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PRESENTACIÓN

os días 14 y 15 de marzo del año 2013 se llevó a cabo en la Ciudad de México


L el Coloquio La Liga Comunista 23 de Septiembre a 40 años de su fundación:
memoria, archivo y balance histórico, auspiciado por el Posgrado en Estudios
Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam).
La gestación, coordinación y convocatoria del evento se hizo a través de Yllich
Escamilla Santiago y el naciente grupo de investigación sobre movimientos
armados, violencia política y memoria en México y América Latina.
Producto de ese encuentro los coordinadores nos dimos a la tarea de im-
pulsar el libro que el lector tiene ahora en sus manos, publicado por la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma de Tlaxcala.
Para ello invitamos a algunos de los participantes y a otros investigadores con
el ánimo de que no se publicara una memoria del evento, sino como una obra
colectiva especializada que pretende llenar un vacío historiográico signiicativo
sobre un fenómeno que resulta ser fundamental para el análisis del Estado, la
democracia, la justicia, los derechos humanos, el estado de derecho, los movi-
mientos sociales y la violencia política.
Los coordinadores de este libro consideramos importante relexionar sobre
los movimientos armados en México durante la década de los setenta, particu-
larmente, sobre la Liga Comunista 23 de septiembre a la luz del contexto reciente
de México. Máxime, cuando los enclaves del poder político del régimen que
perpetuó los delitos de lesa humanidad en el pasado nunca se fueron y siguen
teniendo presencia en la escena política nacional, a pesar de las alternancias
políticas. Este grupo ha regresado a la presidencia de la república con un nuevo
conjunto de partidarios del olvido y el borrón y cuenta nueva. Perpetuando
así la impunidad que durante décadas han gozado aquellos que asesinaron en
nombre de su régimen.
Es necesario analizar esta organización y las formas de violencia política
con la que fue combatida para mostrar a la sociedad que ha vivido ante un

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Presentación

efecto de impostura y de una mentira oicial, que durante generaciones ha sido


trasmitida.
Estamos asistiendo a la conformación de una sociedad que ha negado
el crimen y la impunidad, una sociedad que sabe de los transgresiones que se
comenten, que sabe de los horrores ejecutados por el Estado mexicano en de-
trimento de la ciudadanía, pero que no los admite porque persiste la idea de la
inocencia y de la buenaventura por el porvenir, aun cuando es consciente que
no se puede dar vuelta a la página y borrar el pasado. Estamos ante una socie-
dad que ha padecido una trasmisión activa de la negación, de la trivialización
y naturalización de la violencia, el crimen y el horror, ese que muchos conocen
desde la cotidianeidad y del que nadie quiere hablar.
Seguimos viviendo y escuchando cada vez más cercanos los ecos de aquello
que Walter Benjamin aludió en torno a los soldados de Verdún: el espanto de la
guerra no produce experiencia, sino silencio. Los soldados de Verdún volvían
mudos de la guerra, no traían experiencias que pudieran ser compartidas. In-
discutiblemente, analizar a la Liga Comunista 23 de Septiembre desde su historia,
sus testimonios, sus memorias, sus relatos y sus novelas es necesario no sólo
para recordar, reconstruir el pasado y incar públicamente esas memorias, sino
para construir futuros saludables tanto individual como comunitariamente. En
este sentido, nos resultan aleccionadoras las palabras de Marcelo Viñar, cuando
se trata de exhumar los restos del pasado nos alerta: “no es tiempo de rencores
ni de venganzas, pero la justicia ante la ley y sobre todo ante la memoria, es un
requisito ineludible para revertir el pesimismo, la amargura y la desidia que
impregnaba nuestra convivencia reciente; para lograr tejer un lazo social que
nos habilite a volver a ser una comunidad orgullosa de su pasado y anhelante
de su porvenir”.1
Los coordinadores de este libro invitamos al afable lector a elaborar una
relexión conjunta, atentamente sobre ¿Cómo los olvidos y silencios del ayer
nos cobran réditos hoy?
Para incentivar la relexión, este libro fue dividido en cinco apartados,
cada uno de ellos fue escrito por diversos especialistas en el tema, académicos
que han analizado el fenómeno armado y los problemas sociales y políticos del
México contemporáneo, así como también novelistas, ensayistas y ex militantes
del movimiento armado socialista, los cuales contribuyeron a enriquecer los
debates a través de sus testimonios y escritos. La compilación de este vasto ma-
terial fue ordenado a partir de temáticas, a decir: El contexto de la guerra fría y

1
Pérez-Sales, Pau y Susana Navarro García. (2010). Resistencias contra el olvido. Trabajo psico-
social en procesos de exhumaciones. Barcelona: Gedisa.

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Presentación

su efecto en México, los movimientos armados latinoamericanos y su relación


con la Liga Comunista 23 de Septiembre; México y el quiebre generacional y
la emergencia de la movilización juvenil-estudiantil y las historias que se han
tejido sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre. Posteriormente, los temas de
la verdad y la justicia ante el terrorismo de Estado durante la guerra sucia así
como los alcances y límites de la Fiscalía Especial para los Delitos Sociales y
Políticos del Pasado (femospp). Por último, la Liga Comunista 23 de Septiembre
a través de la literatura y la memoria. El lector encontrará en cada uno de los
apartados una breve introducción.
Vaya nuestra gratitud a cada una de las autoras y autores que coniaron
en este proyecto y de manera desinteresada nos permitieron plasmar sus ideas
y relexiones en este libro.
Es menester hacer un reconocimiento también a todas y todos los colegas
y personas cercanas que con generosidad y nobleza nos ayudaron de muchas
maneras en la ardua tarea de coordinar este trabajo. Esperamos haber alcanzado
el objetivo prometido.
Para llevar a buen puerto la publicación del libro se requirió también del
apoyo institucional del Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México a través de su coordinadora la Doctora
Guadalupe Valencia García y de la Facultad de Ciencias para el Desarrollo
Humano de la Universidad Autónoma de Tlaxcala a través del maestro Raúl
Jiménez Guillén. Para ambos nuestro testimonio de agradecimiento por coniar
en la validez y en la importancia de la publicación de la obra.

Tlaxcala. Tlax., a 08 de octubre de 2014.


(Coordinadores)

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AMÉRICA LATINA.
GUERRA FRÍA Y CONFLICTO ARMADO

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INTRODUCCIÓN

FABIÁN CAMPOS HERNÁNDEZ

A mi padre

esde 1492, año de la invención de América según O’Gorman, la Historia del


D continente no puede desligarse de los procesos mundiales. Su Historia es
una historia entretejida de mutuas correspondencias. Es, en muchos sentidos,
una historia global de la cual no escapa ninguno de los aspectos de la actividad
latinoamericana. Por lo tanto, cualquier intento de hacer la historia de un grupo
revolucionario latinoamericano no puede dejar de lado su estrecha vinculación
con el mundo. Estos son los principios de los cuales partimos para proponer
un apartado exclusivamente al “contexto internacional” en el que se desarrolló
la actividad armada de la Liga Comunista 23 de Septiembre durante los años
setenta del siglo pasado. Concebido de esta manera el “contexto internacional”
deja de ser un mero referente temporal o procesos que no tienen una repercusión
práctica en la historia de la Organización sino que aporta elementos sustanciales
para entender, problematizar e, incluso, cuestionar dicha historia.
En el primer artículo Lorenzo Meyer nos presenta nuestra guerra fría,
proponiéndonos entender que el discurso anticomunista —propio de ella—
tuvo una forma concreta y especíica en nuestro país, que sirvió de legitima-
ción ideológica a la guerra sucia que el Estado desató en contra de los grupos
revolucionarios y que cumplió ampliamente su objetivo. Al bombardear a la
sociedad mexicana con un discurso maniqueo, esquizoide y hasta caricaturesco,
el gobierno mexicano consiguió que la persecución, desaparición y asesinato de
los revolucionarios mexicanos fueran vistos con indiferencia por la mayoría de
la población y aplaudidos por los sectores más reaccionarios. La Liga Comunista
23 de Septiembre fue aislada y aniquilada con la aquiescencia de aquellos de
los que sus militantes decían ser su vanguardia. Meyer nos advierte sobre que
nuestra guerra fría, lejos de ser un suceso en el pasado, presenta consecuencias

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Fabián Campos Hernández

muy contemporáneas y llega más lejos al airmar que pasará mucho tiempo
antes de que logremos como sociedad erradicar el discurso contrainsurgente
de los años setenta.
El segundo artículo es el de Ricardo Domínguez quien nos da un docu-
mentado recorrido por la política cubana respecto a los grupos revolucionarios
latinoamericanos, o como él la llama su diplomacia alternativa. El contagio
cubano fue reiteradamente utilizado por los Estados Unidos como la justiica-
ción de la externalidad de los movimientos revolucionarios latinoamericanos
y presentado como un proceso sin rupturas ni discontinuidades. Esta falsa idea
la destruye completamente en su artículo. Cuba, airma el autor, no exportó
ni dirigió la revolución latinoamericana ya que, desde su postura, no puede
señalarse un intervencionismo en asuntos internos de los países de la región,
sino que la diplomacia alternativa cubana fue una forma defensiva del Estado
cubano y siempre respetuosa de los propios procesos locales. Pero, además
—y en la idea de cómo concebimos el “contexto internacional”— nos muestra
claramente una coincidencia temporal fundamental. Mientras en México la
Liga Comunista 23 de Septiembre se gestaba y alcanzaba el punto más álgido de
su actividad armada (1968-1974), en Cuba se había producido un cambio en
su diplomacia alternativa: la Isla redujo su apoyo a los movimientos armados
y centró su apoyo a los movimientos de frente amplio y a los gobiernos enca-
bezados por los militares progresistas en el subcontinente. Lo que nos ayuda a
problematizar a la LC23S como una organización a contrapelo de la coyuntura
latinoamericana.
En cierta manera la contribución de Fabián Campos completa lo pre-
sentado anteriormente. Partiendo de señalar que hubo una mitiicación de la
estrategia armada triunfante en Cuba, su artículo nos propone concebir una
estrategia revolucionaria latinoamericana, constituida por un debate intenso
—aunque no tan explicito— entre las distintas organizaciones revolucionarias
y del que formó parte la Liga Comunista 23 de Septiembre. Preguntarse los por
qué de decidirse por la lucha urbana, por la insurrección, y por su concepción
de las alianzas le permite señalar dos temas que cuestionan la historia de la
LC23S: ¿Estaban realmente dadas las condiciones objetivas y subjetivas para la
lucha armada en el país? ¿Era posible tener un movimiento armado fuerte y
con capacidad de tomar el poder sin alianzas internacionales? La respuesta es
negativa para ambas. La capacidad de hegemonía del Estado mexicano hizo de
la LC23S una organización muy sola al interior del país. Por otro lado, el acuerdo
entre el gobierno cubano y el mexicano en contra de apoyar a los revoluciona-
rios mexicanos —a lo que se sumó la radicalidad del planteamiento de la Liga
respecto a la Revolución Cubana— la aislaron internacionalmente. Tanto el

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Introducción

aislamiento interno como externo son elementos fundamentales para entender


el desarrollo de la LC23S y la forma en cómo concluyó.
Obviamente los elementos aportados en los tres artículos de este apartado
no son todos con los que se entrelaza la historia de la Liga Comunista 23 de
Septiembre y el “contexto internacional”. Pero, en correspondencia con la idea
general del libro, deben de servir al debate y a la posibilidad de una historia
crítica de la LC23S y su impacto en la actualidad de nuestro país. Completarlos,
profundizarlos y sobre todo entrelazarlos con los trabajos de las demás secciones
del libro será tarea de ustedes, con una idea en mente, que se pueda hacer una
historia de la LC23S que nos permita como sociedad valorar su impacto en nuestra
actualidad. La historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre es fundamental
para entender al México contemporáneo.

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LA REVOLUCIÓN LATINOAMERICANA
Y LA LIGA COMUNISTA 23 DE SEPTIEMBRE*

FABIÁN CAMPOS HERNÁNDEZ**

*OUSPEVDDJØO

n el presente trabajo haremos un primer acercamiento a las relaciones


E existentes entre la teoría militar revolucionaria latinoamericana y la estra-
tegia militar de la Liga Comunista 23 de septiembre, partiendo de que la forma
especíica, es decir, la estrategia militar con que la Liga tomó las armas en su
búsqueda por construir una sociedad socialista en México, fue parte de un debate
subcontinental. Esta posición ha sido soslayada o minimizada en lo que hasta
ahora se ha escrito respecto a la Liga, dándole prioridad a otros aspectos, como
la memoria de los sobrevivientes de esa experiencia guerrillera.
La primacía en la vivencia, el recuerdo, la memoria ha permitido resca-
tar voces que han sido silenciadas por la historia oicial, incluso en la historia
oicial de la izquierda, por lo que ha cumplido un papel fundamental en cómo
se está construyendo la historia de la Liga. Sin embargo, estas no alcanzan un
nivel explicativo de sí mismas ni del proceso. De ahí la necesidad e importancia
de leerlas desde los planteamientos estratégicos de tipo político-militar de la
organización y sus relaciones con la teoría y la práctica revolucionaria latinoa-
mericana. Sólo así podremos hacer nuevas preguntas a esas fuentes y avanzar
en el conocimiento histórico con el objetivo de encarar el debate en torno al

* Este artículo fue realizado en el marco del Proyecto papiit ir400512 “México ante el conlicto
centroamericano, 1976-1996. Una perspectiva histórica” de la Dirección General del Personal
Académico, que se desarrolla en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe
de la unam.
** Licenciado y Maestro en Estudios Latinoamericanos por la unam. Actualmente cursa el
Doctorado en Estudios Latinoamericanos en la misma institución. Sus líneas de investiga-
ción son: Relaciones internacionales latinoamericanas, guerra sucia y movimientos armados
centroamericanos en el siglo xx. Correo electrónico: fabiancamposh@gmail.com

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Fabián Campos Hernández

signiicado histórico de la Liga para la izquierda revolucionaria, el resto de la


izquierda y la sociedad mexicana en su conjunto. Para alcanzar este objetivo
hemos dividido el trabajo en tres apartados: 1. El triunfo de la revolución cubana
y la conformación de ella como modelo de revolución para América Latina. 2.
Deiniciones estructurales para entender la lucha armada en México entre 1959
y 1982. 3. La teoría política militar de la Liga en debate con el modelo cubano.

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El triunfo de la revolución cubana

Uno de los errores más comunes que se comenten al hablar de la revolución


cubana es asimilar el movimiento antidictatorial con el Movimiento 26 de Julio.
A partir de 1952 en Cuba gradualmente se consolidó un amplio movimiento
político con el objetivo de derrocar al gobierno de Fulgencio Batista,1 el cual
fue considerado doblemente ilegítimo, primero por asumir al poder a través
de un golpe de Estado y porque en las elecciones de 1954 fue nombrado presi-
dente en un escenario donde la oposición fue anulada de la contienda electoral.
Ante estos sucesos, el Movimiento 26 de Julio representaba sólo una vertiente
de las múltiples resistencias, pues existían otras organizaciones, por ejemplo:
la Acción Nacional Revolucionaria dirigida por Frank País, el Directorio Revo-
lucionario comandado por José Antonio Echeverría, el Movimiento Nacional
Revolucionario dirigido por Rafael García Barcena y la Organización Auténtica
de Carlos Prío Socarras.
Otro de los errores consiste en airmar que el único movimiento arma-
do conspirativo contra el régimen de Batista fue el dirigido por Fidel Castro.
Ante tal aseveración es importante recordar que durante siete años —de 1952
a 1958— hubo intentos por derrocar a Batista a través de una acción militar,
entre ellos destacó la acción realizada el 26 de julio en 1953 bajo la dirección
de Fidel Castro Ruz.2 El ataque al Cuartel Moncada estuvo diseñado bajo una
concepción putchista, es decir, una acción armada organizada por un pequeño

1
Fulgencio Batista fue presidente de Cuba en tres ocasiones. Primero de manera constitucional
entre 1940-1944. En 1952 dio un golpe de Estado previo a las elecciones asumiendo el poder
de facto hasta 1954 cuando fue electo presidente.
2
Entre los intentos que habría que destacar están los realizados por el Directorio Revolucionario
(dr). El dr realizó durante el periodo diversas acciones armadas y en diciembre de 1956 llevó
a cabo una huelga azucarera que golpeaba el sector económico estratégico del régimen y que
obligó a Batista a ceder ante las demandas laborales.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

grupo dirigente que buscaba alzamientos locales con el apoyo de un reducido


número de participantes de las masas locales como vía para conseguir la caída
del régimen.3 Este ataque no era único, sino que se completaba con otra em-
bestida, aquella que fue realizada contra cuartel “Juan Manuel de Cespedes”.
En la estrategia diseñada en esa ocasión la incorporación e insurrección de
las masas de las dos ciudades, Santiago de Cuba y Bayamo, eran el elemento
deinitorio para conseguir el derrocamiento del gobierno. Después de fracasar
el ataque, Fidel Castro y otros integrantes del 26 de Julio fueron encarcelados y
posteriormente exiliados. Ante tal situación, los exiliados asumieron que la única
forma en que podían retornar a la isla y reiniciar la lucha armada era a través
de un desembarco, alternativa empleada el 2 de diciembre de 1956 a través del
conocido desembarco del Granma. Este suceso a pesar de haber inaugurado un
breve periodo —dos años— cambió la correlación al interior del movimiento
antidictatorial cubano.
Durante el primer semestre del año de 1957, el movimiento antidictatorial
en la ciudad fue el encargado de organizar y coordinar acciones en contra Batista.
En ese movimiento, que estaba conformado por distintos grupos con ideologías
divergentes, y en algunos casos contradictorias entre sí respecto a lo que debería
seguir una vez derrocado el gobierno, el Movimiento 26 de julio no era el grupo
dominante. Incluso, al interior del mismo había posiciones encontradas. Por
un lado, Frank País, dirigiendo al movimiento en las ciudades, apostaba por
una huelga general como el elemento deinitorio de la crisis nacional, mientras
que Fidel Castro pugnaba por el fortalecimiento de su guerrilla y por asumir el
control desde la sierra del grueso del M-26-7.

Es que, desde el primer día, Fidel impuso una clara estrategia, aún más clari-
vidente porque las fuerzas del 26 de Julio eran mucho más numerosas y mejor

3
Los elementos deinitorios del putsch fueron tomamos del escrito de Mao Tse Tung (1968),
Obras Escogidas. Tomo I. Pekín: Editorial de Lenguas Extranjeras. “Sobre la rectiicación
de las ideas erróneas del Partido”, en el cual señala “durante un breve período después de la
derrota de la revolución en 1927 surgió en el Partido Comunista una tendencia putchista
de “izquierda”. Considerando que la revolución china era, por su carácter, una “revolución
permanente”, la cual que se encontraba en una situación de “ascenso ininterrumpido”, los
putchistas se negaron a organizar una retirada ordenada, adoptando métodos autoritarios y
coniando sólo en un pequeño número de miembros del Partido y un pequeño sector de las
masas, trataron erróneamente de realizar en todo el país una serie de levantamientos locales
que no tenían perspectiva alguna de éxito. Tales acciones putchistas se extendieron a ines
de 1927, pero fueron cesando hacia comienzos de 1928, aunque entre algunos militantes
subsistieron sentimientos en favor del putchismo.” p. 113.

