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Breve explicación
Una devoción es un estímulo que, dirigiéndose a la inteligencia
y al corazón, permite al hombre dar a Dios el culto que le es
debido, no sólo con la exactitud y puntualidad que requiere la
más elemental justicia, sino también con aquella libertad alegre y
aquella gozosa prontitud que exige el amor.
De esta manera dedicamos este tiempo para conocer y amar la
Devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Lo interesante
Con la Imagen del Sagrado Corazón de Jesús en aquel hogar,
ese niño llegó a amar a Jesús, y a preguntarse muchas cosas, al
observar su mirada fija y tierna. Que importante es Consagrar en
nuestros hogares la Imagen del Corazón de Jesús.
b. ‘El que venera una imagen, venera en ella la persona que en ella
está representada’ (Concilio de Nicea II: DS 601; Concilio Vaticano
II: SC 126; LG 67).
b. La Serpiente de Bronce:
Explicaciones Doctrinales
La devoción al Sagrado Corazón no es sino una forma especial
de devoción a Jesús. Al esclarecer su objeto, sus fundamentos y
sus actos propios conoceremos qué es exactamente y qué hace
distinta a esta devoción.
Fundamentos de la devoción
Esta cuestión puede ser estudiada bajo tres aspectos: el histórico,
el teológico y el científico.
a. Fundamentos históricos:
Al aprobar la devoción al Sagrado Corazón, la Iglesia no
simplemente confió en las visiones de Santa Margarita María, sino
que, haciendo abstracción de ellas, examinó el culto en si mismo.
Las visiones de Santa Margarita María podían ser falsas, pero
ello no debía repercutir en la devoción, haciéndola menos digna
o firme. Sin embargo, el hecho es que la devoción se propagó
principalmente bajo la influencia del movimiento que se inició en
Paray-le-Monial. Antes de su beatificación, las visiones de Santa
Margarita María fueron críticamente examinadas por la Iglesia,
cuyo juicio, en tales casos, aunque no es infalible, sí implica una
certeza humana suficiente para garantizar las palabras y acciones
que se sigan de él.
b. Fundamentos teológicos:
El Corazón de Jesús merece adoración, como lo hace todo lo que
pertenece a su persona. Pío VI, en su bula de 1794, “Auctorem
fidei”, defendió con su autoridad este aspecto de la devoción
contra las calumnias jansenistas. Si bien el culto se rinde al
Corazón de Jesús, va más allá del corazón de carne, para dirigirse
al amor cuyo símbolo expresivo y vivo es el corazón. Es a la
Persona de Jesús a quien se dirige, y esta Persona es inseparable
de su divinidad. Jesús, la manifestación viviente de la bondad de
Dios y de su amor paternal; Jesús, infinitamente amable y amante,
visto desde la principal manifestación de su amor, es el objeto de
la devoción al Sagrado Corazón. La dificultad reside en la unión
del corazón y el amor, y en la relación que la devoción supone que
existe entre ambos.
(Nota del traductor: S.S. León XIII promulgó, el 25 de mayo de 1899, la encíclica
“Annum Sacrum”, en la que recomienda la práctica de la devoción al Sagrado
Corazón, y algunos de sus sucesores hicieron lo propio, en especial Pío XI, en
su encíclica “Miserentissimus Redemptor”, del 8 mayo de 1928, y Pío XII, en sus
encíclicas “Summi Pontificatus”, del 20 de octubre de 1939, “Mystici Corporis”,
del 29 de junio de 1943 y “Haurietis Aquas”, del 15 de mayo de 1956. Esta última
contiene una exposición integral del culto y la devoción al Sagrado Corazón y
debe convertirse en lectura indispensable para quien desee conocer a fondo
la posición pontificia al respecto. El Concilio Vaticano II, 1962-1965, hace
referencia al Corazón de Cristo en varios documentos. Finalmente, el Papa Juan
Pablo II incluyó el tema como parte del Catecismo de la Iglesia Católica, en
1992).
(Fuente: Bainvel, Jean. “Devotion to the Sacred Heart of Jesus.” The Catholic
Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://
www.newadvent.org/cathen/07163a.htm>.)
