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Dios
sea la
Gloria
Una Teología Bíblica de la Adoración
DANIEL I. BLOCK
© 2014Baker Academic
For the Glory of God: Recovering A Biblical Theology of Worship
By Daniel I Block
Baker Academic a Division of Baker Publishing Group
www.bakeracademic.com
www.publicacioneskerigma.org
ISBN:978-1-948578-11-0
A David y Elma Lepp,
A mis amados suegros,
cuya vida diaria y servicio en la iglesia
han traído gran gloria a Dios e inspiración a su pueblo
Contenido
Ilustraciones
Prefacio
Agradecimientos
Figura 1.2. Una imagen neo asiria de reverencia del primer milenio a.C.
(Fotografía tomada por Kim Walton, cortesía del British Museum. Usada con permiso).
Figura 1.3
Las dimensiones de la devoción
El Objeto de la Adoración
Animismo: los fieles creen que los objetos están habitados por seres
sobrenaturales y que éstos gobiernan la existencia humana: el objeto y
el ser sobrenatural son prácticamente equiparados.
Politeísmo: los fieles creen que simultáneamente existen muchos
dioses, y que estos dioses gobiernan la existencia humana. Estas
divinidades pueden estar estrechamente asociadas con objetos físicos,
pero existen aparte de ellos, a menudo se las percibe como habitando
en una realidad (el cielo o expresado de otro modo) más allá de la
realidad de la existencia humana.
Henoteísmo: los fieles creen que simultáneamente existen muchos
dioses, y que muchos o todos pueden gobernar la existencia humana,
pero que un individuo o comunidad se rige en particular por un solo
miembro del panteón, percibido como el patrón/matrona de la
comunidad.
Monoteísmo: los fieles creen que hay un solo Dios, y la existencia de
todas las otras deidades es rechazada categóricamente.
Humanismo: los fieles afirman que no creen en ninguna deidad en
absoluto, pero en realidad hacen que el Yo o la materia sea la medida
de todas las cosas.
En la antigüedad, la idolatría era problemática solo en el Israel
yahvista y entre los pueblos que se adherían a las creencias derivadas
del yahvismo israelita (judaísmo, cristianismo e islam). La
prohibición del Primer Testamento con respecto a la adoración de
dioses que no fuera YHVH es única en el antiguo Cercano Oriente. La
mayoría de la gente suponía que si individuos o grupos se trasladaban
de una región a otra, quedarían bajo la jurisdicción de otra deidad
territorial o grupo de deidades. Aunque algunos dioses eran
territoriales (note expresiones como “los dioses de las tierras”, 2
Reyes 18:33–35), otros eran funcionales (dioses de la guerra, la
tormenta, el amor, etc.). Algunas divinidades podían representarse
con imágenes fabricadas; otras fueron identificadas con objetos
naturales (sol, luna, estrellas, etc.). En estos sistemas idólatras, los
dioses tendían a ser bastante tolerantes, sin importarles si sus fieles
adoraban a otras deidades que no fueran ellos mismos. Por lo tanto, el
mandato de YHVH de que Israel no adorara a otras divinidades –y de
hecho, que negaran su existencia– no tenía precedentes.
Figura 2.3
Contrastando las imágenes bíblicas de Dios como son popularmente percibidas
Figura 2.4
La imagen de Dios como se presenta en Éxodo 34:6–7
Figura 2.5
El pacto de Dios con Israel en el Sinaí
El pináculo de la gracia del pacto
El Sujeto de la Adoración
Figura 3.1
Dos perspectivas sobre la adoración
Caín y Abel
Figura 3.2
El continuo sagrado-limpio-inmundo-abominable
Adaptación de George Mendenhall, “The Conflict between Value Systems and Social Control,” en Unity and
Diversity: Essays on the History, Literature, and Religion of the Ancient Near East, ed. J. J. M. Roberts
(Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1975), 211. Para la discusión completa del autor, vea 169–80.
Dios e Israel: Yo soy YHVH tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
Figura 4.1
El entendimiento de Jesús del Decálogo
(y el resto de las leyes de Israel)
Ahora también comenzamos a entender la noción bíblica de “amor”. Tal
como se usa en la Biblia, el hebreo ’āhab y griego agapaō significan
“demostrar el compromiso del pacto mediante acciones que sirven al interés
y bienestar de la otra persona”. Esto es lo que YHVH demostró cuando
escogió a Abraham y sus descendientes como su pueblo del pacto, rescató a
Israel de Egipto, les dio Canaán como tierra (Dt. 4:37–38; 7:6–8; 10:15),
los protegió de sus enemigos (Dt. 23:5), estableció la monarquía davídica
(1 Re. 10:9; 2 Cro. 2:11; 9:8) y restauró a Israel del exilio (Is. 43:4–7;
54:8–10; 31:3; Os. 3:1). Esto es lo que YHVH demuestra cuando ejecuta
justicia y se preocupa por los justos, por los huérfanos, las viudas y los
extranjeros (Dt. 10:18; Sal. 146:8–9), y disciplina a sus hijos (Prov. 3:12;
Heb. 12:6). Esto es lo que Dios demostró al mundo cuando dio a su único
Hijo (Jn. 3:16; Gal. 2:20; 1 Jn. 4:10). Esto es lo que Jesús demostró cuando
ofreció su vida por los pecadores (Ef. 5:2, 25–29; Ap. 1:5). Y esto es lo que
demostramos cuando nos dedicamos totalmente a Dios, cuando llevamos su
nombre con honor y lo representamos bien, cuando andamos en sus
caminos y obedecemos su voluntad, cuando cuidamos a los necesitados y
somos amables con los que no lo merecen (Dt. 10:12, 19; 11:1; Mt.
25:34–40), y cuando amamos a nuestros enemigos y oramos por aquellos
que abusan de nosotros (Prov. 25:21–22; Mt. 5:43–48; Rom. 12:20). En
este sentido, el Decálogo crea una cosmovisión pactual, haciendo real y
aplicando a la vida el gran mandato resumido por Jesús, y sentando las
bases para el resto de los documentos constitucionales de Israel que siguen
a Éxodo 20. La relación del Decálogo con el resto de los documentos
constitucionales de Israel se ilustra a continuación.
Figura 4.2
La evolución de la tradición constitucional de Israel
Ninguno de estos documentos tenía la intención de ser exhaustivo, y
mucho menos el Decálogo, que funciona como un texto catequético
paradigmático, que consta de diez principios probablemente para facilitar la
memorización, un principio para cada dedo. Después del Decálogo, el libro
del pacto (Ex. 20:22–23:19), la guía sobre la santidad (Lv. 17–26), y la
Torá de Moisés se complementan. Estos documentos exhiben una
perspectiva consistente, pero dibujan una imagen cada vez más enfocada de
la vida en un compromiso de pacto con Dios y la comunidad. Esta es la
verdadera adoración: consistentes actos reverenciales de sumisión y
homenaje ante el Soberano divino en respuesta a la amable revelación de sí
mismo y de acuerdo con su voluntad.
No está claro cómo usaron los antiguos israelitas esta guía de santidad.
Algunos sugieren que sirvió como un catecismo para una escuela del
santuario o como un manual para levitas y sacerdotes mientras enseñaban a
la gente en toda la tierra. Como en el Decálogo, estas regulaciones están
dirigidas principalmente a los jefes de familia, se asume que si los que están
a cargo de los hogares viven de acuerdo con el pacto, el bienestar de la
nación estará asegurada.
Dos enunciados fundamentales enmarcan Levítico 19: YHVH comienza
declarando: “Sed santo, porque yo, YHVH tu Dios, soy santo” (v. 2a), y
concluye con “Yo soy YHVH tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto;
entonces guardarás todas mis ordenanzas y juicios, y los harás: Yo soy
YHVH” (vv. 36b–37). Esto proporciona la lente para interpretar las
prescripciones intermedias. En lugar de funcionar como un código legal o
de culto, esta colección de órdenes crea una imagen de adoración que surge
de una visión particular de Dios y en agradecimiento por su increíble
gracia.
El capítulo alterna entre mandamientos explícitos o prohibiciones y
mandatos y prohibiciones contextualmente calificados. La lista de
prescripciones presenta cinco características significativas. Primero, tiene
vínculos obvios con el Decálogo. Aunque algunos sugieren que “este
discurso es una exposición del Decálogo”, deberíamos leer este capítulo
como una exposición del mundo conceptual resumido por el Decálogo.
En segundo lugar, los recordatorios de quién es el que está hablando:
“Yo soy YHVH tu Dios”, interrumpen esta serie de mandatos quince veces.
Estas inserciones recuerdan a los oyentes el nombre que llevan y a quién
representan, y que el Objeto de adoración, en lugar de los adoradores
mismos, en última instancia, define la verdadera adoración. Además, la
forma completa (“Yo soy YHVH tu Dios, que te sacó de la tierra de
Egipto”) en el versículo 36 recuerda a los lectores que este documento fue
producido para los redimidos. Estas estipulaciones no inauguran la relación
con Dios, sino que definen las respuestas a una relación que Dios ya ha
establecido.
En tercer lugar, YHVH no define la santidad en términos interiores,
místicos o espirituales, como si fuera simplemente una cuestión de corazón
o simplemente de comunión con Dios (véase Ef. 5:15–6:20). Más bien, la
santidad se define mediante acciones observables: las personas son lo que
hacen.
En cuarto lugar, los mandatos son notablemente diversos, incluidas las
instrucciones relativas a las dimensiones verticales, horizontales e incluso
ambientales de la fidelidad del pacto. El orden aparentemente aleatorio de
los temas refuerza la idea de que toda la vida debe ser santa. El pueblo de
YHVH puede no compartimentar la vida en esferas sagradas, morales y
civiles. Para comprender la naturaleza multidimensional y práctica de la
santidad y la práctica de la verdadera adoración, puede ser útil reagruparlos
según categorías lógicas.
Figura 4.3
Interpretación psicológica de Deuteronomio 6:5
Figura 4.4
Interpretación literal de Deuteronomio 6:5
Figura 4.5
Las dimensiones de la adoración verdadera
El problema (10:12a)
central
1 (10:12b–15) Teme a YHVH tu Dios, anda en He aquí, a YHVH tu Dios Sin embargo, YHVH se
todos sus caminos, que le ames pertenecen los cielos y agradó de tus padres,
y sirve a YHVH tu Dios con todo los cielos de los cielos, los amó, y escogió a su
tu corazón y con toda tu alma, y la tierra y todo lo que descendencia después
guarda los mandamientos del en ella hay. (10:14) de ellos, es decir, a
Señor y sus estatutos que yo te vosotros, de entre
ordeno hoy para tu bien. todos los pueblos,
(10:12b–13) como se ve hoy. (10:15)
2 (10:16–19) Circuncidad, pues, vuestro Porque YHVH vuestro Que no hace acepción
corazón, y no endurezcáis más Dios es Dios de dioses y de personas ni acepta
vuestra cerviz. (10:16) Señor de señores, Dios soborno. El hace justicia
grande, poderoso y al huérfano y a la viuda,
temible. (10:17ª) y muestra su amor al
extranjero dándole pan
y vestido. Mostrad,
pues, amor al
extranjero, porque
vosotros fuisteis
extranjeros en la tierra
de Egipto. (10:17b–19)
La conclusión Amarás, pues, a YHVH tu Dios, y guardarás siempre sus mandatos, sus
estatutos, sus ordenanzas y sus mandamientos. (11:1)
Felicito a los padres que valoran la adoración familiar formal, con lo cual
me refiero a la lectura diaria de las Escrituras y la oración en familia. Sin
embargo, puede sorprender a los lectores saber que el apoyo bíblico para
este patrón es muy limitado. Aunque la práctica moderna asume la
alfabetización y la presencia de una copia de las Escrituras en cada hogar,
teóricamente también podría haber sido el patrón en el antiguo Israel. En
esa cultura oral, la meditación y recitación de las Escrituras se habría
basado mínimamente en aquellos que guiaron las devociones familiares
habiendo memorizado la Torá. Como cualquier ritual, dejar de lado los
momentos especiales por ejercicios espirituales puede compartimentar la
vida en esferas sagradas y profanas. La lectura de la Biblia y la oración
pueden convertirse en poco más que un hermoso marco destinado a
impresionar a Dios (y a otros) si la imagen dentro del marco es fea. Al igual
que las observancias de los israelitas en los días de los profetas, los rituales
diarios pueden crear una falsa sensación de seguridad. Si comenzamos el
día con Dios, pensamos, él nos debe dar un buen día; si tenemos un mal día,
es porque no tuvimos nuestras devociones por la mañana.
