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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA


FILIAL CAÑETE

DIRECCIÓN DE RESPONSABILIDAD SOCIAL


COORDINACIÓN DE SERVICIO SOCIAL UNIVERSITARIO

TIPO DE PROYECTO: Prestación del Servicio Social Universitario – SSU VII y VIII

1. TITULO DEL PROYECTO: Prestación del servicio social universitario “Orientación


en cuidados de la salud mental”.

2. EQUIPO DE TRABAJO (RESPONSABLES)

2.1. Coordinador(a) del Servicio Social Universitario en Sede Central

2.2. Especialista de Responsabilidad Social en Filial

2.3. Docente Tutor de RS VII y RS VIII


Manuel Narváez Gálvez

2.4. Estudiante que presta el SSU

1. Aricoché mendoza ingrid estefani


2. Avalos Mendoza Zully
3. Correa Alvarado Yamilet Jesús
4. Cuadros Tito Brígida
5. Castro Ormeño Xiomara Danitza
6. Días Curo Karen Yuliana ( NO TRABAJÓ)
7. Flores Aroni Bertha
8. Fuentes Huayra Karyn
9. Flores Matos Katherin Nicol
10. Garamendi Aguilar Jose Rodolfo
11. Girao Ojeda Ruth Ariana de los Ángeles
12. Huallamares Cossío Emy Del Rosario
13. Hualparuca Muñante Alexis David
14. López Alegre Ángel
15. López González Cindy Stefany
16. Maguiña Huerta Gissella Maribel
17. Requejo Rojas Greysi
18. Sánchez Avalos Marita de los Ángeles Abigail ( NO TRABAJÓ)
19. Villacorta caballero Margiori Paola
20. Vergara Morales Jazmín Mayli

3. BENEFICIARIOS DEL SSU –

APELLIDOS Y MEDIO DE N° DE
N° NOMBRES DEL INTERACCIÓN CELULAR FIRMA
BENEFICIARIO VIRTUAL Y/O DNI
01
Acuña Villon Guadalupe
WhatsApp 944246588
Victoria

02
Aranda Dextre Silvia
WhatsApp 986392531
Azucena

03

Avalos Mendoza, Annie WhatsApp 71448723

04 Avalos Marcelo Víctor WhatsApp 900 544 304

05
Beas Cornejo Pamela WhatsApp 948102302
06 Cardenas Ayala Yanet
WhatsApp 98276543
Carina

07 Campos Quispe Jackzuri


WhatsApp 956 415 376
Selene

08 Cancino Mendoza WhatsApp 910474985


Gloria

Calle Morales WhatsApp 924811874


09 Jorge Luis

10 Chambi Flores WhatsApp 925701050


Jonathan Marvin

Contreras Panizo
11 WhatsApp 915923787
Joaquin

12
Cossio Cardenas Gladis WhatsApp 902168884

13

Curi Fernandez Sergio


WhatsApp 984161878
Edwin

14 Davila Ramirez WhatsApp 00080323


Lizandro

15 Diaz Arenas Manuel


Domingo WhatsApp 974321037
16 Diaz Curo
WhatsApp 74384148
Miker

17 Encalada Vilca WhatsApp 948449508


Rosa Isabel

18 García Gutiérrez
WhatsApp 958235340
Juan Segundo

19 Hernández Chipa Max Saul


WhatsApp 902223412
Alejandro

20 Huaytalla Tito
WhatsApp 47971265
Edith

21 Legua Castillo Franko


WhatsApp 963811085
Homero

22 López Alegre
WhatsApp 918973595
Jesús Bolmar

23
López González Rocío de
WhatsApp 972504460
los Milagros

24

Macha Girao Giuliana WhatsApp 960 291 467

25
Morales Toledo
WhatsApp 943865002
Luzmila
Núñez del Pozo Angelo
26 WhatsApp 913716611
Mitchel

27 Olano Cieza
WhatsApp 916736461
Willian

28

Pariona Cuzcano
WhatsApp 943295328
Laura

29 Parraguez Cabrejos
WhatsApp 950377514
Lesli

30 Rodriguez Bernilla
WhatsApp 978715445
Jhoselyn

31 Sánchez Calderón WhatsApp 901 314 447


Diego Hernán

32 Sánchez tinto
WhatsApp 28262413
Angel

33
Sánchez Ormeño
WhatsApp 918 978 980
Greis Fernanda

Sánchez Ormeño
34 WhatsApp 900 270 035
Guadalupe Del Rosario
35
Sánchez Cordero
WhatsApp 928578894
Kenny Farid

