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RITA SEGATO Y LA PRÁCTICA DEL GOBIERNO DE CREAR UN ENEMIGO COMÚN:

“ES LA ESTRATEGIA FASCISTA POR EXCELENCIA”


Sebastián Reyes
03.05.2020

En una conversación con "Coloquio de perros", programa transmitido en exclusiva por las redes sociales de El
Desconcierto, la intelectual (escritora, antropóloga y activista) feminista Rita Segato se refirió a las principales
problemáticas sociales y de género que afloran con la pandemia del COVID-19, y al rol fundamental de las mujeres
en la reconversión de la sociedad, a través de su influencia histórica como formadoras de consciencia y criterio de
las nuevas generaciones. "Las mujeres hacen los nudos del tejido social. El maternaje es político, plenamente
político", estableció la académica argentina.

Este encuentro reúne a los principales actores del mundo del pensamiento, los DD.HH., la cultura, la academia,
medios de comunicación alternativos y arte, y que se solían congregar en el Museo de Arte Contemporáneo de
Santiago (MAC), con el fin de informar, debatir y reflexionar de forma abierta y gratuita con toda la comunidad
asistente sobre el actual movimiento, sus demandas y las posibles salidas hacia un nuevo cambio social. En esta
edición, la intelectual oriunda de Argentina habló de cómo se construyen las identidades de género en el marco
del aislamiento y la convivencia continua obligada, lo que modifica la estructura de los hogares.

“El género siempre es violento, es una relación conflictiva, inestable. Patriarcado y género son sinónimos (…) y ahora,
en esta situación, el hombre queda reducido en un espacio igualado a la posición de la mujer”, estableció Segato.

“El espacio doméstico es femenino, desde tiempos ancestrales la división del trabajo ha sido por sexo, y es una división
muy estricta, que no desaparece por unas décadas que llevemos luchando”, explicó la académica, agregando cómo se
combate esto desde el feminismo y una de las falencias en las que, en su opinión, cae el movimiento.

“El error que hemos cometido es que se cae en el autoritarismo, y hay autoritarismo dentro del feminismo, y yo no
quiero que haya eso porque este es patriarcal”, aseguró la escritora.

Así también, se refirió a su usual teoría de la abolición del género, como elemento de clasificación y distinción
entre los seres humanos. “Hemos caído en el binarismo de hablar de heterosexualidades y de homosexualidades.
Hay tantas heterosexualidades como personas”, refutó Segato.

“Lo que me gustaría como espacio de convivencia es un mundo plural, ese es el norte, pluralizar este mundo
heterogéneo, eso es lo que nos guía”, sostuvo la feminista, asegurando que el rol de la mujer en este nuevo
paradigma es fundamental. “Las mujeres hacen los nudos del tejido social. El maternaje es político, plenamente
político”, señala la investigadora social, estableciendo que es el sexo femenino el que carga con la tarea de
transformar los paradigmas sociales, a través del espacio individual e íntimo de la crianza de los nuevos individuos
e individuas, y la concepción del mundo que estos se hagan.

Además, la escritora también habló de su propio rol como transformadora social. “¿Cuál es mi militancia? Una
larga en la sala de aula y luego con una comunidad de discípulos que formé, eso dentro de lo que uno enseña a
pensar e instiga a preguntar. ¿Cuál es mi militancia hoy? Es una militancia de la palabra. Es muy importante la
tarea de donar un vocabulario, porque lo que sirve la sociedad lo toma para nombrar la experiencia que necesita
ser nombrada”, comentó la trasandina residente en Brasil.

Finalmente, Segato también abordó los comportamientos que no quiere se extrapolen al feminismo y los
movimientos sociales, haciendo referencia al concepto de “enemigo común”, que adoptan los poderes ejecutivos
para justificar medidas que se toman en momentos de crisis, por ejemplo. Esta práctica ha sido aplicada, por
cierto, por el Presidente Sebastián Piñera luego del estallido social, cuando se refirió a la violencia como un
“enemigo poderoso”, y también por el ministro Jaime Mañalich ahora con la pandemia del COVID-19, a la que
personificó como un “enemigo portentoso”.

“¿Cuál es la estrategia fascista por excelencia? La creación de un enemigo común. Es una estrategia política
villana”, concluyó la intelectual.
DEBATE SOBRE RESISTENCIAS FEMINISTAS CON RITA SEGATO, GINA VARGAS,
CLYDE SOTO, ANA CRISTINA GONZÁLEZ Y ANA FALÚ
Feministas latinoamericanas participaron de un conversatorio en Córdoba, Argentina, para profundizar los debates
y reflexiones ante el ascenso de gobiernos conservadores y antiderechos en la región.

Unas horas antes del comienzo de la actividad, el predio al aire libre de la Facultad de CC.SS. de la Universidad
Nacional de Córdoba comenzó a ser ocupado por grupos de estudiantes, activistas, feministas, que buscaban
asegurarse un lugar en las primeras “filas” frente al pequeño escenario. Resistencias feministas ante la avanzada
fundamentalista en la región se tituló el conversatorio, llevado a cabo el pasado martes 18 de febrero, que reunió
a Gina Vargas (Perú), Clyde Soto (Paraguay), Ana Cristina González Vélez (Colombia) y Rita Segato (Argentina) junto
a Ana Falú (Argentina), quien ofició de moderadora. La actividad pretendió ser un espacio para conocer y nutrir los
principales debates en torno a las resistencias de los feminismos en el contexto latinoamericano actual.

