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Capítulo 5. TERREMOTOS Y TSUNAMIS

María Teresa Ramírez-Herrera1

Rocío Castillo-Aja2

L
La Tierra: un planeta en movimiento

a Tierra es un planeta dinámico, aunque parezca una plataforma firme bajo nuestros pies.
Los continentes cambian de posición lentamente y las montañas se elevan para luego ero-
sionarse. Estos movimientos pueden escapar a nuestros ojos porque ocurren generalmente
de forma lenta, pero cada año suceden eventos como los terremotos y tsunamis que nos
recuerdan que los cambios pueden ocurrir rápido, en cuestión de segundos. Los grandes terremotos
y los tsunamis que provocaron en las últimas décadas son muestra de la energía y dinámica de la
Tierra y de la necesidad de estar preparados ante un terremoto y tsunami. El terremoto y tsunami
del Océano Índico ocurrido en 2004 cobró un cuarto de millón de vidas humanas y miles de millo-
nes de dólares en daños a la infraestructura. Para estar preparados ante estos eventos es necesario el
estudio de nuestro planeta: ¿cómo funciona?, ¿cuál es su estructura interna?, ¿qué produce el mo-
vimiento de los continentes?, ¿por qué ocurren los terremotos y sus tsunamis?, ¿podemos predecir-
los?, ¿cómo estar preparados?

El interior de la Tierra

Los científicos están de acuerdo en que la Tierra se formó por la acreción de pequeñas partículas y
también en que consiste de tres capas: el núcleo, el manto y la corteza terrestre (Figura 1). La pre-
sión y temperatura de la Tierra aumentan gradualmente con la profundidad. El núcleo tiene tem-
peraturas de 6 700˚ C y está compuesto por hierro y níquel. El manto rodea al núcleo y representa
80% del volumen de la Tierra. Su espesor es de 2 900 km y está compuesto principalmente de roca
sólida, con predominancia de silicatos. El manto también tiene dos subcapas diferenciadas por el
tipo de rocas y por sus densidades, y se divide en manto inferior y manto superior. La corteza es una
capa delgada compuesta por roca sólida.
La corteza, la capa exterior de la Tierra, es diferente bajo los océanos que en los continentes.
La corteza oceánica tiene de 5 a 10 km de espesor y está compuesta principalmente por roca densa
y oscura, llamada basalto, mientras que la corteza en los continentes tiene entre 20 y 40 km de es-
pesor, aunque en las grandes cordilleras puede alcanzar hasta 70 km, como es el caso de las mon-
tañas Himalaya. Las rocas en la corteza continental (granito) son principalmente de color claro y
menos densas.
El manto se encuentra bajo la corteza. Aunque su composición química es la misma, la tem-
peratura y densidad se incrementan con la profundidad. Esto causa variaciones en el estado físico
de las rocas y la formación de capas en el manto. La parte superior del manto consta de dos capas:
la litosfera y la astenosfera.
La litosfera es relativamente fría y por tanto dura, de roca resistente, puede variar en espesor;
en promedio tiene 75 km bajo los océanos y 125 bajo los continentes. Una placa tectónica es un
segmento de la litosfera.

1
Laboratorio de Geofísica Ambiental e Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México y Ber-
keley Seismological Laboratory, University of California, Berkeley. Correo electrónico: tramirez@igg.unam.mx,
ramirezt@berkeley.edu, ramirez@seismo.berkeley.edu
2
Posgrado en Geografía, Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México.

Figura 1. El interior de la Tierra.
La astenosfera se encuentra de 75 a 125 km de profun-
didad, es plástica y no firme debido al incremento de la tem-
peratura con la profundidad. Debido a que es plástica, fluye
lentamente a una velocidad de algunos centímetros por año.
A unos 350 km de profundidad se encuentra la base de esta
capa, y es aquí donde, debido al incremento de la presión, el
manto se vuelve mecánicamente firme en toda su extensión
hasta su contacto con el núcleo.
Figura 2. Corrientes de Convección.
SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 87
El núcleo, la capa más interior de la Tierra, con un
radio de 3 470 km, tiene una capa exterior que está fundi-
da por las altas temperaturas. Cerca del centro del núcleo
la temperatura puede alcanzar unos 6 000 ˚C, pero debido
a la presión tan grande, el núcleo interno se comprime y
es sólido.
Placas tectónicas. Mosaico en movimiento
Cerca de un millón de sismos sacuden a la Tierra cada
año. La mayoría son menores y no los sentimos, pero los
más grandes han destruido ciudades y causado centenares
de miles de pérdidas humanas. Solamente el 12 de enero
de 2010 el terremoto ocurrido en Haití provocó 222 000
muertes (United Nations, 2010). En escalas geológicas de
tiempo, las montañas se elevan para después erosionarse,
los continentes migran alrededor del globo y las cuencas
oceánicas se abren y se cierran.
Desde mediados de los años sesenta del siglo pasado,
cuando por primera vez se discutió la teoría de la tectónica
de placas y las observaciones probaron que era correcta, se
conoció que la quebradiza superficie exterior de la Tierra
estaba fraccionada en enormes fragmentos de losas gene-
ralmente conocidas como placas en constante movimiento
debido al ascenso y descenso de las corrientes de convec-
ción en el material inmediatamente debajo de la corteza,
algo muy parecido al movimiento de la nata de una sopa
hirviendo (Figura 2). Así, la corteza de la Tierra se resbala
| 88 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO
y desliza bajo la influencia de esas corrientes de convección;
las placas se confrontan entre sí, interactúan entre ellas,
se empujan una contra otra, y una cadena de consecuen-
cias (algunas de ellas dramáticas, otras majestuosas, otras
aterradoras, y todas ellas de singular importancia para la
humanidad que se aferra a su existencia sobre algunas de
estas placas) es visible en todos lados. Las consecuencias
de la interacción de las placas son lo que vemos, sentimos y
conocemos: la topografía del planeta que se levanta y hunde
a nuestro alrededor.
Dependiendo de cómo se las clasifique y cuente, exis-
ten entre seis y 36 placas mayores (Figura 3). Los bordes
o límites de estas placas es donde tienen lugar los eventos
geológicos más dramáticos. Ahí donde las placas chocan
(bordes convergentes de coalición) se levantan las cadenas
montañosas, como el Himalaya, sobre las placas de Eurasia
y de India (Figuras 3 y 4). Donde se separan una de otra
en medio del océano (bordes divergentes) las corrientes de
lava de movimiento lento sobre el piso oceánico dan lugar
a islas volcánicas (Figuras 3 y 4). Un ejemplo de esto es
el borde entre la Placa de Cocos, que se separa de la Placa del
Pacífico. Donde las placas se deslizan horizontalmente una
al lado de la otra en sentidos opuestos, hay grandes sismos,
Figura 3. Placas tectónicas.
como el ocurrido en Haití en el 2010, o en California en
1906, este último producido en el borde de la Placa del Pací-
fico y el de la Placa Norteamericana (Figuras 3 y 4). Y donde
las placas de diferentes tipos convergen y la más densa se
introduce bajo la otra, se originan explosiones violentas de
volcanes y otras manifestaciones aterradoras del poder de la
Tierra, los grandes terremotos (Figuras 3 y 4).
Zonas de subducción
El área en los bordes de convergencia, donde una placa des-
ciende bajo la otra se conoce como zona de subducción (Fi-
gura 4). Un ejemplo es la zona de subducción Mexicana,
donde las placas de Cocos y Rivera se introducen bajo la pla-
ca Norteamericana, donde se originan frecuentes y grandes
terremotos. Esta zona de subducción tiene aproximadamen-
te 1 000 km de largo y es paralela a la costa, desde Jalisco
hasta Chiapas (Figura 5).
Terremotos
Un sismo o terremoto es un movimiento repentino o temblor
de la Tierra causado por la liberación de energía. La mayoría
 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 89

