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DANIEL EN EL FOSO DE LOS LEONES

Resumen: El profeta Daniel fue arrojado a una fosa con leones, de la que salió ileso

gracias a la intervención divina. Esta se materializó en el auxilio de un ángel y en la

visita de Habacuc, quien, trasladado por otro ángel desde Judea, proporcionó a

Daniel los alimentos que había preparado para sí. El prodigio mereció el

reconocimiento del rey babilonio, que sentenció a los detractores de Daniel a un

castigo análogo.

Palabras clave: Daniel; León; Antiguo Testamento; Profetas

La victoria pública del profeta Daniel en el foso de los leones estuvo precedida por

la íntima comunión con Dios en su cuarto. La unción implica intimidad con el Señor,

y te hace ir más allá del promedio. El texto de hoy nos dice: “Daniel mismo era

superior a los sátrapas, porque había en él un espíritu superior”. Esto nos habla de

la obra y evidencia del Espíritu Santo en la vida de profeta Daniel

Daniel es acusado por su devoción a Dios, quien oraba tres veces al día, y es

lanzado al foso de los leones, pero el corazón de Daniel estaba confiado en el

Señor. Por el poder de Dios seremos testigos de los milagros y victorias en él. La

unción es el poder de Dios en el creyente que lo conduce con fuerza ante la

adversidad, está seguro de la protección de Dios (como el pastor hebreo que ungía

a sus ovejas en los oídos y ojos para protegerla de los insectos y sus infecciones).

Recordemos que “No es con ejército ni con fuerza sino con mi espíritu”.
Las tinieblas y sus planes fracasan, como fracasaron los enemigos de Daniel.

Durante la vida de Daniel transcurrieron varios imperios: Babilonia, Media, Persia, y

varios reyes: Nabucodonosor, Belsasar, Darío y Ciro, ellos caían, pero Daniel

permanecía (en sus labores de la corte real), por qué? Porque el Espíritu de Dios

reposaba sobre él (y ésta es la diferencia).

Reflexión final: La Escritura dice: “nunca falte ungüento sobre tu cabeza”, la unción

nos habla del aceite del Espíritu de Dios, aceite que debe ser renovado. Dios quiere

a sus hijos ungidos y transformados, por eso envió su Espíritu Santo. Fortalezcamos

nuestra comunión con Dios y veremos su gloria a nuestro favor.

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