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Más allá de la mitad del libro, cuando se hace difícil doblarlo,

lo abrí del todo y lo tomé con las dos manos, como si fuera
a ponerlo en un atril. Mi cabeza, ahí metida como la tenía,
no se preparó para el impacto de sentir otra cabeza tan cerca,
con ganas de saber lo que yo leía con tanta concentración. Mi
cabeza giró hacia su cabeza y lo primero que vi fue un ojo azul.
Solo uno. Cuando esa cabeza se incorporó a su cuerpo, la vi
extenderse, alto. El libro se me cerró y nos presentamos con un
beso lento. Fue así como pude ver el segundo ojo azul. Y, pensé:
pobre de mí.

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ay una especie de hombre a la que llamamos “hombre momia”. Hombre momia es aquel
que dice amarte una vez, tres o quizás hasta diez veces, como si tuviera un tope máximo
de afirmaciones, y luego, por decisión consciente o inconsciente, no vuelve a decir nada
más relacionado con sus sentimientos. “¿Ya no quieres estar más en esta relación?”, y hombre
momia se queda petrificado. “¿Te molesta algo?”, y hombre momia guarda silencio y prefiere tener
sexo. “Yo te quiero y deseo que esto funcione”, y hombre momia pone un emoticón lanzando un
beso. “Me gustaría saber qué piensas”, y hombre momia sale de su sarcófago para ir a comprar unos
ingredientes y preparar un risotto.

Lo máximo que hace hombre momia, cuando está de humor, es recordar entre risas y caricias,
el momento en el que se conocieron o se dieron el primer beso o se acostaron con gran éxito.
Puede escribirlo también en formato carta corta, en un papel casual. Unos argumentan que
hombre momia actúa en vez de poner en palabras sus reflexiones. Sin embargo, algunas encuestas
informales sugieren que hombre momia no está interesado en tomar decisiones. Hombre momia
quiere que nosotras decidamos, que nosotras adivinemos cómo se siente y qué es, en el fondo, lo
que quiere hacer.

Especie rara esta del hombre momia, pero cada vez más común. El problema es que nadie la ha
estudiado a fondo para darnos “diez claves para entender a hombre momia” o “cómo detectar a
hombre momia para que evites enamorarte de él”. Y es una lástima, porque suelen ser lindos y
prometedores, claro, cuando aún hablan.

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uen bailarín, buen conversador, bueno cocinando, buena vibra. Detallista, caballero,
tierno. Llama a sus conquistas “nena”. Hombre nena se siente con la confianza suficiente
para triunfar, para ir por la vida con la máxima actitud. Hombre nena tiene un corazón
muy amplio y no hace promesas (¡Bravo!). Cuando está contigo, de verdad que se encuentra
presente, disponible para hablar, para consolar, para besar, para lo que se requiera. Entonces,
hombre nena es capaz de comprometerse por horas, incluso por días. No se le puede pedir, eso sí,
que se quede más tiempo o que sea exclusivo. Hombre nena te tiene a ti, pero tiene a otras nenas.
Y él no lo esconde. Lo sabemos. Y nosotras no poseemos a hombre nena más que unos instantes
(aunque lo quisiéramos para toda la vida).

Es parte de su encanto: como no se puede tener, como no es seguro, hombre nena es muy deseable.
Su número es el primero que recordamos cuando nos sentimos solas, cuando necesitamos que nos
suban el ánimo o cuando queremos sentir una sábana de 400 hilos de algodón egipcio. Por eso, lo
guardamos en el celular como AANene. Él nos esperará con una sonrisa y saludándonos con su
acostumbrado “hola nena”, recién duchado, sin loción artificial por ser un abanderado de las causas
ecológicas y porque prefiere invertir mejor en sábanas de lujo. Hombre nena te hará sentir que
todo estará bien y que de verdad te entiende. Es su poder. Sí, nene, tu capacidad para amar en una
mujer, a todas las mujeres. XOXO.

