Colin rae cane
CAPITULO 2
EXPERIENCIAS ESCOLARES:
INTENTANDO ENCONTRAR
UNA VOZ PEDAGOGICA
‘Maarten Simons y Jan Masschelein
introduccién
. {Smo hablar, hoy, sobre la educacién escolar? Quizés
ta pregunta no haya sido planteada adecuadamente
porque cada vez;con mayor frecuencia tendemos a
“hablar de apcendivaje. ;Cémo hablamos, entonces, de aprendi-
“zaje? Se habla de él como un proceso y, por tanto, se lo aborda
"como algo que posee un comienzo y un final. El final suele ser
figurado en términos de conocimiento, habilidades, acticudes
‘competencias. El proceso mismo sucle ser considerado como
fuerza de transformacién, 0, incluso cada vez més, como un
de construecién o produccién. Elaprendizaje, entonces,
“eSconsiderado con frecuencia como wn proceso de cambio cuya
“conceptualizaci6n diferird dependiendo de! modo de abordaje
{jue se adopte. Desde un punto de vista psicoldgico, los proce-
de aprendizaje son esencialmente procesos de desarrollo 0
erecimiento, Desde la perspectiva econémica de la teorfa del
capital humano, el aprendizaje tiene que vercon la acumulacién
‘Gecapita). Desde un punto de vista socioligico, e aprendizaje
-consiste en un proceso de adaptacién, reproduccién, apropiacién
-oadquisicién, funcional al establecimiento 0 modificacién de
los drdenes (existentes). Desde un punto de vista biolégico 0
eutocientifico, el aprendizaje consiste en procesar informaciénlai Erste st cae
42 Jonce Lassost Bexou (eo) Expoopewarsata 43
yadaptarla, en conectar y asociar. La educacién ola escuela sy
las configuraciones institucionales u organizacionales que hace,
posible ese proceso de aprendizaje (que lo estimulan, fornentan
desencadenan o facilitan), Podrfamos decir que a partir de esa,
aproximaciones la educacién escolar es siempre abordada desde
una perspectiva externa, es funcionalizada e instramentalizad
insinuando, de una manera u otra, que el aprendizaje es ens)
‘mismo algo “natural” y que puede ser comprendido sin tomar en
consideracién a escolarizaciin “artifical”. Y cuandost se tiene gy
cuentala escolarizacin se lo hace para evaluat ifailta omejoy
el aprendizaje (0 no). Hoy, desde estas perspectivas externas, |)
cscolarizacién es considerada cada vez.con més frecuencia comp
‘una configuracién institucional ineficiente o no-funcional.
‘A menudo lafilesofia de la educacién o la teorfa educavional
crtican las perspectivas psicoldgicas, econdmicas, sociolégicas 9
bioldgicas de abordaje de la educacién y el aprendizaje, Pero no
deja de llamar la atencién que ellas también, en su mayori,
atienen a una perspectiva externa, funcionalizante 0 instrumen-
talizante, En este trabajo quisiéramos abordar la omanipresencia
de esta perspectiva en afilosofia dela educacin mostrando, por
tun lado, cémo ella sepite de hecho cl modo en que pensadores
‘magistrales de la filosofla y de la teorfa social o politica tienden
a abordare incluso a domesticar la educacién y cl aprendizajce
intentaremes, por ot1o lado, ofrecer una perspectiva pedagézice
interna que vincule, explicitamente, ol aprendizaje a la escola-
rizacidn “artificial”. Para decislo de otro modo, queremos in-
tentar hablar pedaggicamente de aquello que estd en juegoen
el aprendizaje escolar. Esto tiltimo, sin embargo, no alude alas
narrativas comunes sobre las experiencias (buenas, malas, genis-
les otristes) del aprendizajeen la escuela. La lengua pedagSgica
que tenemos en mente busca dar voz.a las experiercias durante
el aprendizaje escolar.
