12 Opinión | Nº 4.
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Un fenómeno con daños materiales, éticos y morales
Muchas veces se acusa
al funcionario, pero injusta
e indebidamente se deja por
fuera al verdadero delincuente,
que no es otro que el modelo
burgués
T/ Alberto Aranguibel B.
F/ Cortesía
Caracas
C
on justa razón, la gente ha
expresado siempre su re-
pudio a la deleznable con-
ducta de quienes fueron electos o
designados para desempeñar con
honradez una tarea de atención y
de servicio a las necesidades del
pueblo, pero que, en vez de eso,
pervierten el principio ético por
el que debe regirse la adminis-
tración pública.
Lo hace hoy igualmente, pero
expresando a la vez su apoyo a
la disposición del Gobierno na-
cional de actuar con todo el peso
de la ley contra quienes incurren
en actos de corrupción… “caiga
quien caiga”, como lo ha soste-
nido persistentemente el propio
Presidente de la República.
Una lucha librada por el Ejecu-
tivo Nacional que no es ninguna
novedad (como algunos mani-
puladores pretenden presentar-
la ahora tratando de hacer ver
esta acción como una suerte de
repentino plan de precampaña
electoral).
Como es perfectamente consta-
table en infinidad de acciones de
destitución y pase a tribunales
de una gran cantidad de funcio-
narios llevadas a cabo intensi-
vamente desde hace una década
al menos en todos los niveles de
la administración pública por
hechos de corrupción (desde ge-
rentes hasta presidentes de orga-
nismos del Estado, así como al-
caldes, diputados y exministros),
la política del presidente Maduro
contra ese oprobioso fenómeno ha
sido uno de los temas presentes
en toda su gestión, sin importar
las perturbaciones que la perma-
nente acción desestabilizadora de
la derecha y del imperio tratando
de derrocar al gobierno, ha provo-
cado a lo largo de todo ese periodo
en contra del normal funciona-
miento de las instituciones y los
poderes públicos.
Difícil, ya no por falta de vo-
luntad política como queda hoy
una vez más demostrado con esta
nueva arremetida del Gobierno
revolucionario, sino por lo cuesta
Los conceptos emitidos en las páginas de opinión del
arriba que resulta detectar a esos
corruptos infiltrados en el poder,
que por lo general actúan al ampa-
ro de grandes consorcios del capi-
tal privado nacional e internacio-
nal expertos en operar de manera
soterrada para evadir la acción
penal en su contra mediante toda
clase de artilugios financieros que
invisibilizan el delito.
Por lo general, y por razones
perfectamente comprensibles,
en los casos de corrupción la
gente tiende a ir siempre contra
la figura del funcionario, en tér-
minos absolutos, sin detenerse a
evaluar el peso que en el proce-
so de enajenación de los dineros
públicos tiene el enrevesado,
arcaico e hipertrofiado modelo
administrativo y fiscal del Esta-
do burgués, así como la empresa
privada, que en la mayoría de
los casos opera como actor des-
encadenante de la corrupción
mediante el impúdico uso de la
llamada “comisión” (cantidad de
dinero entregada por la empresa
al empleado público a cambio de
favores) para atraer e involucrar
el funcionario en el dolo que ella
promueve en contra de la sani-
dad del erario publico.
Se acusa al funcionario en vir-
tud de ser éste quien ha asumido
frente a la sociedad el compromi-
so y la obligación de servir al Es-
tado, y por ende quien responda
por sus acciones frente al pueblo.
Pero injusta e indebidamente se
deja por fuera al verdadero de-
lincuente, que no es otro que el
modelo burgués (y por supues-
to sus actores fundamentales;
principalmente empresarios y
banqueros) concebido desde sus
no expresan la línea editorial de este diario ni de su directiva. Su contenido es exclusiva responsabilidad de sus autoras y autores.
orígenes por el gran capital como
una estructura necesaria para la
construcción y consolidación de
la forma de acumulación capita-
lista mediante infinidad de me-
canismos diseñados específica-
mente para asegurar la evasión
de compromisos de la empresa
privada con el Estado, pero, a la
vez, de las múltiples maneras de
obtener beneficios de éste a tra-
vés de exenciones fiscales infini-
tas, preferencias arancelarias y
subsidios de todo tipo.
La llamada “comisión” es la
pieza clave en todo entramado de
corrupción, no solo en Venezue-
la sino en el mundo entero. De
no existir esa figura como me-
diadora de las relaciones entre
la empresa privada y el Estado,
el capitalismo simplemente no
existiría. Al menos en la forma
desproporcionada en que existe
hoy en día.
