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olvidarse que en el trabajo de interpretación se tiene en
contra a los poderes psíquicos responsables de la desfigura-
ción del sueño. Será asunto de la relación de fuerzas el que
alguien pueda, merced a su interés intelectual, su capacidad
para vencerse a sí mismo, sus conocimientos psicológicos y
su ejercitación en la interpretación de sueños, doblegar las
resistencias internas. Siempre es posible dar un paso más, al
menos hasta el punto de convencerse de que el sueño es una
formación plena de sentido y aun, las más de las veces, hasta
entrever este sentido. Es harto frecuente que un sueño sobre-
venido a continuación de otro permita asegurar y proseguir
la interpretación adoptada tentativamente para el primero.
Una serie de sueños que se arrastra por semanas o meses sue-
le brotar de un terreno común y debe entonces someterse a
la interpretación como una urdimbre.-" En sueños que se
siguen el uno al otro, puede observarse a menudo que uno
toma como centro lo que en el siguiente es indicado sólo en
la periferia, y a la inversa, de suerte que los dos se comple-
mentan entre sí también respecto de la interpretación. Ya
he demostrado con ejemplos que los diversos sueños de una
misma noche deben ser tratados en general como un todo
por el trabajo interpretativo.^"
Aun en los sueños mejor interpretados es preciso a menu-
do dejar' un lugar en sombras, porque en la interpretación
se observa que de ahí arranca una madeja de pensamientos
oníricos que no se dejan desenredar, pero que tampoco han
hecho otras contribuciones al contenido del sueño. Entonces
ese es el ombligo del sueño, el lugar en que él se asienta en
lo no conocido.^' Los pensamientos oníricos con que nos
topamos a raíz de la interpretación tienen que permanecer
sin clausura alguna y desbordar en todas las direcciones den-
tro de la enmarañada red de nuestro mundo de pensamien-
tos. Y desde un lugar más espeso de ese tejido se eleva luego
el deseo del sueño como el hongo de su micelio.
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