Figura 4. Bordes o límites de placas tectónicas.

a. zona de subducción mexicana, b. límite divergente del Golfo de California, c. límite de fallas transformes (Kostoglodov y
Pacheco, 1999).

Figura 5. Límites de placas en México.

| 90 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO
ocurre en los bordes de las placas, donde las grandes pla-
cas se separan, convergen, o se deslizan horizontalmente
una con otra. Esto sucede porque las placas se deslizan y
el deslizamiento rara vez es continuo y tranquilo. Por lo
general las fracturas pueden estar “trabadas” por meses o
hasta por cientos de años y al deformarse el borde de las
placas se va acumulando tensión. Eventualmente una placa
se desliza de unos cuantos centímetros a algunos metros.
Entonces, los materiales (rocas) deformados, al alcanzar un
límite de resistencia, se rompen bruscamente para buscar
su forma original, lo cual produce fuertes vibraciones por
la liberación de energía acumulada. El sismo es la vibración
de la roca provocada por estos movimientos abruptos. Una
analogía de esto es, por ejemplo, una vara a la cual doblamos
hasta que llega a su límite de resistencia, se rompe, y sus
partes tratan de volver a la forma que tenían antes, provo-
cando vibraciones.
Los sismos ocurren donde las rocas se deslizan a lo
largo de fallas previamente existentes. Una falla es una
fractura de la corteza terrestre donde hay desplazamien-
tos de bloques rocosos. Los bordes de las placas tectónicas
son grandes fallas que se han movido muchas veces en el
pasado y se moverán en el futuro, y es donde se producen
principalmente los terremotos. Las fallas en los límites de
placas pueden tener cientos de kilómetros de largo.
Figura 6. Sismo, epicentro y foco.
Las fallas pueden ser de diferentes tipos, de acuerdo
con la forma como se desplazan. Cuando el desplazamiento
es en sentido vertical se denominan normales e inversas.
Un ejemplo de falla normal es el sistema de fallas del graben
de Acambay en el centro de México (Ramírez et al., 1994,
1996, 1998; Suter et al., 1992, 2001; Urbina y Camacho,
1913). Cuando el desplazamiento es horizontal se conocen
como fallas transformes (Figura 5). Ejemplos de esto son la
Falla de San Andrés, en California, y la falla de Laguna Sa-
lada cerca de Mexicali, en México.
El lugar donde se produce el sismo al interior de la Tierra
se conoce como foco o hipocentro, mientras que el lugar
directamente encima del foco en la superficie es el epicentro
(Figura 6). Desde el hipocentro o foco es donde se propagan
las ondas sísmicas en todas direcciones y hasta la superficie de
la Tierra. En el interior de la tierra las ondas sísmicas son
de dos tipos: primarias, u ondas P, y secundarias, u ondas
S. Las ondas P viajan a través del interior de la Tierra com-
primiendo y estirando las rocas en la misma dirección en la
que se propaga la onda atravesando todo tipo de materiales
(sólidos, líquidos gaseosos). Viajan a mayor velocidad y por
tanto son las primeras en llegar a la superficie. Las ondas S
se mueven en ángulo recto en relación con la dirección de la
onda, y solo atraviesan materiales sólidos. Viajan más len-
to, por lo que arriban a la superficie unos minutos después.
 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 91

Este conocimiento es útil para determinar la localización

del foco. Cuando las ondas sísmicas alcanzan la superficie
se forman ondas superficiales u ondas largas. Éstas son de
dos tipos: R (Rayleigh), y L (Love). Las ondas R se mueven
hacia arriba y hacia abajo en forma circular, produciendo
un movimiento del suelo parecido al de una ola. Las ondas
L tienen movimiento horizontal produciendo una vibración
de lado a lado y causan muchos daños en la superficie por su
tipo de movimiento.

