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Te presentamos a Jonás, un niño de once años que vive en una sociedad futura
que se halla bajo un control férreo. En su "comunidad" no hay sufrimiento, ni
hambre, ni guerras y, como verás en breves instantes, tampoco hay colores, ni
sexo, ni música ni amor. Todo está controlado por los "Ancianos": con quién te vas
a casar, quiénes serán tus hijos y cuál será tu trabajo.
La identidad personal acabó en el mismo lugar que las cintas de casete. Todos
son como fotocopias de sí mismos. Pareciera que nadie se va de la zona donde
viven todos; cuando mucho uno se va apenas un tiempito para visitar otras
comunidades vecinas. Ser "liberado" es algo súper excepcional: solo ocurre en el
caso de los niños enfermos, las personas mayores y la gente que no cumple las
normas.
Como Jonás va a cumplir doce años, están por asignarle su futura profesión. Se
celebra una gran ceremonia en la que se anuncian las decisiones. Jonás ve a sus a
sus amigos recibir distintas tareas (Director de Recreación, Cuidador de Viejos),
pero a él se lo saltan. Al finalizar la ceremonia, la Presidenta de los Ancianos
explica que Jonás ha sido "seleccionado" para ser el nuevo Receptor de Memoria,
algo importantísimo. Jonás mira al receptor actual, un hombre mayor que, al igual
que él, tiene ojos claros. Esto también es importante, ya que Jonás es una de las
pocas personas en su comunidad con ese rasgo.
Eso no le sienta muy bien. Así que él y el Dador urden un plan: Jonás fingirá su
propia muerte y huirá a Afuera; es decir, a la tierra que no pertenece a las
comunidades, que es, en todos los sentidos, un mundo muy parecido al nuestro; o
sea que tiene música, color y alegría, pero también violencia y pobreza. Una vez
que Jonás se vaya, los recuerdos que le pasó el Dador volverán a la comunidad y
todos tendrán que soportar el dolor que ello supone. Ah, y también serán libres,
porque comprenderán lo que significa tener distintas opciones.
Cuando llega a la cima, lo está esperando el trineo (del primer recuerdo que recibió
del Dador). Se sube y empieza a deslizarse colina abajo, completamente
convencido de que al llegar a la base encontrará aquél lugar llamado Afuera, y a un
montón de gente que los recibirá con los brazos abiertos.