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LOS BIOMAS

CEAL, 1980 ATLAS TOTAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA, tomo Físico II

El saber popular ha acuñado una serie de términos adecuados para la diferenciación de los
paisajes, indicadores a la vez de su morfología, su tapiz vegetal, la vida animal que en ellos se
desarrollan y las formas de instalación y actividad humanas1.

De estas asociaciones intuitivas se han derivado principios ecológicos muy precisos que
han esclarecido la aparentemente inextricable relación existente entre el relieve, el clima, el
suelo y la vegetación de un lugar determinado.

En primer término se ha puesto el énfasis en la estrecha vinculación entre el clima


(proveedor de energía solar y agua) y la vegetación y en segunda instancia, en el
reconocimiento de grandes unidades naturales a partir de las formas de vida vegetal
dominantes: árboles en la selva, hierbas en los pastizales y arbustos en el monte, con otras
formas derivadas de la combinación de éstas, como la de arbustos y pastos dispersos en la
puna.

Estas regiones naturales o unidades ecológicas máximas se denominan biomas y son la


resultante de la interacción del clima con los substratos geológico y geomorfológico regionales.

Un bioma es una comunidad terrestre que incluye la vegetación y la fauna asociada a ella,
cuya identificación y clasificación se basa en las formas dominantes de la vegetación. Si bien
refleja las características impresas por la temperatura y humedad propias de un determinado
clima, dentro de cada bioma éstas sufren modificaciones locales por efecto de la estructura
geológica, el relieve y los suelos2.

Como en cada bioma se han desarrollado con éxito las especies vivientes mejor adaptadas
a las condiciones imperantes, estos patrones biológicos son muy buenos modelos a imitar por el
hombre en el momento del aprovechamiento de las potencialidades de las regiones naturales.

1
Así, cuando se habla de puna, pampa o selva, se evocan imágenes paisajísticas bien distintas. La
puna recuerda altiplanicies frías y secas, con una vegetación rala de pastos duros que sustenta rebaños
de llamas tras de los cuales se mueve pausadamente una pastora que hace girar incansablemente con
manos ágiles el huso y la puiscana. La pampa en cambio suscita la imagen de una llanura sin límites
cubierta de pastizales que, bajo un clima templado y húmedo, nutre incontables cabezas de ganado
mayor; la selva, a su turno, se identifica con el ámbito de los grandes árboles de espeso follaje que
denotan la pujanza de la vida silvestre bajo un clima cálido y lluvioso, en el que las “picadas” abiertas
por el hombre para su explotación dejan al descubierto suelos de color rojo ladrillo.
2
El término bioma fue introducido por Clements y Shelford en 1939. Basándose solo en tres
regímenes térmicos (frío, templado y tropical), se definieron una serie de biomas con predominio de
formaciones herbáceas, arbustivas o arbóreas y las respectivas combinaciones distribuidas en fajas
horizontales, denominadas desde los polos hasta el Ecuador: tundra, taiga y bosque (con sus
variedades, perennifolio, caducifolio y mixto), pastizal, sabana y selva, con una amplia faja de
desiertos ubicados en la latitud subtropical. Esta distribución aparece alterada por influencia de las
variaciones climáticas, generadas por los cordones de montaña en el hemisferio Norte, en tanto en el
hemisferio Sur la discrepancia es acentuada por la orientación meridiana de las montañas, el escaso
desarrollo de las tierras y el predominio de las superficies marítimas en las latitudes medias.
La cantidad de biomas existentes en un territorio muestra su heterogeneidad y el abanico
de sus distintas potencialidades productivas. A su vez la heterogeneidad de cada bioma
muestra la magnitud o monto de la oferta natural (temperatura, agua, fertilidad del suelo, etc.).
Si hay un alto número de especies vegetales y animales, la oferta natural es rica y cubre un
amplio espectro de máquinas biológicas.

Por el contrario, en los biomas áridos, cuyo factor limitante es el agua (ya sea porque
llueve poco, la evaporación es intensa, el suelo permeable o la pendiente facilita el
escurrimiento, etc.) el número de especies se reduce drásticamente, es decir que ante la oferta
restringida el espectro biológico es estrecho, la potencialidad productiva está limitada a pocas
máquinas biológicas y la estabilidad del sistema es baja.

En consecuencia el uso y manejo de los recursos naturales renovables debe ser muy
cuidadoso y requiere siempre conocer los umbrales críticos de cada uno para que éstos no sean
superados.

En síntesis, los biomas marcan las potencialidades y restricciones de una región.


Permiten estimar su techo productivo, los niveles de estabilidad natural, la magnitud de
los cambios que pueden introducirse y su costo, evaluado en términos económicos y
ecológicos3.

LOS BIOMAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

Si se consideran las formas de vida de la vegetación en términos de dominancia de árboles,


arbustos o hierbas, es posible reconocer en la Argentina tres grandes tipos de macro regiones
caracterizadas por la dominancia de cada una de ellas.

Además de éstas, que responden a lo que podríamos clasificar como “tipos puros”, existen
otras áreas donde la vegetación es un mosaico resultante de la convivencia de distintas formas
en proporciones semejantes; se puede entonces hablar de una “codominancia” ya sea de
arbustos - hierbas o árboles - hierbas.

En otros casos se trata más bien de áreas de transición o “ecotonos”, en los que existe un
gradiente de formas de vida, el más conspicuo de los cuales es la franja del algarrobal que se
extiende desde los Llanos de La Rioja hasta el río Colorado a través del este de San Juan y
Mendoza y el oeste de San Luis y La Pampa.

El análisis de la estructura vertical de las diversas formaciones vegetales y de su


composición florística (diversidad de especies) permiten diferenciar en las macro regiones
bióticas argentinas al menos quince biomas de alcance regional.

LAS MACRO-REGIONES BIÓTICAS

En lo que hace a las regiones de dominancia arbórea, podemos señalar tres de extensión y
localización contrastadas. Una de ellas, la más dilatada, se ubica al norte del país, abarcando

3
A partir del año 1971 la UNESCO desarrolla el Programa Biológico Internacional para el estudio de
los distintos biomas mundiales, con la participación de la mayoría de sus Estados Miembros.
zonas de relieves diversos (montañas, valles y llanuras) pero todas sujetas a la influencia
anual o estacional del anticiclón del Atlántico Sur, proveedor de lluvias bajo climas que oscilan
entre el cálido tropical y el templado cálido, con variables amplitudes térmicas estacionales que
justifican desde la existencia de selvas en zonas de alta pluviosidad hasta la de bosques de
maderas duras donde las precipitaciones son más escasas y la evaporación intensa; La segunda
región, de clima subtropical, menos extensa, se ubica al noreste; Y la tercera al sur del territorio
como una estrecha franja estrictamente adosada a las laderas de los Andes patagónicos y
fueguinos de alta pluviosidad que, por su localización en las latitudes medias, gozan de un
clima templado o templado - frío con las variantes impuestas por la altura. Cabe en
consecuencia esperar grandes diferencias en la composición florística de estas formaciones
selváticas y boscosas.

Las regiones de dominancia herbácea presentan también un alto grado de dispersión


geográfica. Dos consideraciones se imponen al observador. Por un lado, la vastedad de la
superficie cubierta por los pastizales, que se extienden desde el sudeste de Entre Ríos a través
del sur de Santa Fe, este de Córdoba y La Pampa y todo el territorio de la provincia de Buenos
Aires ubicado al norte de la sierra de la Ventana; es decir que abarcan toda la llanura que goza
de clima templado húmedo a sub-húmedo. Por otro lado, llama la atención el alto grado de
dispersión y la reducida extensión de los pastizales que se presentan formando islotes inmersos
en regiones de otros tipos de dominancias. En todos los casos se trata de las llamadas pampas
de altura.

La región de dominancia arbustiva se asocia al área de clima semiárido que, como una
angosta faja cuya amplitud se acrecienta hacia el sur, se extiende formando un arco desde el
Valle Calchaquí hasta la costa atlántica en las latitudes comprendidas entre las bocas de los ríos
Negro y Chubut.

Entre las regiones caracterizadas por la codominancia de árboles y hierbas se extiende


formando una orla que bordea los pastizales pampeanos. Es un espacio llano en el que el
microrrelieve genera importantes variaciones edáficas a las que se suman las derivadas del
clima, tanto térmicas como pluviales. Para motivar una serie de matices locales, que permiten
identificar biomas bien diferenciados como esteros y selvas, parques y sabanas o espinal.

El área abarcada por las regiones de codominancia de arbustos y hierbas coincide con la
zona más seca de la diagonal semiárida, desde la Puna hasta la costa atlántica austral. El clima
frío de altura o templado frío de llanura es siempre de lluvias escasas, pero las bajas
temperaturas de la zona austral al reducir la magnitud de la evaporación crean condiciones
propicias para un mayor desarrollo del pastizal.

Por último el ecotono se desarrolla en la zona de tránsito de los climas cálidos a los
templados con precipitaciones concentradas en el periodo estival que es también el de máxima
evaporación. En este espacio llano todavía sujeto a la influencia del anticiclón del Atlántico sur
las lluvias disminuyen gradualmente de nordeste a sudoeste y ello va acompañado de cambios
también graduales en la vegetación a veces con imbricaciones de otras dominancias, por
ejemplo donde la emersión de relieves serranos genera otras condiciones climáticas.

LOS BIOMAS REGIONALES


Entre los biomas caracterizados por la dominancia arbórea cabe distinguir las selvas, con
sus dos tipos de manifestaciones, misionera y tucumano-oranense, y los bosques, frío y
subtropical.

Entre los biomas de codominancia de árboles y pastizales se encuentran los parques y


sabanas subtropicales y el espinal.

A su turno, los pastizales presentan dos fisonomías, la de los pastizales pampeanos y la de


los altoserranos.

El arbustal se halla representado por el monte, que se inscribe, junto con otras formas de
codominancia con el pastizal, en la vasta área de los semidesiertos, que incluye la Puna, el
desierto altoandino y la Patagonia.

El único bioma de transición de dimensión regional es el ecotono monte-bosque-


subtropical-espinal.

A estos biomas continentales (si se entiende como tal al archipiélago fueguino que en
muchos aspectos participa de las características de la tierra firme contigua), hay que agregar los
biomas insulares, distinguiendo por un lado el área abarcada por las Islas Malvinas y las
Georgias del Sur y por otro, un bioma que, teniendo en cuenta el factor vegetación elegido para
la caracterización de los anteriormente citados, se definiría por la manifestación de ésta en su
forma más elemental o por su carencia: nos referimos al bioma antártico que abarca el sector
Antártico, proyectándose a través de las Islas Orcadas del Sur hasta las Sandwich del Sur.

LAS SELVAS

La selva es el bioma de dominancia arbórea con mayor riqueza de flora y fauna y, al


mismo tiempo, con el mayor grado de complejidad, característica de los trópicos húmedos El
agua abundante y las temperaturas cálidas sostenidas durante todo el año, conforman un
ambiente que ofrece amplias oportunidades ecológicas y, de hecho, se trata del bioma con
mayor cantidad de nichos ocupados.

La vegetación es extraordinariamente rica en especies, aunque de cada una de ellas


difícilmente coexistan varios ejemplares próximos unos de otros. Se encuentra dominada por
árboles de alto porte, que alcanzan más de 30 metros de altura y extienden una amplia copa al
amparo de la cual se desarrollan otros árboles y otras formas de vida. Puede hablarse así de una
estructura vertical, típica de la selva, en la que se distinguen un estrato arbóreo a su vez
multiestratificado, frecuentemente en tres niveles, y, por debajo de él, un estrato arbustivo y
otro herbáceo Todos ellos compitiendo duramente por el espacio y la luz e inextricablemente
unidos por abundancia de lianas y plantas epífitas. La búsqueda de la luz incide sobre todo en
la morfología y funcionamiento de las plantas ya que ella es indispensable para el desarrollo de
la función fotosintética. El estrato herbáceo es el más pobre de la selva, pues son pocas las
especies que logran ajustarse a la difícil condición de penumbra permanente.

Las estrategias de las plantas son múltiples destacándose las hojas brillosas y anchas de las
latifoliadas, que les permiten competir eficientemente en la captación de luz, el borde entero, la
corteza clara y generalmente delgada, las raíces aéreas y el desarrollo de formas alargadas que
unas veces se apoyan y otras se enroscan alrededor de los tallos de árboles y arbustos para
alcanzar la cima y con ello una mayor disponibilidad de luz.

Las selvas desarrollan sus propios suelos, los forestales ácidos, con existencia de rocas de
diversos estados de desintegración y capa de detritos de espesor variable. En la selva el mayor
porcentaje de nutrientes se encuentra retenido en los organismos vivos. Esto merece destacarse
porque, cuando se explota el estrato arbóreo, la pérdida de fertilidad de los suelos es muy
rápida, ya que se extrae la materia viva con sus correspondientes nutrientes, los que ya no
retornarán al suelo cerrando el ciclo. Por otra parte, cuando se hace tala rasa, dejando el suelo
desnudo expuesto a la acción de lluvias intensas, se facilita el lavado del horizonte superficial,
que es, precisamente, el más fértil por contener mayor cantidad de materia orgánica.

La oferta extraordinariamente generosa de recursos vegetales, que integran el grupo de los


productores, sirve de alimento y hábitat a una amplia gama de animales, que incluye desde los
fitófagos hasta los grandes carniceros. La celulosa y la lignina de troncos y ramas son la base
de alimentación de incalculable cantidad de larvas de insectos, por ejemplo. Sin embargo, en
este ambiente donde el aporte de hojas y cadáveres es permanente, llama la atención la escasez
de animales necrófagos, detritófagos y coprófagos, que se alimentan respectivamente de
cadáveres, materia orgánica en descomposición y deyecciones. Esto es fácil de explicar, pues la
lluvia de desechos no permanece sobre el suelo demasiado tiempo, ya que la rápida acción de
bacterias y hongos los desintegra a un ritmo tan veloz que escapan a la acción de los animales.

Con respecto a los hábitos, el arborícola es predominante, dada la gran oferta arbórea
existente y la dificultad de circulación a nivel del suelo. Por otra parte, las condiciones
térmicas, con pocas variaciones anuales, favorecen el desarrollo de organismos poiquilotermos
(que no controlan su temperatura corporal) como reptiles y batracios.

