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Minuta elaborabada para la presentación ante la Comisión de Deportes de la Cámara

de Diputados.

“El financiamiento de la Segunda División Profesional, a la luz de la ley N° 20.019: El


caso de Deportes Recoleta.”

Creo que esta Honorable Comisión, comparte el hecho que, llegar al profesionalismo en el
mundo del fútbol, superando las diversas barreras del amateurismo, representa uno de los
más grandes objetivos al momento de crear un club de fútbol. Lamentablemente, la realidad,
nos muestra una idea alternativa.

Deportes Recoleta, nace a partir de la una intención comunal de construir un vehículo que
permita transmitir una serie de valores y fundamentos, con el objetivo de construir
comunidad, y construir identidad. Para ello, se crea el Club, al alero de la Corporación de
Deportes de la Municipalidad, comenzando su viaje en el amateurismo, superando todas sus
etapas y llegando al profesionalismo en 4 años. Este viaje particular, apoyado, a través de
recursos económicos y humanos, por la Municipalidad de Recoleta.

Al conseguir los resultados deportivos, y conseguir el ascenso a la Segunda División


profesional, el año 2017, el Club Deportes Recoleta, entra a la Asociación de Fútbol
Profesional, en calidad de asociado.

Ahora, ¿que significa ser miembro de la ANFP, mientras disputas la Segunda División
Profesional? Para su respuesta, debemos apuntar lo siguiente:
 Los clubes de la Segunda División Profesional no reciben dineros por derechos de
televisión, porque, la ANFP, no obstante estar exclusivamente mandatada para ello, no
ha comercializado dichos derechos. (2017, lo hicieron con CDO, pero no pagó).
 Los clubes de Segunda División Profesional, no recibieron dinero o consideración
alguna por la venta del Canal del Fútbol, ya que, no fueron considerados como parte
del contrato, si no que tan poco, se les considero para generar un fondo de rescate
para las complicaciones económicas.
 Los clubes de Segunda División Profesional no reciben ningún tipo de subvención o
ayuda de la Asociación.
 Los clubes de Segunda División Profesional, sin perjuicio de pertenecer al Consejo de
Presidente gracias a los Estatutos, no tienen derecho a voto, y sólo a voz, el cual no se
puede ejercer, ya que no somos invitados a dichas reuniones del Consejo.
 Los clubes de Segunda División Profesional, no pueden aprobar las bases de su propio
torneo, ya que no tienen voto en el Consejo de Presidente, y el borrador realizado para
este año (primera vez que se da esta oportunidad) es referencial, y no vinculante.
 Los clubes de Segunda División deben soportar con cada gravamen y cumplir cada
carga establecida, por el “privilegio de ser socio” dentro de la ANFP; pagar el derecho
de admisión, entregar garantías millonarias, cumplir rigurosamente con las
obligaciones financieras exigidas por la ANFP, sin perjuicio de ser una división
eminentemente deficitaria.

En resumen: Ningún derecho, todas las obligaciones. Perdon, si, nos entregan los balónes y
pagan los árbitros.
Lo anterior, supone un fuerte quiebre económico para aquellos quienes participamos en esta
categoría, lo cual, viene asociado a un problema de financiamiento y acceso a los ingresos,
donde los activos de cada club, en una división de desarrollo, poseen una baja valorización.

A partir de ello, existe un serio conflicto de financiamiento, el cual, a la luz de la Ley 20.019,
genera una obstáculo insalvable, y un círculo vicioso dificil de salir.

El Artículo 4 de la Ley, señala que “las organizaciones deportivas profesionales tendrán el


carácter de corporaciones, fundaciones o sociedades anónimas deportivas.” En este caso, y
estableciendo la diferencia entre estas personas jurídicas, dependiendo de su fin, la Ley nos
entrega alternativas en la estructura. Ahora, lamentablemente, es el mismo artículo que pone
una barrera, agregando: “se integrarán a las respectivas federaciones deportivas nacionales,
asociaciones o ligas, según lo dispongan los estatutos de estas últimas”.

¿Qué dice la ANFP, respecto a esto? En su artículo 4, el Estatuto señala, “Podrán ser
socios…personas jurídicas con fines de lucro y que tengan el carácter de sociedades anónimas
cerradas o abiertas o deportivas profesionales…”. Ahora, plantea que “Excepcionalmente,
podrán seguir siendo socios aquellas personas jurídicas sin fines de lucro, que actualmente
sean socios…”

Por lo tanto, la ANFP exige que todas aquellas equipos que ingresen a la Asociación, deben ser
Sociedades Anónimas, no permitiendo elegir las otras alternativas que ofrece la ley. Salvo
aquellos que ya eran socios de la Asociación, quienes podrán crear Fondos de Deporte,
conforme a lo establecido en la Ley 20.019.