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Fabián Campos Hernández

organizadas en las ciudades (Santiago, La Habana) que en la Sierra, en esa época


de lucha. El acento principal debía ponerse en la consolidación de la guerrilla
rural, en el Ejército Rebelde; a éste correspondía la dirección del Movimiento,
aquí estaba la cabeza de todo el país. Después del desembarco, Fidel delegó en
Faustino Pérez la reorganización del Movimiento en La Habana, dándole plenos
poderes para ponerlo bajo la dirección de una fuerza que, como se sabe, reunía
20 hombres (enero del 57). Todas las armas disponibles debían ser enviadas a la
Sierra Maestra y ni un solo fusil distraído para la resistencia urbana, directiva que
podía parecer escandalosa, dado el desarrollo de esa resistencia y sus reales nece-
sidades en armas; directiva que engendró más de un conlicto con el ala urbana
del Movimiento, más de un resentimiento, pero que permitió en un mínimo de
tiempo la constitución de “la fuerza móvil estratégica”, el Ejército Rebelde, en el
primer frente de la Sierra Maestra.4

En otras palabras, la guerrilla rural y Fidel Castro no tenían el control del


movimiento. En ese ambiente sucedió el debate sobre el llamado a la Huelga
Nacional; fue con el fracaso de la huelga y la muerte de Frank País, ocurrida el
30 de julio de 1957 y en medio de las protestas urbanas que Fidel Castro inició
su ascenso como dirigente máximo de la lucha armada.

Los resultados de Frank en la labor de reorientar a los grupos de acción del movi-
miento así como la lucha en el sector obrero y la estructuración de la resistencia
cívica fueron óptimos. Una de las prioridades de la actividad de Frank durante las
últimas semanas de su vida fue el impulso de la sección obrera del Movimiento, la
cual, dentro de nuestra concepción revolucionaria, cuando el ataque al Moneada
debía ser la estocada inal contra la tiranía después que levantáramos y armáramos
la ciudad de Santiago de Cuba. La guerra en las montañas sería la alternativa si
el llamado a la huelga no tenía éxito.5

Después del fracaso de la Huelga General, el ejército batistiano inició una


ofensiva en contra de la guerrilla. El hecho de hacer fracasar la ofensiva gu-
bernamental, en lo que Fidel Castro llamó la victoria estratégica, llevó a un
cambio sustancial en la dinámica del conlicto armado cubano, el paso en muy
poco tiempo de la lucha de guerrillas a la guerra de posiciones con un ejército
en conformación con un aumento considerable de sus efectivos: el Ejército

4
Debray, Regis. (1967). ¿Revolución en la Revolución?, Cuba: Casa de las Américas. p. 62.
5
Castro, Fidel. (2010). La victoria estratégica. Por todos los caminos de la sierra. Cuba: Consejo
de Estado. p. 2.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Rebelde. Éste fue acompañado por una intensa movilización social así como
de acciones armadas en las urbes. Ambos despliegues asixiaron el gobierno a
grado tal hacerlo insostenible para Batista, orillando a que éste huyera de la isla
el 31 de diciembre de 1958.

La mitiicación de El Che sobre el triunfo armado

A partir de 1959 Ernesto Guevara de la Serna empezó a realizar su propia lec-


tura del triunfo armado en Cuba. Esta versión se fue construyendo a partir de
numerosos artículos publicados en revistas y en las pláticas sostenidas por el
Che con numerosos latinoamericanos que desde enero de ese año, arribaron a
la isla y consolidada en dos libros: Pasajes de la guerra revolucionaria y Guerra
de guerrillas. Un método. En ambos textos, Ernesto Guevara postuló al foco
guerrillero como el elemento central de la estrategia triunfante en Cuba y como
el método ideal para hacer triunfar otras revoluciones en América Latina. En
esta versión se destacan dos elementos: a. Coloca como un momento funda-
cional de la lucha armada y como foco guerrillero el desembarco del Granma.
Ello reduce y oculta las amplias movilizaciones sociales y políticas acaecías en
Cuba antes de aquel 2 de diciembre de 1956. b. Minimiza el trabajo urbano del
propio Movimiento 26 de Julio y el papel de desventaja que en ese momento
tenía la dirigencia guerrillera al interior del M-26-7.
¿Qué motivos tenía Ernesto Guevara para hacer estas elecciones en su
narración? Para Juan Duchesne los motivos fueron estratégicos:

El lector se extraña de las reiteradas referencias despectivas al Movimiento 26


de Julio que hace Guevara en sus escritos sobre la experiencia cubana. A veces
parecería que habla de una organización ajena, en vez del movimiento creado
por el propio Comandante en Jefe de la guerrilla. El Che expresa conianza sólo
en gente muy cercana a Fidel, como Celia Sánchez, y registra una admiración
reservada hacía Frank País. Ni que decir de su recelo hacía otros actores insurgen-
tes ajenos tanto a la guerrilla de la Sierra como al M-26-7: es transparente. Pero
ello responde al entendido del autor de Pasajes, de que la misma amplitud que
potenciaba la insurrección general, también amenazaba con diluir su capacidad
para forzar un cambio radical. Aparte de la guerrilla de la Sierra, ninguna de
las entidades insurgentes, incluyendo a los núcleos urbanos del propio M-26-7,
demostraba poseer motivaciones más profundas que el simple derrocamiento de
la dictadura y la captura continuista del régimen neocolonial; las más amplias,
como el Directorio, ni siquiera eran claramente reformistas, ni que decir revolu-

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Fabián Campos Hernández

cionarias. Guevara anticipa el efecto retardatario que el pluralismo liberal puede


ejercer contra el cambio profundo en las etapas deinitorias de una revolución. En
consecuencia, por razones estratégicas de largo alcance, él repudia la autonomía
y el pluralismo político manifestado por el M-26-7 en sus instancias urbanas y
propugna el desarrollo de la empresa guerrillera idelista como núcleo dirigente
de la revolución cubana tal cual su narrativa lo conigura.6

Para completar el análisis que Duchesne hace sobre las elecciones de Ernesto
Guevara habría que decir que estas tienen un referente concreto, las diicultades
del joven gobierno revolucionario. Los libros de el Che fueron escritos mientras
se iban decantando las fuerzas que habían derrocado a Batista, el abandono del
gobierno y del país de organizaciones y personalidades no revolucionarias y re-
formistas —como Hubert Matos en 1959—, el origen de la oposición antiidelista
en Florida, Estados Unidos, el combate a los guerrilleros del Escambray y las
continuas acciones organizadas desde Estados Unidos en contra del gobierno.7 Es
decir, que las elecciones narrativas de el Che tienen un origen histórico concreto
y estratégico para la revolución cubana en vías de su institucionalización. Poner
en el centro de su narración el triunfo de la guerrilla de la montaña, minimizó
el trabajo en las ciudades realizado por el Movimiento 26 de Julio y obscureció
las acciones emprendidas por movimiento antibatistiano, y su ausencia fungió
como factor de legitimidad al gobierno de Fidel y sus allegados, pues estos eran
los únicos dirigentes de la revolución, y por ende, los únicos capaces de llevar
a cabo las transformaciones radicales planteadas.
El tema se complica cuando los factores que legitimaron al gobierno de
Castro en la isla fueron adoptados como una ruta que forzosamente debían
tomar otros países latinoamericanos que comenzaban sus propias moviliza-
ciones armadas.
Al respecto, Ernesto Guevara postuló tres grandes enseñanzas de la Revo-
lución Cubana a los revolucionarios latinoamericanos: 1. Las fuerzas populares

6
Duchesne, Juan. (2010). La guerrilla narrada: acción, acontecimiento, sujeto. Puerto Rico:
Ediciones Callejón. pp. 23-24.
7
Para dar una idea de la cantidad de recursos humanos y materiales que tuvo que invertir
el gobierno cubano para combatir a las guerrillas que se levantaron en contra de él, habría
que considerar los datos que aporta Elizabeth Burgos: durante los primeros cinco años del
gobierno revolucionario se movilizaron a 100 mil hombres para combatir a los 200 grupos
contrarrevolucionarios, ocasionándoles 3000 bajas entre muertos, heridos y fusilados con un
costo de mil millones de dólares. Burgos, Elizabeth. (2005-2006). “Plantados: el cuerpo como
territorio de resistencia y airmación” en Encuentro de Cultura Cubana. Núm. 30. (invierno).
p. 170.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

podían ganar una guerra contra el ejército; 2. No siempre había que esperar a
que se dieran todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional
podía desarrollar las condiciones subjetivas sobre la base de condiciones ob-
jetivas dadas; 3. En la América subdesarrollada el terreno de la lucha armada
debía ser fundamentalmente el campo.8
Estas lecciones se volvieron piedra de toque para la lucha ideológica dentro
de las ilas revolucionarias y guía práctica para deslindar a los revolucionarios
de los reformistas.
Siguiendo con este análisis, es importante decir que los anteriores postu-
lados son relexiones propias de el Che Guevara y no necesariamente corres-
pondieron con los sucesos históricos ocurridos en la lucha armada cubana.
En efecto, la lucha armada cubana demostró que las fuerzas populares podían
ganar una guerra contra el ejército gubernamental. Empero, la veracidad de
esta airmación no se extiende a las dos siguientes.
La segunda airmación fue rechazada, en su momento, por los comunistas
de vieja cepa, y fue considerada como un voluntarismo o aventurerismo. Más
allá de esta categorización, habría que recordar que las condiciones subjetivas
en el caso cubano ya estaban dadas. Como ya dijimos, durante el periodo que
va entre 1952 y la primera mitad de 1957 el movimiento urbano era mucho
mayor en su número, más combativo y con altas perspectivas de conseguir el
derrocamiento de Batista. Las condiciones subjetivas ya estaban dadas, no fueron
creadas por el foco guerrillero y el paso del foco guerrillero al Ejército Rebelde
fue posibilitado por los ánimos insurreccionales en las ciudades.
La tercera airmación se desecha con lo anteriormente aludido. Gran parte
del desgaste del régimen de Batista fue generado por las estructuras urbanas.
Aunque militarmente la derrota al ejército batistiano fue en el campo, su derrota
política se llevó a cabo en las ciudades. A esto último habría que añadirle algo
que tuvo un peso fundamental: el desgaste político y el aislamiento militar que
los diplomáticos del movimiento antidictatorial consiguieron al lograr que el
gobierno estadounidense dejara de apoyar al que hasta ese momento era su
testaferro. Todos estos sucesos relativizan las airmaciones de el Che.
Pero el aporte de el Che al pensamiento revolucionario latinoamericano
no se quedó solamente en el plano estratégico sino que también fue llevado al
terreno de la táctica. Es el caso de las llamadas “7 reglas de oro de la guerrilla”:

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t &MDPOUJOVPNPWJNJFOUP NVFSEFZIVZF

8
Guevara, Ernesto. (2009). La guerra de guerrillas. Cuba: Editorial de Ciencias Sociales. p. 6.

79

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Fabián Campos Hernández

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respetable.
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entre las posibilidades de acción del enemigo y de la guerrilla y por
último el aniquilamiento total del adversario.9

Hasta aquí se puede argumentar que el planteamiento del foco puede ser
leído como un proyecto personal emanado de un actor principal del proceso
revolucionario, lo cual generó un amplio convencimiento entre sus lectores
y escuchas, pero no podemos sostener que se trate de un planteamiento
institucional que fuera respaldado por la totalidad del gobierno cubano. Sin
embargo, esto mismo no se puede decir después de la Segunda Declaración
de La Habana.

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EFMGPDPHVFSSJMMFSP

La Segunda Declaración de La Habana

A la toma del poder el 1 de enero de 1959 siguieron tres años de intensos cam-
bios sociales en Cuba. La instauración de reformas como la agraria y la urbana
se correspondían con un modelo reformista liberal y de un profundo carácter
nacionalista. En el plano internacional el gobierno cubano comenzó a apoyar
a grupos latinoamericanos, en especial a los caribeños en sus intentos por de-
rrocar a sus respectivos gobiernos tiranos. Empero, algunas reformas afectaron
directamente los intereses estadounidenses en el país y el apoyo cubano a otros
revolucionarios les hicieron prever una posible regionalización: el peligro del
contagio. Por lo que el gobierno y la sociedad estadounidenses, que hasta el
triunfo habían mostrado simpatías y apoyo a los revolucionarios cubanos fueron
cambiando su posición y empezaron a agredir al naciente gobierno.
Respondiendo a las agresiones, en especial a la invasión mercenaria de
Playa Girón, el gobierno cubano decidió declarar el 4 de febrero de 1962 que
la revolución cubana era socialista, apostándole su sobrevivencia a una alianza

9
Villegas, Harry Pombo. (2009). “Prologo” en Guevara. Op. Cit. p. 13.

80

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

con la Unión Soviética. Una vez más un acto que respondía a las condiciones
políticas internas se convirtió en un elemento de gran impacto en América La-
tina. Ahora de manera abierta los planteamientos hechos por Ernesto Guevara
se unieron al discurso gubernamental de cómo se tenía que hacer la revolución
en el subcontinente, trocándose en los ejes de acción y concepción política para
las jóvenes generaciones latinoamericanas.
La primera referencia en el discurso de Fidel Castro hacía América Latina
fue que la lucha debía de ser antiimperialista en su sentido mundial, antiesta-
dounidense por su concreción latinoamericana.

Ya los Estados Unidos no podrán caer jamás sobre América con la fuerza de
Cuba, pero en cambio, dominando a la mayoría de los demás Estados de América
Latina, Estados Unidos pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América. ¿Qué
es la historia de Cuba sino la historia de América Latina? ¿Y qué es la historia de
América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la historia
de todos estos pueblos sino la historia de la explotación más despiadada y cruel
del imperialismo en el mundo entero?10

Si la lucha no tenía estas características era imposible el desarrollo económico


y social de los pueblos latinoamericanos y estaban condenados al atraso, a la
miseria y a la ausencia de cualquier dignidad nacional. Pero además, decía Fidel
Castro, estaba demostrado que las burguesías nacionales eran incapaces de hacer
la revolución democrático burguesa por sus lazos dependientes con el impe-
rialismo, la lucha era también contra las burguesías y las oligarquías cipayas.11

Cuba duele de manera especial a los imperialistas. ¿Qué es lo que se esconde tras
el odio yanqui a la Revolución Cubana? ¿Qué explica racionalmente la conjura
que reúne en el mismo propósito agresivo a la potencia imperialista más rica y
poderosa del mundo contemporáneo y a las oligarquías de todo un continente,
que juntos suponen representar una población de trescientos cincuenta millones
de seres humanos, contra un pequeño pueblo de sólo siete millones de habitan-
tes, económicamente subdesarrollado, sin recursos inancieros ni militares para
amenazar ni la seguridad ni la economía de ningún país? Los une y los concita el
miedo. Lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana; el miedo a la

10
Castro, Fidel. (1962). Segunda declaración de La Habana, en: http://www.ciudadseva.com/
textos/otros/2declara.htm
11
Este término hace referencia a los indios que participaban en los gobiernos bajo el dominio
inglés en la India.

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Fabián Campos Hernández

revolución latinoamericana. No el miedo a los obreros, campesinos, estudiantes,


intelectuales y sectores progresistas de las capas medias que han tomado revo-
lucionariamente el poder en Cuba; sino el miedo a que los obreros, campesinos,
estudiantes, intelectuales y sectores progresistas de las capas medias tomen re-
volucionariamente el poder en los pueblos oprimidos, hambrientos y explotados
por los monopolios yanquis y la oligarquía reaccionaria de América; el miedo a
que los pueblos saqueados del continente arrebaten las armas a sus opresores y
se declaren, como Cuba, pueblos libres de América.12

Para el dirigente cubano las condiciones objetivas para la revolución latinoa-


mericana estaban dadas, de hecho, era inevitable e históricamente parte de la
lucha inal contra el imperialismo

En muchos países de América Latina la revolución es hoy inevitable. Ese hecho


no lo determina la voluntad de nadie. Está determinado por las espantosas
condiciones de explotación en que vive el hombre americano, el desarrollo de la
conciencia revolucionaria de las masas, la crisis mundial del imperialismo y el
movimiento universal de lucha de los pueblos subyugados…
Y ¿qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es posible, que los pue-
blos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de
impedir el movimiento de liberación de los pueblos.13

Ante esta situación sólo podía haber, desde la perspectiva cubana, un impera-
tivo categórico: El deber de todo revolucionario es hacer la Revolución. Y así lo
entendieron los jóvenes revolucionarios latinoamericanos: tenían que hacer la
revolución tal como la postulaban los comandantes Castro y Guevara.

La Tricontinental y la radicalización del foco guerrillero

Bajo el mandato emanado desde la comandancia cubana se realizaron varios


intentos de instalar focos guerrilleros en diversas partes de América Latina,
todos fracasados. Régis Debray nos proporciona una lista parcial de ellos:

El levantamiento de los Uturuncos en Argentina (diciembre 1959); el aniquila-


miento del 14 de Mayo en Paraguay (noviembre 1959); el exterminio del 14 de

12
Ibíd.
13
Ibíd.

82

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Junio en República Dominicana (verano de 1960); la derrota del Movimiento


Obrero Estudiantil Campesino en Colombia (principios de 1962); in fatal del
Frente Unido de Liberación Nacional en Paraguay (principios de 1962); captura
de la Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana (marzo de 1962); derro-
ta de primeros núcleos guerrilleros en Mérida y Yaracuy, en Venezuela (marzo
de 1962); desaparición del Ejército Guerrillero del Pueblo, en Salta, Argentina
(marzo de 1964)14

A las consideraciones realizadas por la comandancia cubana a partir de los


fracasos iniciales del foco guerrillero se sumó una nueva experiencia que estaba
siendo incorporada al pensamiento militar revolucionario latinoamericano, la
lucha vietnamita y su teorización realizada por el General Vo Nguyen Giap, la
guerra del pueblo. Ambos elementos se cristalizaron en una nueva etapa del
pensamiento militar revolucionario cubano para América Latina. Para Ernesto
Guevara los aportes de los vietnamitas pueden resumirse de la siguiente manera:

la factibilidad de la lucha armada, en condiciones especiales en que hayan fraca-


sado los métodos pacíicos de lucha de liberación; el tipo que debe tener ésta, en
lugares con grandes extensiones de terreno favorable a la guerra de guerrillas y
con población campesina mayoritaria o importante…Era una guerra de caracte-
rísticas campesinas, por los lugares fundamentales de acción y por la composición
fundamental del ejército, pero estaba dirigida por la ideología del proletariado,
haciendo válida una vez más la alianza obrero-campesina como factor funda-
mental de la victoria. Aunque en los primeros momentos, por la característica
de la lucha anticolonialista y antiimperialista, era una guerra de todo el pueblo
y una gran cantidad de gentes cuya extracción no respondía exactamente a las
deiniciones clásicas de campesino pobre o de obrero, se incorporaba también
a la lucha de liberación, poco a poco se deinían los campos y comenzaba la
lucha antifeudal, logrando entonces su verdadero carácter de antiimperialista,
anticolonialista, antifeudal, dando como resultado el establecimiento de una
revolución socialista15

Guevara recuperaba así la estrategia vietnamita en aquella parte que concor-


daba con sus propias aseveraciones iniciales y establecía un elemento nuevo:

14
Debray, Regis. (1967). El Castrismo: la larga marcha de América Latina. Montevideo: Editorial
Sandino. pp. 15-19, citado por Duchesne. (2010). Op. Cit. pp. 32-33.
15
Guevara, Ernesto. (1971). “Prologo”, en Vo Nguyen Giap. (1971). Guerra del Pueblo, Ejército
del Pueblo (Dien Bien Fu). México: Era p. 10.

