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Afanes, oración y creer

El estrés es sin lugar a duda uno de los problemas más importantes de nuestro
tiempo. Los medios y los doctores hablan al respecto muy frecuentemente y toda
una categoría de profesionales (psicoanalistas, psicólogos, terapistas, etc.) ha
estado creciendo para ayudar a la gente a combatirlo. Sin embargo, sus
“soluciones” –usualmente consejos, peor aún, píldoras que tal vez difieran un poco
de las drogas comunes- no pueden dar una respuesta real al problema, y esto es
porque ignoran lo que la Palabra de Dios dice sobre ello. Por lo cual, si nosotros
tampoco queremos ser ignorantes, se necesita ver lo que la Palabra dice y eso es
lo que haremos el día de hoy.
1. Filipenses 4:4-7
Aunque muchos pasajes de la Palabra tratan con el problema de la ansiedad, un
vistazo solo a Filipenses 4:4-7 es suficiente para demostrarnos lo que Dios piensa
al respecto. Ahí leemos:
Filipenses 4:4-7
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza
sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús.”
El verso 4 nos llama a regocijarnos en el Señor y de hecho a regocijarnos, a estar
contentos en Él, SIEMPRE. Como dice, el Señor “está cerca”, esto es, a nuestro
alcance. Es por eso que “NO DEBEMOS ESTAR AFANOSOS POR NADA, sino
sean conocidas nuestras peticiones delante del Señor en toda oración y ruego con
acción de gracias”. Como puede ser obvio, la palabra “sino” que se usa en este
pasaje, compara entre lo que no deberíamos, de hacer lo cual es estar afanosos y
lo que deberíamos de hacer, lo cual es “sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias”. Otro contraste
también se hace con las palabras “nada” y “todo”. Así que, no debemos estar
afanosos por NADA sino en TODA oración que nuestras peticiones sean
conocidas delante de Dios. El resultado garantizado de estas instrucciones viene
en el verso 7, donde se nos promete que si las seguimos “la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús.”
Por lo cual, resumiendo, la solución que Dios sugiere al problema de la ansiedad
es muy muy simple: consiste en un “no hacer”: “no estar afanosos” o ansiosos por
nada. Un “qué hacer”: “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias”, y el resultado que es la PAZ, y de
hecho “la paz de Dios [la única verdadera paz], que sobrepasa todo
entendimiento”.
2. 1 de Pedro 5:7
El pasaje anterior de Filipenses 4 no es el único que trata con el problema de los
afanes. 1 de Pedro 5:7 trata con el mismo problema. Ahí leemos:
1 de Pedro 5:7
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando
fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de
vosotros.”
El tomar algo que estar sobre ti y echarlo encima de alguien más requiere una
acción. Es eso exactamente lo que Dios pide que hagamos con nuestros afanes 1:
en vez de aguantarlos nosotros mismos, nos pide que hagamos algo, no que nos
preocupemos por ellos, sino que los echemos sobre Él. Y no solamente unos
pocos afanes, solo los más importantes, sino TODOS NUESTROS AFANES.
“ECHA TODOS TUS AFANES SOBRE ÉL, PORQUE ÉL SE PREOCUPA POR
TI” dice la Palabra. Además, en otra parte dice:
Salmo 55:22
“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al
justo.”
Por lo cual, obviamente la pregunta no es si Dios cuida de nosotros ni si Él desea
ser nuestro “portador de cargas” sino si TENDREMOS LA HUMILDAD
“humillarnos a nosotros mismos bajo la mano de Dios….. echando todas nuestras
cargas sobre Él) echar todos nuestros afanes SOBRE ÉL, exactamente como nos
exhorta.
3. Mateo 6:25-34
Aparte de los pasajes anteriores, que conciernen al problema de los afanes, Mateo
6:25-34 también trata con el tema. Ahí dice:
Mateo 6:25-34
“Por tanto os digo: No os afanéis [griego: “merimno” la misma palabra que en
Filipenses 4:6 y 1 de Pedro 5:7] por vuestra vida, qué habéis de comer o qué
habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más
que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no
siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las
alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá,
por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué
os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de
ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la
viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis,
pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios
y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el
día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su
propio mal.”
