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Índice
1 El concepto de philía en relación con la philautía
2 En la filosofía antigua
2.1 Platón
2.2 Philautia en la Ética a Nicómaco de Aristóteles
2.3 Estoicismo Antiguo
3 En la filosofía moderna
4 Bibliografía
5 Referencias
El concepto de philía en relación con la philautía
La amistad es una de las grandes formas de amar y como tal ha sido objeto de
estudio de los grandes filósofos de la Antigüedad. La literatura griega ya ensalza
este tipo de relación en la que ni los héroes de Homero pueden llevar a cabo sus
hazañas en solitario, ni las relaciones pueden quedar restringidas únicamente a los
lazos familiares. Encontramos grandes autores de la filosofía como Sócrates quien
afirma que la amistad es el centro de su vida; o como Aristóteles que dedica de
manera sistemática gran parte de su teoría ética o moral; Séneca, uno de los
grandes pensadores del mundo romano, afirma que nos sentimos empujados a la amistad
debido a un impulso natural, casi instintivo. En definitiva, encontramos un largo
recorrido sobre diferentes planteamientos del concepto de philia, y en muchos
casos, como es en gran medida por Aristóteles y Epicuro, que se acabaron dando
definiciones de philia en su sentido más utilitario, por conveniencia de sacar
beneficios a costa de dicha amistad. Y es a lo largo de la tradición epicúrea que
se concibe la amistad como un acto egoísta en el que el sentido de la philia
siempre implica en sentido utilitario, amor por sí mismo. Es decir, la philia como
amor por sí mismo se despliega reconociendo algo útil en otro y se apropia de ello
para alcanzar una mayor plenitud del hombre.
En la filosofía antigua
Platón
El primer momento en que el concepto de philia empieza a teñirse por matices de
interés y utilidad aparece de la mano de Platón. En el Lisis la pregunta sobre la
amistad queda reducida a la cuestión de quién es el que ama y quién el amado. Esta
pregunta se intenta resolver desde la perspectiva de la semejanza, pues Sócrates
advierte que la amistad nace entre los semejantes. El problema aparece cuando surge
la posibilidad de amistad entre hombres semejantes malos. No puede surgir la
amistad entre hombres malos ya que ellos mismos de por sí son inestables, sin
embargo, la amistad entre hombres buenos también es imposible debido a que no es
provechosa, una amistad entre hombres buenos no es útil para ninguno puesto que no
necesitan de nadie para causarle el bien a ellos mismos.
En realidad, ¿no es, como antes decíamos, el deseo la causa de la amistad, y el que
desea quiere aquello que desea y cuando lo desea? […]4
Y posteriormente:
Porque sitúan como amigo (a) al que desea realizar, y realiza, acciones buenas, o
que lo parecen, por causa del otro; (b) al que quiere que su amigo exista y viva
por su bien […]; otros (c) al que pasa el tiempo con uno y (d) al que elige las
mismas cosas; o (e) al que comparte con el amigo el sufrimiento y la alegría.8
Esto lleva a Aristóteles a una comparación de la amistad y la relación del hombre
con uno mismo:
Por uno de estos rasgos definen la amistad, pero cada uno de ellos se da en el
hombre honrado para consigo mismo […] Porque esta está de acuerdo consigo mismo y
desea las mismas cosas en la totalidad de su alma.9
Aristóteles presenta el problema en el libro IX de la Ética a Nicómaco cuando dice:
“Uno se puede también preguntar, si debe uno amarse más a sí mismo o a otro” (EN IX
8 1168 a 26).
Los que aman por utilidad o por placer lo hacen por su propio bien o su propio
placer; y no por otra persona en tanto que objeto de amistad, sino en tanto que
útil o placentero.10
Por este motivo Aristóteles reconoce que ésta no merece el nombre de amistad, por
eso las llama amistades accidentales, puesto que son más instintivas. Son amistades
fáciles de romper y por ello no pueden formar parte de las virtudes. Aristóteles
explica cómo esta amistad de utilidad se da normalmente entre personas mayores o
extranjeros porque se ven más afectados por la necesidad; en cambio, la amistad de
placer se da entre jóvenes ya que tienden a las pasiones. Incide, sin embargo, que
entre las dos es mucho más verdadera la amistad basada en el placer al ser
correspondida por los mismos intereses. Y aunque no son dignas de ser llamadas
amistades las llama así debido a que ambas, aunque de manera imperfecta, tienden al
Bien.
Asimismo, según Aristóteles, hay momentos en que no queda claro cuán grande e
insuperable es la desigualdad, por tanto, se hace imposible que el hombre no cumpla
con su naturaleza social. Aristóteles ve posible este tipo de amistad de
superioridad alegando que la distancia que hay entre los sujetos que comparten esta
relación es proporcional a los sentimientos y los auxilios que se proporcionan. Es
decir, si uno puede proporcionar mayor beneficio o favor, el otro le responderá con
mayor afecto estableciendo de esta manera un equilibrio entre el placer y la
utilidad. Dicho esto, Aristóteles llega a la conclusión de que es posible que esta
relación no sea del todo equilibrada ya que “son los benefactores quienes deben
amar más a los beneficiados y no al revés”.12 Aristóteles concluye de tal manera al
comprender que el benefactor está reconociendo en otra persona el bien que ha
causado su propio poder, lo que es bastante gratificante para uno mismo. El
beneficiado, en cambio, únicamente ama por la utilidad de aquello que le es
otorgado. No es de extrañar que Aristóteles lo califique como una manera más débil
de amar.