83

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Fabián Campos Hernández

la alianza obrero-campesina como el sujeto de la revolución en medio de otros


sectores.
En enero de 1966 se llevó a cabo la Primera Conferencia de la Organización
de Solidaridad de los Pueblos de Asía, África y América Latina, mejor conoci-
da como la Tricontinental. A ella acudieron dirigentes y representantes de los
movimientos de liberación nacional y organizaciones guerrilleras que luchaban
en los tres continentes. Las discusiones se centraron en la coyuntura que vivían
en cada continente las luchas por lograr la independencia de las metrópolis, y,
en el caso de América Latina, si la lucha armada era el camino para lograr la
plena independencia y el desarrollo de los países y las sociedades.
Dentro de los resolutivos más importantes de esa conferencia podemos
señalar los siguientes: 1) el mundo vivía una época de liberación respecto a los
imperialismos; 2) ante la lucha de los pueblos por su liberación, los imperialis-
mos se encontraban en retirada y en algunos casos derrotados militarmente;
3) como lo demostraba palpablemente los casos de la resistencia vietnamita y
cubana, el imperialismo no iba a permitir el triunfo de los pueblos sin luchar
por lo que había que prepararse para la intervención militar directa o indirecta
en una lucha prolongada en el tiempo y costosa en vidas y materialmente; 4)
ante la agresión imperialista la respuesta debía de ser la solidaridad política
y material de los pueblos, incluida la ayuda militar. Estos resolutivos estaban
respaldados por el Estado cubano.

Desgraciadamente, las fuerzas de Cuba son limitadas. Pero en la medida de esas


fuerzas, y de la manera óptima posible, y de la manera más decidida, a la vez que
más adecuada a las circunstancias, presta y prestará a la Revolución su máximo
apoyo.16

Y se relejaban en la consigna lanzada por El Che en esa oportunidad, crear


dos, tres Vietnam. El momento de la ofensiva de los pueblos había llegado, pero
resultaba necesario un replanteamiento crítico del foco guerrillero.
Dicho replanteamiento tuvo como autor a Regis Debray, aunque en la
discusión participaron múltiples dirigentes revolucionarios latinoamericanos,
entre ellos Ricardo Ramírez de León y el propio Ernesto Guevara. En el libro
¿Revolución en la Revolución? editado en enero de 1967 por Casa de las Américas,
se nota un endurecimiento y radicalización de los planteamientos estratégicos

16
Castro, Fidel. (1966). “Discurso pronunciado en el Teatro Chaplin durante la clausura de la
Tricontinental” en Rodríguez, Armando. (1984). Guatemala 1966: Troskismo y revolución.
(Teoría y práctica del aventurerismo político). p. 64.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

respecto a lo escrito por el Che anteriormente y una crítica a lecturas simples a


lo que fue históricamente la Revolución Cubana.

El desconocimiento de la Revolución Cubana ha podido desempeñar también su


papel; revolución de la cual se ha tomado la envoltura externa, pero cuyo conte-
nido no ha sido estudiada todavía suicientemente. La formación de un ejército
popular en el campo, a in de cercar y galvanizar las ciudades, ha cometido tal vez
el error de ligarse al nombre de foco. Una especie de interpretación biológica ha
ligado espontáneamente a la idea de foco las de contagio: propagación espontánea,
irradiación microbiana en los tejidos sociales vecinos por simple efecto mágico de
contacto o vecindad. Un centenar de hombres inlama la montaña de discursos; el
régimen, aterrorizado, se desploma bajo los gritos, y las aclamaciones populares
reciben a los barbudos. Se habría confundido así foco militar —motor de una
guerra total— y foco de agitación política.17

Entre los elementos de esta radicalización a destacar con ines de estrategia y


táctica armada están: 1) no era necesaria, como condición previa, la existencia
de un partido comunista que dirigiera la revolución, el foco guerrillero era el
germen del verdadero partido comunista. Esto en reacción a las posiciones
antiguerrilleras de la mayoría de los partidos comunistas latinoamericanos
y que no se comprometían a la lucha armada como el único camino para la
revolución socialista; 2) la conducción del proceso revolucionario tenía que
ser político-militar. Esto para salir de la dicotomía existente entre los pc’s y el
movimiento armado, en la cual la política dirigía la guerra pero los políticos
no eran militares. En el libro se llegó a sugerir que la situación ideal era que la
conducción político-militar recayera en un solo hombre, teniendo como ejemplo
paradigmático y obvio a Fidel Castro; 3) la lucha armada debía tener un carácter
eminentemente ofensivo, por lo que se reducía o eliminaba el periodo defensivo
estratégico; 4) la guerrilla debía de ser completamente clandestina, incluso de
la población civil que habitaba el área de operaciones. Esto era una respuesta
a que varios de los intentos de foco fueron frustrados y aniquilados por una
delación de los lugareños; 5) como desprendimiento de lo anterior, se declaraba
a la propaganda armada como una táctica antirrevolucionaria. Obviamente, esto
fue respuesta a que durante las propagandas armadas, la población —y por lo
tanto, también los agentes del gobierno y el ejército— obtenían información
sobre la situación real del foco guerrillero. Por lo tanto, además de delatar su
presencia, se exponía a los simpatizantes y redes de apoyo locales a la represión

17
Debray. (1967). Op. Cit. p. 47.

85

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Fabián Campos Hernández

gubernamental; 6) pasó de señalar al campo como el lugar fundamental de la


lucha revolucionaria, a señalar a la ciudad como la tumba de los revolucionarios.
“La ciudad —dice Fidel— es un cementerio de revolucionarios y recursos”18 y,
aún más, el verdadero revolucionario era aquel que se encontraba en la montaña,
por encima del que hacía trabajo en la ciudad o en el extranjero.

El terrible abandono en que han tenido que vivir numerosos focos durante meses,
a veces años, no se explica tanto por el sabotaje larvado, el desinterés o la traición
de sus aparatos de supericie como por una diferencia irreductible de condiciones
de vida, luego de pensamiento y comportamiento, entre unos y otros. El mejor
de los camaradas, en la capital o en el extranjero, aun destacado en misiones im-
portantes, dedicado a su trabajo, cae bajo el golpe de esa diferencia, que vale por
una “traición objetiva”. Muchos de ellos lo saben. Cuando una guerrilla habla con
sus responsables urbanos o en el extranjero, trata con “su” burguesía. Aun si tiene
necesidad de una burguesía —como de un pulmón artiicial para los momentos
de asixia—, no puede perder de vista esa diferencia de intereses y de medio: los
dos no respiran el mismo aire. Fidel Castro ha tenido la experiencia de ello y no
ha vacilado, aun a riesgo de quedar solo en momentos muy difíciles, en condenar
y repudiar a “su” burguesía, inclinada a hacer alianzas sin principios.19

Consolidación y in del modelo militar cubano de revolución


para América Latina

A manera de resumen, durante el periodo que va de 1959 a 1967 se constituyó


un modelo de revolución con una estrategia y tácticas para América Latina
que puede sintetizarse de la siguiente manera: En el Tercer Mundo, y con ello
en América Latina, estaban dadas las condiciones objetivas para la revolución;
condiciones mismas que se veían fortalecidas por el hecho de que el imperia-
lismo se encontraba en retirada. Era el momento de la ofensiva de los pueblos
para conseguir su liberación deinitiva. La revolución tenía que ser socialista en
sus ines y materialista histórica en sus fundamentos, misma que se tenía que
hacer a pesar y contra las posiciones de los Partidos Comunistas nacionales y
de la propia política de la Unión Soviética, que en ese momento mantenía la
posición de la Entente y de la coexistencia pacíica. La lucha debía de empezar
mediante la instalación de un foco guerrillero en el campo —de manera prefe-

18
Ibíd. p. 56.
19
Ibíd. p. 58.

86

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

rente en las montañas inaccesibles de cada país—, la montaña era el espacio de


la revolución, de ahí surgiría la dirección revolucionaria, se sumaría el pueblo
a una lucha armada prolongada y se podría constituir el ejército popular.
A estas sentencias airmativas se deben de sumar algunas que estipulaban
como no debía de hacerse la revolución y quienes no cumplían con las carac-
terísticas del revolucionario: La lucha armada no podía llevarse a cabo en las
ciudades, la ciudad era un espacio de retaguardia donde acechaban peligros que
podrían hacer fracasar la revolución. En la ciudad se encontraban los burgueses,
los políticos y los aliados de la guerrilla, pero ellos no eran revolucionarios,
ellos eran traidores o potencialmente traidores de la revolución. En la ciudad el
movimiento popular no podía ser considerado como un actor de la revolución,
inmerso en lógicas economicistas de demandas concretas, su valor estratégico se
veía reducido o eliminado; con ese movimiento, en el mejor de los casos, habría
que esperar a que el foco estuviera consolidado para iniciar el trabajo con ellos.
En el campo la cosa, según este planteamiento radicalizado, no era diferente. El
foco debía de estar aislado de los mismos campesinos, renunciando a la propa-
ganda armada. Sería en etapas superiores en el que el trabajo semiclandestino
con la población abierta sería posible. Este punto resulta sorprendente por ser
uno de los aspectos que introdujo el pensamiento militar vietnamita. Según el
propio Ernesto Guevara la experiencia vietnamita

en ciertos momentos, las nuevas guerrillas, alzadas bajo la dirección del partido
estaban todavía en lugares en los cuales la penetración francesa era muy fuerte
y la población estaba aterrorizada; en esos casos, practicaban constantemente
lo que los vietnamitas llaman la “propaganda armada”. La propaganda armada
es simplemente la presencia de fuerzas de liberación en determinados lugares,
que van mostrando su poderío y su imbatibilidad (sic), sumidas en el gran mar
del pueblo como el pez en el agua. La propaganda armada, al perpetuarse en la
zona, catalizaba las masas con su presencia y revolucionaba inmediatamente la
región, agregando nuevos territorios a los ya obtenidos por el ejército del pueblo.
Es así como proliferaron las bases y las zonas guerrilleras en todo el territorio
vietnamita.20

Con este modelo en mente el gobierno cubano apoyó el 8 de mayo de 1967


un intento de desembarco desde Cuba en Machurucutu, estado de Miranda
Venezuela. En ese intento participaron junto con los revolucionarios vene-
zolanos oiciales del ejército cubano, uno de los cuales fue apresado y cuyo

20
Guevara. “Prologo”. en Giap. Op. Cit. p. 13.

87

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Fabián Campos Hernández

testimonio sirvió de base para las denuncias hechas por Venezuela contra la
intervención cubana en el subcontinente. Este fue el modelo de revolución que
se aprobó en la reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad de
los Pueblos, olas, sección latinoamericana de la Tricontinental realizado en La
Habana en julio de 1967. Estas fueron las ideas con las que el Che se dirigió a
Bolivia en lo que se concibió como el inicio de una ofensiva continental contra
el imperialismo.
En parte por el enorme costo político que el incidente de Machurucutu
representó, y en parte por la muerte misma de Ernesto Guevara de la Serna,
fue que el gobierno cubano decidió dar marcha atrás en su apoyo a la revolu-
ción latinoamericana. Por lo menos entre 1968 y 1972 Cuba no brindó apoyo
a ninguna experiencia guerrillera en América Latina y durante ese periodo
el gobierno cubano retiró todas las publicaciones de el Che de las bibliotecas
cubanas, al mismo tiempo canceló las cátedras en la Universidad de La Habana
sobre su pensamiento.

%PTFMFNFOUPTFTUSVDUVSBMFTQBSBFTUVEJBSMBHVFSSJMMB
FO.ÏYJDPFOUSFZ

En el apartado anterior describimos la forma en cómo se fue conformando el


modelo cubano de revolución. Este modelo, debemos aclarar, no fue impuesto
por el gobierno cubano a los revolucionarios latinoamericanos ni tampoco la
necesidad de transformaciones en el subcontinente fue inventada por ellos. Es
decir, Cuba no exportó la revolución. Sin embargo, la aureola de triunfo de los
barbudos de la Sierra Maestra, signiicó para los revolucionarios latinoameri-
canos una fuerte impronta a la hora de decidir entre las posibles estrategias de
la lucha armada, por otro lado, es comprensible que aquellos que mostraban
mayor ainidad ideológica con ellos tuvieran un mejor recibimiento.
Pero, cada guerrilla se enfrentó a problemas concretos que eran difí-
cilmente equiparables a los que tuvieron los cubanos. Cada grupo tuvo que
lidiar con las características especiales de su propia organización, de su propia
historia y de su país. En este sentido, creemos que para estudiar la actividad
guerrillera en México entre el periodo de 1959 a 1982 es necesario tener en
cuenta dos cuestiones: 1. La capacidad real del gobierno mexicano para lo-
grar construir una hegemonía sobre la sociedad mexicana y por lo tanto para
contener las posibilidades de una guerra civil generalizada y, 2. La relación
establecida entre el gobierno cubano y el mexicano respecto a las actividades
guerrilleras en el país.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Estos elementos fueron aspectos estructurales que determinaron el pro-


ceso de la lucha armada en general y de la Liga Comunista 23 de Septiembre
en particular.

¿Hacer la revolución contra un Estado revolucionario?

El ideario de la revolución mexicana, vuelto casi religión laica por parte del
binomio gobierno-partido de Estado, es sin duda, uno de los primeros pun-
tos a señalar. Desde los años cincuenta, ya la izquierda había cuestionado la
vigencia misma de la revolución mexicana, señalando las traiciones hechas
desde el poder a las corrientes más radicales del periodo armado y advirtien-
do el cambio el cambio estructural que representó el llamado “Desarrollo
estabilizador”: La corrupción creciente en los aparatos estatales y lo venial se
sus funcionarios.
¿Acaso la Revolución Mexicana había muerto y era hora de hacer otra
revolución? En 1947 Daniel Cosío Villegas concluía que la crisis de México era
mortal, debido al agotamiento de las metas de la Revolución, airmando que
el término mismo carecía ya de sentido.21 Silva Hérzog conirmaba lo anterior.

Hace algo más de seis años escribí que la revolución, uno de los tres acontecimien-
tos de mayor profundidad en la historia del México independiente, sufría una
crisis moral e ideológica de suma gravedad. Creía entonces que podría salvarse
y continuar su marcha hacia adelante en provecho del pueblo mexicano. Ahora,
después del tiempo transcurrido, pienso con cierta tristeza y siento con claridad
que la Revolución Mexicana ya no existe; dejó de ser, murió calladamente, sin que
nadie lo advirtiera; sin que nadie, o casi nadie lo advirtiera todavía.22

Era cierto que las metas de la revolución mexicana en su vertiente más radical
fueron abandonadas, que bajo el amparo del discurso se estaba implementando
en muchos sentidos una contrarrevolución. Sin embargo, el discurso no estaba
aún hueco, aglutinaba y daba sentido a una buena parte de la población sobre la
base de la capacidad estructural del Estado para ampliar el Estado de bienestar.

21
Cosio Villegas, Daniel. 1978). “La crisis de México”, Cuadernos Americanos, xxxii, marzo-abril
1947, en R. Ross Stanley (Compilador). ¿Ha muerto la revolución mexicana? México: Premia
Editora. p. 95.
22
Silva Hérzog, Jesús (1978). “La Revolución mexicana es ya un hecho histórico”, Cuadernos
Americanos, xlvii, septiembre-octubre 1949 en Ross. Op. Cit. p. 113.

89

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Fabián Campos Hernández

Muchos de los que se rebelaron contra del Estado fueron en buena medida
estudiantes, muchos de ellos pertenecientes a la primera generación de familias
emergentes del milagro mexicano, por ende, con posibilidades económicas que
facilitaron la asistencia de sus hijos a la universidad. Esos jóvenes eran benei-
ciarios directos y a la vez producto del sistema que estaban cuestionando. En
último de los casos, aceptando que el modelo económico priísta del desarrollo
estabilizador estaba llegando a sus límites estructurales muy rápidamente, un
diagnóstico acertado de aquellos que se incorporaron a la lucha armada, no fue
sino a partir de 1982, con el cambio de modelo y el posterior desmantelamiento
del sistema de bienestar, que esto fue perceptible para la mayoría de la población.
Aquellos que se lanzaron a las armas buscando radicalizar las contradic-
ciones, no sólo dejaron de lado el análisis de las capacidades reales del Estado
para hegemonizar la idea social de transformación y lograr consensos en la
sociedad,23 sino que incluso desconocieron la premisa de Ernesto Che Guevara:

claro está que, en los países en que todas las condiciones estén dadas, sería hasta
criminal no actuar para la toma del poder. En aquellos otros en que esto no ocurre
es lícito que aparezcan distintas alternativas y que de la discusión teórica surja
la decisión aplicable a cada país. Lo único que la historia no admite es que los
analistas y ejecutores de la política del proletariado se equivoquen.24

¿Hacer la revolución sin alianzas con otras organizaciones revolucionarias?

Los pueblos deciden entrar a la lucha armada cuando las condiciones internas
de sus países no dejan otra opción para lograr transformaciones de sus estruc-
turas. En este sentido, las revoluciones no se exportan ni pueden surgir, crecer
y consolidarse únicamente por la idea y los intereses de otros países. Pero ¿Era
posible hacer crecer y consolidar un proyecto armado sin alianzas internacio-
nales? Las capacidades técnicas y tecnológicas del ejército mexicano, el apoyo
constante y el giro contrainsurgente que le imprimió el gobierno estadounidense
mediante sus planes de modernización, tanto al ejército como a las policías hacen
que la respuesta sea un no rotundo. Los proyectos revolucionarios latinoame-

23
Como bien lo señaló Gramsci en Cuadernos de la cárcel, el dominio del Estado sobre la socie-
dad es producto de la coacción, pero, también de la generación de consensos. La ausencia de
la capacidad de generar consensos por parte de la Sociedad Política es uno de los elementos
centrales para posibilitar una situación revolucionaria.
24
Guevara. Op. Cit. p. 156.

90

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

ricanos que alcanzaron en el siglo pasado los más altos niveles de capacidad
técnica y tecnológica, mismos que se tradujeron en una mayor capacidad de
enfrentamiento con los ejércitos nacionales y como en el caso nicaragüense,
la posibilidad real de tomar el poder, contaron con el apoyo material de otras
organizaciones. En este sentido, resulta particularmente importante establecer
el papel que desempeñó el gobierno revolucionario y socialista de Cuba en la
historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Desde el año de 1959 el gobierno revolucionario apoyó a una considerable
cantidad de movimientos armados latinoamericanos, brindó entrenamiento a
jóvenes de distintos países en instalaciones militares cubanas, los capacitó en
técnicas de inteligencia, contrainteligencia y en fuerzas especiales, también for-
mó combatientes y oiciales. Apoyó con armamento, dinero y oiciales cubanos
diversos intentos de lucha armada en el continente. Brindó su territorio como
retaguardia, en donde dirigentes podía encontrar refugio y apoyo para desarro-
llar sus proyectos revolucionarios e incluso replantearlos. Su territorio fue lugar
de encuentro entre los distintos movimientos revolucionarios latinoamericanos
y de éstos con otros movimientos y gobiernos revolucionarios en el mundo. En
Cuba estaba la meca de la revolución continental. Pero estos apoyos no se los
brindó a los revolucionarios mexicanos, mucho menos a la Liga Comunista 23
de Septiembre. ¿Por qué?
Es de sobra conocida la historia de los exiliados del cuartel Moncada
en México. Fue en territorio mexicano donde Fidel Castro pudo aglutinar,
entrenar y pertrechar a la fuerza expedicionaria del Granma. Fue en México
donde Fidel Castro volvió a caer preso junto con los otros integrantes del grupo
expedicionario. Fue en esa ocasión que el Comandante entabló amistad con
Fernando Gutiérrez Barrios, el hombre fuerte de los servicios mexicanos de
inteligencia y, por ende, uno de los responsables de la lucha contrainsurgente.
Paradójicamente, Gutiérrez Barrios fue la puerta a los revolucionarios cubanos
con el gobierno mexicano y les garantizó poder continuar los preparativos que
llevaron al desembarco del Granma.
Es conocida también la postura del gobierno mexicano de defensa de la
revolución cubana ante los embates de los Estados Unidos. Es recordada con
respeto la negativa reiterada de los gobiernos mexicanos a romper relaciones
con la isla, lo que les permitió tener un respiro casi único en el subcontinente
durante las más de cinco décadas que ha durado el embargo estadounidense a
la economía cubana. Uno de los acuerdos de la real-politik fue que el gobierno
revolucionario cubano se comprometió a no apoyar movimientos armados en
México.