¿Cómo se mide un sismo? Magnitud e intensidad

Antes de que existieran los sismógrafos (instrumento para
registrar las ondas sísmicas) los sismos se medían en rela-
ción con los daños estructurales. Si un sismo destruía mu-
chos edificios, como el sismo de México en 1985, entonces se
clasificaba como muy intenso en comparación con otro que
destruye pocos edificios. Esta escala de intensidad es cuali-
tativa. La intensidad de un sismo se mide en la escala creada
por Mercalli en 1902, y va de grado I (movimiento casi im-
perceptible) hasta grado XII (destrucción total), (Cuadro 1).
En contraste, la magnitud está asociada a la energía de un
sismo. La magnitud en la escala de Richter es calculada con
base en la altura de la onda sísmica más grande registrada
en un sismógrafo (Wood and Anderson, 1925), (Cuadro 1,
Figura 7). La escala de Richter es más cuantitativa que las
escalas de intensidad, pero no es una escala precisa para
medir la magnitud. Un salto rápido se registra en el sismó-
grafo como un pico alto, pero durante un sismo muy grande
puede vibrar el suelo por largo tiempo sin generar picos al-
tos, y por tanto no es adecuadamente expresado en la escala
de Richter.
Posteriormente se definieron otras escalas de magnitud
Ms, mb, y otras. Las escalas de magnitud Ms y mb no refle-
jan adecuadamente el tamaño de sismos muy grandes, sub-
estiman su valor y proporcionan una estimación poco exacta
de la energía liberada. La introducción del concepto de “mo-
mento sísmico” en la sismología ha aportado una medida
Figura 7. Magnitud de la escala de Richter calculada con base
en la altura de la onda sísmica más grande registrada en un
sismógrafo.
para designar el tamaño de un sismo que está en función di-
recta de las propiedades físicas de la roca y de las dimensio-
nes del área que sufre la ruptura. Es a partir de este concep-
to que se ha desarrollado la magnitud de momento (Mw).
Gracias a la tecnología moderna y los nuevos métodos,
los sismólogos pueden medir la magnitud del deslizamiento
y el área de la superficie que se movió en una falla durante
un sismo. El producto de estos dos valores les permite cal-
cular el momento sísmico. La mayoría de los sismólogos usa
ahora la magnitud de momento sísmico (Mw) y no la esca-
la de magnitud Richter porque refleja mejor la cantidad de
energía liberada durante un sismo. Por ejemplo, un sismo
de magnitud 6.5 tiene una energía de 1025 (10 seguido de 25

Cuadro 1. Escala Richter y escala de Mercalli

Escala Richter Escala de Mercalli
Número de sismos por año Efecto en áreas pobladas
(magnitud) (intensidad) modificada
<3.4 I 800 000 Registrado solo por sismógrafos
3.5 – 4.2 II y III 30 000 Sentido por algunas personas
4.3 – 4.8 IV 4 800 Sentido por muchas personas
4.9 – 5.4 V 1 400 Sentido por toda la gente
5.5 – 6.1 VI y VII 500 Pequeños daños en edificios
6.2 – 6.95 VIII y IX 100 Muchos daños en edificios
7.0 – 7.3 X 15 Daños profundos. Fracturas en paredes
7.4 – 7.9 XI 4 Grandes daños. Colapso de edificios
>8.0 XII uno entre cinco y diez años Destrucción total. Topografía alterada
| 92 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO
ceros) erg (*), equivalente a la energía que liberó la bomba
atómica lanzada por los estadounidenses a Hiroshima en Ja-
pón al final de la Segunda Guerra Mundial.
En ambas escalas, la de Richter y la del momento sísmi-
co, la energía de un sismo se incrementa en un factor de 30
por cada incremento o grado en la escala. Así que un sis-
mo de magnitud seis libera aproximadamente 30 veces
más energía que un sismo de magnitud cinco. El sismo más
grande registrado por instrumentos en la historia tuvo una
magnitud Mw 9.5 (Richter 8.3), y ocurrió en Chile el 22 de
mayo de 1960.
Factores que determinan el grado de destrucción de un
sismo
Hay varios factores que intervienen para que un sismo sea
más destructivo que otro: a) la energía liberada, o sea, su
magnitud; b) la profundidad del foco, es decir, entre más
profundo esté el foco menos destructivo será el sismo, debi-
do a que las ondas sísmicas van perdiendo energía conforme
se desplazan. Lo contrario ocurre cuando un foco es super-
ficial, como en Haití en 2010, cuando el foco del sismo se
encontraba a diez kilómetros de profundidad; c) la duración
del movimiento también determina el daño, y entre más
larga sea la vibración los edificios y construcciones perderán
su equilibrio; d) las ondas sísmicas varían la velocidad en los
diferentes tipos de rocas que atraviesan debido a sus carac-
terísticas, por tanto éstas son otro factor; e) la distancia al
epicentro, ya que entre más cercano sea un sitio al epicentro
sufrirá más daño, y viceversa; f) las características de los
suelos. Los suelos no consolidados o blandos, los que con-
tienen materia orgánica y los de relleno, se deforman fácil-
mente en contraste con los suelos formados de roca o grava;
el contenido de agua es importante. La Ciudad de México es
un ejemplo de lo que puede pasar a los suelos ricos en arcilla
durante un sismo, fue fundada en un altiplano rodeado por
altas montañas. Cuando los españoles invadieron el centro
de México, los antiguos lagos llenaban el altiplano y la ca-
pital azteca se encontraba asentada sobre una isla. Durante
los siglos posteriores, los europeos que se establecieron ahí
drenaron el lago y construyeron la ciudad en su fondo, en
suelos ricos en arcilla y saturados de agua. El 19 de septiem-
bre de 1985 un sismo de magnitud 8.1 ocurrió a unos 500
km al oeste de la ciudad. Las ondas sísmicas sacudieron a
las arcillas mojadas y se reflejaron de ida y vuelta entre los
bordes rocosos y el fondo de la cuenca, como en un tazón
de gelatina en el que las ondas se mueven de un lado a otro
y al fondo del tazón. Las reflexiones amplificadas de las on-
das provocaron la destrucción de más de 500 edificios y la
muerte de al menos 10 000 personas. Cuando estos suelos
están formados por arenas finas y contienen agua entre las
partículas producen el fenómeno conocido como licuefac-
ción, y cuyo efecto es extremadamente dañino en las cons-
trucciones. g) Por último, y no menos importante, es el tipo
de construcción y su calidad. El tipo de materiales y la cali-
dad con las que se construyen las edificaciones influyen en
su resistencia a las vibraciones por las ondas sísmicas. Mate-
riales como la madera y el acero se doblan y oscilan durante
un sismo pero resisten a la caída, mientras que el ladrillo, la
piedra, el concreto y el adobe, son frágiles y tienden a que-
brarse durante un sismo. Un ejemplo comparativo es el del
sismo de magnitud 6.4 que golpeó a la India en 1993 y en
el que murieron 30 000 personas. En contraste, el sismo de
magnitud 6.6 en Northridge, California en 1994, solo causó
55 muertos. La mortalidad tan grande en India se debió a
que los edificios no estaban diseñados para soportar sismos.
Otros fenómenos asociados al daño que producen los
sismos son los incendios (la mayor parte del daño producido
por el sismo de 1906 en San Francisco se debió a los incen-
dios), los deslizamientos o derrumbes, y los tsunamis.
¿Podemos predecir un terremoto?
Los sismos ocurren una y otra vez en el mismo lugar, por lo
que su predicción a largo plazo depende de la probabilidad
de su recurrencia. Una vez que ocurre un sismo, las placas
tectónicas inician una nueva acumulación de energía que
deberá liberarse nuevamente. Esto puede ocurrir en muchos
años, pero de acuerdo con la rapidez de la acumulación, es
posible predecir el tiempo en el que habrá un terremoto, si
bien el año día y hora son impredecibles. Predecir un sis-
mo a corto plazo es prácticamente imposible. Ha habido
algunos intentos de predicción a corto plazo a partir de los
premonitores (foreshocks), sismos pequeños que preceden a
un sismo grande por unos segundos hasta algunas semanas.
Sin embargo, solo algunos grandes sismos tuvieron fores-
hocks. Otro método es medir la deformación de la superficie
cerca de la falla activa con instrumentos como los ‘tiltíme-
tros’ y los gps, pero no siempre ha funcionado este método
para predecir sismos. También los científicos han tratado de
cuantificar la relación entre el comportamiento animal y los
sismos, aún sin éxito.
Sin embargo, en plazos más largos sí es posible deter-
minar áreas de peligro sísmico y el riesgo asociado. Uno
de los métodos utilizado para esto se basa en el concepto de
brechas sísmicas, áreas donde históricamente han ocurri-
do grandes sismos, pero que en un periodo prolongado de
tiempo no han vuelto a ocurrir. Esto se traduce en una alta
probabilidad de que ocurran nuevos sismos debido a la acu-
mulación de energía. En México, en la zona del cinturón del
Fuego del Pacífico (donde ocurre la mayor actividad sísmi-
ca y volcánica mundial, zona de contacto entre las placas