Y así confiesa Margarita que nada era más doloroso para ella
que ver a Jesús incomodado contra ella, aunque fuese de forma
muy poca. Y en comparación a este dolor, nada le parecía los
demás dolores, correcciones y mortificaciones y por tanto,
acudía inmediatamente a pedir penitencia a su superiora cuando
cometía una falta, pues sabía que Jesús solo se contentaba
con las penitencias impuestas por la obediencia. Esta arma se
fundamenta en su gran deseo de amar.
Segunda revelación
Unos dos o tres meses después de la primera aparición, se
produjo la segunda gran revelación. Escribe Margarita: “El
divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, más
brillante que el sol, y transparente como el cristal, con la llaga
adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las
punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte
Tercera revelación
En lo que probablemente era el primer viernes de junio de 1674,
fiesta de Corpus Christi, tuvo Margarita la tercera gran revelación.
Una vez entre otras, escribe Sta. Margarita, “que se hallaba
expuesto el Santísimo Sacramento, después de sentirme retirada
en mi interior por un recogimiento extraordinario de todos mis
sentidos y potencias, Jesucristo mi Amado se presentó delante de
mi todo resplandeciente de Gloria, con sus cinco llagas brillantes,
como cinco soles y despidiendo de su sagrada humanidad rayos
de luz de todas partes pero sobre todo de su adorable pecho, que
parecía un horno encendido; y, habiéndose abierto, me descubrió
su amante y amable Corazón, que era el vivo manantial de las
llamas. Entonces fue cuando me descubrió las inexplicables
maravillas de su puro amor con que había amado hasta el exceso
a los hombres, recibiendo solamente de ellos ingratitudes y
desconocimiento.”
Agudas Pruebas
Después de la aparición, Margarita sintiéndose que estaba ella
fuera de sí, y no sabiendo donde estaba, le faltaron las fuerzas
y cayó desmayada. Sus hermanas, viéndola en tal aspecto, la
levantaron y la cargaron donde la Madre Superiora. Ella viendo
que Margarita no podía hablar, ni aun sostenerse, arrodillada
ante sus pies, la mortificó y la humilló con todas sus fuerzas. Y
cuando Margarita le respondió a su pregunta de lo sucedido,
contándole todo cuanto había pasado, recargó sobre ella nuevas
humillaciones y no le concedió nada de cuanto decía que el Señor
le mandaba hacer, más bien lo acogió con despreció.
El fuego que devoraba a Margarita por dentro a causa de las
revelaciones, le ocasionó una fiebre continua. Ante esta misteriosa
enfermedad, la Madre Superiora no podía sino sentir miedo y por
tanto le dijo a Margarita: “Pida a Dios su curación, de esta forma
sabré si todo viene del Espíritu del Señor.”
Cuarta Revelación
Fue bajo esta nueva aceptación que se dio la cuarta y última
revelación que se puede considerar como la más importante. El
Señor quería establecer en la Iglesia una fiesta litúrgica en honor
del Sagrado Corazón de Jesús. Sucedió esta revelación en el curso
de la octava del Corpus Christi del año 1675, o sea entre el 13
y el 20 de junio. Cuenta Margarita: -Estando ante el Santísimo
Sacramento un día de su octava, y queriendo tributarle amor
por Su tan gran amor, me dijo el Señor: “No puedes tributarme
ninguno mayor que haciendo lo que tantas veces te he pedido
ya.” Entonces el Señor le descubrió su Corazón y le dijo “He
aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha
ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para
testimoniarles su amor. Y, en compensación, sólo recibe, de la
mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias
Jaculatoria.
¡Amado sea en todas partes. El Sagrado Corazón de Jesús!
INICIO:
Señal de la Cruz:
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Jaculatorias:
¡Sagrado Corazón de Jesús!
En Tí Confío.
ORACIÓN DE CONFIANZA
Oh! Señor Jesucristo, yo confío esta intención a tu Sacratísimo
Corazón: (indicar la petición). Mírame solamente Jesús, y luego
haz que tu Sacratísimo Corazón te inspire. Que tu Sagrado
Corazón decida. ¡Yo cuento con Él!, ¡Yo confío en Él!, ¡Yo me
entrego a su Misericordia!, Señor Jesús, Tú no me defraudarás.
¡Sagrado Corazón de Jesús! En Tí Confío
Sagrado Corazón de Jesús, Yo creo en tu Amor por mí.