36 Vasquez Vargas WhatsApp 47038808


Iris

Vicente Luyo Diego Franco WhatsApp 998 344 171


37

38
Villar Corcuera Suleykha
WhatsApp 958185662
Ivett

39 Vila Requejo Gabriel WhatsApp 963828479


Alexander

40 Zamudio Sánchez Carlos WhatsApp 965838264


Ronaldo

4. DURACION DEL PROYECTO

 Fecha de inicio: 9 de diciembre del 2022


 Fecha de término: 24 de marzo del 2023

5. PLANTEAMIENTO DEL PROYECTO

La Uladech Católica en cumplimiento a su filosofía institucional de formar


profesionales con responsabilidad social, espíritu humanista y cristiano, y ciudadanos
comprometidos con el bien común, y conforme a la Ley Universitaria 30220, Estatuto,
Reglamento General, Reglamento de Responsabilidad Social, Reglamento de Servicio
Social Universitario y demás normativa; promueve en los estudiantes, docentes,
administrativos y autoridades, la Responsabilidad Social, la misma que se gestiona a
través de proyectos de extensión Cultural, Proyección Social y de Servicio Social
Universitario. El presente Proyecto desarrolla actividades de Prestación de Servicio
Social Universitario, el cual se articula en asignaturas de Responsabilidad Social
presentes en los proyectos educativos de los Programas de Estudios de la Universidad,
con la finalidad de resolver situaciones problemáticas que afecten el desarrollo de la
comunidad mostrando solidaridad, proactividad, asertividad y espíritu de servicio. En
el proceso de intervención en la comunidad se toma como referencia la ISO 26000, los
ODS y la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) como política de
transformación social; empleando las tecnologías de la información.