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l corazón de hombre generoso es tan, tan grande, que solo puede compararse con el que
posee hombre nena. Puede tener novia, pero será capaz de satisfacer a una o dos (o tres)
“amigas” más al mismo tiempo. Hombre generoso roba más sonrisas que un gatito tierno
circulando en redes sociales. Resulta que es osado, su lema es “yo no me llamo miedo”, porque
lo único que quiere es brindar amor y, en nombre del amor, se lo permite todo. A veces deberá
acomodar versiones, horarios y ejercitar, además de su cuerpo, la memoria con sudokus para no
olvidar las historias que cuenta a cada “amiga”.

A diferencia de hombre nena, hombre generoso maneja como nadie las tramas, los personajes y
el universo de la ficción, narrando magistrales cuentos para evitar ser descubierto. Y se aferrará,
como si su vida dependiera de ello, a cada historia creada. No podemos culparlo, amigas, es que
siempre soñó con ser escritor o guionista o ilusionista o, en su defecto, payaso. Hombre generoso
puede tener otras denominaciones referidas a sus pantalones (o a la falta de ellos), a los huevos (o
al exagerado tamaño de estos) o al universo canino (perro, lo llamarán algunas).

Sin embargo, nuestro hombre generoso es tan, tan generoso, que regala al día varios besos
esquineros en la oficina o tiene un cajón del escritorio repleto de dulces para brindar a sus
compañeras de diferentes áreas. Tan generoso, que puede prometer amor eterno, y como si eso no
fuera suficiente, sumar la luna y el sol; y destinar el presupuesto necesario para invitaciones varias
durante la semana.

No importa la edad, es un conquistador nato, que figura de revista o no, sabe que lo suyo es
la actitud, la mirada, la postura, la palabra, el discurso, su aura de seducción. Es un experto en
lenguaje verbal y no verbal, así que ahora incursiona como conferencista en asuntos especializados
en maniobras, así: “Maniobras para evadir la responsabilidad”, “maniobras para verse con tres en la
misma semana”, “maniobras para salir de paseo con las no oficiales bajo la tranquilidad de la oficial”
y “maniobras para no decidir ni salir de la zona de confort”. Ahora, desarrolla una nueva línea,
también en temas que son tendencia: “Creación literaria” y “manejo del tiempo”. ¡Genio! Hombre
generoso siente que es un buen hombre, porque, finalmente, sigue su vocación, dar amor, se da a
él mismo, entrega pedacitos de su corazón. Es un valiente, un pobre incomprendido del amor. ¡Ay,
qué lindo, hombre gener-oso!

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ombre lobo está regido por la luna y por eso se siente tan vital en las noches, rejuvenecido
cuando sale a cenar, a bares, a exposiciones, a películas. Le gusta la movida cultural y
social porque sabe que allí encontrará pequeñas pseudo intelectuales o potencialmente
embriagadas por algunos cocteles, que los mirarán con ojos admirados. Hombre lobo es mayor, sí,
pero no parece o su actitud es tan juvenil, que hace que los años pasen a un segundo plano. Toma
vino y sabe muy bien la diferencia entre un Cabernet Sauvignon y un Malbec. Come pasta (larga,
corta) y, no solo la come, ¡la preparara! Hombre lobo lee, sabe de arte, conoce de música y puede
sorprenderte con sonidos franceses o de un bandoneón al estilo Piazzolla, para hacer la velada más
bohemia.

Hombre lobo, experimentado y deseable como es -o como cree ser-, prefiere mujeres universitarias
o recién egresadas. Las treinteañeras, o ya sobre los cuarenta, tendrán solo una oportunidad si
aparentan menos edad o si tienen la combinación precisa de un cuerpo bien cuidado con algunas
lecturas de clásicos literarios. Hombre lobo poseerá un pantalón de color veraniego, rojo, rosado
o café claro; un cárdigan y una chaqueta abrigadora marcada con The North Face. También, un
automóvil que seguro cambió recientemente, porque no soporta los modelos caducos.