Sagrado Corazón de Jesús, que venga tu Reino.
Oh! Sagrado Corazón de Jesús, Yo te he pedido muchas gracias,
pero imploro ardientemente esta: [...], Tómala, ponla en Tu
Sagrado Corazón. Cuando el Padre Eterno la vea, cubierta con Tu
Preciosa Sangre, no la rechazará.
Ya no será mi plegaria, sino la tuya, Oh Jesús.
Oh Sagrado Corazón de Jesús, Yo pongo mi confianza en Tí.
Que jamás sea confundido. Amén.
PRIMER VIERNES
Medita esta Promesa: Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi
corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen
los primeros viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de
la penitencia final, y que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Santos
Sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera.
Oremos: ¡Oh buen Jesús, que prometisteis asistir en vida, y
especialmente en la hora de la muerte, a quien invoque con
confianza vuestro Divino Corazón! Os ofrezco la comunión del
presente día, a fin de obtener por intercesión de María Santísima,
vuestra Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve
Anawinas | Parroquia Sagrado Corazón de Jesus, Ticuantepe 39
primeros viernes que deben ayudarme a merecer el cielo y
alcanzar una santa muerte. Amén.
Oraciones Finales. (Ver página 43).
SEGUNDO VIERNES
Medita esta Promesa: Les daré todas las gracias necesarias a su estado de vida.
Oremos: Jesús misericordioso, que prometisteis, a cuantos
invoquen confiados vuestro Sagrado Corazón, darles las gracias
necesarias a su estado: os ofrezco mi comunión del presente día
para alcanzar, por los méritos e intercesión de vuestro Corazón
Sacratísimo, la gracia de una tierna, profunda e inquebrantable
devoción a la Virgen María. Siendo constante en invocar la
valiosa providencia de María, Ella me alcanzará el amor a Dios, el
cumplimiento fiel de mis deberes y la perseverancia final. Amén.
Oraciones Finales. (Ver página 43).
TERCER VIERNES
Medita estas Promesas: Pondré paz en las familias. Bendeciré los lugares donde
se venera la imagen de mi Corazón.
Oremos: Jesús amantísimo, que prometisteis bendecir las casas
donde se venera la imagen de vuestro Sagrado Corazón, yo quiero
que ella presida mi hogar; os ofrezco la comunión del presente día
para alcanzar por vuestros méritos y por la intercesión de Vuestra
Santa Madre que todos y cada uno de los miembros de mi familia
conozcan sus deberes; los cumplan fielmente y logren entrar en el
cielo, llenas las manos de buenas obras.
¡Oh Jesús, que os complacéis en alejar de nuestro hogar las
disensiones, las enfermedades y la miseria! Haced que, nuestra
vida sea una no interrumpida acción de gracias por tantos
beneficios. Amén.
Oraciones Finales. (Ver página 43).
CUARTO VIERNES
Medita esta Promesa: Seré su consuelo en todas las tribulaciones.
Oremos: Jesús mío, que prometisteis consuelo a cuantos a Vos
acuden en sus tribulaciones: os ofrezco mi Comunión del presente
día para alcanzar de vuestro Sagrado Corazón y del Corazón
Inmaculado de vuestra Madre Santísima la gracia de venir al
Sagrario a pedir fuerza y consuelo cuantas veces me visiten las
40 Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
penas. ¡Oh Jesús, oh María, consolad y salvad a los que sufren!
¡Haced que ninguno de sus dolores se pierda para el cielo! Amén.
Oraciones Finales. (Ver página 43).
QUINTO VIERNES
Medita esta Promesa: Derramaré copiosas bendiciones en todas sus empresas.
Oremos: Jesús mío, que prometisteis bendecir los trabajos de
cuantos invoquen confiados Vuestro Divino Corazón: os ofrezco la
comunión del presente día para alcanzar por vuestra Santísima
Madre la gracia de que bendigáis mis estudios..., mis exámenes...,
mi oficio..., y todos los trabajos de mi vida.
Renuevo el inquebrantable propósito de ofreceros cada mañana
al levantarme, y por mediación de la Santísima Virgen, las obras
y trabajos del día..., y de trabajar con empeño y constancia para
complaceros y alcanzar en recompensa el cielo. Amén.
Oraciones Finales. (Ver página 43).
