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Esta historia comienza más o menos cuando mi abuela (Goyita) salió del colegio,
cuando salió la recogió su madre (mi bisabuela). Goyita salía del colegio con mucha
hambre, más o menos cada uno o dos días tenía merienda, Goyita ese día
lamentablemente no tenía merienda. Ese mismo día su madre tenía que ir a trabajar,
como Goyita no tenía donde quedarse se tuvo que ir con su madre al trabajo. Al ir al
trabajo había un buen trayecto hasta llegar al trabajo, más o menos eran como 1km y
medio, como Goyita tenía mucha hambre le entro aun mucha más hambre, pero tuvo
que asumir que hoy no tenía comida para merendar, pero eso sí, si se encontrara un
cacho de pan en una mesa ella se lo comería.
Después de mucho rato llegaron a la oficina del trabajo, había mucha gente por ahí, no
había ni un misero crio para al menos distraerse y no pensar en el hambre que tenía.
Entonces Goyita le preguntó a su madre:
Después de caminar unos 5 minutos, por fin encontró a un niño, Goyita no se lo pensó
dos veces y fue a preguntarle cuál era su nombre y si quería jugar con ella?
Goyita se dio cuenta que tenía un bocadillo de jamón con queso, al ver eso se le caía
la baba, fue eso como un paraíso para ella. Goyita pensó en un plan para robarle el
bocadillo, cuando estaba pensando vio que Juan tenía los cordones desatados y ese
fue su momento:
Juan tienes los cordones desatados.- dijo Goyita con cara de malefica
¡Ay! Es verdad.- dijo Juan
Si quieres te sujeto el bocadillo.- dijo Goyita
Vale.- dijo Juan
Al escuchar a Juan que dijo “Vale”, corrió hasta al final de la oficina. Cuando no le vio
nadie se comió ese bocadillo en un abrir y cerrar ojos, parecía que todo estaba
planeado porque justamente cuando se acabó el bocadillo vino su madre para ir a
casa.
Y os preguntareis, pero Simon y Juan? Pues Juan se puso a llorar porque le robaron el
bocadillo.
Y esa a sido la historia que me ha contado mi abuela casi siempre que voy a su casa,
pero nunca me cansaré.