Pudo haberse casado ya una vez en el pasado o haberle huido al matrimonio sistemáticamente.
Porque hay que decirlo, le tiene miedo, mucho miedo, al compromiso. Aunque hable de sentar
cabeza, de querer encontrar, por fin, una pareja soñada para acompañarse en las buenas (y en las
buenas), hombre lobo no cambiaría su estilo de vida por nada y estas afirmaciones las utiliza solo
para efectos positivos en el arte de la seducción.

Hombre lobo no piensa mucho en la vejez, salvo cuando le duelen las rodillas al montar en bicicleta
o la espalda baja cuando hace senderismo. No se permite pensar en ella porque su poder está en
sentirse joven y en rodearse de juventud. Aúlla, hombre lobo, que la noche te espera.

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a meditación es su guía y el yoga la base de su equilibrio. Hombre omm se levanta al alba
y sabe muy bien que todo lo que está en el planeta tierra tiene un sentido y una misión.
Hombre omm muy seguramente lo dejó todo, trabajo, familia, estabilidad, para recorrer
el mundo en un viaje externo e interno. Vendió su carro, su ropa y su casa. No conoce el apego, va
libre por el mundo, de ahí que cuando nos topamos con él, se convierte en todo un desafío. Con
hombre omm se entiende el significado real del momento presente.

Podemos reconocerlo porque lleva una mochila en su espalda, tenis o botas de trekking y un
color de piel dorado por tanto sol, por tanto frío. Su barba de tres días o más hace que los besos
sean carrasposos, pero internacionales. Ligero de equipaje, su principal misión es encontrarse a
sí mismo, parece que se ha extraviado en algún punto y necesita reubicarse. Hombre omm es tan
profundo que puede cuestionar hasta la realidad. ¿Es real esta comida? ¿Es real este encuentro o
será solo un suceso paralelo a otra realidad? Entonces hombre omm se vuelve confuso, pero sin
perder ese no sé qué tan hipnótico. Su filosofía es vivir cada día como si fuera el último, por eso, te
mirará fijamente a los ojos para preguntarte si eres feliz y que, si solo tuvieras unos meses de vida,
qué sería lo que harías. Y quisieras responderle a hombre omm que te irías con él y que dejarías
todo y que buscarías tu lugar en el mundo cerca de donde él encuentre el suyo, pero antes de poder
responder, él ya está pagando la cuenta porque necesita ir a otro sitio.

Trotamundos, recorre la India para bañarse en el Ganges y aprender reiki; escala pirámides en
Centroamérica para capturar algo de la sabiduría ancestral o recorre un camino selvático para
conocer los secretos de las plantas medicinales. Muchos hombres omm huelen bien y este dato es
importante, porque algunas podrán creer que por ir de un lado para otro no lavan su ropa o no se
bañan como se debe. Tranquilas, quizás hombre omm no tenga aroma a Hugo Boss, pero sí ese
olor a macho sensible y filósofo, traducido en el detergente que le haya tocado en la lavandería del
hostal.

Hombre omm seguirá su camino después de despedirse, asegurándonos que hubo una conexión
y esperaremos topárnoslo en algún país, porque si están destinados a encontrarse de nuevo, si
están destinados a coincidir, tarde o temprano el universo se encargará de ello. Palabra de hombre
oooooommmmmm.

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i hay alguien que sepa de todo, es nuestro hombre sapiencia suma. Salido del dios
soberano, hombre sapiencia suma posee un intelecto que lo mantiene suspendido entre
el suelo y el cielo. Puede hacer grandes análisis políticos, descifrar por qué los equipos
de fútbol lo dejaron todo en la cancha y aún así perdieron y, al mismo tiempo, citar un fragmento
de La divina comedia. Hombre sapiencia suma se despierta con las primeras noticias de la mañana,
con los comentarios de los expertos, con los cinco temas para estar bien enterados y, claro, él
mismo se formula luego un discurso que le sale natural para iluminar, más tarde, a familiares o
compañeros de trabajo.

