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Alcance de la Metáfora como Proceso Analógico en la Teoría de la Relatividad

General

Angélica María Medina Olivares

angelicamedinaolivares@gmail.com

Tomando como partida el concepto de gravedad que se implica en la teoría de la Gravedad

de Newton de 1687 y que Albert Einstein revoluciona en la teoría de la Relatividad General

en 1915, se propone analizar el alcance que ha suscitado dicho concepto en el uso de la

metáfora científica como proceso analógico, al servir a modo de instrumento para el

entendimiento y construcción de teorías científicas, como lo es la Relatividad General,

mostrando la conexión tácita entre Ciencia-Lenguaje-Realidad.

La idea de que la gravedad es un concepto abstracto y difícil de comprender tiene su

relevancia en las disputas de científicos y filósofos a través de la historia. Antes del siglo

XX se comprendía en términos absolutos desde una mecánica clásica newtoniana, y se

entendía como una fuerza aplicada a la Tierra que actuaba en todos lados y hacía que los

cuerpos se atrajeran entre sí, se manifestaba tanto en la atracción de un cuerpo por la Tierra

(su peso), como en la atracción entre cuerpos de todo el Universo.

Desde inicios del siglo XVIII ya se producían discusiones en las cuales se pensaban

conceptos de forma absoluta, como Newton y Leibniz, quienes tenían puntos de vista

opuestos respecto al espacio y el tiempo. Leibniz entendía el espacio y el tiempo de forma

relacional, donde solo podía ser definido a través de la ordenación entre objetos. En
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cambio, para Newton el espacio y el tiempo eran descripciones de entidades tan físicas y

reales como cualquier otro objeto en el mundo (Kersting & Steier , 2018).

Para el siglo XIX ya existían filósofos que cuestionaban aquellas nociones absolutas

y que sirvieron de pauta a Einstein, resolviendo el conflicto en 1905 con la teoría Especial

de la Relatividad introduciendo conceptos nuevos, lo que condujo al derrocamiento de

muchos otros supuestos que los físicos de la época no se atrevían a poner en duda. El

impacto estremeció las bases de la física clásica, modificando los conceptos de espacio,

tiempo, materia y energía establecidos en la teoría de Newton.

En 1915 la teoría de la Relatividad General trajo un apogeo de la filosofía del

espacio y el tiempo, debido a que la teoría de la gravitación de Newton era incompatible e

inconsistente con la relatividad especial, lo que llevó a Einstein a desarrollar una teoría

relativista de la gravitación, donde la gravedad deja de considerarse como una fuerza y pasa

a ser una manifestación de la geometría de un espacio de cuatro dimensiones, el espacio-

tiempo, manifestándose la gravedad como curvatura de ese espacio-tiempo (Morones

Ibarra, 2006). Los objetos como el Sol y la Tierra varían la geometría del espacio, en

presencia de materia y energía el espacio se puede deformar y estirar. Es así como la teoría

de la Relatividad General de Einstein vino a revolucionar la mecánica clásica de Newton.

La gravedad, al dejar de ser considerada como una fuerza, pasa a ser una

manifestación de la geometría (curvatura) del espacio-tiempo. Debido a esto, la relatividad

general no puede ser formulada en términos de sistemas de coordenadas rectangulares u

ortogonales, sino que requiere sistemas de coordenadas más generales para poder manejar

la curvatura del espacio-tiempo, “donde la regla para medir distancias no es la de Euclides

sino la métrica de Minkowsky” (Morones Ibarra, 2006, pág. 26).


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Aunque la teoría de Einstein es impresionante, su complejidad suscita algunos

problemas: su conceptualización teórica abstracta dificulta su comprensión general debido a

que dicha manifestación de la cuarta y tercera dimensión solo se puede demostrar

matemáticamente, por lo que se vuelve poco usual para fines educativos y tecnológicos.

Con todo, Einstein estaba consciente del desafío de la teoría, por esa razón propone

junto a un colega, Willem de Sitter, la explicación de una prenda flotando en el aire y una

curvatura que explica la dimensión espacio-tiempo, recurriendo a la metáfora para no caer

en la confusión de conceptos abstractos (Kersting & Steier, 2018).

