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EL ARROCITO DE LAS LÓPEZ

Cuando llegamos a la casa donde tiene lugar el arrocito, se

oyen los últimos compases de la antiquísima guaracha

«Taboga». A los aplausos de las parejas danzantes que se

separan sigue un creciente siseo de los presentes,

imponiéndose silencio unos a otros. La señorita de la casa

avanza del corredor, remolcando materialmente a un señor que

hace inútiles ademanes de protesta, y lo planta en el medio de

la sala.

la señorita: Bueno, ahora sí nos va a complacer el señor Rogelio,

que va a echá una poesía aquí. grito en la barra: ¡Púyalo! (El grito

es repelido por los invitados con un enérgico): ¡Ssshhhhhhiit!

el señor rogelio: ¿Qué es madre? Madre es el nombre que con

letras de granito por el mismo Dios fue escrito en el corazón del

hombre. una señora: Eso es verdad. todos: Shhhhhhh …

el señor rogelio: Cuando el dolor te taladre y manen llanto tus ojos,

s ponte un momento de hinojos y acuérdate de tu madre. (Aplausos

de los invitados y grandes risas en la barra.

Se restablece el ambiente festivo y la acción pasa al corredor.)


señorita: Mira, mamaíta, hazme el favor de sacar a Bernardo de la

sala. No está ahí sino metiéndoles zancadillas a todos los que están

bailando.

señora: ¡Ay, Dios mío, ese muchacho del carrizo va a acabar con mi

vida! (Llamando): Bernardo, mijito, salga de la sala. Venga a recogé

más pepas de durazno pa´ que les saque lo de adentro, venga.

carlotica: ¡Ay, señor Narciso! Usted va a perdonar que estamos

escasos de platos, pero puede echar las pepas en la mata de palma

con toda confianza, ¿sabe?

el hombre de la casa: Mamaíta, ¿dónde está el tirabuzón pa´

destapá la ponche crema?

señora: No hombre, ¡qué tirabuzón, niño!… Eso se pone una

almohada contra la pared y se le va dando así con el fondo de la

botella, pum, pum, pum, hasta que el corcho coge viento y sale.

el hombre de la casa: Pero es que no hay almohada, sino el cojín

de la sala que tú dices que es de Perucho…

señora: De Perucho no, niño, de peluche. Mira, entre los corotos

que se pasaron pal baño hay una almohada. Cógela. ¡Pero cuidado

si la ensucias de ponche crema! Mira que esa es la mía y después

me comen las hormigas.


(Empieza a sonar el tocadiscos con «Taboga», que se pega

fatigosamente en …boga mía …boga mía …boga mía.)

señorita: Ponga otro, Rodolfo, que ese como que está rayado.

señora: No hombre, déjelo, que eso no es el disco sino el picó que

se pega. Usté le pone una caja de fósforo encima y él sigue.

señorita: ¡Pues no es el picó! Ya yo voy a poné «Compae Gallo» pa

´ que tú veas.

señora: Es lo mismo, niña, no seas porfiada. Acuérdate que cuando

mi santo no lo pudimos tocar porque cada momento se pegaba en

…pae gallo …pae gallo …pae gallo… Ay, yo no puedo contar eso

porque me pego yo también.

(Estalla un gran zaperoco de animal suelto en el tejado, con

berridos de chivato.)

señora: ¡Virgen del Carmen!… Ya se soltó el chivato de al lado.

un tipo: Pero bueno, ¿y qué maní es ese que pasa por allá arriba,

misia?

señora: Guá, niño, unos portugueses que viven ahí al lado, que

compraron un chivato y yo no sé qué le pasa a ese bicho con


«Taboga». Cada vez que ponemos «Taboga» se suelta y empieza a

correr por los techos.

(Al ruido del chivato vienen a agregarse unos golpes como de pilón,

que retumban profundamente en el baño.)

tipo: Pero caramba, ese chivato debe estar sacando algún entierro.

¡Óigame eso!

señora: No, ahora no es el chivato. Ahora es Danilo destapando la

ponche crema con la almohada.

(Tocan a la puerta.) ¿Quién es?…

muchachita: ¡Gente de paz!

señora: Adelante.

muchachita: Que manda a decí mi mamá que cómo están por aquí

y que le haga el favor de no destapá botella en ese lado porque se

oye clarito y allá hay enfermo.

señora: ¡Ah caracha!… ¿Usted cree que yo me acordaba?…

¡Danilo, Danilo!…

(Viéndolo salir enchumbado.)

¡Pero Danilo, muchacho! ¿Qué te pasó, Danilo?


danilo: Guá, que me resbalé en el baño, y pa’ no caeme me agarré

de la cadena de la regadera y la regadera se abrió.

señora: ¡Ay mi madre!… ¡De seguro que ya mojaste las

colchonetas! Cada vez que hay fiesta en esta casa se mojan esas

colchonetas… Y después, en la noche, es la gran tranca pa´

acostase: nadie quiere dormí en las colchonetas mojadas.

señorita: Mal jueguito le diste a Bernardo, mamá. Ahora anda con

el martillo machacando pepas de durazno por todo el suelo, y

ahorita le dio un martillazo por el pie a la señora Josefa.