SEXTO VIERNES
Medita esta Promesa: Los pecadores hallarán en mi Corazón un océano de
misericordia.
Oremos: Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los
pecadores arrepentidos: os ofrezco la comunión del presente día
para alcanzar por vuestros méritos infinitos y por los de vuestra
Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Os suplico,
¡buen Jesús!, inundéis su corazón de un gran dolor de haberos
ofendido. Haced que os conozcan y os amen. Dispensadme la
gracia de amaros más y más y en todos los instantes de mi vida,
para consolaros y reparar la ingratitud de quienes os olvidan.
Amén.
Oraciones Finales. (Ver página 43).
SÉPTIMO VIERNES
Medita estas Promesas: Las almas tibias hallarán fervor. Las almas fervorosas
llegarán presto a la perfección.
Oremos: Sin vuestro auxilio, Jesús mío, no podemos avanzar en
el camino del bien. Señor, por mediación de la Virgen María, os
ofrezco la comunión de este día para que avivéis en mi alma el
amor a vuestro Corazón Sagrado y concedáis este amor a cuantos
no lo sienten. Ayudado de vuestra divina gracia lucharé, Señor,
OCTAVO VIERNES
Medita esta Promesa: Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el
don de ablandar los corazones más endurecidos.
Oremos: Sagrado Corazón de Jesús, que prometisteis inspirar a los
que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras que
consuelan, conmueven y conservan los corazones; os ofrezco mi
comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María
Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia
de volver a Vos, Señor, a los que os han abandonado.
¡Dulce Salvador mío, concededme y ayudadme a salvar almas!
¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás
por el camino del vicio y del infierno! Haced, Señor, que emplee
toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos
conmigo al cielo. Amén.
Oraciones Finales. (Ver página 43).
NOVENO VIERNES
Medita estas Promesas: Guardaré recuerdo eterno de cuanto un alma haya
hecho a mayor gloria de mi Corazón. Los que propaguen esta devoción tendrán
su nombre escrito en mi Corazón, de donde no será borrado.
Oremos: Os ofrezco, Jesús mío, la Comunión del presente día
para alcanzar la gracia de saber infundir en el alma de cuantos
me rodean ilimitada confianza en vuestro Corazón Divino. Dadme
cuanto necesito para llevar a Vos a los que luchan..., a los que
lloran..., a los caídos..., a los moribundos... Y dignaos, ¡oh Jesús!,
escribir hoy mi nombre en vuestro Corazón y decir a los ángeles
que rodean vuestro Tabernáculo: «Este nombre es el de un devoto
que, amándome mucho, quiere consolarme del olvido e ingratitud
de tantos hombres.» Amén.
Oraciones Finales. (Ver página 42).
Jaculatorias Finales:
Oh! Corazón de Jesús!
Pongo toda mi confianza en Ti.
De mi debilidad todo lo temo,
pero todo lo espero de tu bondad.
A tu Corazón confío [mi petición].
¡Jesús mío!, Yo cuento contigo,
Me fío de Tí, Descanco en Tí.
Estoy seguro en tu Corazón. Amén.
«He aquí este Corazón que ha amado tanto a los hombres, que no
ha omitido nada hasta agotarse y consumirse para manifestarles
su amor, y por todo reconocimiento, no recibe de la mayor parte
más que ingratitudes, desprecios, irreverencias y tibiezas que
tienen para mí en este sacramento de amor.»
Oración inicial.
¡Oh Dios todopoderoso y eterno! Mira al Corazón de tu Santísimo
Hijo y las alabanzas y satisfacciones que te tributa en nombre
de los pecadores, y a éstos concédeles el perdón en nombre del
mismo Jesucristo, tu Hijo y Salvador nuestro. Amén.
Jaculatorias:
Sagrado Corazón de Jesús.
En Tí Confío.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Oración preparatoria
¡Oh Corazón Divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima
Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias!
Concededme un corazón semejante a vos mismo, y la gracia que
os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro
sagrado culto y el bien de mi alma. Amén.
De la Palabra de Dios:
“Jesús les replicó:
—No tienen necesidad del médico los
que tienen buena salud, sino los enfermos.” (Lucas 5,31).