5.1. DESCRIPCIÒN DE LA REALIDAD

La situación en nuestro país respecto a la promoción de la salud mental es muy


diferente a la situación en otros países. Según Jim Van Os, profesor de psiquiatría y
neuropsicología de la Universidad de Maastricht en los Países Bajos, el sistema
sanitario nacional de España invierte en salud mental un 3% menos que en otros países
del sistema sanitario público de la Unión Europea (UE). Los datos facilitados por el
Segundo Observatorio de Salud Mental a la Asociación Española de Psiquiatría en
2006 muestran que sólo tres Comunidades Autónomas (Euskadi, Cataluña y Murcia)
cuentan con presupuestos específicos para la salud mental Dios. La Estrategia de Salud
Mental del Sistema Nacional de Salud (2006) analizó las políticas de prevención y
promoción de la salud mental en diferentes Comunidades Autónomas y concluyó que:
Las actividades de promoción de la salud mental y prevención de los trastornos
mentales son una respuesta a iniciativas únicas que no están relacionadas y no están
ampliamente disponibles.
No existe un organismo de coordinación, no existe un presupuesto específico y estable,
en definitiva, no existe un compromiso firme de apoyo a estas actividades.
Muchos programas existentes pueden ser efectivos, pero rara vez se evalúan por
completo y, cuando se evalúan, los resultados no se publican en medios de fácil acceso.
Las Direcciones Generales de Salud Pública u otras autoridades generalmente no
consideran la salud mental.
La promoción de la salud mental no ha sido adecuadamente abordada en los Programas
Nacionales de Residencia de Capacitación (MIR) y Psiquiatría.
En general, la prevención y promoción de la salud mental está completamente
formalizada en los planes regionales de salud mental. Solo hay dos planes que
describen acciones específicas y medibles.
No existen programas conocidos, implementados o planificados relacionados con
intervenciones poblacionales distintos a los puramente informativos. Cabe agregar a
esta norma que en nuestro país no existe una carrera docente diferenciada en
psiquiatría infanto-juvenil. Recientemente, la Ministra de Salud anunció el
establecimiento de esta especialidad, que su antecesora abordó durante 2 años.
Actualmente, existen muy pocos grupos dedicados a la atención de adolescentes y
adultos jóvenes, y muy pocos programas relacionados con la prevención de trastornos
mentales en niños. En el Libro Blanco de la Atención Temprana (Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales, 2005) se han recogido iniciativas en este sentido, que aún no han
sido desarrolladas (Jiménez, 2002). Es destacable la falta de programas de prevención
de los trastornos mentales graves, dado el enorme sufrimiento que provocan a los
afectados y sus familias, así como el elevado coste económico para atenderlos.
Los trastornos mentales aumentan el riesgo de otras enfermedades y contribuyen a
lesiones intencionales y no intencionales. La depresión sigue siendo el principal
trastorno mental y es dos veces más común en mujeres que en hombres. Entre el 10 y
el 15 por ciento de las mujeres en los países industrializados y entre el 20 y el 40 por
ciento de las mujeres en los países en desarrollo experimentan depresión durante el
embarazo o el posparto. Los trastornos psiquiátricos y neurológicos de los ancianos,
como la enfermedad de Alzheimer, otras formas de demencia y depresión, contribuyen
significativamente a la carga de enfermedades no transmisibles. En las Américas, la
prevalencia de demencia en ancianos (mayores de 60 años) oscila entre 6,46% y
8,48%. Las proyecciones muestran que el número de personas con este trastorno se
duplicará cada 20 años. Para los trastornos del estado de ánimo, de ansiedad y por
consumo de sustancias de moderados a graves en adultos, la mediana de la brecha de
tratamiento fue del 73,5 % en la región de las Américas, del 47,2 % en América del
Norte y del 77,9
% en América Latina y el Caribe (ALC). La brecha para esquizofrenia en ALC fue de
56,9%, para depresión fue de 73,9% y para alcohol fue de 85,1%. En promedio, el
gasto
público en salud mental en la provincia es sólo el 2,0% del presupuesto de salud, del
cual más del 60% se destina a los hospitales psiquiátricos.
El gasto promedio en servicios de salud mental en todo el mundo es del 2,8% del gasto
total en salud. Los países de bajos ingresos gastan alrededor del 0,5 % de su
presupuesto de salud en servicios de salud mental, mientras que los países de altos
ingresos gastan el 5,1 %.15 En la región de las Américas, los gastos oscilaron entre el
0,2 % en Bolivia y el 8,6 % en Surinam. Existe una correlación lineal directa
significativa entre el ingreso nacional y el gasto público en salud mental como
porcentaje del presupuesto total de salud. La OMS recomienda que los costos de
atención médica se distribuyan proporcionalmente a la carga de enfermedad y que haya
igualdad entre los aspectos físicos y mentales de la atención médica. En la práctica,
esto significa que los servicios de salud física y mental deben prestarse en conjunto, y
que el porcentaje gastado en servicios de salud mental debe ser proporcional al
porcentaje de cargas soportadas por esos servicios. El miedo, la ansiedad y el estrés son
reacciones normales cuando nos enfrentamos a la incertidumbre, lo desconocido, una
situación cambiante o una crisis. Por lo tanto, es normal y comprensible que las
personas experimenten estos sentimientos durante la pandemia de COVID-19. El
miedo a contraer el virus durante una pandemia como la COVID-19 se ve alimentado
por cambios importantes en nuestra vida diaria como resultado de los esfuerzos para
contener y frenar la propagación del virus. Con los nuevos desafíos del distanciamiento
social, el trabajo desde casa, el desempleo temporal, la educación en el hogar y la falta
de contacto físico con seres queridos y amigos, es importante que cuidemos nuestra
salud física y mental. La OPS/OMS y sus socios están brindando orientación y apoyo a
la Región de las Américas durante la pandemia de COVID-19 para apoyar la salud
mental y general de todos, especialmente aquellos que pueden necesitar asistencia
adicional. estos tiempos difíciles. El Programa de Salud Mental (SM) promueve,
coordina e implementa actividades de cooperación técnica para fortalecer la capacidad
nacional para desarrollar políticas, planes, programas y servicios que promuevan la
salud mental, reduzcan la carga de enfermedad mental, prevengan la discapacidad y
promuevan la rehabilitación.
. Actualmente, la mayoría o casi todos los países de América Latina y el Caribe reciben
algún tipo de cooperación técnica en el campo de la salud mental de la OPS/OMS en
forma de proyectos específicos, de manera particular, sistemática o puntual, de acuerdo
con las normas específicas. Requisitos gubernamentales.