Norteamericana y la de Cocos) se ha ido acumulando gran
energía en el sector conocido como la brecha sísmica de Gue-
rrero, entre Acapulco y Zihuatanejo y se espera que ahí ocurra
un sismo (Anderson et al., 1994; Kostoglodov y Ponce,
1994; Kostoglodov et al., 1996, Singh et al., 1981).
Terremotos en México
Dada su localización geográfica y configuración tectónica,
México es susceptible de sufrir sismos asociados a diversos
fenómenos (vulcanismo y movimiento de fallas). La historia
sísmica documental se remonta a la época prehispánica y
se conserva en los códices. Durante el virreinato, y hasta
inicios del siglo xx, existieron informes redactados por per-
sonal militar, empleados del gobierno y el clero, además de
los reportes aparecidos en la prensa de la época. Desde el
siglo xix se formaron comisiones científicas para el estudio
del fenómeno y de sus consecuencias, y los reportes de esos
estudios fueron publicados, sobre todo, en las primeras re-
vistas científicas de la época, como el Boletín de la Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística, La Naturaleza, el Bo-
letín y los Anales del Ministerio de Fomento de la República
Mexicana y las Memorias y Revista de la Sociedad Científica
“Antonio Alzate”.
En 1909 se decreta la construcción de la Red Sismo-
lógica Nacional, que estaría conformada por una Estación
Central (en Tacubaya, Ciudad de México), seis Estaciones
de Primera, y 52 Estaciones de Segunda (Muñoz Lumbier,
1919). Esta red comienza a funcionar hasta 1910, cuando
inicia la época instrumental en el estudio de los terremotos
en México. Entre 1910 y 1923, además de la de Tacubaya, se
instalaron otras nueve estaciones.
Sin duda el terremoto ocurrido el 19 de septiembre de
1985 marcó un hito en el estudio de los sismos y sus efectos
en la población, impactando tanto a la comunidad científi-
ca como al campo de la protección civil. A continuación se
enlistan los que consideramos sismos más importantes en
el país.
La Figura 11 muestra la distribución espacial de los
epicentros de todos los sismos históricos desde 1523 has-
ta 2014, con magnitud mayor o igual a 6.5. El recuadro A
muestra el ambiente tectónico de México, donde se pre-
sentan las zonas de ruptura para los sismos más grandes
ocurridos durante los siglos xx y xxi. El recuadro B mues-
tra la distribución espacial de los epicentros con su magni-
tud en puntos rojos, y con puntos verdes se representa la
localización de los epicentros históricos para los cuales no
existe una estimación de magnitud. El recuadro C muestra
los puntos de arribo de los tsunamis producidos por fuentes
locales y lejanas, delineando claramente la costa del Pacífi-
co desde Isla Mujeres hasta el Golfo de Tehuantepec como
SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 93
la más expuesta a los tsunamis producidos en la Trinchera
Mesoamericana. Los datos fueron compilados a partir de los
catálogos en línea ngdc/wds, gem; Zúñiga et al., 1997 y
Kostoglodov y Pacheco, 1999.
Tsunamis
¿Cómo se forma un tsunami?
Un tsunami es una ola, o tren de olas, generado por el des-
plazamiento repentino y vertical de la columna de agua.
Puede ser ocasionado por un sismo, pero también por la
explosión de un volcán, un deslizamiento o la caída de un
meteorito (Bryant, 2008). El término proviene del japonés
tsu (‘ola’) y nami (‘puerto’). Los tsunamis son fenómenos
naturales sumamente peligrosos que ocurren en gran parte
del océano y que al llegar a la costa tienen un comporta-
miento intrincado. El mecanismo que produce la excitación
de las ondas hace que éstas sean largas, lo que a su vez está
relacionado con la forma en que se propagan (Sugawara et
al., 2008). Desde el lugar de origen, y a medida que se tras-
ladan por el fondo marino, las ondas son de gran amplitud,
poca altura y gran velocidad, pero cuando llegan a la costa
reducen significativamente su amplitud e incrementan su
altura (Figura 8). Recientemente el mundo ha sido testigo
de tres ‘megatsunamis’ producidos por sismos M>9: en el
Océano Índico (2004), Chile (2010) y Japón (2011), lo que
ha conducido a su estudio por parte de la comunidad cientí-
fica y ha sensibilizado al público en general.
Orígenes de los tsunamis
La mayor parte de los tsunamis es resultado de sismos,
también pueden originarse por deslizamientos submari-
nos, erupciones volcánicas y caída de meteoritos. Existen
tsunamis que por su tamaño pueden ser transoceánicos,
afectando lugares muy lejanos a la fuente, también se les
llama “megatsunamis”. Cuando la fuente que los produce
es cercana pueden ser regionales o locales, dependiendo de
la extensión del área afectada, y aquéllos muy pequeños que
solo pueden ser detectados instrumentalmente, se les deno-
mina “microtsunamis”. Por lo general ocurren en el océano
pero también pueden ser continentales. En México los más
destructivos han sido los producidos por sismos en la zona
de subducción en las costas del Océano Pacífico.
Tan solo en el Océano Pacífico se estima que 82.3% de
los tsunamis ha sido ocasionado por sismos (Bryant, 2008).
Dado el tipo de información recabada a lo largo del tiempo,
y en relación directa con los instrumentos y las escalas de
medición, para cada época se pueden identificar tres tipos
de datos:
| 94 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO
Figura 8. Formación de un tsunami.
• Los paleodatos (producto de observaciones geológico-
geomorfológicas) que nos brindan información sobre
eventos ocurridos en el pasado geológico, hace cientos
o miles de años.
• Los datos históricos (aquéllos asentados en relatos y
crónicas), que se apoyan sobre todo en testigos presen-
ciales, en crónicas y tradiciones orales, abarcando hasta
la década de los sesenta del siglo xx.
• Los datos instrumentales (producto de mediciones), to-
mados a partir de redes de sismógrafos u otros tipos de
instrumentos (sobre todo son más consistentes a partir
de la segunda mitad del siglo xx).
Las huellas de los tsunamis
Los tsunamis son fenómenos naturales complejos que han
dejado su huella en el territorio y en el registro geológico,
que no es otra cosa que las evidencias sedimentarias y geo-
morfológicas que permiten su identificación. Estas eviden-
cias típicamente se encuentran en forma de capas de arena
u otros materiales provenientes del mar, intercaladas con