A la luz del capítulo anterior, la adoración familiar se ve mejor de
manera integral, lo que significa que todas las actividades domésticas deben
involucrar actos humanos de reverencia, de sumisión y homenaje ante el
Soberano divino en respuesta a la revelación de sí mismo y de acuerdo con
su voluntad. Esto también significa que Dios se complace con la adoración
de la familia y de cada uno de sus miembros cuando cumplen los roles que
Dios tiene para ellos dentro del hogar. Por lo tanto, además de explorar la
adoración formal a nivel familiar, exploraremos cómo las personas en los
hogares israelitas demostraron su homenaje y sumisión a Dios mediante el
cumplimiento de sus respectivos roles. Concluiremos examinando un
aspecto particular de la vida familiar como adoración, es decir, el trabajo y
la vocación.
Figura 5.1
Estructura del clan de Israel
(Con ejemplos representativos de Éxodo 6:16–17 y 1 Crónicas 27:32)
Figura 6.1. Este marfil del siglo XI a.C. de Meguido representa a un gobernante sentado en su trono entre querubines.
Entre los que se aproximan en la procesión hay un soldado que lleva dos cautivos desnudos circuncidados. ¿Estaban
estos israelitas apareciendo ante Jabin, rey de Hazor (Jueces 4:2)? (Fotografía de J. Marr Miller. Usada con permiso).
Génesis 17 ofrece una explicación clara del significado de la
circuncisión en Israel. El narrador presenta la circuncisión de Abraham
como la segunda parte de un ritual de pacto-ratificación de dos partes,
separado de la primera parte por al menos trece años. En Génesis 15,
YHVH se había unido pactualmente con Abraham pasando con una
antorcha de fuego, el símbolo de su presencia, entre las mitades de animales
sacrificados como parte de este ritual de ratificación. En Génesis 17 YHVH
prescribe la circuncisión como una ordenanza permanente por la cual
Abraham y sus descendientes se unirían a este pacto. Mediante la
circuncisión, los miembros masculinos de la comunidad del pacto eran
marcados físicamente como pueblo de Dios y consagrados para su misión
sacerdotal de llevar bendición divina a las naciones (véase Gen. 12:3). Al
igual que una marca, la circuncisión fue el sello de propiedad de YHVH
sobre una persona. Cuando Abraham tenía noventa y nueve años y su hijo
Ismael tenía trece años, el patriarca declaró su aceptación de la relación del
pacto al circuncidarse a sí mismo ya todos los hombres en su casa
(17:23–27).
Es difícil evaluar cuán escrupulosamente los descendientes de los
patriarcas se adhirieron a esta ordenanza. Génesis 34 sugiere que tres
generaciones después, la circuncisión se había convertido en una
herramienta mediante la cual los hijos de Jacob manipulaban a los
extranjeros. Cuatrocientos años después, ni siquiera el levita Moisés había
cumplido la ordenanza (Ex. 4:24–26). Sin embargo, Éxodo 12:43–51
sugiere que los israelitas que salieron de Egipto probablemente habían sido
circuncidados antes de partir. En lugar de funcionar como una señal de
exclusión, YHVH permitió a los no israelitas unirse a la comunidad de fe
(v. 48): todos los que se identificaban con Israel y su Redentor y que se
sometían a la circuncisión podían participar en la primera pascua y salir de
Egipto como miembros de la comunidad del pacto.
Si bien este texto ilustra la amplitud de la gracia divina, también abre la
puerta al abuso. Pocas semanas después de declarar su exclusiva devoción a
YHVH, los israelitas adoraron al becerro de oro (Ex. 32 y Dt. 9) y meses
después, cuando llegaron a Cades-Barnea, las masas se negaron a confiar
en Dios y entrar en la tierra (Num. 14). A través de la circuncisión, aquellos
que dejaron Egipto se identificaron a sí mismos como israelitas, pero
descubrimos rápidamente que había dos Israel desde el principio: la
mayoría reclamaba descendencia física de Abraham, y la minoría que eran
sus descendientes espirituales. De los pocos que formaban este último,
Caleb, el hijo de Jefone, recibe mención especial. Aunque Caleb no era ni
siquiera un israelita étnico, YHVH lo caracteriza como alguien con un
espíritu diferente y lleno de YHVH (Num. 14:24; Dt. 1:36; Jos. 14:6–15).
Parece que durante gran parte de la historia de Israel muchos entendieron
la circuncisión como un “sacramento”, similar a la visión del bautismo de
la iglesia católica romana; no era solo un medio de gracia sino también un
“medio de salvación”. Se pensaba que el rito aseguraba su lugar entre la
gente de YHVH, fuera que la persona mostrara o no fe personal a través de
la justicia del pacto, lo que llevó a la noción de circuncisión del corazón. Si
bien la idea se originó con YHVH (Lv. 26:41), en sus discursos pastorales
de cierre, Moisés hace un llamado a sus oyentes para circuncidar sus
corazones y dejar de ser obstinados (Dt. 10:16). Las marcas de un corazón
circuncidado incluyen temer, servir y aferrarse a YHVH (v. 20). En 30:6,
Moisés trata la circuncisión del corazón como un acto quirúrgico divino
que dará como resultado un verdadero compromiso con el pacto (′āhab,
“amor”). Siglos más tarde, Jeremías repitió el llamado de Moisés,
rogándole al pueblo de Judá que se circuncidara para YHVH, lo cual aclaró
como “quitando el prepucio de sus corazones” (4:4). Más tarde, el profeta
describió a Israel como “circuncidado con prepucio”, es decir,
“circuncidado pero realmente incircunciso” (Jer. 9:25–26). La circuncisión
física no cuenta para nada si no está acompañada por la circuncisión
espiritual.
Circuncisión en el Nuevo Testamento. Aunque el mismo Jesús fue
circuncidado al octavo día, las tensiones dentro de la iglesia primitiva
giraban en torno a este rito. Rompiendo definitivamente con el judaísmo, el
Concilio de Jerusalén determinó que los creyentes gentiles no necesitaban
ser circuncidados para convertirse en miembros de la comunidad del nuevo
pacto (Hch. 15:1–29). Más bien, el don del Espíritu Santo señalaba la
aceptación de Dios (v. 8).
Pablo mismo fue inconsistente al aplicar esta decisión; para mejorar su
aceptación entre los judíos de Asia Menor, en el próximo capítulo
circuncidó a su hijo Timoteo (Hch. 16:3). Sin embargo, el tema de la
circuncisión fue como un pararrayos en sus cartas a los Romanos y Gálatas.
Él les declaró a los judaizantes que la circuncisión física era inútil incluso
para los judíos a menos que estuvieran circuncidados en sus corazones
(Rom. 2:25–29), y citó a Abraham como evidencia de la prioridad de la fe
sobre el rito (4:1–25). En este respecto, Pablo estaba completamente en
sintonía con Moisés y Jeremías. Pero dio un paso más: dado que la
importancia de Israel como entidad étnica cambió drásticamente con la
venida de Cristo, la ordenanza ya no existía. En Gálatas 2:1–10 él rechazó
enfáticamente la noción de circuncisión gentil como un prerrequisito para la
aceptación de Dios. En Cristo, el marcador étnico que separaba a judíos y
gentiles se suspendió; la comunidad de fe del nuevo pacto fue establecida a
través del trabajo del Espíritu.
Figura 6.2
La relación entre el Israel físico y el Israel espiritual como es percibido por Moisés y Jeremías
3. Debemos restar importancia a la mera obediencia a Cristo como una
motivación para el bautismo. Como el acto por el cual somos sepultados
con Cristo y resucitados con él, esto no es simplemente un deber, que puede
degenerar fácilmente en legalismo, sino el mayor privilegio imaginable.
4. Las congregaciones deben celebrar los bautismos como momentos
destacados en las vidas de los creyentes individuales y en la vida de la
iglesia. Como el bautismo implica la identificación con el cuerpo de Cristo
y con su Cabeza (Cristo), las decisiones con respecto al bautismo deben ser
asuntos congregacionales, no simplemente para capacitar a la congregación,
sino para darle a la comunidad la oportunidad de identificarse con los
candidatos y declarar su apoyo en su caminar con Cristo.
5. Si los bautismos deben realizarse en interiores o al aire libre sigue
siendo una pregunta abierta. Si el propósito principal del bautismo es
declarar públicamente el paso del reino de las tinieblas al reino de la luz
como testimonio al mundo, es preferible un contexto al aire libre. Si el
propósito principal es declarar la unión de uno con el cuerpo de Cristo,
entonces el bautismo dentro (o en) el lugar de reunión de la iglesia puede
estar justificado. Al final, los recursos y el clima pueden determinar el
contexto.
que el Señor Jesús, la Y mientras comían, Mientras comían, Jesús Cuando llegó la hora, se
noche en que fue tomó pan, y habiéndolo tomó pan, y habiéndolo sentó a la mesa, y con
entregado, tomó pan, y bendecido lo partió, se bendecido, lo partió, y El los apóstoles, y les
después de dar gracias, lo dio a ellos, y dijo: dándoselo a los dijo: Intensamente he
lo partió y dijo: discípulos, dijo: deseado comer esta
Pascua con vosotros
antes de padecer;
porque os digo que
nunca más volveré a
comerla hasta que se
cumpla en el reino de
Dios.
De la misma manera Y tomando una copa, Y tomando una copa, y Y habiendo tomado una
tomó también la copa después de dar gracias, habiendo dado gracias, copa, después de haber
después de haber se la dio a ellos, y todos se la dio, dado gracias,
cenado, bebieron de ella.
Esta copa es el nuevo Esto es mi sangre del Bebed todos de ella; Tomad esto y repartidlo
pacto en mi sangre; nuevo pacto, que es porque esto es mi entre vosotros; porque
haced esto cuantas derramada por muchos. sangre del nuevo os digo que de ahora en
veces la bebáis en En verdad os digo: Ya pacto, que es adelante no beberé del
memoria de mí. Porque no beberé más del frutoderramada por muchos fruto de la vid, hasta
todas las veces que de la vid hasta aquel día para el perdón de los que venga el reino de
comáis este pan y cuando lo beba nuevo pecados. Y os digo que Dios.
bebáis esta copa, la en el reino de Dios desde ahora no beberé
muerte del Señor más de este fruto de la
proclamáis hasta que El vid, hasta aquel día
venga cuando lo beba nuevo
con vosotros en el reino
de mi Padre.
De la misma manera
tomó la copa después
de haber cenado,
diciendo: Esta copa es
el nuevo pacto en mi
sangre, que es
derramada por
vosotros.
Nota: Todos los textos son de LBLA. Los elementos resaltados son
significativos en la discusión a continuación.
El partimiento del pan. En los círculos de Hermanos, la comunión
semanal se llama “partimiento del pan”. Esta expresión se refiere a la
práctica en las reuniones de los primeros cristianos de partir el pan (Hch.
2:42, 46; 20:7; 27:35–36), aunque los estudiosos debaten si estos pasajes
designan la Cena del Señor o simplemente confraternización sobre la mesa
del comedor.
