libro publicado por ediciones Marabout en 2014.
234
22 Las imágenes radiológicas mostraban un tejido óseo «apolillado», porque el hueso había sido devorado
por la bacteria.
235
23 Esta frase se atribuye también en ocasiones al filósofo chino Confucio que vivió en el siglo V antes de
nuestra era.
236
24 Descubrirá que el metabolismo de la celulitis es muy específico y está estrechamente ligado al equilibrio
nervioso. Los cinco factores del ser vivo adquirirán así toda su importancia.
237
25 En nuestro organismo, dos fases metabólicas están en equilibrio permanente: el catabolismo y el
anabolismo. El catabolismo concierne a la degradación de los tejidos demasiado viejos o dañados, así como de los
compuestos orgánicos. El anabolismo concierne a la síntesis de nuevos tejidos o compuestos orgánicos. Durante la
infancia, el anabolismo es más importante que el catabolismo, la formación de tejidos nuevos predomina sobre la
degradación de los deteriorados, crecemos. Pasados los cincuenta años, el catabolismo predomina sobre el
anabolismo. Determinados tejidos se llevan la peor parte, especialmente los tejidos articulares, envejecemos. Estos
dos extremos, anabolismo y catabolismo, se supone que deben estar equilibrados.
238
26 Los miembros de nuestra fundación médica se posicionan como «monitores de autoescuela», un oficio
modesto en apariencia, pero que abre a cada alumno un nuevo espacio de vida: la libertad de desplazarse, de ser
protagonista de su salud, de su curación y de su delgadez reencontrada.
239
27 Quizás los conocerá mejor por su denominación pública: sistemas orto y parasimpáticos; antagonistas y
complementarios.
240
28 Andrew Weil es médico y escritor. Diplomado por la Universidad de Harvard en medicina botánica, es
un ardiente defensor de las medicinas globales. Es autor de numerosas obras, algunas publicadas en Francia, de las
que destaca Le corps médecin: comment développer son potentiel d’autoguérison, publicado en 2000 por
ediciones Godefroy, y Huit semaines pour retrouver une bonne santé, publicado en 2000 por J’ai Lu.
241
29 Esta producción tiene lugar en forma de adenosina trifosfato (ATP).
242
30 El conjunto es seguidamente transportado hasta las células por vía sanguínea.
243
31 Eso que llamamos «desorden nervioso» es esencialmente un desequilibrio entre nuestros sistemas orto y
parasimpáticos.
244
32 Si le resulta más fácil o agradable, puede invertir el movimiento. Tape su narina izquierda con su dedo
corazón derecho y luego su narina derecha con su pulgar derecho.
245
33 Estas «grandes cifras» se han escogido para sustituir «1, 2, 3» porque tardan más en pronunciarse y
permiten contar los segundos con mayor precisión.
246
34 Empleo a propósito este verbo «nutrirse» porque es una idea muy importante. Durante las respiraciones,
intente no considerar el aire como un gas, un simple soplo, sino como un verdadero nutriente de salud que cura su
cuerpo y lo refuerza en cada inspiración.
247
35 Cada semana puede aumentar 10 segundos hasta un máximo de 30. Nunca debe levantarse
inmediatamente después, sino esperar siempre al menos 1 minuto.
248
36 Si le resulta más fácil o agradable, puede invertir el movimiento. Tape su narina izquierda con su dedo
corazón derecho, luego su narina derecha con su pulgar derecho.
249
37 Si es necesario, puede refugiarse unos minutos en los lavabos para llevar a cabo su respiración.
250
38 Las curas purgativas y los ayunos primaverales se recomiendan desde los tiempos de Hipócrates (siglo V
antes de nuestra era), y desde hace casi cinco mil años en las medicinas china e india tradicionales.
251
39 Homos toxicus, documental aparecido en 2008.
252
40 La documentación destinada al gran público sobre estos temas es abundante y muy completa.
253
41 Este médico, filósofo y teólogo vivió en el siglo XVI. Se interesó especialmente por la alquimia con la
seriedad suficiente para convertirse en el precursor de la química moderna. Inició un giro fundamental que marcó
el inicio de la medicina moderna.
254
42 Este estudio, titulado «Daily Stressors, Past Depression and Metabolic Responses to High-Fat Meals: A
Novel Path to Obesity», fue publicado en la revista Biological Psychiatry en 2014.
255
43 El hipotálamo es una zona nuclear del cerebro que gestiona las relaciones entre el sistema nervioso y el
sistema endocrino.
256
44 Este médico alemán nació en 1894 y murió en 1970. Pulió su método durante casi treinta años,
estudiando importantes cantidades de datos fisiológicos y psicoemocionales.
257
45 Las herramientas «biofeedback» permiten objetivar estas reacciones en bucle gracias a aparatos que
miden la temperatura corporal, el ritmo cardíaco, la tensión muscular, la conductividad eléctrica cutánea…
258
46 Por el contrario, si tiene problemas para dormir, puede practicarlos encima de la cama, listo para caer en
brazos de Morfeo, y así provocar un adormecimiento apacible y un sueño reparador.
259
47 La eficacia del método Coué no es un mito. La fuerza de los mantras hindúes tampoco. Una repetición
rítmica positiva y simple puede cambiar su cuerpo por completo.
260
48 Puede eventualmente, si le parece más práctico, realizar estos bodyscans por la mañana. No obstante, en
el programa detallado en el capítulo 5 se programarán por la noche.