La fauna, como la flora, es abundante en número de individuos y en especies4. La avifauna


es también muy rica, pues casi el cincuenta por ciento de las especies de aves de la Argentina se
hallan representadas en este bioma5. Existen también, entre los reptiles, numerosas culebras6 y
serpientes venenosas7. Abundan las tortugas y, entre los batracios, numerosos sapos y ranas.
Pueblan los ríos, además de las tortugas de agua, peces de extraordinario tamaño y/o gran valor
económico8. Finalmente, existe una enorme variedad de invertebrados, difícil de enumerar9.

4
En la cúspide de la trama alimentaria encontramos al yaguareté y, entre los mamíferos más
conspicuos, cabe citar a los monos caí y aullador, al anta o tapir americano, pecaríes, carpinchos,
nutrias, al oso hormiguero y melero, el llamativo coendú (semejante al puercospín), el agutí y
numerosas ratas y cuises. No falta tampoco variedad de murciélagos.
5
Entre ellas, la perdiz de monte, el chiflón, el mirasol, el pato serrucho, la pava de monte, la charata,
varias palomas y loros, los vistosos tucanes y, entre las rapaces, la harpía, el halcón, el águila, el pájaro
campana, el anambé y otras.
6
Ñacaniña, lampalagua, falsa yarará, falsa coral, etc.
7
Víbora de coral, yarará y víbora de cascabel.
8
Dorados, manguruyúes, surubíes, mojarras, palometas, tarariras, viejas y rayas.
9
Entre los insectos, se destacan las hormigas podadoras, las legionarias y las termitas. Hay también
mariposas de variado tamaño y color, de hábitos diurnos y nocturnos, abejas sociales, avispas, moscas
(como la famosa ura, azote de los animales domésticos), barigüies y muchos otros que sirven de
vectores de enfermedades tales como la fiebre amarilla y el paludismo, transmitida por los mosquitos
Aedes y Anopheles, respectivamente.
En síntesis, la selva se caracteriza por la alta diversidad de plantas y animales, con
presencia de todas las formas de vida vegetal (arbórea, arbustiva, herbácea, lianas,
epífitas, musgos y líquenes) organizadas en diversos estratos, con cobertura total del
suelo, alta tasa de reproducción y crecimiento, fundamentalmente en la vegetación. Es el
bioma con mayor número de nichos ocupados y rápido reciclado de nutrientes.

En el territorio argentino se presenta dos formaciones selváticas diferentes, de localización


distante: las selvas misionera y la tucumano-oranense. La diferencia entre ambas es
consecuencia de las condiciones climáticas, el tipo de relieve y la altitud10.

La selva misionera. Este pequeño y rico bioma cubre la meseta central de Misiones y los
relieves colmados que bajan hacia los grandes colectores Paraná, Uruguay e Iguazú. El clima es
cálido, subtropical, con precipitaciones de 1.500 a 2.000 m.m.; aunque la temperatura media
anual excede los 20°C, de mayo a agosto pueden producirse heladas e incluso nevar en los
relieves más elevados (800 mts. en Bernardo de Irigoyen). La vegetación es una masa
impenetrable con tres estratos arbóreos, un sotobosque de cañas y arbustos, un estrato herbáceo
y un estrato muscinal con musgos y líquenes. Se hallan epífitas a distintas alturas y un
entretejido de lianas y enredaderas11.

La trama básica de esta selva incorpora o pierde especies según el lugar. Hacia el nordeste,
a medida que el relieve se eleva y el clima se torna más frío aparece un árbol muy cotizado por
su madera, el pino misionero, curí o araucaria. A él se asocia generalmente una planta de bajo
porte, codiciada por sus hojas, la yerba mate silvestre, específica de la selva misionera. Otras

10
La selva misionera es más cálida y húmeda, con clima sin estacionalidad marcada; la tucumano-
oranense se desarrolla, en cambio, bajo un clima con concentración estival de las precipitaciones y un
invierno más frío. Por otra parte tiene un desarrollo altitudinal que la lleva aproximadamente hasta los
2.000 mts., superando en más de 1.000 mts. los puntos más altos del relieve misionero. Esto incide
sobre la vegetación y la fauna. La selva misionera tiene una mayor diversidad porque el medio natural
presenta pocas restricciones y se mantiene prácticamente constante durante todo el año, lo que permite
que la actividad general de los seres vivos se mantenga también constante con una elevada tasa de
crecimiento y reproducción. Esto se comprueba fácilmente pues cuando se abre un claro en la selva la
vegetación lo invade rápidamente y termina cicatrizándola. Por el contrario, en la selva tucumano-
oranense hay una disminución de la actividad biológica durante el invierno, coincidente con la
disminución de las precipitaciones y la temperatura. Ello altera los hábitos de vida y produce una
reducción del número de especies. La altitud, por su parte, genera un gradiente climático y de
vegetación, pasándose de la selva al bosque para rematar, a los 2.500-3.000 m.s.n.m. en pastizales de
altura. Como diferencias notables entre ambas, se pueden señalar las palmeras y cañas, presentes en la
selva misionera, y la existencia de algunos árboles que son exclusivos de una u otra. En cuanto a la
fauna, la selva tucumano-oranense es un poco menos diversificada y presenta algunos ejemplares que
reflejan la influencia chaqueña.
11
La asociación vegetal de mayor distribución presenta en el estrato arbóreo, de 20 a 30 mts. de altura,
un predominio de guatambú blanco, laurel negro, cancharana, cedro e incienso y, con cierto grado de
dispersión, la palmera pindó y los gigantescos lapachos. Entre los árboles de porte mediano del
segundo estrato se destacan el laurel amarillo, el peteribí y el aguay. El tercer estrato, de menor altura,
lo forman el cocó, maricá y varios helechos arborescentes que alcanzan su máximo desarrollo en la
húmeda vertiente del río Uruguay. El estrato arbustivo es muy rico. En él dominan las cañas, como la
tacuara brava y el tacuarembó, y arbustos como la ortiga brava. Entre las lianas y epífitas, las más
conocidas son el guaimbé y el agarrapalo, que rodea con sus gruesas raíces aéreas a la planta soporte, a
la que termina por ahogar. También son epífitas las hermosas orquídeas y varios tipos de helechos. En
el estrato herbáceo se presentan gramíneas de hojas anchas y helechos.
variaciones se presentan en el Parque Nacional del Iguazú, enriquecido con palo rosa y palmito.
Hacia el sur, en cambio, se opera un paulatino empobrecimiento en especies, hasta llegar a la
formación dominada por el urunday. Su aparición coincide con la proximidad de un substrato
rocoso que, en ciertas zonas aflora en superficie, describiendo un arco que se extiende entre
Santa Ana y San Javier.

La selva también se modifica a orillas de los ríos, formando la llamada selva en galería,
que acompaña los cursos del Paraná y el Uruguay (así como los de sus afluentes),
prolongándose a lo largo de los mismos hasta alcanzar el río de la Plata, donde su límite austral
parece hallarse en Punta Lara (Bs.As.). En esta selva de ribera aparecen especies exclusivas, en
su mayoría higrófilas como el ceibo, el laurel del río, el laurel negro, inga, sauce, lecherón,
ambay, tacuara, etc.

Un elemento hoy característico del paisaje misionero es la capuera, que rompe la


fisonomía típica de la selva. Se trata de una formación vegetal de arbustos y hierbas derivada
de la actividad humana. Aparece allí donde la selva original ha sido destruida, generalmente
para abrir campos a la agricultura, cuando ésta es abandonada. Brotan entonces numerosas
especies heliófilas como el fumo bravo, que cubren rápidamente el terreno, generando
microambientes que hacen posible la iniciación del proceso de regeneración de la selva.

La selva misionera está siendo objeto de una alteración intensa como consecuencia de
la expansión de la actividad agrícola y de la explotación forestal. Sus suelos rojos
sustentan cultivos de yerba mate, té y tung, entre los perennes, y de tabaco, entre los
anuales. La extracción de especies silvestres se practica en áreas vírgenes, en tanto se
realizan a ritmo acelerado talas masivas para dar lugar a reforestación con variedad de
pinos. En el distrito del urunday, después del fracaso de la agricultura motivado por la
erosión del suelo, la explotación de los campos abiertos se orienta hacia el pastoreo.

La selva tucumano-oranense. Se desarrolla en las quebradas y faldeos de las Sierras


Subandinas de las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán y en los cordones orientales de las
Sierras Pampeanas de Tucumán y Catamarca.

El clima tropical, con lluvias concentradas en el verano, se caracteriza por la formación de


neblinas que cubren frecuentemente diversos horizontes de la montaña. Las diferencias en
altura, relieve y exposición determinan fuertes contrastes en puntos relativamente próximos.
Más allá de estas variaciones locales la altura permite definir una serie de pisos de vegetación.

En las llanuras pedemontanas y cerros bajos se desarrolla la selva de transición. En el


sector norte saltojujeño tienen- dominancia el palo blanco y el palo amarillo, existiendo una
amplia franja de transición entre la selva y el bosque chaqueño. En la zona austral tucumano
salteña dominan la tipa, él pacará y el cebil.

A un nivel superior, ocupando las laderas orientales de los primeros encadenamientos


serranos, se desarrolla la selva montana, que tiene un piso inferior con abundancia de especies
de la selva de transición, como el cebil y la tipa, luego un gran desarrollo de los laureles. y otro
superior con mirtáceas.

Esta selva es muy densa y se encuentra frecuentemente cubierta por nubes durante el
verano y principios de otoño. las lianas y enredaderas son muy abundantes, así como las
epífitas, especialmente sobre laureles y tipas. La selva montana va empobreciéndose de norte a
sur y también entre los 1.200 y los 2.500 m.s.n.m. generando, en rigor. una formación boscosa,
en la que pueden distinguirse tres tipos: bosque de pino del cerro, bosque de aliso y bosque de
queñoa. Por encima de estas alturas los árboles son reemplazados por pastizales.

La selva tucumano-oranense comparte con la misionera ciertas especies como el lapacho,


jacarandá, cedro y chalchal. Existen también helechos arborescentes, lianas y epífitas.
Exclusivos son el nogal criollo, el aliso, el roble y la tipa amarilla.

La selva tucumano-oranense ha sido intensamente afectada por la actividad humana,


fundamentalmente forestal y agrícola. El área de la tipa y del pacará ha sido la más
modificada, encontrándose solo algunos relictos de selva, que ha sido suplantada por
cultivos de caña de azúcar y tabaco, después de haber sido objeto de una intensa
explotación forestal, que avanza ahora sobre la selva montana para la extracción de
cedro, lapacho y pino del cerro.

LOS BOSQUES

El bioma de los bosques se caracteriza por la presencia dominante de la forma arbórea,


generalmente en un solo estrato, con lianas y epífitas escasas o nulas. La vegetación incluye
áreas no boscosas dentro de la formación (por ejemplo, claros con cobertura herbácea) así como
variantes del bosque adaptados a condiciones especiales de suelo y humedad (áreas salinas,
bordes de cursos de agua, etc.).

En la Argentina los bosques se presentan bajo dos tipos climáticos diferentes. El clima
subtropical con lluvias estivales de moderadas a escasas alberga al bosque chaqueño, y el
clima frío y húmedo de la región cordillerana, los bosques australes12. La diferencia tan
marcada de la fauna de ambos bosques hace imprescindible su tratamiento en forma separada.
La fauna del bosque subtropical es de influencia neotropical, en tanto los bosques fríos tienen
fauna de predominio austral.

Bosque subtropical o chaqueño. Es el más extenso de los bosques argentinos. Sus


límites son siempre de transición a través de amplias fajas de transfiguración, hacia el oeste con

12
Ambos tienen en común la existencia de una estación durante la cual la actividad de las plantas se
reduce notablemente. En el caso del bosque subtropical, esto se debe a la disminución de las lluvias
durante el invierno, en los bosques australes a la disminución de la temperatura en la misma estación.
Estas variaciones estacionales tienen influencia decisiva en las adaptaciones morfológicas y funcionales
de las plantas. Las estrategias son variadas pero todas ellas cumplen con un objetivo común: sobrevivir
durante la temporada desfavorable, sea ésta por exceso de frío como por déficit de agua. En estos
bosques un bajo porcentaje de la masa vegetal producida es consumida directamente por herbívoros; la
parte más importante cae al suelo engrosando la capa de detritos (ramitas, hojas secas) dando como
resultado una abundancia de consumidores ligados con la hojarasca. Estos detritófagos pertenecen, en
gran mayoría, a los invertebrados (milpiés, lombrices de tierra). La caída de hojas se concentra al
comienzo de la temporada desfavorable (fines de otoño en ambos bosques), acumulándose en forma de
manto sobre el suelo. Este manto pasa a ser la fuente más importante de alimentos en momentos en que
se reduce la actividad fotosintética y por lo tanto la producción de nueva biomasa. Así los herbívoros
estrictos (animales que sólo se alimentan de partes vegetales vivas) tienen limitada su fuente de
recursos a la estación favorable, en tanto los detritófagos tienen recursos todo el año. Esta es
probablemente la causa de la ya señalada alta proporción de detritófagos sobre herbívoros.
las selvas de transición, el ecotono al sudoeste, el espinal hacia el sur y los parques hacia el
este, donde la isohieta de 800 m.m., al par que define un monto de precipitación, señala también
su acentuada concentración estival a occidente, característica climática que contribuye a la
definición de las formas de vida predominantes, fuertemente adaptadas a un invierno seco y
relativamente fresco. Esto se refleja en la vegetación, en el empobrecimiento en especies y en
la disminución de la cobertura del suelo, especialmente en la faja occidental donde las
precipitaciones pueden descender a 450 m.m. anuales. Este bosque se extiende desde el centro-
oeste de Formosa hacia el sur cubriendo parte del Chaco y la zona colindante de Salta, el este de
Tucumán y Catamarca, el noroeste de Córdoba y San Luis, gran parte de la provincia de
Santiago del Estero y el noroeste de Santa Fe. En los contrafuertes de las Sierras Pampeanas
modifica su riqueza florística y adquiere la fisonomía de un bosque serrano.