“Es un día feminista” dijo Ana Falú al dar la bienvenida, aludiendo al cielo despejado y al hermoso clima de la
tarde, frente a una gran cantidad de personas que se acercó a escuchar y compartir la discusión. Luego de
agradecer a todas las instituciones que brindaron su apoyo a la actividad, Ana señaló: “Insistimos en cuestionar, en
involucrarnos en la transformación cultural, que va más allá, que cuestiona el patriarcado. Y es un contexto global,
regional, de retrocesos y, al decir de Clyde Soto, vivimos un ciclo de des-democratización, y es desde ese contexto
que queremos sumar estas reflexiones hoy”.

La primera en tomar la palabra fue Gina Vargas, apuntando los principales cambios que se observan desde la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, hasta hoy. “A pesar de que en estos 25 años
hemos conseguido muchas cosas interesantes, no siempre ha sido a la velocidad que necesitábamos, no siempre con
los recursos necesarios (…). Han sido 25 años donde lo que hemos ganado, lo hemos ganado por la lucha y la
organización, y la presión de las nuevas generaciones”, señaló, a la vez que dejó en claro que muchas de las
necesidades y reclamos planteados en aquel momento siguen sin cumplirse y se han sumado nuevas dimensiones
que es necesario incluir. A partir de tres categorías -la desigualdad, la democracia (o des-democratización) y la
autonomía- Gina realizó su análisis y remarcó la existencia de una “perversa alianza entre patriarcado (heterosexual),
colonialidad (racismo y toda la negación de la diversidad) y capitalismo” que exacerba al máximo los mecanismos de
exclusión y ante la cual debemos enfrentarnos atacando esa alianza, no sólo una parte.

Reflexionando sobre las distintas autonomías por las cuales lucha el movimiento feminista (económica, física) Gina
resaltó la necesidad de lograr autonomía sociocultural: “Una de las dimensiones más complejas en nuestras
sociedades ha sido la invisibilidad tremenda de que somos una región multicultural, pluriétnica, y de diferentes
miradas y cosmovisiones. La autonomía sociocultural se refiere justamente a la importancia de una valoración
igual del conocimiento, de las cosmovisiones y los paradigmas”, siendo necesario “romper la idea de una sola
forma de conocimiento o la valía de una sola cultura vista como universal”. Sobre el cierre agregó que en este
momento “no podemos pensar la agenda feminista si no es incorporando las dimensiones diversas de lucha. Por
ejemplo, la lucha contra el extractivismo, la defensa del territorio… Son luchas nuestras, feministas, porque no las
podemos dejar simplemente para que un sector o un grupo las asuma, cuando tienen que ver realmente con el
futuro de la humanidad”.

“Estamos viendo un avance explícito de fuerzas retrógradas que combinan el abordaje religioso con el político
como sustento de sus ideas, de sus justificaciones, de sus modus operandi y de la ampliación de su base social,
para producir un retroceso en nuestras construcciones democráticas”, afirmó Clyde Soto al iniciar su exposición
sobre los procesos de des-democratización y resistencia en la región, remarcando la amenaza que esto supone a
todos los avances que han hecho quienes pelean por la autonomía de sus vidas. Recordó cómo Paraguay puso
reparos a utilizar el concepto de “género” en la Conferencia de Beijing antes mencionada y remarcó que, pese a
que estos avances fundamentalistas “se vienen gestando desde hace mucho tiempo”, se vuelve necesario notar
cuáles han sido los cambios, ya que ahora tienen un “carácter trasnacional, mucho más sofisticado, con muchos
más recursos, y mucho más coordinado”, que hace que veamos las mismas campañas, los mismos slogans, en
todos nuestros países de Latinoamérica.

Soto también señaló el fortalecimiento de la alianza entre grupos conservadores anti-géneros, anti-derechos y las
ultraderechas políticas que trabajan en los procesos des-democratizadores, que en muchos casos (Brasil, Paraguay,
Honduras, Haití, entre otros) “están utilizando los mecanismos de la democracia para vaciarla de contenido y de
profundidad”, socavando la idea de “una democracia que entendemos no sólo como un proceso de ir a votar cada
tanto (…), sino como un sistema de convivencia donde podemos existir en pluralidad y con derechos”. En este
contexto, reflexionando sobre el título del panel, Clyde aportó a la idea de las resistencias y expresó: “Yo creo que
resistir, como dijo Ana Falú, es persistir y permanecer para preservar ese derecho a existir. Y en el caso del
feminismo es para preservar nuestro derecho a existir como movimiento que revoluciona las cosas. No es resistir
para quedarnos en nuestro lugar, es resistir para seguir existiendo y para seguir cambiando”.