261
49 En los países occidentales, por ejemplo, se considera que la vergüenza es una emoción secundaria,
basada en el miedo y en una cólera dirigida contra uno mismo.
262
50 Catedrático de psicología, ha sido profesor emérito del Albert Einstein College of Medicine. Ha
publicado numerosas obras que no se han traducido en España.
263
51 Esta presentación es esquemática. En realidad, la delimitación de nuestro campo emocional no es tan
estricta y precisa. El córtex prefrontal, sobre todo navega entre dos mundos psico neurológicos. Pero esta
simplificación permite tener una idea global.
264
52 Este es el amplio ámbito de estudio de las neuronas espejo.
265
53 Esta cita está tomada del libro Ecce homo, 2015, Alianza Editorial.
266
54 Este estudio ha sido publicado por Ariane Publication et Distribution en 2008.
267
55 Como los medicamentos, algunos de estos productos han sido testados «contra placebo», a fin de
constatar con el máximo rigor su eficacia real.
268
56 Los textos legales concluyeron en 2012.
269
57 Un mucílago es una sustancia vegetal formada de polisacáridos que se hinchan al contacto con el agua.
El mucílago pasa a ser viscoso y pegajoso.
270
58 Para quienes conocen ya el índice SLIM-data, esta categoría corresponde a la que antiguamente se
etiquetaba como «roja». Dado que este color suele asociarse a la idea de prohibido, nos pareció más correcto
evitar su uso en la tabla. De hecho, todos los alimentos de la zona azul están permitidos si van asociados a los
alimentos de la zona verde.
271
59 Descubriremos que en ciertos casos de fuertes desequilibrios neuro-hormono-metabólicos, la celulitis va
a infiltrarse en zonas «sensibles» del cuerpo: brazos (zona del tríceps), cuello, rodillas…
272
60 Recordemos que el sufijo «-itis» indica siempre una inflamación. La artritis, por ejemplo, es un
fenómeno inflamatorio de las articulaciones. El término celulitis designa por tanto directamente una «inflamación
de las células grasas».
273
61 La histopatología es una disciplina médica cuya finalidad es establecer diagnósticos a partir del estudio
microscópico de los tejidos.
274
62 Francis Bacon es un filósofo que vivió en Inglaterra a finales del siglo XVI.
275
63 Para aquellos que ya conocían el índice SLIM-data, la zona azul se corresponde con lo que antes era la
zona roja. Puesto que este color está actualmente asociado con la noción de prohibido, nos ha parecido mejor
evitar su utilización en este cuadro. En efecto, todos los alimentos de la zona azul están permitidos siempre que se
combinen con alimentos de la zona verde.
276
64 Médico especializado en neurobiología, biología de la nutrición, programa Nutrición y Cáncer; miembro
fundador del l’IN2A (Instituto de Neurociencias y Neuronutrición Aplicadas). Director científico de los
laboratorios Forté Pharma.
277
65 Profesor titular universitario (Niza/Sofia-Antipolis).
278
66 Doctor en Farmacia, responsable R & D de los laboratorios Forté Pharma (Mónaco).
279
67 Doctor en Farmacia, responsable de la formación y comunicación científicas de los laboratorios Forté
Pharma (Mónaco).
280
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser
realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro
Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra
(www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).
Título original: Programmez votre cerveau minceur, publicado con licencia de Éditions Albin Michel
281
Índice
Dedicatoria 4
Agradecimientos 5
Introducción. La verdadera delgadez: más allá de los tópicos 6
1. NEUROCIENCIAS Y PÉRDIDA DE PESO 11
Descubrir las neurociencias 13
Una amplia red de pasarelas 15
Las herramientas prácticas de las neurociencias aplicadas 16
Todo el organismo está «bajo control» 17
Muchos ámbitos implicados 19
Investigaciones muy prometedoras 20
La «meditación médica»: un nuevo espacio terapéutico 21
Una aventura humana fuera de lo común 23
Los cinco factores que rigen la vida y… ¡la pérdida de peso! 25
Un nuevo enfoque de la nutrición 27
2. PSICO-NEURO-NUTRICIÓN: LA CLAVE DE UNA
29
DELGADEZ SALUDABLE DURADERA
El laborioso camino de un descubrimiento 31
Una nueva visión de nuestras hormonas 32
De la neuro-nutrición a la psico-neuro-nutrición 34
Pensamientos y emociones «celulares» 36
El impacto del estrés en el metabolismo 38
Crear nuestro «cerebro socio» 41
Sufrimiento y compensación: un círculo vicioso 43
El programa neuro-adelgazante que restablece el orden 45
Apruebe su nuevo «permiso de conducir» 47
3. LA NEURO DELGADEZ: MODO DE EMPLEO 50
Su programa en dos fases 51
4. ¡MALDITA CELULITIS!:LA RESPUESTA DE LA
109
NEUROCIENCIA
Las diversas caras de la celulitis 111
¡No hay maldita celulitis sin maldito estrés! 113
La estrategia anticelulitis: actuar a dos niveles 114
282
Su programa neuro-adelganzante «especial celulitis» 115
Los gestos anticelulitis complementarios 118
5. SU PROGRAMA DÍA A DÍA 121
Fase 1: La reprogramación psico-neuro-metabólica 122
Fase 2: La integración de los consejos alimenticios 137
Conclusión 155
Epílogo 157
Anexos. Para ir más allá 158
Notas 214
Créditos 281
283