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Fabián Campos Hernández

Pero había otras posibilidades. México desde el triunfo de la revolución


en 1921 se convirtió en referente de los revolucionarios latinoamericanos.

México es la gran tribuna del Continente en donde tradicionalmente se ha acogido


a los hombres libres, de ideas libres, perseguidos por los déspotas de sus patrias;
y ellos siempre se sintieron seguros al amparo del respeto que involucran los
principios revolucionarios de este país, al que siempre hemos considerado como
una segunda patria.25

Al territorio nacional llegó un permanente lujo de exiliados latinoamericanos,


buena parte de ellos ligados a los procesos armados en sus países. En especial
para los centroamericanos de los años sesenta, México fue un lugar de refugio
pero también de avituallamiento, organización y preparación de los intentos
revolucionarios. ¿Por qué teniendo posibilidades de contactos con aquellos
revolucionarios latinoamericanos que contaban con el apoyo cubano no se
vieron relejadas en el desarrollo de las capacidades bélicas de los revoluciona-
rios mexicanos?
Obviamente que los contactos entre revolucionarios mexicanos y lati-
noamericanos en territorio nacional sí existieron. El papel desempeñado por
el guatemalteco José María Ortiz Vides en la conformación de la Unión del
Pueblo (1972) es un ejemplo de ello. Pero los revolucionarios latinoamericanos
estaban muy conscientes de los límites de la relación sí querían mantener un
bajo peril ante la seguridad mexicana. Por ejemplo, Sebastián —responsable
de la sección en México del Ejército Guerrillero de los Pobres de Guatemala— al
respecto arguyó:

Pero además, la problemática interna, me impidió dedicarme al trabajo de preparar


el boletín, y entonces pensé completarlo con otros materiales que yo mismo había
escrito antes con propósitos de esclarecimiento interno de la militancia. Pero yo
mismo advertí que el material sobre los sandinistas debía redactársele de nuevo
en una versión de boletín y no en una de esclarecimiento interno y que para dar
un panorama de área, habría entonces que redactar, algo relativo a la lucha en El
Salvador. Y entonces pensé también en completar el material sobre Cabañas, aún

25
Carta de Juan José Meza al presidente Manuel Ávila Camacho, en Archivo General de la Na-
ción. Galería 3, dgipys, caja 784, expediente 5. Juan José Meza fue el tesorero de la Unión
Democrática Centroamericana en los años cuarenta en México. Bajo las siglas de la udc se
agrupaban todos los centroamericanos que buscaban derrocar a sus respectivos regímenes y
eran la sección en México de la Legión del Caribe.

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00A-Completo LC23S.indb 92 09/01/2015 03:22:12 p.m.


La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

con la aprehensión de que aquí casi siempre toleran, o por lo menos no persiguen
intensamente las publicaciones revolucionarias de otros países, siempre que no
se metan en nada de este país.26

Todavía más, cuando llegaron a existir contactos entre las guerrillas latinoameri-
canas y las mexicanas, los primeros fueron presionados por el gobierno cubano
para desistir en la relación. El 8 de enero de 1975 Manuel Piñeiro, Comandante
Barbarroja, encargado cubano de la relación con los movimientos revolucio-
narios latinoamericanos vino a México a entrevistarse con el responsable de
la sección en México del egp, “en esa ocasión (J) me advirtió que si me estaba
relacionando con los residentes, acabarían partiéndome el trasero”.27
Es difícil establecer la existencia de contactos entre la Liga Comunista 23 de
Septiembre y revolucionarios latinoamericanos radicados en México, pero en todo
caso estos no se tradujeron en un robustecimiento de las estrategias políticas o
militares de la Liga o de otros grupos armados locales. El acuerdo pactado entre
el gobierno cubano y el gobierno mexicano en relación al apoyo de las moviliza-
ciones armadas arrojó importantes resultados, obviamente a favor del gobierno
mexicano. Posteriormente, ya en el periodo de la descomposición de la Liga el
apoyo por parte del gobierno cubano fue prácticamente imposible. Cuba no
rompería el acuerdo con el gobierno mexicano, no apoyaría ninguna guerrilla,
que a sus ojos, no tuviera ninguna posibilidad de éxito.
Por otro lado, las guerrillas centroamericanas, que durante la segunda
mitad de los setenta tuvieron su momento de auge y mayores posibilidades de
triunfo, estaban más interesadas en aprovechar la puerta abierta por José López
Portillo para que vieran en sus gobierno un aliado internacional, que apoyaba
fuertemente sus posibilidades de triunfo, reeditando el papel asumido con la
revolución cubana, teniendo en mente reeditar el acuerdo. Desde 1977, con
matices y altibajos, las guerrillas centroamericanas también ayudaron a guardar
a México del contagio guerrillero.
Si hasta 1979 el interés de los guerrilleros centroamericanos estuvo
centrado en obtener un modus vivendi que les permitiera tener una base de
retaguardia y logística y el apoyo político de parte del gobierno mexicano,
después del triunfo sandinista en Nicaragua, cuando se generalizó el imagina-
rio de un triunfo rápido y que se sintetizó en Si Nicaragua venció, El Salvador

26
Sebastián. “Opiniones ante la Comisión Ejecutiva sobre el Boletín de Bethania”. 25 de mayo
de 1975. Archivo personal del autor.
27
Sebastián. “Carta de Sebastián a Casimiro y Compañeros de la Comisión Ejecutiva”. 20 de
enero de 1975. Archivo personal del autor.

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Fabián Campos Hernández

vencerá y Guatemala le seguirá, empezó a gravitar en los dirigentes guerrilleros


la posibilidad de tener en México un gobierno que respaldara políticamente a
los próximos gobiernos revolucionarios, que fuera un dique ante la previsible
intervención estadounidense y el respaldo económico de la potencia petrolera,
que para consolidar su proyecto sub-imperial buscaba garantizar los mercados
centroamericanos. En aras del juego costo-beneicio quedo sacriicada la so-
lidaridad proletaria y el internacionalismo revolucionario, por lo menos con
respecto a los revolucionarios mexicanos.
Por lo tanto, en cualquier intento de hacer la historia de la guerrilla en
México de los años sesenta y setenta, debe, de tomarse en cuenta tanto las
capacidades estructurales y sobre el imaginario de la sociedad mexicana del
gobierno para garantizar cierto nivel de bienestar económico y su representación
como gobierno revolucionario, como los acuerdos que éste estableció con los
movimientos revolucionarios latinoamericanos. Estos dos elementos son fun-
damentales para entender los límites de la actividad guerrillera mexicana. No
tomarlos en cuenta implica un serio riesgo de distorsión y limita la capacidad
de análisis y comprensión. Obviamente, estos dos elementos no se presenta-
ron, ni inluyeron de la misma manera todo el tiempo ni en todos los casos. El
examen detallado de las interrelaciones entre estos elementos estructurales y
los movimientos armados es todavía, en buena parte, un vacío en la historia de
la guerrilla mexicana.

-B-JHB$PNVOJTUBEF4FQUJFNCSFBOUFFMEFCBUF
ZMBQSÈDUJDBSFWPMVDJPOBSJBMBUJOPBNFSJDBOB

El modelo militar cubano establecido entre 1959 y 1967 fue una heterodoxia
respecto al pensamiento militar marxista y a las deiniciones de la lucha por
el socialismo establecidas por la urss. El traslado de la ciudad al campo del
lugar de la lucha armada, el señalar al campesino y, posteriormente a la alianza
obrero-campesina como el sujeto de la revolución y el rechazo a la insurrección,
primordialmente urbana, representaban heterodoxias a la ortodoxia militar
marxista. Además, preconizar la lucha armada inmediata, el paso mediato
de sociedades semicoloniales, subdesarrolladas y dependientes a sociedades
socialistas eran heterodoxias a las etapas históricas deinidas por el marxismo
clásico y se contraponían a la política global de la Unión Soviética de la co-
existencia pacíica.
Por lo tanto, analizar la construcción del modelo militar cubano para Amé-
rica Latina tiene que partir de considerarlo una heterodoxia del pensamiento

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

marxista en múltiples aristas, que sin embargo no se presentó como un debate


teórico sino como una práctica que buscaba y construía su teoría en su desarro-
llo mismo, constituyéndose en una ortodoxia. Y en esos mismos términos fue
cuestionado. Por razones de argumentación hemos presentado la construcción
del modelo cubano como una práctica lineal, sin embargo, este modelo, salvo
los primeros intentos que ya hemos enlistado, no fue seguido a pie juntillas por
los jóvenes revolucionarios latinoamericanos. El debate latinoamericano sobre
el camino de la revolución se construyó en la práctica realizando heterodoxias
a la ortodoxia cubana.
Distintos grupos latinoamericanos fueron cuestionando partes o la totali-
dad del modelo cubano que tenía en el foco guerrillero su núcleo principal. Se
cuestionó al campo como el lugar de la revolución implementando guerrillas
urbanas, como los Tupamaros en el Uruguay; se cuestionó que los citadinos,
burgueses y pequeño burgueses no tenían espacio en las organizaciones político
militares, como los mismos Tupamaros o los Terceristas del Frente Sandinista
de Liberación Nacional de Nicaragua; se negó que las armas fueran el único
camino para la instauración de un gobierno socialista, con la elección de la
Unidad Popular en Chile; se negó que la guerrilla tuviera que estar aislada de
las masas, como las Fuerzas Populares de Liberación de El Salvador y se incluyó
a los cristianos en la revolución. Estos ejemplos son indicadores de un intenso
debate práctico que cuestionó el modelo militar cubano para América Latina.
¿Por qué debatieron con el Che? La razón fundamental fue la imposibilidad
fáctica del traslado literal de las ideas. Si en un debate exclusivamente teórico
esto resulta difícil por la imposibilidad de que dos personas lean exactamente
igual un texto debido a sus distintas experiencias de vida, esto es mucho más
evidente cuando se trata de poner en práctica un modelo en una realidad dis-
tinta o, incluso, en el mismo espacio pero en una temporalidad diferente. Los
revolucionarios latinoamericanos tuvieron, al tratar de implementar la lucha
armada según los planteamientos cubanos, que enfrentarse con realidades
totalmente distintas que los llevaron a hacer ciertas adecuaciones o de plano
negar la ortodoxia de la Isla.
Esto es lo que conigura lo que nosotros llamamos el debate latinoameri-
cano sobre la estrategia revolucionaria y su análisis debe de ser en tres planos:
debate latinoamericano-deinición político militar de cada organización-práctica
político-militar de la misma. Y, por su naturaleza dialéctica, regresar al inicio:
cada deinición de las distintas organizaciones político-militares latinoameri-
canas, plasmada teórica y prácticamente, nutrió el debate latinoamericano. Y
es en este modelo de análisis que postulamos que debe de estudiarse a la Liga
Comunista 23 de Septiembre y sus deiniciones estratégicas.

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Fabián Campos Hernández

Los materiales teóricos de la Liga no fueron numerosos, no así las relexio-


nes teóricas y las prácticas de las distintas organizaciones que la conformaron.
He aquí una veta descuidada hasta el momento: la teoría política militar de la
Liga y las distintas prácticas de ella según cada organización que la conformó,
misma que es posible verla analíticamente sólo a partir de nuestra propuesta
metodológica. De tal manera, que para elaborar la historia de la Liga el méto-
do seleccionado quedó de la siguiente manera: Modelo cubano de revolución,
debate latinoamericano, teoría político militar de la Liga, prácticas de cada
organización adherida a la Liga, teoría político militar de la Liga y debate lati-
noamericano.
En esta ocasión, por tratarse apenas de una propuesta en construcción
y por las limitaciones de espacio, privilegiaremos el análisis de dos partes:
el modelo cubano de revolución y la estrategia político militar escrita de
la Liga Comunista 23 de Septiembre. Además, en este primer intento, nos
centraremos en Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario o
Maniiesto al Proletariado, escrito por Ignacio Salas Obregón (Oseas), que, a
decir de los propios exmilitantes, fue el documento teórico más importante
de la organización.

El foco desde la perspectiva de la Liga 23 de septiembre

Como ya hemos dicho, el papel de Cuba fue fundamental en las posibilidades


de consolidación de la Liga. La ausencia de apoyo de la isla a la organización
limitó sus posibilidades en múltiples aspectos. Empero, esta relación no fue
responsabilidad única de Cuba, los dirigentes de la Liga se separaron drásti-
camente de la ortodoxia cubana criticándola fuertemente, reduciendo así las
posibilidades de un acercamiento.
La Liga negó tajantemente que fuera el foco guerrillero el método para
conseguir el triunfo armado: “La huelga política y no el ‘foco’, es lo que crea
condiciones para el desarrollo de la lucha guerrillera”.28 Deinirse en sentido
contrario a la ortodoxia cubana y la idea que en buena parte generaba consenso
en América Latina implicó un fuerte aislamiento para la Liga, pero también
generó la necesidad de apostar por una estrategia político militar diferente, la
insurrección mediante la huelga política.

28
Salas Obregón, Ignacio. (2003). Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario.
México: Huasipungo. México. p. 67.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

La huelga política

Los teóricos de la Liga eligieron la insurrección y la huelga política, entre otras


razones, por la propia historia de la cual eran deudores: las experiencias gue-
rrilleras previas y el movimiento de 1968.

La huelga política que alcanza su expresión más desarrollada en el 68, es el medio


a través del cual, las masas se colocan en condiciones de movilizarse. Cuando el
más simple paro de actividades se transforma en actividad política intensa, las
masas se colocan en condiciones de movilizarse. Cuando el simple paro de activi-
dades, se transforma en actividad política intensa, las masas cumplen vastas tareas
ligadas al desarrollo de la lucha revolucionaria; durante el 68 la huelga política
permitió un despliegue gigantesco de la actividad de agitación y propaganda, los
nuevos sectores que se incorporaban a la lucha asumían y desarrollaban estas
tareas; pero también y en la medida en que las simples manifestaciones daban
paso a las ofensivas de hostigamiento al Estado burgués, en éste último sentido la
huelga política se convierte no sólo en el principal instrumento para la extensión
y generalización de la agitación y propaganda, sino también, en el principal ins-
trumento para el desarrollo del hostigamiento; es por estas razones que la huelga
política aparece como preludio de la insurrección armada.29

Pero también respondía a una visión más clásica del marxismo y de la estrategia
militar de los partidos comunistas en el mundo. En la 10 Sesión Plenaria del
Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, celebrada en París en julio
de 1929 se deinió como el objetivo central a las grandes huelgas políticas, cuya
organización, según decisiones adoptadas,

ayudará a los partidos comunistas a uniicar más las intervenciones económicas


dispersas de la clase obrera, a operar una amplia movilización de las masas pro-
letarias y a enriquecer su experiencia política, conduciéndolas así hasta la lucha
inmediata por la dictadura del proletariado.30

La decisión político-militar-estratégica de percibir a la huelga política como


el motor de la revolución, en contraposición al foco guerrillero, implicó una
decisión acertada. Como ya vimos, la revolución en Cuba no triunfó por el foco
guerrillero sino que el foco estaba inmerso en un amplio movimiento social
y político que, en su parte urbana, puede deinirse como huelga política que

29
Ibíd. p. 63.
30
Nueberg. (1973). La insurrección armada. México: Ediciones de Cultura Popular. p. 7.

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Fabián Campos Hernández

preparó las condiciones subjetivas para la insurrección y el triunfo militar del


ejército popular formado en el campo.

El sujeto revolucionario

No adscribirse al modelo foquista y decidirse por la huelga política y la insurrec-


ción implicó —además de cambiar el lugar fundamental de la guerra pasándola
del campo a la ciudad— construir un sujeto revolucionario completamente dis-
tinto. Como hemos dicho, el modelo cubano de revolución en América Latina
postuló al campesino como el sujeto de la revolución, después vinieron críticas
que reivindicaron a la ciudad y sus pobladores como sujetos revolucionarios y
en el extremo se encontraron aquellos que le asignaron un papel revolucionario
a algunos sectores de las clases medias de la burguesía. Por su parte, la Liga
Comunista 23 de Septiembre asumió como una postura teórica que guiaba su
práctica el concepto de Universidad-fabrica.
La Tesis de la Universidad-Fábrica fue un documento elaborado por Fran-
cisco Rivera “el Chicano”, Salvador Corral y Sergio Hirales “el Pachis”, militantes
de los Enfermos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que hacía un análisis
marxista del papel de la Universidad y de quienes la conforman dentro del sistema
capitalista. La idea principal del documento es que concibe a la universidad como
un espacio donde se genera el conocimiento técnico necesario para la reproduc-
ción del capital y, como consecuencia de esto, concibe al estudiante como un
generador de plusvalía y por lo tanto un obrero. Si la lucha era proletaria, la Liga
había construido a su proletario particular. Enmarcado en las luchas estudiantiles,
el documento impulsó a la Liga a considerar que en ellos tenían al sujeto revolu-
cionario y que estaba ya dispuesto a pasar a la lucha armada. A sus ojos, estaban
dadas las condiciones objetivas y subjetivas de la revolución socialista en México.

Sentadas estas premisas nada más natural que de ellas se dedujeran concepciones
como la que caracterizaba al movimiento estudiantil del 68 como una lucha cuya
fuerza principal, su carácter y contenido eran proletarios, una lucha revolucionaria
del proletariado que solo el oportunismo, la miopía y la cobardía de los demócratas
había impedido que se proyectara a sí misma de acuerdo a su verdadera naturaleza
y, por tanto, que se convirtiera en una insurrección armada por la destrucción
del poder burgués.31

31
Hirales Morán, Gustavo. (1977). La Liga Comunista 23 de Septiembre. Orígenes y Naufragio.
Citado por Esteve Díaz, Hugo (2013). Amargo lugar sin nombre. Crónica del movimiento armado
socialista en México (1960-1990). Guadalajara: Taller Editorial la Casa del Mago. p. 463.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Pero la Liga no fue una organización político militar exclusivamente urbana ni


estudiantil, aunque estas pueden señalarse como características de la mayoría de
sus militantes. La Liga tuvo como sujeto revolucionario teórico la alianza obrero-
campesina, en este sentido mucho más cercana a la postura china o vietnamita
y en concordancia con lo postulado por Cuba después de la Tricontinental.
A lo largo de Cuestiones fundamentales, Oseas postula la alianza obrero
campesina como el sujeto revolucionario, además de que es conocido el frus-
trado intento de establecer una alianza con la guerrilla campesina de guerrero.
¿Qué entendía Oseas por campesino? Salas Obregón era una persona urbana
por excelencia y en ello puede que hayan radicado varias de sus deiniciones
al respecto. Para él, el campesino de la alianza era el obrero agrícola, funda-
mentalmente, y el campesino pobre. Es por ello que ve en sus posibles aliados
a aquellos campesinos de las zonas más industrializadas del campo mexicano,
el del centro-norte del país. Eso nos lleva a considerar dicha deinición como
central en la capacidad real de generalizar la huelga política y la insurrección.
Oseas no presentó un discurso sobre los indígenas mexicanos, muy cercano a
los planteamientos marxistas clásicos podríamos inferir que para él, las nacio-
nalidades era un problema que se iba a resolver con el socialismo instaurado
y, más aún, a que podría considerar a los indígenas como sujetos ahistóricos
incapaces de desarrollar la revolución. Norteño, urbano, moderno y marxista,
no resulta extraño que su planteamiento estuviera dirigido al centro-norte del
país y que en él el centro-sur no tuviera un peso especíico en su planteamiento
político y militar.