“Jesús recorría toda Galilea enseñando
en las sinagogas, proclamando la Buena
Noticia del reino y sanando entre el
pueblo toda clase de enfermedades y dolencias.’ (Mateo 4,23)
“La oración hecha con fe sanará al enfermo
Súplicas finales:
= Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo:
perdónanos, Señor.
= Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo:
escúchanos, Señor.
= Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo:
ten misericordia de nosotros.
La Petición final que aparece en esta edición de las letanías, fue compuesta por
la venerable Luisa Teresa de Montelgnac de Chuvance y es recitada todos los
días por sus hijas las Oblatas del Sagrado Corazón. (Padres Jesuitas de Jalteva,
Granada, Nicaragua).
INVOCACIONES (adicionales).
AMOR del Corazón de Jesús, Abrasad mi corazón.
HERMOSURA del Corazón de Jesús, Cautivad mi corazón.
BONDAD del Corazón de Jesús, Atraed mi corazón.
CARIDAD del Corazón de Jesús, Derramaos en mi corazón.
CLEMENCIA del Corazón de Jesús, Consolad mi corazón.
DOMINIO del Corazón de Jesús, Sujetad mi corazón.
DULZURA del Corazón de Jesús, Penetrad mi corazón.
EQUIDAD del Corazón de Jesús, Reglad mi corazón.
ETERNIDAD del Corazón de Jesús, Llenad mi corazón.
FIDELIDAD del Corazón de Jesús, Proteged mi corazón.
Sobre esta fiesta, el Papa Benedicto XVI afirmó que “al ver el
Mira que soy necesitado, dulce Jesús, y sólo necesito de Ti, como el
mendigo necesita la limosna que le han de dar los hombres Mira
que soy muy tosco, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas
enseñanzas para que sean luz y guía de mi ignorancia. Mira que
soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a
cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer. Seas
todo para mí, Sagrado Corazón; socorro de mi miseria, lumbre de
mis ojos, bastón de mis pasos, remedio de mis males, auxilio de
toda necesidad. De Ti lo espera todo mi corazón. Tú lo alentaste y
lo invitaste, cuando con sencillas palabras dijiste repetidas veces
en tu Evangelio: Vengan a mí… Aprendan de mí… Pidan; llamen…
A las puertas de tu Corazón vengo, llamo, pido y espero. Del mío
te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo Tú y
dame a cambio lo que Tú sabes que me ha de hacer bueno en la
tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
ORACIÓN FINAL
Oh, Dios todopoderoso y eterno, mira en el Corazón de tu
amadísimo Hijo las alabanzas y satisfacciones que en nombre de
los pecadores te ofrece, y concede el perdón a estos hijos tuyos
Como sean los sacerdotes y las casas religiosas, así serán los laicos
que viven a su alrededor. Ay de aquel pueblo en el que reina
hasta en los ministros del santuario– el desorden o la negligencia.
¡Cuánto no debe, pues, interesarnos esta necesidad ante el
Sagrado Corazón! El reino de Dios necesita celosos pastores de sus
ovejas; ardientes pregoneros de su Palabra; fieles dispensadores
de sus sacramentos. Necesita que se avive en las almas de los
institutos religiosos el espíritu de oración, la vida mortificada, el
recogimiento interior, la ejemplar observancia. Tú, Señor, dijiste:
“Un poco de levadura hace fermentar luego toda la masa”;
¿quiénes son la levadura de tu pueblo sino estas almas que has
escogido de la masa común? Envía santos religiosos, oh Señor;
envía almas de perfección superior y se transformará el mundo…
Se medita y se pide una gracia particular para este día.
Es muy grande la caridad para con las almas del Purgatorio. Los
grandes santos han sido muy fervorosos en este punto. La Iglesia
nos da el ejemplo mezclando en todos sus rezos y ceremonias
Anawinas | Parroquia Sagrado Corazón de Jesus, Ticuantepe 99
el piadoso recuerdo de los difuntos. Dulce comunicación la de
nuestros corazones con los de estos hermanos nuestros por medio
de la oración; lazo misterioso que nos permite tener amigos aún
más allá de la tumba y aleja de nosotros la idea de una separación
total… Padres, hermanos, amigos, bienhechores, sabemos que
nos escuchan en el Corazón de Jesús y que, por conducto de Él,
reciben y agradecen nuestro cariñoso recuerdo. Oh, Corazón
divino, intermediario de estas peticiones: da a esas almas la paz
que por ellas te piden tus amigos en la tierra, a fin de que un día
nos reúnas a todos en el gozo de la vida eterna. Acepta por esas
almas nuestras oraciones, nuestras limosnas, nuestra Comunión,
nuestros sacrificios, nuestra devoción a Ti. Porque sabemos que
te son queridas, las recomendamos a tu compasión. Los méritos
de tu vida, pasión y muerte; las lágrimas de tu Madre; las virtudes
de tus santos; los servicios de tu Iglesia: todo te lo ofrecemos en
pago de esas deudas para que, bondadosamente, se lo apliques a
su salvación eterna…
Se medita y se pide una gracia particular para este día.