capas de materiales formados en el continente. El registro
geológico resulta de gran utilidad, ya que permite conocer
la ocurrencia de estos fenómenos para periodos mayores a la
temporalidad histórica, que para México difícilmente supe-
ra los 600 años. Así, mediante el estudio de estas capas de
arena se pueden obtener datos que abarcan incluso los miles
de años (Figuras 9 y 10).
(Modificada de Cisternas, 2005).
Figura 9. Formación de un tsunami y sedimentos enterrados
décadas después.
(Ramírez et al., 2012).
Figura 10. Evidencia sedimentológica de la ocurrencia de un
tsunami en las costas de Guerrero.
SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 95
Tsunamis en México
Las costas mexicanas han sido bañadas por aguas proce-
dentes de tsunamis lejanos, como los generados en Chile
(1960 y 2010), con olas que no sobrepasaron los dos metros,
y tsunamis cercanos, producidos por sismos que principal-
mente ocurren en la zona de subducción localizada frente
a las costas del Pacífico. De acuerdo con la base de datos de
la noaa (2015) a costas mexicanas han llegado 84 tsuna-
mis, de los cuales 59 fueron producidos localmente (Figu-
ra 11). Los tsunamis locales son los más peligrosos. Dada
la cercanía de la zona de subducción a la costa del Pacifico
Mexicano, la población que habita esta costa dispone de
poco tiempo para guarecerse en zonas altas. Este tipo
de tsunamis se han reportado desde el siglo xvi (Cuadro 3)
en las costas de Guerrero y Oaxaca, siendo el más famoso, y
considerado como el más grande, el ocurrido el 28 de marzo
de 1787, provocado por un sismo local Mw 8.4-8.6 (Sán-
chez y Farreras, 1993; Farreras, 1997; Núñez et al., 2008;
Suárez y Albini, 2009), (Cuadro 2). Este tsunami produjo
la inundación de la costa hasta seis kilómetros tierra aden-
tro en los confines del actual poblado de Corralero, Oaxaca
(García y Suárez, 1996). Los mecanismos de generación no
han sido totalmente determinados para los tsunamis más
destructivos, como el ocurrido el 22 de junio de 1932, el
cual arrasó la localidad de Cuyutlán, en la costa del esta-
do de Colima, y causó la muerte de al menos 75 personas,
y el ocurrido el 16 de noviembre de 1925 en las costas de
Zihuatanejo, Guerrero; ambos con olas superiores a los
diez metros de altura. Recientemente, el 9 de octubre de
1995, como consecuencia de un sismo M=8.0, se produjo
un tsunami que impactó las costas de Jalisco y Colima con
olas de hasta cinco metros que inundaron el poblado de La
Manzanilla, Jalisco (Sánchez y Farreras, 1993). El sismo del
3 de junio de 1932 (M=8.2) también produjo un tsunami
en las costas del municipio de Tomatlán, Jalisco, en donde
el agua penetró ocho kilómetros tierra adentro (Valdivia et
al., 2012).
Prevención de sismos y tsunamis
Los sismos son fenómenos naturales impredecibles en tiem-
po y magnitud. No obstante, los daños pueden mitigar-
se mediante la estimación de los escenarios sísmicos más
destructivos a partir de datos históricos y prehistóricos y
normas de construcción para edificaciones cada vez más se-
guras. Estas medidas también se deben acompañar de un
sistema de ordenamiento territorial que limite o prohíba
los asentamientos humanos en zonas susceptibles a licue-
facción o deslizamiento, y que se apoye en un programa de
| 96 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO

110°W 100°W 90°W

Mexicali
Puntos de arribo Elementos tectónicos
de tsunamis 2010

Fuente lejana
( ( Zona de subducción

Fuente cercana Centro de expansión

Placa Falla transforme 30°N
30°N Norteamericana Monterrey Sismos de subducción
!
(interplaca)
Ciudad
Límite estatal