Las alianzas

Ligado al concepto de sujeto revolucionario se encuentra el tema de las alian-


zas con otras clases y segmentos. Como vimos, durante la radicalización del
modelo cubano se postuló al citadino, pequeño burgués como un traidor o un
traidor en potencia. Uno de los referentes de esos años respecto a la práctica
y la teoría de la política de alianzas en una coyuntura determinada fueron los
vietnamitas. Además del análisis de el Che al respecto, misma que citamos más
arriba, Trouh Ching señaló:

en cuanto a la política de alianzas, hay alianzas duraderas para toda una etapa
estratégica de la revolución y alianzas temporarias para un período determinado
de una etapa revolucionaria. Hay también alianzas para la acción y alianzas para
la neutralización.

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Fabián Campos Hernández

El frente nacional unido antiimperialista en nuestro país es una forma de unión


de las fuerzas revolucionarias y al mismo tiempo una forma de alianza duradera
entre las diversas capas de la población, los diferentes partidos democráticos, las
organizaciones de masas y personalidades democráticas para la realización de la
unidad de acción sobre la base del programa político del frente.
La experiencia de nuestra revolución demuestra que es mejor tener un amplio
frente nacional unido; pero lo esencial es que el frente disponga de un programa
político explícito y sea capaz de realizar la unidad de acción entre sus diversos
miembros para poner en práctica ese programa, y que tenga que apoyarse sobre
una sólida alianza obrero-campesina y someterse a la dirección estrecha del Par-
tido marxista-leninista. Sólo con esas condiciones es posible asegurar la victoria
de la revolución.32

El Frente Nacional vietnamita partía de un análisis marxista de las relaciones de


clase en un momento determinado de la lucha armada. Así por ejemplo, en su
etapa anticolonial la alianza con sectores inconformes de los señores feudales
era una alianza temporal de neutralización que usaba a favor de la lucha las
pugnas entre señores feudales y poder colonial. Una vez conseguida la derrota
de los franceses dicha alianza se redujo a aquellos señores feudales que mantu-
vieron una posición nacionalista, utilizando las pugnas interfeudales en la etapa
antifeudal de la lucha armada.
De lo anterior, puede deducirse que este modelo de alianzas operó durante
la lucha armada en Cuba. Distintas clases sociales dispuestas a luchar en contra
de un dictador sobre la base de las pugnas al interior de las clases dirigentes y de
la burguesía nacional, sin embargo no hay constancia de que los revolucionarios
cubanos hayan partido de ese análisis. Y, como ya vimos, durante el periodo de
1959 a 1967 se negó esta conformación de los sectores antibatistianos. Los que
de manera intencional aplicaron dicho modelo fueron los que consiguieron la
segunda llegada al poder de una guerrilla en América Latina, los terceristas del
Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En el caso concreto de la Liga Comunista 23 de Septiembre y, en particular
de Oseas, se realizó un análisis marxista que les permitió ver las contradicciones
interburguesas.

Los distintos grupos monopólicos nacionales, en combinación y competencia con


los grupos monopólicos extranjeros, se reparten el territorio nacional, la tierra,
los recursos naturales (directamente o a través de un conjunto de concesiones del

32
Troug, Ching. (1972). El marxismo vietnamita. México: Grijalbo. pp.89-90.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Estado), las áreas de inluencia, las distintas ramas de la producción, el mercado


nacional y el mercado de exportación… Las “diferencias” políticas entre los re-
presentantes de tales intereses, son de manera principal, la manifestación de las
pugnas intermonopólicas a las que nos referimos.33

A pesar del análisis realizado, la Liga no pudo ver en las pugnas intermo-
nopólicas una posibilidad de diezmar a la gran burguesía ni al Estado mexicano.
Antes bien, en concordancia con la radicalización del modelo cubano, plantearon
la necesidad de separar en dos bloques a la sociedad mexicana, burguesía-Estado
contra la alianza obrero-campesina.34 Y más aún, antes que una alianza con
sectores democráticos de la pequeña y mediana burguesías, los constituyeron
en su principal e inmediato enemigo. Al referirse a las tareas fundamentales de
la lucha armada Salas Obregón escribió: “En segundo lugar, va dirigida a dar
muerte a los ‘agentes’, ‘orejas’, ‘charros’, y funcionarios que permiten el desarrollo
de la labor de la policía política. Y junto a ello, a liquidar directamente a los
cuerpos militares de la burguesía.”35
De tal manera que, para la Liga 23 de Septiembre la política de alianzas
fue muy restringida. Buscando el purismo de la victoria propuso un sujeto
revolucionario que en la práctica sólo existía en la mitad del país, permitió que
la burguesía y el Estado se unieran en contra de un enemigo plenamente identi-
icado —superando parcialmente sus pugnas—, que ellos mismos consolidaran
su dominio sobre la pequeña y media burguesía y obtuvo la imposibilidad de
llevar a cabo su propia deinición estratégica de lucha armada: la huelga política
y la insurrección que llevaran a la generalización de la guerra en México.

33
Salas. (2003). Op. Cit. p. 23.
34
Para Ignacio Salas Obregón “El desarrollo del aparato burocrático y militar, el crecimiento
cada vez más complejo de las tareas de dirección técnica y despótica del capital en el proceso
productivo, la necesidad política de consolidar su dominio sobre el proletariado, asegurando
la alianza de un puñado de obreros aristocratizados que devienen en pequeña burguesía
en sentido estricto; la posibilidad que el desarrollo monopólico le da a la burguesía para
obtener ganancias extraordinarias, una parte de las cuales puede destinar a la corrupción
de una amplía capa de burócratas, obreros aristocratizados, funcionarios, administradores y
gerentes, todo esto hace crecer incesantemente a una capa pequeñoburguesa, que se somete
incondicionalmente a la política de la burguesía inanciera. Claro está que al mismo tiempo,
por su ubicación en las relaciones de producción se encuentra en peligro de ser desplazada;
aunque lo anterior, más que impulsarla a la lucha contra la burguesía, la condiciona a una
sumisión cada vez más servil. Se trata de las más serviles y reaccionarias capas de la pequeña
burguesía, de ahí salen los charritos y los capataces”. Ibíd. p. 24.
35
Ibíd. p. 76.

101

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Fabián Campos Hernández

Pero, además, logró su aislamiento internacional. Cuba, por su acuerdo


con el Estado mexicano y por las diferencias de concepción político-militar, no
apoyó el esfuerzo de la Liga. Pero, es importante subrayar que la Liga también
se aisló de otras organizaciones armadas latinoamericanas con las cuales podría
poner en práctica el internacionalismo proletario.
Pero para aquellos grupos latinoamericanos en los que el pobre y el
campesino era el sujeto revolucionario concebir —como lo hacía la Liga— al
estudiante como proletario y sujeto revolucionario no era más que un intento
revolucionario de pequeños burgueses aventureros que no llegarían a ser au-
ténticos revolucionarios. Por tanto, no se arriesgarían a tener algún vínculo con
ellos. Para otros, como las FPL de El Salvador, quienes desarrollaron un trabajo
intenso en las ciudades y entre los estudiantes, estos eran un aliado pero no el
sujeto revolucionario. Ni entre los menos ortodoxos existió una posibilidad de
acercamiento ideológico que posibilitara el aincamiento de relaciones político-
militares.
Además, como correlato de su negativa a usar las pugnas interburguesas
nacionales y a concebir a la pequeña y mediana burguesías como objetivos de
guerra, también se negaron la posibilidad de utilizar las pugnas interimperia-
listas y las alianzas con movimientos democráticos en el mundo. Factor éste
fundamental en el triunfo vietnamita contra Francia y Estados Unidos, en el
triunfo en Cuba contra Batista y, inalmente, en el triunfo sandinista. La Liga
Comunista 23 de Septiembre nació y murió muy sola.

"NBOFSBEFDJFSSF

Evidentemente que faltan muchos elementos a analizar en lo que se reiere al


debate entre el modelo cubano de revolución y la teoría político militar de la
Liga. Además de que faltaría el análisis entre el debate latinoamericano y la
Liga, la relación entre teoría militar y práctica revolucionaria de las distintas
organizaciones que la conformaron. Sin embargo, creemos que con lo expuesto
aquí es posible trazar tres importantes líneas: 1) el estudio de las deiniciones
estratégicas de la LC-23S abren una veta de análisis que enriquece la historia al
posibilitar otro tipo de dialogo con los testimonios de los exmilitantes y con
los documentos producidos por la organización. 2) un estudio de esta manera
permitiría un debate sobre la naturaleza misma de la guerra sucia en México
y, 3) implicaría la necesidad de una revisión histórica sobre la importancia de
la organización en el periodo mismo de sus actividades y de su impacto en la
conformación del México actual. Si nuestra propuesta se traduce en un debate

102

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

entre los exmilitantes de esta organización, entre los académicos especialistas


en su historia y, inalmente, entre la sociedad mexicana, habremos cumplido
nuestro objetivo.

3FGFSFODJBT

Allende, Salvador. (1966). “Coordinar los movimientos antiimperialistas”, discurso


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104

00A-Completo LC23S.indb 104 09/01/2015 03:22:15 p.m.


UNA GUERRILLA EN ORFANDAD Y CONTRA EL MUNDO.
CONVERSACIÓN CON GUSTAVO HIRALES MORÁN

RODOLFO GAMIÑO, YLLICH ESCAMILLA,


RIGOBERTO REYES Y FABIÁN CAMPOS

l siguiente testimonio forma parte de una entrevista realizada por los coor-
E dinadores del presente libro1 a Gustavo Adolfo Hirales Morán, fundador
de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Coor.
¿Cómo la Liga Comunista concebía el poder y cómo lo ejercería si obtendría el
triunfo militar y político?
GH.
¡Qué bueno que no obtuvo el triunfo!
Coor.
Este dato lo consideramos relevante, porque en ningún documento como el
Cuestiones Fundamentales, la Tesis de la Universidad Fábrica o en los
Madera ese tema queda explícito.
GH.
Es muy sencillo. La Liga no tenía una concepción distinta del poder que la plan-
teada por Lenin en la Revolución Proletaria y el renegado Kautsky, era el
poder para arrasar con todo. La Liga veía el poder como los clásicos del
marxismo, no como Marx y Engels lo miraban, más bien como Lenin, así
lo miraban. ¿Qué es el Estado? el Estado es una maquinaria que sostiene la
dominación de una clase sobre otra, ahorita hay que destruir este Estado
porque es el Estado creado para la opresión del proletariado, etcétera. Una
vez que tomemos el poder vamos a utilizar esa misma máquina de poder
del Estado para aplastar a los reaccionarios, a los contra-revolucionarios,
contra los enemigos etc. Eso nunca lo pusimos por escrito, nunca se puso
porque nadie entre la capa dirigente de la Liga tenía una concepción
distinta. No era necesario, todo era… cómo se dice… puntos de vista

1
La entrevista fue realizada el 15 de mayo de 2014 en la Ciudad de México

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

comunes y compartidos. ¿En dónde nos habíamos nosotros nutrido?


pues en el marxismo-leninismo, en el marxismo más duro que es el de
Lenin cuando polemiza con Kautsky. Por ejemplo, si en algún momento
nos separábamos del común era para darle entrada a las posiciones más
izquierdistas que se discutían en los inicios de la Internacional Comunista,
o sea, a los izquierdistas contra los que dirigió Lenin el opúsculo de la
Enfermedad Infantil del izquierdismo en el comunismo.
Coor.
¿Qué autores leían en la época de Los Procesos, por ejemplo nos dijiste que a
Flores Magón y Bakunin, pero éstos ya no se ven relejados en los Madera,
ni en Cuestiones? ¿Cómo fueron esas lecturas, qué críticas se les hizo?
GH.
Lo que pasa es que en una primera etapa leíamos todo esto que menciono
buscando nuevas ideas, nuevas luces, nuevos vislumbres de la teoría
¿pero qué fue lo qué pasó? Pues que realmente no encontramos nada que
vulnerara lo que era nuestro amarre más sólido, el marxismo clásico. En-
tonces, todas las lecturas, esas lecturas, pues no todos teníamos el mismo
bagaje intelectual que nos permitiera asimilar mejor o peor esas lecturas.
Entonces, por ejemplo, Raúl Ramos Zavala. Raúl era el más avanzado de
nosotros, él si tenía como más ino el olfato y separaba unos de otros,
pero nosotros, los que digamos éramos la segunda camada ahí, pues
no teníamos la formación de Raúl. Ahora ¿quién sí tenía la formación
de Raúl? Ignacio Salas Obregón, tenía la formación en cuanto a cultura
general, pero muy orientada al rollo cristiano, teórico cristiano liberador.
Entre ellos se entendían muy bien, pero, los que estábamos, digamos, en
el segundo nivel, no notábamos las sutilezas de todas las ramiicaciones
que ellos a veces si captaban. Por ejemplo, cuando íbamos en la etapa
de la formación de Los Procesos, cuando ya estábamos vinculados con
el grupo de los cristianos donde venía “Nacho” y ellos hicieron, Raúl y
“Nacho”, un seminario sobre el ¿qué hacer? y a ese seminario se invitó a
otros cuates que andaban cerca del grupo de nosotros ¿Como quiénes?
los de Diego Lucero, los Guajiros o como los Lacandones y yo en ese
tiempo cuestionaba ¿y por qué hacer un seminario sobre el Qué hacer?
Sé me hacía rarísimo, pero bueno, ellos creían que sí era necesario hacer
un seminario para estos cuates que tenían una limitada formación teórica.
Los cuates de los grupos como Los Guajiros o los Lacandones. Pero ese
seminario no se le hubiera ocurrido a Raúl hacérnoslo a mí, a Jorge, a
mi hermano, o a “Rami”, por ejemplo.

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

Coor.
En ese tenor Gustavo, la Tesis de la Universidad Fábrica y los Madera, los viejos
Madera fueron elaborados bajo una inluencia o perspectivas de realida-
des locales o fueron redactados pensando en el movimiento nacional. Por
ejemplo la Tesis, en el contexto de los conlictos estudiantiles en Sinaloa.
GH.
No, no, cállense la boca. La Tesis de la Universidad Fábrica pretendía modiicar la
visión del marxismo no sólo a nivel nacional, sino internacional. No sé si
se acuerdan, pero yo en La Memoria de la Guerra de los Justos planteo que
en una discusión que hubo en Guadalajara allá por mayo del 73, yo planteé
que la Tesis de la Universidad Fábrica no era tan importante, que esa tesis
nos alejaba de la izquierda y nos impedía discutir las cosas en un terreno
más político, yo pensando, precisamente en la Universidad de Sinaloa y
las broncas que teníamos con la izquierda, yo decía que la Tesis de la Uni-
versidad Fábrica te llevaba, además de otras cosas, en cuestiones prácticas
a arrasar con todos los bienes de la universidad porque supuestamente los
ibas a dedicar a la lucha revolucionaria. Entonces cuando yo planteo eso,
“Nacho” se encabronó y me contestó que yo estaba mal, porque la Tesis de
la Universidad Fábrica era lo que distinguía a la Liga de todos los demás
grupos no sólo a nivel nacional, sino a nivel internacional. Entonces me
aplastó, sin convencerme, porque yo seguí pensando que no era así, por
mi propia experiencia con los Enfermos de Sinaloa. Ahora ¿de dónde sacó
Nacho la Tesis de la Universidad Fábrica? Pues la sacó de un escrito suelto
de Marx, donde decía que un profesor produce, no recuerdo ni cuál, ni
dónde está esa frase, pero está en el Capital, es realmente una analogía de
lo que hace un profesor en la escuela y lo que hace un salchichonero que
hace salchichas en la fábrica, y ahí dice Marx, sin darle mucha atención,
que es comparable el trabajo de moldear las mentes de los alumnos con
el trabajo del salchichonero que hace salchichas, lo cual era totalmente
jalado, pero de ahí se agarró para darle forma a la Tesis de la Universidad
Fábrica, también se inspiró en las partes de El Capital que hablan de las
subsunción de formas precapitalistas de producción por el capital; porque
“Nacho” tenía una gran perspectiva y una formación teórica muy sólida.
Entonces ¿cuál era el punto, o de qué se trataba? ¿A Dónde quería llegar
con esa tesis? Que los estudiantes eran proletarios, que la gran distribución
del capital del trabajo, los estudiantes y los maestros producían plusvalía,
la parte que teóricamente creaba la plusvalía eran los estudiantes. Por lo
tanto, la universidad era una institución burguesa más que contribuía no
sólo a la producción de una ideología que mantuviera un sistema, sino

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

también con cosas que eran, que servían para producir plusvalía, por lo
tanto, la universidad era un terreno de la lucha del proletariado donde
la administración y eventualmente los maestros eran enemigos de los
estudiantes, eran parte del destacamento del proletariado. Me acuerdo
de algunos documentos, como uno que yo hice en Sinaloa, que era algo
así como Maniiesto al destacamento estudiantil del Proletariado, ese era
el fundamento, el fundamento era la Tesis de la Universidad Fábrica, en-
tonces no sólo no era un asunto local, desde el punto de vista de la Liga
era lo más universal que aportábamos.
Coor.
¿Pero hacía adentro tuvo sus limitantes la Tesis?
GH.
Fue muy poco comprendida, pero seguida a píe juntillas donde quiera que
estuviéramos, en la órbita universitaria, lo cual nos llevo a enfrentarnos
durísimo con otras organizaciones de la izquierda, para no decir de la
derecha que actuaban en el seno de las universidades. Eran enfrenta-
mientos brutales que llegaron a la agresión física y a las víctimas fatales,
por ejemplo la muerte de Guevara Reinaga en Sinaloa, que por cierto la
leyenda es que los Enfermos acorralaron a Guevara Reinaga y lo mataron,
lo que no se dice por que no es políticamente correcto es que Guevara
Reinaga también andaba armado y mató a un Enfermo antes de que lo
mataran a él. Eran broncas permanentes porque los Enfermos querían
apoderarse de los bienes de la universidad, pero los Enfermos por ejemplo,
tenían mucha fuerza en las casas del estudiante y entonces iban, presio-
naban y secuestraban entre comillas a los rectores, a las autoridades para
obligarlas a que soltaran la lana a las casas, que ellos no querían soltarlas
y eso determinaba enfrentamientos muy violentos entre autoridades y
la gente que apoyaba a las autoridades contra los Enfermos. Eso fue, y
además, Guevara Reinaga como se sabe, era muy aventado, muy duro, él
se enfrentaba a los Enfermos y producto de ese antagonismo fue producto
de este intercambio de disparos, que por cierto, Guevara Niebla todavía
no me perdona eso, como si yo hubiera estado ahí.
Coor.
Muchos de los documentos fundacionales son atribuidos a un autor particular,
pero si uno los lee no están irmados por alguien, por ello nos gustaría
saber ¿Cómo eran los procesos de escritura de estos textos, había debates,
por ejemplo nos viene a la mente el “Comunicado al Partido de los Po-
bres” que los irman como parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
(far), incluso en el cuerpo del texto viene así.