Este aporte esté estructurado en cinco partes. Cometzare-
‘mos (1) con el tipico caso reciente de un pensador magistral que
lidia con a cuestin del “cambio” haciendo referencia, portant,
sendizaje: Peter Sloterdijk. Distinguiremos mas profunda-
ne luego (2) entre varios tipos de filosofia y teoria (politica/
)siguiendola “metsfora” (ocl ejemplo) que movilizan para
secre! significado del aprendizae, e indicaremos ebmo estos
Juujos, en su mayorfa, decantan en una instrumentalizacién 0
inalizacidn de la educacién. A continuacién (3) indicaremos
no a filosofia de la educacién corre, ella también, el mismo
ode instrumentalizar y marginalizar la educacién y de na-
sizar el aprendizaje. Tomando distancia de estas concepcio-
buscaremos sefialar (4) la importancia del entomo artificial
la escuela para poder presentar una voz. pedagégica que se
‘propone pensar el aprendizaje como una experiencia crucial e
jntrinsecamente escolar. En la conciusidn (5) sugerimas algunas
_gazones por las cuales creemos que los fildsofos (incluidos los
“fiésofos de la educacién) a menudo olvidan que ellos tambign
Jfoeron a la escuela,
Un caso para comenzar:
el tratamiento de la educacién de Peter Sloterdijk
Sila educacién tiene que ver con el cambio, edmo pensar el
cambio que la educacién involucra? Podrlamos tomar, a modo
‘de punto de partida, el reciente trabajo de Peter Sloterdijk. Slo-
“erik hace referencia al mandamiento de Rilke que emerge del
-orco de piedra “has de cambiar tu vida” en su libro homénimo
(Gloterdijk, 2014a). En ese libro —que claramente se hace eco
Ueltrabajo de Nietzsche, de Pierre Hadot y de Michel Foucault
sobre el arte de la existencia y las priticas 0 tecnologtas de st
Slorercijkescribe la historia de las, porlo general olvidadas,téc
ricas e ideas sobre cdmo y por qué cambiar la vida de cada quien,
‘Ylohace abordando, también, la educacién y particularmente la
‘educacién escolar moderna, como tiempo y espacio en donde el
“cambio de vida” se organiza, aunque inmediatamente parece
‘comprender y descalficar dichas “précticas de cambio” por es-
‘rinstitucionalizadas, normalizadas o gobemnadas por el Estado.:
44 Joxce Laxsos: Bown (un)
Sicterdifk no reconoce las operaciones educativas propias
estfn involueradas en estas practicas porque su preocupacign
Jade desenmascarar la escolarizacién como un tipo de “Esta,
pedagégico”. ¥ al hacerlo revela que su preocupacién e inte
‘noes principalmente educacional sino sobre todo ético esti
‘spor tanto, juzga el cambio educativo y la educacidn escaly
con estindares éticos y estéticos.
Rn suliea Die schrecblichen Kinder der Newxit, publicadoen
2014, el foco esté puesto no en el cambio individual sino ene}
intergeneracional y en emo paulatinamente la obsesién por
desconexién respecto de la tradicién —padres, cultura comin,
normas y valores— se convirti en el leitmotiv de la moderniad
(bterdijk, 2014b). Sloterdijk rastrea las rafces de la modems.
dad hasta la Grecia antigua, pero también hasta el cristianismo
‘ersprano donde, por ejemplo, el Enfasis no esté puesto tantoen
Ja familia y en las figuras del hijo o la hija obediente, sino en les
figuras de quienes se liberaron de la vida familiar ~y dela tradi
cide como un todo~ para dedicar su vida 2 un futuro que ya ne
see sélo la continuaciéa de un pasado dado. Para él, Jess, ola
figura de Jestis, es claramente la encarmacién de este movimiento
anti-genealdgico. Se trata, eseribe, no de la ligica del legatarioo
del heredero, sino de la del bastardo. Aunque mis tarde Ia igh
siacatdlica romana haya claramente domesticado esta ligic, es
enella en donde yace, para Sloterdijk, uno de los origenes del
libre individuo modemo y actualmente, quizds, de la figura dl
cemprendedor. Para estas figuras, la genealogia, la tradiciéa, la
transmisin generacional y los valores y normas heredadas son
algo que uno debe transgrediro, al menos, noaparecen como alga
qu: podrfa dar sentido y orientaciéna las vides de cada quien oa
lassociedades futuras. Dichas figuras son, para decirlo de algtin