El soporte del bosque chaqueño es una gran llanura de acumulación con escaso declive
hacia el sudeste. Los ríos divagan sin formar valles profundos, desbordando con las crecientes.
La mayoría de los que bajan del borde oriental de las sierras se insumen o forman extensos
bañados, sin llegar a un colector. Esto, unido a la alta variabilidad de las lluvias, define un
rasgo sobresaliente del bioma: los pulsos de sequía e inundación a los que está sometido
regularmente.

La vegetación predominante es el bosque caducifolio y xerófilo caracterizado por la


dominancia de especies adaptadas a condiciones de déficit hídrico. Las estrategias más
comunes son la retracción de las hojas (microfilia), la presencia de espinas y hojas coriáceas
para evitar la pérdida de agua por transpiración así como los tallos acumuladores de agua, como
los de las cactáceas.

El quebrachal es la comunidad generalizada. en la que predominan los quebrachos


(colorado chaqueño y Santiagueño y blanco) acompañados por guayacán, palo santo, guayaibí,
y diversos tipos de algarrobos. En el pasado existieron amplias áreas cubiertas por
gramíneas13.

En la actualidad, a raíz del intenso pastoreo al que fueron sometidas son paulatinamente
sustituidas por arbolitos y arbustos espinosos como el chañar, la tusca, el garabato y,
fundamentalmente, por el vinal, una agresiva leñosa invasora que avanza sobre las abras
graminosas.

Las cactáceas (que son escasas en el quebrachal) también se acrecientan por el


sobrepastoreo y en general aparecen predominando en áreas peridomésticas de intenso uso. Las
más frecuentes son las cactáceas arborescentes como el quimilí, el cardón y la sacha rosa.
Adheridos a las ramas de los árboles y arbustos hay variedad de líquenes, claveles del aire y
plantas trepadoras como el tasi, peine de mono y barba de viejo. En el estrato herbáceo del
bosque son muy conspicuos los chaguares de hojas punzantes que forman masas impenetrables,
sin embargo valiosas por su fibra.

En el leñoso bosque chaqueño son también abundantes las palmeras, ya sea difundidas en
él o formando comunidades puras denominadas palmares. En los suelos salinos, especialmente
al oeste y sudoeste, el bosque se transforma en una estepa arbustiva que suele orlar grandes
espacios de suelo desnudo (con sal en superficie) dominando las especies halófilas, resistentes a

13
Los topónimos Pampa del Infierno, Pampa de los Guanacos y otros, así lo acreditan.
la sal, como el jume, la zampa y el cachiyuyo. La composición del bosque varia en las zonas
serranas del sector austral. Allí dominan el horco-quebracho, el molle de beber, coco, churqui,
tusca, garabato, manzano del campo, etc. Por encima de los 1.500 mts. de altura toman su lugar
las estepas graminosas estacionales.

La fauna que habita el bosque es menos rica en especies que la de la selva,


empobreciéndose de este a oeste, en el mismo sentido que la vegetación14.

El bosque chaqueño es un bioma muy modificado por acción del hombre a través de
dos actividades fundamentales: forestal y ganadera. la tala de especies de valor comercial
(los tres quebrachos, guayacán, lapacho, palo santo, itín, palo cruz, mistol, etc.) se ha
realizado con ritmos de explotación que superan su tasa de renovación, acarreando el
empobrecimiento paulatino del mismo. El manejo racional de estos bosques exige tener
presente que se trata de árboles de madera dura y por lo tanto de lento crecimiento.
Simultáneamente con esta explotación, se hace crianza extensiva de ganado vacuno,
caprino y ovino, que reviste cierta importancia dentro de la economía regional. Su
manejo se basa fundamentalmente en la explotación de los forrajes naturales. En el
verano se alimentan con hierbas en las abras y monte ralo. En mayo junio se internan en
el bosque e ingieren los frutos de las leguminosas especialmente, en particular del
algarrobo, y ramonean los brotes tiernos de árboles y arbustos. Cuando la sequía se torna
crítica se alimentan de la broza (restos de frutos y follaje yacentes sobre la superficie del
suelo), la agricultura se practica solo en las zonas más lluviosas del oriente, y en occidente,
donde es posible la irrigación. Los cultivos varían según la zona e incluyen maíz, alfalfa,
sorgos terrajero y granífero, centeno y hortalizas.

Bosques fríos australes. Ocupan una estrecha franja cordillerana desde el Neuquén hasta
la isla de los Estados, interrumpiéndose varias veces allí donde el limite internacional abandona
la línea de altas cumbres de modo que ésta queda al oeste, incluida en territorio chileno. El
clima es templado frío, con precipitaciones abundantes que decrecen rápidamente de oeste a
este, con registros que en el área del bosque varían entre 3.500 m.m. en Laguna Frías y 800
m.m. en el borde oriental. Las precipitaciones son predominantemente invernales en el sector

14
Persiste el hábito arborícola con representantes como los monos caí y aullador, los mismos citados
para la selva misionera, pero los más numerosos son los marsupiales como la comadreja overa, la
colorada y varias marmosas. Hay también numerosos murciélagos, entre ellos el transmisor de la rabia
paresiante, pero la mayoría son inofensivos para el hombre y el ganado. En la formación chaqueña
existen algunos anímales típicos y muy pocos endemismos, como el zorro de patas largas, o aguará
guazú. Otros carnívoros del área son el coatí, dos hurones y el yaguareté. Hay también gran cantidad
de armadillos que minan el suelo con sus cuevas como el pichi ciego chaqueño, el quirquincho bola, el
tatú carreta de tamaño gigantesco cuyo número está disminuyendo rápidamente, muchos roedores,
cérvidos como el ciervo de los pantanos, el venado de las pampas, la corzuela y el guazuncho. Las aves
son igualmente numerosas: chuñas, perdices, jabirú, charata, pava de monte, palomas, patos, loros y
cotorras. No faltan los reptiles y anfibios, cabe citar al yacaré que puebla las aguas de los ríos
Pilcomayo y Bermejo y entre las víboras las de cascabel y yarará, además de la boa de las vizcacheras o
lampalagua, tortugas de tierra y de agua, iguanas, jabutí, ranas y escuerzos. Entre los invertebrados más
característicos están las termitas, constructoras de los grandes termiteros, vulgarmente llamados
tacurúes, que alcanzan metro y medio de altura; también son muy abundantes los hormigueros en forma
de domo, que llegan a medir varios metros de diámetro; otras especies de hormigas viven en cambio en
las espinas del vinal y en las ramas huecas del ceibo. Uno de los coleópteros más abundante es el torito
quebrachero.
septentrional, y de todo el año en el sector austral. Casi no existe período libre de heladas, y la
precipitación ocurre frecuentemente en forma de nieve. Un rasgo notable del paisaje de esta
región son los lagos de aguas profundas que actúan como reguladores térmicos. El ascenso de
los bosques alcanza generalmente hasta el límite de la nieve de verano. la disminución de la
temperatura invernal incide de dos modos sobre la vegetación: de una manera directa porque
disminuye la actividad general de la planta, y de modo indirecto porque inmoviliza al agua bajo
la forma de nieve o hielo hasta el verano, de modo tal que aunque haya una oferta adecuada de
agua, el fluido hacia las raíces es reducido o nulo, acrecentándose por fusión en el verano,
precisamente cuando se incremento la actividad biológica. Las plantas que mejor se adaptan a
este medio son las coníferas (pehuén, ciprés y alerce) y las caducifolias (ñire y lenga). Estas
últimas pierden sus hojas en el período de baja térmica y cuando llega la época favorable
reconstruyen su batería fotosintética (hojas) antes de reiniciar su funcionamiento a pleno.

El paralelo de 47°S coincide con un límite importante en la distribución de la vegetación.


Al norte se desarrolla el bosque valdiviano, de zona muy húmeda, ya que en algunos lugares la
precipitación anual alcanza los 4.000 m.m. Es una formación rica en especies, donde domina el
coihue, acompañado por ñire, lenga, raulí, alerce, urmo, etc. En el sotobosque pueden aparecer
densos matorrales formados por cañas colihue y quila. Sin embargo, lo corriente es un denso
arbustal con plantas trepadoras y parásitas, con su séquito de musgos, líquenes y helechos
epífitos. Muy importantes en estos bosques son los hongos, los descomponedores por
excelencia de la materia vegetal. Su función es básica, ya que al transformar la materia
orgánica en inorgánico dejan disponibles las sales minerales que en el suelo son nuevamente
aprovechadas por las plantas, cerrando el ciclo de los nutrientes en el ecosistema. El más
difundido de estos hongos parásitos es el llao-llao, que origina gruesos tumores en los troncos y
ramas de los Nothofagus.

En la zona septentrional de estos bosques, en la provincia del Neuquén, entre los 900 y
1.800 mts. de altura, se desarrolla una formación casi pura, los pinares, en los que domina una
conífera, el pehuén o Araucaria araucana.

En la zona austral, ya en la provincia de Santa Cruz, el bosque se ha empobrecido en


especies y tiene menor cobertura en el sotobosque y en el estrato herbáceo. Es el denominado
bosque magallánico, desarrollado al sur del paralelo 47°S. En él hay neto predominio de
especies perennifolias, y el dominante coihue es reemplazado por el guindo, al cual acompañan
la lenga y el ñire, y también el canelo que adquiere tamaño y frecuencia notables.

En Tierra del Fuego las abras son áreas deprimidas propicias para la formación de turberas,
antiguas lagunas de aguas someras con vegetación acuática y palustre que bajo condiciones
ambientales específicas se han descompuesto en forma incompleta transformándose en turba.
Predominan en las turberas diversos musgos del género Sphagnum, al cual se asocian líquenes y
otras plantas, fundamentalmente herbáceas.

En estos bosques la trama de interacciones es simple. La mayoría de los fitófagos son


insectos, ya que las aves fitófagas, al igual que los mamíferos, están pobremente representadas.
Entre estos últimos se encuentra el huemul (ya casi extinguido), el ciervo enano, único
herbívoro estricto, pues los pequeños roedores que abundan en el piso son generalmente
omnívoros. Mamíferos consumidores de tercer orden son el zorro y el puma, objeto de tenaz
persecución. Entre las aves sobresalen el tapacolas, las avutardas o caiquenes, varios patos y
entre las predadoras el cóndor, el águila y el halcón. Una diferencia sustancial con el bosque
subtropical proviene de las pocas especies de hormigas e invertebrados existentes15.

La zona de bosques tiene reducida aptitud para la agricultura, tanto por condiciones
de suelo, fácilmente erosionable, como porque el relieve dificulta las tareas agrícolas, que
se concentran en valles y zonas de relieve poco pronunciado. Son siempre áreas muy
reducidas en las que se siembran trigo, avena, cebada, alfalfa, trébol rojo y pasto ovillo.
Entre los cultivos que han demandado menores extensiones, pero siempre en áreas de
desmonte, cabe citar hortalizas y frutales como el cerezo y el guindo. La ganadería,
orientada hacia la ovinicultura, tiene escasa significación, aunque al norte cobra
importancia el ganado lechero, naturalmente en zonas de desmonte peridomésticas.

SEMIDESIERTOS

Se denominan desiertos verdaderos aquellos donde las condiciones de aridez se extienden


de once a doce meses del año, con precipitaciones irregulares que, por lo general, no superan
los 100 m.m. anuales. En ellos hay fuertes contrastes de temperatura entre el día y la noche e
intensa evaporación.

El factor limitante en estos biomas es la falta de precipitación; en algunas regiones del


mundo ésta ni siquiera es mensurable, como en el desierto costero de Chile y Perú, donde se
han registrado solo 2 m.m. de precipitación en 4 años de los 39 observados. En la Argentina
existe un 75 por ciento, de territorio ocupado por tierras áridas y semiáridas que pueden
denominarse semidesiertos pues los desiertos verdaderos sólo existen como islotes de pequeña
magnitud. En estos biomas la precipitación puede superar los 250 m.m., concentrándose en
cuatro o cinco meses del año o presentarse en forma irregular16.
15
La introducción de muchas especies exóticas con gran éxito pareciera indicar que existen en los
bosques australes nichos ecológicos sin ocupar. Entre éstas pueden citarse el ciervo colorado, la liebre
europea, el jabalí y el castor. Dentro de la flora exótica (en particular en el bosque valdiviano) existen
especies europeas que se han aclimatado y difundido de modo tal que parecen formar parte de la
vegetación autóctono, como por ejemplo la rosa mosqueta, la margarita, el llantén y el ajenjo. Además
de introducir estas especies exóticas, el hombre ha modificado este bioma por una intensa explotación
forestal, solo contenida en los parques nacionales. La superficie forestal total ha sido estimada en
1.860.000 Ha., incluyendo los parques. Las especies taladas con fines comerciales son pehuén, lenga,
coihue, raulí, roble pellín, guindo y canelo. La caña colihue es utilizada en mueblería, y el llao-llao con
fines decorativos.
16
Los semidesiertos argentinos pueden diferenciarse según los siguientes factores físicos: temperatura,
altura y abundancia de nieve. Entre los semidesiertos de altura, la puna es el de mayor aridez y
escasas nieves. En el altoandino, la aridez es menor y puede haber nieve todo el año. Entre los
semidesiertos de zonas bajas, el monte se desarrolla bajo climas cálidos, en tanto la Patagonia tiene
características de climas fríos. Los suelos de estos biomas carecen de horizontes con materia orgánica
y representan solamente el producto de desintegración física de la roca madre, pudiendo ser rocosos,
pedregosos, arenosos o fruto de alteración química en el caso de los suelos salinos. las consecuencias
biológicas por presión del factor agua se ponen en evidencia en el suelo desprovisto de vegetación o
con baja cobertura en la mayor parte del año, y por la presencia de formas biológicas altamente
xerófilas: arbustos bajos o plantas en placas sin hojas y con tallos fotosintéticos, sistemas radiculares
profundos, etc. En las zonas más secas abundan las plantas anuales de ciclo de vida muy corto, que
germinan y se desarrollan cuando llueve; el extremo de esta condición son las efímeras que duran pocos
días floreciendo y semillando rápidamente, pues la semilla es la forma del ciclo de vida más resistente a
la sequía. La baja cobertura vegetal está asociada a la fuerte competencia por el agua, ya que las
Como forma de comportamientos social es común el hábito migratorio, que posibilita a las
poblaciones evitar las estaciones desfavorables. Los rangos de altitud a los cuales se
desarrollan los semidesiertos de altura (Puna y Altoandino) varían según la latitud; más
elevados en el norte, descienden paulatinamente hacia el sur.