Agua, comida y ropa son unas de nuestras necesidad físicas más básicas. Sin
embargo, no somos los únicos que sabemos eso. ¡DIOS también lo sabe! Es por
eso que nos dice a través del Señor Jesucristo: “no se afanen”, diciendo: “¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?”……… pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas 2”. Y si alguno pregunta
qué vamos a hacer en lugar de preocuparnos, el verso 33 dice: “Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.” Como también Mateo 7:7-11 dice:
Mateo 7:7-11
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel
que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre
hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los
cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
¿Quién es aquel que encuentra? ¿Quién es aquel al que se le abrirá? ¿A quién
dará Dios cosas buenas? A aquellos que se las PIDEN, a aquellos que tocan a Su
puerta. De nuevo, por lo tanto, como en 1 de Pedro 5:7, también ahí la pregunta
no es si Dios está dispuesto a hacer algo y cubrir nuestras necesidades, sino si
NOSOTROS haremos algo no preocupándonos sino orarando (eso es lo que
tenemos que hacer, más lo que Dios tal vez nos pida que hagamos), echando
todos nuestros afanes sobre Él. Su trabajo es el actuar, dándonos lo que le hemos
pedido en oración y aún más (Efesios 3:20), Si por su puesto lo que hemos orado
está de acuerdo a Su voluntad.
4. 1 de Juan 5:14-15
En cuanto a lo anterior (esto es, la alineación de lo que le pedimos a Dios con Su
voluntad) 1 de Juan 5:14-15 nos dice:
1 de Juan 5:14-15
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme
a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que
pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”
Este pasaje no dice que “si le pedimos cualquier cosa Él nos oye” sino que “si le
pedimos cualquier cosa DE ACUERDO A SU VOLUNTAD, Dios nos oye”. Por lo
tanto, para que nuestra oración sea escuchada es necesario que lo que oremos
este alineado con la voluntad de Dios, la cual es como Romanos 12:2 dice:
“BUENA, AGRADABLE Y PERFECTA”. Así que, es necesario conocer la voluntad
de Dios para así saber lo que podemos esperar de Él. Y para conocer la voluntad
de alguien, éste tiene primero que hacérnosla saber de alguna manera, así
también para conocer la voluntad de Dios, Él tiene que hacérnosla saber, ya sea a
través de la Biblia, Su palabra escrita, o a través del Espíritu Santo que Él nos dio
cuando nacimos de nuevo. En cuanto a lo anterior, cuando por ejemplo dice que
no debemos afanarnos por qué comer o tomar, o vestir sino buscar primeramente
el reino de Dios y su justicia y todas las cosas nos serán añadidas, nos da la
voluntad de Dios en cuanto a los afanes y a las prioridades: pon a Dios primero,
nos dice, no te afanes por nada; más bien, echa todas tus cargas sobre Él, y
“todas las cosas te serán añadidas”. Lo mismo sucede también con muchas otras
cosas que tienen aplicación general para todos, tales como salvación,
manifestaciones del espíritu, sanidad, etc. Para esas y para cualquier cosa que la
correctamente dividida Palabra de Dios define como la voluntad de Dios, no es
necesario esperar a que Dios venga y nos la anuncie en privado que podremos
tenerlas porque YA LAS HA ANUNCIADO EN SU PALABRA.
