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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA, FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y

SOCIALES, LICENCIADO VÍCTOR HUGO BARRIOS BARAHONA, CURSO: TEORÍA DEL


PROCESO, TERCER SEMESTRE, SECCIONES: I - k. Guatemala, abril de 2021

LOS IMPERATIVOS JURÍDICOS PROCESALES

Es otra oportunidad e inquietud más de escribir y apoyar a los estudiantes de este curso,
atreviéndome a proponer y desarrollar cada uno de los imperativos jurídicos procesales que se
desarrollan en el proceso y se pueden manifestar en las diferentes etapas procesales; los que se
describen más adelante.

a) Definición

Por imperativos jurídicos procesales se extienden a todos los deberes, obligaciones y cargas
impuestas que hay que cumplir dentro del proceso, ya sea por voluntad propia de las partes
procesales o de los sujetos procesales o por disposición legal.

Es la función con la que el Estado por medio de órganos especialmente instituidos, en este
caso, tribunales, realiza su poder y deber de dirigir el proceso y de hacer que se cumpla el fin de
protección jurídica del mismo, aplicando las normas de derecho objetivo a los casos suscitados por el
ejercicio de una acción.

Para el efecto, el Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio,


define: Deber. Como infinitivo verbal, está obligado, adeudar. Estar pendiente el pago de una cantidad
de dinero, la prestación de un servicio, la ejecución de una obra, el cumplimiento de una obligación en
general.

Y el Diccionario Jurídico Elemental de Guillermo Cabanellas de Torres, determina: Deber.


Como verbo, estar obligado. Adeudar. Estar pendiente de un pago de una deuda, la prestación de un
servicio, la ejecución de una obra, el cumplimiento de una obligación en general.

Por lo que se infiere anteriormente, el deber es un mandato u orden dada por alguna persona o
autoridad competente, por el cual, existe cumplimiento de algún acto que debe de realizar el ser
humano.

Deber jurídico. Lo define Dourado Gusmáo diciendo que, en sentido lato, constituye un
comportamiento obligatorio impuesto por una normal legal, por un contrato o por un tratado, a una
persona a favor de otra, que tiene la facultad de exigir su cumplimiento, cuando no fuese
espontáneamente observado, diferenciándolo así del deber moral.

A su vez, Radbruch, afirma que, de la validez del Derecho para la vida de los hombres en
común, se sigue que su contenido debe estar constituido por las relaciones jurídicas fundamentadas
en deberes jurídicos y en derechos subjetivos.

Ramírez Gronda, expresa que Von Kirchmann y Von Fernck pretendieron explicar la existencia
de deberes jurídicos en el influjo motivador que sobre la conciencia humana ejerce la amenaza de la
sanción.

Para Bierling, lo demuestra así, constituye un acto de reconocimiento tácito de las normas por
los individuos que componen la sociedad.

Recanséns Siches, estima que el deber jurídico y el deber moral son distintos, aunque se den
superpuestos y como coincidentes; y añade que la existencia del deber jurídico se determina porque
la infracción de la conducta en aquél señalada constituye el supuesto de una acción jurídica, pues
donde no hay posibilidad de coacción inexorable al sujeto, no hay deber jurídico, aunque pueda haber
lo moral, social o lo religioso.

Para Kelsen, en la cita de Ramírez Gronda, el deber jurídico es la norma misma en relación
con un sujeto determinado en tanto que le obliga a aquel comportamiento, cuya oposición
contradictoria constituye la condición del acto coactivo establecido en el precepto jurídico.

El Diccionario Jurídico Elemental de Guillermo Cabanellas de Torres, describe: Deber jurídico.


Necesidad moral de una acción u omisión, impuesta por la ley, pacto o decisión unilateral irrevocable,
para servicio o beneficio ajeno y cumplimiento de los fines exigidos por el orden social humano. El
fundamento inmediato del deber jurídico se señala en el orden procedente de las relaciones naturales
de la sociedad; y el remoto, como surgido de la sociabilidad. Se apoya asimismo en la ley positiva o
en la natural, o en ambas a la vez.