Ahora bien, la ley 20.019, confirma este hecho particular en el artículo 25, al decir “…las
corporaciones o fundaciones que formen parte de una liga profesional, deberán constituir uno
o más fondos de deportes profesional…” Para ello, la Ley reconoce aquellas personas jurídicas
sin fines de lucro, pero sólo preexistentes a las determinaciones estatutarias de la respectiva
asociación, tal como confirma el artículo 4 de los Estatutos de la ANFP.

En definitiva, obliga a las Corporaciones, y en nuestro y otros casos, Municipales, desligarse de


sus proyectos y entregarlos completamente a terceros, para cumplir con las exigencias del
profesionalismo. Por lo tanto, remover las intenciones de proyecto deportivo comunal, para
pasar a otra mano.
Incluso, no obstante seguir teniendo algún tipo de representación, nunca más podrán las
instituciones municipales aportar a estos clubes, ya que nuestro ordenamiento no se los
permite.

De esta forma, los clubes de la División, al estar restringidos en su forma de estructura jurídica,
les genera un serio impedimento a la hora de obtener financiamiento.
Al ser personas jurídicas con fines de lucro dentro del fútbol profesional, es imposible poder
contar con ayuda o financiamiento del sector público, debiendo recurrir exclusivamente al
sector privado para obtener dinero.

Lo anterior genera una disyuntiva importante a partir de la baja valorización de sus activos, el
escaso atractivo para su comercialización, las altas exigencias económicas, y la fundamental
necesidad de contar con un inversionista para sostener un proyecto y subsistir. Finalmente:
promover la desagradable práctica del mecenazgo.

Ahora, el gran problema es que, por la escasa valorización de los activos pertenecientes a los
clubes, los “mecenas” se aburren, por la esencia deficitaria de la división. ¿Y que ocurre? Se
van… dejando un proyecto de genesis local y comunal, el cual fue forzado a ser entregado a
terceros, en la total incertidumbre, amenazando no sólo la misión y visión de quienes lo
crearon, si no que potencialmente, afectando derechos de jugadores, cuerpos técnicos y
funcionarios, que trabajan y son remunerados por estos clubes.

Y en este caso es casi imposible culpar al mecenas, ya que está entregando harto y más, a una
aventura personal, la cual, no siempre se puede sostener.

El espíritu de la ley 20.019 era mantener las corporaciones o fundaciones mediante la creación
de fondos de deportes, ello permitía aumentar la fiscalización sobre esas instituciones. Así
como también abría la posibilidad de financiamiento diverso, recurriendo a fondos públicos y
a la inversión de privados. Sin embargo, la forma en la que se redacto el articulo 4 de la ley,
además de lo indicado por los estatutos de la ANFP, nos termina por limitar las posibilidades
de financiamiento.

En España, por ejemplo, CD Tacón se ha financiado en gran parte mediante fondos para la
promoción del deporte y de la mujer, algo a la que ninguna SADP podría postular en Chile aun
cuando, será exigencia de la ANFP tener futbol femenino en el corto plazo.

Así como también ocurre con ligas de estrucutra cerradas como la NFL, y la NBA, donde las
ciudades aportan a las franquicias, de propiedad privada y con fines de lucro, para poder
potenciar la practica deportiva en sus ciudades y obtener los beneficios indirectos que generan
los espectáculos deportivos. En Chile, para poder utilizar un estadio es necesario construir
acuerdos que no permiten la explotación de los mismos, salvo licitación, acarreando
complejidas y una ausencia de lógica relevante, dado el arraigo local que poseen los equipos.

El problema de las SADP, no es únicamente la participación de los hinchas o socios, o asuntos


de propiedad accionaria entre parientes de disntos grados: El problema es de financiamiento.
Problema particular que no se ha tocado, y del cual depende la existencia de varios clubes de
fútbol, poniendo en jaque el desarrollo y renovación de la actividad en el futuro.

La Segunda División y sus clubes, pasan por un escenario clave. Sus sostenedores en riesgo de
retiro, y comunas completas esperando el anhelo de lograr el éxito deportivo. Éxito por el cual,
al subir a la Primera B o Primera A, modificaría el panorama financiero de los clubes, ya que si,
pasariamos a ser socios con derechos “económicos” de la ANFP.

Pero como sabemos, el deporte, y en este caso, el fútbol, es un juego de suma cero: alguien
gana y el otro pierde, y a final del año, hay un campeón que asciende, que económicamente se
alivia, otro que desciende, que, tristemente, también se alivia económicamanente, y todo el
resto, que debe seguir aumentando sus pérdidas e inventando como seguir financiando
proyectos de desarrollo deportivo comunal y vehículos generadores de identidad.

Muchas gracias.

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