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UN VOTO POR LA VIDA EN MICHOACÁN

ES UN VOTO POR UN MÉXICO UNIDO, EN PAZ, CON JUSTICIA Y DIGNIDAD

Un grupo de mexicanos me invitaron hacer un mensaje sobre mi experiencia como Obispo de


Apatzingán para animar a que todos, creyentes y no creyentes, seamos constructores y artesanos
de la paz en un México azotado por la violencia y principalmente en Michoacán.

El pasado 8 de agosto el periodista Mario A. Hernández Durán, del Sol de Morelia en su artículo
“La violencia en Michoacán no da tregua” manifestó un incremento sustancial en el número de
delitos de alto impacto como la trata de personas en Michoacán en un 467% en un comparativo
del primer semestre del 2021 con el 2022. Asimismo expresó que los secuestros especialmente en
el municipio de Uruapan no han podido ser controlados.

Desgraciadamente como ciudadanos no vemos resultados positivos frente a los graves hechos de
violencia que azotan todos los días nuestro estado. Nos preguntamos ¿Qué resultados hay de las
masacres de San José de Gracia, de Zinapécuaro, de Tarecuato de sus once víctimas (seis eran
adolescentes de entre 14 y 17 años de edad, tres jóvenes de 19 años y sólo dos adultos de 34 y
31), o de la masacre de Morelia del 15 de junio último de 5 personas (tres mujeres y dos niños)…
¿Qué mal hemos hecho o qué hemos dejado de hacer para tener esta sociedad?

De las 50 ciudades más violentas en todo el mundo 18 corresponde a México y de esas cincuenta,
Zamora ocupa el primer lugar, Uruapan el octavo y Morelia el 34. Estos datos los sacan por el
número de asesinatos por cada cien mil habitantes. Hay algo que no está funcionando bien en
nuestro estado y en nuestro país.

Desgraciadamente, en Michoacán, esta violencia de asesinatos, desaparecidos, desplazados hoy


se ve agravada con esta “urgencia” de un grupo de diputadas y diputados el querer aprobar el
aborto en nuestro estado. Pareciera que para ellos y ellas al imponer la ideología de género, en
este caso con el aborto, nuestros graves males sociales desaparecerán.

Hacemos un llamado y una reflexión sobre su voto a las 25 diputadas y a los 15 diputados de las
ocho fracciones parlamentarias del Congreso de Michoacán sobre estas estadísticas de muerte y
de violencia en el país: En México hay más de 300 mil personas asesinadas en los últimos diez
años, más de 100 mil desaparecidos, más de 370 mil personas desplazadas o despojadas de sus
hogares por la violencia, más de 52 mil cadáveres en las morgues del país sin identificar.

Señores y señoras diputas, en lo que corresponde a Michoacán ante esta realidad urge replantear
la estrategia de seguridad.

De este millón cincuenta mil personas, 800 mil tienen nombre y apellido y detrás de estas
personas encontramos a la mujer como madre, esposa, hija o hermana como víctimas directas.

Lo más doloroso es que en los últimos ocho meses de este 2022 han sido asesinadas cuatro
mujeres buscadoras de sus seres queridos. Ellas cometieron el delito de aferrarse a la vida y no
resignarse ante la desaparición de su hijo, hija, hermano o esposo.

Ellas son:
Esmeralda Gallardo, asesinada en Puebla este 4 de octubre quién buscaba a su hija Betzabé de 22
años quien desapareció en enero de 2021…

Rosario Rodríguez, asesinada en Sinaloa el 31 de agosto por buscar a su hijo Fernando de 20 años
desaparecido en el 2019

Brenda Jazmín Beltrán, asesinada en Sonora el 26 de julio, buscaba a su hermano Luis


desaparecido en el 2018…

Ana Luisa Garduño, asesinada en Morelos el 28 de enero quien tras el asesinato de su hija Ana
Karen en el 2012 funda la agrupación “Ana Karen Vive” para dar soporte, asesoría y guía a familias
de personas asesinadas y desaparecidas.

¿Qué tienen que ver ellas con el peligro de aprobar el aborto en Michoacán?

A ellas nuestro reconocimiento por aceptar el valor de la vida desde su concepción y reconocerles
su valentía y testimonio al aferrarse al valor de la vida hasta la muerte natural tanto de sus seres
queridos como de ellas mismas. Y eso les costó la vida.

Señoras y señores diputados de Michoacán, nadie tiene el derecho de terminar con la vida de otra
persona. Menos aún de los más indefensos.

Que nos unan los anhelos de un México unido, un México en paz con justicia y dignidad
reconociendo nuestras diferencias y sumándonos en nuestras afinidades. Para ello, el Episcopado
mexicano, los jesuitas, y religiosos y religiosas de México han convocado a que impulsemos a nivel
nacional “Conversatorios por la Paz” y “Diálogos por la Justicia y la Seguridad” y caminemos todos
juntos en la reconstrucción del tejido social en nuestras comunidades, estados y el país entero. A
esto les convocamos, a caminar juntos.

La violencia y la inseguridad es una prioridad tanto nacional como local y nos corresponde a todos.
Ustedes tienen la palabra.

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