Entonces desde el punto eminentemente jurídico, se puede establecer, que el deber jurídico
nace de la imposición de una norma, disposición legal o artículo, que regula el comportamiento de la
persona, por lo que está debidamente legislado y amparado en un cuerpo legal (código).

b) Deberes procesales: Se comprenden como deberes procesales a los imperativos jurídicos


procesales establecidos a favor de una adecuada realización del proceso, son aquellos
instituidos en interés de la comunidad. En ciertas oportunidades, esos deberes se refieren
a las partes mismas, como lo son por ejemplo, los deberes de decir verdad, de la lealtad,
de probidad en el proceso, pero también, en ciertas ocasiones están los que deben cumplir
los terceros, tales como, el deber de prestar declaración testimonial, actuar como expertos
o peritos luego de haber aceptado el cargo, o de servir como árbitros, también de aceptar
el cometido.

Los deberes procesales, no pueden ser objeto, a diferencia de las obligaciones y de las
cargas, de ejecución forzosa, a pesar de la efectividad en el cumplimiento de los deberes procesales
se obtienen, normalmente, mediante sanciones, ya sean de carácter físico o personal, pecuniario,
funcional, o de cualquier otra índole, estas son formas de coacción moral o de intimidación, pues en
vedad no hay forma material de hacer cumplir por la fuerza esta clase de deberes.

Entonces al respecto se concluye, que el deber jurídico procesal, es aquel mandato o


comportamiento que esta normado en una disposición legal y que se podrá cumplir por los
involucrados en el proceso o juicio que se ventile.

Antes de entrar a conocer en que consiste obligación procesal, es necesario tener


conocimiento del término obligación en una perspectiva general.

El Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio determina, que la


obligación es: deber jurídico normativamente establecido de realizar u omitir determinado acto, a cuyo
incumplimiento por parte del obligado es imputada, como consecuencia, una sanción-coactiva, es
decir, un castigo traducible en un acto de fuerza física organizada (J.C. Smith). Claro es que esta
definición se encuentra referida a las obligaciones de orden legal, por cuanto hay obligaciones
morales, que no llevan aparejada ninguna sanción coactiva, sino quedan sometidas a la conciencia
del obligado por esa calificación social.

Jurídicamente, puede decirse que las obligaciones admiten la siguiente división: a) de hacer; b)
de no hacer; c) de dar cosas ciertas; d) de dar cosas inciertas; e) de dar sumas de dinero. La simple
enunciación de esas obligaciones resulta suficiente para comprender su contenido. En Derecho Civil,
dan a conocer ésta división (obligaciones), y tras que aplican legalmente.

Existen diferentes clasificaciones doctrinarias de las obligaciones, las que se proporcionan


para tener mayores elementos de juicio, que de alguna manera están consignadas o se deducen en la
ley.

Principales, cuando subsisten por sí mismas.

Accesorias, cuando dependen o están vinculadas a la principal.

Puras, cuando no dependen de una condición.

Condicionales, cuando su cumplimiento dependen de ciertas circunstancias, por lo que


adquieren diversas modalidades. (v. CONDICIÓN.)

Divisibles, cuando también lo sea la cosa, el hecho o la abstención que ha de ser cumplida y
siempre que tal fraccionamiento se encuentre permitido legal o convencionalmente.

Indivisibles, en el supuesto contrario.

Las obligaciones pueden ser también:


Naturales, entendiéndose por tales las que se fundan en una causa suficiente para engendrar
en una persona, y con respecto a otra, una prestación determinada.

Civiles, que, contrariamente a las naturales, son aquellas cuyo cumplimento puede ser exigido
por vía legal.

Mancomunadas, cuando reconocen varios acreedores o varios deudores, no obstante estar


representadas por una sola prestación.

Solidarias, cuando su cumplimiento puede ser íntegramente exigido por cada uno de los
acreedores o de cada uno de los deudores.

A Plazo, cuando, su ejercicio está sujeto a un término suspensivo o resolutorio.

Se llaman Obligaciones Alternativas cuando, conteniendo una pluralidad de obligaciones, el


deudor queda librado de todas ellas mediante el cumplimiento de una sola.

Facultativas cuando, no teniendo por objeto sino una sola prestación, el deudor tiene la
facultad de substituir por otra.

En síntesis las obligaciones exigen al menos dos sujetos: el que puede exigirla: el acreedor, y
el sometido al cumplimiento: el deudor.

Esta clasifican tiene como significado, un aporte adicional al de obligación procesalmente


hablando, claro está, que existen otras obligaciones.

Aunado a lo enunciado, en qué consiste la obligación legal. Aquella que se impone por ley u
otra disposición equivalente; decreto, orden de autoridad, ordenanza o bando. Las obligaciones
legales, en la primera de las acepciones, no se presumen; han de estar expresamente determinadas
en un texto o artículo.

c) Obligaciones procesales, son aquellas prestaciones impuestas a las partes con ocasión
del proceso, estas son instituidas en interés de un acreedor.

