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El K-Pop, la música surcoreana que arrastra a más

fans que los Beatles y revienta todas las listas de éxitos

 Un industria de entretenimiento que factura millones y


millones de dólares y que, más allá del país, está
reventando los récords en el resto del mundo, incluida
España

El K-Pop es mucho más que música, performance, redes


sociales ardiendo y el fenómeno fandom (de Fan
Kingdom: conjunto de fans) superando al de los Beatles. El
K-Pop es la industria coreana de entretenimiento que factura
millones y millones de dólares y que, más allá del país, está
reventando los récords en el resto del mundo, España
inclusive. La boy band BTS y el grupo de chicas Blackpink
son la punta del iceberg de las múltiples bandas coreanas
que están revolucionando al público español. BTS es el
artista del año para la revista Time y cuenta con más de 700
millones de reproducciones solo de la canción Dynamite en
YouTube. Mientras, las Blackpink ostentan varios récord
Guinness por tener los videos más vistos en 24 horas,
además de ser el primer grupo coreano con tres videos con
más de mil millones de visitas.

Yumi Yun de comunicación del Centro Cultural Coreano nos


cuenta: “La K es de Corea, nosotros solemos poner K en las
cosas de nuestro país como K-Cine, los K-Dramas o la K-
Beauty. El K-Pop no tiene un género musical específico, es
un amplio abanico que abarca el techno, pop, dance,
electrónica, hip hop, rap, rock o R&B. Lo que tienen en
común son las coreografías muy trabajadas y que los fans se
aprenden y repiten (lo llaman dance cover), las súper
producciones de videoclips, y el vestuario y el maquillaje
muy estudiado y llamativo”. Yumi Yun asegura que
el boom empezó primero en Asia y llegó a España en 2012
con PSY y su baile de caballo en el Gangnam Style (el
primero en conseguir superar los 1.000 millones de visitas
en YouTube). Puede que el interés empezara por los
seguidores adeptos al anime o al manga y a la cultura
japonesa pero, las redes sociales y las comunidades fandom
han hecho que el K-Pop sea número 1 tanto en los 40
Principales como en el Billboard estadounidense:
convirtiéndose en mainstream internacional.

Andrea G. Rodríguez es analista de la web de geopolítica El


Orden Mundial, considera que el auge del K-Pop no es solo
un fenómeno cultural y social, sino que tiene un claro
trasfondo político: “Tras la guerra de Corea, que terminó con
la firma del armisticio con el Norte en 1953, la producción
artística se controlaba desde el Estado. Se intentaban
controlar tanto el contenido (letra y guion), como el formato.
Es curioso, pero la música que inspiraba baile y movimiento
estaba mal considerada en Corea. Era individualista y poco
correcta”. Andrea apunta que con la liberalización política
llegó también la liberalización del arte: “Este punto de
partida lo podemos poner en 1992, cuando el grupo
surcoreano Seo Taiji & Boys comenzó a arrasar con ritmos
de hip hop y bailes inspirados en el streetdance, algo que se
vio muy mal al principio, pero que poco a poco demostró ser
un fenómeno de masas”.

Ambiente en el concierto de Blackpink en Barcelona

El K-Pop es uno de los contenidos culturales más importantes


de la Ola Coreana (Hallyu). El Hallyu es el termino con el que
se conoce a la expansión de contenidos culturales de Corea
del Sur. Andrea G. Rodríguez nos cuenta sobre el soft power:
“El poder blando es la capacidad de los países de persuadir
a otros para que hagan lo que el primero quiere evitando el
uso de medios violentos y coercitivos. Un ejemplo de soft
power es el uso de la cultura para, por ejemplo, mejorar la
imagen de un país. El K-pop es una de las claves. Tras la
crisis de 1997 (que recordemos afectó gravemente a los
tigres asiáticos, entre ellos Corea del Sur), el gobierno
empezó a exportar su música al exterior para atraer
inversión extranjera. A día de hoy la popularidad del K-pop
es responsable de miles de millones en turismo, cirugías
estéticas y de la popularidad de la cosmética y moda
coreanas. También es curioso apuntar que las melodías
pegadizas del K-pop se utilizan como diplomacia y arma
arrojadiza, símbolo de progreso y libertad contra Corea del
Norte”.
El K-Pop actual es heredero de ese momento rompedor de
fusión de estilos que conforman la
música mainstream. DBSK, Girls Generation, Super Junior,
Sunny Hill, EXO, Mamamoo, GOT7, Twice, Stray Kids e Itzy
son algunas de las bandas de lo que llaman Idols. Yumi Yun
nos cuenta: “En Corea decimos grupos ídolos porque fueron
creados a través de procesos selectivos y de formación a
conciencia por las discográficas. Estas buscan talento, los
reclutan muy jovencitos y los entrenan durante años para
cantar y bailar. Luego algunos chicos y chicas van pasando
los procesos selectivos y debutan en una banda, otros
muchos se quedan por el camino”. Los grupos los suelen
formar múltiples miembros (ocho, nueve, diez) y cada uno
de ellos maneja un rol: el rapero, el bailarín, el compositor,
el jovencito o el líder. Esto se justifica por cómo
desarrollando personalidades los fans pueden sentirse
atraídos hacia unos u otros. Las bandas son productos
pensados y creados específicamente por la industria, y esta
lleva años con las miras de ofrecer un producto internacional.