C
1907 Guadalajara
Placa Ciudad de
Rivera 1932 México

Placa del 1932

1995 1985 1943
Pacífico TR Oaxaca
IN C 1965
HE

A
RA 1978
ME
SO 1902 1970
Placa de AM 1903 1950 25°N
25°N E R IC 1993 1942
0 280 560 km AN
Cocos A

Epicentros de sismos
Golfo M >= 6.5
Magnitud

de 6.5 - 7.6

7.6 y más

20°N
O C E A N O Sismo histórico sin 20°N
valor de magnitud
1921
1912 México
1932
Límite estatal
1932 1920
1818 1995 1941 1937

PA C Í F I C O 1985
1908
1928 1928
1911
1899 1743
1907
0 375 750 1 500 km 1754 1909
1957 1965
1845 1776 1820 1902
1928 1978

B
1837
1787 1928
1931 1870 15°N
15°N Escala aproximada: 1:16 000 000 1917
1903

110°W 100°W 90°W

A. Tectónica y sismicidad en México; B. Epicentros de sismos M>6.5 (1523-2014); C. Distribución de tsunamis locales o lejanos reportados en México (1537-
2014). La figura muestra los puntos de arribo de tsunamis reportados en documentos históricos, científicos, y a partir de mediciones instrumentales.

Figura 11. Terremotos y tsunamis que han afectado a México (1523-2014).

Cuadro 2. Listado de los sismos más importantes en México

Fecha Lugar Magnitud Descripción
Se reportaron deslaves en montañas y destrucción de habitaciones de un piso en el Valle de
1475 Valle de México
México (Zúñiga et al., 1997).
Fue sentido en todo el sur del actual estado de Jalisco y en Colima. Con deslizamientos y
27/12/1568 Cocula, Jalisco Mw~ 7.4 grietas desde Ameca hasta Colima pasando por Cocula, Amacueca, Zacoalco, Zapotlán,
Zapotitlán y Tuxpan (Suárez et al., 1994).
Probablemente el sismo histórico más intenso. Extensos daños en Guerrero y Oaxaca.
28/3/1787 Guerrero, Oaxaca Mw8.6 Grandes tsunamis reportados en las costas de Oaxaca y Guerrero. Se le conoce como el
sismo de San Sixto.
Jalisco, Colima y Muy fuerte en Colima y el sur de Jalisco, también causó destrozos en Guadalajara y se sintió
31/5/1818 Mw 8.2
Ciudad de México fuerte en la Ciudad de México.
Temblor de Santa Teresa. Amplios daños reportados en la Ciudad de México y sus
Costa de Guerrero y
7/4/1845 Mw 8.3 alrededores. Causó daños en Jalisco, Colima, Michoacán y Morelos. En Guerrero causó gran
Ciudad de México
destrucción y produjo un tsunami en Acapulco.
Destruyó completamente el poblado de San Cristóbal de la Barranca. Uno se los eventos
12/2/1875 Jalisco Mw 7.1
someros más grandes ocurridos en la Faja Volcánica Transmexicana (Zúñiga et al., 1997).
Uno de los sismos intraplaca más grandes en Norteamérica, relacionado con la Falla Pitaisachi
3/5/1887 Bavispe, Sonora Mw 7.5
en el estado de Sonora.
Guerrero y Ciudad de Muy fuerte en Guerrero, Estado de México, Morelos y la Ciudad de México. Ocasionó un
14/4/1907 M 7.9
México tsunami en Acapulco.
Ocasionó gran destrucción en los poblados de Acambay y Tixmadejé, y causó la muerte a
19/11/1912 Acambay-Tixmadejé M 7.8
más de cien personas y daños en la Ciudad de México.
 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 97

Cuadro 2. Listado de los sismos más importantes en México

Fecha Lugar Magnitud Descripción
El sismo de mayor magnitud medido instrumentalmente en México. Devastó la costa de
3/6/1932 Jalisco y Colima Ms 8.2 Jalisco y Colima. Se sintió en buena parte del territorio mexicano. Produjo un tsunami que se
registró hasta Hawái.
Michoacán Jalisco,
Ocasionó una gran destrucción y miles de muertos en la Ciudad de México, Ciudad Guzmán
19/9/1985 Colima y la Ciudad de Ms 8.1
y Gómez Farías, Jalisco. Ha sido el sismo más destructivo en la historia de México.
México
Sismo de gran intensidad. Ocasionó daños en la zona costera y en la ciudad de Colima.
9/10/1995 Jalisco y Colima Mw 8.0
Produjo un tsunami.
Es el sismo más fuerte desde hace más de un siglo. Dejó dos muertos y 233 heridos y daños
4/4/2010 Baja California Mw 7.2
a infraestructura.
Dos muertos en Guerrero y 11 heridos en Oaxaca. 800 viviendas derrumbadas en Igualapa,
20/3/2012 Oaxaca y Guerrero Mw 7.4
Gro. Se sintió desde Jalisco hasta Centroamérica.
El sismo ocurrió dentro del gap de Guerrero. Dañó 127 casas de adobe y la catedral de
18/4/2014 Guerrero Mw 7.2
Chilpancingo en ese estado.

Fuente: elaboración propia a partir de Zúñiga et al. (1997); National Geophysical Data Center/World Data Service (NGDC/WDS): Significant Earthquake Data-
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de junio de 2013.

Cuadro 3. Principales tsunamis ocurridos en México (1537-2014)

Fecha Lugar Efectos Causa
Daños en construcciones y el fuerte de Acapulco; olas estimadas de cuatro a
01/9/1754 Costa de Guerrero Terremoto
cinco metros.
Costa de Oaxaca,
28/3/1787 11 muertos, olas estimadas >15 m. Terremoto: M 8.6
Guerrero y Michoacán
Inundación hasta la Plaza y la Parroquia; olas de hasta cuatro metros; acarreó
04/5/1820 Acapulco, Guerrero Terremoto: M 7.6
gran cantidad de arena.
16/11/1925 Zihuatanejo, Guerrero Se reportó ola >10 m. No determinada
16/6/1928 Costa de Oaxaca Inundación en Puerto Ángel que destruyó el almacén del embarcadero. Terremoto
Cuatro muertos y entrada del mar hasta ocho kilómetros tierra adentro en
03/6/1932 Costa de Jalisco y Colima Terremoto M 8.2
Tomatlán, Jal. Inundaciones en Manzanillo.
Sismo M 6.9 y posible
22/6/1932 Estado de Colima Destrucción del poblado de Cuyutlán, 75 muertos; olas >10m.
deslizamiento
09/10/1995 Costas de Jalisco y Colima Un muerto; inundación del poblado de La Manzanilla; olas 4-5 m. Terremoto M.8.0

