Está en la página 1de 2

ROLITA, LA ARDILLITA GLOTONA

Algunos chicos les gustan los globos, a Rolita, la ardilla, le gustaba las nueces.

Todos los días no bien se despertaba, iba a la despensa, se subía a un banquito y

alcanzaba una lata. Allí estaba las nueces.

Después de lavarse la cara, se cepillaba el pelo, era muy coqueta, salió de su casa, pasaba

a lado de un árbol grande y de otro chiquito, detrás se veía un frasco y se comía la miel,

del oso pardo.

Luego con un golpecito alegre llamaba a una puerta, era de don topo que no podía ver,

pero Rolita, muy calladita, le sacaba el azúcar y le ponía unos copitos de algodón.

Claro, Rolita estaba muy contenta con la barriguita redondita, pero sus amigos del bosque

se enojaron y decidieron darle una lección.

Entre todos levantaron una casa chiquita con ventanas y buzón, se la regalaron a Rolita.

La ardillita, besando emocionada a sus compañeros, entro y se encerró en su casita.

Entonces descubrió en un estante nueces, miel y azúcar. Pronto tuvo los bigotes llenos de

golosinas.

Al día siguiente vino Luis el canguro y le invitó a su fiesta. A Rolita le pareció una buena

idea y en ese momento descubrió una cosa, había comido tanto que no pasaba por la

puerta.

Primero empujo un poquito, luego otro más, pero no había caso. No podía salir.
Y allí se quedó acodada en la ventana, con cara de disimulo mientras sus amigos iban a la

fiesta de Luis el canguro.

Desde esa vez, todos los días, no bien se despierta, Rolita va a la despensa. Se sube al

banquito. Toma las nueces y sale de su casita. Así, si come mucho, no se perderá la fiesta

de nadie, pues ya está fuera.

También podría gustarte