edo, agentes de cambio, Mientras que antes de la modernidad
sélb unos pocos tenfan la posibilidad o el coraje de actuar como,
“bastards” desconectiindose de sus hogares, familias ocornuni-
dades, luego de ella, segtin Slorterik, ser un agente de cambio
se ha convertido para muchos en un modo de existencia comin,
Biowo me Lewes 45
‘Soqueremasentraradiscutir en detalle las conclusiones pe-
vas -0 quizés, ealistas— alas que llega el libro, sino lamar
sgencidn sobre Smo aborda Slorterdijk, desde una perspectiva
seals la cuestiéndel cambio. Si bien uno podfa pensarque lo
wuz describe —la interrupcién de la historia la idea de abandonar
hogar ol movimiento dedistanciarse de los pads que tepre-
searfan una orientacién coercitiva desde el pasado hacia el fue
fo ca juotamente lace caracteria ala eccacién, Slater
ramente se refiere allo como tal. Pone el foco, en cambio, en
y la religién, salvo por una excepcién. En
Iuintroduecidn al libro se refiere, breve y enigméticamente, al
Ssprendizaje” como “la nocién més descuidada de nuestro tiem-
Parc sugerit que hoy deberiamos considerarla con mucho
fis cuidado, descarla y celebrarla incluso y —al menos esa es
jhuestra interpretacién— esperar que sea el aprendizaje lo que de
“ligin modo nos salve de la condicién posmoderna en la que ya
syoconfiamos en el pasado como en os tiempos pre-modemos ni
‘ampoco creemos en el optimismo futurista de la modernidad.
Son solo 364 oraciones en un libro de 400 paginas. Y aunque su
principal preocupacién no es la educacién, parece esperar todo
della. De repente, un vocabulario edueativo, ausente a lo la
‘gel libro, se vuelve necesario para encontrar una salida a los
tiempos oscuros del posmodernismo.
Filésofos del “aprendizaje social”, “la infancia”,
“da ensefianza” y “el juego”
‘Tomamos los dos libros mds recientes de Sloterdij a modo
de ejemplo para mostrar edmo de manera frecuente ls fildso-
fos ytericos sociales, politicos o culturales discuten la cuestign
del cambio, la transformacién y las generaciones sin abordar en
detalle la educacién, o al menos sin intentar comprender explt-
ctamente qué tipo de cambio es el pico de la educacién y el
aprendizaje. Al mismo tiempo, el vocabulasio educative no deja
‘dejugar un rol en sus trabajos y, aunque con frecuencia aparez-Broo pstanserria 47
ocién de “enfance” ode “infantia” para abordar cves-
[que deben ser localzadas mas alld del lenguaje mds allé
1a capitalista, peo que no obstante juegen un rol fun-
ralo “atormentan” el sistema. Al usarla imagen de la in-
“al menos como in-fancia, sto-es, como no habla— lo que
‘filbsafos del aprendizaje, os flésofas dela infancia, los flés
1a ensenanza y los filésofos del juego, e indicarernas breve
‘qué rol juegan las cuestiones relacionadas al aprendizaje en,
cescenas tedricas.
ao pertenccen nial lenguaje nia nuestros discursos comu-
diendo, por tanto, a algo asi como una infancia que conti-
wgando.n rolen la adultez. Se refiere a ella como una falta
Fial,como una ausencia de determinaciones que no es nunca
‘cuando busca comprender ef cambio y Ias transformaciones sy
ciales y politicas, necesita, al mismo tiempo también, p
nociones tales como capacidades cognitivas y procesos de apre
(ern Fatt ees
dizajes sociales para poder “explicar” virajes de una visign ¢
mundo a otra. Su punto de vista es socioldgico 0 politico, p
politica ola polica) o desde adentro (por a moral y la ética). P
‘Soterdijk, pero también para Latour y Habermas, la educ
y el aprendizaje parecen ser nociones que indican un proceso de
telectuales étcos, politicos sociales, esto es, para explicar cima
cocurren los cambios politicos, dics oscciales, De est med,
y sentido erucativa de! cambio som o hen
ceptualizada, siempre aparece reducida, de una mancra wot,
una forma de socializacién (adaptacidn, adquisicidn) 0 ~en et
culos progresivos— a una tentativa de contra-socalizacién. Ea
\ltima instancia, as teorfas sociales y culturales de estos ide
)
sin duda existen, pero entonces la escuela ya no opera como
forma pedagégica.