5.2. JUSTIFICACIÒN DEL PROYECTO

JUSTIFICACIÓN TEÓRICA
En el presente proyecto se trata de conocer sobre la Prestación del Servicio Social
Universitario “Orientación en cuidados de la salud mental”. Año 2022.
“El SSU consiste en la realización de actividades temporales y obligatorias, altruistas y
solidarias, que ejecutan los estudiantes mediante la aplicación de conocimientos
adquiridos en el ámbito de su profesión; contribuyendo a las políticas públicas de
interés social y a la mejora de la calidad de vida de los grupos vulnerables de la
sociedad”(Reglamento SSU 2018)
(NIMH » El Cuidado de Su Salud Mental, n.d.)La salud mental incluye el bienestar
emocional, psicológico y social, y afecta la forma en que pensamos, sentimos,
actuamos, tomamos decisiones y nos relacionamos con las demás personas. La salud
mental es más que la ausencia de una enfermedad mental y es esencial tanto para su
salud en general como para su calidad de vida. El autocuidado puede ser clave para
mantener su salud mental y servir de apoyo para su tratamiento y recuperación, en caso
de que tenga alguna enfermedad mental.
Aun estando en la quinta ola de la pandemia y observando el impacto que se dio en la
salud mental, es que se desarrolla este proyecto con el objetivo de ayudar a las
personas en conocer la información adecuada para todos, con el fin de aportarles algo
para que puedan controlar y poseer una orientación en cuidados de la salud mental
en forma oportuna.
JUSTIFICACIÓN METODOLÓGICA
Para lograr los objetivos propuestos se requiere una orientación en cuidados de la
salud mental en donde se expondrá conocimientos como el Consumo de alimentos
saludables, importancia del sueño, centrar la atención en aspectos `positivos,
respiración profunda, relajación muscular y ejercitación del cuerpo, mantenerse en
contacto con los demás, establecer metas y prioridades, etc. Estas técnicas fueron
estudiadas y usadas por los especialistas de la salud mental.
JUSTIFICACIÓN PRÁCTICA
Este proyecto se desarrollará mediante charlas que se dará como finalidad de poder
ayudar a las personas, se brindara información sobre la orientación en cuidados de la
salud mental como algunas técnicas de control emocional a las personas que van a
participar, estas técnicas serán expuestas por los integrantes del grupo para ayudar a las
personas para que puedan mantenerse en un buen estado de salud mental.
JUSTIFICACIÓN SOCIAL (PERTINENCIA Y TRASCENDENCIA)
Se busca apoyar a las personas en la orientación en cuidados de la salud mental, con
este proyecto se pretende informar sobre el tema mencionado, por la misma situación
de aun se desarrolla la quinta ola de la pandemia y es de suma importancia que las
personas reflexionen al respecto de su salud mental.
Se precisa informar a la comunidad sobre el tema de la Orientación en cuidados de la
salud mental ya que están inmersos los niños, jóvenes y adultos y algunos de ellos con
mayor vulnerabilidad en cuanto a su salud.
A través de este proyecto se pretende informar y reflexionar sobre la salud mental y
por ende generar el efecto multiplicador de la información con el fin de que las
personas tengan el conocimiento adecuado sobre orientación en cuidados de la salud
mental en bien de esta generación y las que vienen.

6. OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Desarrollar la Prestación del Servicio Social Universitario “Orientación en el cuidado


de la salud mental”

OBJETIVO ESPECÍFICOS

 Diagnosticar la problemática en el grupo beneficiario seleccionado para la


Prestación del Servicio Social Universitario “Orientación en el cuidado de la salud
mental”
 Diseñar el proyecto de Prestación del Servicio Social Universitario “Orientación en
el cuidado de la salud mental”
 Ejecutar el proyecto de Prestación del Servicio Social Universitario “Orientación
en el cuidado de la salud mental”
 Evaluar y proponer mejoras al proyecto de Prestación del Servicio Social
Universitario “Orientación en el cuidado de la salud mental”

7. METAS

En el desarrollo de nuestro proyecto denominado: Prestación del servicio social


universitario “Orientación en cuidados de la salud mental”, Se ha logrado la participación
de 40 beneficiarios el cual serán parte de la ejecución de nuestro proyecto SSU.

