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Un Verano Con Los Villanos PDF
Un Verano Con Los Villanos PDF
com
© 2015, María Fernanda Heredia
© De esta edición:
2019, Santillana S. A.
De las Higueras 118 y Julio Arellano, Monteserrín
Un verano
Teléfono: 335 0347 con los Villanos
Quito, Ecuador
María Fernanda Heredia
Víctor Emilio Estrada 626 y Ficus, Urdesa Central
Teléfono: 461 1460
Guayaquil, Ecuador
ISBN: 978-9942-19-760-3
Derechos de autor: 04774
Depósito legal: 005415
Impreso en Ecuador por Imprenta Mariscal
La buena noticia 11
Los preparativos 17
La boda 25
El reencuentro 33
El caballo 37
Apuntes del cuaderno de verano
Día 1 45
Apuntes del cuaderno de verano
Día 2 49
Apuntes del cuaderno de verano
Día 3 55
La bienvenida 59
La noche 65
Boby 73
Apuntes del cuaderno de verano
Día 6 81
Apuntes del cuaderno de verano La buena noticia
Día 7 85
Apuntes del cuaderno de verano
Día 8 89
Los fantasmas 97
La cosecha 107
La villana 117
Apuntes del cuaderno de verano Nunca se sabe cuánto puede durar una sonrisa. 11
Día 13 125 A veces, dos segundos, como un estornudo. A
Apuntes del cuaderno de verano veces, diez minutos, como un largo abrazo.
Día 14 131 Aquella tarde, a Pedro la sonrisa le duró
Apuntes del cuaderno de verano muy poco. Llegó a casa y gritó:
Día 15 133 —¡Al fin vacaciones!
El oso 137 Su perro Aserrín saltó de emoción. Aunque
Aserrín 141 los perros no entienden algunas frases en espa-
Ramón 151 ñol como «deja de comerte el control de la tele»
La despedida 155 o «¡ese es un zapato elegante de mi mamá, no
A la Policía Nacional 165 un juguete para perros!», lo que sí entienden
perfectamente es la sonrisa de su amo.
Biografía 167 Pedro y Aserrín sonreían y movían la cola...
Cuaderno de actividades 169 bueno, Pedro solo sonreía.
Las vacaciones eran una buena noticia por-
que, aunque Pedro era un buen estudiante (con
medalla, diploma y cuadro de honor), el colegio boda), él pensaba que ese rechazo debía ser un
era un lugar donde él se sentía solo (sus compa- nuevo tipo de alergia.
ñeros no le perdonaban la medalla, el diploma Pero su mamá lo ignoró. Estaba demasiado
ni el cuadro de honor). ocupada guardando en la maleta lo necesario
—¿Escuchaste, mamá? ¡Al fin vacaciones! para la gran celebración.
Aurora, la madre de Pedro, caminaba de un La boda de la tía Lola era un acontecimiento
lado a otro. importante en la familia, ¡casi un milagro! Te-
12 —¿Pasa algo, mamá? nía 32 años y nunca había tenido un novio. Eso 13
—¡Sí, que mañana es la boda! no se debía a que tuviera la simpatía de un león
—¿Qué boda? hambriento o la belleza singular de una bruja
—¿En qué planeta vives, Pedro Pérez Sevi- con verruga en la nariz, ni el aliento refrescan-
llano? —Ella siempre lo llamaba por su nom- te de un perro. No, nada de eso. El «grave» pro-
bre y dos apellidos cuando se ponía seria—. blema de la tía Lola era que medía 1,82 metros
Llevo todo el mes repitiendo como una lora que y nadie en el pueblo (ni siquiera los jugadores
tu tía Lola se casa y que tú llevarás los anillos. de baloncesto de San Vicente) era más alto que
Mañana salimos para San Vicente a las nueve ella.
de la mañana. Por suerte un día apareció Steven (que tam-
—¿Boda? No me dijiste nada. ¡No quiero ir a poco era más alto que Lola, pero a él lo de la es-
ninguna boda! ¡Tengo alergia a las bodas! tatura le importaba un rábano) y cayó rendido
En realidad, Pedro era alérgico al polvo, al ante sus encantos.
polen, a los ácaros, al pelo de los gatos, etc., Steven era un norteamericano rubio, de ojos
y, cuando había algo que su cuerpo rechaza- azules y blanquísimo. Bueno, blanquísimo es
ba (como el hecho de llevar los anillos en una un decir, porque, cuando salía al sol, se le po-
nía la cara colorada como una guinda. Y, por bautizo, primera comunión, boda, divorcio, re-
las noches, cuando bajaba la temperatura, Ste- conciliación… Incluso una vez organizaron una
ven se ponía azul del frío. Y, cuando sus futu- gran parranda cuando al bisabuelo le pusieron
ros cuñados (los hermanos Sevillano) lo invita- su primera dentadura postiza. El pobre había
ban a tomar chicha de maíz, el pobre Steven se pasado más de dos años sin dientes, comiendo
ponía verde. puré y tomando sopas, hasta que al fin llegó al
Que la tía Lola se casara con un nortea- pueblo un odontólogo que le hizo una dentadu-
14 mericano era toda una novedad en un pueblo ra a su medida. 15
donde nadie era tan blanco ni tenía los ojos Las reuniones familiares tenían lugar en
azules, y donde los únicos rubios eran los la hacienda Los Volcanes. El primer piso de la
hombres y mujeres que usaban el tinte Rubio casa se convertía en gran salón de baile y co-
Madonna de la marca Transformer Style, que medor, y el piso de arriba se llenaba de camas,
no dejaba el cabello rubio sino color calabaza. colchones, bolsas de dormir, almohadones,
Reunir a toda la familia Sevillano no fue ta- mantas, etc. para que todos los familiares que
rea fácil. La mayoría de ellos vivían en San Vi- llegaban de lejos pudieran acomodarse durante
cente, y el resto entre Playaverde y San Francis- los días que duraban las fiestas.
co de los Geranios (donde vivía Pedro). Y, bueno, Pedro, su papá y Aserrín odiaban las fiestas
estaba el tío Gerardo, que nunca confesaba dón- de la familia Sevillano. Los tres (padre, hijo y
de vivía, pero debía ser un lugar sin peluquerías, perro) eran tímidos y preferían el silencio y la
porque llevaba la barba y el cabello larguísimos tranquilidad antes que bailar haciendo trencito.
y enredadísimos. Pero Aurora ya había tomado la decisión:
Los Sevillano eran parranderos por natu- irían a la boda y punto.
raleza y armaban fiestas en cada cumpleaños,
Los preparativos