Puna. Ubicada en el noroeste, desde Jujuy hasta el norte de San Juan, ocupa las
altiplanicies y zonas de montaña por encima de los niveles del monte y es parte de una unidad
mayor que se extiende también por la zona colindante de Bolivia y Chile.

Como bioma no coincide con la región geográfica del mismo nombre pues este
semidesierto de altura excede los límites de la misma. Desde Jujuy hasta Catamarca y aún
hasta el norte de la Rioja, la puna presenta un paisaje de altiplanicies longitudinalmente
surcadas por serranías, con volcanes, lagunas saladas y salares. Hacia el sur se estrecha hasta
desaparecer ante el predominio de la cordillera.

El clima es frío y seco, con gran amplitud térmica diaria y lluvias estivales que disminuyen
paulatinamente hacia el sur y también de este a oeste hasta hacerse casi nulas. Estas diferencias
generan prácticamente dos zonas: al noreste la llamada puna seca y al sudoeste la puna
desértica.

Aparentemente la disminución de las lluvias no provoca la aparición de nuevas


comunidades sino el empobrecimiento y disminución de la cobertura vegetal, adaptada a suelos
inmaduros, muy pobres en materia orgánica, frecuentemente arenosos o pedregosos.

El tipo de vegetación dominante es la estepa arbustiva muy abierta de tolilla, chijua y


añagua con rica-rica y suriyanta. Las estrategias más destacables son las raíces muy
desarrolladas en profundidad, tallos acumuladores de agua, hojas reducidas o ausentes. En las
laderas y quebradas aparecen elementos arborescentes aislados o en grupos. Los más
conspicuos son la queñoa, el churqui y el cardón, éstos en los niveles más bajos, con sus tallos
cilíndricos que cumplen la función fotosintética y acumulan agua, cubriéndose de flores
coloridas y perfumadas que atraen a los insectos. Una comunidad arbustiva típica son los
tolares, arbustos de hojas en forma de escamas que se desarrollan en suelos húmedos, en la
ribera de los escasos cursos de agua.

Desde el punto de vista zoológico está bien caracterizada17.

plantas prosperan solo cuando están a suficiente distancia la una de la otra como para no interferir en el
aprovisionamiento de agua. La fauna, que es escasa, se adapta desarrollando, hábitos que les permiten
protegerse de las fuertes vacilaciones de temperatura entre el día y la noche, la intensa radiación solar
durante el día y la extrema aridez. Son muy frecuentes los hábitos cavícolas y nocturnos, los tupidos
pelajes, tegumentos impermeables y los excrementos secos.
17
Entre los más conspicuos se encuentran los camélidos como la vicuña, guanaco y llama domesticada.
Entre los carnívoros más importantes encontramos el puma, gato de los pajonales y el zorrino. Los
roedores son abundantes siendo muchos de ellos endémicos: chinchillón, rata andina, rata chinchilla y
muchos ratones y ratas. Entre los edentados es común el armadillo. Las aves están representadas por
algunas perdices, macás, flamencos, zuri o ñandú petiso, cóndor, cuervos, caranchos y águilas. los
invertebrados han sido poco estudiados, hay coleópteros, hormigas, avispas, etc.
Las condiciones ambientales muy limitantes hacen de la puna una región de escasa
actividad humana. Sólo se desarrolla agricultura de subsistencia con cultivos de papas y
habas y ganadería de cabras, llamas y ovejas.

Semidesierto altoandino. Este bioma de semidesierto se diferencia de la puna por


presentar menor condición de aridez y nieve casi todo el año. Se ubica en zonas de alta
montaña, desde el norte de la provincia de Jujuy hasta la Tierra del Fuego, ocupando alturas
que superan los 4.500 m.s.n.m. en el norte hasta descender casi a los 500 m.s.n.m. en su límite
austral. Desde la provincia del Neuquén hacia el sur este bioma se fragmenta en islotes
aislados, al igual que en los cerros elevados de la Precordillera y de la Sierra Nevada y la
Payunia al sur de Mendoza.

El relieve es de alta montaña con laderas escarpadas, rellanos más suaves y mesetas. El
clima es frío y seco, con precipitaciones en forma de nieve o de granizo, en cualquier estación
del año y con alta frecuencia de vientos fuertes. Los suelos son rocosos, pedregosos o arenosos,
sueltos e inmaduros.

La vegetación dominante es la estepa arbustiva en las laderas, pastizales de altura en los


faldeos y lomadas suaves y en las zonas de acumulación de agua las ricas vegas cordilleranas.
En el límite superior linda con el desierto de escombros, con líquenes, y luego las nieves
eternas. Los vegetales están adaptados a condiciones de sequía y a la defensa del frío y el
viento. Esto se observa claramente en la formación de matas circulares y compactas, plantas en
placas y reducción de la parte aérea. Por este motivo hay dominancia de hierbas sin tallo
desarrollado y con hojas en roseta; muchas crecen sólo al amparo de rocas u otras plantas más
resistentes.

Por su gran extensión latitudinal presenta por lo menos tres áreas diferentes: el altoandino
quichua hasta La Rioja, el altoandino cuyano hasta el norte del Neuquén y el altoandino austral.
El semidesierto altoandino quichua es el más seco y tiene nieves poco duraderas; la vegetación
dominante es la estepa graminosa de iros, formando matas amarillentas aisladas que en las
laderas adoptan la forma de anillos o semilunas. En lugares de suelos permeables como en la
Corrida de Cori, la vegetación desaparece por completo llegándose al desierto absoluto. El
semidesierto altoandino cuyano y el semidesierto altoandino austral son más húmedos y la
nieve persiste casi todo el invierno. Son dominantes las estepas de coirón y las estepas
arbustivas de leña amarilla, pingopingo y calafate, entre otras. Las vegas se desarrollan en el
fondo de valles, cercanías de vertientes o manantiales y cauces de algunos ríos o arroyos donde
se acumula agua; la vegetación es baja y densa, de juncáceas, ciperáceas y gramíneas tiernas.

La fauna en general es escasa y presenta características comunes con la puneña. Los


grupos mejor representados son los roedores y las aves rapaces.

La única actividad que se desarrolla es la ganadería caprina y ovina. Hay campos de


veranada, ricos en pastizales y vegas que alojan cientos de cabezas de ganado durante el
verano. Al promediar marzo, cuando comienzan las primeras nieves, el ganado baja a las
llanuras pedemontanas y valles; ubicadas ya fuera de este bioma y en ese período crítico,
de gran escasez de forrajes, algunos ganaderos suelen suministrarle verdeos de invierno
(avena, cebada) o antiales (alfalfa) que cultivan en áreas irrigadas.
Estepa patagónica. Esta dilatada formación semidesértica se extiende desde el sur de
Mendoza (cubriendo parte de las provincias del Neuquén, Río Negro, casi por completo Chubut
y Santa Cruz), hasta el noreste de Tierra del Fuego. Los relieves predominantes son las
llanuras, mesetas escalonadas y montañas bajas seccionadas por cañadones de curso
temporario y grandes valles por donde corren los ríos que nacen en los Andes y van a
desembocar en el Atlántico. El clima es frío y seco. con lluvias escasas e irregulares con cierta
concentración en invierno. Los registros de lluvias no superan los 250 m.m. en las zonas
oriental y central, aumentando paulatinamente hacía el oeste hasta llegar a 500 m.m., como en
Esquel (Chubut). Hay gran amplitud anual de la temperatura (máxima absoluta 30-40° y
mínima absoluta –10° a – 33°C) y heladas todo el año. Un factor climático muy característico
es el viento que sopla con gran fuerza desde el oeste, especialmente en los meses de verano.

Los suelos son pedregosos o arenosos y con escasa materia orgánica. La vegetación
dominante es la estepa de arbustos bajos que es suplantada hacia el oeste por un manto
graminoso a medida que aumentan las precipitaciones. Presenta adaptaciones muy eficientes al
déficit de humedad y vientos, son frecuentes las espinas y la presencia de pelos, resinas y ceras
protectoras. Las plantas en cojín y los arbustos pigmeos como la leña de piedra, el neneo y el
colapiche son una constante en la Patagonia que, además presenta una particular abundancia de
especies endémicas que hacen de ella una región única, típicamente argentina. En la estepa
arbustiva se destacan el quilemel duraznillo, mata mora, colapiche, malaspina, llaullín, solupe,
neneo, calafate y mata guanaco. En las regiones más húmedas como el norte de Tierra del
Fuego Y los primeros contrafuertes subandinos, la estepa arbustiva se ve suplantada por un
manto graminoso en el que predomina el coirón fueguino y coirón dulce, gramíneas perennes
que son la principal fuente de alimentos para la ganadería de la zona. En la región subandina y
en las proximidades de vertientes o manantiales, cursos de agua o fondos de valles, se
desarrollan praderas cenagosas, llamadas localmente mallines, que forman céspedes bajos y
densos de intenso color verde oscuro que contrasta con el resto de la vegetación pardusca.
Dominan el pasto de mallín, el unquillo, el trébol blanco y la achicoria. Los suelos salinos
presentan en cambio zampa y pastos salados.

En la fauna predominan los animales con hábito corredor y cavícola, además de especies
adaptadas a la vida debajo de las plantas como forma de protección contra los fuertes vientos18.
Las aves son numerosas19. Además de culebras e iguanas se hallan víboras venenosas como la
yarará ñata. En la zona costera se encuentra una fauna específica20

18
Los mamíferos más comunes son la marmosa, la comadreja overa, varios murciélagos y los guanacos,
muy disminuidos numéricamente estos últimos; hay también carnívoros como el zorro gris y colorado,
los hurones (mayor y menor), el gato montés, el de los pajonales, el puma y el zorrino. los roedores son
abundantes en especies y número de individuos: la mara, la vizcacha, varios tuco-tucos, ratones y ratas,
cuises, etc. También son comunes los armadillos. La fauna íctica autóctona que puebla ríos y lagos se
encuentra representada por bagres u otunos, perca criolla y pejerreyes. Hay además variedad de
invertebrados y entre los insectos más comunes se hallan los coleópteros, además de dípteros e
himenópteros.
19
Se encuentran representadas por patos, cisnes de cuello negro, gaviotas, gallinetas, gráciles
martinetas, palomas, tapacolas y variedad de pájaros, además de una considerable cantidad de rapaces.
En este bioma son importantes las cuatro especies de caiquenes o cauquenes, conocidos También como
avutardas. Son aves de hábitos migratorios que, en invierno, llegan hacia el norte hasta la Provincia de
Buenos Aires, donde son conocidas por el daño que provocan a la agricultura y a los campos de
pastoreo. Solo el cauquén blanco frecuenta las orillas del mar y se alimenta de algas. El cauquén de
El principal factor de alteración de la estepa patagónica es la ganadería ovina, cuyos
enormes rebaños se alimentan casi exclusivamente de vegetación natural. La agricultura
se instala en las escasas tierras irrigadas, que abarcan una superficie proporcionalmente
pequeña en los grandes valles septentrionales, en los que, bajo riego, se cultivan
principalmente frutales de pepita y vid, además de hortalizas y alfalfa.

Monte. Ocupando una larga franja longitudinal, el monte (semidesierto cálido), se instala
en bolsones, valles y laderas de las Sierras Pampeanas y de la Precordillera, sube por los
piedemontes cordilleranos hasta la frontera altitudinal de frío con los biomas altoandino y
puna, y al sur ocupa las mesetas patagónicas hasta alcanzar el valle inferior del Chubut. Pese a
su extensión en sentido latitudinal (desde la quebrada del Toro y la Poma en Salta hasta los
44°20’ en Chubut) presenta condiciones climáticas con pocas variaciones, sobre todo en las
temperaturas. Las precipitaciones se acumulan en una estación (la estival) presentando montos
promedios que no superan los 200 m.m. anuales. En el sector septentrional, la aridez del monte
tiene mucho que ver con su posición geográfica entre dos cordones montañosos, los Andes por
el oeste y las Sierras Pampeanas por el este, que interceptan los vientos húmedos del Pacífico
y Atlántico respectivamente. las nubes descargan su humedad en las laderas occidental de la
cordillera y oriental de las sierras Pampeanas, quedando una especie de gran bolsón interior
donde la radiación es muy alta y por lo tanto las pérdidas de agua por evaporación son
importantes. Estas condiciones hacen que el balance hídrico del monte sea siempre negativo.
La oferta de agua superficial no es más pródiga. Los ríos son intermitentes, con cursos que
luego de un corto trayecto superficial se insumen en sus propios lechos o en los conos de
acarreo. Los pocos ríos permanentes que existen nacen en las montañas del oeste,
alimentándose en sus cabeceras de precipitaciones y deshielos. Los suelos pedregosos,
arenosos y muchas veces salinos añaden un nuevo elemento de aridez a este paisaje.

Las estrategias de los vegetales frente a condiciones tan estrictas son múltiples. Están las
que evaden la sequía bajo la forma de semillas; son las plantas de ciclo de vida anual que al
llegar la época favorable germinan llegando a cubrir hasta un 60 por ciento del suelo. Son las
más eficientes pues la semilla es la forma vital mejor protegida; las gramíneas en general

cabeza gris y el cauquén común son los que nidifican más al norte, pero siempre al sur del río Negro,
relegándose a la zona austral el cauquén de cabeza colorada.
20
Allí arriban ocasionalmente distintos géneros de pingüinos. Solo el pingüino de Magallanes anida en
ellas, encontrándose pingüineras en las costas de Tierra del Fuego, en cabo Vírgenes (Santa Cruz), cabo
Dos Bahías (Chubut), etc. El pingüino de pico rojo o el de penacho amarillo, que visitan estas costas,
nidifican en las islas Georgias del Sur y los archipiélagos antárticos. Los pingüinos son predadores de
peces planctófagos, cumpliendo una importante función reguladora de la trama trófica cuando sus
poblaciones son muy abundantes. El número de individuos ha disminuido considerablemente por haber
sido objeto de caza despiadada, pero un estricto control ejercido en los últimos tiempos está
permitiendo su recuperación. También habitan en las costas patagónicas los cormoranes de cuello
negro, gris y real, cuyas deyecciones dan lugar a la formación de las guaneras, explotadas para la
obtención de abono, ya que son ricas en nitrógeno, ácido fosfórico y calcio. Intensamente explotadas
en el pasado, hoy tienen escaso valor comercial. Entre los mamíferos anfibios se destacan los lobos
marinos, de uno y dos pelos, y los elefantes marinos. La explotación desmedida para la obtención de
pieles y grasas ha provocado la destrucción de muchas de las grandes colonias, especialmente del
cotizado lobo marino de dos pelos, refugiado hoy en las más inaccesibles zonas australes. Las medidas
adoptadas para su protección parecen estar dando resultados efectivos y comienza a observarse un
aumento de sus poblaciones en los apostaderos de cría.
pertenecen a este grupo. Otras estrategias adoptan las plantas perennes, que resisten la sequía a
través de adaptaciones morfológicas y funcionales. Los patrones más generalizados son: la
afilia (ausencia de hojas o reducción a escamas], donde la función fotosintética es asumida por
el tallo; también la microfilia o reducción de las hojas; en ese caso las hojas presentan capas
protectoras de ceras o resinas que evitan las pérdidas de agua. Otra estrategia es la de las
suculentas, que no sólo resisten la sequía sino también acumulan agua en tallos y hojas; un
ejemplo típico son las cactáceas.