8. MARCO TEÒRICO

La Salud Mental como tal y, en el marco de la Ley que la sustancia, nos indica, y así
se propone en este Plan, como una instancia que no se agota en los servicios
específicos, sino que implica una inclusión en el empoderamiento y alcances hacia
la población en general, desarrollando fuera de esos ámbitos una acción en el
territorio inclusiva y transformadora. La desinstitucionalización de los
monovalentes enclaustrados es parte del objetivo central, instando a la puesta en
funciones de oferta hacia la Salud Mental y las Adicciones, desde los hospitales
generales y con inclusión comunitaria.
Propugnamos el conocimiento y no la extrema especialización que redundan en la
desatención cuando, en realidad, todos podemos ser agentes activos en la Salud
Mental. En concordancia con esto, este Plan impulsa la puesta en común de
conocimientos sobre Salud Mental y Adicciones que no están desarrollados en las
carreras concurrentes al campo de la Salud, y propone una articulación entre
registro de acciones y gestión de dispositivos de vanguardia, a la altura actual de las
situaciones.
Este plan contempla enmarcar las adicciones en el ámbito de la Salud Mental.
Hasta ahora se ha significado a las mismas como algo distinto a cualquier temática
ligada a los cuadros clínicos que ofrecen las adicciones, especialmente, de
sustancias psicoactivas prohibidas. Lo que aquí se propone es una mirada inclusiva
en el campo
de la Salud y dentro de ella de la Salud Mental, que incluye todo tipo de adicciones;
a sustancias, a objetos o a personas. Observando las necesidades de atención
poblacional por sufrimientos o situaciones de riesgo vinculados con la salud mental,
se hacen evidentes deudas muy crueles.
La mayoría de las personas con necesidades en ese campo no reciben ningún tipo
de asistencia ni en los momentos iniciales de crisis ni en las evoluciones posteriores
en sus procesos de padecer. Observándose que entre las que consultan muchas no
reciben las ayudas más adecuadas y, cuando esto sucede, a la mayoría no se les
mantiene ni durante el tiempo ni con las modalidades necesarias para sostener
buenas evoluciones posteriores.
Tomando en cuenta y sintetizando los datos estadísticos realizados por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), los porcentajes de personas que no
reciben ningún tipo de asistencia aún con padecimientos mentales importantes están
alrededor del 50 %. Si se amplía la observación considerando que antes de arribar a
dimensiones tan graves ya tenían padecimientos o los habían tenido en crisis previas
que podrían haber sido atendidas, lo que también ocurre a muchos otros que sin
llegar a esos desarrollos de padecimientos mayores sufren mucho y se van dañando
sin saberlo, el porcentaje de los que deberían ser atendidos y no lo son es
notablemente mayor. Si ahora ampliamos más la perspectiva e incluimos áreas de
problemas específicos y/o factores de riesgo para la salud mental para los que se
disponen de habilidades y dispositivos posibles para encararlos y prevenir
incrementos de problemas, la brecha entre lo que hay que hacer y lo que se realiza
aparece más cercana a su inmensa magnitud real.
El campo social como principal fuente de inclusión y desarrollo Se entiende en este
Plan, que la Salud no consiste en una evitación de la enfermedad, sino que se hace
significativa a través de sus determinantes que hablan a las claras de la ubicación
del ser humano como centro de una serie de condiciones que, sin ellas, es imposible
la existencia de la salud sustantiva.
Teniendo en cuenta esto, la atención debe ser interdisciplinaria, siguiendo los
deseos de transformación sobre el objeto de la Salud Mental y las Adicciones, como
una nueva propuesta transdisciplinaria, sin hegemonía de ningún saber específico, y
donde se reconocen, a su vez, los saberes comunes que corresponden al ámbito de
afectos inmediatos, de su medio de desarrollo sociocultural y sus intercambios con
la comunidad referente. Esto remite a que el campo social, es la principal fuente de
inclusión y desarrollo para cualquier persona, y que, por lo tanto, no puede ser
soslayado.
El Marco de Política Pública reconoce la inscripción política del mismo, lo que
enmarca sus acciones y le permite asumir la condición de Políticas Públicas, en este
caso, en el campo de la Salud Mental y las Adicciones. El Estado queda posicionado
en un cambio de paradigma y de rol, en la medida que pasa de una condición
paternalista y segregacionista, a una de estructurador y formador, en la medida que
favorece al marco en el cual la producción socio-comunitaria se inscribe y reconoce.
Por otro lado, el cambio de enfoque implícito de referenciar los parámetros de
salud- enfermedad en el contexto de los sujetos en su red vincular, obliga a redefinir
los abordajes en salud y los roles constitutivos.
Así, uno de los objetivos de este Plan es el trabajo permanente en la
desestructuración de los prejuicios (enfermo mental como loco y peligroso, adicto
como delincuente y dañino) que hacen como uso milenario la discriminación hacia
las personas padecientes de cuadros de distinto índole de la Salud Mental, así como
de los comportamientos compulsivos y repetitivos. Con respecto a estos últimos,
debemos señalar que este sesgo de condena se inscribe en pretender modificar las
situaciones de consumo problemáticos de sustancias psicoactivas, a través de una
situación ambientada en la denominada “Guerra a las Drogas”, o más actualmente,
“Problema Mundial de las Drogas”, revirtiendo esta mirada hacia los campos
específicos a los que alude este Plan.