El trasfondo del Primer Testamento para la cena del Señor
Cuando Jesús instituyó la cena del Señor, creó una gloriosa hélice que
mezcla al menos tres tradiciones litúrgicas del Primer Testamento: la cena
de la pascua, la ceremonia de ratificación del pacto y la ofrenda por el
pecado (figura 6.3).
El vínculo entre la cena del Señor y la pascua de Israel está firmemente
establecido en los textos del Nuevo Testamento. Pablo no solo habla de
Cristo como “nuestra Pascua [Cordero]” (1 Cor. 5:7), sino que cada uno de
los Evangelios sinópticos también señala que la institución de la cena del
Señor coincidió con la pascua judía y la fiesta de los panes sin levadura.
Jesús programó esta última comida con los discípulos antes de su
crucifixión para señalar el cambio de épocas: la importante fiesta judía que
celebraba la liberación de Israel de la esclavitud en Egipto se transformaría
en una nueva cena de pascua, la importante fiesta de la iglesia celebrando la
liberación de los cristianos de la esclavitud del pecado y la muerte. La
asociación de la cena del Señor con la pascua también puso de relieve el
papel sustitutivo de Jesús; debido a su muerte, no necesitamos morir.
Figura 6.3
La hélice eucarística
Los representantes del pueblo Ancianos (zĕqēnîm, Ex. 24:1, 9; Ancianos (presbyteroi, 19:4)
del griego, presbyteroi)
Fenómeno auditivo de los El sonido de trueno y una El sonido de las aguas y los
asistentes trompeta (19:16–19) poderosos estruendos de
trueno (19:6)
El momento del clímax Una comida en la presencia de La cena de bodas del Cordero
Dios (Ex. 24:10–11) (19:9)
Figura 6.4. Mosaico del piso de la sala de oración Meguido del Siglo III d.C. La inscripción dice: “El
Akeptous amante de Dios ha donado la mesa a Dios Jesucristo como memorial” (Fotografía de Zev
Radovan. Usado con permiso).
Figura 8.1. Gudea, constructor de templos de Lagash (Fotografía de Kim Walton. Usada con permiso.)
2 Samuel 7:18 (véase 1 Cro. 17:16) presenta un caso excepcional del
suplicante sentado delante de YHVH. La postura de David en respuesta
a la promesa de una dinastía eterna recuerda una serie de esculturas de
Gudea, rey de Lagash (2150–2100 a.C., figura 8.1). Al igual que Gudea,
David estuvo involucrado en la construcción de templos; al igual que
Gudea, David recibió un plan detallado del templo, aunque David lo
recibió “por escrito de la mano de YHVH” (1 Cro. 28:11–19). La
postura puede reflejar su estatus especial como el fundador elegido de
una dinastía eterna, de quien vendría el Mesías.
El Nuevo Testamento también tiene una variedad de expresiones para
la oración. El verbo proseuchomai, “orar” (ochenta veces), y el
sustantivo proseuchē, “oración” (treinta y seis veces), se encuentran en
los pasajes de oración más familiares. El patrón de la LXX para traducir
al hebreo šā’al como aiteō, “pedir, solicitar”, y el sustantivo relacionado
aitēma, “solicitud, oración”, continúa en el Nuevo Testamento. Mateo
21:22 usa ambas expresiones, “Todo lo que pidas [aiteō] en oración
[proseuchē] con fe, eso recibirás”. Sin embargo, el hebreo šā’al, “pedir”,
también fue representado por erōtaō o eperōtaō, y el sustantivo
correspondiente, “oración”, con eperōtēma. Una expresión final,
deomai, “rogar, suplicar”, y su sustantivo afín deēsis, “súplica” se refiere
a una oración urgente. Esta parece haber sido una palabra favorita para
Lucas, aunque también fue utilizada por otros.
3 La reputación de YHVH entre las naciones YHVH debe contenerse YHVH ha sido
se dañará si destruye a Israel; pensarán por el bien de los excepcionalmente
que su intención fue maliciosa desde el patriarcas y pasar por cercano a su gente: él
principio, destruirlos en el desierto (v. 12). alto el pecado de sus está en medio de ellos y
descendientes (v. 27). los ha dirigido
personalmente; por
implicación, no tiene
sentido destruirlos (v.
14).
4 YHVH debe contenerse por el bien de losLa reputación de YHVH La reputación de YHVH
patriarcas; él prometió multiplicar suentre las naciones se entre las naciones se
simiente y darles la tierra de Canaán comodañará si destruye a dañará si destruye a
su posesión eterna (v. 13). Israel; pensarán que los Israel; pensarán que los
sacó para destruirlos en sacó para destruirlos en
el desierto porque no el desierto porque no
pudo cumplir su pudo cumplir su
promesa de darles la promesa de darles la
tierra y porque los tierra (vv. 15–16).
odiaba (v. 28).
6 YHVH ha invertido un
gran esfuerzo para
salvar a los israelitas de
la esclavitud de Egipto;
por implicación,
destruirlos significaría
que este esfuerzo se
desperdició (v. 29b).
La oración en Hechos
El libro de Hechos destaca la importancia de la oración en la iglesia
primitiva. Los primeros seguidores de Jesús se reunían regularmente
para orar: en el aposento alto después de la ascensión de Jesús (1:14),
antes de elegir al sucesor de Judas (1:24–25), en el templo en “el tiempo
de la oración” (3:1), para pedir valentía (4:23–31), mientras morían
como mártires (7:59–60), cuando los samaritanos debían recibir el Santo
Espíritu (8:14–18), en respuesta a un encuentro con Dios (9:11), cuando
fueron perseguidos y encarcelados (12:5–16), en lugares especiales de
oración (16:13, 16), y orar el uno por el otro (20:32–36). Hechos 2:42
identifica la oración como uno de los cuatro pilares sobre los que se
edificó la iglesia, junto con la enseñanza, el compañerismo y la partición
del pan. Al describir la respuesta a la primera gran persecución, el
arresto y la liberación de Pedro y Juan, y una advertencia del Sanedrín
de dejar de proclamar a Cristo (4:1–22), Hechos 4:23–31 conserva la
oración más completa del libro. Esta oración corporativa tiene una
notable similitud estructural con las oraciones del Primer Testamento.
1. El discurso invocativo “Señor Soberano…” (v. 24).
Sorprendentemente, aquí los discípulos no se dirigen a Dios como
“Padre”, como lo practica y enseña Jesús.
2. La descripción (vv. 24–28). La mayor parte de la oración reconoce
a Dios como el Creador de todo y cita la declaración de Dios a través de
David de que los gentiles se han rebelado contra YHVH y su Ungido. En
una impactante inversión de la imagen de gentiles furiosos, Pedro y Juan
hablan de los líderes judíos como enemigos de Dios y su Mesías.
3. La petición (vv. 29–30). Identificándose con Dios y su Ungido, los
discípulos oran por la osadía para hablar el mensaje de Dios y para que
Dios realice milagros, señales y prodigios a través del nombre de su
santo siervo Jesús.
El efecto de esta oración es sorprendente: la casa tiembla; los
creyentes son llenos del Espíritu Santo y declaran con valentía la palabra
de Dios; y están unidos en su caridad y testifican de la resurrección de
Jesús (vv. 31–35). Lucas vio la oración no solo como la respuesta
natural de los creyentes a sus experiencias, sino también como una
oportunidad para proclamar una teología profunda. La furia actual contra
Jesucristo era parte de la furia de los gentiles contra Dios y su Ungido.
La oración fue la clave de una nueva y dramática obra de Dios.
La oración en las Epístolas
En sus cartas, Pablo nunca ofrece un tratado coherente sobre la
oración o una cita extensa de sus oraciones. Esto no significa que la
oración no era importante para Pablo. Por el contrario, relacionó las
Epístolas con comentarios incidentales, alusiones e informes sobre sus
propias oraciones, y repetidamente le pidió a la gente que orara por él.
En 1 Timoteo 2:1–8 insta a la intercesión por todos, incluido él mismo.
Hasta donde podemos decir, como las oraciones del Primer Testamento,
las oraciones de Pablo usualmente consistían en adoración, acción de
gracias y petición.
Los estallidos doxológicos de adoración, enraizados en su herencia
religiosa, acentúan los escritos de Pablo. Siguiendo la fórmula bĕrākâ de
la oración, a menudo comenzaba bendiciendo a Dios y luego alabándolo
por la acción en nombre de su pueblo: “Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo… quien nos consuela en todos nuestros
problemas” (2 Cor. 1:3–4a), y “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en los ámbitos celestiales con
toda bendición espiritual” (Ef. 1:3). Al final de estas declaraciones
exaltaba a Dios: “A él sea la gloria para siempre” (Rom. 11:36). “Al
único y sabio Dios sea la gloria para siempre en Jesucristo” (16:27). “A
él sea la gloria para siempre jamás” (Gal. 1:5). “A él sea la gloria en la
iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los
siglos” (Ef. 3:21). “A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de
los siglos” (Fil. 4:20).
La acción de gracias de Pablo está encarnada en la palabra
eucharistein, “alabar”, que expresa acción de gracias por el trabajo
creativo y salvador de Dios. Regularmente abría sus cartas con acción de
gracias a Dios y puntuaba sus Epístolas con esta palabra de alabanza. Al
hacerlo, modelaba la acción de gracias y la alabanza como fluyendo
naturalmente de la experiencia de la gracia y el amor de Dios.
A menudo, Pablo incorporaba oraciones de petición en expresiones de
acción de gracias. A veces comienza con “Te recuerdo en mis oraciones
en todo momento”, y luego presenta su solicitud en nombre de sus
destinatarios. Pero también insertaba peticiones de intercesión (Rom.
10:1; 2 Co. 13:9; Ef. 3:16–19) y “pedía oraciones” en sus epístolas.
Consciente de las necesidades específicas de las iglesias, oró para que
Dios satisficiera esas necesidades y alentó a sus lectores a hacer lo
mismo.
Para Pablo, la oración no era principalmente para lograr que Dios
hiciera por él lo que no podía hacer por sí mismo; más bien, a través de
la oración, expresaba sumisión y homenaje a Dios y cedía el control de
sus asuntos a Dios. Además, Pablo veía la oración como un vehículo
para expresar tanto la fe como la teología.
Yendo más allá de las escrituras paulinas, Hebreos 12:22–29 presenta
una bella imagen de la adoración corporativa, destacando la importancia
de la acción de gracias. A primera vista, el autor parece contrastar el
temor de los israelitas en el Monte Sinaí a la vista y la voz de Dios (vv.
18–21, véase Éxodo 20:18–19; Dt. 5:23–27) con la confianza que tienen
las personas del nuevo pacto al acercarse al Monte Sión. Sin embargo, la
apelación final de reverencia y asombro, y el recordatorio de que “Dios
es [todavía] fuego consumidor” nos obliga a reconsiderar esta
interpretación. Al parecer empleando el método rabínico de argumentar
de menor a mayor, el autor sugiere que si el encuentro con Dios en el
Sinaí evoca temor, cuánto más debería nuestra entrada en la Jerusalén
celestial, donde Dios es atendido como su anfitrión celestial, y donde
Jesús, el mediador del nuevo pacto, nos sale al encuentro. Nuestra
admisión a este encuentro con el Dios viviente confirma nuestra
ciudadanía en un reino que no puede ser sacudido y debe evocar una
gratitud desenfrenada, que es nuestro sacrificio aceptable de reverencia y
sumisión (v. 28). La adoración con una visión escatológica implica
sacrificios de alabanza porque hemos sido invitados a participar en este
reino (Heb. 13:15–16).