En la actualidad, la así llamada analogía de la sábana de goma (RSA) es una

herramienta ampliamente utilizada para entender la curvatura del espacio-tiempo

cuatridimensional y compara la construcción del Universo con una sábana de goma

estirada. La gravitación y la interacción dinámica entre el movimiento de objetos masivos y

la curvatura del espacio-tiempo se ilustran colocando una bola de boliche y canicas en la

sábana de goma. La bola de boliche produce una deformación en la goma, lo que resulta en

un tirón hacia adentro que influirá en el movimiento de las canicas. La bola de boliche

representa, verbigracia, a la Tierra, y la canica a la luna girando alrededor de la Tierra. Es la

deformación de la sábana de caucho lo que crea el tirón gravitacional, demostrando que no

hay necesidad de introducir una fuerza que actúe misteriosamente a distancia (Kersting &

Steier, 2018).

Lo relevante aquí es la función que cumple la metáfora como lenguaje dentro de la

actividad científica. La función de la metáfora como proceso analógico parece exceder la

mera descripción del fenómeno científico, encontrando en la metáfora una capacidad

cognitiva dentro de la comprensión del abstracto concepto de gravedad. La metáfora parece


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inaugurar una nueva forma de explicación a través de un nuevo proceso causal con base en

la analogía y la semejanza, y no un nuevo mundo ficcional. Es interesante la forma en que

la metáfora científica incluye novedosos usos del lenguaje por el que se postula una nueva

hipótesis explicativa, pero lo hace sobre una base aceptada y conocida, haciéndonos

percibir lo semejante en dos sistemas distintos, uno aceptado y otro plausible (Sampieri

Cábal, 2014).

Otro alcance para considerar es el hecho de que la Ciencia misma habita en una

objetividad convencionalista. La metáfora científica influye en la manera en que se

estructura y construye la opinión pública, así como afecta la percepción social sobre el tema

y la percepción afecta las políticas públicas. En el devenir del proceso sociohistórico mismo

acontece la legitimación del conocimiento producido. Si bien, la aceptación de que en la

Ciencia habitual y en la cotidianidad se utiliza el recurso retórico de la sábana de goma, así

como otros recursos discursivos en la Ciencia, obliga a indagar y replantear la pertinencia y

relevancia epistémica de la metáfora científica.

El resultado de la aplicación de la metáfora de la sábana de goma como proceso

analógico parece condensar eficazmente la información, así como logra representar

visualmente el contenido. Cabe advertir que muchos de los conceptos implicados en la

teoría gravitacional de Einstein, como las ondas gravitacionales o los agujeros negros, son

contraintuitivos, es difícil poder asimilarlos matemáticamente, por lo que se vuelve

necesario el uso de otros recursos para comprenderlos; verbigracia, el concepto de agujero

negro, concepto completamente metafórico, que es quizá uno de los fenómenos cósmicos

más poéticos por el misticismo implicado en su origen. No es que literalmente acontezca un

agujero negro, sino que es una concentración de masa que atrapa la luz y no la deja salir,
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que se origina cuando una estrella colapsa, incluso aún no puede ser definido con precisión

debido a que nuestra lógica aún no puede trascender.

La física actual parece vivir una situación tal, que las teorías científicas vigentes

parecen no poder ser explicadas, presentan conflictos conceptuales entre las teorías y esto

precisamente fue lo que suscito el origen de la relatividad especial en el siglo XX.

Por último, cabe advertir el inconveniente del uso de la metáfora científica, es decir:

cuando se vuelve reiterada y el recurso retórico se vuelve invisible, se olvida su origen

metafórico y queda así el concepto fosilizado. Nos podemos acostumbrar tanto a escuchar

que la construcción del Universo es como una sábana o que la electricidad es como la

corriente o el cuerpo humano como una máquina, que pasamos por alto que se trata de

construcciones retóricas que conciben una cosa en términos de otra, metáforas cristalizadas,

que terminan siendo confundidas por la dura realidad. No hay que olvidar que el lenguaje

construye la realidad y contribuye a transformarla. O en la misma línea de Wittgenstein, los

límites del lenguaje son los límites del mundo.

Referencias Bibliográficas

– Kersting, M., & Steier , R. (2018). Understanding curved spacetime. Science &

Education, 1-33.

– Morones Ibarra, J. R. (2006). La teoría de la relatividad y su impacto en la ciencia

moderna. Ingenierías, 25-37.

– Sampieri Cábal, R. (2014). Ciencia y metáfora. Una perspectiva desde la Filosofía

de la Ciencia. México, D.F.: UNAM.

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