Fuente: NOAA, GEM.

protección civil que involucre a la comunidad para reali-
zar simulacros e identificar rutas de evacuación y refugio.
Lo anterior se puede apoyar en un sistema de alerta, como
el que existe para la Ciudad de México. En el caso de los
tsunamis, en México lo más probable es que ocurran como
consecuencia de un terremoto. Las siguientes son algunas
medidas de mitigación:
• sistema de alerta temprana,
• sistema de protección civil en las comunidades costeras
con identificación de rutas de evacuación, realización de
simulacros y señalización adecuada,
• conservación de la vegetación en zonas de manglar, ya
que funcionan como amortiguadores,
• restricción de construcciones en las zonas más
susceptibles.
¿Qué es la prevención de los efectos de fenómenos
naturales?
En un mundo cada vez más poblado y en un escenario de
cambio climático y con continuo ascenso del nivel del mar,
la ocurrencia de fenómenos naturales desastrosos es cada
vez más probable. Una política encaminada a la prevención
debe partir del conocimiento científico de los procesos de
los fenómenos peligrosos, sustentado en datos instrumen-
tales, geológicos e históricos para conocer la magnitud y re-
currencia y evaluar su probabilidad en un tiempo dado. A
partir de ese conocimiento será posible establecer medidas
“estructurales” (construcción de obras) y medidas “no es-
| 98 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO
tructurales” (reglamentos, planes) para lograr disminuir la
vulnerabilidad e incrementar la resiliencia.
Educar para crear comunidades resilientes
La resiliencia es un término que describe la “capacidad
humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y so-
breponerse a ellas” (rae, 2012). En el caso de los sismos y
tsunamis, la educación constituye un elemento primordial
para lograr comunidades más resilientes. Además del traba-
jo en las escuelas, la educación en este campo deberá incluir
organizaciones comunitarias que adquieran y transmitan
el conocimiento para proteger y salvar vidas antes y du-
rante el evento, así como para desarrollar actividades para
restablecer, lo más pronto posible, las condiciones previas
al desastre.
¿Qué hacer ante un terremoto y un tsunami?
Pueden pasar muchos años sin que ocurra un terremo-
to y más aún sin que ocurra un tsunami, e incluso es fácil
olvidar que los estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoa-
cán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas están ubicados en una
zona de alto riesgo por ubicarse cerca de un borde de placas
tectónicas del tipo de subducción en el Pacífico Mexicano
(Figura 5.c). Además, otros estados se localizan cercanos a
zonas de fallas de tipo transcurrente y normales, como es el
caso de Baja California y el centro de México. Por eso es im-
portante siempre estar preparado. Las siguientes recomen-
daciones se basan en documentos del Servicio Geológico de
los Estados Unidos (Atwater et al., 2005) y la Preparación
y Mitigación ante Desastres de la Unesco (Unesco, 2015).
Antes de un terremoto
Como en cualquier emergencia inesperada, la preparación
es la primera defensa. Un plan de preparación podría incluir
simulacros de temblores, planes de evacuación y la conser-
vación de documentos importantes. Además, es importante
establecer puntos de reunión en caso de que los miembros
de una familia se encuentren separados al momento del sis-
mo y no puedan comunicarse. En casa se recomienda te-
ner suficiente comida para tres días, incluyendo alimentos
que no necesiten refrigeración y que sean fáciles de prepa-
rar; contar con  suficiente agua para satisfacer las necesi-
dades básicas de la familia (un galón de agua por persona
por día); tener un botiquín de primeros auxilios que inclu-
ya vendas, toallas antisépticas, cremas antibióticas, pinzas,
termómetro y aspirina; contar con suficiente cantidad de
medicamentos recetados que cualquier miembro de la fami-
lia necesite en forma regular.
Durante un terremoto
La experiencia de un terremoto fuerte puede ser abruma-
dora. Las ventanas pueden romperse, hay artículos pesados
que podrían caer al piso e incluso toda o parte de la estruc-
tura podría derrumbarse. Por eso es importante saber qué
hacer durante un terremoto. Algunas de las sugerencias más
básicas son refugiarse debajo de un escritorio, mesa o ban-
co, y mantenerse alejado de vidrios o artículos que pudieran
caerse, como lámparas, gabinetes y muebles; permanecer
ahí hasta que pase el temblor. Dentro de un edificio, evitar
usar los elevadores, y conduciendo un automóvil detenerlo y
evitar puentes y cables caídos.
Después del terremoto
Las estructuras de las casas o edificios podrían estar daña-
das después de un terremoto fuerte, y podrían dañarse aún
más durante las réplicas o repeticiones posteriores al tem-
blor, que generalmente son de menor intensidad. Es reco-
mendable mantenerse alejado de las áreas afectadas, y si se
está atrapado entre los escombros, evitar encender fósforos,
levantar polvo y cubrirse la boca con un pañuelo para no in-
halarlo. Además golpear tuberías o la pared para hacer ruido
y ser oído por los rescatistas.
¿Qué hacer en caso de un tsunami?
En sectores de la costa cercanos a zonas de subducción, in-
cluso el mayor terremoto podría causar menos muertes que
el tsunami que le sigue. Las siguientes recomendaciones
están basadas en el documento producido por el Servicio
Geológico de los Estados Unidos y actualizado en versiones
en diversos idiomas por la Comisión Internacional Oceano-
gráfica de Unesco (ioc, 2014):
Haga caso de los avisos de la naturaleza
• Los terremotos y los cambios bruscos en el nivel de las
aguas costeras pueden ser avisos de la inminencia de
un tsunami.
• En el litoral chileno, el terremoto de 1960, de magnitud
9.5 enseñó, entre otras cosas, que al sentir la presencia
de un fuerte terremoto conviene desplazarse a terrenos
elevados, lección que también salvó la vida a mucha gen-
te en 2010 en Chile, cuando solo 156 personas perecie-
ron a consecuencia del tsunami siguiente al terremoto
de magnitud 8.8. La mayoría de los sobrevivientes del
tsunami de 2010 se salvaron al evacuar las zonas bajas
tras interpretar los avisos de la naturaleza, como el cam-
bio del nivel del mar o sentir el sismo (Figura 8).