Santiago ofrece una imagen doble de la oración. Primero, el privilegio
puede ser abusado por motivos equivocados, expresando nuestro
hedonismo y egocentrismo, en lugar de preocuparnos por los demás o
por la gloria del nombre de Dios (4:2–3). Segundo, la oración es una
provisión de gracia de Dios; cuando los intercesores justos ofrecen la fe
en el contexto de la confesión, los recursos de curación del cielo están
disponibles para el pueblo de Dios (5:13–18).
En 1 Pedro, el apóstol llama a la iglesia a una visión clara y sobria de
su lugar dentro de la obra salvífica de Dios. Ya que la revelación de
Jesucristo vade la mano (1:13), el pueblo de Dios debe ser disciplinado,
lúcido, centrado en sus oraciones (4:7) y vigilante en su conducta ética
personal, ya que la forma en que nos tratamos determina si nuestras
oraciones serán respondidas (3:7). Sin embargo, la oración verdadera no
es solo un asunto individual: también debe ser un compromiso
comunitario. Como dice Grant Osborne, “las mentes de los creyentes
deben estar libres de obstáculos, enfocadas y bajo el control del Espíritu
mientras mueven a la iglesia hacia adelante sobre sus rodillas”.
La doxología que termina el libro de Judas (vv. 24–25) a menudo se
usa como una bendición para terminar con los servicios de adoración.
Este texto breve es atesorado por muchos como la oración corporativa
favorita del Nuevo Testamento. Profunda en su teología, celebra el
estado y el carácter de Dios: él es soberanamente capaz de evitar que
caigamos, pero también nos invita a estar en su presencia con gran
alegría. Solo este Dios es digno de la alabanza eterna y de honor y
gloria, la cual recibe a través de la obra de Jesucristo. Esta oración
muestra que uno de los propósitos de la oración colectiva es alentar a la
gente de Dios, recordándoles los infinitos recursos espirituales
disponibles a través de Cristo.
Las imágenes de adoración en el libro de Apocalipsis inspiran a la
gente de Dios a perseverar en la fe cuando están bajo angustia y a
participar en la adoración terrenal en anticipación a la adoración eterna.
Podemos dividir las oraciones involucradas en estas escenas de
adoración en dos categorías. Primero, algunos son himnos dirigidos a
Dios, enfocados en la relación vertical entre los adoradores y el
Adorado. Mientras que los límites entre las oraciones y las canciones de
adoración a menudo se desdibujan, estos himnos celebran el poder, la
gloria y la sabiduría de Dios con honor y alabanza y acción de gracias
Apareciendo en coyunturas críticas en la trama del libro, estas escenas
de adoración ofrecen comentarios teológicos sobre sus eventos. El
segundo tipo de oración involucra peticiones horizontales. Juntos, estos
dos ilustran los tipos de oraciones que deberían caracterizar nuestra
propia adoración.
La oración en la adoración cristiana hoy
Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, observamos cómo Dios
gentilmente habla a los seres humanos y gentilmente se deja dirigir por
ellos. Lo que distingue a YHVH, el Dios de Israel, de los dioses de los
otros pueblos también distingue al Dios del Nuevo Testamento, YHVH
encarnado en Jesucristo, de los dioses de romanos y griegos: él es una
Deidad comunicativa. Afortunadamente, continúa deleitándose en
escuchar las oraciones de sus santos. Pero, ¿cómo podemos aplicar las
observaciones anteriores sobre la oración a nuestra adoración para que
nuestra conversación complazca a Dios y nuestras oraciones sean
respondidas? Aquí hay un resumen de la enseñanza bíblica sobre la
oración para guiarnos en nuestra teoría y práctica.
Primero, la oración es el acto verbal supremo y reverencial de
sumisión y homenaje ante el Soberano divino. Como toda adoración, la
oración verdadera busca principalmente la gloria de Dios: los deseos
humanos están subordinados a su voluntad y propósitos. Sin embargo,
como un medio principal de adoración, al invitarnos a orar, el Dios
viviente ofrece un privilegio único: comunicación bidireccional con él.
Segundo, la oración es un privilegio que cumple muchas funciones:
alabanza, acción de gracias, adoración, comunión, confesión, queja,
súplica, intercesión, y está abierta a todos. Si bien todos somos alentados
a orar el uno por el otro, no dependemos de la mediación de sacerdotes o
santos difuntos. A través de Jesús, todos los creyentes tienen acceso
directo al Padre.
Tercero, a través de la oración pública, los creyentes expresan,
refuerzan y desarrollan la teología de la iglesia, y expresan su unidad
entre ellos y con Cristo. Al mismo tiempo, el medio de oración ofrece
oportunidades de instrucción e inspiración para recordar la gracia y la
gloria de Dios.
Cuarto, la oración es una gracia poderosa. Cuando se recibe, tiene el
potencial de efectuar el cambio de una de tres maneras: (1) A través de
la oración, las circunstancias cambian (Hch. 12:1–17). (2) A través de la
oración, el que ora cambia. La oración no es necesariamente para que
Dios haga lo que queremos que haga; también puede ser el proceso
mediante el cual nos lleva a hacer lo que él quiere y comprender la
realidad tal como él la ve (Dt. 3:23–28; Am. 7:1–9). (3) Mediante la
oración, la disposición y las acciones de Dios cambian (Ex. 32; Jon. 3).
Su gracia inmutable lo lleva a retirar las amenazas y conceder el perdón
cuando las personas se arrepienten del pecado o un intercesor justo apela
a su nombre.
Finalmente, aunque el privilegio de la oración está abierto para todos,
las Escrituras revelan que las formas de la oración varían según el
contexto. Las oraciones que surgen de la experiencia personal son
espontáneas, a menudo conversacionales e informales, aunque nunca
casuales. Sin embargo, en las Escrituras, las oraciones ofrecidas
públicamente en nombre de la congregación exhiben un aumento
significativo en el registro literario, de modo que muchas son elegidas en
forma de poesía extremadamente sofisticada. De las oraciones
incrustadas en las narraciones, esto es más evidente en Nehemías 9 y la
oración de David en 1 Crónicas 29:10–19, pero se refleja especialmente
en las oraciones en el Salterio. Si la adoración corporativa involucra a
una audiencia corporativa con el gran Rey, seguramente el lenguaje de
comunicación debería adaptarse a la situación. Además, dado que
aquellos que dirigen la comunidad en oración no hablan por sí mismos
sino por todos, tal oración debe ser disciplinada, subordinando los
intereses idiosincráticos y las preferencias personales a la preocupación
común: la gloria de Dios, la celebración corporativa de su gracia, y las
súplicas conjuntas para el perdón. Las oraciones públicas en las
Escrituras tienden a seguir una estructura particular: un discurso formal
a Dios, una recitación/celebración de su carácter y estatus, una
descripción de las realidades presentes y una petición de ayuda. También
tienden a ser emitidas en forma e idioma tradicional. Al tener nuestras
mentes llenas de las Escrituras, las oraciones públicas ofrecen
magníficas oportunidades para identificarse con los santos del pasado y
con los santos de todo el mundo cuyas mentes también están llenas de
estas mismas Escrituras.
Dios de esperanza, Dios de misericordia,
Dios fiel, perdonador a Dios, santo Dios,
Tenemos tu Palabra, tu promesa, y confiamos en el hecho de que el
Señor está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo
invocan de verdad.
Hemos sido invitados a pedir, a buscar, a tocar, con la promesa de
respuesta, porque creemos que tú gobiernas sobre todo, y en tu
mano está el poder y la fuerza.
Por eso, dirigimos nuestras peticiones al Rey eterno, inmortal,
invisible, el único Dios, digno de recibir honor y gloria por los
siglos de los siglos.
Dios Padre, que la confianza esté con nosotros siempre.
Pero los eventos llegan a nuestras vidas y estamos llenos de
preguntas.
Necesitamos el consuelo de que tienes las respuestas.
Nos quedamos mudos ante circunstancias inexplicables, pero no
hay misterios para ti.
No hay hechos que no conozcas; no hay problemas que no puedas
resolver; no hay eventos que no puedas explicar; no hay hipocresía
a través de la cual no veas; no hay secretos desconocidos para ti.
Quedamos realmente desenmascarados ante ti, y tú nos ves cómo
somos en realidad, llenos de nuestro orgullo, nuestro egoísmo,
nuestra superficialidad, nuestra flagrante carnalidad.
Nos desesperaríamos si no fuera porque tú, oh Señor, eres
compasivo y misericordioso, lento para la ira y abundante en
bondad amorosa.…
No nos has tratado según nuestros pecados, porque tan alto como
los cielos están sobre la tierra, así de grande es tu bondad amorosa
hacia aquellos que te temen.
Entonces, ansiamos hoy una vida limpia, un espíritu tranquilo, una
lengua honesta, un corazón confiado, un alma redimida.
Gracias, Dios, que la sangre de Jesucristo nos limpie de toda
injusticia.
Ahora, ¡podemos disfrutar de ti para siempre!
Amén.
9
Figura 9.3
La meta: el progreso en la apreciación y el gusto musical
“tipo” (typos) Ex. 25:40; Hch. 7:44; Heb. 8:5 “réplica” (hypodeigma) Heb. 8:5; 9:23
“prototipo” (antitypos) Heb. 9:24
El diezmo en Deuteronomio
En el segundo discurso de Moisés a los israelitas en las
llanuras de Moab, él ofreció instrucciones pastorales sobre el
diezmo en tres contextos. Lejos de ser una carga económica o
psicológica, presentó el diezmo como un privilegio extraordinario
y una institución notablemente humanitaria. Primero, cada
llamado al diezmo se asociaba con una invitación a la adoración,
específicamente a comer y celebrar en presencia de YHVH.
Moisés los invitó a hacerlo como familias enteras, incluyendo
hijos e hijas y siervos y siervas, pero también debían traer a los
levitas a sus ciudades, ya que los levitas no tenían tierra de la cual
obtener su sustento (Dt. 12:12, 18–19).
Segundo, las instrucciones de Moisés con respecto a los
diezmos fueron notablemente generosas. Si la distancia al
santuario central coloca cargas poco realistas o irrazonables sobre
los fieles, podrían traer la cantidad equivalente en plata, con la
que podrían comprar las necesidades para la comida sagrada
(14:24–26).
Tercero, el diezmo representaba tanto una ofrenda de acción de
gracias por la generosa provisión de YHVH como una
oportunidad para acercarse a los miembros marginados de la
comunidad. Además de los levitas (Dt. 12:12, 18–19; 14:27, 29;
26:11–13), Moisés especificó el diezmo como un medio para
cuidar a los extranjeros, huérfanos y las viudas (14:27–29;
26:12–14). Reforzó esta idea con un llamado a un diezmo cada
tres años que se depositaría en las puertas de las ciudades
israelitas en beneficio de estas personas vulnerables. Invitar a los
pobres a unirse a las peregrinaciones al santuario central satisfaría
sus necesidades espirituales al participar en la adoración
corporativa. Pero los beneficios de estos diezmos no se
extenderían más allá de las ocasiones festivas. Esto puso a prueba
el compromiso de los israelitas con sus vecinos, recordándoles
que la verdadera adoración implica algo más que una liturgia
correcta: también involucra la compasión cotidiana hacia los
necesitados.
Cuarto, el diezmo ofreció una ocasión para resaltar la
diferencia entre la religión israelita y la religión de fertilidad
cananea. El ritual de este diezmo proporcionaba una ocasión para
que los fieles reconocieran que este producto no solo era
evidencia de la bendición de YHVH sobre la tierra, sino también
que la tierra misma era un regalo (Dt. 26:15). Además, ofrecía
una ocasión para confesar ante YHVH que habían sido fieles al
pacto en todos los aspectos (v. 13–14). Aunque cuidar a los
pobres no era más que un elemento de conducta de acuerdo con el
pacto, la deposición del diezmo de cada tres años les ofrecía a los
israelitas la oportunidad de declarar su dependencia de YHVH e
invocar su continua bendición en sus trabajos y su tierra (14:29;
26:15).