Las discográficas crean a los Idols y los lanzan con un


envoltorio atrayente, colorido y muy competitivo. Sara
García está detrás de la cuenta en redes sociales K-Pop Spain
(@Spain_Kpop_), con más de 32 mil seguidores que siguen
la información sobre noticias de nuevos lanzamientos,
videoclips, fotos de revistas y los teasers. Sara lleva siete
años estudiando coreano y el K-Pop es su pasión: “No hay
una edad concreta para que las discográficas recluten a
futuros artistas de las bandas, por ejemplo, Jihyo de TWICE
fue a los 8 años por JYP Entertainment, pero Sana y Momo
del mismo grupo fueron reclutadas a los 16 años. Lo normal
suele ser entre los 12-18 años. Las empresas durante años
les dan clases de baile, de canto, de coreano (si son
extranjeros) y otros idiomas como inglés, chino o japonés.
En algunas les forman para hablar en público. Son muy
exigentes y ponen el listón alto”.

Las discográficas tienen fama de hacerles firmar


contratos draconianos, de exigirles y presionarles desde que
son muy jóvenes, de explotar a los artistas y beneficiarse
económicamente en detrimento a los Idols. Las cuatro
integrantes de Blackpink cuentan en el documental de
Netflix titulado Light Up the Sky que sus cinco o seis años
como aprendices fueron muy duros: separadas de sus
familias, daban tres o cuatro horas de baile al día, más dos
o tres horas de canto, unas 14 horas de trabajo diario. Tenían
un día libre cada 14 días y estaban constantemente siendo
evaluadas para su posible expulsión. Vivían en un Operación
Triunfo constante, pero sin ser televisado, desde los 16 años.
La presión y la gestión compleja de la fama es tal, que las
discográficas tienen importantes departamentos de
psicólogos, además se han visto obligadas a mejorar las
condiciones laborales de los artistas. Las alarmas empezaron
a saltar con la noticia del suicidio en 2017 del famoso y
exitoso cantante de 27 años Kim Jong-hyun que dejó
incluso una nota: “Estoy roto por dentro”.

Julia Rodríguez, doctoranda por la UMA en Comunicación,


está haciendo la tesis sobre el K-Pop: “El K-Pop es
espectáculo, música, comunidad... en este último punto es
donde veo yo una de las diferencias más grandes con el resto
de industrias musicales: el fandom en el K-Pop.
Las fanbase se mueve para que su grupo crezca. Hace
cantidad de acciones y actividades, por ejemplo, felicitan a
sus idols comprando emplazamientos publicitarios, o votan
en todas las plataformas posibles para que suban en las
clasificaciones. Cuando estuve en Corea del Sur, el metro
estaba plagado con carteles pagados por los seguidores”. De
hecho, cuando el cantante de BTS Jung Kook cumplió años
la ARMY (como se hacen llamar los seguidores del grupo)
compraron espacios publicitarios en la céntrica plaza de
Callao de Madrid para que en la enorme pantalla se
proyectara el video-felicitación.

En España se estima que hay aproximadamente de 30 a


50 mil seguidores muy activos. Yumi Yun calcula que más de
1.000 personas estarían estudiando en escuelas el idioma
coreano arrastrados por la ola K-Pop y K-Dramas (series de
televisión). “Desde el Centro Cultural Coreano cada año
realizamos el concurso K-Pop en España tanto en la categoría
del baile como de canto. Para este certámen, participaron
más de 500 personas y seleccionamos 10 grupos. Todos son
españoles que cantan en coreano y bailan como
un idol profesional. El año pasado el grupo ganador de la
categoría de baile fue THE BRATZ, compuesto por 4 chicas.
Fueron invitadas a Corea para participar del K-Pop World
Festival celebrado en octubre en Changwon, Corea, para
competir con otros ganadores de todo el mundo”. THE BRATZ
no ganó, pero cumplió el sueño de su vida: visitar Corea del
Sur y bailar imitando a sus ídolos.

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