En el contexto de derecho, una definición de obligación procesal, podría ser, conducta procesal
impuesta legalmente con fines de tutela de un interés ajeno o actividad jurídica ejercida en el proceso,
obligaciones evidentes, entre ellas, la de cooperación, o sea la de coadyuvar a una rápida y justa
decisión, la de la probidad, la de la buena fe y la de pagar las costas.

Qué es una obligación procesal, existe cuando la ley ordena a alguien tener determinado
comportamiento para satisfacer un interés ajeno, sacrificando el propio.

La más acentuada de las obligaciones es la que surge de la condena en costas. En nuestro


concepto existe además una responsabilidad procesal, derivada del abuso del derecho de acción o
del derecho de defensa, el daño se causa con ese abuso, genera una obligación de reparación, que
se hace efectiva, mediante la condena en costas.

Costas: Gastos que se ocasionan a las partes con motivo de un procedimiento judicial,
cualquiera que sea su índole. En ese sentido, se dice que una de las partes es condenada en costas
cuando tiene que pagar, por ordenarlo así la sentencia, no solo gastos propios, sino los de la
contraloría, por el hecho de haber sido derrotada la parte procesal en el juicio que se ventilo, siempre
y cuando el juzgador lo condene, aunque hay diversidad de criterios jurídicos vertidos por los
estudiosos del derecho.

Acerca de la condena en costas, las legislaciones mantienen criterios disímiles; para unas solo
procede cuando la parte que pierde el pleito ha actuado con temeridad o con mala fe; mientras para
otras partes se aplica siempre al pernicioso, salvo que el juez le exima de su pago por
consideraciones especiales, que debe determinar.

A criterio personal, el pago de las costas procesales, se tienen que solicitar al órgano
jurisdiccional cuando se presentar la demandada o en la contestación u oposición de la demanda, ya
que en caso contrario, sino se requieren no podrá condenar al malicioso o a la parte que actúa de
mala fe en el proceso; el pago de las costas procesales tiene que ser a requerimiento de parte y no de
oficio, ya que el juez no puede extralimitarse de su función jurisdiccional.

d) Cargas procesales: Obligaciones, que dentro de la marcha del proceso, corresponde a


cada una de las partes, por ejemplo, la que se refiere al impulso procesal, entre esas
cargas puede decirse, que la principal es la que afecta a la prueba, y en virtud de la cual, la
persona que alega ante la justicia un hecho o reclama un derecho, ha de probar la realidad
de aquél a la procedencia de éste.

Las cargas procesales son una situación jurídica en la ley, consistente en el requerimiento de
una conducta de la ley, de realización facultativa y que se halla normalmente establecida para el
interés del sujeto y cuya omisión trae consecuencias gravosas para él.

Son aquellas que se determinan en razón de nuestro propio interés. La carga es entonces, una
condición o compulsión para que ejerza un derecho y en su caso probarlo.

Para el procesalista James Goldschmidt, se entienden por cargas procesales aquellas


“situaciones de necesidad de realizar determinado acto para evitar que sobrevenga un perjuicio
procesal. Con otras palabras, se trata de imperativos del propio interés”.

El procesalista uruguayo Eduardo J. Couture nos expresa acerca de las cargas procesales:

“En cierto sentido, la noción de carga es opuesta a derecho.

“En tanto que el derecho a realizar un acto de procedimiento es una facultad que la ley otorga
al litigante en su beneficio (faculta de contestar la demanda, de producir prueba, de alegar de bien
probado), la carga es una conminación o compulsión a realizar el acto.

“Desde este punto de vista, la carga funciona, diríamos ‘a doublé face’; por un lado el litigante
tiene la facultad de contestar, de probar, de alegar; pero tiene al mismo tiempo algo así como el riesgo
de no contestar, de no probar y de no alegar. El riesgo consiste en que si no lo hace oportunamente
se falla el juicio sin escuchar sus defensas, sin recibir sus pruebas o sin saber sus conclusiones.

“Así configurada, la carga es un imperativo del propio interés. Quien tiene sobre sí la carga se
halla compelido implícitamente a realizar el acto previsto; es su propio interés quien le conduce hacia
él. La carga se configura así como una amenaza, como una situación embarazosa que grava el
derecho del titular. Pero él puede desembarazarse de la carga, cumpliendo.