La formación típica del monte es un matorral o estepa arbustiva con grandes manchones de
suelo desnudo. No hay pastos perennes ni árboles: los pocos bosques que se presentan están
junto a ríos permanentes o salares. Son bosques de algarrobos, sauces, maitén o arca según la
zona. En el verano el monte septentrional se cubre de herbáceas efímeras y gramíneas anuales,
es la época de las lluvias; en la zona, austral esta revitalízación de la vegetación se acentúa en
invierno. La estepa arbustiva tiene como dominantes arbustos que no superan los tres metros
de altura, se ramifican casi desde la base o tienen tronco muy corto. Dominan las jarillas, el
retamo y varios algarrobos arbustivos; también son comunes: atamisqui, pichana, albaricoque,
palo sebo, chañar, brea, molles, etc. En el estrato herbáceo hay diversas flechillas, coirón
amargo y pastos de hoja. En la profusión de salinas y suelos salitrosos se desarrolla una
vegetación resistente con jume, zampa, vidriera y pichana. En los suelos de médanos abundan
el tupe o ajo macho, el olivino y el simbol.

En cuanto a la fauna, los mamíferos más característicos son los siguientes: la comadreja
overa y el ratón de palo entre los marsupiales; algunos murciélagos, zorros, hurones, zorrinos,
gato montés, el yaguarundi, el gato de los pajonales y el puma. los roedores son numerosos, se
pueden citar la mara en la zona austral, algunas subespecies de vizcacha de la sierra, cuises,
tuco-tucos, ratas pericotes. Entre los armadillos el más típico y endémico de la región es el
pichi ciego, además del mataco y el piche llorón. Entre las aves predominan especies del bioma
bosque chaqueño a los que se agregan algunos tipos patagónicos y endémicos. Se pueden citar
como representativos perdices, algunas martinetas, el loro barranquero, catas serranas, el
monterito, etc. Hay varios reptiles como boa de las vizcacheras, víbora de coral, yarará y
algunas culebras; lagartijas, iguanas, y tortugas; entre los batracios, ranas y sapos. Las formas
más características de la fauna íctica son los bagres, viejas y la trucha criolla. Los invertebrados
son numerosos, encontrándose coleópteros y avispas con representantes endémicos.

La principal riqueza económica de este bioma es la actividad primaria en oasis. Con


un desarrollo mínimo de suelos (generalmente con conos aluviales y valles de ríos) y
fundamentalmente con una buena oferta de agua superficial o subterránea que permita el
riego, es posible desarrollar una actividad primaria, basada fundamentalmente en la
fruticultura y horticultura con producción de tomates, ajos, cebolla, vid, olivos,
manzanos, damascos, duraznos. peras, almendros y nogales. Se puede hacer ganadería
intensiva con manejo mixto de pasturas naturales e implantadas. La población ha hecho
uso del monte a través de otras actividades como extracción de leña, cría de ganado
(fundamentalmente caprino) con utilización de la vegetación natural y caza de la fauna
autóctona. Cualquiera de las tres, en situación de sobreexplotación puede llegar a ser
altamente deteriorante. Con la extracción de leña no solo se sacan las partes muertas sino
que se elimina cobertura vegetal viva de muy lenta recuperación. Si la tasa de extracción
es mayor que la tasa de renovación, la tendencia es hacia la desertificación. En el caso del
ganado, en particular el caprino, éste presenta hábitos alimenticios singulares, come
ramas (ramoneo) y a los pastos los elimina al ras del suelo. Si se suma a esto el efecto del
pisoteo el resultado es un proceso de desertificación acentuado. Por último la caza
indiscriminado afecta el equilibrio ecológico. La desaparición de carniceros y rapaces,
por ejemplo, facilita la proliferación de roedores y el ataque de estos a la vegetación.

SABANAS Y PARQUES

Estos biomas se caracterizan porque en una misma área coexisten en forma equilibrada dos
formas biológicas: los pastos y los árboles. En un parque el elemento arbóreo se presenta
agrupado ocupando en general las zonas altas, mientras el pastizal ocupa las áreas planas y
bajas, donde se produce mayor acumulación de agua.

En la sabana los árboles aparecen diseminados en forma de puntos aislados en una trama
de pastizal.

Aparentemente el equilibrio entre las formaciones se mantiene por acción de agentes


externos que deben actuar en forma periódica o recurrente. Según Morello ( 1970), en el
Chaco estos factores reguladores son inundaciones y fuego. Este, contrariamente a la opinión
popular, no siempre es perjudicial en los ambientes naturales. En ciertos hábitats, incendios
leves y periódicos ejercen una presión selectiva que favorece la supervivencia y el
mantenimiento de algunas especies a expensas de otras. En las sabanas dedicadas a ganadería
la acción es positiva pues favorece la eliminación de árboles indeseables al mismo tiempo que
al reverdecer los pastos, después de la quemazón, aparecen rebrotes tiernos y nutritivos para el
ganado. La concurrencia de formas vegetales aporta un componente de heterogeneidad al
ambiente. Un árbol, por ejemplo, provee a la fauna de distintos micro hábitats, ya sea que ella
viva en las ramas superiores, en las medias o bien en el suelo, protegida por la copa. Además la
vegetación arbórea crea una estratificación tridimensional de factores microambientales tales
como temperatura, humedad y luz.

Los biomas sabana y parque presentan una dinámica que resulta una integración parcial
de la del bosque y el pastizal. Con respecto a las cadenas alimenticias, por ejemplo, coexisten
dos sistemas tróficos que, además, se encuentran interrelacionados: el dominado por los
herbívoros (propio de pastizales) y el dominado por detritófagos (propio de bosques).

Desde el punto de vista de las actividades económicas, este tipo de bioma ofrece la
posibilidad de la integración agro silvo pastoril. Las tres aptitudes se presentan juntas en un
espacio utilizable como unidad de manejo.

La delimitación de los biomas sabana y parque en la Argentina no resulta fácil de


realizar, pues se presentan avances y retrocesos en los mismos según se desarrolle el
componente leñoso o el herbáceo.

En términos generales puede decirse que las sabanas y los parques se encuentran
formando un arco que, aproximadamente, se extiende por el oriente de las provincias de
Formosa y el Chaco al norte, el centro-sur de Corrientes y el norte de Entre Ríos, y el norte de
Santa Fe, el oriente de Córdoba y San Luis, el centro de La Pampa y el extremo austral de la
provincia de Buenos Aires. En este bioma pueden distinguirse dos grandes subunidades: por un
lado los parques y sabanas subtropicales, que ocupan la zona septentrional y, por otro, el
espinal.
Parques y sabanas subtropicales. Este bioma se desarrolla al este de las provincias de
Formosa y el Chaco, el norte de la de Santa Fe y el noroeste de la de Corrientes, llegando hasta
el estero de Santa Lucía y la depresión del río Corrientes. Su límite occidental coincide
aproximadamente con la isohieta de 800 m.m., pero su limite sur es difícil de precisar, ya que si
bien el relieve y el tipo de substrato geológico es el mismo que se prolonga hacia la llanura
pampeana, cambian el clima y la vegetación, presentándose una franja de transición. Se trata de
una dilatada llanura con suave pendiente hacia el río Paraná, que presenta cursos de agua
divagantes los que bañan importantes superficies, con profusión de esteros y cañadas.

Tradicionalmente esta formación es considerada como integrante de la región geográfica


denominada Chaco: la bibliografía la identifica como Chaco oriental, que conforma junto con
el Chaco occidental (bioma bosque de clima subtropical) la gran unidad del Chaco Argentino.

Desde el punto de vista de los biomas parece pertinente separarla, pues presenta un patrón
de vegetación único que muestra bosques en los altos pastizales en las áreas más planas y
pajonales y esteros en las cuencas de acumulación de agua. En rigor se trata de un mosaico en
el que alternan espacios con dominancia arbórea, otros herbáceos y el particular de esteros, con
su vegetación herbácea acuática. Pese a su heterogeneidad, el hábitat presenta una fauna
asociada y un funcionamiento global característico.

En este bioma la dinámica del agua, en especial la superficial, resulta un regulador de


primera magnitud. El área se halla bajo la influencia de los ríos Paraná-Paraguay, que en
general crecen en coincidencia con sus afluentes, de modo que los grandes colectores actúan a
modo de diques e impiden el desagüe de ríos y arroyos tributarios, que de ese modo desbordan,
produciendo inundaciones. El clima dominante es el subtropical templado, con veranos cálidos
e inviernos templados y precipitaciones abundantes (de 700 a 1.300 m.m. anuales) distribuidas
con bastante regularidad a lo largo del año. Los suelos han evolucionado a partir de
acumulaciones sedimentarias de origen fluviolacustre. La vegetación está formada por bosques
xerófilos mezclados con palmares y sabanas. En los bosques se destacan el quebracho
colorado chaqueño, de madera dura y muy rica en tanino, el quebracho colorado Santiagueño y
el quebracho blanco, además del guayacán, la espina corona, el urunday, el virará, el palo
piedra, el guayaibí, el lapacho, el itín, etc. Como especies arbóreas secundarias aparecen el
mistol, el algarrobo blanco y negro, el tatané y el churqui, entre otros. Los arbustos pueden
llegar a ser muy abundantes y formar densas matas: los más frecuentes son el garabato negro, la
granadilla y diversas cactáceas. En el estrato herbáceo se encuentran bromeliáceas terrestres de
hojas espinosas y punzantes y diversas gramíneas (pastos) y dicotiledáneas (hierbas). Los
quebrachales alternan frecuentemente con amplios espacios cubiertos por pastos, de los cuales
los más comunes son el espartillo , el aibe, la paja voladora y el simbol, gramíneas que aparecen
también en las sabanas. Sobre suelos más bajos y fácilmente inundables se desarrollan
bosques de algarrobo y churqui, acompañados por cina-cina, incienso, coronillo y tala, además
de los palmares de caranday, cuyo tronco es ampliamente utilizado como poste de telégrafo, en
cercos y en la construcción de viviendas.

Son formaciones típicas de este bioma los camalotales y principalmente los embalsados.
los camalotales se forman en los esteros y en las orillas de los ríos y lagunas y están compuestos
por plantas flotantes como el irupé, el aguapey, el repollito de agua y las lentejas de agua. Los
embalsados, en cambio, son verdaderas islas flotantes, con suelo y vegetación: frecuentes en los
esteros correntinos constituyen un elemento único en el país21.

El Chaco oriental posee elementos faunísticos comunes con el Chaco occidental, pero
presenta una cantidad mayor de organismos relacionados con el ambiente acuático, porque la
vegetación acuática es la que presenta mayor proporción de materia verde para el consumo.
Hay, por lo tanto, una rica fauna herbívora que se alimenta de ella: la cadena trófica, que en el
bosque chaqueño toma el camino de la hojarasca y los detritos, se inclina aquí por la vía de la
masa verde (hojas, tallos tiernos, flores y frutos). Entre los mamíferos son comunes la
comadreja overa y colorada, las marmosas, varios murciélagos. el zorro de crin o aguará guazú,
el coatí, hurones, el yaguareté, los monos, ratas, nutrias, carpincho y ratones, el ciervo de los
pantanos, el venado de las pampas, la corzuela, el pichi ciego y el quirquincho bola. Las aves
son numerosas y abundan las chuñas, perdices, pava de monte, jabirú, garzas, cotorras, loros,
palomas, patos, rapaces y pájaros. Entre los reptiles se puede mencionar al jabutí, la tortuga de
agua y el yacaré; hay además numerosas culebras, boas, lampalaguas y víboras venenosas. Los
anfibios son abundantes, aunque pocos sean endémicos, es decir, exclusivos del área. En los
ríos y arroyos de este bioma se desarrollan numerosos peces, entre ellos uno pulmonado, éste sí
endémico. Muchos otros tienen interés económico, como el dorado, las bogas, el manguruyú,
el surubí y el patí, además de rayas, viejas, mojarras, tarariras y pirañas. Entre los invertebrados
son comunes los termitas, las hormigas, los coleópteros y lepidópteros también dípteros
(moscas y mosquitos), que pueden causar problemas sanitarios, e himenópteros.

La actividad que se desarrolla en la región es mixta, respondiendo al mosaico de ambientes


que caracteriza el área. Los altos son aptos para la agricultura, los bajos para la ganadería y en
los bosques se realiza la explotación forestal, especialmente de maderas duras. La ganadería se
enfrenta con dificultades cuando se desarrolla en áreas inundables: una de las más importantes
es la presencia de tacurúes o termiteros producidos por hormigas y termitas que provocan
desniveles en el terreno; otra es la dificultad para evitar el avance de los pastos duros, que solo
sirven de alimento durante un breve período, en perjuicio de las pastos tiernos de valor
forrajero. Los cultivos más importantes son el algodón y el tabaco (fundamentalmente en
Corrientes); también tienen peso el girasol y el sorgo granífero. La actividad forestal ha
decaído sensiblemente a causa de la sobreexplotación a que se vio sometido el bosque en
décadas pasadas, en especial para la extracción de quebracho colorado para tanino y madera.