En tercer lugar, tomó la palabra Ana Cristina González Vélez, quien analizó el estado del debate sobre el aborto en
nuestros países, un tema sobre el cual el movimiento feminista latinoamericano “no ha parado de construir
argumentos, de sofisticar los argumentos, de diversificar sus estrategias y sus objetivos de cambio (…), no ha
parado de construir alianzas y, a la vez, en cierta manera, es el tema con menos éxito a la hora de quedar
plasmado en la política pública”.

González Vélez detalló cómo los avances se han concentrado en la “juridificación” de las estrategias de incidencia
con el objetivo de lograr regímenes de aborto legal más permisivos, de incrementar el acceso a las formas
existentes de aborto legal ofreciendo argumentos para que las causales se interpreten de la manera más amplia, o
bien de crear acceso en contextos legales altamente restrictivos. Caracterizó a la movilización en Latinoamérica
como explosiva y expansiva: “El movimiento feminista no ha dado un solo paso atrás en materia de aborto, y esto
es importante porque contempla distintos períodos: desde el rechazo al crimen de aborto hasta su regulación, que
no era la manera como veníamos actuando 25 años atrás”. Además, Ana Cristina destacó que la discusión sobre el
aborto ha permitido reposicionar la libertad de las mujeres: “Si las mujeres no pueden decidir sobre sus cuerpos,
quiere decir que no son libres como ciudadanas”.

Pese a los avances en leyes que despenalizan el aborto, las que lo perpetúan como delito no son sólo obsoletas por
no haber sido hechas con nuestra participación, sino que están “informadas por la subvaloración de la vida de las
mujeres, subvaloración de su vida como biología y como biografía”, indicó González Vélez. Explicó que las leyes
que admiten abortos por causales entienden la vida de las mujeres como biología, permitiendo abortar si van a
morir, si se enferman, si tienen malformación fetal, “pero de ahí para adelante son delincuentes y son criminales”
y, entonces, “estas leyes expresan la menor bio-legitimidad que se le concede a esa ecuación entre el feto y la
mujer, a quienes rehúsan el destino de la maternidad forzada”.

“Resistir es caminar, transformarse”, expresó Rita Segato, quien cerró el panel. En línea con la idea de re-
existencia, señaló que “la burocratización del pensamiento es un gran enemigo de nuestro proyecto histórico, que
necesita del tiempo, del movimiento que ese tiempo introduce en la vida y en la política”. En su análisis abordó
algunos de los problemas que encuentra la idea de re-existencia en su camino. Uno de los obstáculos es el de
soportar las divergencias, frente al cual el pluralismo aparece ineludible y antecede al propio feminismo: “Si el
feminismo no es pluralista, perderá su ruta, perderá su camino inevitablemente”.

Segato introdujo el problema que ella denomina “la dueñidad”, la fase contemporánea del capital, en la que hablar
de desigualdad no alcanza porque asistimos a esta nueva etapa donde “existen dueños de la vida y de la muerte,
dueños del planeta, dueños de porciones cada vez más extensas del planeta. Se dice que el capital financiero es
etéreo, lo cual en parte es así, pero esa riqueza también atesora pedazos muy concretos de la tierra, de los
territorios del planeta”. En esta misma línea, señaló la existencia de una enfermedad del “adueñamiento” que se
diagnostica observando el aumento de la crueldad extrema sobre las mujeres, notando la capacidad de
apropiación de los cuerpos de las mujeres. “Hay una gran sintonía, una gran analogía entre la estructura patriarcal
y la estructura de un mundo adueñado. El patriarcado es la forma más perfecta de simbolizar lo que es un mundo
de dueños”, detalló. Finalmente, Rita analizó lo que ocurre en los desarrollismos de gobiernos neoliberales y
también de gobiernos progresistas, dónde la cuestión de la mujer se expresa al interior de ambos como obstáculo.
Señaló la urgencia de replantear la totalidad de la política, para descartar la idea de que los machismos en la
política “importan poco”, y la necesidad de no postergar más las agendas feministas ante la idea de los gobiernos
machistas que establecen que lo primero es resolver los problemas del pueblo. “Es un chantaje. (…) Nos estamos
dando cuenta de que es exactamente, al contrario: cuando las mujeres resolvamos nuestros problemas, se van a
resolver los problemas del pueblo”.

Posteriormente a las exposiciones hubo un breve intercambio de preguntas y comentarios y se proyectó el spot de
la campaña Activate contra los fundamentalismos, desarrollada por la Articulación Feminista Marcosur.
LA REGIÓN ANTE LA PANDEMIA:
DEBATES Y RESPUESTAS FEMINISTAS
El coronavirus llegó a Latinoamérica a fines de febrero. Ante una situación que plantea grandes interrogantes a
distintas escalas, intentamos hacer un breve mapeo de la situación en nuestros países.

El escenario se torna cada vez más complicado. Mientras en China la situación parece haber comenzado a
estabilizarse, países como Estados Unidos, España e Italia no han podido controlar el avance del coronavirus. En
Latinoamérica las cosas no están mejor, con números de infectados que trepan día tras día.