La pregunta es entonces: :cul es el rol o el objetivo de
escuela, oqué es lo que esté en juego en la experiencia esoy,
En este punto queremos introducir las nociones de preparacg
y prictica, La escuela no tiene que ver con hacer que los ei
dliances o alumnos tengan la mejor performance —aunque es,
sea lo que se le suele pedir—. Se trata, en cambio, de oftece
alos jévenes el tiempo y e! espacio necesarios para “ponerse e:
forma”, para trabajar su “condicidn” (intelectual, sca...) yp
“supuesto, podemos esperar que esta preparacién, esta forma ¢
condicién, con el tiempo dé como resultado mejores perform,
ces contribuciones originales, pero es absurdo responsabiliz,
Ja escuclappor esto, La escuela tiene que ver con la preparacdn
ro con la performance. Poner el foco en Is preparacién yenk,
también higares en donde las generaciones que vienen apareosy
cde hecho como nuevas generaciones y, por lo tanto, en dond
neraciones que vienen usardn de hecho su preparacién y estudi
Esto es algo tipico del cambio o de la renovacién pedagégica,
este tipo de cambio siempre implica un riesgo para cualqu
sociedad que decida organizar 0 permitir las formas p
cas de lasescuclas, Al hacerlo, dichas sociedades siempre le
su futuro (y también la continuidad de su pasado) fuera de sz
contol, para decrio de otro modo, confan el eambio pea
nuevas generaciones). Dichas sociedades no eligen
ole socializacién, sino la educacién escolar. O, para ser més pre
Ja forma escolar se piensa —o est forzacia a pensarse— as mi
sma de otro modo. La forma escolar hace posible que una “nue:
va” y una “vieja” generacin existan, junto ala experiencia dé
Biowo ogame, 57
suv entre ellas ningtin vinculo “natural”. Quizds esto
que por qué existen tantos intentos tanto en la escuela
non lasocieddad— de domestica la escuela, estos, de darle
bio pedagdgico una direccién especifica y, por tanto, de
normas psicolégicas, sociales, éticas 0 politicas. Pero
Srnpesicién tiene ue ver porlo general con querer controlar
Js de [a educacién escolar, lo cual supone, también, un
‘imiento del potencial radical, incluso revolucianaria, de
srisma, Permitir o decidirse por la educacién cscolar implica
prar que lo que cs valorado por una sociedad (y sus adultos)
‘puesto sobre la mesa y que por lo tanto puede ser funda-
jentalmente cucstionado y desafiado, La escuela se opone a
las ls afirmaciones naturalizantes y sacralizantes, y a todos
jedad y que es siempre intrinsecamente “politica”. La forma
lar con Sus presupuestos utépico y antinatural es una inter-
ign politica en sf misma,
jonclusi6n:
una vor. pedaggica como una vor desde el medio
‘Comenzamos insistiendo en la tendencia de fildsofos y te6-
‘ens sociales a naturalizar el aprendizaje y a instrumentalizar la
“educaciin escolar y, por tanto, amover la educacin yel aprendi-
“jealos mérgenes de sus teoras yfilosoffasacultas. Queremos
“daryoraloqueestd en el medio yalo que —desde la perspectiva
_ Teestos adultos probablemente sean slo un murmullo en los
“xdrgenes. A modo de conclusiGn, quizds sca necesario reflexio-
var sobre por qué.con mucha frecuencia la escuela y el aprendiza-
_jeson dejaclos de lado, tratados como marginales o ridiculizados.
Crecmos (aunque no estamos seguros) que fue Bernard Stiegler
"jen alguna ver seffalé que los fildsofes can frecuencia olvidan
sjclls tambien fueron le escuela y que no se alegran cuando
“lesen se los recuerda, Pero, ;por qué nolo recuerdan? gPor qué8 Jonor Lanna Bora)
este olvido, esta manginalizacién, esta ridiculizacidn? Antes
indagar mds profundamente en esto quizs ayude recordar ot,
manifestaciones delo ques al menos una relacién ambival
‘con la educacién escolar (de cada quien),
Llama la atencién que a las personas —en especial en |
‘momentos en que celebran sus propios logros intelectuales oc
‘otro orden— noles guste que lesrecuerden cudnto de lo que hay
logrado depende de las escuelas universidades. Pareciera com,
siel pasado educativo hiciera sombras a los estados adquitidosen
le adultez, yala libertad y liberaciin que asociamos a estos. Ys
dehecho recordamos cl rol de las escuela, el rol del estudio yd:
losejercicios en quienes nos hemos convertidoyy en lo que soma,
capaces de haces hoy, a menudo bien insistimos en que hemas
Tlegadoa donde estamos. pesar de le escuela (eafirmando nuse
tra independencia) o bien contamos la historia de aquellos raros
c iluminados docentes que, a pesar del aparato normalizadr de
laescuela, fueron capaces de mostramos cl mundo real y nuestra
libertad tal y como verdaderamente es (y, por tanto, estas agra:
decidas historias sobre los docentes inspiradores por lo general
no son més que nuevas reafirmaciones de nuestro estado actual
de independencia)..