Su Twitter salta de notificaciones todo el día, porque hombre sapiencia suma sigue a los que son,
los que lo actualizan, los que le dicen si en cualquier momento el mundo se pone más hostil y será
hora de refugiarnos en algún campo lejano, en el que, seguramente, hombre sapiencia suma ya
debe tener un búnker para resguardarse (¡Y cruzamos los dedos para que la providencia lo salve
entre lo mejor de la raza humana!). Salir con hombre sapiencia suma es caminar con una versión
humana de Google. Si está romántico, nos instruye sobre la ubicación de las estrellas y de los
planetas. Si se encuentra filosófico, nos hablará del nuevo artículo de The New York Times sobre
el PIB de la felicidad. Si quiere achacarle a alguien el caótico orden mundial, dirá que fueron los
chinos los que acabaron con todo.

Como una querida enciclopedia andante, hombre sapiencia suma puede, a la larga, ponerse
un poco pesado cuando nos explica acerca de la cepa del mezcal del que fue extraído el tequila
con el que brindamos o sobre el sistema eléctrico inseguro que rodea al restaurante (porque
también tiene conocimientos sobre el funcionamiento de las cosas, aunque no ejecute los
arreglos -Ver hombre de la casa). No necesitamos que nos expliques todo, hombre sapiencia
suma. No necesitamos que estés tan enterado acerca de todo, cuando lo único que queremos
es que dejes de hablar un momento para besarte en esos labios que bien supo moldear aquel
dios soberano con tan real sabiduría.

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si hombre sapiencia suma lo sabe todo, hombre belleza suma reúne toda, toda la belleza
del mundo. Alto, varonil, tan sospechosamente perfecto, suele ser buzo, surfea o nada
como los dioses, ¿por qué? Porque siempre hace parte de una campaña para limpiar el
océano, para salvar las ballenas o para cuidar los huevos de las tortugas. Y como viaja tanto al mar,
el sol, también enamorado de su piel, lo impregna con un tono dorado celestial. Hombre belleza
suma es capaz de manejar su propia empresa, ser exitoso, comprar casa, carro, tener un posgrado
y, como si no fuera suficiente, criar con amor y mimos a su perro.

Caballero como ninguno, capaz de las más dulces palabras, es difícil encontrarle defectos, cuando
lo que pide es un café espresso, fuerte y masculino; cuando sabemos que no toma, porque prefiere
madrugar a correr al día siguiente; o cuando percibimos el aroma que sale de su cuello. Nos vemos
en sus ojos, nos enamoramos de ellos y de hombre belleza suma a diario, por teléfono, por escrito,
por nota de voz o en vivo y en directo. ¿Qué oscuro lado ocultas hombre belleza suma? Como nos
acosa esa pregunta, lanzamos hipótesis, hacemos análisis con focus group (ambientadas con un
Gin tonic o Cosmopolitan) y pedimos consejo a psiquiatras (- Doctor, ¿puede existir un hombre
más bello que hombre belleza suma? -Quizás hombre brazo*, diagnosticará).

Sin embargo, aunque parezca que nos esforzarnos por descubrir esa vida oculta, en el fondo,
no queremos saberlo todo, porque se nos terminaría esa diversión de analizarte hombre belleza
suma. Por eso, aceptamos que viajes cada mes a tus tiempos a solas con las tortugas (“El océano
es mi pasión”, dices) y que solo montes en el Facebook fotos de peces y campañas de Change.org,
haciéndonos más difícil el stalkearte. Definitivamente, nuestro adonis, nuestro David de Miguel
Ángel, nos demuestras que este caótico mundo puede ser más bello si tú estás en él.

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oda mujer tiene en su vida a un hombre reserva 15 años. Por lo general, lo conocemos
hace mucho, cinco, ocho o digamos quince años. Y como un buen vino, con el tiempo,
nuestro hombre reserva, se pone cada vez mejor, más interesante, más deseablemente
complicado. Hombre reserva 15 años llegó un día sin dar señales de que se convertiría en lo que
se convertiría. A ciencia cierta tampoco sabemos en qué se convirtió, porque catalogar a HR15 es
imposible. Es más que un amigo, pero tampoco es un novio. A veces se comporta como un esposo,
pero, como no suele creer en nada, no existe ni siquiera un rito que nos una a él. Es raro HR15.

