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Una evaluación arqueológica de un modelo etnohistórico en Moquegua

Autor: Charles Stanish

Estudiante: Samantsa Yarlequé Javier

La etnohistoria es una de las fuentes de información más usadas en investigaciones


arqueológicas de periodos prehispánicos, la validez de su aplicación ha sido ampliamente
discutida por la arqueología. Es común que muchos de los datos etnohistóricos sean usados para
respaldar o darle una interpretación a las evidencias recuperadas durante las investigaciones
arqueológicas, y en otras ocasiones han sido usados para plantear problemas de investigación.
En cualquiera de los dos casos es común que no se hayan usado de manera correcta como parte
de una investigación sistemática en la arqueología, eso no solo debido a falencias en las
interpretaciones y planteamientos de problemas, sino también a un sesgo en cuanto a la
fiabilidad de las fuentes etnohistóricas y su correcto uso. Es por esta razón que el uso de los
datos etnohistóricos debe ser evaluado con la pertinencia necesaria de acuerdo al tipo de
investigación planteada.

Pese a los errores comunes de los que suelen adolecer las investigaciones arqueológicas que se
respaldan de datos etnohistóricos, estos han aportado mucho a la reconstrucción de aspectos
sociales, políticos y económicos de los periodos prehispánicos. Teniendo claro este panorama,
es necesario decir que si es posible plantear de manera objetiva, investigaciones que combinen
estrategias etnohistóricas y arqueológicas.

En este artículo el autor desarrolla de manera breve las investigaciones realizadas en los Valles
de Osmore y Otora, bajo la hipótesis del desarrollo de un sistema de colonias Lupaqa en los
Valles Costeños de Moquegua. Usando los datos de los documentos de Garci Diez de San
Miguel como fuente etnohistórica y el modelo del control vertical de pisos ecológicos propuesto
por J. Murra como base teórica, inicia las investigaciones que incluyen trabajos de prospección
y excavación en las cuencas de Osmore y Otora.

En 1567, Garci Diez de San Miguel realiza una visita a la zona del altiplano, con el fin de
recuperar datos acerca del status social y económico del reino Lupaqa el cual, pese a mantener
una posición subordinada con respecto al sistema imperial, fue uno de los principales estados
indígenas de la región, tuvo una posición dominante en de la cuenca del Titicaca y esta se
mantuvo durante la colonización Española. La naturaleza de esta condición se encontraba en
que, a diferencia de otras etnias, los Lupaqas no fueron parte del sistema de encomiendas, sino
que por el contrario estuvieron bajo el control y protección directo de la corona española, por lo
cual tuvieron que pagar impuestos al Estado. El resultado de esta visita fue un documento con
información detallada acerca de la actividad económica del reino Lupaqa.

Por otro lado, el modelo de verticalidad propuesto por J. Murra, señala que las comunidades
buscan autosuficiencia, por lo cual el mecanismo usado es la colonización directa de distintas
ecozonas. Este modelo, que para el momento ya había sido desarrollado con mayor amplitud,
acota el término de “colonias andinas”, las cuales, a través de las formas económicas de
reciprocidad y distribución, sirvieron para integrar los territorios colonizadas en uno solo.

Su aplicación para reconstruir el sistema económico de los Lupaqa se plantea debido a que estos
reinos tuvieron como base económica principalmente el Maíz, sin embargo, las zonas de
producción del maíz se encuentran fuera de la cuenca del Titicaca, ubicadas principalmente en
los Valles costeños del sur. Por esta razón se evalúa la pertinencia de estos datos en la cuenca de
Osmore y en la cuenca de Otora ubicadas en Moaquegua.

Las investigaciones previas realizadas en la cuenca de Osmore plantearon un patrón de


subsistencia realizado para esta zona considerando tres sistemas de asentamiento: el primero se
trata de una ocupación Tiawanaku entre la región costeña y el valle medio. El segundo sistema
de asentamiento corresponde al a la ocupación post-Tiawanaku Chiribaya, ubicado en el Valle
de Ilo, y por último en un sistema post – Tiwanaku conocido como Estuquiña centrada en las
sierras altas con varios sitios pequeños en el Valle medio. Al realizar una evaluación de los
datos recuperados en las investigaciones previas, los sitios Estuquiña resultaron tener mayor
potencial de ser estudiados como colonias Lupaqa, por lo cual esto fue tomado como referencia
para las intervenciones que se realizaron en la cuenca de Otora.

En el caso del Valle de Otora al sur de la cuenca del Osmore, se realizaron trabajos de
prospección así como de excavación, de los cuales se obtuvieron datos que daban pie a
considerar una colonización directa por el estado Lupaqa, con presencia de artefactos Lupaqa
distintivos así como arquitectura doméstica y no doméstica.

La hipótesis en base a esto fue que existieron tres grandes sitios Estuquiña, las cuales fueron
colonias Lupaqa, mientras que los pequeños sitios ubicados en las laderas de los sistemas de
canal asociados, fueron asentamientos agrícolas cotemporáneos.

Los trabajos de prospección y excavación arqueológica en el Valle de Otora concluyeron en que


se desarrolló un sistema de asentamientos Lupaqa jerarquizados y especializados en agricultura,
con una propuesta cronológica de 5 fases de ocupación prehispánica caracterizada por un
sistema de economía interregional e integración política. A pesar de esto, los datos recuperados
en cuanto los estilos de cerámica y arquitectura estudiada no fueron suficientes para apoyar un
modelo de colonización Lupaqa Pre – Inca.

Como ya hemos mencionado, el uso de datos etnohistóricos han tenido una gran aceptación en
las investigaciones arqueológicas, sin embargo su aplicación. Al respecto debe reflexionarse
acerca de los resultados esperados al realizar una investigación de este tipo y de los vacíos
metodológicos que se presenta.

En cuanto al modelo desarrollado inicialmente por Murra en cuanto al control vertical de pisos
ecológicos, también ha sido una teoría bastante bien aceptada en la arqueología andina y su
aplicación se ha realizado tanto al sur, como es en el caso de la investigación expuesta en el
artículo, como en las cuencas interandinas de los Valles Costeños.

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