El Drama de la Adoración
Figura 11.2
Grados asimétricos temporales de la santidad
El año sabático
El concepto de “año sabático” se introdujo por primera vez en
el Libro del Pacto (Ex. 23:10–11) y luego se desarrolló más
completamente en las “Instrucciones sobre la santidad” (Lv.
25:1–7). El año sabático exigía el cese de toda la actividad
agrícola: no plantar cultivos o podar viñedos y olivares. Le dio a
la tierra la oportunidad de descansar y rejuvenecerse al dejarla sin
cultivar durante un año; así completaba el triángulo pactual de
sabáticos: YHVH descansó al final de la semana de la creación
(Ex. 20:11), Israel descansaba cada séptimo día (Ex. 20:9–10;
23:12), y la tierra descansaba cada séptimo año. El año sabático
también recordó a los israelitas que la tierra no era suya. Por un
lado, la tierra era una concesión (naḥălâ) mantenida en una
especie de fideicomiso y administrada para el Dueño divino de la
tierra (Lv. 23:25). Pero la tierra pertenecía a todos, incluidas las
criaturas del campo. Al observar el año sabático, los israelitas
renunciaron a su monopolio sobre su producción; lo compartieron
con seres humanos necesitados y les ofrecieron a las fieras acceso
libre a lo que se producía naturalmente.
El año sabático planteó una prueba aún más seria de la fe de
Israel que el Shabat del séptimo día. ¿Podrían confiar en que
YHVH les proveería si dejaran sus herramientas y arados
guardados por un año? Si bien tenemos poca evidencia de que los
israelitas alguna vez hayan observado esta institución, la seriedad
de YHVH se refleja en las maldiciones del pacto, que vinculó la
duración del exilio de Israel como castigo por no guardar el año
sabático.
El Día de la expiación
Celebrado el décimo día del séptimo mes (Tishréi), yôm kippûr
fue el día más sagrado y solemne del año. En este día todo el
trabajo debía cesar, y la gente debía observar un estricto ayuno.
Levítico 16 relata los rituales del Día de la expiación en detalle.
Estos implicaban que el sumo sacerdote hiciera expiación por él y
su familia con un toro sacrificado, seguido por una cabra
sacrificada por los pecados de la gente. Además, el sacerdote
confesaba sobre un segundo chivo todos los pecados del pueblo y
luego lo liberaba en el desierto.
El Día de la expiación tuvo dos propósitos: limpiar el
sacerdocio y el santuario para que YHVH aceptara los rituales
realizados durante el resto del año y expiar los pecados de la
gente. Presumiblemente, cuando los sacerdotes presentaban las
ofrendas de pecado y culpa del pueblo durante el año, las
personas eran limpiadas, pero la contaminación permanecía en el
altar y en el santuario. Aunque el Día de la expiación era una
observancia extremadamente sobria, era una provisión de gracia
para tratar con el problema del pecado. Mientras el santuario
estaba contaminado por los pecados del pueblo, la ira de Dios se
cernía sobre ellos. Sin embargo, una vez al año, todo el santuario
podría ser barrido de la contaminación, que sería enviada al
desierto, para nunca más ser retenida contra la gente.
Desde el año 70 d.C. no se han presentado sacrificios en Yom
Kipur, pero los judíos aún guardan el día con intensa solemnidad,
ayuno y total abstinencia del trabajo. La observancia comienza
con el sonido del shofar, llamando a la gente a adorar en la
sinagoga. En el servicio se cantan “todos los votos”, mientras la
congregación implora a Dios que los perdone por los pecados del
año pasado y los votos que han roto. Los servicios continúan al
día siguiente desde el amanecer hasta la puesta del sol, cuando un
toque más del shofar finaliza el Día de la expiación.
Rosh Hashaná
Como se señaló anteriormente, el calendario religioso del
Primer Testamento no incluía una fiesta de Año Nuevo. Desde el
llamado Calendario Gezer, se data a principios de la monarquía,
comienza el ciclo agrícola en el otoño, y los judíos más tarde
celebraron Rosh Hashaná en Tishréi 1, parece que los israelitas
tenían dos sistemas de tiempo: el calendario de culto que
comenzaba con Nisán (en la primavera), y el calendario agrícola
que comenzaba con Tishréi (en el otoño). La frase rō’š haššānâ,
literalmente, “cabeza del año”, aparece solo en Ezequiel 40:1,
donde representa el tradicional Año Nuevo primaveral, aunque sin
ningún atisbo de fiesta. Se desconocen los orígenes del Año
Nuevo otoñal, tal como lo reconocen los judíos hoy en día, pero
para cuando la fiesta se había convertido en un acontecimiento
significativo, la posición del Año Nuevo había cambiado 180
grados y se había convertido en una celebración otoñal.
Purim
El nombre deriva del término pûr, una palabra prestada de
asirio pūru (m), “una piedra pequeña, una piedra utilizada en los
lotes de fundición” (Est. 3:7; 9:24–26). Situada en el duodécimo
mes (Adar 15, finales del invierno), esta fiesta conmemora el
trabajo de Ester al anular el plan diabólico de Hamán para
deshacerse de los judíos. 2 Macabeos 15:36, el cual se refiere a la
derrota de Nicanor ante Judas Macabeo en 161 a.C., relata la
observancia más antigua conocida de Purim.
Figura 12.1
Grados edénicos del espacio sagrado
Figura 12.3.
Relación de las
residencias
celestiales y
terrenales de
Dios (Concepto
de John H.
Walton, dibujo
de Alva Stefser.
Usado con
permiso).
Gran parte del vocabulario conceptual del tabernáculo también
deriva de la narración del Edén (Gen. 2–3): kĕrubîm guardando el
camino al árbol de la vida (Gen. 3:24, véase Ex. 25:18–22; 26:31),
ellos mismos reflejándose en la menorá; la encomienda a Adán de
“servir y guardar” el jardín (Gen. 2:15), hizo eco en la asignación de
los sacerdotes levitas (Num. 3:7–8; 8:26; 18:5–6); y la entrada en el
lado este (Gen. 3:24, véase Ez. 40:6). Estas características son
extremadamente significativas para captar la función del tabernáculo
en el pensamiento israelita. En su diseño como microcosmos de la
residencia celestial de Dios, el santuario proporcionó una morada
terrenal para YHVH en medio de un pueblo caído, y sus rituales
proporcionaban un medio por el cual la relación de pacto entre un
pueblo pecaminoso y un Dios santo podría mantenerse. En su diseño
como un microcosmos del Edén, el tabernáculo se abordó tanto la
alienación de la humanidad del Soberano divino como la alienación
de la creación de Dios y la humanidad en general. El tabernáculo
simbolizaba la gentil determinación de YHVH de quitar los efectos
de la maldición de su pueblo; funcionaba como el lugar desde el cual
su bendición y dominio podrían irradiar (Sal. 50:2–4).
Como la mayoría de los templos en el antiguo Cercano Oriente, el
tabernáculo era un rectángulo, orientado en un eje este-oeste, con la
entrada en el lado este y el lugar sagrado en el oeste (figura 12.4). El
complejo del santuario consistía en cuatro áreas principales: un patio
exterior, de cincuenta codos de ancho y cien codos de largo; el
tabernáculo en sí, de diez codos de ancho y treinta codos de largo
(Ex. 27); la habitación delantera del tabernáculo, el lugar santo
(haqqōdeš), que contenía la menorá, la mesa con el pan de la
Presencia y el altar del incienso; y la tienda trasera, el lugar
santísimo (qodeš haqqŏdāšîm, 26:31–35), sosteniendo el arca del
pacto, que servía como trono de YHVH.
Las proporciones del recinto son sorprendentes. Estaba dividido
en dos cuadrados iguales, cincuenta codos por cincuenta codos. El
altar, que simboliza el alcance de los fieles a Dios y la
condescendencia de Dios, fue el punto central de la plaza delantera,
mientras que el arca del pacto, que simboliza el compromiso de
YHVH con su pueblo, fue el punto central de la plaza trasera. El
tabernáculo propiamente dicho también se dividió en dos partes,
exhibiendo una proporción de dos a uno. El lugar santo era un
rectángulo perfectamente proporcionado, de diez codos de ancho y
veinte codos de largo. El lugar santísimo era cuadrado, de diez
codos por diez codos. Las dimensiones de las entradas al recinto
reflejaban la creciente santidad de las áreas que custodiaban: la
puerta del atrio exterior, de veinte codos; la puerta del tabernáculo
propiamente dicha, diez codos; no se especifica las medidas de la
puerta al lugar santísimo. Esta perfección proporcional refleja tanto
el orden divino del universo como las perfecciones de la morada
celestial de YHVH.
Los materiales utilizados para construir el tabernáculo servían a la
vez de funciones estéticas y utilitarias. Como las vestiduras de
Aarón (Ex. 28:2, 40), todo en este lugar proclamaba la gloria y la
magnificencia de Aquel entronizado sobre querubines. Al mismo
tiempo, el tabernáculo fue diseñado para poder desmontarlo,
transportarlo y volver a armarlo fácilmente en el próximo
campamento. Este era un palacio portátil espectacularmente
diseñado para que el encuentro de los israelitas con YHVH en el
Monte Sinaí se pudiera experimentar repetidamente en el futuro.
YHVH no era un Rey ausente: él era el Dios santo que se deleitaba
en habitar entre su pueblo.
Figura 12.4
El plano del tabernáculo
(Adaptado de Jacob
Milgrom, Leviticus
1–16: A New
Translation with
Introduction and
Commentary, Anchor
Bible 3 [New York:
Doubleday, 1991],
135).
El templo como espacio sagrado
Aunque el templo de Jerusalén se construyó como una estructura
permanente, sabemos menos sobre su diseño que sobre el del
tabernáculo. Muchas de las características del templo reflejan las del
tabernáculo, aunque en una escala mucho más grande (fig. 12.5).
Figura 12.5
Comparación de los planos del tabernáculo y el templo
Origen del diseño Basado en una réplica (tabnît) Basado en una réplica (tabnît)
revelada visualmente revelada por escrito 1 Cro.
Ex. 25:9, 40; 26:30 28:11–19
Obreros auxiliares Otros artesanos dotados Ex. Hombres hábiles reclutados por
31:6b; 36:1b David, trabajadores reclutados
por David y Salomón
1 Cro. 22:2, 15; 1 Re. 5:13–18
[27–32]
Atrio Atrio
Ex. 27:9–19 1 Re. 6:36; 8:64; Ez. 8:1–13
Figura 12.6
Plano del templo de Jerusalén
Figura 12.7
Grados territoriales de santidad
Aunque el templo era una réplica terrenal de la verdadera
residencia celestial de YHVH, también funcionaba como un
microcosmos del cosmos, perfectamente proporcionado y diseñado
con características cósmicas y edénicas. No solo simbolizaba el ideal
divino para la tierra sino que también representaba la fuente de la
recreación de Israel y, en última instancia, del mundo como el
Residente divino quita la maldición y causa que su bendición y
gobierno (las delicias del Edén) irradien (Sal. 50:2–4).
El templo también simbolizaba la fidelidad del pacto de YHVH.
Él había prometido que elegiría un lugar para establecer su nombre.
Como tal, el templo simbolizaba su reclamo a Israel, eclipsando los
nombres de los dioses que previamente habían reclamado esta tierra.
Dado el estrecho vínculo entre Sión y David, el templo simboliza el
pacto eterno de YHVH con David y con Israel, tanto que en el siglo
VI a.C. el pueblo lo interpretó como una señal del compromiso
incondicional e irrevocable de YHVH con ellos, incluso cuando
rechazaron las obligaciones de la relación del pacto (Jer. 7:4, 8).