Paraguay fue el primer país en América del Sur en tomar las medidas de aislamiento social para evitar la
propagación del COVID-19, y casi todos siguieron sus pasos. En Argentina, hasta el 31 de marzo el gobierno
nacional ha dispuesto el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, pero se espera que la medida se extienda
hasta entrado abril. En Perú se decretó Estado de Emergencia, se cerraron las fronteras y se establecieron 15 días
de inmovilización social obligatoria, además la prohibición del libre tránsito de personas entre las 20.00 y las
5.00hs. En Uruguay el gobierno no ha decretado la cuarentena obligatoria y ha dado mensajes contradictorios
desde distintos sectores, pero se cancelaron hasta nuevo aviso todos los espectáculos públicos, las instituciones
educativas suspendieron las clases y algunas empresas u organizaciones se trasladaron al mundo online.

En Brasil, por otro lado, no se tomó aún ningún tipo de medidas. El presidente Jair Bolsonaro afirmó que la
epidemia del coronavirus “es una fantasía creada por los medios” y, en una entrevista, expresó: “La gente va a
morir, lo lamento. Pero no podemos crear ese clima: perjudica a la economía”.

UN IMPACTO DESIGUAL
Ni bien se diagnosticaron los primeros casos, muchas personas salieron desesperadas a comprar más papel
higiénico y agua del que iban a necesitar en meses, demostrando una actitud completamente egoísta y
desinformada.

Poco a poco se empezaron a escuchar otras preguntas y cuestionamientos que ponen en el centro del debate a
quienes están por fuera del sistema, a quienes no tienen acceso a la vivienda y por ende no pueden cumplir los
mandatos de aislamiento e higiene, a quienes trabajan de manera informal, en situación precaria y que dependen
de salir para poder generar ingresos, a quienes realizan tareas de cuidado no remuneradas, a quienes se
encuentran en centros de privación de libertad. La situación de desprotección y vulnerabilidad que atraviesan no
es nueva, es estructural y, en la mayoría de los casos, no está siendo contemplada en los planes trazados por los
equipos de especialistas que se reúnen ante la emergencia de la pandemia ni en las medidas tomadas por los
gobiernos que no tienen en cuenta la desigual distribución de los cuidados en condiciones “normales” y que se ve
agudizada en esta situación de emergencia. “Uno de los principales desafíos que nos deja esta crisis es reconocer
la vulnerabilidad como un principio fundamental de lo social y, en consecuencia, institucionalizar una economía
cuyo eje sea la vida y no la acumulación” señala Natalia Quiroga Díaz en “Coronavirus y economía: cuando el
cuidado está en crisis”.

Hasta el momento de cerrar esta nota, el gobierno uruguayo no mencionó la cantidad de personas que está
quedando sin trabajo (no hay números oficiales; el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social -MTSS- habló de
“miles” de envíos a seguro de paro), pero elaboró un decreto para flexibilizar los envíos al seguro de desempleo en
los sectores de la actividad privada que, según definió, se ven más afectados: comercios, servicios turísticos y
restaurantes. No se tomó en cuenta al sector de trabajadoras domésticas, ni a las personas que trabajan free-
lance, ni a artistas, profesores/as particulares, feriantes, trabajadoras sexuales, cuidadoras y demás personas que
ven su trabajo más precarizado que nunca.

En Perú la única medida tomada en este sentido es la aprobación de un bono excepcional de 380 soles (110
dólares) para cada familia que se encuentre en situación vulnerable. Las redes feministas están exigiendo que esos
bonos sean para mujeres, por ser las más precarizadas y las que históricamente quienes se ocupan de los cuidados
de sus familias.

En Argentina, tras varios anuncios de medidas destinadas a paliar los efectos de la pandemia para grandes y medianas
empresas, finalmente comunicaron que se dispondrá para trabajadores/as informales y monotributistas de un pago
único de 10.000 pesos (155 dólares), entre otras medidas que incluyen exenciones y prórrogas de distinto alcance.
Los ministros de Economía y Trabajo indicaron que ese pago será extraordinario para familias sin otros ingresos, a
excepción de la Asignación Universal por Hijo, y que se abonará en abril, pero podría repetirse si la cuarentena se
extiende. En los próximos días podremos conocer la utilidad efectiva de estos anuncios, en un país donde, según
cálculos de la Univ. Católica Argentina, el 30% de las familias dependen de la economía informal, y el 35% de la
población económicamente activa no tiene la capacidad de interrumpir sus tareas sin perder sus ingresos.

VIOLENCIA DE GÉNERO: MÁS PELIGRO DURANTE LA CUARENTENA


La cuarentena no solo trae consecuencias económicas: es necesario brindar respuestas para quienes deben
aislarse en hogares donde conviven con parejas y/o familiares violentos. Para mujeres y niñeces, el aislamiento
puede ser aún más riesgoso que la emergencia sanitaria.

