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La Nueva Política Comunicacional
La Nueva Política Comunicacional
CONSECUENCIAS
MEDIÁTICAS
Por Santiago Marino
Las políticas se concretan no solo por acción, sino también por omisión. En
esta línea, se vacía de sentido poco a poco la Televisión Digital Abierta
(TDA). Este programa de desarrollo de televisión digital implementado
desde 2010 tuvo regular éxito en materia de cobertura territorial y
ampliación de voces y miradas, pero amplió la posibilidad de acceder a
contenidos de interés cultural (como, por ejemplo, el Fútbol para Todos) de
modo no oneroso en muchas regiones del país. La señal Depor TV, una
experiencia fundamental en la transmisión de eventos deportivos, que
ofrecía una mirada complementaria a las señales de pago ESPN y
TyCSports, se convirtió en un canal de “recuerdos” de cine deportivo. En
esa dirección también se conoció, en los últimos días de marzo, que
Argentina deja de integrar la señal pluri-estatal Telesur, de la que es
miembro fundador, por razones de austeridad y línea editorial, según
expresó el encargado de los medios públicos, Hernán Lombardi. Con esta
decisión, esa señal desaparece de la oferta de TDA y de la oferta de cable
básico. Y si bien es cierto que Telesur tiene un sesgo editorial, en línea con
la ideología de los gobiernos del ALBA, la oferta ahora queda reducida a las
señales de noticias privadas-comerciales de origen nacional -con una
mirada centralista, que no piensa el país sino que informa desde la capital-
o internacional, como CNN. Esta gestión nos expone como audiencias al
“pluralismo sesgado”: Lombardi sostiene que la decisión se toma porque la
señal no representa la diversidad que entiende el nuevo gobierno. Esa
definición es, por cierto, tan sesgada como aquello que critican de la etapa
anterior. O más.
La principal medida del período es la sanción del Decreto 267/15. Con él, se
flexibilizan los topes a la concentración, se permite el desarrollo sin límites
de los grandes conglomerados y se excluye al mercado de la TV por Cable
de la regulación del audiovisual. Esto ataca el corazón de la LSCA. La TV
por Cable cubre en Argentina el 70% de los hogares. Es decir, ocho
millones de casas. Esa cobertura territorial crece en las localidades de
provincias, donde no se puede mirar televisión sin servicio de cable o
satélite. Su exclusión de la LSCA permite la expansión de varios grupos,
que crecen al calor de la incertidumbre de los que se financiaban
exclusivamente con la pauta oficial durante el kirchnerismo. Y al sol del
nuevo paradigma que no comprende la concentración como un problema.