tra observacin, en relacién con Ia anterios, es que quienes
‘rabajan en o sobre la educacién escolar siempre ocupan una
posicién algo marginal (que, de algsin modo, disturba el orden’
social). Quienes eligen convertise en docentes, por ejemplo, no
cligen de hecho poner su conocimiento y habilidades al servi-
cio de una vida productiva y econdmica, sino al servicio de lis
zgeneraciones que vicnen. Hs una posicién intermedia, esto es,
centre la familia y la sociedad, entre las generaciones jévenes yla
sociedad adulta, y por tanto es una posicién dificil de definiry
que permanece ambigua. Claramente, hay tendencias a volver
ln ensefianza un trabajo regular o incluso una profesién. Peso
quiz, porque ensefiar siempre implica un estar sin-posiciéa
—de algiin modo similar a la posicin del artista— estas tenden-
cas a menudo fallan, y no podran no falar sila edueacién es00-
Biogoneiassuna 59
ypone poner el mundo distancia para poder estudiarlo. En
sentido, deberfamas quizds recordar la figura del pedagogus
donde proviene la nocién de pedagogo—. A menudo esta
aera un esclavo, pero un esclavo con privilegios ya que le
Maba permitido levar alos nifios al colegio. En este sentido,
‘lesclavo liberado que literalmente llevaba a los jSvenes al
libre, esto es, a estudiar y erctarse, Desde la perspec-
ldcla sociedad y de la vida econdmica aculta le posicidn de
docentes y de todos aquellos involucracos en la educacién (y
xo tanto tambign de los investigadores de la educacién) es
Jade vivir una vida en los mérgenes. En tanto que figuras mar-
jnales no son productivos y, por tanto, son considerados poco
importantes. Al mismo tiempo se los considera instrumentales 0
fancianales para la vida y el mundo productivo real (que quiere
‘eprociucirse). Pero también podemos pensar estos roles y posi-
“ones exactamente ala inversa, como liberados y liberadores, y
portanto, en este sentido son muchas veces envidados por ello,
Lo que debemos explorar més profundamente es, sin em-
argo, las zones de esta ambivalencia.o, més directamente, de
«sta idiculizaciGn y marginalizacién. Una primera razén podria
ser: sila educacién escolar en sentido fuerte tiene que ver con
tun cambiarse @ uno mismo y, por tanto, siempre también con
anvolverse otro, es muy dificil recordar quién cra uno antes (lo
cual implica también que no existe un “uno mismo” estable
ue experimentarfa cl cambio). O, para decirlo de otro modo:
‘essiempre desde la perspectiva de lo que nes hemos convertido
que retomamosa nuestro pasado. Hay un tipo de irreversibilidad
puesta en juego y, por ello, la experiencia escolar y l proceso en
s{mismo son difiiles de recordar. Probablemente, haciendo un
«sfuerzo, uno podria imaginar quién era antes de aprendera leer
‘oacseribir, y uno podria imaginar quien eraantes deleer y estu-
liar una materia en particular, un trabajo o.un autor. Pero siem-
prese trata de la proyeccidn de un estado de no-conocimiento o
de un no-ser-capaz basado en lo que hoy se experimenta como
‘conocimientoo capacidad. Probablementeexista esta tendencia60 Jorok Laos Bowon(e0) Broncnsamcua 61
a olvidar, justamente porque es dificil recordar el aprencizaje
cada uno en sentido esticto. Podtfamos decir ue el aprendin
cenestesentido se encuentra préximo alla estructura del trauma
ala l6gica del inconsciente. Pero hay una diferencia fundamen
tal: no se trata de un recordar doloroso sino de un alegre ori
Y quizés no precise de andlisis ni terapia sino de celebracifn
agradecimiento,
La segunda posible razén es que la escuela siempre organi
‘un “desorden. fundamental” dsponiendo un medio sin direc,
‘yaceptando que los “‘menores” y los “nuevos” pueden realiten.