Espinal. Este bioma se extiende en forma de arco desde el centro de la provincia de


Corrientes, norte de Entre Ríos, centro de las de Santa Fe y Córdoba, centro-sur de las de San
Luis y La Pampa hasta el sur de la de Buenos Aires. Bordea al bioma de pastizales pampeanos,
que queda así circunscripto, entre el océano Atlántico y el espinal.

En su largo recorrido N-S presenta variaciones climáticas importantes: al norte el clima es


subtropical húmedo y al sur templado seco; las precipitaciones presentan valores que varían de
un máximo de 1.100 m.m. anuales (en Corrientes y Entre Ríos) a un mínimo de 340 m.m. en
Santa Isabel (La Pampa).

21
Según Schulz (1961) los embalsados tienen su origen en los camalotales, sobre cuyo entretejido
vegetal se deposita tierra aportada por el viento y arrastrada en suspensión por el agua, formando así
una primera capa que posibilita el arraigo y crecimiento de distintas especies de plantas, incluso
árboles.
Este bioma es un buen ejemplo de compensaciones ecológicas; las mayores lluvias en el
norte son compensadas por una mayor evaporación, y los suelos de textura más fina que no
dejan penetrar fácilmente el agua limitan su disponibilidad para las raíces; en el sur, en cambio,
a la menor temperatura corresponde menor evaporación, y los suelos son de textura más gruesa
con capas de tosca en profundidad que actúan a manera de capa aislante acumulando agua en el
perfil del suelo.

la vegetación dominante son bosques xerófilos caducifolios, alternando palmares y


sabanas. En el estrato arbóreo domina siempre una leguminosa, pero la especie va cambiando
de norte a sur. En la zona mesopotámica y centro de Santa Fe es el ñandubay; desde el centro
de Santa Fe y Córdoba y parte de San Luis, el algarrobo; y desde el centro-sur de San Luis,
incluyendo el centro de La Pampa hasta el sur de Buenos Aires, el caldén. La cobertura total
del suelo y la riqueza en especies va disminuyendo en el sentido de las precipitaciones, es decir
de NE a SO. los bosques son abiertos y tienen un solo estrato con árboles de 8 a 10 metros de
altura. Acompañan a los dominantes ya citados el espinillo, chañar, tala, incienso y varios más.
Además es característica una palma, que puede hallarse mezclada en el bosque o formando
colonias más o menos extensas; esta palmera llega hasta Córdoba y noreste de San Luis. El
estrato arbustivo y sobre todo el herbáceo son ricos en especies, con muchas de valor forrajero.
El manto graminoso de las sabanas presenta diferencias, sea que corresponda al sector norte o
al sur. En el área del ñandubay y en parte del algarrobal, hay espartillo, pasto amargo, pasto
miel, pasto horqueta, cebadilla, etc. Son muy comunes los pajonales de paja colorada y de
cortadera. En Corrientes y este de Entre Ríos son bastante frecuentes los palmares de yatay,
que aparecen sobre suelos arenosos: bajo las palmeras hay arbustos y pequeños arbolitos
dispersos como molle, curupí, ubajay y otros, Hacia la zona del caldén, el manto graminoso
está constituido por paja blanca, paja vizcachera, pasto puna y flechillas. En áreas medanosas
hay junquillo, ajo macho y olivino: en ambientes salinos predominan el palo azul, pastos
salados, jume y cachiyuyo. El área de dominancia del algarrobo es una región dedicada desde
hace muchos años a la agricultura de manera tal que el bosque ha sido explotado y sustituido
totalmente; quedan algunos relictos en Córdoba y Santa Fe, que permiten tener una idea del
bosque primitivo, donde dominaban los algarrobos blanco y negro. El bosque de caldén
también ha sido muy transformado, de manera que no es fácil establecer la superficie que
ocupaba originalmente.

En cuanto a la fauna, es difícil caracterizara, pues es una zona de transición que posee
elementos chaqueños al norte, y del monte al sur y oeste.

Las actividades dominantes son la ganadería (vacuna y ovina), la agricultura y la


explotación forestal en San Luis, en el área del caldén. La cría del ganado se hace utilizando
pastizales naturales y pajonales y en menor grado praderas de especies cultivables. En las áreas
de bosque es frecuente que el ganado se alimente de ramas tiernas, renuevos y/o frutos de
algunas leguminosas como la tusca, algarrobos y caldén. Dentro de la agricultura se hacen
cultivos de cereales, oleaginosas y forrajeras. En San Luis y La Pampa, además de las
forrajeras clásicas tipo alfalfa, cebada y sorgo, se están difundiendo especies como el pasto
llorón, sorgo negro y agropiro alargado.

EL PASTIZAL
El pastizal es un bioma en el que domina el estrato herbáceo, con formas vegetales que
incluyen especies que crecen en altura formando manojos o fascículos y otros pastos del tipo
césped que crecen en superficie. Un pastizal bien desarrollado presenta grupos de pastos que
crecen en invierno y otros en verano, manteniendo de esta forma el suelo permanentemente
cubierto por un tapiz vegetal y la producción de materia verde durante todo el año. La
presencia de arbustos y/o árboles solo se registra en franjas a lo largo de ríos y arroyos.

El suelo de los pastizales, como el del bosque, recibe gran cantidad de materia orgánica en
forma de hojas, tallos, frutos maduros, etc., pero, a diferencia de éste, la hojarasca se transforma
rápidamente en humus; este material, rico en nutrientes, queda en superficie y es una de las
causas de la fertilidad de los suelos del pastizal.

El pastizal es el bioma que presenta mayor proporción de materia verde, ya que en los
biomas con dominante arbustivo o arbóreo una parte importante de la cobertura vegetal tiene
forma leñosa (ramas, troncos y raíces). Se ha calculado que, en términos de masa verde
disponible para herbívoros, el pastizal presenta cerca de un noventa por ciento de su producción
en forma de hojas. Esa proporción decrece en la estepa arbustiva, y en el bosque la mayor parte
de la producción se halla claramente concentrada en las partes leñosas. Lo mismo sucede con
flores y frutos, que son una importante fuente de alimentos, especialmente los frutos, los que
tienen el mayor porcentaje de proteínas y otros compuestos nitrogenados.

Asociada a las características señaladas de la vegetación, la fauna del pastizal es


predominantemente herbívora. En un ambiente escaso de refugios naturales y obstáculos
predominan los hábitos cavícola, corredor y saltador.

El hombre ha hecho y hace manejo de los pastizales naturales utilizando su alta capacidad
de sustentación para herbívoros y así ha sustituido los herbívoros naturales por domesticados,
fundamentalmente vacunos y ovinos. En la República Argentina existen dos tipos de
pastizales, los de la llanura pampeana y los de altura o serranos.

Los pastizales pampeanos. Se extienden por el sur de las provincias de Entre Ríos, Santa
Fe y Córdoba, una pequeña porción del sudeste de San Luis, el extremo oriental de La Pampa y
la provincia de Buenos Aires. El paisaje es una dilatada llanura, por momentos plana, por
momentos suavemente ondulada a ondulada, como ocurre en el reborde sudoeste de Entre Ríos
y noreste de Buenos Aires. En su sector austral se ve interrumpida por dos sistemas
montañosos paralelos (las sierras de Tandilia y Ventania). En esa llanura se presentan zonas
arreicas, ríos de curso divagante y numerosas lagunas de agua dulce o salobre. Su clima es
templado, con precipitaciones que oscilan entre los 1.000 y los 600 m.m. anuales, decreciendo
de noreste a sudoeste; intensas en otoño y primavera, disminuyen en invierno y verano.
Durante el invierno y a comienzos de primavera se registran heladas, restringiéndose el período
libre de ellas a medida que se distancia la costa atlántica. Sus suelos son pardos o negros,
profundos y ricos en nutrientes, a medida que se avanza hacia el oeste predominan los suelos
arenosos, mientras que en el sudoeste se adelgazan y aparece una gruesa capa de calcáreo en
profundidad.

Primitivamente este bioma presentaba una cobertura gramínea con ausencia de árboles
autóctonos, salvo en las fajas boscosas de las riberas de ríos y arroyos, vegetación esta última
que, junto con la de las islas del Delta, conferirían una unidad diferenciada del conjunto de la
región (la selva de ribera correspondiente al bioma de la selva misionera). Mucho se ha
especulado sobre las causas de la inexistencia de árboles en la pampa, en especial teniendo en
cuenta que se desarrollan muy bien cuando son implantados. Del análisis crítico realizado por
Frenguelli (1941) se puede concluir que la pampa presenta condiciones óptimas para la
vegetación graminosa, frente a las cuales las plántulas de las especies arbóreas no pueden
competir exitosamente: solo cuando se extrae la vegetación herbácea de alrededor de las
leñosas implantadas éstas logran arraigar y crecer. La formación vegetal más importante que se
puede reconstituir son los flechillares, estepas formadas por distintas gramíneas que tienen en
común un fruto muy especial denominado flechilla, de punta aguzada y fácil diseminación por
el viento. En algunas áreas aparecen arbustos dispersos como la brusquilla, la yerba de la oveja,
el ojo de perdiz, el romerillo, etc. Hay también diversas especies exóticas. que se han
naturalizado y diseminado abundantemente, algunas de ellas de gran valor forrajero como el
raigrás, el trébol blanco, las gramillas y los tréboles de carretilla; también han sido introducidos
por el hombre el cardo de Castilla, el sorgo de Alepo, etc. La aparente homogeneidad de la
vegetación pampeana se ve frecuentemente interrumpida por formaciones vegetales asociadas a
distintos tipos de suelos. Así, en los terrenos salitrosos hay estepas de pastos salados, mientras
que en los médanos se presenta el ajo macho, el olivillo, el pasto amargo, el unquillo, el té
pampa, etc. En las áreas inundables y en las cañadas y proximidades de la bahía Samborombón
hay pajonales de cortadera, carrizo y espartillo, espadañas, totora, carda y muchas otras hierbas
acuáticas y palustres. Los juncales son típicos de los bordes de las lagunas. Una variación
interesante de este bioma se presenta en la zona atlántica bonaerense, donde se desarrolla un
conjunto de dunas litorales que forman una faja de algunos kilómetros de ancho que se desplaza
continuamente por acción del viento y donde se desarrolla una vegetación adaptada a los suelos
arenosos semejante a la descripta para los médanos. Bosques puros de tala aparecen sobre
cordones de conchilla, y son particularmente significativos los que se distribuyen contorneando
la costa del río de la Plata22.

Este bioma, el pastizal pampeano, es el que presenta el mayor grado de modificación por la
acción del hombre: prácticamente no quedan áreas que mantengan su composición primitiva;
sólo en los bordes de las vías férreas en los campos abandonados durante muchos años es
posible reconstituir la vegetación original. También se han visto poco alteradas las
comunidades que se desarrollan en suelos poco aptos para la agricultura (salitrosos, con
médanos o muy anegadizos).

22
La fauna de mamíferos más numerosa está representada por la vizcacha, marsupiales y marmosas.
Los carnívoros son pocos (zorrinos, zorro y gato montes), pero abundan los roedores como la mara, los
tuco-tucos, los cuises, las ratas y los ratones. Las aves (cotorras, perdices, martinetas, etc.), son muy
abundantes; también existen diversas aves acuáticas como el pato de cabeza negra, el pato picazo, las
pollas de agua y el chajá entre otras, a las que habría que sumar el cisne de cuello negro, que parece
retornar a lo que fue su hábitat. Entre los pájaros se destacan el hornero, el cabecita negra, las tijeretas,
el benteveo, los tordos, el pecho colorado y los zorzales, mientras que entre las rapaces cabe citar al
chimango y al carancho. Típica del bioma es la lechuza de las vizcacheras. Las serpientes venenosas
son pocas, y las culebras se hallan medianamente representadas. Entre los anfibios se encuentran ranas,
sapos y escuerzos. Respecto de la fauna ictícola se pueden citar el sábalo, bogas, pejerrey, lampreas,
anguila criolla, tararira, palometas, viejas, etc. Los insectos son variados y abundantes (hormigas,
mariposas, abejas, avispas) como así también las arañas y los opiliones, fácilmente confundibles con las
primeras, salvo por su cuerpo hexagonal. Algunos ejemplares de la fauna ribereña, como la rata de
agua, el lobito de río, el ciervo de los pantanos y las tortugas acuáticas, penetran desde el norte hasta
Buenos Aires.
En los pastizales pampeanos se produce una amplia gama de productos de origen vegetal y
artificial, muchos de ellos de particular importancia para el abastecimiento del mercado interno
y para el ingreso de divisas a través de las exportaciones. La actividad agrícola presenta tres
tipos de producción: la cerealera (trigo, maíz, sorgo granífero, girasol, lino, centeno, avena,
cebada, arroz, soja). la hortícola (papa, tomates, legumbres) y la frutícola (cítricos, frutas de
carozo, durazno, damasco, ciruelas- y frutillas).

En el sector ganadero el pastizal pampeano concentra aproximadamente el 70 % del


ganado vacuno del país, el 45 % del ovino y el 80 % del porcino, que producen carne, leche y
lana. La mayor parte de la ganadería se realiza sobre pasturas naturales y cultivos forrajeros
anuales y perennes de una sola especie o de especies consociadas (gramíneas y leguminosas),
variante esta última cada vez de mayor aceptación. Otros sistemas de manejo ganadero más
avanzados como el pastoreo rotativo con alambre electrificado y alimentación verde en corrales
se hallan poco difundidos.

Pastizales altoserranos. Los pastizales altoserranos se encuentran en altiplanicies, laderas


y cimas de las Sierras Pampeanas de San Luis, Córdoba, la Rioja, Catamarca y Tucumán; en
Jujuy y Salta ocupan algunas áreas de las Sierras Subandinas e islotes de la Cordillera
Oriental. Su desarrollo se ve favorecido por la condensación del agua de las nubes que,
provenientes del Atlántico, chocan contra los macizos montañosos, lo que explica la asimetría
que presenta la cobertura vegetal en estas elevaciones, mucho más abundante en las laderas
orientales. La altura a la que aparecen los pastizales es variable: en Córdoba y San Luis se
extienden entre los 1.100 y los 2.200 m.s.n.m.; en Catanarca, Tucumán, Salta y Jujuy por
encima de los 2.000 m.s.n.m. El clima en el que se desarrolla el bioma es semihúmedo, con
precipitaciones Superiores a los 500 a 600 m.m. anuales, concentradas en verano y otoño; en
invierno estos pastizales se empobrecen considerablemente y reverdecen al llegar las lluvias.23

La principal actividad que se desarrolla en los pastizales altoserranos es la ganadería de


lanares, en su mayoría criollos, para la producción de carne y lana, caprinos y vacunos. La cría
de ganado se practica en campos abiertos, donde el ganado deambula alimentándose con el
pastizal natural; si bien las pajas tienen un bajo valor alimenticio, desempeñan un papel
importante en la alimentación del ganado por su abundancia.