Sin embargo, aparte de las cosas que tienen aplicación general y están
completamente cubiertas por la Palabra de Dios escrita, la Biblia, también hay
otras, cosas especiales, que debido a su carácter especial no están cubiertas por
ella. Como por ejemplo, la Palabra de Dios, aparte de algunas guías generales
sobre lo que en general debemos de esperar 3, no me dice que determinado
trabajo es para mi, o que debo ir a tal cual lugar mañana para hacer tal o cual obra
de Dios ahí. Entonces, ¿cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios en estas o
cosas similares a estas? La respuesta es A TRAVÉS DEL ESPÍRITU QUE NOS
DIO para comunicarse con nosotros. Dios no está solamente en la Biblia, como
muchos cristianos creen. También está en nosotros a través del espíritu que Él
nos dio y el cual se manifiesta a través de las nueve formas enumeradas en 1 de
Corintios 12:8-10. Las cuales son: palabra de sabiduría, palabra de conocimiento,
fe, dones de sanidad, hacer milagros, profecía, discernimiento de espíritus,
diversos géneros de lenguas, interpretación de lenguas. De estas nueve
manifestaciones, aquellas de palabras de conocimiento y sabiduría nos han sido
dadas específicamente para conocimiento y sabiduría en situaciones, que de otro
modo sería imposible de adquirir mediante los cinco sentidos. Así que, si quiero
saber si es la voluntad de Dios obtener tal o cual trabajo, debería de acudir a mi
Padre, discutir el asunto con Él y Él me hará saber si es sabio o no el tomar ciertas
opciones que puedo estar considerando tomar.
Como en Santiago 1:5 dice:
Santiago 1:5
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada.”
Dios generalmente quiere (esa es Su voluntad) que acudamos a Él y recibamos
sabiduría abundantemente y sin reproche.
Entonces, para concluir: Dios en ningún lugar nos dice que toda Su voluntad está
escrita en su Palabra, como mucha gente sostiene. Una gran parte de ella que
tiene una aplicación general para todos y que todos necesitamos está ahí. Hay
cosas que son especiales y no pueden ser cubiertas por la Palabra escrita. Esas
incluyen una gran parte de nuestras decisiones diarias y Dios ciertamente tiene
voluntad para con ellas. En verdad tiene voluntad para todo lo que hacemos y la
manera de encontrarlo, si por supuesto no está ya escrito en la Biblia, es mediante
el pedirle que nos la muestre, que nos la revele a través de Su espíritu.
Regresando a 1 de Juan 5:14-15, tenemos que asegurarnos, a través de la
palabra escrita y/o hablada de Dios cuál es Su voluntad sobre las cosas que le
estamos pidiendo. Si lo que le estamos pidiendo está alineado con Su voluntad,
podemos estar seguros que sucederá si confiamos en Él. No obstante, si no está
alineado con Su voluntad, entonces 1 de Juan 5:14-15 pone en claro que….
afortunadamente eso no se llevará a cabo.
5. “Pidiendo en fe”
Ya examinamos previamente Santiago 1:5 que habla sobre pedirle sabiduría a
Dios. Continuando con el mismo pasaje leemos:
Santiago 1:5-8
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando
nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el
viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá
cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus
caminos.”
Como vimos en la parte anterior, para que alguien reciba de Dios es necesario i)
pedirle ii) que lo que se pide este alineado con Su voluntad. Ahora, además de
eso, se agrega una condición más, fe. Como el pasaje anterior nos dice que si un
hombre no le pide a Dios con fe no va a recibir nada de Él. Ahora, en cuanto al
significado de la fe, la frase “pero pida con fe, no dudando nada” (Santiago 1:6)
pone a la fe y a la duda en oposición. Así que, cuando confiamos en Dios tenemos
fe y cuando dudamos de Él no tenemos fe. Por lo cual, la fe es la confianza que
tenemos en Dios mediante la cual le damos permiso de actuar en nuestras vidas.
La falta de fe no minimiza el poder de Dios para ayudarnos. Dios tiene el mismo
poder aunque tengamos fe o no. Entonces, si le permitimos utilizar Su poder en
nuestras vidas depende de la confianza que pongamos en Él. No le abres la
puerta a alguien si no confías en él. De igual modo, no permites que Dios entre y
actué si no confías en Él, esto es, si no le crees.
Como en Mateo 13:58 característicamente nos dice, cuando Cristo fue a su propio
país, “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos”. Por
supuesto que Cristo podía hacer las mismas obras ahí así como hizo en otros
lugares. Pero la gente de esa área lo permitió, debido a su incredulidad.
