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Hace 12 años que fui dirigente rover en el Grupo Scout Nuestra Señora de los Dolores.

En ese tiempo el grupo que conformaba la comunidad era un grupo que desde manada
venía trabajando en el movimiento. Algunos habían dejado en unidad otros un tiempo en
caminantes pero la gran mayoría se conocía y sabían como funcionaban juntos.
Con respecto a la adultez emergente era muy heterogénea la realidad de cada uno. En
cuanto a Educación la mayoría estaba terminando el colegio secundario y había quienes
estaban trabajando sea como forma de ayuda para sus gastos o sea para poder emplear el
tiempo que tenían en algo productivo para ellos.
Y quienes seguían una carrera universitaria lo hacían y no estaban en la ciudad se hacían
un tiempo para asistir a la actividad.
Así que sin armar un PPA ellos estaban viviendo un proyecto de vida en el cual se hacían
tiempo para todo. Y por supuesto había un par que trabajaba y en sus ratos libres se
juntaban a jugar a la play station.
Y también estaban los que estudiaban acá y no trabajaban pero se comprometían a
ayudar en su casa y utilizaban muy bien los tiempos.
Quizás en el punto de la asociación a la cultura del trabajo y al de orientarlos en un ámbito
de vocación no se trabajó de manera puntual porque la situación se dio de manera
desorganizada.
En este punto del programa no hubo ejemplos de que no pueda ayudar a la realidad de
cada uno.
Esto permitió , sin ser un obstáculo, tener un amplio panorama cultural y social dentro de
la comunidad.
Como así también ir acompañando desde el rol de dirigentes una madurez que les permita
poder encausar, disfrutar y mantener esa dinámica de vida que en un futuro iba a
ayudarlos a orientarlos en el trabajo, en el estudio y en el rol de agentes de cambio.
Con respecto a los puntos de afecto en su vida personal el amor como factor de
enamoramiento, capricho o experiencia sexual fue más directo con las mujeres.
Con ellas era muy fácil la comunicación en este punto ya que existía, de manera natural,
una facilidad para abrirse y poder dialogar de éste y muchos temas sin estar o esperar que
se genere algún motivo de conflicto.
Aunque en general quienes estaban teniendo una relación afectiva compartían momentos
de encuentro fuera de la actividad o estaban incluídas las compañías para ayudar en algún
proyecto.
En cuanto a las actividades eran planteadas por la comunidad y lo que era por ahí más
desorganizado era darle forma escrita a un proyecto que quisieran tener. Pero no por ello
las actividades no se realizaban. La dinámica de encuentro era los sábados en el grupo
pero también había mucha actividad durante la semana como punto de reunión en mi
casa porque surgía la necesidad de juntarse para determinada situación y era un punto de
coincidencia práctico.
De esto dependía la comunicación directa y constante con los padres quienes estaban al
tanto de todo y quienes, en los primeros momentos, aún estaban en conflicto con sus
hijos porque el diálogo no era una herramienta de cercanía. Sí lo fue durante los años en
los que los rovers expresaban sus dudas, desacuerdos y miedos. Y en este punto fue
crucial el diálogo que se generó entre los padres y el dirigente. Sin generar roces se dieron
muchísimas reuniones (también en mi casa por problemas de horarios de trabajo) en las
que exponían sus dificultades y en donde siempre surgía la duda de cómo hacer para
hablar sin generar crisis ni situaciones no deseadas. Esto fue constante pero muy
productivo porque sin querer la confianza ganada de los padres hacía que no vean mi rol
como competencia sino como una ayuda más para que los rovers sientan apoyo compañía
y presencia. Lo mismo desde el lado de los rover, que ellos escuchen de su referente lo
difícil inseguro y poco orientativo que es ser padre en un mundo tan cambiante generaba
en ellos una visión más respetuosa . Pero todos coincidíamos en que había mucha falta de
diálogo…no se sabía cómo plantear ni decir lo que los padres pensaban sin generar
conflicto. Por suerte esto maduró y tuvo una devolución satisfactoria que como dirigente
pude vivenciar.
Debido a estos encuentros se generaban debates muy ricos en opiniones críticas y dudas
que reflejaban el pensamiento dialéctico en el cual se veían varias soluciones ante un
conflicto y no había extremos.
En líneas generales la comunidad funcionaba como un grupo de amigos que gustaban de
estar juntos cuando surgía algún proyecto o ayuda en el grupo. Tenían buena química y en
las actividades se veía el espíritu scout de manera natural y muy divertida.
Y en cuanto a su progresión personal hubo muchas situaciones de cambio, ya que cada
uno tenía proyectos distintos y algunos lo pudieron llevar a la práctica y otros no pudieron
darle forma escrita. Pero ello no fue un impedimento para que vivan situaciones de
estudio y de trabajo ni de ocio ni de vida en familia.
Y en cuanto a la experiencia creo que aprendí mucho de ellos como adulto. Aprendí a
sobrellevar situaciones como aceptar sin juzgar ni criticar ni analizar tanto a un
compañero o una situación, porque ellos así pensaban….
No se preocupaban tanto por grandes temas sino por experiencias más personales en las
que les generaba incertidumbre. No se enfrascaban en temas familiares en los cuales no
tenían compromiso ni enemistades ajenas . Y viví muchas instancias de diálogo en las que
no tenía repuestas para todo pero sí un gran compromiso y voluntad para acompañarlos
en cada una de las situaciones que necesiten de mi presencia.
Es por ello que creo haber tenido una experiencia muy fuerte motivadora y también
divertida.

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