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Reporte 5.

Lectura sobre los Capítulos X, XI y XII


Osorio Castillo Ansel Maximiliano

Como introducción al siguiente texto, donde la discusión entre química y física, tal y como
la filosofía lo retoma mostrando las posturas epistémicas del positivismo, del atomismo y
otras enriquecen nuestra mirada y nos ayudan a valorar el amplio ámbito de la química
como ciencia de la realidad, como una concepción rigurosa acerca de cómo se comportan
las cosas.

Del positivismo en adelante, la autora nos propone pensar la química filosóficamente,


puesto que ya abordado ampliamente la visión histórica sobre esta disciplina en capítulos
anteriores, destacando permanentemente las aportaciones de Lavoisier y con ello todo el
cambio que produjo; una mirada racional te introduce a la experimentación como criterio de
verdad y que poco a poco va enfrentándose a conceptos que cuestionan el modo como
existe la realidad y es así como pasamos de la noción de mixtura el problema de cómo
interpretar las mezclas químicas, podríamos nosotros suponer que con el debate acerca de
la naturaleza de los átomos culmina todo ese largo proyecto que lleva a la química de un
paso delante de la concepción alpinista para encontrarse a comienzos del siglo XX con el
desarrollo más complejo de la física, porque justo ahí entre química y física vamos a
encontrar ya no sólo el debate acerca de qué tipo de postura filosófica defiende sino que
ambas enfrentan de acuerdo a cómo cada una de estas disciplinas construye sus modelos
para explicar los fenómenos, como podrán dialogar acerca de aquello que constituye en
última instancia a todas las cosas.

Sabemos que la química tiene una relación estrecha con la filosofía en cualquiera de sus
etapas, sin embargo siendo importante destacar que a partir del siglo XIX y en adelante, la
química se va a convertir en una ciencia que construye su objeto de estudio, que elabora
sus propios principios, que modela la realidad de acuerdo a las categorías y conceptos con
los que no sólo instrumentaliza, es decir, no sólo busca el control por medio de la medida,
al mismo tiempo también permite que los fenómenos vayan mostrando sus peculiaridades
más profundas y con ello puede la química entonces construir su propio modelo atómico.

Me parece sumamente interesante cómo la autora enuncia varias posturas sobre la


naturaleza de los átomos y que no necesariamente tienen que encontrar un camino de
integración, porque parece que la química con todo el gran esfuerzo de la disciplina por
entender la realidad, tuvo que librarse del prejuicio que la encasilló como una ciencia
positivista que solamente busca la experimentación, el control sobre sus objetos y tener una
apertura hacia un realismo del cual también le han criticado ser una ciencia muy apegada
a la observación, dependiente del trabajo técnico. Resumiendo, la química ha tenido que
enfrentar toda una serie de señalamientos ante historiadores de la misma disciplina, ante
filósofos que han favorecido más la interpretación de los físicos con respecto a cómo se
comporta la realidad. Que no podemos pensar del mismo modo el modelo atómico que
construyeron los químicos a partir de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX,
cual si fuera también el modelo atómico que construyeron los físicos de esta misma época.

La oposición de los químicos franceses del siglo XIX al atomismo es difícil de comprender
para muchos filósofos e historiadores de la ciencia, excepto cuando se presenta como un
necio rechazo a ver objetivamente las pruebas científicas por razones ideológicas o
filosóficas. Es claro señalar que la química no está sujeta a una sola interpretación filosófica
o histórica; no podemos simplemente adoptar el prejuicio que nos presenta a la química
como una ciencia partidaria del positivismo, porque la química manifiesta problemas
filosóficos, metodológicos o epistemológicos que superan los principios establecidos por el
positivismo.

Durante este debate también se nos introduce al realismo, donde también hay muchas
críticas ante la química por confiar en su metodología experimental, por la creación de su
objeto de estudio, lo que nos lleva a pensar que cada vez que se hace ciencia hay toda una
serie de prejuicios que impiden su avance. Pienso que el origen de estos prejuicios tiene
que ver muchas veces con la ignorancia que se tiene frente a la ciencia.

A veces la filosofía quiere defender aquel trabajo científico que mejor adopta los postulados
que determinadas filosofías de la ciencia elaboran para justificar, sustentar o incluso ampliar
el panorama el horizonte de cada disciplina científica. Cada vez que hay un ejercicio y un
compromiso por entender el papel transformador de la ciencia habrá posturas filosóficas
que se acerquen y discutan el papel mismo de la ciencia.

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