Finalmente, el templo y su adoración prescrita proporcionaron un
medio por el cual los israelitas podían mantener una comunicación
abierta con su Dios. Mediante el sacrificio y el trabajo intermediario
de los sacerdotes, sus pecados podrían ser eliminados; a través de
sus fiestas, podían expresar su gratitud a Dios. Así como Salomón
reconoció en su oración dedicatoria (1 Re. 8:46–53), el templo
también simbolizaba la invitación de YHVH para que el pueblo se
dirigiera a él en oración. De hecho, este símbolo resultó ser tan
fuerte que incluso después de haber sido destruido, Daniel se dirigió
a Jerusalén tres veces al día para orar por la restauración de Israel
(Dan. 6:10; ver 9:1–19). Aunque la Gloria representaba a YHVH en
el templo, esto no significaba que estaba encerrado dentro del
edificio o que era inaccesible aparte de él. Por el contrario, las
frecuentes promesas de YHVH de presencia personal con su pueblo
(por ejemplo, Dt. 7:21; Jos. 22:31; Rut 2:4; 1 Sam. 17:37) les
aseguraban que donde fuera que estuvieran, allí estaría él.
El final del templo
La gloria de la era salomónica fue efímera. En 931 a.C., las tribus
del norte declararon su independencia y establecieron santuarios en
Betel y Dan para rivalizar con Jerusalén y otorgar al reino del norte
una identidad religiosa independiente. Por su rebelión contra
YHVH, el reino del norte cayó en mano de los asirios en el siglo
VIII a.C. En 586 a.C., debido a la rebelión de Judá, YHVH también
los había descartado. Después de que los judíos profanaran el templo
con una gran cantidad de males, la gloria de YHVH finalmente se
fue, reduciendo este santuario sagrado a una mera caja e invitando a
Nabucodonosor a venir y arrasarlo (véase especialmente Ez. 8–11).
Aunque los judíos creían que YHVH defendería su propia residencia
contra extranjeros paganos, no lo hizo. Las fuerzas de
Nabucodonosor redujeron el magnífico edificio a escombros y
llevaron el oro y la plata que revestían sus salones a Babilonia.
El segundo templo
Sabemos poco del templo construido por aquellos que regresaron del
exilio en 538 a.C. y las décadas siguientes. Mientras que las
narraciones enfatizan el origen divino de este templo, especialmente
con el nombramiento de Ciro por parte de YHVH para construirle
una casa en Jerusalén (2 Cro. 36:22–23; Esd. 1:1–4), poco se dice
acerca de la participación de YHVH en el proyecto. Este templo era
mucho más pequeño que el templo original y muy inferior a él, y la
predicción de Ezequiel sobre el regreso de la gloria de YHVH (Ez.
43:1–10) nunca se materializó, lo que condujo al cinismo
generalizado y desaliento en Jerusalén (Esd. 3:10; 4:24; Hag. 2:1–9;
Zc. 4:10). Mientras que algunos que fueron testigos de la colocación
de los cimientos celebraban con gran alegría, los sacerdotes, los
levitas y las personas mayores que recordaban la gloria del primer
templo lloraban (Esd. 3:10–13). El proyecto se detuvo (4:24) y no se
reanudó hasta 520 a.C. Inspirado por Hageo y Zacarías (Esd. 5:1–5),
el edificio se completó en 515 a.C.
Según Hecateo, el área del templo medía aproximadamente 500
pies por 150 pies, pero las dimensiones del edificio en sí son
desconocidas. 1 Macabeos 1:21–22 y 4:49–51 sugieren que el lugar
santo contenía un candelabro de oro (véase la pluralidad de
Salomón, en 1 Reyes 7:48–50), una mesa para el pan de la
Presencia, un altar de oro de incienso, y utensilios sagrados. Un velo
dividía el lugar santo del lugar santísimo, pero al carecer tanto del
arca como de la Gloria divina, esta habitación estaba vacía. Aun así,
la gente celebraba la finalización del templo con gran gozo,
involucrando cientos de sacrificios y la comida de la Pascua (Esd.
6:13–22).
Si bien este templo significó el regreso del favor de YHVH a su
pueblo, también sirvió como una prueba de su fe (Hag. 1:5–11;
2:15–19; Mal. 3:10–12) y se convirtió en un símbolo del letargo
espiritual de la nueva comunidad, ya que las distinciones entre lo
santo y lo profano se descuidaron una vez más (Esd. 9:1–2; Neh.
9:2). En el siglo V a.C., la gente se volvió cada vez más cínica de su
condición de pueblo de YHVH (Mal. 1:1–2:9). Para el siglo II a.C.,
el sacerdocio se vendía al mejor postor, ya que los candidatos
helenísticos competían por el favor de Antíoco IV Epífanes. La
historia de este templo se hundió en su punto más bajo en 167 a.C.,
cuando las fuerzas de Antíoco masacraron a la mayoría de los
hombres en Jerusalén y esclavizaron a las mujeres y los niños.
Destruyeron las murallas de la ciudad, abolieron todos los ritos
judíos y volvieron a dedicar el templo al Zeus olímpico. En Kislev
15 (6 de diciembre) Antíoco cometió “la abominación desoladora”
(Dan. 11:31; 12:11; 1 Mac. 1:54; Mc. 13:14) en el templo. Tres años
después, Judas Macabeo recuperó el control del edificio. Él lo reparó
y purificó, un evento que se celebra hasta el día de hoy en la fiesta
judía de Janucá.
El templo de Herodes
Las Escrituras muestran poco interés en la construcción o el diseño
del templo que se levantó en Jerusalén durante el período del Nuevo
Testamento. Sin embargo, este templo fue un proyecto elaborado
por el rey edomita Herodes el Grande (40–4 a.C.), no para glorificar
a Dios, sino para pacificar a sus súbditos judíos. Aunque falló en
este aspecto, el templo fue una maravilla de la ingeniería. Herodes
dobló el área original del Monte del templo bajando la esquina
noroeste del Monte Moriá y utilizando los materiales removidos
para construir la ladera sur.
Figura 12.8. La cúpula de la roca en el Monte del templo (Fotografía de J. Marr Miller. Usada
con permiso).
Figura 12.9
El diseño básico de
una sinagoga
tradicional
A menudo, una luz perpetua estaba suspendida sobre/delante del
arca, recordando la menorá del tabernáculo y el templo. En el frente,
las sillas se podían colocar a ambos lados del arca para las personas
que prestaban servicio, incluido el cantor y el rabino. La
característica más importante de una sinagoga era el arca sagrada,
que albergaba el rollo de la Torá. El arca era protegida de la vista del
público por una cortina modelada según el velo que protegía el lugar
santísimo en el tabernáculo.
Figura 12.10
Algunos planos básicos de la iglesia
Diseño de iglesia
El anfiteatro radial mantiene a todos cerca de la acción; bueno para proclamar la Palabra y
la liturgia receptiva.
Diseño procesional tradicional
Está bien para los estilos litúrgicos formales, pero no es útil para el desarrollo de la comunidad. Los
participantes tienden a verse a sí mismos como una audiencia.
Diseño Antifonal
La mesa es central y se fomenta la participación de los miembros.
Orientación
Las iglesias pueden estar diseñadas de tal manera que cuando los
creyentes se reúnan para adorar, su mirada se dirija no solo a la cruz
en el frente del edificio sino también más allá del Calvario, la fuente
de nuestra salvación, y al Monte de los Olivos, la esperanza de
nuestra salvación (Hch. 1:11). Aunque no adoramos en Jerusalén, al
orientar a los fieles hacia esta ciudad nos identificamos con la gente
de Dios del pasado, recordamos la obra de Cristo en la cruz, y
esperamos el día en que Jesús regrese, cuando la Torá salga de Sión,
Dios reinará sobre las naciones, y la paz cubrirá la tierra como las
aguas cubren el mar (Is. 2:2–4; Miq. 4:1–5).
Las personas en otras tradiciones religiosas entienden este
concepto. Cuando los judíos se reúnen en sinagogas el Shabat, oran
con el rostro hacia Jerusalén. Cinco veces al día, los musulmanes se
arrodillan en oración en sus espacios sagrados (sobre sus alfombras
de oración), postrándose ante Dios mientras tienen de frente a la
Kaaba (ka’ba) en La Meca, Arabia Saudita. La mayoría de las
catedrales góticas de Europa se construyeron con el frente de la
iglesia hacia el este. Esta orientación también determinó los temas
para la decoración interior. Reflejando la antigua percepción si no
marcionita de una gran división entre el Primer y el Nuevo
Testamento, las imágenes del Primer Testamento, asociadas con la
oscuridad y el frío, dominaron las fachadas norte, y la fachada sur
más brillante y cálida contenía imágenes del Nuevo Testamento. Las
iglesias parroquiales anglicanas en Inglaterra generalmente están
orientadas de tal forma que el altar principal está al este y los
adoradores teóricamente están de frente a Jerusalén.
Proporción y simetría
En el pasado, las casas de adoración se han diseñado como
microcosmos del cosmos, mundos sagrados creados en armonía con
el plan de Dios y anticipando un nuevo mundo gobernado por reglas
de belleza y orden. Hay que admitir que las definiciones de belleza
de las personas varían, pero los fieles necesitan un retiro del ajetreo
y el caos de la vida cotidiana: un lugar de descanso, de corrientes
tranquilas y de cuidado. Cuanto más caótico y sucio se vuelva
nuestro mundo, mayor deberá ser el contraste cuando entremos en
este mundo de gracia y luz. Y esta visión de belleza y santidad
debería conducirnos al mundo con aún más pasión en nuestro
servicio a Cristo.
Foco
Dado que la comunidad reunida es por definición la comunidad
de los redimidos, la gracia salvadora de Cristo debe expresarse en
todo el edificio, en su diseño, decoración y simbolismo. El exterior
debe ser atractivo pero declarar inequívocamente que este es el lugar
de reunión del pueblo de Dios. En el interior, la atención debe
elevarse hasta el Salvador. La naturaleza sacramental de la
adoración anglicana y católica se refleja en los planos de sus
iglesias. Las iglesias góticas tradicionales tenían forma de cruz, y el
altar ocupaba el espacio en el extremo este (figura 12.11). Esta
forma se retiene hoy en muchas iglesias anglicanas y católicas. En
las iglesias reformadas, el plano básico era y sigue siendo mucho
más simple (figura 12.12).
Figura 12.11
El diseño cruciforme de la catedral de Chartres
Atmósfera
Dado que la adoración implica actos reverenciales de homenaje
ante Dios, cada detalle del santuario debe evocar admiración ante él,
y no del arquitecto humano o los decoradores. Esto puede reflejarse
en la elección de materiales, líneas arquitectónicas, colores,
imágenes visuales, e incluso iluminación. No debe permitirse que
los efectos que desvirtúen la adoración de Dios invadan el espacio
sagrado. Si debemos tener una bandera, entonces tengamos banderas
de muchas naciones, lo que ilustra la naturaleza transnacional del
cuerpo de Cristo; mostrar solo una bandera estadounidense que
limita con la religión civil, es una distracción y una ofensa
especialmente para los visitantes no estadounidenses. Puede haber
un lugar para celebrar la historia de las congregaciones individuales
y de la iglesia universal en la decoración, pero las imágenes
conmemorativas de personas significativas pertenecen a la pared
posterior o en las habitaciones laterales. Finalmente, el frente del
santuario debe estar ordenado, en lugar de estar abarrotado de los
“trastos” de los músicos, que refleja demasiado el caos y el ruido del
mundo exterior y resta valor al verdadero culto.
Figura 12.13
La catedral Iglesia de Cristo en Liverpool
(Catedral: Rept0n1×/Wikimedia Commons. Mosaico: Cortesía de Bill Wootten. Usado con
permiso.)