Cuando las cosas van mal con nuestro hombre del momento, solemos pensar en él, en sus cualidades,
en cómo nos trataba, en qué nos diría. A veces, inclusive, por error, decimos su nombre a la cita
actual y, traicionadas por el inconsciente, irremediablemente, marcaremos su número más tarde
o le escribiremos un mensaje para ver qué hay de su vida, considerando lo que ocurrió como una
señal de que él también podría estar pensando en nosotras.

Lo que pasa con HR15 es aún materia de investigación, porque aunque nos hemos despedido de él
una y otra vez, no logramos dejarlo en el pasado. HR15 tampoco nos deja a nosotras en el pasado
y, a veces, cuando sus propias relaciones van de capa caída, recibimos un código cifrado que nos
da a entender que también nos extraña. Y puede regresar y ser por algún tiempo un compañero
de vida maravilloso, que nos dota de vinos nuevos el bar. Sin embargo, cuando todo es más feliz,
HR15 nos revela que durante el tiempo en que estuvimos separados y sin hablar, tuvo un hijo, se
volvió vegetariano y “tal vez” viva con alguien y sea serio. Eso sí, que ha pensando en envejecer con
nosotras, porque en el fondo, somos sus almas gemelas. (¡No te entendemos, HR15!).

Después de no volver a saber nada de él en unos meses más, quizás absorto en lecturas filosóficas
o de geopolítica y añejándose en su bodega, si hombre reserva se entera de que algo malo nos pasó
volará a rescatarnos o a tomarnos de la mano. Todos se preguntarán quién es tan educado caballero
y nosotras no podremos explicarlo. ¿Es un amigo? ¿Es un novio? ¿Es un conocido? ¿Es Supermán?
Es un misterio. Eso sí, descansaremos al saber que otras personas también pueden verlo, aunque
sea en esos escasos momentos, porque HR15 es tan fugaz, casi fantasmal, que podremos pensar
que es una invención. De pronto no sea muy bueno para nuestra salud mental, pero hombre
reserva 15 años, como el vino, nos saca del aburrimiento y depura la sangre.

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iempre de buen humor y cargado de energía, hombre coach sabe asumir la vida con una
sonrisa. Nunca hay nada malo, solo aprendizajes que nos hacen más humildes. (¿Por qué
te pasa lo que te pasa? Te animará a que reflexiones). Hombre coach fue un ejecutivo
en una empresa que un día sintió que había algo más. A diferencia de hombre omm, no tomó su
maleta para irse sin plazo por el mundo, sino su maletín rumbo a su nuevo consultorio en el que
atenderá a confundidos y abrumados pacientes. Tiene clara su misión, su aporte al mundo, y no
descansará hasta dejar su huella.

Hombre coach medita, hace ejercicio, se toma el día con calma porque ha leído múltiples
libros de crecimiento personal, asistido a decenas de conferencias con senseis del Tíbet e hizo,
inmediatamente renunció a su trabajo, un curso en programación neurolingüística-PNL.

Una segunda acepción de hombre coach nos lleva a aquellos que están infiltrados en nuestros
trabajos, en nuestras familias y en nuestros círculos sociales, como seres de luz. Publican fotos
en redes en las que se sienten bendecidos por el sol, por la luna, por las estrellas y por todos los
planetas. Bendecidos, porque pueden tomar su batido en la mañana, porque hicieron un kilómetro
más en su bicicleta, porque probaron aquel nuevo lugar de la ciudad en una compañía grata e
inmejorable, porque las experiencias los enriquecen, porque caen para levantarse más fuertes.
Hombre coach tiene respuestas para las preguntas más trascendentales de la existencia. Sabe que
no existe sueño que no pueda alcanzarse, que atraemos lo que pensamos y, por eso, el pensamiento
es tan poderoso. Le encantan palabras como “empoderarse”, “fluir” y “aceptar”.