“Para las mujeres maltratadas que se van a quedar en casa con sus agresores, ¿qué protocolo se va a practicar?”,
preguntó la periodista Noelia F. Aceituno durante el anuncio de aislamiento social en Paraguay. Euclides Acevedo,
ministro del Interior, respondió: “El Ministerio del Interior tiene una dirección sobre violencia doméstica familiar.
Obviamente que nosotros, cuando en una familia que está aislada una persona golpea a otra –la mujer le puede
pegar al marido también, no es solamente del hombre a la mujer–, y eso se denuncia, automáticamente se lo saca
y se lo aísla. O sea, doble aislamiento: ‘Si jodés, te aíslo del mundo y te aíslo de tu familia’. En el Ministerio
trabajamos con la fiscalía, ante una denuncia: ‘¡del hopo, fuera!’”.

Todos rieron en la conferencia, incluyendo los periodistas. Días después, la Dirección de Relaciones Públicas de la
Policía Nacional Paraguaya informó que, efectivamente, los casos de denuncia por violencia familiar habían
aumentado, mientras que los demás crímenes habían disminuido.

En Uruguay, el gobierno también minimizó la violencia de género y el presidente Luis Lacalle Pou incluso catalogó a
los feminicidios como “un efecto colateral” del aislamiento. El 23 de marzo, el mandatario dio una conferencia de
prensa para informar sobre la situación sanitaria en el país y, al finalizar, una periodista le pidió la palabra, a la que
él accedió con la frase “si me lo pedís así”, lo que ya demuestra una posición machista e irrespetuosa. Cuando ella
le consultó por los 4 feminicidios ocurridos en 10 días de marzo, Lacalle Pou le respondió que estos asesinatos
“lamentablemente, son un efecto colateral del confinamiento. Aislamiento total, confinamiento en los hogares,
ahí se dan cuenta de que el gobierno debe encontrar un punto de equilibrio que a veces no es fácil. Pero hay que
poner en la balanza”1.

En el caso de Argentina, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (de reciente creación), señala que las
vías habituales de atención a víctimas de violencia de género2 siguen brindando asesoramiento y contención. Pese
a esto, en momentos donde las restricciones potencian las situaciones de peligro, las redes feministas son aún más
necesarias. El distanciamiento social no se debe traducir en falta de empatía y aislamiento, y es más fundamental
que nunca sostener y reforzar las redes.

En Perú, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar de Perú (Endes 2018), el 63% de las mujeres ha sido
víctima de algún tipo de violencia por parte de sus convivientes o parejas. A su vez, el 60% de las agresiones
sexuales son perpetradas en el hogar de la víctima, según el Ministerio de la Mujer. Para Liz Meléndez, directora
del CMP Flora Tristán –integrante de la AFM-, “una situación de emergencia como la que vivimos en el Perú genera
estrés, que en los agresores deriva en una mayor expresión de violencia contra quienes consideran sus
subordinadas: en este caso, las mujeres. El aislamiento puede recrudecer no solamente la violencia física, sino
también la psicológica. Los agresores generalmente están en los entornos más cercanos y esto puede exponer a
las mujeres” (Wayka /17 de marzo 2020). A esto se suma que el sistema estatal peruano corrupto y machista
obstaculiza y re-victimiza muchas veces a miles de mujeres y niñas que van en búsqueda de justicia y protección.

Pese al estado de aislamiento social obligatorio y cierre de la mayoría de instituciones del Estado, el Ministerio de
la Mujer de Perú informó que seguirán habilitados diversos canales 3, que deberán garantizar la correcta, oportuna
y diligente atención a las decenas de mujeres y niñas que hoy en día viven con sus agresores. “Estaremos alertas y
vigilantes al actuar de las autoridades. Hacemos un llamado a todas las autoridades para que actúen
responsablemente, protegiendo a la diversidad de mujeres, a la población LGBTIQ+, a la población indígena y
afrodescendiente frente a la violencia machista y racista”, indicó Meléndez. Frente al estado de emergencia en el
país, diversas colectivas, organizaciones y feministas independientes se encuentran trabajando en la creación de
redes solidarias con el objetivo de auto cuidarse y denunciar las diversas formas de violencia contra las mujeres en

1
En Uruguay: la línea gratuita 0800 4141 (o *4141 desde el celular) continúa funcionando para denunciar situaciones de violencia de género. Aquí está el listado de las Comuna Mujer en
Montevideo, que brindan un servicio de atención psicosocial y asesoramiento jurídico gratuito.
2
En Argentina: la línea 144, gratuita, continúa recibiendo llamados desde cualquier lugar del país, para brindar contención, información y asesoramiento, las 24 hs, los 365 días al año.
3
En Perú: la línea 100, gratuita, brinda asesoría legal y psicológica. También los Centros de Emergencia Mujer en las comisarías a nivel nacional y los Hogares de Refugio Temporales para
la atención de las víctimas de violencia.
este periodo de aislamiento. “Hacemos un llamado a las feministas, mujeres, ciudadanas, a desarrollar redes
solidarias distritales y barriales que puedan autocuidarnos en esta crisis; así como a promover que las medidas de
aislamiento se cumplan”, exhortó Meléndez.

¿CÓMO AFECTA EL CORONAVIRUS A LAS TRABAJADORAS DOMÉSTICAS?