Comunión y compañerismo
La adoración puede ser principalmente acerca de que Dios nos
habla como individuos, pero involucra la comunicación de Dios a la
comunidad eclesial. Su voz obviamente no está restringida a la
proclamación de la Palabra desde el púlpito o la distribución de los
elementos en la Eucaristía. Dios también habla a través de otros
adoradores. Efesios 5:18–20 habla de estar llenos del Espíritu,
hablando unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales.
El espacio de adoración debe diseñarse de manera que los creyentes
se inspiren unos a otros. Esto es difícil de lograr en los arreglos de
asientos tradicionales donde solo vemos las espaldas de los
feligreses o en las estructuras que tienen una acústica pobre. Por otro
lado, los arreglos de asientos en forma de “U” nos recuerdan que no
adoramos como individuos, sino como el cuerpo de Cristo.
En resumen, el lugar de adoración debe inspirar admiración y
reverencia hacia Dios cuando ingresemos al edificio, y gozo y
celebración al partir. Cuando el pueblo de Dios se reúne en un
espacio que ha sido consagrado para la adoración, ese espacio tiene
una santidad particular. Sin embargo, en última instancia, la santidad
del cuerpo de Cristo debe ser nuestra principal preocupación. Este
cuerpo es el templo habitado por el Espíritu de Dios; este es el
contexto en el cual y a través del cual Cristo sirve.
13
Líderes en la Adoración
Salomón
El templo de Salomón fue un logro glorioso, masivamente
construido y lujosamente adornado. YHVH proporcionó el plano
para el edificio (1 Cro. 28:11, 19), pero los artistas y arquitectos
fenicios que Salomón contrató, aseguraron que su diseño y
ornamentación estuvieran perfectamente en contexto del antiguo
mundo del Cercano Oriente. Salomón construyó esta casa para
declarar la gloria de YHVH en el grado superlativo: “La casa que yo
edifico será grande, porque nuestro Dios es más grande que todos
los dioses” (2 Cro. 2:5). En su oración reconoció que aunque
ninguna estructura terrenal podría contener a YHVH, esta “casa
exaltada” (1 Re. 8:13) simbolizaba la fidelidad de YHVH con Israel
y David, así como su deseo de habitar entre su pueblo. Al vivir entre
su pueblo, YHVH demostraba su voluntad para perdonar sus
pecados y rescatarlos en momentos de necesidad. Salomón
reconoció el significado del templo más allá de Israel: YHVH
también ayudaría a los extranjeros que le clamaban. Salomón
expresó explícitamente la función misionera del templo en 1 Reyes
8:43–44: “para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu
nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y para que sepan que esta
casa que yo he edificado lleva el sello de tu nombre”.
Aunque Salomón exhibió un liderazgo ejemplar al construir un
edificio glorioso digno de su Residente divino, su liderazgo fue
desastroso en otros aspectos. A pesar del encargo de David de leer la
Torá de Moisés y encarnar la justicia del pacto (1 Re. 2:2–4, véase
Dt. 17:14–20), Salomón gobernó como muchos déspotas orientales,
multiplicando caballos, mujeres y plata y oro para sí mismo, y
esclavizando a su propio pueblo para sus proyectos (1 Re. 5:13–18).
Peor aún, inició a Israel en el largo y, finalmente, fatal camino de la
apostasía (11:1–40). Confirmando Deuteronomio 7:4 y 17:17, sus
esposas extranjeras apartaron su corazón de YHVH para servir a
otros dioses: él construyó instalaciones de culto pagano para ellos
dentro de los límites de Israel (1 Re. 11:1–8). Si David fue la
encarnación de los ideales reales mosaicos (Dt. 17:14–20), Salomón
fue todo lo contrario. Viviendo en una fe heredada, ilustró las
asombrosas consecuencias de un líder que tomó un curso
equivocado en su vida personal y cultista, arrastrando a su gente con
él.
Jeroboam I
Como demuestra el caso de Salomón, los líderes en adoración no
siempre glorificaban a Dios. Después de la muerte de Salomón, el
reino de David se dividió en el reino del sur (Judá) y el reino del
norte (Israel). Para consolidar su poder político, Jeroboam, el primer
rey de este último, estableció un culto nacional para su reino,
anclado por santuarios en Betel y Dan (1 Re. 12:25–33). Diseñado
para contrarrestar el magnetismo del templo en Jerusalén y el
reclamo de YHVH a todo Israel, el sistema de adoración de
Jeroboam era una combinación ingeniosa de teología ortodoxa y
formas paganas. En la superficie, Jeroboam no solicitó la adoración
de un nuevo dios. Tomando prestado un estribillo tradicional, “Ve
tus dioses, oh Israel, que te trajo de la tierra de Egipto” (v. 28), su
declaración inaugural suena perfectamente ortodoxa. Sin embargo,
todo sobre este sistema era incorrecto: el sujeto plural, “dioses”; la
fabricación de imágenes; las ubicaciones de Betel y Dan en lugar de
Jerusalén; sacerdotes no levitas; y un nuevo calendario religioso y
sistema de sacrificios desconectado de la revelación de YHVH en el
Sinaí. Mientras que la adoración verdadera implica actos de
sumisión y homenaje en respuesta a la revelación de Dios de sí
mismo y de acuerdo con su voluntad, esta fue una religión ideada en
el corazón de Jeroboam (v. 33), el liderazgo en la adoración
enloqueció.
Josías
Sumergidos profundamente en la idolatría, la condenación del
reino de Judá parecía segura hasta la ascensión del joven Josías al
trono en 641 a.C. En contraste con Manasés y su predecesor
inmediato, Amón, Josías modeló las cualidades requeridas de
aquellos que dirigen la adoración. Sobre todo, se comprometió a
hacer lo correcto a los ojos de Dios (2 Re. 22:1–2; 2 Cro. 34:1–2).
YHVH reconoció la humildad y la ternura de corazón de Josías (2
Re. 22:19; 2 Cro. 34:27), y el historiador le atribuyó una piedad
inigualable: “no hubo rey como él que se volviera al YHVH con
todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme
a toda la ley de Moisés, ni otro como él se levantó después de él” (2
Reyes 23:25). Los ecos del Shemá sugieren que Josías encarnó el
más alto nivel de rectitud del pacto.
Contra las décadas de apostasía, Josías inició reformas religiosas
que implicaban la destrucción de centros de culto paganos en toda la
tierra de Judá, incluso extendiendo estas reformas al territorio del
reino del norte, ahora una provincia asiria (2 Cro. 34:3–7). Él buscó
restaurar la gloria del santuario, y con ello la reputación de YHVH,
al encargar a su pueblo que lo reparara y restaurara (2 Cro. 34:8–13).
En el transcurso de esas reparaciones, se encontró con el rollo de la
Torá, por lo que Josías dirigió al pueblo en arrepentimiento y
oración (34:14–28), humillándose, rasgando sus vestiduras y
llorando delante de YHVH. Luego leyó la Torá a la gente reunida
(34:29–30). Como resultado de esta asamblea, Josías y el pueblo
renovaron su pacto con YHVH, y luego celebraron la Pascua con un
entusiasmo que la nación no había presenciado desde antes de que se
estableciera la monarquía (35:1–19).
A pesar de todas sus cualidades positivas, esta historia ilustra lo
que sucede cuando las reformas de la adoración son instituidas desde
arriba contra la espiritualidad popular, es decir, la no espiritualidad.
El mismo Josías pudo haber sido tierno de corazón y totalmente
dedicado a YHVH, pero sus reformas no cambiaron los corazones
de sus súbditos. Dentro de las décadas de su muerte, Nabucodonosor
vendría como el agente de la furia de YHVH y pondría fin a la
adoración hipócrita de Judá. Aun así, la dureza de los corazones de
las personas no era motivo para que los líderes abandonaran sus
compromisos espirituales personales o dejaran de guiar al pueblo de
Dios por sendas de rectitud y adoración que honrara a Dios.
1. Doxologías Narradas
2 Cor. 11:31 El Dios y Padre Dios y Padre Pablo Una carta El envío de Jesús
del Señor de nuestro por parte de Dios
Jesús, el cual Señor
es bendito Jesucristo
para siempre,
sabe que no
miento.
Lc. 2:20 Y los pastores Dios Pastores El regreso Por todo lo que han
se volvieron, oído y escuchado
glorificando y
alabando a
Dios por todo
lo que habían
oído y visto,
tal como se
les había
dicho.
Hch. 11:18 Y al oír esto se Dios Discípulos en Encuentro de Al oír que los
calmaron, y Jerusalén los discípulos gentiles habían
glorificaron a en Jerusalén recibido al Espíritu
Dios, diciendo: Santo
Así que
también a los
gentiles ha
concedido
Dios el
arrepentimien
to que
conduce a la
vida.
d. Gracias (charis,
eucharisteō)
1 Tim. 1:12 Doy gracias a Cristo Jesús Pablo, En la primera La fortaleza que
Cristo Jesús nuestro Señor Timoteo y la carta de Pablo Cristo le dio
nuestro Señor, audiencia a Timoteo a Pablo
que me ha
fortalecido,
porque me
tuvo por fiel,
poniéndome
en el
ministerio.
Ap. 19:1–2a Después de Nuestro Dios Gran En el cielo Regocijo por los
esto oí como multitud justos juicios de
una gran voz Dios
de una gran
multitud en el
cielo, que
decía
[clamaba]:
¡Aleluya!
La salvación y
la gloria y el
poder
pertenecen a
nuestro Dios,
porque sus
juicios son
verdaderos y
justos.
2. Doxologías Declaradas
Texto De la Destinatario Sujeto Lugar Motivo
versión
LBLA
Fil. 1:11 Llenos del fruto Dios Filipenses Pablo en su Haber sido
de justicia que carta a los llenados con el
es por medio filipenses fruto de justicia
de Jesucristo,
para la gloria y
alabanza de
Dios.
Lc. 1:68 Bendito sea el Señor Dios Zacarías En casa, Dios nos ha
Señor, Dios de de Israel entre el visitado y traído
Israel, porque prójimo redención
nos ha visitado
y ha efectuado
redención para
su pueblo
Lc. 19:38 ¡Bendito el Rey El Rey que Una multitud Bajando el Las
que viene en el viene en el Monte de los maravillosas
nombre del nombre del Olivos a obras que
Señor! Señor Jerusalén, el habían visto
¡Paz en el cielo Domingo de por medio de
y gloria en las Ramos Jesús
alturas!
2 Cor. 1:3 Bendito sea el Dios y Padre Pablo, En una carta a La consolación
Dios y Padre de de nuestro Timoteo y la la iglesia en de Dios en la
nuestro Señor Señor audiencia Corinto aflicción
Jesucristo, Jesucristo, el
Padre de Padre de las
misericordias y misericordias, y
Dios de toda el Dios de toda
consolación. consolación
Ef. 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de Pablo y la En una carta a Dios nos ha
Dios y Padre de nuestro Señor audiencia la asamblea de bendecido con
nuestro Señor Jesucristo los santos en toda bendición
Jesucristo, que Éfeso (o en espiritual
nos ha todas partes)
bendecido con
toda bendición
espiritual en los
lugares
celestiales en
Cristo.
1 Pe. 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de Pablo y la En una carta a Dios nos ha
Dios y Padre de nuestro Señor audiencia los creyentes hecho nacer de
nuestro Señor Jesucristo en Asia Menor nuevo
Jesucristo,
quien según su
gran
misericordia,
nos ha hecho
nacer de nuevo
a una
esperanza viva,
mediante la
resurrección de
Jesucristo de
entre los
muertos.
Ap. 5:12 El Cordero que El Cordero que Millares y Alrededor del Porque con su
fue inmolado fue inmolado millares de trono de Dios, sangre el
digno es de ángeles alabando al Cordero
recibir el poder, Cordero como sacrificado ha
las riquezas, la digno de recibir redimido a
sabiduría, la bendición siete santos de todas
fortaleza, el veces partes para
honor, la gloria Dios
y la alabanza.