De lo expresado, decimos que las nuevas inclusiones en la Salud, y por ende en la
Salud Mental, reconocen su génesis cultural y social, las que a su vez necesitan de
un marco y perspectiva política, que adopten estos principios y colaboren con el
colectivo hacia el logro de los objetivos de apropiación. La lógica del Plan reconoce
la capacidad del ámbito social para generar respuestas ante determinadas carencias
o padecimientos, que obedece a una creciente necesidad de resolución de deseos y
realidades no satisfechas, que no pueden ser resueltas simplemente por las
instancias
del proceso productivo y de distribución. Esto obedece únicamente a una relación
entre capital, trabajo y consumo, confiando con esa estrecha perspectiva satisfacer
todas las carencias de la población. Sacarlas del determinismo del mercado, las
respuestas se deben generar y reconocer en el colectivo, superando así la falta de las
mismas en un mercado inspirado únicamente en los beneficios.
Apuntamos a, como meta imprescindible en Salud, la instalación a todos los
procesos de redes formales e informales que den fortaleza al espacio social,
instancia a cumplir y reforzar en el campo de la Salud Mental y las Adicciones. El
Plan reconoce el aporte de la comunidad y las acciones en la misma, establece para
el refuerzo de estas, la acción en el territorio, reconoce sus organizaciones y
esfuerzos de agrupación, convalida y apoya el proceso de fortalecimiento de redes,
destituyendo el discurso único, dando lugar a los propios de otras disciplinas
intervinientes en el campo de la Salud Mental, reconociendo la integración de
equipos multi e interdisciplinarios a partir de objetivos de tratamientos inclusivos,
en una relación más democrática e integradora, donde también se reconoce la
identidad y patrimonio cultural de los atendidos, integrando este campo a la Salud
en general y sus determinantes.
En el campo de las Adicciones, es superar la lógica sumada ético-jurídica y médico-
sanitaria, propugnando a la adopción de los principios éticos sociales de inclusión
comunitaria. Todo lo expresado implica un nuevo rol activo del Estado, donde en
cada problema participen todas sus agencias y sectores, que hagan al cumplimiento
del rol activo de un ordenador y regulador de la vida común, permitiendo y
alentando a la vez el protagonismo dinámico de todas las instancias y organizaciones
sociales. Particularidades regionales e históricas: Las necesidades y deudas
mencionadas son problemáticas mundiales, aunque hay diferencias entre regiones y
países por las maneras en que se las ha venido encarando desde la segunda mitad del
siglo XX, época en la que se comenzaron a desarrollar las concepciones del campo
de la Salud Mental que plantean caminos distintos para buscar soluciones a aquello
en lo que se demostró que los manicomios y la cultura manicomial trasegada desde
ellos en múltiples instituciones no sólo resulta insuficiente, sino que fracasa y daña.
Las diferencias entre los países dependen de las posibilidades distintas que tuvieron
para sostener el desarrollo, la expansión y enriquecimiento de las experiencias de
Salud
Mental según sus historias políticas globales y de Salud en particular. En el nuestro,
con desarrollos pioneros en América Latina desde fines de los 50 y los 60 del siglo
pasado, interrumpidas brutalmente por el proceso genocida de reorganización
nacional; el desguace del Estado con arrasamiento de políticas sociales, realizados
en democracia formal durante la década del 90 , los efectos -compartidos con otros
muchos desarrollos institucionales y culturales de avanzada- fueron no sólo de
interrupción de lo que se venía haciendo, sino de incremento de daños poblacionales
y banalización descalificadora de terminologías y de funcionamientos de
dispositivos para buenas prácticas en Salud Mental, aunque siempre se mantuvieron
algunos espacios importantes de ellas en el sector público –hasta Provincias enteras
-, a veces sólo fragmentos; tanto como bolsones de buenas prácticas refugiadas en
organizaciones y líneas de trabajo por fuera del sistema de atención estatal y,
también, en el tenaz accionar de los organizaciones defensoras de los Derechos
Humanos.
Para las políticas de Salud Mental se mantiene la permanencia de objetivos y
formulaciones fundacionales en el siglo XX, enriquecidas con los avances en las
experiencias de sus realizaciones y del afinamiento empírico y conceptual en las
varias disciplinas y perspectivas que se integran en el campo de la Salud Mental.
Entre ellas las que han tenido un significativo desarrollo en estas décadas son las
que vienen impulsadas por las jurisprudencias y las políticas que tienen que ver con
los Derechos Humanos y Sociales. Si bien desde los principios de Salud Mental se
denunciaba y luchaba contra la segregación y la violencia ejercida sobre los “locos”
y sus familias, o sobre las personas alcohólicas o con problemas de drogas, es
simultáneamente con el incremento mundial y nacional de las luchas por esos
derechos que se comienza a visibilizar las problemáticas del sufrimiento mental y
sus maneras culturales de trato inhumano como un problema que necesariamente
debe ser visibilizados como violación a derechos fundamentales.
Con lo que se fueron produciendo marcos legales en consonancia con numerosos
Principios, Acuerdos, Declaraciones y recomendaciones de organismos
internacionales. A los que nuestro país adhirió y que en algunos colaboró en
redactar, comprometiéndose a utilizarlos como orientadores para la planificación de
políticas públicas. Es así que a fin del año 2010, el Congreso de la Nación aprobó