Las trabajadoras domésticas están en la primera línea de riesgo para contraer el virus. Si permanecen trabajando,
se pone en riesgo en el transporte público y puede poner el riesgo a quienes hacen cuarentena tanto en la casa
donde trabaja como en su propia casa. Por otro lado, quedarse en casa pone en riesgo la comida diaria: a
muchas, sus empleadoras/es les piden que no vayan a trabajar, pero no les pagan. Asimismo, a muchas
trabajadoras domésticas se les ha exigido realizar la cuarentena en el lugar de trabajo y se les prohíbe salir.

En Paraguay el trabajo doméstico es el tercer sector que más mujeres emplea. “Muchas de las trabajadoras
domésticas realmente están sintiendo en sus mesas familiares el efecto de la cuarentena” denuncian los sindicatos
del sector en ese país. En Argentina, el trabajo doméstico es uno de los más precarizados de toda la economía: el
76% de las trabajadoras no está registrada, por lo que no reciben vacaciones pagas, aguinaldo ni cobertura de
salud. Ante el reclamo de distintas organizaciones que integran la Comisión Nacional de Trabajo en Casas
Particulares, el gobierno argentino estableció que las trabajadoras accedan a las licencias con goce de sueldo al
igual que el resto de los trabajadores pero, conociendo la realidad del sector, la gran mayoría dependerá, al final
del día, de las decisiones de sus empleadores. En Uruguay, el trabajo doméstico también es de los sectores con
más informalidad. Los sindicatos denuncian que muchas fueron despedidas y, quienes no estaban en caja o no
llegan a cubrir los jornales suficientes para percibir el seguro de paro, quedaron desamparadas.

REDES SOCIALES Y FEMINISTAS


En Argentina, mientras se espera que el alivio económico que propone el gobierno de Alberto Fernández llegue
efectivamente a quienes están padeciendo más la emergencia, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina
lanzó una colecta nacional solidaria, de dinero y de alimentos, para que las trabajadoras sexuales puedan contar
con un fondo de emergencia, ya que su trabajo no es reconocido como tal. Las FUEGAS (Feministas Unidas
Elaborando Gastronomía y Afines en Sororidad) proponen sostener la economía popular sin desconocer la
situación sanitaria actual e invitan a una Feria Virtual de productos. En Uruguay las redes sociales se están usando
para hacer un listado solidario de trabajadorxs independientes y un grupo de psicogerontólogos de la Universidad
de la República (UdelaR) se puso a disposición para ayudar con compras a las personas que componen la población
de riesgo. También surgieron decenas de ollas solidarias y puntos de colecta de alimentos y productos de higiene.

En los grupos de WhatsApp se comparten recaudos para evitar contagios pero también circulan teléfonos de
centros de salud, recomendaciones y sugerencias para cuidar la salud mental en aislamiento, kits de cuarentena
feminista con libros de reconocidas autoras, entre incontables materiales y recursos de todo tipo para afrontar de
la mejor manera el confinamiento. Estos son solo algunos ejemplos que dan cuenta de cómo las crisis dan lugar a
la creación de redes solidarias y respuestas colectivas.

LA REGIÓN ANTE LA PANDEMIA


DEBATES Y RESPUESTAS FEMINISTAS
29 de marzo de 2020
Bahía Flores y Silvina Font
con aportes de Fátima E. Rodríguez y Susan Espinoza

El coronavirus llegó a Latinoamérica los primeros días de marzo. Ante una situación que plantea grandes
interrogantes a distintas escalas, intentamos hacer un breve mapeo de la situación en nuestros países.

Paraguay fue el primer país en América del Sur en tomar las medidas de aislamiento social para evitar la propagación
del covid-19, y casi todos siguieron sus pasos. En Argentina, el gobierno nacional ha dispuesto el Aislamiento Social,
Preventivo y Obligatorio hasta el 31 de marzo, pero se espera que la medida se extienda hasta entrado abril. En Perú
se decretó Estado de Emergencia, se cerraron las fronteras y se establecieron 15 días de inmovilización social
obligatoria, además la prohibición del libre tránsito de personas entre las 20.00 y las 5.00 hs. En Uruguay, el gobierno
hasta la fecha no ha decretado la cuarentena obligatoria, pero se cancelaron hasta nuevo aviso todos los espectáculos
públicos, las instituciones educativas suspendieron las clases y algunas empresas u organizaciones se trasladaron al
teletrabajo. En Brasil, por otro lado, no se tomaron aún ningún tipo de medidas. El presidente Jair Bolsonaro afirmó
que la epidemia del coronavirus “es una fantasía creada por los medios” y, en una entrevista, expresó: “La gente va a
morir, lo lamento. Pero no podemos crear ese clima: perjudica a la economía”.

IMPACTO DESIGUAL
Ni bien se diagnosticaron los primeros casos, muchas personas salieron desesperadas a comprar más papel
higiénico y agua del que iban a necesitar en meses, una actitud completamente egoísta y desinformada. Los
primeros días en que el virus ya circulaba en la región, en las redes sociales se multiplican las alusiones al “home-
office” para quienes pueden realizar las tareas que habitualmente llevan a cabo en sus oficinas, en sus casas.