Es posible que a partir de aquí podamos vislumbrar la idea que se extrae a lo largo
de su discurso de que “la amistad es una igualdad y semejanza y de virtudes” en la
que predominan también el placer y el bien. Concluye, sin embargo, que una relación
entre desemejantes es una relación en la que predomina el término medio, en el
sentido de que uno busca lo que no posee, estableciendo así un equilibrio y una
estabilidad propia de la igualdad entre iguales:
Por ello, solamente el virtuoso consigue la armonía entre las distintas partes del
alma, y como ya veíamos en la Politeia de Platón, aquellos que se regían por los
apetitos significaban la destrucción y el vicio para los individuos.
Así pues, el virtuoso, según Aristóteles, se compartará con el amigo como consigo
mismo. A partir de esta afirmación es donde empieza a generar todo un discurso
argumentativo sobre la philautía.
Volviendo al dilema presentado en el libro IX, sobre a quien se debe amar más, si a
uno mismo o al otro, la solución radica en una diferenciación conceptual del
término philautia, distinguiendo un uso común y un uso vulgar. Por un lado, denota
el comportamiento de los malos, quienes se dejan llevar por sus instintos más
primitivos y sus apetitos irracionales, dando a entender que estas personas no
virtuosas y que se rigen por sus apetitos solo se aman a sí mismos, puesto que
buscan el beneficio continuo de uno mismo.
Por otra parte, las personas orientadas hacia la nobleza y que se olvidan incluso
de lo propio son aquellos virtuosos. Y tras la afirmación de Aristóteles:
“El que se ama a sí mismo es quien lo aprecia al máximo (al espíritu) y lo sirve”15
Se concluye que los virtuosos son los mejores amigos de sí mismos, quienes se dejan
aconsejar por el espíritu para seguir amando lo mejor de sí.
El virtuoso tiene que realizar muchos esfuerzos para llevar a cabo actos nobles
que, por otra parte, siempre implican el refuerzo de la integridad individual. Por
ello, Aristóteles siempre mencionaba a Homero, a la patria, a Platón, en
definitiva, a la cultura griega, y se encuentra con el conflicto propio de la
modernidad: el hecho de juntar acciones desinteresadas con el hecho de tomar
partido por sí mismo.
Estoicismo Antiguo
La doctrina estoica se rige por un lógos-razón que guía al hombre a alcanzar su
plenitud, por tanto, la preocupación que atañe a los sabios estoicos es actuar de
acuerdo a este logos para poder librarse finalmente de las pasiones y alcanzar un
estado de apatheia.16 Es importante tener en cuenta estas consideraciones porque de
lo que acabamos de decir se deduce que el sabio estoico busca librarse de las
pasiones, lo cual será incompatible con la idea de la amistad como hecho afectivo
pasional puesto que ésta perjudica al estado de apatheia. Por eso mismo, el
estoicismo antiguo delimita la amistad entre los bienes deseables por sí mismos y
entre los bienes que sirven de medio para conseguir otros bienes. Esto quiere
decir, que muy al contrario de lo que pensaba Epicuro, la amistad no es un fin
último, sino que es un instrumento que nos ayudará a alcanzar la felicidad. Y en
relación con lo comentado anteriormente, la amistad desaparecerá cuando el sabio
alcance la felicidad-sabiduría porque alcanzar el estatus de sabio incluye alcanzar
un estado apatheia, que erradicará todo rastro afectivo.17
Sin embargo, no hay que olvidar que la doctrina del estoicismo está marcada por un
fuerte monismo materialista, y en su base se encuentra el hecho de que todo lo real
es homogéneo, por lo tanto ‹‹cualquier otro es reductible al yo que se apropia de
él con un acto positivo.›› Es este parecido sustancial lo que da lugar a la philia
en tanto que ‹‹la philautia (amor a sí mismo) puede alcanzar a la philia (amistad),
que brota en el momento en que el yo, apropiándose de una realidad externa a él,
precisamente, phile, querida y propia (y querida precisamente por propia).››18
En el procedimiento de apertura del amor a sí mismo también encontramos que la
amistad estoica se caracteriza por un bien eficiente. Es decir, la philia como amor
por sí mismo se despliega reconociendo algo útil en otro y se apropia de ello para
alcanzar una mayor plenitud. Realmente lo que interesa del otro, en cuanto que es
semejante a uno mismo, es la razón-virtud:
En la filosofía moderna
En su Elogio de la locura, Erasmo incluye a la philautía en la corte de Moría, hija
de Plutón y responsable de que la especie humana se reproduzca.
Bibliografía
Aristóteles. 2001. Ética a Nicómaco. Alianza Editorial, S.A., Madrid.
Capelle, W. 1972. Historia de la filosofía. Biblioteca hispánica de filosofía,
Madrid.
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Pizzolato, L. 1996. La idea de la amistad. Muchnick Editores, S.A., Barcelona.
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Referencias
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amistad». La idea de la amistad. Madrid: Muchnik Editores, S.A. p. pág. 130. ISBN
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