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

GH.
Eso no tiene ningún misterio, los textos, todos los escribía Ignacio Salas Obre-
gón excepto algunos que escribí yo por ejemplo ese del Maniiesto al
Estudiantado Revolucionario que eran irmados por la Coordinadora
Clandestina de la feus, casi ahí la mayoría los escribí yo, pero si quitan
esos y algunos otros menores, la inmensa mayoría, el 95% los escribió
Ignacio, las respuestas a Lucio, todo eso lo escribió Ignacio, porque había
otros que también escribían pero cuando se trataba de ijar posición, el
único que la podía ijar era “Nacho”.
Coor.
Regresando a Sinaloa, particularmente a los Enfermos, cuándo se da el debi-
litamiento de esta organización, cuando a los teóricos los comienzan a
mandar a otros estados. Cómo inicia el proceso de debate y la vinculación
Enfermos-Liga.
GH.
La descomposición comienza con el aferramiento de Oseas, de Nacho, por
mantener una línea de golpear y golpear, más bien, de querer golpear
cuando cada golpe se te revertía y agarraban a gente, te mataban gente
y yo lo dije en otras ocasiones, a ver, según nosotros estábamos en un
periodo de acumulación de fuerzas, pues cuál acumulación de fuerzas,
pues si cada que dábamos un manotazo nos reviraban y nos desbarataban
las posiciones que teníamos, como ocurrió con lo de Garza Sada, lo de
Aranguren, como ocurrió con muchas otras cosas. Entonces la descom-
posición empieza con la incapacidad de Oseas y la plena incapacidad de
todos los demás que estábamos atrás de Oseas y a un lado para corregir.
Ese fue el inicio de la descomposición. Porque cuando en la imaginación
del núcleo dirigente se pensaba que íbamos a trascender, pues cuál tras-
cender, íbamos a la lona, lo de Garza Sada fue el epítome de todo esto
y después nos seguimos aferrando a la misma estrategia, secuestrando,
matando, etc., cuando eso no sólo nos aislaba espantosamente, sino que
nos ponía en la mira directa de las fuerzas de seguridad, los cuales tenían
además licencia de hacer con nosotros lo que quisieran y nadie se los iba
a reclamar, tal como ocurrió.
Coor.
Quisiéramos preguntarte sobre el logo que se usa en los Madera, el logotipo
con el que se identiica a la Liga, el sujeto con la metralleta, etc., cómo
se decidió elegir esta imagen, de dónde salió, si tenía importancia en ese
momento o era algo marginal?

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

GH.
No, miren, yo no sé de dónde salió esa imagen, pero si les digo una cosa, es una
imagen que no tiene nada que ver con la realidad mexicana, es una imagen
que viene de los tiempo de la Internacional Comunista. Es una imagen
que tiene una impronta de cuando se creía que la revolución estaba a la
orden del día. Esa imagen no es mexicana, es rusa o alemana, de por allá
y de los años veintes, no es moderna pues, lo que porta el militante ése no
es una metralleta y si la tiene es una composición, lo que originalmente
tenía era un rile con bayoneta, de los que se usaron en la primera guerra
mundial y así se quedó. Pero además, eso no fue del primer Madera, fue
ya después, incluso después de la caída de “Oseas”.
Coor.
Ahora que lo mencionas Gustavo ¿Cuál fue la inluencia de los religiosos en
la Liga, es decir, esas concepciones del profeta, del mesías, existió un
paralelismo de esto con “Oseas”, en el sentido teórico de “Oseas” y su
cercanía con la formación religiosa a concebir una estructura clerical,
muy vertical o cómo podría leerse esta inluencia?
GH
Yo creo que inluyó de manera negativa, pero no en un sentido de ego, sino en
un sentido, cómo les diré… Lo planteo incluso en el libro de la Memo-
ria, digo que “Oseas” de repente parecía cuando hablaba, como poseído,
como poseído de una misión. Que en ese tiempo no se veía tan raro,
pues todos de alguna manera nos sentíamos misioneros, pero ya visto
en retrospectiva, yo creo que sí inluía su original bagaje cristiano de la
Teología de la Liberación y todo eso. Yo, conviví mucho con “Oseas” en
el tiempo antes de la formación de la Liga cuando éramos él y yo en el
DF contra el mundo, ya después comenzaron a llegar otros, el “Gordo”,
este y otros, y no le descubría, yo no le descubría así un rollo ideológico
cristiano fuerte, ciertos modos, ciertos matices. Pero ya después cuando
era jefe de la Liga sí se le veía como poseído de su papel, de su misión,
pero no lo expresaba en términos cristianos. De repente decía cosas
como…(Silencio) cuando yo planteaba eso de que había que conducir
el movimiento de Sinaloa hacía un aspecto menos confrontativo con la
izquierda y con la administración él decía “no padre, no es por ahí, esta
chingadera no se va a resolver sin muchos madrazos y sin mucha sangre”,
entonces yo decía, ¡ay cabrón!… y en ese tiempo eran expresiones, yo
digo ahora, aunque en ese momento no se le notaba tanto, se asomaba
esa visión un tanto apocalíptica, de sacriicio, y no tanto de uno, sino

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

también de los otros ¿no?, eso por un lado, y por el otro, entre algunos
cuates que venían de la corriente de “Oseas”, cristianos de Monterrey y
otros lados de manera muy franca decía, no, nosotros seguimos siendo
cristianos y creyentes y yo que era ultra marxista les decía cómo van a
poder seguir creyendo en dios ¿qué no han leído materialismo y empi-
riocriticismo? y ahí se daban unas discusiones medias bizantinas. Pero
así que ustedes digan, qué tanto pesó el rollo ideológico cristiano, pues
no, ni en la cuestión organizativa, pues éramos comités clandestinos, en
todos lados donde se pudiera, y armados etcétera.
Coor.
En qué momento “Oseas” adopta ese sobrenombre de “Oseas” que es un profeta
del antiguo testamento, pues hay algunas versiones que sostienen que
fue en el 1972?
GH.
Nosotros, cada cierto tiempo cambiábamos de seudónimo o de alias, nombres
de pila, no recuerdo exactamente cuándo, pero supongo que ha de haber
sido cuando se fundó la Liga, porque antes no recuerdo ni cuál era su
nombre de guerra, “Camilo”, creo, creo que era “Camilo”, pero la verdad
no recuerdo. Pero sí estoy seguro, que después de la fundación de la Liga
ya todos le decían “Oseas” y sí, es un profeta bíblico, menor, por cierto.
Coor.
¿Desde la posición teórica de la Liga, cuál fue la discusión para conformar al suje-
to revolucionario”, cómo se asimiló, quién sería ese sujeto revolucionario?
GH.
No hubo ninguna discusión, “Oseas” planteó su rollo asumiendo que todos
éramos así ¿saben quién le discutía un poco en ese sentido? El “Gordo”,
José Ángel, pero, era muy resbaloso, nunca planteó posiciones claras,
discutía en el sí pero no, y terminaba yéndose por la tangente, eso impe-
día a uno saber que tanto estaba el “Gordo” oponiéndose o luciéndose
para que todos viéramos su conocimiento del marxismo. Recuerdo que
cuando llegamos a la reunión de la formación de la Liga, el Gordo llegó
un poco con la cabeza agachada porque no había sido muy participativo
en el periodo previo, el periodo de la organización partidaria, pero en
la reunión se lució con el conocimiento que él tenía del marxismo y de
economía, y entonces yo por ejemplo, era el segundo de “Oseas” al llegar a
la fundación de nuestro grupo y los otros jefes pues eran Julio, el “viejito”,
era este… X y Z, y yo quedé totalmente opacado en la organización de la
fundación de la Liga, yo era el secretario de actas, el que estaba anotando

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

los acuerdos y todo eso, y casi no intervenía, y recuerdo que el “Chicano”


me decía “intervenga, como sea, intervenga compa, intervenga, que el
“Gordo” se está robando toda la escena”… Y según yo el “Gordo” era puro
pájaro nalgón, pero no, tan no era, que él quedó en el Buró y yo no, en el
primer Buró. Y pues así fueron las cosas, pero el “Gordo” todos sabíamos,
los que lo conocíamos desde que venía de la Juventud Comunista, pues
que era mucho rollo, que era más rollo que otra cosa, y nos burlábamos
de él porque en las reuniones clandestinas andaba con los pantalones
todos sucios, la camiseta toda rasgada, pero al salir de la reunión se ponía
unos trajes muy buenos que uno decía “¡ay cabrón! ¡que cambio dio éste
y ya ni conocía!”. Así era el “Gordo”. Fue uno de los que nunca supimos
en qué terminó, hay muchas versiones, incluso que lo vieron vivo en
Estados Unidos, aquí, etcétera. Nunca se supo, nunca se encontró su
cadáver y de su mujer, de la hermana de Raúl, decían que se suicidó, en
algún momento. Hace poco platiqué con el hijo de Camilo Valenzuela,
que tiene una relación, muy estrecha con toda esa historia, porque Ca-
milo Valenzuela se casó con Victoria Montes, que era la esposa de Raúl,
la viuda de Raúl y él nació, este cuate mío, del segundo matrimonio de
su mamá pues, y tiene un medio hermano que es hijo de Raúl Ramos y
entonces hay muchos vínculos y conexiones con la familia de Monterrey,
y él me platicó que pues los hijos de la Estela, la “Tela” y el “Gordo” viven
en Monterrey, que crecieron sin conocer a su mamá y su papá, creyendo
que sus abuelos eran sus padres y, una serie de cosas feas que no recuerdo
mucho, pero parece dar por buena la versión del suicidio…
Coor.
En la idea del “Sujeto revolucionario” a nivel nacional cómo era percibida por
la dirección de la Liga, hablando de regiones como Monterrey, Sinaloa,
Guadalajara, Distrito Federal, Michoacán, Oaxaca, en todos aquellas re-
giones donde hubo brigadas. El “sujeto revolucionario” se percibía igual
o era diferente, es decir, la dirección hacía una dicotomía entre teóricos
y prácticos.
GH.
Es que no había “sujeto revolucionario” más allá del concepto proletario,
proletariado, no sé si se acuerdan ustedes, pero cuando se comienza a
descomponer la Liga, después de la caída de “Oseas”, de la muerte de
Julio, de la dispersión que se da y cada quién agarra por su lado, este, los
Maderas por ejemplo, empiezan a sacar posiciones, posicionamientos,
que desde mi punto de vista relejan lo que era el centro conceptual de
la Liga en torno al “Sujeto revolucionario” ¿Cuál era éste? Las capas

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

bajas del proletariado. Eso estaba de alguna manera tácito y explícito en


las posiciones de “Oseas”, pero estos, que ya eran los últimos mohicanos
lo hacen más explícito. ¿Cuál era nuestro rollo? nuestro rollo es que el
proletariado no nos pela, bueno, el proletariado no nos pela, quién no
nos pela: la clase obrera más o menos constituida, más o menos segura,
aquella que tiene prestaciones, todo eso. ¿Entonces quién nos pela? Los
marginales, la clase obrera y los marginales por fuera de la clase obrera,
o sea el montón de lumpenes o de semi-asalariados, de campesinos sin
tierra, estudiantes pobres, etcétera, etcétera. Los cuales en México es
muy grande ese sector, hacía esos se dirige la Liga ya después de “Oseas”.
Cuándo “Oseas” se dirige todavía a tientas, pero como que después de
la caída de “Oseas” queda clarísimo que los únicos lugares donde la
propaganda de la Liga tiene cierta recepción es en los sectores más jo-
didos, pero no tan jodidos como para no entender de qué se trata, son
sectores que tienen una mínima educación por así decirlo. Pero ahora,
¿eso a qué lleva también? Que la policía política ya sabe a dónde va a ir
la Liga, es decir: huelga en Olivetti y ahí están la Dirección Federal de
Seguridad y la Brigada Blanca: ¡a ver disfrácense de obreros y láncense a
esta huelga! Porque a huevo que al rato va a llegar la Brigada Roja a re-
partir el Madera, y ahí se armaban los cocolazos, era casi a tiro por viaje,
no había misterio en eso y una y otra vez, y una y otra vez se daban los
enfrentamientos, porque la Liga en sus últimos momentos ya no hacía
ninguna otra cosa más que a prepararse militarmente… esto en el 76,
77, a la caída del “Chano”. ¿A qué se dedica? Sobre todo la Brigada Roja,
tienen sus polígonos, tienen su entrenamiento militar, su entrenamiento
físico, tienen el Madera, se imprime el Madera, Distribuyen el Madera y
hacen “jales”, o sea, secuestros básicamente, aunque, también otro tipo
de acciones, pero eso es lo que hace la Liga después de la muerte del
“Chano”, no hace otra cosa, así como tratar de mantener los contactos
con otros grupos que siguen en pie, como Sinaloa, Monterrey, Guada-
lajara, Chihuahua, etc. De tal modo, que el último dirigente de la Liga
o los últimos, el “Piojo Blanco” y el “Piojo Negro”… yo conocí al “Piojo
Blanco” como un cuate, que si vamos a utilizar alguna caracterización
jerárquica pero realista, pues era uno de los tenientes, y el “Piojo Negro”
no aparecía en el radar cuando todavía nosotros estábamos, digamos en
la dirección. ¿Cómo lo conocí? Porque era uno del grupo de los chavos
de Chihuahua, hermano de Salvador Corral, Salvador Corral era mi cuate
y cotorreamos mucho tiempo juntos, nosotros teníamos en la Liga, más
que nada en la Dirección de la Liga un grupito, crítico de “Oseas” pero

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

no descaradamente enfrentado a “Oseas” ¿Quiénes eran de ese grupito?


Era Julio, Salvador Corral, el que sacaron de Lecumberri y nunca regresó,
este…el “Sam”, yo y el Chicano, éramos cinco nada más, los cuales más o
menos nos entendíamos, más o menos participábamos de la visión de que
estos cuates andaban bien acelerados, partíamos de la idea de que había
que bajarle, que había que bajarle (Silencio)… Y por ejemplo el “Chano”
y los del Frente Estudiantil Revolucionario (fer) claramente decía que
nosotros éramos demócratas, blandengues y nosotros decíamos que ellos
eran militaristas, pero no queríamos decir que “Oseas” también lo era
¿verdad?, porque nos caía el hacha, pero sí, así estaban las cosas. A mi
más de dos o tres cuates que estuvieron en la dirección, me dijeron: “qué
bueno que te agarraron cabrón, porque a lo mejor eso te salvó la vida”…
Coor.
¿Durante la consolidación del primer Buró la Liga concibió la adhesión con otro
grupo armado Centro Americano o Latino Americano?
GH.
Nunca, nunca lo hubo. En primero porque era muy difícil establecer contac-
to, y en segundo porque nos daba mucha desconianza casi todos los
grupos conocidos, algunos eran demasiado “sovietosos”, algunos eran
demasiado “castrofílicos”, otros eran los chinos espantosos de Sendero
Luminoso que nos daban tirria, o sea, teníamos muy claros con quiénes
no, pero era todo el mundo realmente con el que no nos identiicábamos,
casi todo el mundo. Nosotros nos pitorreábamos de los compas del mar
porque había ido a rendir ahí pleitesía a Corea del Norte, a Kim Il Sung,
nos la pitorreábamos gacho de ellos, que gurús agarran decíamos. Nos
pitorreábamos también de las Fuerzas de Liberación Nacional (fln)
porque siempre andaban tocado las puertas de los consulados y no los
pelaba nadie, pero este… no teníamos vínculos con nadie, y les diría, ni
los queríamos. Hasta con el Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo
(frap) nos peleamos muy feo, porque en el tiempo de la Organización
Partidaria yo llegué a Guadalajara, bueno, realmente yo era el delegado
de “Oseas” en Guadalajara, bueno, también en otros lados, pero sobre
todo en Guadalajara y tuve reuniones con varios grupos, entre otros con
los del frap, antes de que fueran frap, porque varios de ellos, de los del
frap venían de los Guajiros, entonces, el “General”, era nuestro vínculo
con los remanentes de los Guajiros, de hecho yo y el “General” estuvimos
en Guadalajara en varias ocasiones dialogando con estos cuates, con Da-
vid López Valenzuela, él nomás nos daba cuerda, nosotros llegábamos y
tirábamos rollo, y él decía, sí, si les voy a conseguir las armas y todo eso,

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

sobre todo porque él ya traía el rollo del frap con otros remanentes, entre
otros con el “Chelis”, el “Chelis” (José Luis Alonso Vargas) desde el bote
allá en Chihuahua estaba en contacto con todos estos pelados. David
López fue a ver al “Chelis” allá a Chihuahua, y “Chelis” le dijo: mándalos
a la chíngada, o sea a nosotros, y entonces, pos yo dejé al Richard, este
¿cómo se llama? Fernando Salinas Mora como encargado de seguir la
negociación con este grupo. Y un día que llego a Guadalajara, él me
dice, no esos cabrones no más nos están dando atole con el dedo, ya me
dijeron que no quieren nada con nosotros y que ni nos pongamos muy
alzados, porque nos andan atorando, dije, pos mándalos a la chingada, y
así rompimos contacto con ellos. Ya después, en mayo del 73 que tenía-
mos una reunión plenaria de la Dirección de la Liga donde había como
25 pelados, estaba el “Chano” y los del fer y todo el mundo, estaban Los
Macías que se acababan de anexar a la Liga, y los del frap hacen su jale
de León Hardy y nos ponen en jaque, en peligro pues porque nosotros
también estábamos ahí, porque lo hacen en Guadalajara, y nosotros
estábamos ahí en reunión. Recuerdo que ese día estábamos el Julio y
yo tomándonos un café en una de las principales avenidas y de repente
todo el restaurant se llena de gente del Estado Mayor y nosotros todos
espantados no sabíamos que estaba pasando y es que Echeverría había
llegado a Guadalajara e iba con todo su convoy en la avenida, y no sé si
eso ocurrió un día después o un día antes del secuestro, eso complicó la
salida de Guadalajara.
Después de este proceso, muchas de las vinculaciones se fueron perdien-
do, incluso ahí en Guadalajara un grupo de cuates del Partido Comunista
me busca a través de sus múltiples contactos y yo no quería ni verlos,
porque dije, pos si son del Partido Comunista no tenemos nada que
hablar, para qué vernos, es que como eran cuates míos desde tiempo
atrás, incluso con alguno de ellos estuve un tiempo allá en la Alemania
Oriental, dije, a ver, vamos a ver qué pasa, y nos vimos y los batos muy
amables conmigo, y me dicen que también quieren participar en la lucha
armada, yo le dije ¿Cómo quieren participar en la lucha armada si siguen
siendo del Partido Comunista? Total, no llegamos a ningún acuerdo.
Los vi como amigos, sobre todo por Gilberto Enríquez, un amigo muy
querido, que, era por cierto, hijo de un policía de Guadalajara que era
un perro contra los comunistas. Recuerdo que Gilberto Enríquez me
platicaba que su papá le decía: Pendejo, cómo te quieres poner en contra
del supremo gobierno… Nosotros decíamos, si no estamos en la época
de Plutarco Elías Calles.