Cambiando ahora a la magnitud de fe que se necesita para recibir de Dios, Mateo
17:20 pone en claro que aun la más mínima creencia es suficiente para las cosas
más grandes. Ahí leemos:
Mateo 17:20
“si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí
allá, y se pasará y nada os será imposible.”
Y Marcos 11:24 también nos dice:
“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os
vendrá.”
De acuerdo a Bullinger y Zodhiates la frase “semilla de mostaza” es una frase
proverbial que denota a “la más pequeña particula 4.” Así que, de acuerdo a Jesús,
fe aun tan pequeña como una semilla de mostaza, es suficiente para mover
montañas y hacer que suceda cualquier cosa que le pidamos a Dios SI ( y aquí
hay un Si muy grande), como en 1 de Juan 5:14-15 nos dice, que lo que pedimos
está alineado con la voluntad de Dios. Esta última condición es la que muchas
veces no se toma en cuenta, y nos preocupamos porque no recibimos “cualquier
cosa que hayamos pedido cuando oramos”, aunque oremos y creamos. Sin
embargo, no es suficiente orar y creer en algo. También se necesita que lo que
ores y creas SEA LA VOLUNTAD DE DIOS. Si en verdad es la voluntad de Dios
entonces con un poco de creencia así como una semilla de mostaza es suficiente
para que sea hecho. Si sin embargo, no está alineado a la voluntad de Dios,
incluso la creencia más grande no causará nada, por lo menos del lado de Dios.
Por lo cual, la ecuación no es “creer=recibir” sino “creo LO QUE YA SE QUE ES
LA VOLUNTAD DE DIOS, y lo recibo”. De ese modo, la fe no es un proceso
mediante el cual me persuado a mí mismo diciéndome que lo que voy a recibir de
Dios es cualquier cosa que se me haya ocurrido. Más bien, es mi confianza en Él,
expresada mediante mis actos a través de los cuales llevo a cabo lo que YA SE
QUE ES SU VOLUNTAD. Por lo cual, incluso si el Señor me dice que algo no es
Su voluntad y por eso no hago nada, si en verdad sigo Su instrucción y no hago
nada, entonces le he creído. Para ello, primero tienes la Palabra, la voluntad de
Dios (escrita o hablada) para algo y LUEGO lo crees y actúas de acuerdo a lo que
dice.
6. Salmo 66:18
Finalmente, concluyendo este artículo me gustaría referirme a una razón más la
cual, de acuerdo a la Biblia, puede silenciar a Dios ante las oraciones de alguien.
Viene en el Salmo 66:18, donde leemos:
Salmo 66:18
"Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría
escuchado."
Como podemos ver, si el corazón del hombre guarda iniquidad Dios guarda
silencio ante sus oraciones. Como Pedro muy característicamente le dijo a Simón
el hechicero:
Hechos 8:21-22
“No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante
de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea
perdonado el pensamiento de tu corazón…”
A Dios le interesa el CORAZÓN, porque solo ahí Él puede habitar. Si un corazón
no es recto ante Sus ojos sino malo, ciertamente no es un lugar apropiado para Él.
Como en Proverbios 15:29 dice:
Proverbios 15:29
“Jehová está lejos de los impíos; Pero él oye la oración de los justos.”
Por supuesto que hay gente mala e impía por ahí. Y la razón por la que agrego
esta parte es porque probablemente algunos de ellos crucen en nuestro camino.
Así que si alguien nos dice que no recibe del Señor, una razón probable (pero no
la única) es porque en su corazón puede haber iniquidad y maldad, y Dios no
escucha a tales personas.
7. Conclusión
En este artículo examinamos el tema de los afanes así como lo que la Palabra de
Dios dice sobre ellos. Como vimos: Dios no quiere que nos afanemos por nada
sino que pongamos todos nuestros afanes en Él a través de la oración. Además
de eso, también vimos que lo que le pidamos a Dios debe estar de acuerdo con su
buena, aceptable y perfecta voluntad. Dios no tiene y no nos da cosas de
segunda. Su voluntad es perfecta, y lo que tiene para nosotros es PERFECTO
también (Santiago 1:17). Para concluir entonces:
Proverbios 3:5-8
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en
tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu
cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.”

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