Ap. 5:13 Y a toda cosa Aquel que está Toda criatura Juan oye la Por la
creada que está sentado en el de cielo y de la alabanza redención por
en el cielo, trono (Dios) y el tierra viniendo de medio del
sobre la tierra, Cordero todas partes Cordero
debajo de la
tierra y en el
mar, y a todas
las cosas que
en ellos hay, oí
decir: Al que
está sentado en
el trono, y al
Cordero, sea la
alabanza, la
honra, la gloria
y el dominio
por los siglos de
los siglos.
Mt. 5:16 Así brille Tu Padre que Tú, la La enseñanza Debido a tus
vuestra luz está en el cielo audiencia de de Jesús en el buenas obras
delante de los Jesús Sermón del
hombres, para Monte
que vean
vuestras
buenas
acciones y
glorifiquen a
vuestro Padre
que está en los
cielos.
1 Cor. 6:20 Pues por precio Dios Creyentes En su cuerpo Han sido
habéis sido comprados por
comprados; por precio
tanto,
glorificad a
Dios en vuestro
cuerpo y en
vuestro
espíritu, los
cuales son de
Dios.
Fil. 1:11 Llenos del fruto Dios Filipenses Pablo, en su Haber llenado
de justicia que carta a los con el fruto de
es por medio filipenses justicia
de Jesucristo,
para la gloria y
alabanza de
Dios
1 Tim. 1:17 Por tanto, al El Rey eterno, Pablo y su Pablo en su Por las
Rey eterno, inmortal, audiencia, primera carta misericordias
inmortal, invisible, el incluyendo a a Timoteo recibidas de
invisible, único único Dios Timoteo Dios por medio
Dios, a Él sea de Cristo Jesús
honor y gloria
por los siglos de
los siglos.
Amén.
Heb. 13:21 [Que la paz de Cristo Jesús La audiencia En la carta a La obra de Dios
Dios] os haga (y/o Dios) de los los hebreos en nosotros
aptos en toda hebreos que es
obra buena agradable
para hacer su delante de él
voluntad,
obrando El en
nosotros lo que
es agradable
delante de Él
mediante
Jesucristo, a
quien sea la
gloria por los
siglos de los
siglos. Amén.
2 Pe. 3:18 Antes bien, Nuestro Señor Pedro y su Pedro en su Por mantener a
creced en la y Salvador audiencia segunda carta los creyentes
gracia y el Jesucristo seguros y
conocimiento creciendo en la
de nuestro gracia
Señor y
Salvador
Jesucristo. A Él
sea la gloria
ahora y hasta el
día de la
eternidad.
Amén
Jud. 24–25 Y a aquel que El único Dios Judas y su En la carta de Por preservar a
es poderoso nuestro audiencia Judas a los los creyentes
para guardaros Salvador, que creyentes
sin caída y para es poderoso
presentaros sin para guardar
mancha en sin caída a los
presencia de su creyentes
gloria con gran
alegría, al único
Dios nuestro
Salvador, por
medio de
Jesucristo
nuestro Señor,
sea gloria,
majestad,
dominio y
autoridad,
antes de todo
tiempo, y ahora
y por todos los
siglos. Amén.
Ap. 1:6 [Cristo que] Jesucristo, Juan (en Juan, Salvación por
hizo de quien nos Patmos) y su escribiendo a medio de
nosotros un redimió (vea audiencia, las siete iglesias y Cristo,
reino y 1:5) siete iglesias Asia Menor haciendo de los
sacerdotes para occidental creyentes un
su Dios y Padre, reino, y
a Él sea la gloria sacerdotes que
y el dominio sirven a Dios
por los siglos de
los siglos.
Amén.
Ap. 4:11 Digno eres, Al que está 24 ancianos Visión de Juan Por todas las
Señor y Dios sentado en el de la gloria de cosas creadas
nuestro, de trono, nuestro Dios por Dios
recibir la gloria Señor y nuestro
y el honor y el Dios
poder, porque
tú creaste todas
las cosas, y por
tu voluntad
existen y fueron
creadas.
Ap. 7:12 ¡Amén! La Nuestro Dios Ángeles, Alrededor del Por la salvación
bendición, la ancianos, trono de Dios que pertenece
gloria, la y los cuatro a nuestro Dios y
sabiduría, la seres vivientes al Cordero
acción de (7:10)
gracias, el
honor, el poder
y la fortaleza,
sean a nuestro
Dios por los
siglos de los
siglos. Amén.
Ap. 14:7 Temed a Dios y Dios Todos los La visión de La hora del
dadle gloria, pueblos de la Juan para juicio que
porque la hora tierra preparar a las vendrá. Todos
de su juicio ha personas para necesitan
llegado; adorad el juicio de Dios temor de Dios
al que hizo el y adorar al
cielo y la tierra, Creador
el mar y las
fuentes de las
aguas
Ef. 1:6 Para alabanza Dios el Padre Pablo y su En la carta a Nos predestinó
de la gloria de de nuestro audiencia los efesios (y en adopción
su gracia que Señor a todos los como hijos por
gratuitamente Jesucristo creyentes) medio de Cristo
ha impartido Jesús
sobre nosotros
en el Amado.
e. Dominio (kratos)
Jud. 24–25 Y a aquel que Dios nuestro Judas y su En una carta a Por medio de
es poderoso Salvador audiencia los creyentes Jesucristo
para guardaros nuestro Señor,
sin caída y para Dios sostiene a
presentaros sin los creyentes
mancha en de caída.
presencia de su
gloria con gran
alegría, al único
Dios nuestro
Salvador, por
medio de
Jesucristo
nuestro Señor,
sea gloria,
majestad,
dominio y
autoridad,
antes de todo
tiempo, y ahora
y por todos los
siglos. Amén
Ap. 1:6 [Cristo] hizo de Cristo Jesús, Juan (en En una carta a Salvación por
nosotros un que nos amó y Patmos) y su las siete iglesias medio de
reino y ha redimido audiencia, y las en Asia Menor Cristo,
sacerdotes para (vea 1:5) siete iglesias occidental haciendo de los
su Dios y Padre, creyentes un
a Él sea la gloria reino de
y el dominio sacerdotes para
por los siglos de Dios
los siglos. Amén
1 Tim. 6:16 El único que Dios Bendito, Pablo, En la primera Honor de Dios y
tiene el único Timoteo y la carta de Pablo dominio eterno
inmortalidad y Soberano, el audiencia a Timoteo
habita en luz Rey de reyes y
inaccesible; a Señor de
quien ningún señores (6:15)
hombre ha
visto ni puede
ver. A Él sea la
honra y el
dominio
eterno. Amén
Ap. 4:11 Digno eres, Al que está 24 ancianos Visión de Juan Por todas las
Señor y Dios sentado en el de la gloria de cosas creadas
nuestro, de trono, nuestro por Dios Dios
recibir la gloria Señor y Dios
y el honor y el
poder, porque
tú creaste todas
las cosas, y por
tu voluntad
existen y fueron
creadas.
Ap. 5:13 Y a toda cosa Al que está Toda criatura La adoración Por la
creada que está sentado en el del cielo y la venía de todas redención por
en el cielo, trono, nuestro tierra partes medio del
sobre la tierra, Señor y Dios Cordero
debajo de la
tierra y en el
mar, y a todas
las cosas que
en ellos hay, oí
decir: Al que
está sentado en
el trono, y al
Cordero, sea la
alabanza, la
honra, la gloria
y el dominio
por los siglos de
los siglos.
g. Sabiduría (sophia)
h. Poder (dynamis)
Ap. 4:11 Digno eres, Al que está 24 ancianos Visión de Juan Por todas las
Señor y Dios sentado en el de la gloria de cosas creadas
nuestro, de trono, nuestro Dios por Dios
recibir la gloria Señor y Dios
y el honor y el
poder, porque
tú creaste todas
las cosas, y por
tu voluntad
existen y fueron
creadas.
Ap. 7:12 ¡Amén! La Nuestro Dios Ángeles, Alrededor del Por la salvación
bendición, la ancianos, trono de Dios que pertenece
gloria, la y los cuatro a nuestro Dios y
sabiduría, la seres vivientes al Cordero
acción de (7:10)
gracias, el
honor, el poder
y la fortaleza,
sean a nuestro
Dios por los
siglos de los
siglos. Amén.
i. Fortaleza (ischys)
Ap. 5:12 El Cordero que El Cordero que Millares de Alrededor del Por la sangre
fue inmolado fue inmolado ángeles trono de Dios del cordero
digno es de inmolado que
recibir el poder, rescató a los
las riquezas, la santos de Dios
sabiduría, la de todos los
fortaleza, el lugares
honor, la gloria
y la alabanza
Apéndice B
Fragmentos de Himnos en las Epístolas Paulinas
1. Himnos cristológicos
Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito
también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía de toda creación. Porque en Él fueron creadas
en forma de Dios, no consideró el ser igual a todas las cosas, tanto en los cielos como en la
Dios como algo a qué aferrarse, sino que se tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o
despojó a sí mismo tomando forma de siervo, dominios o poderes o autoridades; todo ha sido
haciéndose semejante a los hombres. Y creado por medio de Él y para El. Y Él es antes
hallándose en forma de hombre, se humilló a sí de todas las cosas, y en El todas las cosas
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, permanecen. Él es también la cabeza del cuerpo
y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le que es la iglesia; y El es el principio, el
exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre primogénito de entre los muertos, a fin de que
que es sobre todo nombre, para que al nombre El tenga en todo la primacía. Porque agradó al
de Jesús se doble toda rodilla de los que están Padre que en El habitara toda la plenitud, y por
en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y medio de El reconciliar todas las cosas consigo,
toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, habiendo hecho la paz por medio de la sangre
para gloria de Dios Padre. de su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las
que están en la tierra o las que están en los
cielos.
Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, Porque hay un solo Dios, y también un solo
único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús
de los siglos. Amén. hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por
todos, testimonio dado a su debido tiempo.
Quien nos ha salvado y nos ha llamado con un Pero cuando se manifestó la bondad de Dios
llamamiento santo, no según nuestras obras, nuestro Salvador, y su amor hacia la
sino según su propósito y según la gracia que humanidad, El nos salvó, no por obras de
nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad, justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
y que ahora ha sido manifestada por la conforme a su misericordia, por medio del
aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús, lavamiento de la regeneración y la renovación
quien abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la por el Espíritu Santo, que El derramó sobre
inmortalidad por medio del evangelio. nosotros abundantemente por medio de
Jesucristo nuestro Salvador, para que
justificados por su gracia fuésemos hechos
herederos según la esperanza de la vida eterna.
2. Otros himnos/confesiones
Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Por esta razón dice:
también vosotros fuisteis llamados en una
misma esperanza de vuestra vocación; un solo Despierta, tú que duermes,
Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo y levántate de entre los muertos,
Dios y Padre de todos, que está sobre todos, y te alumbrará Cristo.
por todos y en todos.
Apéndice C
Adoración Dominical en el Cristianismo Primitivo
Didaché 14.1–2 (alrededor de 100 d.C.)
En el día del Señor [kata kyriakēn de kyriou] se reúnen y parten el pan y dan gracias, habiendo confesado
primero sus pecados para que su sacrificio sea puro. Pero no permitas que nadie que tenga una disputa con
un compañero se una a ti hasta que se hayan reconciliado, para que tu sacrificio no sea contaminado. Porque
este es el sacrificio acerca del cual el Señor dijo: “En todo lugar y tiempo, ofrézcanme un sacrificio puro,
porque soy gran rey, dice el Señor, y mi nombre es maravilloso entre las naciones”.
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