Tenga en cuenta la tradición oral
• En zonas con una larga tradición oral, como Japón, Chi-
le, las Islas Salomón y la América del Norte, la expe-
riencia de los ancianos puede ayudar a salvar vidas. La
población indígena Pailongge, en las islas Salomón, no
tuvo ninguna fatalidad por el tsunami del 2007 gracias
a su conocimiento del fenómeno preservado en la tradi-
ción oral (McAdoo et al., 2008).
Cuando el mar se retire, desconfíe
• “Después de un terremoto es probable que vea cambios
en el mar. Que su curiosidad no le impida dirigirse a una
zona alta, pues tal vez se haya generado un tsunami”.
• Hoy se sabe que el retroceso del mar después de un
terremoto significa que un tsunami se aproxima, aunque
esto no siempre sucede. En Tailandia en el 2004, un sis-
mo de magnitud 9.0 ocurrido en la costa de Sumatra ge-
neró un tsunami que alcanzó la costa de Tailandia. Los
turistas en la playa no sintieron el sismo y se acercaron
al ver que el mar se retiraba, y muchos de ellos perdieron
la vida.
• En el norte de Phuket, Tailandia, una niña británica de
diez años de edad, Tilly Smith, había estudiado tsunamis
en su clase de geografía en la escuela y reconoció las
señales de alerta del mar en retroceso y las burbujas de
espuma. Ella y sus padres les advirtieron a otros en la
playa y fueron evacuados de forma segura (The Telegra-
ph, 2005).
Se generarán muchas olas
• La siguiente ola podría ser mayor y el tsunami podría
durar horas.
• El terremoto de 1960 en chile produjo una serie de olas
que cruzaron el Océano Pacífico. Durante las primeras
horas del tsunami, en Hilo, Hawái, se midieron al me-
nos ocho olas en dos horas.
• Los científicos que investigaron los daños del tsunami
del 2004 en Aceh, Indonesia, encontraron evidencia de
que una de las olas alcanzó una altura de 24 m, llegando
a 30 m en algunas áreas hacia el interior (Paris et al.,
2007). En Chile, las alturas de las olas alcanzaron 40 m
(Lagos et al., 2010).
Vaya a un sitio elevado y permanezca allí
• Vaya a alguna colina o al menos aléjese de la costa.
• Si se encuentra en la playa o cerca del mar y nota que
SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 99
la tierra tiembla fuertemente o durante mucho tiempo,
trate de llegar cuanto antes a un terreno más elevado. No
espere a que se emita la alerta de tsunami. Manténgase
alejado de ríos y arroyos que desemboquen en el océano,
de la playa y del mar. Si el terremoto es local, el tsunami
podría llegar a la costa antes de que se conozca la alerta
de tsunami.
• Los tsunamis originados en lugares distantes darán
tiempo, por lo general, para encontrar un lugar más ele-
vado. Si el tsunami tiene su origen cerca de donde usted
se encuentra, cuando sienta temblar la tierra es posible
que solo disponga de varios minutos para llegar hasta un
terreno más elevado.
Siga los avisos oficiales
• Evite el riesgo aun cuando los avisos parezcan ambiguos
o piense que el peligro ha pasado.
• En el caso del tsunami de Chile de 2010, el Centro de
Alerta contra los Tsunamis en el Pacífico emitió una se-
ñal de alerta para el Pacífico. En Hawái, los ciudadanos
siguieron los consejos oficiales y evacuaron las zonas
costeras.
No se ocupe de sus pertenencias
• Salve su vida, no sus posesiones.
Las vías tal vez no estén transitables
• Cuando huya de un tsunami provocado por un terremo-
to reciente, puede encontrar los caminos destruidos o
bloqueados.
Suba a un piso superior o al tejado
• Solo si está atrapado o incapacitado para dirigirse a una
zona elevada, suba a un piso superior o al tejado de
una edificación firme.
Sujétese a un árbol
• Como último recurso, si está atrapado en una zona baja,
sujétese a un árbol resistente.
Aférrese a algún objeto flotante
• Si lo alcanza un tsunami, busque algo que pueda usar
como balsa.
| 100 SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO
Las olas dejarán diferentes tipos de desechos
• Un tsunami puede dejar arena, restos de casas y cuerpos
humanos.
El sismo puede provocar el ascenso o el descenso de
ciertas zonas costeras
• Un gran terremoto puede hacer que las zonas costeras
desciendan permitiendo que las mareas las inunden.
Tal vez tenga que dar cobijo
• Albergue a sus vecinos.
Agradecimientos
María Teresa Ramírez-Herrera agradece el apoyo de paspa-
dgapa 2015, unam. Rocío Castillo-Aja agradece la beca de
doctorado otorgada por el Conacyt.
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Jalisco”, Geocalli. Cuadernos de Geografia, Issue 25,
pp. 13-100.
Zúñiga, R., G. Suárez y V. García Acosta (1997), Peligro
Sismico en América Latina y El Caribe, Centro Interna-
cional de Investigaciones para el Desarrollo, Ottawa.
Glosario
Intensidad de un sismo. De manera general la intensidad
es el grado de fuerza con que se manifiesta un agente
natural, una magnitud física, una cualidad, una expre-
sión, etc. En el caso de los sismos se basa en los da-
ños que produce un sismo y es una medida cualitativa.
La más utilizada es la Escala de Mercalli, con valores
I-XII.
Magnitud de un sismo. De manera general la magnitud es
una propiedad física que puede ser medida y está aso-
ciada a la energía liberada por un sismo. Para medirla
se utilizan los sismógrafos y se expresa mediante una
escala logarítmica.
Resiliencia. La resiliencia es un término que describe la ca-
pacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones
límite y sobreponerse a ellas.
Sismo/Terremoto. Un sismo o terremoto es un movimiento
repentino o temblor de la Tierra causado por la libera-
ción de energía.
Tsunami. Un tsunami es una ola, o tren de olas, generado
por el desplazamiento repentino y vertical de la co-
lumna de agua.