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

Coor.
Eso mismo impide la vinculación con Lucio.
GH.
Claro, pues nosotros teníamos una línea muy clara de que todo mundo debía
someterse al proletariado y nosotros éramos los representantes del
proletariado y Lucio, evidentemente, era el representante de la pequeña
burguesía rural, claro, revolucionaria, pero con todos sus perjuicios, su
caudillismo. Nosotros le hicimos labor de zapa a Lucio dentro de la Bri-
gada, pero ¿apoco Lucio era pendejo? Lucio estaba muy jodido de salud, y
cada rato bajaba a curarse, y nosotros aprovechábamos cuando no estaba
para hacer grilla, nos aventábamos nuestro rollito ahí, y nada más llegaba
y “pum” daba un manotazo y desbarataba todo, toda la conspiración.
Hasta que un día se hartó y dijo ¿Saben qué? ¡Estos cabrones se me bajan,
si no quieren que los fusile! No, pues nos bajamos cabrón, antes de que
nos fusilen. Y ahí andan, por ejemplo el “Rami”, ustedes lo conocen, él
estuvo allá con Lucio. Escamilla Lira era otro, de hecho alguien me dijo
un día: ¡oye que cabrón eres! tú mandaste a Escamilla Lira y a su mujer a
la sierra, y yo me quedé pensando y dije: ¡hijo de su pinche madre, si es
cierto! ¿Por qué mandé a Escamilla Lira y a su mujer a la sierra? Porque
eran muy conlictivos y muy desordenados y muy paranoicos. Una vez
nos salimos de una casa porque la mujer de Escamilla dijo que un carro
tenía no sé cuantas horas ahí vigilándonos, y dejamos todo y nos fuimos,
mi compañera de entonces, yo, Escamilla Lira y su mujer ahí andábamos
trotando por los hoteles de paso del centro, entonces me pregunta Oseas
¿qué hacemos con Escamilla Lira? Pos hay que mandarlo la sierra, dije,
y que lo mandamos a la sierra. Además el Escamilla Lira estaba sordo,
no escuchaba, entonces, como no escuchaba, gritaba, porque pensaba
que no lo escuchaban, imagínate, entonces, van en la noche, en la sierra,
una columna y grita, pues es para… los cuates de la brigada, los viejos,
estaban encabronadísimos. Y luego la mujer, la mujer era una chava en
aquel tiempo un tanto gorda con los tobillos muy frágiles y cada rato se
caía en las caminatas de la sierra, entonces era un desastre por todos lados.
A ellos los corrieron antes, pero se bajaron junto con todos. Entonces
reconozco que yo cometí el error de mandarlos, pero los mandé porque
no hallaba dónde ponerlos, y así pasaba con varios compañeros. Pues eso
de Lucio fue un desastre, de ahí salieron otros grupos como el de Carmelo
Cortés que nunca inalmente se alió con nosotros, una brigadita nuestra
que teníamos ahí en Acapulco, toda inestable y que se fue a Oaxaca,
donde estuvo “Rami” también, y ellos son los que relato ahí en mi libro

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

que hicieron toda una ceremonia cuando enterraron las armas, como si
estuvieran enterrando a sus parientes. Y ahí se integraron a la vida civil, ya
en plena rectiicación. Ahora, este… la rectiicación comenzó lentamente
mucho después, y después de que dijeron que yo era un pinche traidor,
por haber iniciado la rectiicación, pero poco tiempo después muchos
comenzaron a decir, ¡pues éste no está tan errado!, y comenzaron a… por
ejemplo los de la Corriente Socialista se declararon partido legal o grupo
legal, o corriente legal, y al mismo tiempo seguían haciendo acciones,
entonces que no digan que ellos se me adelantaron a la rectiicación, pos
cuándo. Ellos creían que todavía se podía mantener dos caretas durante
un largo periodo, hasta cuando las cosas se pusieron más peligrosas.
Todo esto un poco antes de la amnistía, porque mi hermano, y otros, el
“Rami” y otros cuates estuvieron ahí en la corriente, con Camilo, con
Zambrano, con muchos más.
Coor.
Es ese tenor ya que lo mencionaste, son bien conocidas las desavenencias que
hubo entre la Liga y el Partido de los Pobres, pero nos gustaría conocer
más sobre por qué tampoco se integran o se adhieren a la Liga por ejemplo
las Fuerzas de Liberación Nacional o por Ejemplo la up.
GH.
…Miren, con las Fuerzas de Liberación Nacional nunca hubo relación orgánica,
relación de conocimiento porque, tanto los principales dirigentes de los
Procesos, luego de la Liga como de las Fuerzas de Liberación Nacional
surgieron del mismo núcleo de jóvenes socialistas de Monterrey, nada
que más que los de las fln se orientaron claramente hacía el rollo cuba-
no, cubanóilo y los otros dirigidos por Raúl Ramos, por Rhi Sausi, por
Rosalbina Garavito, por el propio “Nacho”, por José Luís Sierra Villareal,
se orientaron a una posición crítica hacía el cubanismo, la castroilia.
Por eso nunca pudieron embonar, nunca hubo más allá de contactos…
cómo les diré… de alianzas convenencieras, de objetivos comunes, pero
no había empatía. Con la Unión del Pueblo fue peor, por qué éstos de la
Unión del Pueblo para empezar eran muy misteriosos y, segundo, estaban
enajenados con lo de poner bombas, y nosotros teníamos un profundo
malestar y despreció por aquellos que creían que la revolución se iba a
hacer poniendo bombitas aquí y allá. En aquel tiempo, nosotros a ellos los
llamábamos “los bomberos”. Y nos los encontrábamos en cada esquina,
por ejemplo yo platico en mi libro, en el de la Memoria, que una vez, allá
en Guadalajara, en una casa de seguridad del fer me encuentro al “Ti-
burón”, yo conocí al “Tiburón” Jorge Meléndrez, porque era hermano de

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

Samuel Meléndrez, nuestro cuate del partido, entonces conocí a un chorro


de gente del partido. Jorge Meléndrez era de la Juventud Comunista, yo
lo había conocido en el año 68, en una escuela de cuadros de la Juventud
allá en Guadalajara, ya estamos hablando del 1872. Ahí lo encuentro en
una casa de seguridad del fer y le pregunto ¿qué onda qué estás hacien-
do aquí? él contesta, pues acá andamos. Pero lo veía muy misterioso y
pos yo tampoco me abría. Pasó. A los tres meses, algo así, no recuerdo
con exactitud, sale en el periódico, que murió estando manipulando un
explosivo, una bomba, como murieron otros, como el “Clark” y otros,
manipulando explosivos. Pues es que no, manipular explosivos es una
cosa riesgosísima y que provoca un montón de accidentes y el que los
enseñó a todos estos a manejar los explosivos fue el Chema Ortiz, eso me
lo acaba de ratiicar el Chelis, él conoce todas esas historias, sobre todo
porque él se juntaba con el Chema en Cuba, el Chema fue de los exiliados.
Coor.
En ese sentido ¿hacia dónde había de rectiicar, a cuarenta años de distancia que
piensas, la rectiicación hacía dónde pudiera haber sido en aquel entonces?
GH.
No se podía… No se podía rectiicar porque habíamos escogido el camino de
la lucha armada. Habíamos criticado a todos los que dentro de ese mis-
mo camino tenían otras posiciones, foquistas, militaristas, etc. Nosotros
creíamos que estábamos por encima de ellos, pero estábamos haciendo
lo mismo que ellos, digamos con mayor capacidad, cobertura, con posi-
ciones en muchas más partes del país, y lo único que sacábamos era que
los golpes recibidos fueran más devastadores, porque éramos una organi-
zación más grande y más enfrentada. Entonces, yo también me he hecho
esa pregunta ¿hacia dónde se debió de rectiicar? No había hacía dónde
rectiicar y no había quién rectiicara. Yo comencé a rectiicar ¿cuándo?
Primero, cuando ya tenía un año y cacho en la cárcel, segundo, cuando
me llega la noticia del conlicto que está ocurriendo afuera de la Liga,
cuando me entero que Oseas manda ejecutar a Julio, cuando me entero
que Oseas disuelve la Dirección Nacional y nombra dos chalanes de él
para que lo acompañen en la Dirección y dije: ¿qué es esto? ah… y cuando
me entero —todo junto con pegado— que detuvieron y desaparecieron al
propio Oseas, entonces yo digo ¿Qué chingados es esto? ¿Qué perspectiva
tiene esto? esto no tiene ninguna perspectiva, esto es el desastre total. Fue
cuando yo comencé mi rectiicación, compartiendo estas ideas con los
camaradas que estaban conmigo ahí en la cárcel ¿quiénes eran? Eran José
Luis Sierra Villareal que siempre se mantuvo alejado de nuestro grupo. Él

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

es el marido de Dulce María Sauri, la que fue gobernadora de Yucatán y


presidenta del pri, que iba por cierto a visitarlo ahí a la cárcel igual que mi
mujer y las mujeres de todos los que en ese tiempo estábamos ahí. Estaba
también Luís Ángel Garza Villareal, era Ricardo Morales Piñal, Benjamín
Palacios, eran… ¿quién más? Escamilla Lira y luego este grupo nuestro
que éramos como catorce gentes, el cual se escindió, ¿porqué?, porque
yo empecé a orientar mis posiciones y acercarme al Partido Comunista
y ellos, aunque algunos también venían del Partido Comunista dijeron,
que yo ya me había descompuesto, que ellos para allá no iban, en alguna
ocasión hasta a golpes nos estábamos agarrando.
Coor.
La rectiicación, particularmente a mediados del 74 la rectiicación dentro de
la Liga también se vuelve muy militarista, durante este proceso, es mito
o verdad que la Liga creó organismos de vigilancia interna para evitar
los deslindes, las rectiicaciones, etc.?
GH.
No. Lo que pasa es que, como Oseas implanta la tesis de que los desastres de la
Liga derivan de las desviaciones y que las deviaciones sólo pueden ser
producto de la intervención de la policía política, pues ahí todo mundo
empieza a ver si el otro no es el de la policía política y Oseas orienta eso
en contra de determinada gente que eran o que lo contradecían un poco
como Julio, como otros cuates que cayeron de su gracias y quedan en su
mira, entonces, a mi un cuate —eso lo he platicado en varios lados, creo
que en el libro— un cuate de los más rudos de los Enfermos que después
fue funcionario en Chiapas y otros lugares por el prd, él me dijo: oye, y
era del comando que iba a ejecutar a Julio. Pos si tú me lo dices te creo, le
dije, le pregunté por qué no lo habían ejecutado, él respondió: pues porque
surgió otra tarea ahí, pero de que está sentenciado, está sentenciado. Me dijo
que por un aviso que les llegó ahí al momento de casi ordenar su ejecución
se había logrado salvar. Además, el Julio tenía un nivel teórico que podía
ampliamente cuestionar a Oseas. Julio fue el que dijo, y yo lo relato en mi
libro, un día que estábamos platicando, me dice, no “Padre” ah... no, el
no me decía “Padre”, el que me decía “Padre” era Oseas, no sé porqué. Él
me decía: Fermín, si tu y yo nos equivocamos hay muchas broncas porque
somos barquitos, pero ese Oseas es un destructor, si se equivoca imagínate.
Porque nosotros ya percibíamos que estaba el rumbo muy chueco. Ahora
¿por qué percibíamos que estaba el rumbo muy chueco? Pues porque
estábamos enfrentados contra toda la izquierda, perseguidos por toda la
policía política y solamente éramos los buenos, y todo el mundo, fuera de

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

nosotros eran malos, bien sea porque eran malos ideológicamente, bien
sea porque eran agentes del gobierno o militaristas, pequeño burgueses
o lo que ustedes quieran.
Coor.
¿Ya a 40 años de distancia de la formación de la Liga Gustavo, qué podrías abonar
sobre porqué la organización fracasó en lo militar y fracasó en lo político?
GH.
Miren más bien, yo no diferenciaría lo militar de lo político, yo creo que fracasó
porque la concepción política, incluyendo la militar estaba equivocada,
o sea nosotros partimos ¿de qué? De que en México ya estaban dadas
las condiciones para la lucha directa por la revolución, y que el error de
nuestros izquierdistas era no admitirlo… Nosotros partíamos de una
concepción equivocada en cuanto a qué ya estaban dadas las condiciones
para el asalto directo al Palacio de Invierno; ahora ¿por qué estaban dadas
las condiciones? Pues porque había una represión espantosa en el 68, en
el 71, impunidad, indignación, porque la gente vivía en la pobreza, la
mayoría, porque había opresión y represión política, porque el gobierno
no respetaba la constitución, porque se pasaba la constitución por el arco
del triunfo, cuando de reprimir o de hacer prevalecer muchos intereses
se trataba, y cuál era la bronca con la izquierda según nosotros, pues de
que la izquierda no se daba cuenta de esto, de que ya estaban dadas las
condiciones y posponía el momento de la deinición diciendo que en
las actuales condiciones la lucha era por una revolución democrática y
socialista, cuando para nosotros era claro que la única lucha posible era
por la revolución socialista directamente y luego nos pitorreábamos de
las consignas de la izquierda, particularmente las del Partido Comunista
que luchaba por la reforma democrática de la enseñanza, por la reforma
electoral democrática, por la reforma educativa, por la reforma campesina,
por la reforma laboral, etc. Nosotros decíamos: pendejos, este ya no es el
momento, ya pasó el tiempo de la lucha política por las reformas, hay que
pasar a luchar directamente por la revolución y lo que hay que hacer aho-
rita, en vez de estarnos desgastando en reformas es luchar por construir los
núcleos revolucionarios en todas las instancias y todos los lugares, en todas
las instituciones que permitan desarrollar la lucha revolucionaria, en las
universidades, en los campos agrícolas, en las fábricas, en esto, aquello, en
el más allá, sin mediaciones. Mediaciones que tenía el Partido Comunista
y la izquierda, tenían un conjunto de mediaciones para luchar por las re-
formas y nosotros decíamos que la lucha era sin mediaciones, estábamos
bien pendejos, ni en China, ni en Rusia, ni en ningún otro lugar ha habido

332

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

luchas exitosas sin mediaciones, estábamos en la lona, porque creíamos


que era el asalto directo y eso no era, no ha sido, ni será posible. ¿Qué
proceso revolucionario triunfa así? Ahora, sin mediaciones, sin alianzas,
sin concepción estratégica de etapas, ¿pues cómo? Era lo más irreal que
se había planteado, además enfrentados todos los días con la izquierda
y con la policía política.
Coor.
Gustavo ¿la desarticulación de los grupos armados tiene, al menos para ti, una
relación directa con la Ley de Amnistía y la Reforma Política implemen-
tadas a inales de las década de los setenta?
GH.
No, creo que si hay una relación, pero no directa, ¿qué fue lo que pasó? Esto lo
he logrado construir con información que me llegó hace mucho tiempo
e información que es muy reciente. Echeverría sabía que no podría man-
tener las cosas como estaban en cuanto a la opresión y represión contra
la izquierda y en el convencimiento último de esto inluyó su enfrenta-
miento con la burguesía regiomontana de los últimos años, sobre todo
lo de “Chipinque” y eso. Entonces él estaba muy enojado con nosotros
por terroristas, pero también estaba muy enojado con la burguesía regio-
montana y él pensaba que una de sus últimas cosas que podría hacer, si
no él, dejar las cosas preparadas, era abrir cauces al conlicto, quitarle un
poco de presión a la cosa. Entonces, según me platicaron algunos cuates
del Partido Comunista que estuvieron en reuniones con Echeverría,
cuando era presidente, él si tenía la idea de la Amnistía, pero no quería
hacerlo él, quería dejárselo a su sucesor para que éste partiera plaza con
la izquierda. Por ello no fue fortuito que López Portillo escogiera a Reyes
Heroles para que se encaminaran las cosas para destrabar el camino hacía
una institucionalización de la izquierda, esto se tenía que hacer a como
diera lugar, eso ya estaba cantado, ¿qué era lo que no estaba cantado? la
Amnistía, la amnistía estaba planteada, ya muchos venían planteándolo.
Arturo Martínez Nateras, doña Rosario, nosotros desde el bote venía-
mos planteándolo, pero el Gobierno la veía con mucha desconianza.
La muerte del “Chano” y otros acontecimientos fueron contribuyendo
indirectamente a que el gobierno viera que la guerrilla ya no era tan
peligrosa como lo había sido, no en el sentido de que pudieran derro-
carlo, evidentemente, sino en el sentido de hacer cosas que provocaran
desestabilización como fue lo de Garza Sada, porque para el gobierno fue
una pesadilla que los regiomontanos le echaran la bronca a Echeverría.
Ahora. ¿cuál fue un factor que desde el punto de vista del Partido Co-

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

munista, de la Dirección del Partido Comunista ayudó la rectiicación?


porque a mí me platicó Valentín Campa, Gilberto Rincón Gallardo y
otros que en ese tiempo eran la dirección del partido que, cuando Reyes
Heroles dijo ¿Quién me garantiza que cuando salgan esos cabrones no se
vayan a regresar a la clandestinidad? ellos mostraron el libro mío como
señal de que la rectiicación se había realizado, era una muestra de la
rectiicación. Entonces Reyes Heroles les dijo a los del partido —eso
me lo dijeron a mí, no me consta del todo— que mi libro si sirvió para
que en esos ámbitos, en esos sectores, digamos los cercanos al grupo
gobernante, surgiera la idea de que sí había una rectiicación y de que sí
había una posición fuerte de que la lucha armada ya no era el camino,
eso estaba argumentado, y ahí estaba mi libro para demostrarlo, el libro
de La Liga Comunista 23 de Septiembre, orígenes y naufragio. Así fue que
Reyes Heroles, le garantizaba de algún modo al gobierno que si acaso
algunos de los amnistiados regresaba al rollo armado, iban a ser casos
excepcionales, pero que la inmensa mayoría ya estaban encaminados,
porque una cosa fue mi rectiicación, pero hubo declaraciones de otros
grupos que se enilaban a una rectiicación sin aceptar la reforma política,
ni la lucha legal, es decir, nada con la integración, yo naturalmente era la
cabeza de los integrados. Entonces, sí ayudó mucho la rectiicación y mi
libro en particular dentro del conjunto de la rectiicación. Yo me acuerdo
que en ese momento fueron a la cárcel a visitarnos Valentín Campa, los
dirigentes del Partido Comunista, dirigentes de los troskos, los dirigentes
de la revista Punto Crítico a pesar de que conmigo tenían mucha bronca
por lo de los Enfermos ¿no?, y todos nos querían jalar, pero nosotros
estábamos claros de que el lugar hacía donde había que encaminarnos
—me reiero al grupo de los que irmamos la carta a Campa— era hacía el
Partido Comunista, incluso re-ingresamos al Partido Comunista desde la
cárcel, en parte, porque era el grupo que yo veía más claro de hacia dónde
quería ir, además que yo conocía a muchos militantes, comenzando por
Arnoldo y Campa. Como les decía, a mi me caían bien los troskos, los de
Punto Crítico, pero teníamos bien claro hacia dónde queríamos ir, y era
al Partido Comunista, era el partido más serio y que tenía las mayores
posibilidades de implantarse políticamente, porque nosotros estábamos
apoyando desde entonces con la carta a Campa la lucha pacíica, la lucha
institucional y cambiar lo que hubiera de cambiar con los instrumen-
tos que nos diera la propia constitución y la propia lucha, o sea, si en
la constitución estaba previsto o estaban planteados mecanismos para
modiicar los escenarios, pues por ahí había que aventarnos, era lo que