En paralelo, y poco a poco, se empezaron a escuchar otras preguntas y cuestionamientos que ponen en el centro
del debate a quienes están por fuera del sistema, a quienes no tienen acceso a la vivienda –y, por ende, no pueden
cumplir los mandatos de aislamiento e higiene–, a quienes trabajan de manera informal, precarizada y dependen
de salir para generar ingresos, a quienes realizan tareas de cuidado no remuneradas, a quienes se encuentran en
centros de privación de libertad. La situación de desprotección y total vulnerabilidad que atraviesan estas
personas no es nueva, es estructural, y en la mayoría de los casos, no está siendo contemplada en los planes
trazados por los equipos de especialistas que se reúnen ante la emergencia de la pandemia, en las medidas
tomadas por esos gobiernos que no tienen en cuenta la desigual distribución de los cuidados en condiciones
“normales”, pero agudizada en esta situación de emergencia. “Uno de los principales desafíos que nos deja esta
crisis es reconocer la vulnerabilidad como un principio fundamental de lo social y, en consecuencia,
institucionalizar una economía cuyo eje sea la vida y no la acumulación” señala Natalia Quiroga Díaz en
“Coronavirus y economía: cuando el cuidado está en crisis”.

El panorama más alentador pareciera darse en Argentina. Tras varios anuncios de medidas destinadas a paliar los
efectos de la pandemia para grandes y medianas empresas, finalmente comunicaron que se dispondrá para
trabajadores informales y monotributistas de un pago único de 10.000 pesos, entre otras medidas que incluyen
exenciones y prórrogas de distinto alcance. Los ministros de Economía y Trabajo indicaron que ese pago será
extraordinario para familias sin otros ingresos, a excepción de la Asignación Universal por Hijo, y que se abonará
en abril, pero podría repetirse si la cuarentena se extiende. En los próximos días podremos conocer la utilidad
efectiva de estos anuncios, en un país donde, según cálculos de la Universidad Católica Argentina, el 30% de las
familias dependen de la economía informal, y el 35% de la población económicamente activa no tiene la capacidad
de interrumpir sus tareas sin perder sus ingresos.

VIOLENCIA DOMÉSTICA DURANTE LA CUARENTENA


La cuarentena no solo trae consecuencias económicas: es necesario brindar respuestas para quienes deben
aislarse en hogares donde conviven con parejas y/o familiares violentos. Para mujeres y niñeces, el aislamiento es
aún más riesgoso que la emergencia sanitaria. “Para las mujeres maltratadas que se van a quedar en casa con sus
agresores, ¿qué protocolo se va a practicar?”, preguntó la periodista Noelia F. Aceituno durante el anuncio de
aislamiento social en Paraguay. Euclides Acevedo, ministro del Interior, respondió: “el Ministerio del Interior tiene
una dirección sobre violencia doméstica familiar. Obviamente que nosotros, cuando en una familia que está
aislada una persona golpea a otra –la mujer le puede pegar al marido también, no es solamente del hombre a la
mujer–, y eso se denuncia, automáticamente se lo saca y se lo aísla. O sea, doble aislamiento: ‘Si jodés, te aíslo del
mundo y te aíslo de tu familia. En el Ministerio trabajamos con la fiscalía, ante una denuncia: ¡del hopo, fuera!’”.
Todos rieron en la conferencia, incluyendo los periodistas. Días después, la Dirección de Relaciones Públicas de la
Policía Nacional Paraguaya informó que, efectivamente, los casos de denuncia por violencia familiar habían
aumentado, mientras que los demás crímenes habían disminuido.

En Uruguay, el gobierno también minimizó la violencia de género y el presidente Luis Lacalle Pou incluso catalogó a los
feminicidios como “un efecto colateral” del aislamiento. El 23 de marzo, el mandatario dio una conferencia de prensa
para informar sobre la situación sanitaria en el país y, al finalizar, una periodista le pidió la palabra, a la que él accedió
con la frase “si me lo pedís así…”, lo que ya demuestra una posición machista e irrespetuosa. Cuando ella le consultó por
los cuatro feminicidios ocurridos en 10 días de marzo, Lacalle Pou le respondió que estos asesinatos “lamentablemente,
son un efecto colateral del confinamiento. Aislamiento total, confinamiento en los hogares, ahí se dan cuenta que el
gobierno debe encontrar un punto de equilibrio que a veces no es fácil. Pero hay que poner en la balanza”.

En el caso de Argentina, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (de reciente creación), señala que las
vías habituales de atención a víctimas de violencia de género4 siguen brindando asesoramiento y contención. Pese
a esto, en momentos donde las restricciones potencian las situaciones de peligro, las redes feministas son aún más

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En Argentina: la línea 144, gratuita, continúa recibiendo llamados desde cualquier lugar del país, para brindar contención, información y asesoramiento, las 24 hs, los 365 días al año.
necesarias. El distanciamiento social no se debe traducir en falta de empatía y aislamiento, y es más fundamental
que nunca sostener y reforzar las redes.

Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar de Perú (Endes 2018), el 63% de las peruanas ha sido víctima de
algún tipo de violencia por parte de sus convivientes o parejas. A su vez, el 60% de las agresiones sexuales son
perpetradas en el hogar de la víctima, según el Ministerio de la Mujer. Para Liz Meléndez, directora del CMP Flora
Tristán –integrante de la AFM–, “una situación de emergencia como la que vivimos en el Perú genera estrés, que
en los agresores deriva en una mayor expresión de violencia contra quienes consideran sus subordinadas: en este
caso, las mujeres. El aislamiento puede recrudecer no solamente la violencia física, sino también la psicológica.
Los agresores generalmente están en los entornos más cercanos y esto puede exponer a las mujeres” (Wayka, 17
de marzo 2020). A esto se suma que el sistema estatal peruano corrupto y machista obstaculiza y revictimiza
muchas veces a miles de mujeres y niñas que van en búsqueda de justicia y protección.

Pese al estado de aislamiento social obligatorio y cierre de la mayoría de instituciones del Estado, el Ministerio de la
Mujer de Perú informó que seguirán habilitados diversos canales5, que deberán garantizar la correcta, oportuna y
diligente atención a las decenas de mujeres y niñas que hoy en día viven con sus agresores. “Estaremos alertas y
vigilantes al actuar de las autoridades. Hacemos un llamado a todas las autoridades para que actúen responsablemente,
protegiendo a la diversidad de mujeres, a la población LGBTIQ+, a la población indígena y afrodescendiente frente a la
violencia machista y racista”, indicó Meléndez. Frente al estado de emergencia, diversas colectivas, organizaciones y
feministas independientes se encuentran trabajando en la creación de redes solidarias con el objetivo de auto cuidarse y
denunciar las diversas formas de violencia contra las mujeres en este periodo de aislamiento. “Hacemos un llamado a
las feministas, mujeres, ciudadanas, a desarrollar redes solidarias distritales y barriales que puedan autocuidarnos en
esta crisis; así como a promover que las medidas de aislamiento se cumplan”, exhortó Meléndez.

¿CÓMO AFECTA EL CORONAVIRUS A LAS TRABAJADORAS DOMÉSTICAS?


Las trabajadoras domésticas están en la primera línea de riesgo para contraer el virus. Si permanecen trabajando, se pone
en riesgo en el transporte público y puede poner el riesgo a quienes hacen cuarentena tanto en la casa donde trabaja
como en la suya. Por otro lado, quedarse en su casa pone en riesgo la comida diaria: a muchas, sus empleadoras/res les
piden que no vayan a trabajar, pero no les pagan. Por último, también se encuentran los casos en los cuales a muchas
trabajadoras domésticas se les ha exigido realizar la cuarentena en el lugar de trabajo y se les prohíbe salir.

En Paraguay, el trabajo doméstico es el tercer sector que más mujeres emplea. “Muchas de las trabajadoras
domésticas realmente están sintiendo en sus mesas familiares el efecto de la cuarentena”, denuncian los
sindicatos del sector en ese país. En Argentina el trabajo doméstico es uno de los más precarizados de toda la
economía: el 76% de las trabajadoras no está registrada, por lo cual no reciben vacaciones pagas, aguinaldo ni
cobertura de salud. Ante el reclamo de distintas organizaciones que integran la Comisión Nacional de Trabajo en
Casas Particulares, el gobierno argentino estableció que las trabajadoras accedan a las licencias con goce de sueldo
al igual que el resto de los trabajadores, pero conociendo la realidad del sector, la gran mayoría dependerá, al final
del día, de las decisiones de sus empleadores. Desde el feminismo debemos continuar exigiendo que todas las
trabajadoras domésticas sean incluidas en las medidas de contingencia que están tomando los distintos gobiernos.

REDES SOCIALES Y FEMINISTAS


En Argentina, mientras se espera que el alivio económico que propone el gobierno de Alberto Fernández llegue
efectivamente a quienes están padeciendo aún más la emergencia, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina
lanzó una colecta nacional solidaria, de dinero y de alimentos, para que las trabajadoras sexuales puedan contar con
un fondo de emergencia, ya que su trabajo no es reconocido como tal. Las FUEGAS (Feministas Unidas Elaborando
Gastronomía y Afines en Sororidad) proponen sostener la economía popular sin desconocer la situación sanitaria
actual e invitan a una Feria Virtual de productos. En Uruguay las redes sociales se están usando para hacer un listado
solidario de trabajadorxs independientes y un grupo de psicogerontólogos de la Universidad de la República se puso a
disposición para ayudar con compras a las personas que componen la población de riesgo.

En los grupos de WhatsApp se comparten recaudos para evitar contagios pero también circulan teléfonos de
centros de salud, recomendaciones y sugerencias para cuidar la salud mental en aislamiento, kits de cuarentena
feminista con libros de reconocidas autoras, entre incontables materiales y recursos de todo tipo para afrontar de
la mejor manera el confinamiento. Estos son solo algunos ejemplos que dan cuenta de cómo las crisis dan lugar a
la creación de redes solidarias y respuestas colectivas.

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En Perú: Línea 100, línea gratuita que brinda asesoría legal y psicológica, Centros de Emergencia Mujer en las comisarías a nivel nacional y los Hogares de Refugio Temporales para la
atención de las víctimas de violencia

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