con el Nº
26657 la Ley Nacional de Salud Mental; como Ley de “Orden Público” (Art- 45 ley
26657) que la convierte en ley de aplicación inmediata en todo el país. Producto del
trabajo colectivo en debates y aportes de muchos actores sociales, aprovechando y
comparando experiencias en curso, con otras que quedaron truncas y otras que están
comenzando; decantando años de recorridos y evaluando los principales obstáculos;
también tomando referencia en legislaciones internacionales y provinciales de los
últimos 20 años.
La ley del Congreso de la Nación queda estratégicamente ubicada como faro y
mandato para las políticas públicas de salud mental. Instaurar por Ley Nacional los
valores y principios de la Salud Mental era una necesidad; como lo han sido y viene
dando resultados, a veces muy lentamente, otras leyes fundamentales que en estos
años permitieron abrir cuestiones que aparecían muy cerradas por los efectos del
genocidio y del neoliberalismo tanto en el imaginario social como en concepciones
sobre la vida.
Ahora están vivamente planteadas y se hacen más visibles brutales contradicciones
en el escenario social, con sus luchas de poderes, sus negociaciones y sus distintos
escalones de resultados actuales y de prospectivas de continuidad de evoluciones
necesariamente sostenidas con conflictos y oscilaciones. En mayo de este año, con
el Decreto 603/2013, el Poder Ejecutivo aprobó la Reglamentación de la Ley.
Que también fue trabajada para su redacción en todas las Jurisdicciones del país,
coordinadas por la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones durante el año
2011, y revisada a por el Ministerio Nacional de Salud y la Secretaría Legal y
Técnica de la a Presidencia del Nación durante el año 2012. En el Decreto
Reglamentario se definieron, aclararon y desagregaron los contenidos del articulado
de la Ley que resultaban necesarias de Reglamentación, y se hicieron más visibles
las características de la Ley como marco para las políticas de Salud Mental, con
imperativos y compromisos de cumplimientos indiscutibles. Implique muchos
desafíos al plantear profundas transformaciones para todos los actores, instituciones
e intereses sociales. Porque se refiere a cambios culturales que habrá que construir
desde las buenas prácticas que ya se realizan y las múltiples que habrá que crear y
sostener. Lo que la Reglamentación hace más evidente, que ya estaba en el cuerpo
de
la Ley, es que todas esas gestiones transformadoras ya no son tareas de un solo
Ministerio.
Deben ser encaradas por once áreas del Poder Ejecutivo Nacional; varias del Poder
Judicial, con Preponderancia de la Defensoría General de la Nación; más las
diversas organizaciones de usuarios, familiares, profesionales y de organismos de
derechos humanos. Que incluye una “Comisión Nacional Interministerial en
Políticas de Salud Mental y Adicciones”, en el ámbito de la Jefatura de Gabinete de
Ministros. Como también un “Órgano de Revisión”, con sede en la Defensoría
General de la Nación. La ley marca que en las Provincias y en la C.A.B.A,
simultáneamente, se deben crear organizaciones equivalentes.
La salud mental constituye un tema prioritario dentro del campo de la salud pública
; así lo confirman los diferentes estudios epidemiológicos que dan cuenta de la
contribución de los trastornos mentales a la carga global de enfermedad en el
mundo, los informes de la Organización Mundial de la Salud (oms) y de la
Organización Panamericana de la Salud (ops) en los que se insiste en la necesidad
de integrar la salud mental en todos los aspectos de la salud y la política social, así
como un gran número de investigaciones sobre temas relacionados con salud mental
desde una perspectiva de salud pública.
La OMS, bajo el slogan “No hay salud sin salud mental”, ha reconocido la salud
mental como un aspecto primordial del bienestar y el desarrollo de los individuos,
las sociedades y los países. Esta relevancia que ha adquirido se relaciona no solo
con la magnitud de los problemas asociados con la enfermedad mental y por los
costos que conlleva, sino, también, por su impacto individual, familiar, comunitario
y social, en términos de un sufrimiento que va más allá de las cifras y de la
discapacidad que genera. Este consenso sobre la importancia de la salud mental en
el campo de la salud pública, contrasta con las divergencias, e incluso
contradicciones que se presentan entre las diferentes aproximaciones conceptuales a
la salud mental. Aunque la salud mental es un concepto bastante utilizado, su
definición y conceptualización resulta compleja y polivalente.
Algunas definiciones como la propuesta por la oms y por el Ministerio de Salud de
Canadá , han alcanzado una amplia difusión en la literatura académica y han servido
como fundamento para la formulación de políticas públicas, planes y programas de
salud mental; sin embargo, estas definiciones dado su carácter axiológico y
filosófico difícilmente constituyen un soporte operativo para la investigación y la
intervención en salud mental dentro del campo de la salud pública. La salud mental
se presenta como un concepto genérico, bajo el cual se cobijan un conjunto disperso
de discursos y prácticas sobre los trastornos mentales, los problemas psicosociales y
el bienestar; estos discursos y prácticas obedecen a las racionalidades propias de los
diferentes enfoques de salud y enfermedad en el ámbito de la salud pública, la
filosofía, la psicología, la antropología, la psiquiatría, entre otras y, por tanto, las
concepciones de salud mental dependen de estos enfoques y de las ideologías que