Es precisamente esa figura,
que para el capitalismo, según
su propia lógica, resulta perfec-
tamente válida y absolutamen-
te legal como instrumento de
transacción, la que usa la em-
presa privada haciéndole creer
al funcionario que no hay delito
alguno de por medio en la ope-
ración propuesta, simplemente
porque el monto (la comisión)
que la empresa le ofrece supues-
tamente no saldría de las arcas
públicas sino de las ganancias
de la misma. Un delito difícil de
detectar por las instancias con-
traloras, precisamente porque
de esa forma no necesariamen-
te se estaría sustrayendo de
manera directa dinero del era-
rio público, sino que el robo se
La artillería del pensamiento
produce en cada ocasión en for-
ma de incrementos que se van
camuflando progresivamente
en los presupuestos de las obras
o bienes contratados con esas
empresas, cuyas alteraciones
son difíciles de encontrar en
las facturas emitidas toda vez
que de ese mismo acuerdo entre
funcionarios y empresas sur-
gen siempre toda clase de ar-
gumentaciones seudo técnicas
en apariencia razonables para
justificar tales incrementos
(como que el dólar incrementó
su cotización, la inflación elevó
los precios de los materiales,
los alquileres de maquinarias
subieron en tales o cuales pro-
porciones, etc.) o mediante la
inclusión en el contrato de ru-
bros imprecisables como toda
una serie de asesorías externas
absurdas e inexistentes. Lo cual
para las instancias contraloras,
por lo general sin ninguna o
con muy poca experticia técni-
ca o profesional en la materia,
suele ser ininteligible.
Las nóminas fantasmas y el
alquiler de maquinarias o equi-
pos inexistentes o paralizados
son otros de los múltiples medios
usados por la empresa privada en
connivencia con el funcionario
corrupto para generar ganancias
indebidas en sus contratos con el
Estado. Mediante la figura admi-
nistrativa de la “evaluación pe-
riódica del estado de la obra”, la
empresa paraliza la progresión
o conclusión de la misma adu-
ciendo faltas de pagos, escasez de
materiales, o incluso razones cli-
matológicas, lo que la exonera de
responsabilidad en la suspensión
de las mismas, pero sin dejar de
cobrar nunca en esas evalua-
ciones que se siguen llevando a
cabo, así la obra esté detenida, el
cada vez más alto alquiler men-
sual por las maquinarias o equi-
pos que (muy estratégicamente)
se mantienen inactivos en dichas
obras, así como del pago de la su-
puesta nómina. De esa forma, la
obra va incrementando progre-
sivamente su costo aún cuando
nunca se concluya. Con lo cual,
ante los ojos de la gente, el capi-
talismo sale ganando con el apa-
rente cumplimiento (o, al menos,
la buena disposición) de la em-
presa, mientras que el socialis-
mo aparece como incompetente,
ineficaz y corrupto. Un “negocio”
redondo para el capitalismo.
Es esa y no ninguna otra la ra-
zón de la constante elevación de los
precios de las obras públicas a tra-
vés del tiempo. Algo que los orga-
nismos del Estado, las instancias
contraloras y la gente del común,
tienen frente a sus ojos, pero que
no es fácil de detectar para ellos
porque la vista y el señalamiento
se coloca exclusivamente y de ma-
nera puntual sobre el funcionario
y no sobre el perverso modelo ca-
pitalista que lo corrompe.
Ciertamente, es mucho el daño
que esa corrupción del capital le
ha hecho al país, no solo en tér-
minos materiales sino, quizás lo
más doloroso, en términos estric-
tamente éticos y morales. Pero,
sin lugar a dudas, es mucho más
grande y más inquebrantable
la rectitud y la honestidad de la
inmensa mayoría de las vene-
zolanas y los venezolanos que
constituyen hoy la descomunal
fuerza militante de la Revolución
Bolivariana a lo largo y ancho de
todo el territorio nacional, con
cuyo tesón y entereza se labra hoy
la Patria que soñaron nuestros Li-
bertadores y nuestro comandante
Chávez, tal como lo demuestran la
valentía y el coraje del presidente
Nicolás Maduro y de su Gobierno
enfrentando como lo hacen este
pavoroso flagelo que ha corroído
a nuestra sociedad desde los tiem-
pos de la vieja democracia punto-
fijista y mucho más.
De ahí que sea éste un proceso
que la población toda debe asu-
mir con la mayor seriedad y res-
ponsabilidad y no con el bastar-
do sentido oportunista que ya la
derecha está buscando imponer
como matriz adversa para tratar
de enlodar este particular esfuer-
zo del Gobierno nacional que solo
procura rescatar y consolidar
un modelo revolucionario con el
más alto sentido ético de la fun-
ción pública, como lo es el modelo
bolivariano y chavista, en pro de
favorecer no a una parcialidad
sino al país en su conjunto.