Los beneficios de Dios no nos han sido dados una sola vez: nos
siguen, nos rodean, nos acompañan como luminosa atmósfera de
amor en todos los instantes de nuestra vida. Resplandece menos
el sol cada mañana en el horizonte de lo que brilla sobre nosotros
la infinita bondad de Dios. Hasta en los males se pueden encontrar
motivos de agradecimiento, pues si de ellos nos valemos
como parte de su soberana voluntad, ¿qué tesoros de paz y de
consuelo no derramará su mano benéfica sobre cualquiera de mis
preocupaciones? Es muy cierta la expresión de que “nunca se me
muestra más como un Padre nuestro Dios que cuando nos aflige”.
La sola consideración de los muchos males de los que me ha
102 Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
sacado su bondad exige de mí un reconocimiento. La enfermedad
que no tengo, la persecución que no sufro, la privación que no me
mortifica, son beneficios negativos pero no por eso son menos
apreciables. Dios tiene extendida, como un escudo, su mano sobre
mí y me libera de muchas angustias que aquejan a otros hermanos
míos. Oh, Sagrado Corazón; a Ti te agradecemos tan enormes
beneficios, para que nos sirvas de intérprete ante el Padre
celestial y le ofrezcas nuestro agradecimiento. Pase por Ti, Jesús,
nuestra gratitud y por el encendido fuego de tu Corazón, adquiera
las cualidades que la hagan digna de ser admitida por Dios.
Niños somos, Dios mío, te diremos como el Profeta; no sabemos
hablar de Ti como merecen tu bondad y tu grandeza. Hablen por
nosotros la gratitud y la alabanza que salen del Corazón de tu Hijo.
Suplan ellos nuestra debilidad y cubran nuestra insuficiencia.
Se medita y se pide una gracia particular para este día.
Alma mía, alza los ojos al cielo azul lleno de estrellas por la
noche y de día radiante de claridad. Contempla tu patria, el
dulce hogar de tu Padre, la mansión que dentro de poco va a
ser tu patrimonio. Región maravillosa de paz, felicidad y eterna
esperanza. Con sus ángeles y santos, con la Reina gloriosa de
todos ellos, María; con la humanidad resplandeciente de Cristo
y con la majestad de la Santísima Trinidad. Todo es para ti.
Ensancha tu corazón, extiende tus deseos, dilata tu imaginación,
sé codiciosa, alma mía, hasta donde puedas serlo: todo excederá
tus ilusiones. No habrá bienes que perezcan con la muerte ni
amores que la edad marchite o la ausencia entibie. No habrá
Oraciones Finales.
Omnipotente y Eterno Dios, inclina tus ojos hacia el amabilísimo
Corazón de tu Hijo; mira la satisfacción que Él te ofrece en nombre
de todos los pecadores; escucha las alabanzas que te rinde, y por
esos Divinos Homenajes, conceded el pedón a los que te imporan
en nombre del mismo Jesucristo, tu Hijo muy amado que contigo
Vive y Reina en Unidad del Espíritu Santo, por los Siglos de los
Siglos. Amén.
Oración.
Jaculatorias finales:
Quiero hablar
Quiero hablar de un amor infinito, que se vuelve niño fragil, Amor
de hombre humillado; quiero hablar de un amor apasionado.
Amor que abre sus brazos de acogida, quiero hablar del Camino
hacia la Vida, Corazón paciente, Amor ardiente, quiero hablar de
Aquel que vence a la muerte.
Oh Sagrado Corazón
¡Oh Sagrado Corazón, nuestros sueños tómalos, danos fuerza, tu
perdón. Cristo en Tí Confiamos!