Viajó o prepara su viaje a la India para participar en un ashram, porque, aunque no lo diga, en el
fondo quiere su momento Julia Roberts. Hombre coach se alimenta conscientemente y sin gluten,
sin azúcares refinados, sin carnes rojas; cada bocado cuenta, asegura. Tiene como mínimo cinco
claves para dejar atrás el pasado, diez para cambiar el presente u ocho para encontrar la verdadera
vocación. A hombre coach lo obsesiona tu felicidad, la felicidad del mundo. Quiere que todos
seamos felices y lo repite y puede cerrar la frase con un “bella mujer, encuentra tu poder interior”.
Cambiando vidas a cada paso. Tan rebosante de inteligencia emocional, oh sabio hombre coach.

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laro que hombre brazo es inteligente, buen conversador, con momentos de graciosa
genialidad. Pero, déjenme ser, por favor, un poco banal. El brazo de hombre brazo puede
tener un tatuaje o solo un reloj que marca sus pasos y se conecta con su iPhone, o que
puede guiarlo cuando se sumerge en el mar. Ese brazo que nos saluda en la mañana lo hace con
tanta gracia que queremos morir. Hombre brazo es un amor más platónico. Podemos hablarle o
no. Ser sus amigas o no. Caernos bien o no. Lo encontramos en el metro levantando un libro con
majestuosidad a la altura de su cara, en el gimnasio puliendo ese bíceps ya perfecto (según nosotras)
o tomando una Coca Cola Zero. Si es tu amigo, entonces, sus abrazos serán como estar en el cielo.

De hombre brazo suele surgir un aroma suave a loción que se queda impregnado y que nos hará
recordarlo el resto de la jornada. Puede ser que un día hombre brazo llegue con una nueva marca
de café que desea prepararnos en su cafetera de mano. ¡Cómo te decimos que no, hombre brazo!
Verte es tan bello: abrir la bolsa, agua y café, y subir y bajar con ese brazo privilegiado el sistema
de mezclado. Esto sí que es un gran espectáculo el que nos regalas. En camisetas de algodón, en
camisas italianas o en sacos a la medida, hombre brazo siempre nos dejará atónitas.

Hay que aclarar también que no todo hombre musculoso será hombre brazo. Podremos reconocerlo
por su actitud encantadora, su mirada infantil y su modestia (aunque en ciertos casos sea un poco
falsa: sabes de lo que eres poseedor). Toma fotos, canta, modela, escribe en un tablero, te sirve tu
trago, corta madera, diseña en su computador, es tu conductor elegido o, simplemente, le gusta
pasearse por ahí siendo hombre brazo. Puede ser tu vecino y ayudarte con los paquetes cuando no
funciona el ascensor; entonces, mientras reímos torpemente y hablamos del clima, observaremos
los músculos tensos en los que resaltarán esas venas como cordilleras que nosotras quisiéramos
repasar con nuestros dedos. Y reímos por dentro. A ti solo nos queda darte las gracias. Gracias a ti
y a tu brazo, por hacer nuestros días más felices.

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i algo saca de casillas a hombre de la casa es que su mamá, novia o esposa contrate con
un tercero un arreglo. No le gusta, porque nuestro hombre de la casa se siente muy capaz
de reparar cualquier cosa. Las ferreterías o grandes almacenes del hogar son su paraíso,
allí se dota con destornilladores de todos los tamaños, con taladros, alicates, tornillos, tubos,
maderas, empaques, repuestos para el baño, chapas, guantes... No tiene una sino muchas cajas de
herramientas: para los clavos, para los objetos que se conectan, para los objetos más pequeños,
para los objetos más grandes. Si hay que pintar, si hay que desentrañar la plomería, si hay que
encontrar un corto, si hay que instalar una cortina, si hay que resanar, si hay que poner un clavo,
si hay que instalar el calentador, ahí estás hombre de la casa, firme, exudando confianza.

Puede suceder que hombre de la casa se sienta experto en todos los campos, pero a veces la realidad
nos dejará evidencias de lo contrario: unas lámparas fundidas, unos huecos sin tapar, unas llaves
que gotean o unas cocinas a medio hacer. (Cariño, ¡un taller de dos horas sobre carpintería a veces
no es suficiente!, le repetiremos). Valoramos tu esfuerzo hombre de la casa, claro, pero tememos
por el bienestar estructural del hogar y no hablamos en sentido figurado.