te cuestionar y desafiara los “adultos” y “nativos”. La profunds
ambigtledad dela sociedades que “ceciden” tener escuelasests
relacionada, podriamos decir, con el hecho de que, por un lad, I escucla, sino una historia pedagdgica sobre cémo llevarlos
sc trata de un acto gencroso. Pero, por otro lado, ese acto ex Taescuela, sobre cémo darles la posibilidad de volverse estu-
acompattado por un profuundo temor (y no-aoeptacién) de q antes y ofteceries la experiencia de la escuela,
Jo.que es valcrado y tenido por seguro sea de hecho cuestionido
uobjetado por menotes 0 “inmaduros”, incluso sin argumentos
ni razones. Y €30 es algo que quizds incluso sea més dificil de
aceptar para os fildsofos (0 al menos para muchos de ellos),
ausencia de razén(es). En suma, la ridieulizacién, marginaliza-
cin cinsteumentalizacin de la escuela sexa l resultado deus
profundo temora que las gencraciones que vienen se conviertan
cfectivamente en nucvas generaciones.
‘Mas razones quedan atin por ser formuladas, y algunas de
cllas pucden ser encontradas en cl famoso texto de Adorno
(2971) sobre el “tabi” de ser docente. Pero en conclusin qu
sigramos retornar ala instrumentalizacién y manginalizacién que
«central en la mayorfa ino en todas as flosoffas que conviertea
‘ala educacida en un campo de aplicacién o la usan como campo.
para ilustrar sus ideas. Quizds deberfamos realmente asumirdl
reto de reconsiderar la narracin floséfica que a menudo es uit
lizada para mostrar de qué se trata la educacién: la alegoria de
la caverna y a historia en torno al fildsofo iluminado que quie-
re guiar a los prisioneros hacia la luz, {No es esta exactamente
una historia filos6fica sobre la edueaciGn, sobre e6mo el fldsoo-
o debe liberar 2 los encadenados y mostrarles que lo que
Flosofs, de una particular actitud flosdfiea, pero no de la
én. Quizds necesitamos una historia educativa/pedagé-
para laexperiencia del aprendizaje escolar. La historia sobre
ovo guar ala gente hacia la cavern, esto es, hacia la escuela
\, por tanto, sobre cémo encadenarlas gentilmente para poder
durles tiempo y espacio para pensar, para estudiar, pero también,
presentarles el ‘mundo y pedirles su consideracién. No seria
a historia filos6fica (critica) sobre cémo liberar alos alumnos
| Apo, T. (1971) Briehung sur Mindighet.Prankfur: Subskamp.
_AawwBeN G. (2002). Enfance et histoire, Pavis: Payot.
_Bussts, G. (2006). “Good education in an age of measurement: on
the need to reconnect with the question of purpose in education”,
Educational Assessment, Evaluation and Accountability, 2 (0), pp.
3346.
Burts, J. (2005). Giving an account of oneself. New York: Fordham,
University Press,
Hlaneno4ss, J. (1981). Theorie des Lonumunikativen Handelns. Frank
fartam Main: Suhrkamp.
‘Latour, B. (200g). Politics of mature: How to bring the sciences into
democracy. Cambridge Massachusetts: Harvard University Press.
Levinas, E. (1998). Otherwise than Being, or Beyond Essence. Pitts-
burgh: Duquesne University Pres.neni Ce tn lng
62 Jona Lannosn Bonois (eo)
Masscaeuety, J. y Sions, M. (2014). Defensa dl la escuela
‘uestin publica. Traducci6n: Antonio Francisco Rodriguee,B
nos Aires: Mitio y Davila editores.
‘Sennes, M. (1997). The Troubadour of Knoxsledge. An Arbor: Us
versity of Michigan Press.
StoneRnyk, P. (2014a). You must change your life. Cambri
Polity Press.
Wrrtoenstem, L. (1965). Philosophical Investigations. New Yo
‘The Macmillan Company.