“En otro sentido, carga es también noción opuesta a obligación.

“Cuando se dice que la obligación es un vínculo impuesto a la voluntad se acentúa la


circunstancia de que existe una libertad jurídica de cumplir o no cumplir la obligación. Pero,
evidentemente, esa actitud de no cumplir la obligación deriva en consecuencia perjudiciales.

Cabe indicar que esta libertad queda implícita a las partes procesales de cumplir o no en cada
actuación procesal, sin embargo, va en contra de sus intereses para aquella que no cumpla en la
etapa procesal que se trata. Por consiguiente se entiende que toda persona es libre de obrar o de no
obrar, asumiendo así todas las consecuencias de sus propios actos. En otro punto de vista, el
contenido de una orden emanada por el órgano jurisdiccional competente, trae consigo una
abstracción de su imperatividad coactiva, por lo tanto no tendrá que ser así.

Si se enmarca dentro del derecho procesal, podrá concluirse que se asume la consecuencia
del resultado del juicio, por sus acciones u omisiones, en cada etapa procesal oportuna.

Es determinante plasmar o acentuar, que la diferencia substancial entre la obligación procesal


y carga procesal, radica en que la obligación, el vínculo está impuesto por un interés ajeno, en la
carga el vínculo está impuesto por un interés propio.

La relación del concepto de carga con el impulso procesales (es un principio procesal), se
manifiesta en que el proceso planteado o juicio avanza mediante cargas impuestas a las partes
procesales.
Y otro elemento más, la carga funciona impeliendo a comparecer, contestar, probar, concluir,
bajo la amenaza de no ser escuchado y de seguir adelante.

Es necesario concluir con un concepto de cargas procesales, sin menoscabo de las anteriores
que están fundamentadas en criterios de jurisconsultos muy conocidos en el campo del derecho.

Se entendería que cargas procesales, son los requerimientos determinados en la ley o normas
y la jurisprudencia, a alguna de las partes procesales dentro del juicio, y a ambas, con la observancia
de alguna conducta señalada, entendiéndose que si no se realizan ciertas actuaciones procesales el
resultado podrá ser contraproducente a tal extremo que el juicio se podrá perder, porque se va a emitir
una sentencia en contra de los intereses de alguna de las partes procesales.

Sobre el concepto de cargas procesales, los destacados procesalistas mexicanos José Castillo
Larrañaga y Rafael de Pina, consideran que la “palabra carga expresa, en el derecho procesal, la
necesidad de desarrollar una determinada actividad, dentro del proceso, si se quiere obtener un
resultado favorable, y supone el peligro de ser vencido, si no se obra con la diligencia necesaria,
según las circunstancias del caso.”

En el proceso las cargas procesales giran en función de un proceso. Se producen dentro de un


proceso ya existente o dentro de un proceso que deberá iniciarse si el actor no quiere ver deteriorado
seriamente su derecho, si es que no hasta extinguido, por lo conviene ejemplificar sobre la existencia
de la carga procesales.

Carga de iniciativa procesal mediante la demanda (carga de demandar), está a cargo del
demandante, por lo que el presunto actor puede demandar o no, quién tiene la opción de hacerlo o no,
si realiza la acción habrá cumplido con la carga procesal.

Carga del impulso procesal, está a cargo de las partes, demandante y demandado, en los
procesos donde no prevalece el principio inquisitivo en que se de oficio o por facultad del juez, la parte
interesada en que el proceso continúe, tiene la carga de darle el impulso necesario al proceso.

Carga de la prueba. La parte interesada puede allegar elementos acrediticios o se puede


abstener de esa aportación, ya que tiene el libre albedrío para hacerlo, si no lo hace, se colocará en
situación sumamente desventajosa pues, la sentencia se dictará en relación con los elementos de
prueba llevados por las partes

Carga de los alegatos. No se obligará a parte alguna, en el proceso, a alegar pero, quien no lo
haga, es sabedora de que voluntariamente ha perdido una oportunidad de esgrimir sus argumentos
que pudieran haber tenido influencia en el resultado del juicio.

En la carga procesal, la ley fija la conducta que debe asumir quien quiera conseguir un
resultado favorable a su propio interés.

O se podría decir que la carga procesal es en ese sentido, un derecho que la ley nos otorga
para realizar un acto dentro de un procedimiento que a través de él consigamos ciertos beneficios a
nuestro favor.

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