Cuando hombre de la casa llega al apartamento de otros, detecta de inmediato las mejoras
potenciales que podrían realizarse (derribar un par de muros será necesario, opinará). Cuando tus
tías conocen a tu hombre de la casa, querrán que repare todo, sin excepción, a cambio de algún rico
almuerzo o de quererlo para toda la vida. Siempre, con un nivel en su morral, podrá garantizarte
que cualquier cuadro estará derecho. Siempre, con una linterna a la mano, estará preparado en
caso de que se vaya la luz. Siempre, con un pequeño destornillador que sacará de algún bolsillo,
podrá ajustar un sistema que haga ruido. Siempre, con su navaja suiza, podrá abrir el vino en algún
paraje inhóspito al darnos cuenta de que olvidamos el sacacorchos.

Hombre de la casa también tendrá habilidades para la cocina, para reparar tus bolsos y zapatos,
para armar la carpa en el paseo, para tapizar los muebles, para arreglar el computador y para hacer
que regrese la señal de la televisión. Que no hay nadie imprescindible, dicen por ahí, pues tú sí,
hombre de la casa. Tú sí.

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uestro hombre poeta sabe muy bien cómo mezclar palabras que riman, incluir
diferentes astros en las frases y crear metáforas abstractas a las que solo él encontrará
sentido mientras nosotras lo vemos escribir con mucha maestría. Hombre poeta
es un literato camuflado en un ejecutivo que sabe liderar y administrar un gran emporio,
en un hábil deportista, en un guapo arquitecto, en un hípster con larga barba o en un chico
con apariencia un tanto rockera. No nos dejemos engañar, a pesar de que nos muestre
una personalidad ruda, nuestro poeta saldrá a flote durante los primeros días de relación,
justo cuando el amor está en el aire, o cuando haya una crisis que asome la posibilidad de
terminar; cuando estén separados por miles de kilómetros y un océano, o cuando, llevado
por las copas y la noche, se sienta con el valor de escribirnos embriagadas composiciones.

Hombre poeta puede haber publicado ya algún libro con sus poemas más románticos, tristes
o envueltos en sábanas, y hacer lecturas a media luz en un bar. También, puede ser que
hombre poeta no sea consciente de que es un hombre poeta y vaya por la vida lanzando
frases susceptibles de ponerse en estados de Facebook o realizando profundos y filosóficos
análisis solo con un café en la mano, así sin querer, con gran sabiduría. Hombre poeta carga
con un moleskine a donde quiera que va, que acompaña con una mirada perdida y una mano
en la barbilla; hace viajes a la playa solo para ponerse al día con la escritura o, simplemente,
se desata en un chat de WhatsApp mientras espera a que cambie el semáforo, como un
hombre poeta exprés, impulsivo y rabioso*.

Nos encantas hombre poeta porque eres impredecible, porque caminas por las calles con esa
apariencia algo deprimida y desaliñada, porque pareces llevar las musas contigo, hechizadas
por tus juegos de palabras que nosotras archivamos para leer y releer. Tú no nos dices que
nos quieres, sino que experimentas “emociones profundas” por nosotras; nos comparas con
la protagonista de algún libro que tendremos que ir a prestar con urgencia en la biblioteca,
nos dices que nos piensas con luna o sin ella y que nos escribes mientras escuchas una suite
para chelo de Bach. Tienes esa seductora dosis de confusión y de misterio, de contradicción
y de complejidad. Quizá no te descifremos del todo, pero suspiramos por ti, hombre poeta.

(*Hay que decir que es real, que existe, el “poeta tareto”, una versión distorsionada de nuestro hombre poeta que, lleno de
clichés, pretende ablandar nuestro “endurecido, pero bello corazón” y “conquistarnos con dulzura, como la de los pétalos
de las rosas”. O que apela a versos que, aunque Facebook lo diga, no son de Shakespeare ni de Benedetti, menos de Borges.
No, poeta tareto, eso no nos hace suspirar).

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