La fauna muestra algunas diferencias de importancia con la del pastizal pampeano. La


ausencia de lagunas y cursos de agua importantes reduce notablemente su diversidad, en
especial en ciertos componentes como aves y fauna acuática y palustre. Por otro lado la masa
vegetal disponible para los herbívoros es más reducida y estacional.

El pastizal insular. Ubicado a la misma latitud de la Patagonia y la Tierra del Fuego, el


conjunto de islas oceánicas integrado por las Malvinas y las Georgias del Sur, goza de un clima
frío húmedo, con nieve durante un largo período y fuertes vientos, factor al que se atribuye la
ausencia de bosques naturales y el predominio de una vegetación esteparia semejante a la de las

23
En los pastizales altoserranos predominan las pajas, el aibe, el coirón, y también la cebadilla y la
gramilla, y hierbas como el quiebra arado y la pichana blanca; existen además algunos arbustos como el
piquillín, el espinillo, la sombra de toro y el poleo. En ciertas áreas donde hay afloramientos rocosos,
el suelo que se desarrolla en los espacios intermedios acumula más humedad: en estos terrenos la
vegetación graminosa se enriquece con varias especies, en especial leguminosas, que tienen un mayor
porcentaje de nitrógeno.
mesetas patagónicas, con algunas praderas graminosas y turbales. La fauna es semejante a la
patagónica24.

BIOMA DE TRANSICIÓN O ECOTONO

Este bioma constituye una franja de superposición de dos biomas (ecotono) presentando
caracteres intermedios derivados de una y otra formación. En nuestro país este bioma de
transición se encuentra en el área de frontera entre el monte y el bosque subtropical chaqueño,
que entran en contacto directo a la altura de las llanuras intermontanas. Dicha zona comprende
el sudoeste de Santiago del Estero, sur de Catamarca, noroeste de Córdoba, los Llanos de la
Rioja desde el Velasco al este, sudeste de San Juan, y parte del sector noreste de Mendoza. Al
sur se continúa cubriendo el este de Mendoza y oeste de San Luis en una franja ecotonal
monte-espinal que algunos autores prolongan inclusive hasta el Atlántico atravesando la Pampa
y parte de Río Negro.

Siendo todas estas áreas con condiciones deficitarias de agua, tienen un delicado equilibrio
que puede ser roto fácilmente por tala rasa, sequías periódicas y pastoreo intensivo de animales
domésticos. Estas han sido y son las actividades dominantes, con intensa cría de cabras y
fabricación de carbón o utilización de leña. En este caso la estepa arbustiva del monte, que
tiene menor valor de uso, ha avanzado sobre el bosque de quebracho blanco.

De este a oeste, la secuencia normal del ecotono. es la siguiente: bosque de quebracho


colorado sin arbustos del monte, bosque de quebracho blanco con estrato arbustivo con jarillas,
retamo, etc. (especies típicas del monte), bosque de algarrobo con arbustos del monte, estepa
arbustivo del monte.

El ecotono o franja de transición fue en el pasado una faja más angosta, pero la
sobreexplotación la ha ido ampliando, hecho fácilmente detestable, pues se encuentran grandes
áreas con vestigios de quebrachos y algarrobos pero con dominancia de jarillal, por ejemplo,
en las Travesías del río Bermejo en San Juan, en los Llanos de La Rioja y en las del este
mendocino.

BLOMA ANTÁRTICO

La información sobre la vida en la región antártica e islas subantárticas, incluyendo en estas


a las Sandwich del Sur, es aun escasa y se refiere principalmente a la que se desarrolla en las
áreas costeras. Existen algunas diferencias significativas entre la zona ártica y la antártico, pues
mientras ésta se halla separada del continente por una gran masa oceánica, la ártica está
sólidamente incorporada a la masa continental, de tal manera que la vida se desarrolla en ella
hasta los 80° N, y las formaciones con árboles superan los 60° N, tanto en América del Norte
como en Europa y Asia, en tanto en el hemisferio Sur los árboles llegan solo hasta el
archipiélago de la Tierra del Fuego, y la vida es probable que escasamente alcance a los 70°S.

24
Son muy numerosas las aves, entre las que se destaca el cauquén blanco de las Malvinas, la lechuza
de las Malvinas, el piloto negro de las Malvinas y otras que forman un total de trece subespecies
endémicas. Son lugares elegidos para nidificar o como apostadero por muchos de los animales del
bioma antártico.
En las áreas polares la temperatura es el factor de mayor importancia para el desarrollo de
la vida, que se ve limitado también por la cobertura de hielo o nieve durante la mayor parte del
año y un período fotosintético desequilibrado, que en los casos extremos llega a 6 meses de
noche invernal y otro tanto de día estival. Igualmente limitante es el viento, que alcanza alta
intensidad y frecuencia. Las especies vegetales que pueden vivir bajo tan rigurosas condiciones
son escasas. Hay pocas plantas superiores, adquiriendo mucha importancia las briófitas y los
líquenes. Las primeras son vegetales sencillos, sin tejido vascular, cuyos representantes más
conocidos son los musgos. Los líquenes son asociaciones simbióticas de algas y hongos, con
especies muy resistentes que pueden llegar a soportar temperaturas de 80° C bajo cero.

El paralelo de 60° S parece ser un límite significativo desde el punto de vista biológico: al
norte subsisten la estepa y la tundra en las Georgias del Sur; al sur prácticamente desaparecen
las plantas superiores, de las cuales solo se han encontrado dos especies.

El relieve montañoso contribuye a acentuar la rigurosidad del clima, de modo que la


vegetación solamente aparece en algunos puntos donde el breve verano polar permite el
desarrollo de musgos y líquenes, especialmente asentados en los lugares donde el declive
impide la retención de la nieve.

La fauna es muy pobre, fundamentalmente mamíferos y aves costeras, que encuentran su


alimento en el mar25:
TERRITORIOS FITOGEOGRÁFICOS26

El ordenamiento territorial de la vegetación, responde a un enfoque geográfico, ya que la


sistematización de sus relaciones taxonómicas o genéticas basadas en las afinidades florísticas
de las plantas, ha tenido en cuenta las interrelaciones entre las condiciones del clima, de la
topografía y del suelo, que permiten establecer tanto las especies dominantes como los diversos
tipos de vegetación combinada y transicional que responden a variaciones microclimáticas y
edáficas.

Tres grandes regiones fitogeográficas ocupan la totalidad del territorio nacional, ellas son:
la neotropical, la austral y la oceánica: cada una a su vez, abarca diversos dominios
compuestos por sus respectivas provincias y distritos florísticos que caracterizan las diferentes
adaptaciones del tapiz vegetal que ocupa desde los escalones altitudinales del eje cordillerano
andino, pasando por los relieves serranos y por los tabulares patagónicos, hasta las dilatadas
llanuras del país; los cuales a su vez congregan diversidad de climas (desde subtropicales
húmedos hasta polares) y suelos de condiciones ambientales contrastadas para el desarrollo de
la vegetación.

25
Lobos marinos, foca común y cangrejera, foca de Weddell y, entre las aves, variedad de pingüinos,
albatros, petreles, cormoranes y gaviotas. Existen algunos invertebrados asociados a la escasa
vegetación. Hay también representantes de los artrópodos, entre ellos insectos como los colémbolos y
parásitos de otros animales mayores.
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Durante más de una centuria diversos intentos de ordenar la cobertura vegetal de la superficie de
nuestro país en territorios fitogeoráficos dieron lugar a distintos sistemas de clasificación entre los que
se destacan por su renombre los pertenecientes a Holmberg (1898), Hauman (1920, 1931) Frenguelli
(1941), Castellanos y Pérez Moreau (1945), Parodi (1945, 1964) y los sucesivos de Cabrera (1951, 53,
58, 1971 y 1973) que han servido de base al presente análisis.
Región neotropical

Las selvas tropicales y subtropicales del “dominio amazónico”, a pesar de ocupar una
reducida superficie representan el territorio fitogeográfico de mayor riqueza florística del país.
En la provincia de las yungas predomina la selva nublada, acompañada por formaciones
selváticas transicionales, bosques montanos y praderas, con abundancia de géneros y especies
comunes que se distribuyen altitudinalmente: en las llanuras pedemontanas y cerros bajos
abundan el palo blanco y el palo amarillo, guayaibí, cebil colorado, tipa blanca, quina, cedro,
urundel, lapacho rosado y diversas especies secundarias; sobre las laderas montañosas (550 a
1.200 m.s.n.m.) la selva densa e impenetrable con centenares de especies distribuidas en
estratos de acuerdo a sus requerimientos lumínicos: laurel, cedros, robles, bambúseas, lianas,
enredaderas, herbáceas rastreras; y, por último, los bosques de pinos, alisos y queñoa (1.000 a
2.300 m.s.n.m.). La provincia paranaense abarca las selvas mixtas multiestratificadas con
formas biológicas: laurel, guatambú, palo rosa, pino, urunday, seibo, sauce, etc., que han sido
objeto de secular explotación por sus maderas valiosas. Los campos graminosos son bordeados
por la selva en galería. La mayor parte del territorio nacional está cubierto por las formaciones
vegetales polimorfas del “dominio chaqueño”, compuesto por bosques xerófilos caducifolios,
estepas arbustivas, palmares, sabanas, praderas, estepas y pajonales. El predominio de los
bosques caducifolios xerófilos (quebracho colorado y blanco. algarrobo negro, churqui, tala,
etc.), palmares, pajonales, bosques de aliso y sauces, estepas halófilas, etc., caracterizan a la
provincia chaqueña. La prevalencia de las especies arbóreas del género Prosopis (ñandubay,
algarrobo y caldén) intensamente explotadas por maderas y frutos define a la provincia del
espinal, donde también se hacen presentes los talares sobre conchillas, palmares de yatay,
estepas de espartillo, flechillar y pasto amargo, pajonales de "paja colorada", praderas
graminosas y comunidades psamófilas y halófilas. La comunidad clímax de la provincia de la
prepuna es la estepa arbustiva, a la cual acompañan cardenales, bosquecillos de churqui y de
arca, matorrales de molle y chilca y cojines de bromeliáceas. También en la provincia del
monte prevalece la estepa arbustiva, especialmente del género Larrea (jarillal), de netos
caracteres xerófilos, que depende de la cantidad de agita pluvial, que acumulan en bulbos,
tubérculos y raíces subterránea, o en tallos y hojas suculentas; existe paralelamente una
vegetación adaptada a suelos salinos (jume, pichana) y arenosos (olivillo, unquillo) y solo en las
márgenes de ríos y lagunas se desarrollan especies mesófilas o higrófilas. En la provincia
pampeana domina la estepa de gramíneas, profundamente alterada por la acción humana
(cultivo. pastoreo), cuya comunidad clímax son las praderas de flechilla, existiendo también
numerosas especies herbáceas primaverales no graminiformes, estepas halófilas (pasto salado,
salicornia, spartina), psamófilas (olivino, espartillares, pajonales) y de terrenos deprimidos
(juncales, pajonales de cortadera, espadaña, totora, carda, duraznillo, etc.).

El “Dominio Andino-Patagánico” se caracteriza por la notable uniformidad florística y


fisonómica o de tipos de vegetación y por su contraste con respecto a los dominios vecinos, de
los cuales lo separan angostos ecotonos o áreas de transición, sirviendo el endemismo de
algunos de sus géneros y especies vegetales como factor de diferenciación de las tres
provincias florísticas que lo integran: la Altoandina, donde predominan las gramíneas
xerófilas (paja vizcachera, coirón amargo, pasto vicuña) acompañadas por asociaciones de
líquenes de alta montaña, camefitos, juncáceas y ciperáceas; la Puneña, en la cual la
comunidad vegetativa predominante es la estepa arbustiva (de tolilla, chijua y añagua) con
ejemplares que crecen muy esparcidos junto a las comunidades seriales de bromeliáceas,
vegetación acuática y de suelos húmedos salobres (yaretilla, chillahua, cachiyuyo) y arenosos
(tola, jaboncillo, carrizo, lampaya): y, finalmente, la patagónica, donde dominan las estepas de
arbustos, camefitos y herbáceas, base alimenticia de la ganadería ovina, cuya anatomía
xeromórfica (neneo, matamora, malaspina, duraznillo, coirón amargo, colapiche, matanegra,
coirón dulce, coirón negro, coirón blanco, etc.) denota su adaptación a la sequía, el viento y a
los fitófagos. Junto a estas especies prosperan otras esteparias, adaptadas a suelos salinos,
arenosos y húmedos.

Región austral

Las especies arbóreas dominantes y muchas de las arbustivas y herbáceas del “Dominio
Subantártico”, pertenecen a géneros de distribución austral, pudiendo diferenciarse la
provincia fitogeográfica Subantártica, con predominio de los bosques de Araucaria (Pehuén)
y Nothofagus (lenga y ñire), en asociación con los bosques de ciprés, raulí, roble pellín, coihue,
urmo, alerce, guindo y de arrayán, de la provincia insular, sin árboles. Las turberas cubiertas
por diversas asociaciones vegetales son frecuentes en Tierra del Fuego, y las praderas, estepas,
matorrales y tundra se extienden por las islas Malvinas y del Atlántico Sur. La escasísima
vegetación (cojines de musgos y líquenes) del “Dominio Antártico” se distribuye
puntualmente por el litoral marítimo.

Región oceánica

Abarca el mar Epicontinental Argentino, desde la boca del río de la Plata hasta la
Antártida. Sus costas ricas en algas (clorofíceas, feofíceas y rodofíceas) son objeto de una
recolección e industrialización que ha cobrado gran auge.

TERRITORIOS ZOOGEOGRÁFICOS

Por su extensión la Argentina participa de las regiones neotropical, antártico y oceánica


de las que se han considerado los distritos y subdistritos correspondientes.