les subyacen. A lo largo del siglo xx han existido diferentes enfoques de salud y
enfermedad en el ámbito de la salud pública; con un propósito heurístico, estos
enfoques pueden sintetizarse en el biomédico, el comportamental y el
socioeconómico.
Cada uno de estos enfoques corresponde a un momento histórico determinado, con
unas características sociales, económicas y políticas específicas, así como una
particularización de lo que puede ser considerado como sano y enfermo de manera
consecuente con ellas. Estos enfoques no deben ser comprendidos en su aparición y
desarrollo de forma lineal, esto es, que el segundo modelo reemplaza totalmente al
primero o que el tercero lo haga con el segundo, sino que, más bien, actúan como
capas superpuestas que se traslapan, se mezclan e incluso llegan a confundirse.
En el presente artículo se discuten algunas de las concepciones de salud mental que
se configuran a partir de los enfoques de salud – enfermedad, antes mencionadas,
las nociones de “lo mental” que les subyacen y sus implicaciones para la
intervención en el campo de la salud pública. En la discusión se enfatiza en las
posibilidades teóricas y políticas de la concepción socioeconómica para el abordaje
de la salud mental desde una perspectiva de salud pública. Lo mental como
producto del cerebro: la concepción biomédica de la salud mental
El enfoque biomédico es heredero de la tradición biologicista y empirista de la
medicina occidental en la cual la enfermedad es el producto de factores anatómicos,
fisiológicos o de entidades externas que afectan el funcionamiento orgánico; la
intervención está orientada a la curación, entendida como un arreglo anatómico-
fisiológico mediante una acción directiva y vertical. De acuerdo con Gómez, la
racionalidad de este modelo: “reduce la salud a la ausencia de enfermedades,
concebidas como epifenómenos dañinos, con sentido en sí mismos, cuya naturaleza
es mensurable y comprensible con base en las evidencias empíricas de los ensayos
controlados y la epidemiología clínica”. La concepción biomédica de la salud
mental se define a partir de dos características fundamentales: la reducción de lo
mental a un proceso biológico y la ausencia de enfermedad como criterio de
normalidad.
Desde el enfoque biomédico, la salud mental está sustentada en un monismo
biologicista en el cual lo mental se reduce a procesos biológicos; en consecuencia,
la personalidad, el comportamiento, los afectos, las emociones y los pensamientos
están determinados por causas físicas. Al suponer que la actividad mental es
causada por el cerebro, la salud mental queda reducida a uno de los capítulos de la
salud física. La segunda característica de la concepción biomédica de la salud
mental es el protagonismo que se le otorga a la enfermedad mental como eje
identitario de la salud mental.
Lo anterior se hace particularmente evidente en muchas de las investigaciones que
se realizan con el título de “salud mental”, las cuales, en la práctica, se ocupan de la
epidemiología de los trastornos mentales o de su tratamiento, a pesar de que en su
formulación planteen como punto de partida definiciones como las de la oms y el
Ministerio de Salud de Canadá que insisten en una concepción salutogénica de la
salud mental.
La enfermedad mental en el enfoque biomédico es la manifestación de desórdenes
en diferentes procesos cerebrales que median el funcionamiento psicológico. De
hecho, Baker y Menken sugieren abandonar el concepto de “mente” y reemplazarlo
por cerebro, como un paso esencial para promover la mejora de la salud humana.
Desde la óptica de estos autores, no existe la enfermedad mental, sino la
enfermedad cerebral: “Sugerimos que es no científico, engañoso y perjudicial para
millones de personas en todo el mundo declarar que algunos trastornos cerebrales
no son dolencias físicas. Neurología y psiquiatría deben poner fin al cisma del siglo
xx que ha dividido a sus campos.
Tiene que haber una colaboración más estrecha entre la investigación en
neurociencias y la práctica clínica. Y tenemos que construir alianzas con nuestros
pacientes y con la sociedad en general. Solo así podremos avanzar en la prevención
y el tratamiento de trastornos del sistema nervioso y del cerebro”. En esta
concepción de la salud mental se califica como “normal” a todo aquel que no se
considera trastornado o que no es etiquetado como tal: “normal es el que se tolera a
sí mismo y es tolerado; normal es el que tiene la suerte de formar parte de la
definición convencional del no trastorno mental: es decir, tienen la buena fortuna de
no caer en el área de lo que se define como el campo de la psiquiatría”.
La intervención en salud mental desde el enfoque biomédico se centra
fundamentalmente en la atención profesional de los trastornos mentales por parte de
los especialistas; el enfoque terapéutico convencional de la mayoría de los
trastornos mentales se realiza mediante farmacoterapia, aunque en algunos casos se
acude a otros métodos como la terapia electroconvulsiva y hasta la psicocirugía o
cirugía para los trastornos mentales. Desde una perspectiva de salud pública basada
en el enfoque biomédico, la respuesta ante los problemas de salud mental de la
población se centra en la ampliación de los servicios especializados de “salud
mental” (incremento del número de profesionales, facilidades para el acceso a los
centros de salud mental, disponibilidad de medicamentos, mejoramiento de los
recursos tecnológicos, etc.) para brindar atención asistencial a las personas afectadas
por trastornos “mentales”.

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