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

decíamos en ese tiempo, sin querer decir que la lucha legal era la única,
porque nunca lo dijimos, pero muchos lo dedujeron, así lo entendieron,
que nosotros no queríamos saber nada de la lucha armada, y en parte era
cierto, nosotros no queríamos saber nada de la lucha armada, para nada.
Otros coqueteaban con ambas ideas, decía: si pero no, es que depende,
nosotros decíamos que no, deinitivamente no a la vía armada. Nosotros
decíamos que el camino de la lucha armada se había chingado. Era y
hablaba nuestra experiencia, me acuerdo que en aquel tiempo decían;
estos lo que quieren —decían— en vez de hacer la carta a Campa lo que
debieron hacer era una manta que dijera ¡déjenos salir! y pos sí, pero no
nos dejaron salir, yo después de la carta a Campa estuve cuatro años
encerrado, así que no fue el pasaporte esa carta a Campa.
Coor.
¿A 40 años cuáles fueron los aportes de la Liga a la reforma política, a la ley
de amnistía, a la democracia, a los derechos humanos, a la alternancia
política?
GH.
Ningún aporte directo, puros aportes indirectos, o sea, la Liga y en general
las organizaciones que hicieron la lucha armada contribuyeron a la de-
mocratización no por lo que planteaban, sino por lo que hacían y por
lo que mostraban ¿Qué mostraban? Mostraron que después de 1970,
de las represiones y de los abusos del poder, que un sector importante
vio cerrados todos los caminos y en su desesperación apeló a la última
instancia, la lucha armada, sin darse cuenta que no estaba a la orden del
día la última instancia, porque la última instancia, como su nombre lo
indica es cuando no hay otra opción y evidentemente en este país había
muchas opciones, como la lucha democrática, la lucha sindical, la lucha
campesina y obrera, etc. Estas luchas se siguieron desenvolviendo al
margen y hasta en contra de nosotros. Ahora bien, mi punto ¿para qué
sirvió la lucha armada? No conquistó nada directamente, pero sirvió
para mostrar la desesperación, exasperación y asixia de amplios secto-
res de la juventud sobre todo, contra un régimen muy cerrado, que no
abría espacios y no tenía válvulas de escape, por así decirlo, y sectores, o
grupos más perspicaces y visionarios de los gobernantes que dijeron ¡ah
cabrón! esto está de la chingada o empezamos a abrir o se va a reproducir
el fenómeno. En ese sentido yo digo, y no sólo yo, la lucha armada y la
guerrilla contribuyeron a romper el cascarón, como se ha visto, ha sido,
un proceso interminable, romper una parte del cascarón, luego otra capa,
y otra capa, hasta llegar al punto donde estamos, donde hubo alternancia

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

en la presidencia de la república, pero este país, fíjense, punto ahora, es


un país tan formado, tan compenetrado en la ideología en la revolución
mexicana que de repente regresa el pri, regresa al viejo carril. No se ha
desmontado y si se ha desmontado. Porque el pri regresa en condiciones
muy distintas donde ya no es lo mismo, el presidente no es lo mismo
a López Portillo, Echeverría o Díaz Ordaz, aunque quisiera. En el país
existen muchos más centros de poder y contrapeso de los que existían en
aquel tiempo, o sea, antes solamente la clase empresarial hace contrapeso,
ahora, hay muchos contrapesos en los estados, en la sociedad civil, la
propia tecnología moderna, si alguien tiene visión y recursos puede ser
un contrapeso. Por eso digo, pese a todo, de algo sirvió y por supuesto
no estábamos solos, estuvieron los esfuerzos de mucha gente, gente des-
de muchos lugares que luchaban por ampliar los canales democráticos.
Coor.
A pesar de todo, actualmente se sigue haciendo un paralelismo con los regí-
menes de Luis Echeverría, principalmente, con el regreso del pri y los
visos represivos que se han sucedido en los últimos días ¿Existen ahora
condiciones, no sólo para pensar en un desarrollo y robustecimiento de
la lucha armada, este contexto es potencialmente aprovechable, es viable
ahora un contrapeso de este tipo?
GH.
Yo creo que con el regreso del pri lo que hay que hacer es luchar porque no
muestre y sobre todo porque no implante los viejos métodos priístas. O
sea, al pri hay que contenerlo en lo peor, en lo que mantiene de su vieja
genética. Pero de eso a creer que el regreso del pri es el regreso al auto-
ritarismo, yo digo que hay mucho, que se ha avanzado tanto, no sólo en
la sociedad mexicana, sino a nivel internacional, que incluso no sólo, no
puede, ninguna fuerza puede tener tanta fuerza para imponerse autorita-
riamente para imponerse por encima de todos los demás. Finalmente, si
el pri avanza en sus propósitos, es porque tiene aliados no sólo en el pri,
sino en otros partidos y en la sociedad, o ¿cómo te explicas una votación
en la cámara en el Senado, donde las minorías que votan en contra de las
reformas no son signiicativas, donde se impone la mayoría? No me digan
que es por el presidencialismo, si el presidencialismo fue desmontado
y vapuleado, fue desmontado, vapuleado y ahora tiene una especie de
restauración, sí, pero no igual que antes.
Coor.
A partir de tu experiencia, como ex fundador y militante de la Liga, cuál es
tu valoración o perspectiva de los grupos actuales como el ezln o epr.

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

GH.
Miren, yo creo que el ezln fue un movimiento que tardó mucho tiempo en
incubarse, mucho más de lo que ellos tenían pensado y que dio lugar a
un fenómeno que ellos no tenían pensado tampoco. Ellos tenían pensado
en implantar su columna guerrillera en el lugar estratégico adecuado que
era Chiapas y dentro de Chiapas, X o Z sierras, pero al estar ahí, fueron
creando otra cosa que al momento de explotar era otra cosa distinta al
viejo esquema guerrillero, nada que ver, era un ejército con un peril y
una seña de identidad muy particulares que fueron la causa de su gran
pacto y su gran impacto y su gran éxito cuando apareció. Pero esto
mismo, que le dio tanto impulso, tanto efecto, inalmente se ha venido
convirtiendo en las causas de su opacamiento, es decir, el carácter in-
dígena, el carácter aislado, o sea, el ezln tenía una estrategia que tenía
que ver con sus éxitos militares y su conversión en parte beligerante,
sujeto de las leyes de Ginebra, pero como eso no se logró, o sea, nunca
pensó en tomar el poder directamente, claro que no, nadie está tan loco,
pero sí trataron de convertirse en un actor beligerante según las leyes
de Ginebra, pero eso no se logró y a partir de que no se logró entraron
en situaciones que tenían que ver con las conversaciones de paz, con la
demanda de la autonomía indígena, etcétera. Y después de eso, de que
se rompe la continuidad de su horizonte programático, pues lo que ha
venido ocurriendo, hasta dónde puedo ver, es una especie de ensimis-
mamiento donde se conforman, quizá porque no pueden más, con las
cositas ¿qué son las cositas? Que la escuela indígena, que la vida de los
Caracoles, que invitan a los del extranjero para que hagan una crónica,
¿y eso que tiene que ver con los sueños de transformar el entorno y que
los que manden estén al servicio de los mandados, y que esto y lo otro?,
No quedó nada, más que el ejemplo, o sea, ustedes van a Chiapas, salen
del Caracol y van al ejido dominado por el prd, el pri o quien sea y nada
cambió, digo mejoraron, las preocupaciones del país se voltearon a Chia-
pas, pero nada cambió en cuanto a transformaciones cualitativas en el
modo de gobernar, de producir, nada. O sea, las comunidades zapatistas
son particularmente comunidades de autoconsumo, se sostienen en base
a lo que producen, intercambian y de lo que reciben de afuera. Compara
eso con lo que ocurrió el primero de enero de 1994 y hay una tremenda
desproporción, máxime, si las noticias, de buenas fuentes, dicen que están
jodidos, al igual que los demás en México. Eso explica porqué un cuate
que siempre salía y decía que declaraba la guerra, dure años sin decir
nada. Yo sí creo que está tocado. Jaime Martínez Veloz es mi cuate, y él

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

tenía buena relación con Marcos, en algún momento, por algunas riñas
se perdió la buena relación, siempre tuve contacto con él, que a su vez
tenía contacto con Marcos, hace tres o cuatro años que Marcos estaba
jodido, que no sabía exactamente de qué, pero mucho se temía que fuera
un rollo feo, el páncreas, o algo así, incluso organizaron apoyos, buscaron
organizar apoyos para asistirlo, pero aparentemente hubo negativa de él,
de dejarse atender.
Coor.
¿Y sobre el epr cuál sería tu lectura?
GH.
No esos son… yo el epr lo veo así: lo veo, como… bueno, siempre hay razones
para inconformarse, para demandar, pelear, por injusticias, etc. Pero a
estos vatos del epr yo los ubico como aquellos soldados japoneses que
se quedaron perdidos en islas del pacíico y que nunca nadie les dijo que
ya había terminado la guerra y que cuando llegaron, X o Z navegantes,
barcos, los encontraron armados y les preguntaron ¿qué pasó? ¿Qué es-
tán haciendo? No, pos estamos en guerra ¿Cuál guerra cabrón? si terminó
hace 20 años, No sí seguimos en guerra, el emperador no ha dicho que ya
terminó. Así estos pelados, yo los miro como náufragos del tiempo. Ellos
creen que están en la guerra, pero ellos saben que más vale no sacar la
cabeza porque se las cortan, yo tengo vínculos con ellos indirectos, amigos
míos tienen parientes que están todavía en la clandestinidad y cuando
salió el caso de los desaparecidos, cuando les desparecieron a dos de sus
dirigentes a mí me llamaron de Gobernación, pues para que aconsejara
qué hacer, pidiendo consejo, yo les dije: pos no hay otra cosa más que
presentarlos, cabrones, de otra manera nunca se van a conformar ¿no? pero
nunca pudieron presentarlos ¿porqué? Pues porque el ejército los tenía…
o el ejército se había hecho cargo de ellos. Entonces Mouriño, no pudo
hacer nada, topó con pared, ya no me volvieron a llamar, me llamaron a
mí y al traductor de Fox, él es mi cuate, ahí nos hicimos cuates, cuando
nos llamaron juntos. Y después le pregunté a mi cuate, cómo ves ¡Se los
chingaron o todo parece indicar que se los chingaron!... Porque nosotros
creíamos que si no había sido el ejercito habría chanza de una negocia-
ción, pero ni madres, nada.
Coor.
Qué ha pasado con la Liga a 40 años con su memoria, pues cada vez más jóve-
nes se interesan por investigar ese pasado. Por qué crees que se ha dado
este fenómeno.

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

GH.
Primero, porque fue el grupo más característico de la etapa de la lucha ar-
mada, el más amplio, el más cabrón en cierto sentido, junto con Lucio,
eran los dos grupos que polarizaban, que tuvieron además contacto y
luego rompieron, esto por un lado. Por el otro, porque era muy radical
en sus posiciones, no daba lugar a matices ni puntos intermedios y
porque sigue siendo un misterio ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Porqué
hicieron esto, aquello? ¿Por qué se enfrentaron a la izquierda? Además,
porque no hay muchos objetos de investigación ¿no? o agarras al pri,
agarras al pan o al ezln que es otro de los sujetos de investigación o la
Liga, y la Liga tiene la ventaja de que está más remontada en el tiempo,
agarras ahora al ezln y si quieres ser crítico pues te puedes bronquear
con mucha gente.
Coor.
¿Cómo evaluar la situación actual de la Liga en el plano público, porqué no
han logrado constituirse como un pasaje de la historia reciente, tomando
en cuenta las dimensiones que tuvo la organización, su impacto, y cuál
crees que debe ser su lugar, cómo debe de ubicarse en la historia del país,
particularmente en el siglo xx mexicano?
GH.
Miren, lo he dicho y lo repito, creo que fue una expresión de lucha de la juventud
consciente, que se consideraba revolucionaria pero que fue ganada por el
voluntarismo y no por la… era un sector de la juventud que no tenía ex-
periencia más allá de las luchas estudiantiles y otras y que creíamos saber
todo lo necesario de la lucha revolucionaria, y evidentemente no sabíamos
nada. A partir de eso aprendimos, sobre todo los que sobrevivimos, que no
era por ahí. Ahora ¿Por qué esta ubicación un tanto turbia de la Liga en el
referente histórico? Por la misma razón que Sendero Luminoso tiene una
ubicación no sólo un tanto turbia, sino turbísima en el referente peruano,
porque eran unos hijos de la chingada, la Liga no tanto, pero por ahí, es
muy difícil asumirla, defenderla, proclamarla. Incluso hasta para los que
se quedaron. He platicado con cuates, con cuates que se quedaron y ¡hay
cabrón! son duros, incluso con cuates que a mí me detestaban por haber
sido de los que dije desde el inicio ¡la Liga ya no existe! y ellos dijeron:
¿cómo qué no cabrón, entonces nosotros luego qué somos? Pues sí, pero ya
murió, se acabó. Esa fue mi valoración, ahora qué hacer para que tenga
otra, para que genere otra imagen, lo único que se puede hacer es lo que
ustedes están haciendo, veriicar, indagar, reconstruir y dar a conocer, y
no sé si los resultados sean mejores o peores, pero de algo servirá.

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

Coor.
Para ti, como ex militante es necesario, importante, sano que exista una memoria
de la Liga, una memoria echa por ex militantes.
GH.
Si.
Coor.
Y entonces ¿por qué ha sido tan difícil para los ex militantes hacer ejercicios
de memoria, consensar el pasado, hacer un uso de él, elegir qué se debe
y qué no se debe recordar?
GH.
No sé, supongo que porque no están muy orgullosos de lo que pasó. Y hay
razones para no estar orgullosos de lo que pasó. O sea, yo me acuerdo
que… que… cuando empecé la rectiicación, cuando empezamos la
rectiicación, pues recibimos muchas replicas, gente que decía que estaba
bien rectiicar, pero no tanto, otros decían que estábamos apoyando al
Partido Comunista, otros decían que rectiicar es traicionar. Imagino que
ahora todavía en algunos pesa eso de que rectiicar es traicionar y se van
a morir con esa bandera como muchos militantes comunistas se van a
morir agarrando la bandera roja comunista sin ver que el comunismo ya
no existe, no, ni como ideología que esté en algún lugar de la realidad,
ni como símbolo ni como nada. No me digan que Cuba es lo que queda
del comunismo, que China es lo que queda del comunismo, es un capi-
talismo salvaje el chino, cuáles derechos obreros. Ahorita están subiendo
los salarios gracias a que en muchos lugares se están levantando, pero,
si por los dirigentes chinos fuera, seguirían con la bota sobre la cabeza
de los obreros.
Coor.
¿Sigue entonces pesando el asunto de las posiciones, el asunto del militarismo,
sectarismo, caudillismo para construir una memoria desde los ex mili-
tantes?
GH.
No. Lo que yo creo es que muchos militantes tienen vergüenza de muchas cosas
que se hicieron, ahora a la luz de todo lo que ha pasado y todo lo que ha
cambiado el país y no quieran hablar de ello para no ensuciar una me-
moria que ellos consideran intocable, la parte de la memoria que habla
de lo que para ellos signiicó la entrega, la valentía, el riesgo, el sacriicio,
todo eso. Entonces creen que si dicen la verdad, tal como la conocen y
la vivieron, ensucian el legado.

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

Coor.
¿Entonces no se ha logrado porque no hay interés de algunos ex militantes por
rescatar las memorias privadas, las memorias individuales, sino la me-
moria colectiva. Es mejor entonces un silencio estratégico sobre muchos
acontecimientos del pasado?
GH.
No. No creo que ni siquiera se hayan puesto de acuerdo, que haya habido un
consenso, es algo que les nace. Algunos que hemos hablado, que hemos
dicho, nos pusimos fuera de la herencia, a mi la verdad no me preocupa
estar fuera de la herencia, y es más, lo digo abiertamente y honestamente,
no me gustaría estar en las reuniones donde se discute esto. Porque en
primero, me apabullarían entre todos y, segundo, porque no creo que
tengamos un terreno común de discusión. Ahora alguno de ellos son mis
cuates y nos vemos, etc. A mí me da risa que hoy el principal defensor
de la Liga sea un cabrón, mi cuate el “Chelis”, que nunca fue de la Liga.
No sólo no fue de la Liga, hizo campaña en contra de la Liga, cuando la
Liga se estaba formando, él hizo campaña contra de la Liga, les dijo a los
del frap: nunca se junten con esos cabrones ¿Así cómo?...
Coor.
Por último Gustavo, sabemos que has estado al tanto de la mayoría de cosas que
se producen sobre la Liga, a tu parecer ¿Qué es lo que falta por historizar,
qué vacíos analíticos encuentras sobre este fenómeno?
GH.
Yo creo que lo que falta historizar es no tanto la Liga, sino las condiciones en las
que surge, es decir, a ver ¿qué era lo que se producía teóricamente en el
campo del marxismo, en el campo de la sociología, en el capo de la teoría?
Ese es un aspecto. Otro; ¿quiénes eran los líderes morales e intelectuales de
la juventud en ese tiempo? ¿Cuál es mi posición al respecto?, que no había
líderes, y que justamente, ante la ausencia de liderazgo intelectual y moral
es que nosotros nos fuimos de hocico, y nadie nos dijo que estábamos
mal, además, nos divorciamos de todos, justamente por eso, porque no
reconocíamos ningún liderazgo intelectual y moral. Teníamos enfrente
a Valentín Campa, a Arnoldo y les mentamos la madre, suponíamos que
ellos no sabían ni madres. Nosotros éramos unos chamacos bravucones
hace cuarenta años. Imagínense, hace 44 años pedorreando a Valentín
Campa en el Tercer Congreso de la Juventud Comunista y si alguien que-
ría levantarse a defenderlo todos nos le dejábamos ir, y Valentín Campa
acababa de salir de la cárcel, a nosotros nos valía madre, asumíamos que
nadie tenía autoridad sobre nosotros. Sin esos contextos, no se explica la

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

Liga, contextos de tremenda orfandad, ustedes creen que Carlos Fuentes


iba a ser nuestro guía intelectual diciendo que era Echeverría o el fascismo,
no, pos le mentábamos la madre al compa. Esas son muchas cosas de las
que hacen falta, y hace unos 44 años éramos unos chamacos rebeldes
que no reconocíamos ningún grado, y así nos fue. Esa creo que es una
cosa central, la orfandad moral, intelectual de la juventud en aquellos
años, particularmente después del 68. Nosotros odiábamos también a los
líderes del 68 porque, desde nuestro punto de vista, habían conducido a
la juventud hacía el matadero, era una visión muy retorcida. Esos son los
contextos que deberían de examinarse a detalle, esa parte de la historia.

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00A-Completo LC23S.indb 551 09/01/2015 03:24:27 p.m.
La Liga Comunista 23 de Septiembre. Cuatro décadas
a debate: historia, memoria, testimonio y literatura, de
Rodolfo Gamiño Muñoz, Yllich Escamilla Santiago,
Rigoberto Reyes Sánchez y Fabián Campos Hernández
(coordinadores), se terminó de imprimir en noviembre
de 2014, en los talleres de Creativa Impresores, S.A. de
C.V., calle 12 número 101 local 1, Colonia José Lopéz
Portillo, Del. Iztapalapa, C.P. 09920, México, D.F., Tel.
5703-2241. En su composición se utilizaron tipos de la
familia Adobe Garamond Pro y Minion Pro. El tiro fue
de 750 ejemplares más sobrantes para reposición sobre
papel Cultural de 90 gramos.

00A-Completo LC23S.indb 552 09/01/2015 03:24:27 p.m.

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