La división en territorios zoogeográficos estrictos es difícil por la gran movilidad de la


fauna y por la influencia que el hombre ha tenido en la eliminación de algunas especies y en la
proliferación de otras, que han ocupado los nichos vacíos.

Aun así pueden distinguirse dos subregiones en el ámbito de la región neotropical: la


guayana brasileña, de la que está presente el distrito subtropical que abarca todo el sector
cálido y húmedo del noreste del país y la andino patagónica, de la que, según opiniones
autorizadas, cabría excluir la zona de los bosques australes, con una fauna específica en el
orden de los insectos que justificaría su inclusión en una región antártica, que abarcaría la
Argentártida y los archipiélagos adyacentes.

El distrito subtropical se caracteriza por el predominio de formaciones arbóreas


climáticamente diferenciadas por la humedad. La fauna presenta gran riqueza y variedad,
acorde con la multitud de oportunidades que brinda el tapiz vegetal. El eje fluvial Paraguay-
Paraná parece ser un límite que algunas especies no pueden franquear; a su vez la selva densa y
los pastizales y esteros constituyen ambientes diferenciados con faunas específicas que
justifican la división en cuatro subdistritos: misionero, correntino, chaqueño y salteño. Los
primates son exclusivos del distrito: los monos carayá y caí, de amplia dispersión y el mirikiná
o monito nocturno, exclusivo del oeste. Abundan los murciélagos, entre ellos el vampiro y
algunos muy pequeños, que pueblan las orillas de los esteros. Entre los numerosos felinos,
cuatro son peculiares: el ocelote, el gato morisco, el gato pintado y el yaguareté, que en el
último siglo ha invadido también otros distritos. El tapir o anta es el mayor de los mamíferos
terrestres del país y los carpinchos los más grandes roedores. Los cérvidos son numerosos (el
ciervo o guazupucú, el venado o guazutí, etc.; restringida al ámbito misionero se halla la
corzuela enana o mbororó. Hay también varios pecaríes (de collar y labiado), y cantidad de
marsupiales (comadreja overa o zarigüeya, colorada, comadrejitas), además de un puercospín
arborícola, el coendú. Abundan los edentados (dos osos hormigueros, el grande o Vurunlí u
oso bandera y el chico o tamanduá u oso melero), pero dos géneros son exclusivamente
subtropicales, el Priodontes, al que pertenece el tatú carreta, y el Cabassous, al que corresponde
el tatú rabo de molle. La avifauna es extraordinariamente rica y está representada tanto por
aves terrícolas - inambús o perdices - como por las gallináceas (pavas de monte); hay también
garzas, el biguá víbora - específico del distrito- y tucanes. Abundan las rapaces: de !os 35
géneros existentes en el país, 22 son exclusivos del distrito y 4 específicos de Misiones (halcón
de cabeza negra, harpía, águilas viuda y negra); también los loros, que incluyen el loro
hablador, la cotorra verde, el loro de los palos y el guacamayo azul, exclusivo de Misiones. Las
variedades de pájaros exceden en número los 330 y el distrito es también muy rico en reptiles
(yacaré, Boa constrictor, varias yararáes, víboras de cascabel y coral). Entre los batracios es
singular el sapo buey y la fauna de invertebrados es variadísima.

La subregión andinopatagónica se caracteriza por el predominio de formas mixtas de


vegetación, con dominancia de los pastizales y arbustales, tanto de llanura como de altura,
excepción hecha de los bosques andinopatagónicos. Esta diversidad de ambientes justifica la
subdivisión en cinco grandes distritos. Para algunos animales, como el ñandú, el río Negro
parece constituir una frontera, en tanto para otros son, las condiciones de presión atmosférica,
ligadas a la altura, las que parecen actuar como factor limitante. El caso típico sería el de la
vicuña, que no se encuentra por debajo de los 3.500 m.s.n.m.

En el distrito pampásico la fauna ha sufrido una intensa modificación por la acción del
nombre, y muchas especies características, especialmente entre los grandes animales, se han
extinguido. En las riberas del Paraná y en el Delta es posible reconocer un subdistrito
caracterizado por la presencia de ejemplares del distrito subtropical.

En el subdistrito bonaerense son actualmente los roedores los elementos más


característicos (rata conejo, cuis, vizcacha) y, entre los edentados, la mulita, el quirquincho y el
peludo. Quedan algunos ejemplares de ñandú y cuatro tinamiformes (perdiz pequeña,
martinetas plomiza y copetona, perdiz chica patagónica). A pesar de la persecución de que han
sido objeto, hay numerosas garzas y patos, hallándose en vías de recuperación el cisne de cuello
negro. Abundan las rapaces (halcones blanco y caracolero, aguilucho, chimango), tres
picaflores y más de 150 formas de pájaros. Las víboras de coral, de cascabel y yarará son
excepcionales; entre los batracios el sapo común, el escuerzo y la rana común son específicos.
los peces están representados por la lamprea, la mojarra, los dientudos, la tararira, el sábalo y la
boga, bagres y dos viejas; el pejerrey tiende a desaparecer por la contaminación. Entre los
invertebrados la hormiga negra es una plaga para la agricultura, lo mismo que la tucura.

El subdistrito cordobense presenta un zorro exclusivo de la Sierra Grande: entre las aves
se destacan el tuyuyú o cigüeña, el águila escudada, la chuña de patas negras, los loros
barranquera y hablador, las catitas y variedad de pájaros. Son frecuentes especies de la región
subtropical asociadas al bosque serrano, y algunos elementos del área subandina, como el
zorzal isma. Típicos son el pecho colorado y el rey del bosque. Los reptiles están
representados por la boa de las vizcacheras y víboras comunes con otros distritos, además de la
yarará de rabo blanco; hay también culebras, como la falsa yarará y las falsas corales, y son
típicos la iguana y el chelco clinudo. Entre los batracios se destaca el diminuto sapito
multicolor, mientras que escorpiones, arañas y vinchucas representan a los invertebrados.

En el subdistrito puntanopampeano subsisten todavía algunos ejemplares de la fauna


relictual: el puma, el guanaco y el ñandú, Entre los iguánidos, a los ya citados para Córdoba
habría que agregar el lagarto colorado y, entre los peces, la lamprea bandera argentina, la boga,
el bagre serrano y una perca o trucha criolla.

El distrito patagónico presenta ambientes diferenciados por condiciones de tapiz vegetal,


temperatura y continuidad espacial, pudiendo distinguirse los subdistritos septentrional, que
se asocia en general a las manifestaciones australes de la formación del monte, el central, que
se extiende hasta el estrecho de Magallanes, y el malvinero. Aves comunes a todo el distrito,
son los macáes, el macacito, el biguá blanco, la garza mora, la garza blanca. la bandurria, el
cisne de cuello negro, las avutardas de Magallanes y de cabeza gris, los patos espejo, tristón,
barcino, argentino, colorado, maicero y vapor volador, el águila escudada, el halcón - que anida
en Malvinas y la Tierra del Fuego y sube de abril a octubre, el halcón de América del Norte que
llega de noviembre a marzo, la gallineta antártica, el tero de doble collar, el chorlito playero, la
becasina del Sur y multitud de pájaros que anidan en el verano, además de un picaflor, el
martín pescador, el carpintero patagónico de copete rojo, las golondrinas y el chingolo austral
que migra en invierno. Un escorpión y un opilion son endémicos. Hay también un zorrino
específico, un gato de los pajonales, ratas, ratones, maras o liebre patagónica. La nutria criolla y
tuco tucos. El huemul y el guanaco casi han desaparecido. El peludo es propio del distrito
septentrional, y común a todos el piche, el choique y varias perdices entre ellas la copetona. En
todo el distrito faltan las boas, y hay tres ofidios venenosos al norte, uno en el centro y ninguno
en el subdistrito fueguino. Se encuentran la víbora de la cruz, la coral y la yarará ñata,
principalmente patagónica y subandina. Entre las culebras se hallan la falsa coral y la falsa
yarará, la fauna íctica se halla alterada por la introducción de especies foráneas.

El subdistrito malvinero ha sido intensamente modificado y todos los animales mayores


eliminados, de modo que lo característico en él son las aves, algunas endémicas como la
avutarda o cauquén blanco de las Malvinas, el petrel zambullidor y el macacito de las Malvinas.
Otras aves revelan relaciones con la fauna patagónica y antártica. Entre los peces aparecen
cuatro especies de Galaxias. que indican parentesco con la fauna notoandina y la australiana.

El distrito andino se caracteriza por las condiciones de semidesierto de altura, en el que se


destaca la presencia de los camélidos sudamericanos: el guanaco, que en su distribución llega
hasta los distritos de llanura, la llama, que integra el grupo de los animales domésticos y, la más
agreste, la vicuña, que habita las partes mas altas del distrito. Los carnívoros han sido muy
perseguidos, pero se pero se conservan el zorro andino, el puma, un zorrino y el hurón. Entre
los roedores se destacan las chinchillas, en vías de extinción, cuises y tuco tucos. Las aves se
hallan representadas por el ñandú petiso o surí, y algunas perdices. Hay flamencos, picaflores,
avutardas, y guayatas. Entre las rapaces se destacan el cóndor, el águila blanca y el chimango.

El distrito subandino abarca un área suficientemente extensa como para presentar zonas
de contacto con otros distritos de los que recibe influencias que permiten establecer cuatro
subdistritos. En el subdistrito jujeño-tucumano existen dos comadrejitas endémicas y
numerosos roedores como la ardilla roja o nuecera y el cuis andino. Aparecen también el hurón
mayor, el gato montés, el de los pajonales, el moro, además del huemul del norte o taruca, gran
variedad de edentados y, entre las aves, el ñandú gris, muy perseguido, lo mismo que perdices y
martinetas. Los principales reptiles son culebras, pero existe también la boa de las vizcacheras,
la víbora de coral, la yarará de rabo blanco y la víbora de cascabel. Dada la estacionalidad de
los ríos los peces son escasos. Insectos, avispas, abejas, hormigas y tucuras, en cambio, son
numerosos. El subdistrito riojano presenta una fauna más adaptada a las condiciones de
desierto. Entre los marsupiales se destacan la comadreja overa y el ratón de palo; hay
murciélagos, el hurón menor, y zorrinos además del gato montés, el gato moro y el puma y
múltiples roedores, como la vizcacha y, en las zonas de altura, la rata chinchilla. El pichi ciego,
el mataco bola y el pichi llorón representan a los edentados, mientras que las aves
características son el loro barranquero, perdices, martinetas, garzas, palomas, picaflores, el
martín pescador mediano, diversos carpinteros y no menos de 140 pájaros. Además de otros
ofidios venenosos existe una víbora de coral y la yarará ñata. Se pueden citar también la tortuga
terrestre. varios lagartos e iguanas, el chelco y el chelco clinudo. Los peces característicos son
los bagres y abundan artrópodos y arácnidos. En el subdistrito cuyano se acentúan las
condiciones de desierto. No faltan los marsupiales ni los quirópteros, y entre los carnívoros
endémicos, un huroncito y dos zorros, varios gatos y el puma. Entre los numerosos roedores se
encuentran el ratón negro, la rata lanuda, varios cuises y vizcachas de la sierra, así como la
vizcacha pampeana, los tuco-tucos, específicos del linde entre San Juan y Mendoza. No faltan
los edentados (varios pichis, el peludo y la mulita), mientras que el guanaco es ya una rareza en
el distrito. entre las aves, que suman más de un centenar, se destacan las grandes rapaces, pero
hay también gallináceas y paseriformes. Aparecen la boa de las vizcacheras, la víbora de coral
y la yarará ñata, que penetra desde la Patagonia, hay además culebras y varias iguanas, con una
subespecie exclusiva de la víbora de dos cabezas. De los peces cabe citar varios bagres. con
dos especies exclusivas, y también la perca, que se relaciona con la Patagonia. Entre los
mamíferos del subdistrito neuquino una comadreja habita en los montes ralos, llegan hasta
este subdistrito dos murciélagos propios de distritos más septentrionales. Hay también zorros
(gris y colorado), un zorrino específico y varios roedores. Tanto el guanaco como el huemul se
hallan en retroceso, pero abundan el peludo y el piche, El número de aves es más reducido que
en otros distritos, destacándose el cauquén de cabeza gris y el cisne de cuello negro. El único
ofidio venenoso es la yarará ñata y entre los peces aparecen dos Galaxias, emparentadas con la
fauna notoandina, y dos truchas criollas. La fauna del distrito notoandino se halla adaptada a
los bosques húmedos y muestra rasgos de parentesco con la de Chile austral, Nueva Zelandia y
el sur de Australia. Son exclusivos el monito del monte (un marsupial), una nutria, el gato
huiña, un zorro gris y un ciervo enano. Las aves son muy abundantes y hay 12 pájaros
exclusivos (tapa cola, zorzal mero, bandurria negra, etc.) Faltan los ofidios venenosos, aunque
hay culebras. Los peces han sufrido el impacto de la introducción de las especies de cultivo;
son autóctonas la perca o trucha criolla y los numerosos puyenes, del género de las Galaxias.

El distrito antártico se caracteriza por la falta de mamíferos terrestres, que contrasta con
la abundancia de los acuáticos. Son endémicos la foca cangrejera, la de Weddell, el leopardo
marino y el elefante marino. Habitan además el lobo de dos pelos y la foca común. Entre las
aves hay variedad de pingüinos: el de Adelia y el emperador son los que más se acercan al polo
Sur, en tanto otros, como el de pico rojo, se desplazan al norte. Hay albatros que nidifican en el
distrito (errante, de dorso y vientre gris) y también petreles migratorios. Otras aves habitan
además en las costas patagónicas, como la gaviota cocinera; típicas son las gaviotas pardas o
skuas. No se conocen peces de agua dulce, pero sí numerosos invertebrados, varios ácaros que
parasitan animales mayores y un colémbolo áptero, la pulga de los glaciares.
Del distrito oceánico se pueden citar diversos delfines (del Plata, falso, liso, blanco). la
orca, la falsa orca, la ballena austral, así como los lobos marinos de un pelo y de dos pelos, el
elefante y leopardo marinos, y las focas cangrejera y de Weddell. La variedad de peces y la
riqueza de krill atraen diversos rorcuales y ballenas de dispersión mundial, lo que atrae a su vez
a las principales flotas pesqueras del mundo.

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