(La señora Josefa viene atrás haciendo sorbidos labidentales y

quejándose sordamente del martillazo.)

señora josefa: Schf… uhm… uhm… ¡ay!…

señora: ¡Pero bendito sea Dios que ese condenado muchacho va a

acabar con mi vida!… ¡Bernardo, vaya a dejar ese martillo, que usté

no puede hacer fuerza!… ¡Dígame eso!… Menos mal que el

martillazo se lo dio a la señora Josefa que es de confianza. Porque

si le llega a dar a un mosaico de esos, hubiera yo pasado esa pena

con el dueño de la casa. ¿Le duele mucho, señora Josefa?

señora josefa (Feroz): No. Él me anestesió antes de darme el

martillazo.
bernardo (Llegando, chismoso): ¡Mamaíta, aquí Lucrecia me está

diciendo que cuando se vaya la visita le voy a dejá una oreja en la

mano!…

señorita: Embuste, mamaíta, fue que él se puso a bailá con el perro

y no deja bailá a la gente tranquila.

señora: Bueno, ya está, Bernardo, vaya a decirle a los portugueses

de al lado que amarren el chivato, que vamos a poner «Taboga».

(Vuelve a rodar el disco, y de nuevo se pega en …ga mía …ga

mía.)

Denle un empujoncito, que él se compone en lo que pase «yo no te

puedo olvidar».

señorita: ¡Ay mamá, por Dios! ¿Y por qué no te pusiste los zapatos?

… ¿No te da pena que te vean esos talones que parecen unos

cochinos?

señora (Herida): Guá, si no te gusta que tus invitados me vean con

esos talones, cómprame otros talones y ya está. Demasiado sabes

tú que yo no puedo calzar porque me da hormiguillo.

carlotica: Mira, Dolorita, llama con disimulo a José Gregorio, que

está bailando muy feo, chica.


señora: ¡Yo lo dije!… ¡Yo lo dije!… Ese hombre no puede oler una

copita, porque ahí mismo se pone a bailá rucaneao.

(Estampido de una botella que alguien ha batido contra el suelo. De

la sala emerge un rollo de gente que viene llevándose por delante

todo lo que encuentra, en una ruidosa pelea.)

voces: ¡Ahí lo tiene, pues, cará! ¡Ahí lo tiene!… ¡No, no, con navaja

no!

un guasón: ¡Un momento, que hay piojito!

una mujer: ¡Ay, le desprendió el bolsillo!

señora: ¡Ay, pero si es Danilo!… ¡Danilo, por caridad, mijito,

acuérdate que tú no puedes hacer fuerza!… ¡Danilo, déjate de eso,

que tú estás recién herniado!

señorita: ¡Ay, Dios mío, se van a matar!… ¡Sepárelos usté, señor

Narciso!

señor narciso: ¿Yo? ¡Qué váquiro, cochino! ¿Y si me salpican con

un cabezazo de esos?

(Aspaviento de algo que ha caído, con un golpe seco, y se ha hecho

pedazos. Gran carcajada de la mayoría.)


el guasón: ¡Eso sí que estuvo como pa´ cogé palco!… Cogió la

mata ´e palma pa dale por la cabeza con el pote, y el pote se le

salió y le dejó la mata en la mano.

danilo (Bufante): ¡Con mi hermana no viene ningún lambucio a bailá

rucaneao!… ¡Es preciso que sepa que aquí hay un pantalón!

el contricante (Con voz chillona): ¿Y queeé? ¿Qué me vas a hacé

tú con tu pantalón a mí? ¿Tú me vas a asustá a mí con tu pantalón?

una angustiada: ¡Quítenselo, quítenselo!

el guasón: ¿Cómo es el golpe?

la angustiada: ¡Quítenselo, que lo va a matar!

el guasón: ¡Eso sí que estuvo como pa´ cogé palco! ¡Yo creía que

era que le quitaran el pantalón!

señora: Mire, señor, tenga la bondad de dejar ese vasito ahí. Mire

que usté tiene muy mala bebida.

el guasón: ¿Mala bebida? ¡Noo, misia! ¡Mala bebida es el lavagallo

ese que ustedes dan aquí!

(Danilo produce un ruido extraño con la garganta, a causa de que el

otro le tiene la mano metida en la boca.)


carlotica: ¡Pero no sea criminal, señor! ¡Sáquele la mano de la

boca, que lo va a ahogar!…

el contrincante: ¡Es que él me la tiene mordida y no afloja!

señora: ¡Ay, qué angustia, Genoveva! Pon un disco pa disimular.

(Empieza, una vez más, a sonar «Taboga», que como de

costumbre, vuelve a pegarse en …ga mía …ga mía, ahora sin que

nadie le haga caso por atender al pleito. Segundos después de

empezar el disco la casa comienza literalmente a estremecerse, lo

que indica que el chivato de al lado ha cogido el techo; y al

estruendo infernal que forman todas estas cosas juntas, viene a

sumarse el de la «barra» que, al verse privada del espectáculo por

habérsele cerrado l

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